Nadie es ajeno a la presencia de YoonGi, quien con una hora de retraso ingresa al salón con la frente en alto, con la mirada seria y usando una mascarilla negra que cubre su boca. Varios murmuran a su paso, pero a él no le importa en lo más mínimo a medida que avanza hacia su puesto. Otra vez el insomnio lo atacó durante la noche, donde intentó por todos los medios escapar de su mente, del constante parloteo que remueve los dolores del pasado, las preocupaciones del presente y la incertidumbre del futuro. De algún modo, YoonGi ha dejado pasar las serias miradas de algunos, los que con toda claridad se muestran enfadados por cómo terminó TaeHyung tras la lucha. Si fuera posible, YoonGi reiría ante ese cariño que los demás expresan hacia el castaño, cariño que incluso hace que HoSeok se muestre enfadado y JiMin un tanto desanimado ante su ausencia.
— ¿Es verdad que le rompiste una costilla al granjero? —volteando hacia YoonGi, es lo primero que pregunta ChanYeol una vez que su compañero toma asiento.
Sin embargo, el de pálida piel hace oídos sordos, saca una gorra de la mochila para cubrir sus cabellos y, además, su mirada.
— ¿Qué pasa? ¿Me estás ignorando?
— Métete en tu mierda, Yeol.
— Hey, no me hables así.
YoonGi simplemente lo ignora y se coloca los audífonos, pero ChanYeol detiene sus acciones al quitárselos de las manos. Ante ello, es inmediata la patada que lanza YoonGi por debajo de la mesa, la que va a dar en la cintura de ChanYeol y que lo hace quejarse de dolor.
— ¿También quieres una costilla rota? —recuperando sus audífonos, advierte YoonGi.
— Heeeeiiich...
— Déjalo, ChanYeol —interviene Suho, casi anticipándose a que el más alto saldrá perjudicado con tan sólo ver la actitud de YoonGi.
— ¿Por qué lo defiendes? Has visto que no he hecho nada en contra de él.
— Sólo déjalo —vuelve a insistir Suho, quien es consciente de que ChanYeol nunca entiende que cuando YoonGi está de mal humor lo mejor que pueden hacer es no dirigirle la palabra.
Suho no está pidiendo mucho, pero ChanYeol se niega a entrar en razón. Por tanto, apenas hace el atisbo de agregar algo más, de mirar a YoonGi con la intención de continuar con sus quejas, el de pálida piel se pone de pie y decide abandonar la sala de clases.
Ahora, si camina rumbo a la enfermería es sólo para conseguir una taza de café, pero apenas cruza la puerta y descubre que NamJoon también está ahí, no sabe cómo hará para retroceder a paso lento con tal de que no lo descubran.
— ¡YoonGi! —tarde, demasiado tarde para escapar— Ven, ven —sonríe SeokJin mientras lo toma del brazo y lo guía hacia el sofá en el que NamJoon permanece sentado.
— ¿Te escapaste de clases?
— Vine por un café —sentándose a su lado, responde a la pregunta de NamJoon— ¿Y tú?
— Visita de rutina.
— ¿Qué?
— Vino a darme los buenos días —aclara SeokJin con una sonrisa, la que luego se ensancha cuando le lanza un beso a NamJoon.
— Aiiich, no hagan eso delante de mí.
— ¿También quieres uno? —pregunta SeokJin y repite la acción de lanzar un beso, aunque en esta ocasión YoonGi hace un gesto con la mano como si golpeara el beso para lanzarlo a un lado— Yaaah, ¡no rechaces mis besos!
— No estoy de humor para tus idioteces.
— Lanzar besos no es una idiotez, YoonGi. Además, no tengo la culpa de tu mal humor.
— ¿Qué te tiene de mal humor?
— Insomnio.
— ¿Otra vez? —se preocupa SeokJin.
Sólo entonces, YoonGi no sabe cómo expresar que está atrapado en su mente, buscando la manera de soportar con más fuerza que nunca el diario vivir. Pretender que todo está bien se hace cada vez más difícil, más aún cuando está él en cada uno de sus pensamientos.
~ ~
Al despertar, TaeHyung no entiende por qué su madre está en su habitación, acostada junto a él mientras reparte caricias por su cabello.
— ¿Mamá? —se estira con cuidado de no forzar su costilla lastimada y luego restriega uno de sus ojos— ¿No fue a trabajar?
— Claro que no, mi amor. Pedí el día libre para poder cuidar de ti ¿Dormiste bien?
— Sí —dice entre un bostezo.
— ¿Cómo siguen tus heridas, corazón?
— Ah... bien, supongo.
— Ven, levántate, ayer compré un gel analgésico que hará que no te duela nada.
Entusiasmada, la mujer sale de la cama y luego corre fuera de la habitación, mientras TaeHyung coge el teléfono celular y comprueba que son pasadas las ocho de la mañana. Aún adormilado, poco comprende el por qué su madre parece tener más energía de la que acostumbra a irradiar durante el día. Incluso, su expresión de confusión se acentúa al ver que ella regresa con una bolsa entre sus manos, mas no alcanza a preguntar nada, pues la mujer toma su mano y lo saca de la cama.
— Ven, ven, vamos al baño para que te tomes una ducha y luego te aplico el gel, también compré tintura para el cabello para retocar esas oscuras raíces que tienes.
— Puedo hacerlo solo, mamá.
— No, mi bebé, deja que te ayude —intenta seguirlo al baño, momento en que TaeHyung le quita la bolsa y se encierra ahí dentro— ¡Tae! ¡Deja que te ayude!
— ¡No es necesario! —responde entre risas, aliviado por librarse de ella.
La madre de TaeHyung sabe que no es perfecta, demasiado impulsiva a veces, otras un tanto despistada. Por ello, es difícil tratar con ella, en realidad, es difícil dejar pasar sus errores y no caer en la desesperación. En eso está TaeHyung, frente al espejo haciendo el intento por no caer en la desesperación al ver que su cabello se ve dos tonos más claro, lo suficiente como para no pasar desapercibido entre las cabelleras color negro de la mayoría de los estudiantes del colegio.
Minutos después, a través de una videollamada, NamJoon confirma que TaeHyung llamará la atención, es verdad, pero también es cierto que cautivará a los demás ante lo guapo que se ve, asegura SeokJin y, entregándole una taza de café a YoonGi, busca apoyo a su impresión.
— Será amado por la pequeña comunidad gay que tenemos en el colegio, ¿cierto, YoonGi?
A través de la pantalla, ambos chicos se observan en silencio y desvían la mirada avergonzados, aun manteniendo silencio ante lo que hablan los mayores.
— Sigo sin entender cómo no te diste cuenta de que la tintura era de un color castaño claro —señala NamJoon, por lo que la madre de TaeHyung se vuelve a explayar en excusas y disculpas.
A ratos, en la pantalla se pierde la figura de los menores, quienes acaban concentrados en lo suyo; YoonGi en beber café y TaeHyung en comer la hamburguesa que su madre le compró para el desayuno.
"¿Por qué te cubres tanto? Con la gorra y el tapa bocas apenas se ve tu cara", envía TaeHyung en un mensaje de LINE, el que YoonGi responde de inmediato; "Sigue mi ejemplo cuando regreses a clases, señor famoso". "¿Famoso?", cuestiona TaeHyung de vuelta y es entonces cuando YoonGi explica que todos en el colegio hablan de cómo salió lastimado, de cómo la mitad de los estudiantes parecen molestos por lo que ocurrió. "Si no me oculto tus fans me van a golpear", termina bromeando YoonGi. Sin embargo, TaeHyung deja pasar la broma y pregunta si es verdad lo que JiMin le dijo minutos atrás, de que había golpeado a ChanYeol. "Qué rápido corren los rumores", es la simple respuesta del más bajo y luego no vuelve a escribir nada más, pues al regresar a clases reemplaza las palabras por fotografías, las que muestran los apuntes de cada asignatura junto a las tareas asignadas.
En definitiva, TaeHyung no sabe interpretar ese gesto de YoonGi, ¿lo hace porque aún se siente culpable de haberlo lastimado? Como sea, el punto es que, ante cada fotografía, tanto de las clases del día miércoles como del día jueves, TaeHyung suspira y sonríe más de la cuenta, consciente de que sin importar lo que haga YoonGi acaba vagando en las nubes, se sumerge en la calidez de su corazón y olvida por completo los dolores físicos que lo aquejan.