El mago rojo | El Legado Gran...

By AICarril

5.4K 874 437

Siendo solo un niño Nevan Grant fue sacado a la fuerza de su hogar por su hermano mayor y enviado a una lejan... More

Nota inicial
Mapa 1 - Ciudad Academia
Epígrafe
0 - Prefacio
1 - Al llamar la campana
2 - Estrategia de tontos
3 - Antes de la magia
4 - Entre camaradas
5 - Pánico y objetos de valor
6 - El relicario
7.1 - Tres golpes
7.2 - Una carta
7.3 - Extra: visitas desagradables
Extra 1: chibis
8 - Temas delicados
9.1 - El cuarto juicio
9.2 - La huella que deja el miedo
Extra 2: más chibis
9.4 - Los espejos no hablan
10.1 - Cuando sea necesario
10.2 - Demasiadas preguntas
10.2.2_ Mini extra: Residuos del mundo
Extra: and yet, even more chibis
10.3 - La razón detrás del rojo
10.4 - Después del espejo
11.1 - Un favor por otro
11.2 - Reflejos, una vez más
11.3 - Sospechas y neblina
12.1 - El quinto juicio
12.2 - Sombras y cartas
13.1 - Cargas pesadas
Nota extra
13.2 - Amenazas reales
Otra nota extra :D
14.1 - El sexto juicio
14.2 - La carta de Almeric
15.1 - Pequeñas amenazas
15.2 - Preparativos finales
15.3 - Promesas de último minuto
Mapa 2 - Bosque Oereya Interno
16.1 - El séptimo juicio
16.2 - A fuego y golpes
16.3 - Mano enemiga
16.4 - Por proteger un secreto
16.5 - La sombra del mentiroso
16.6 - Distintos tipos de monstruos
Extra: curiosidades
17.1 - Ellos, al otro lado
17.2 - El precio del egoísmo
17.3 - Como el abismo
17.4 - Luces en noche cerrada
17.5 - Voces de antaño
17.6 - No es una opción
18.1 - Cuando eliges pelear
Nota extra n°437492
18.2 - No puedes volver atrás
18.3 - El demonio en el cristal
18.4 - Cuando eliges proteger
18.5 - Una forma de decir adiós
19.1 - El peso de tus errores
19.2 - Promesas de expiación
20.1 - Libertad y propósito
20.2 - La resolución del mago rojo
Nota final
¡Noticias! El viaje debe continuar

9.3 - Semillas de miedo y rabia

83 15 28
By AICarril

Nevan odiaba a su hermano.

En su destierro en la ciudad de Marvelir había pasado cada día soñando con el momento en que regresara a casa y le partiera la quijada a Almeric Grant por haber hecho lo que hizo. Cientos de eventos, miles de diálogos, centenares de palabras sueltas o simple silencio antes de destruirlo con la misma magia que le había obligado a aprender.

Había tantas cosas que quería lanzarle en cara que, en el momento en que realmente lo tuvo delante, no fue capaz de reaccionar. Su garganta se transformó en una traba y el aire empezó a faltarle. No pasó mucho hasta que sus puños y piernas cayeron víctimas de un temblor incontrolable. Como tampoco pudo moverse cuando el otro se acercó a él, con cara de preocupación y aires de inocencia.

—Te ves como si hubieses visto un fantasma. ¿O es que lo soy? —levantó las cejas y se miró las manos—. Esta es una apariencia conveniente, pero no tiene nada de especial, ¿o sí? —arrugó la frente—. Por favor dime que no estoy muerto.

Más por cosa de instinto que por premeditación, Nevan invocó el estoque de su relicario, envuelto en una enorme llamarada que pudo haberle quemado la cara, y atacó a su hermano con un golpe firme y certero. Le habría perforado un ojo de no ser porque el otro lo esquivó a una velocidad innatural

—¡Woah, ey! Cuidado con eso. Podrías lastimarte. ¡O lastimarme a mi!

Su hermano levantó las manos a la altura de la cara como señal de rendición, pero Nevan volvió a lanzarle un golpe, el cual, si bien volvió a fallar, pasó más cerca que antes de su rostro.

—¡¿Cómo mierda llegaste aquí?! ¡¿Qué haces-...?! ¡¿Por qué tú-...?!

Aún con las manos levantadas, Almeric retrocedió varios pasos para establecer un buen tramo de distancia entre ambos y miró a su hermano con total parsimonia, inclinó la cabeza hacia la derecha, y alzó una ceja. Arrugó los labios como si no entendiera lo que estaba pasando, e hizo un trabajo tan bueno ignorando el malestar de Nevan, que incrementó su rabia al máximo.

—¡¿Cómo puedes estar así como si nada?!

—Tienes serios problemas de control de la ira, ¿no? Pero puedo ver que en cierta forma eso tiene una razón de ser. ¿Es odio? No, no es eso, pero es un poco similar. ¿Resentimiento? ¿Decepción? Aaahhh, me tocó uno complejo esta vez. ¿Te importaría bajar eso? Las armas me ponen nervioso.

—¡Deja de hablar como si no entendieras!

—¡Claro que te entiendo! El que no entiende eres tú, Nevan... Ah, ese es tu nombre ¿no? Entonces ¿cuál es el de esta persona? Lo que veo es... ¿Meric? No, no, es más como... ¡Almeric! ¡Almeric Grant! Cielos, siempre me cuesta esto de los nombres.

Sus extrañas palabras no fueron suficientes para alertar a Nevan, pero sí lo fueron sus ojos. A pesar de la tremenda impresión por la que estaba pasando, el sentido común de Nevan no dejó de trabajar, y notó que la mirada de su hermano mostraba ciertos reflejos plateados cada vez que movía la cabeza; ojos antinaturales que un podía esperar de un animal... o una criatura no humana. Luego reparó en su apariencia. El Almeric Grant que tenía delante apenas era más alto que él, de hecho se veía exactamente igual a años atrás cuando le vio por última vez antes de enviarlo a Marvelir.

Almeric, consciente de que estaba siendo observado, le sonrió con humor retorcido, pero mantuvo un tono de voz preocupado.

—Te ves tan agitado que me asusta que vayas a colapsar o algo. ¿Por qué no tomas asiento? Tenemos tiempo.

Nada más decir aquello, sus ojos volvieron a resplandecer con una luz inhumana, y Nevan comprendió que había estado actuando como un tonto todo ese tiempo.

—Tú... no eres Meric.

—Bueno, eso te tomó tiempo, pero felicidades —soltó una risita, levantó el rostro, y pareció mirar a los miles de cristales que iluminaban el lugar—. Lo cierto es que soy y no soy la persona que estás viendo.

El estoque en su mano emitió una leve luz anaranjada antes de desaparecer y recuperar la forma del relicario. Nevan se enderezó y miró la figura juvenil de su hermano mayor; pensándolo con calma, era imposible que en casi diez años no hubiese envejecido un solo día, ¿cómo es que no lo notó antes? Idiota.

—El templo... Todo esto es parte del juicio, ¿no?

—Podrías llamarlo así. Eso creo... Tal vez.

—Entonces ¿qué eres? ¿La consciencia de este lugar?

—¿Consciencia? Oh, eso suena adecuado. ¡Sí! Debo ser eso. Pero aunque me preguntes, no puedo darte una respuesta certera, o al menos, no una respuesta que satisfaga tu curiosidad y tu pequeño rango de aceptación.

—¿Qué?

—Al parecer tienes una manía muy seria de negar y juzgar todo lo que pasa en frente tuyo —negó con la cabeza, como un anciano reprendiendo a un niño—. Te estás amargando, y tan joven.

—Cierra la boca —chasqueó la lengua—. Si vas a convertirte en alguien de mis recuerdos, que sea alguien más.

—Eso es imposible. En el instante que me viste, tú mismo me diste esta forma. Al parecer el querido Almeric es la figura con más importancia e influencia en tu ridícula corta vida.

—¿De qué rayos hablas?

—Tristemente esta persona que ves delante tuyo se ha convertido en el pilar sobre el cual haz forjado tu completa existencia. Le resientes, ooohhh vaya que le resientes, pero al mismo tiempo lo has colocado sobre un pedestal. Una meta a alcanzar, la cual sabes no puedes llegar por más que luches. ¡Qué caso el tuyo!

Una parte de su mente le dijo que tomara su estoque, que se pusiera en guardia, que se protegiera de aquel que lo estaba atacando, pero a cada palabra de aquella criatura su voluntad de pelear flaqueaba más, al punto en que ni siquiera fue capaz de mirarlo a la cara.

—¿Qué quieres de mi?

—¿Yo? ¿Querer de ti? ¡Pero bueno, qué desfachatez la tuya! Si fuiste tú quien entró a mi templo en primer lugar. Eres tú el que quiere algo de mi.

—Yo...

Nevan se llevó una mano a la cara y sintió que su cabeza daba vueltas. ¿Por qué era que había entrado allí en primer lugar? ¿Dónde estaba exactamente? Había ido porque... Porque su hermano... No, no era solo eso. Estaba ahí porque quería conseguir algo a toda costa, algo que era tan importante como su propia vida.

—¡Y ya que viniste para conseguir ese algo, será mejor que te pongas a buscarlo ya!

Nevan no fue capaz de darse cuenta cuando la copia de su hermano se había acercado y le cubrió los ojos con una mano. No lo hizo pausado ni con cuidado, sino que fue más bien un empujón. Le bloqueó la vista y con la misma mano lo impulsó hacia atrás. No es que haya sido un empuje cargado de gran fuerza, de hecho fue bastante enclenque, pero Nevan estaba tan aturdido y expuesto, que eso bastó para hacerle perder el equilibrio y lanzarlo al suelo. 

Ese nuevo golpe tampoco fue duro, pero fue seguido de un mareo que le hizo creer que la habitación estaba dando vueltas. Se cubrió los ojos, restregándolos con fuerza con el dorso de sus manos, y cuando descubrió su vista, encontró delante suyo el mar.

—...

Azul, azul brillante y profundo. Una extención tan basta de azul que bien pudo haber sido el cielo. Pero el olor de la sal marina era inconfundible, era el hedor de las algas, la arena y el sol todo mezclado, y cuando una ola pegó contra el muelle, varias gotas de agua salada llegaron a su cara.

Nevan miró de derecha a izquierda. El horizonte se perdía y se fusionaba con el firmamento en la distancia, mientras que a sus costados se abrían playas, precipicios, y un muelle repleto de barcos pesqueros. Las manos de Nevan tantearon la madera desgastada del embarcadero donde yacía sentado, y con horror se percató de que aquel era el último lugar en el que estuvo aquella noche que su hermano lo exilió.

Al levantarse y darse la vuelta, solo confirmó sus miedos. Puerto Raolk estaba allí, tal y como lo recordaba, y más vivo que nunca.

<<No...>>

Gotas de sudor frío recorrieron su cuello a pesar de que el calor del sol era real, las olas golpeaban a pocos metros de sus pies y hasta podía escuchar el vaivén de los barcos encallados en la orilla.

Con pasos temblorosos Nevan se alejó del mar y se introdujo en el puerto. Las casas seguían siendo las mismas, así que no tuvo que hacer mucho para encontrar el viejo camino hacia el centro del pueblo, sin embargo se dio cuenta de que no había nadie. Las calles estaban completamente vacías, no había persona ni animal a la vista, detalle que solo confirmó su sospecha de que aquello seguía siendo el interior del templo del espejo. Pero todo se sentía tan real que estaba a punto de creer que había sido arrojado al pasado.

Más por una cosa de instinto que por cuenta propia, el joven mago acabó recorriendo el desgastado camino de tierra colina arriba, hacia las afueras del pueblo, hacia aquella pendiente donde pudo ver claramente la figura de su hogar a contraluz.

Su casa, esa pequeña construcción sin gracia pero que a la vez era la fuente de sus recuerdos más felices, estaba allí tan impoluta como el último día que pasó allí.

Una parte de él supo que se arriesgaba a romperse si iba allí, pero antes de darse cuenta ya estaba a pocos metros de la puerta y su mano ya se estiraba a abrirla. Rogó para sus adentros, pidió a la sagrada triada de dioses que le dieran fuerzas, que evitaran que lo que debía estar al otro lado no estuviera.

<<No me hagas esto...>>

Tragó duro y sujetó el pomo de la puerta. Con mucho cuidado empujó y fue abriendo lentamente hasta que la visión de su antiguo hogar acabó por minar su aguante.

Dos lágrimas silenciosas recorrieron su rostro y el aire le abandonó. Se cubrió el rostro con una mano y sus hombros se sacudieron mientras trataba de no ahogarse, pero el dolor fue superior a su orgullo y acabó apoyado de costado contra el marco de la puerta, cubriéndose la cara como un chiquillo.

Estuvo así por largos, largos minutos. Minutos que se convirtieron en horas, y esas horas crecieron hasta ser días. El paso del tiempo perdió sentido y por el rabillo del ojo Nevan apenas fue consciente de todas las veces en que el sol se iba y volvía a su espalda, o de cómo la noche intentaba darle cobijo una vez tras otra sin que el muchacho se percatara de ello.

Tampoco fue completamente consciente de en qué momento empezó a escuchar aquel ruido, pero fue notándolo poco a poco. Era una especie de crujido que iba en vaivén, primero un poco chillón, luego un poco opaco, que se repetía a un ritmo lento pero constante.

Cuando finalmente levantó el rostro, su visión llegó hasta el fondo del cuarto, allí junto a la despensa donde solía estar la silla mesedora de su abuela. La vieja silla seguía ahí, pero ahora estaba siendo ocupada por la copia juvenil de Almeric Gant. El muchacho se mecía hacia adelante y atrás con tanta calma hacía pensar que le pertenecía. Nevan sintió náuseas ante aquella imagen. Era antinatural, una abominación que ni su auténtico hermano cometería.

—Es un excelente lugar —dijo el falso Almeric—. Uno de los más cálidos que he visto hasta ahora. Casi siento que he estado aquí antes.

Un poco más repuesto, Nevan se puso de pie con algo de dificultad, sintiendo las piernas agarrotadas, y se encaminó hasta la silla. La consciencia del templo levantó la vista y le dio una sonrisa tan falsa que casi pareció ser el Almeric real.

—¿Qué pasa? Te ves pálido, joven Nevan.

—¿Qué rayos pretendes?

—No llegarás a ningún lado en ese estado, menos con esa actitud. ¿Te lo habían dicho antes?

—¡Cierra el pico, maldito espejo!

—La naturaleza de la mayoría de los espejos es mostrar solo lo que tienen en frente, ¿sabes? Además no creo que debas estar perdiendo el tiempo de esta forma. ¿No deberías estar buscando algo?

—¿Qué?

El falso Almeric apuntó hacia la mano izquierda de Nevan, y cuando este miró allí, se dio cuenta que estaba sujetando una pequeña bolsita de tela. Casi no la reconoce, pero entonces las imágenes se dispararon en su cabeza y recordó por qué estaba allí. El cuarto juicio requería recolectar cristales, los necesitaba si pretendía salir de allí en una pieza.

Con la determinación recuperada, Nevan se dio la vuelta y empezó a registrar la imagen de su hogar con cuidado. Aunque no tuvo que esforzarse demasiado, ya que sobre la mesa a unos pasos de él habían dos pequeños cristales flotando. Uno era azul y el otro cyan. Los tomó sin miedo y se percató que solo eran cristales vacíos, no tenían nada de especial, así que los guardó en la bolsa y al cerrarla pudo notar que recuperaba la calma de antes.

No era la primera vez que el tener una misión por cumplir le ayudaba a olvidar el dolor.

—¿Cómo salgo de aquí? —preguntó Nevan.

—Encontrando la salida.

—¿Dónde está?

—No lo sé.

—¡Eres la conciencia de este templo, tienes que saberlo!

—Pero bueno, qué modales los tuyos, eh.

No estuvo seguro de si era su actitud o el hecho de que estuviera usando el rostro de su hermano, pero Nevan sintió unas ganas imperiosas de estamparle un puñetazo en la cara.

—No soporto ver esto. Sácame de aquí. Cambia el escenario.

—¿Sacarte? No fui yo quien te trajo aquí, Nev.

—¡No me llames así!

El falso Almeric soltó un largo suspiro de cansando y se levantó de la silla con pesar. Se plantó delante de Nevan y presionó con un dedo el centro de su pecho.

—Tú creaste esta visión, chico. Tú, quien no dejas de pensar un solo día en tu hogar. Fuiste tú quien le dio poder a esta ilusión, y solo tú puedes cambiarlo. Solo soy un espejo, ¿recuerdas?

El muchacho iba a quejarse, pero el otro no le dio la oportunidad.

—Estás demasiado enfrascado en tu orgullo y tu terquedad, Nev. No puedes ver más allá de tu rabia y por eso vas a quedarte encerrado aquí mil años, a menos claro, de que dejes de ser tan idiota y hagas a un lado la imagen de tu hermano para poder ver dónde estás parado y qué tienes alrededor.

Su primera respuesta habría sido maldecir, desdeñar el sermón de aquella criatura con todo el desprecio posible, pero hubo tanto temple en su mirada que por un momento creyó que se trataba realmente de Almeric. Luego recordó las palabras de Glen, los regaños de sus amigos, y tomó especial atención de dónde estaba.

Miró su antiguo hogar y le dolió admitir que aquel ya no podía ser el sitio que añoraba. Habían pasado casi diez años, muchas cosas debieron cambiar en ese lapso. Nada de lo que deseaba podría ser, porque las personas y las cosas cambian con el paso de los días y él ya no era el mismo chiquillo de antes.

Estaba ahí porque quería estarlo, no porque el espectro del templo lo haya encerrado, y ser consciente de su propia debilidad se sintió... mal.

No quería eso. No podía seguir siendo el niño que llegó aterrado a Marvelir. Ese niño jamás podría conseguir su libertad, por eso debía dar la espalda a todo lo que frenara sus pies.

De pronto el mundo alrededor suyo se rompió. Como si todo hubiese estado hecho de cristal, la imagen de su hogar y de puerto Raolk se fragmentó cual ventana, permitiéndole regresar a la plataforma circular de antes.

La copia juvenil de su hermano seguía allí, y su sonrisa era casi tan irritante como la del Almeric real.

—¿Estás listo para intentarlo de nuevo?

Con un profundo suspiro, Nevan asintió.

—Estoy listo.

Continue Reading

You'll Also Like

64.6K 9.5K 25
«Mi futuro marido sabe todo de mí... yo solo sé que cuadruplica mi edad, y que pertenece a una especie que podría matarnos a todos» Libro de la saga...
699 78 9
La diosa Atena ha traído a Pandora Heinstein de vuelta a la vida a petición de una persona especial sin embargo, ni la diosa ni el solicitante podría...
476K 50.8K 62
Esta es la historia de una mujer que intentaron casar con muchos lords, pero que se enamoró de muchas princesas. ~~~ Monarca es la historia de la pri...
1.1K 247 60
Me convertí en el subordinado del villano en lugar de mi hermano menor.Mi objetivo era vivir una vida tranquila...pero..."Si piensas en escapar, te m...