19.2 - Promesas de expiación

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—¿Dos días?

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—¿Dos días?

—Dos días.

—Rayos.

Fue extraño sentir el cuerpo y la cabeza ligeros luego de haber estado inconsciente por dos días enteros tras los eventos del séptimo juicio.

Nevan no recordaba mucho luego de haber llegado a casa de su tutor. Pero según él, colapsó cerca de la media noche y Glenn llamó a un equipo de emergencia, quienes le trasladaron de inmediato a una habitación especial del ala médica.

Al parecer su cuerpo se encontraba en tal estado de deterioro que tuvieron que ingresarlo a una cámara especial hasta solo una hora atrás.

Muchas de sus heridas fueron hechas con armas imbuidas en energía sombría, no era de extrañar que necesitase tratamiento especial. Pero aún así superó las expectativas de todos los doctores y especialistas porque estaba en tan mal estado que creyeron que moriría esa misma noche.

—Pero sigo vivo —dijo Nevan.

—Y nadie entiende cómo —agregó Glenn.

—¿Qué quieres decir con eso? ¿Acaso los doctores no hicieron nada?

—Sí que lo intentaron, por eso te dieron por un caso perdido. Pero cuando estaban por rendirse, la energía sombría parasitando tu cuerpo desapareció.

—¿Ah?

—Fue absorbida por esto.

Glenn buscó en su bolsillo y sacó un pequeño objeto redondo envuelto en un pañuelo. El pañuelo en sí estaba lleno de grabados de tinta, varias runas que formaban una especie de círculo de contención, y cuando su tutor desenvolvió el objeto, Nevan encontró un fragmento de cristal totalmente negro.

Lo observó con cuidado y no demoró en distinguir el cuarzo saik, ahora lleno hasta el tope de energía sombría.

—Estaba incrustado en tu cuerpo.

Nevan abrió los ojos y miró la pequeña roca negra en la mano de su tutor. No podía creerlo.

<<Ivenar... Pero... ¿En qué momento-...?>>

—¿Alguna idea de cómo acabó esto incrustado en tu cuerpo? —preguntó Glenn, sorprendiendo al chico.

—... Ni jodida idea. No me mires así Glenn. ¿Crees que tengo esa clase de fetiche? Seguramente se incrustó en una herida. ¿No has visto cómo quede?

—Pues sí. Y eso nos lleva a lo que ocurrió para que quedaras así.

—...

De un momento a otro Nevan sintió un enorme cansancio y se echó hacia atrás.

No fue grato relatar lo ocurrido. Tuvo que tomarse un momento para ordenar sus ideas y cuando empezó a contarlo todo, se sintió extraño.

Habló del ataque con las armas robadas, del intento de secuestro, de Ewart, y la constante lucha. Y con cada palabra que salía de su boca quedaba con la sensación de que estaba diciendo tonterías. ¿De verdad había ocurrido todo eso?

El mago rojo | El Legado Grant IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora