Durante el día martes, YoonGi continúa con sus burlas, las que se transforman en sonrisas cada vez que TaeHyung lo mira con disimulo. "Si te sigues burlando, me vengaré de ti", envía el castaño a través de LINE, el que YoonGi revisa durante el almuerzo y acaba respondiendo con un "JA JA JA". Sin embargo, al llegar la clase de deportes, las risas quedan de lado apenas el profesor anuncia que practicarán lucha tradicional. Ahí, en medio de las colchonetas apiladas en el gimnasio, en un sorteo inesperado, TaeHyung se ve siendo pareja de YoonGi, instante propicio para que ChanYeol desee intercambiar puestos.
— Ésta es mi oportunidad para hacerlo pagar todas las burlas que he recibido entre ayer y hoy.
— No exageres —exclama YoonGi mientras se ata las zapatillas.
— ¿Hablas en serio? —continúa ChanYeol con sus reclamos— Ayer dijiste que nadie diría nada, pero ahí estaban todos los memes que hicieron con mi cara amoratada. Malditos imbéciles, los haré pagar uno por uno.
— No cambiemos pareja y... si quieres yo me cobro tu venganza.
— YoonGi, dijimos que no nos entrometeríamos en lo de Yeol y el granjero —recién entonces, interviene Suho—. Aiiich, muévete —reclama contra uno de los estudiantes que ata el cinturón a través de su muslo y cintura.
YoonGi ve que el asustado chico que ayudaba a Suho se aparta para volver donde el resto del curso, quienes practican las técnicas enseñadas por el profesor. Ahí, en medio del desorden que prima en el gimnasio, YoonGi se pierde en lo risueño que se ve TaeHyung al observar que JiMin intenta levantar el peso de HoSeok, mas éste no se deja y profiere gritos que los hacen reír.
— Déjamelo a mí, ChanYeol —insiste YoonGi, consciente de que no desea que TaeHyung salga lastimado, menos cuando lo ve entretenido junto a sus amigos.
— Está bien, pero si no haces que se retuerza de dolor, iré yo mismo a golpearlo al salir de clases. Te lo advierto.
— Eso no será necesario —sonríe Suho ante las palabras de ChanYeol—. Sabes que YoonGi es el mejor cobrando venganza.
Y así, cuando el profesor los obliga a formar un círculo alrededor de las colchonetas, todos esperan ver qué hará YoonGi, quien no ha dejado de observar a TaeHyung con el ceño fruncido, como si advirtiera que nada bueno saldrá de su encuentro.
— ¿Tae, por qué no te haces el enfermo? —susurra HoSeok a su lado— YoonGi te mira como si te fuera a matar.
— No digas idioteces, Hobi.
— Nadie dirá nada si no lo enfrentas —esta vez es JiMin quien interviene, temeroso ante el tenso ambiente que se vive alrededor a medida que se acerca el turno de TaeHyung y YoonGi.
— No voy a escapar, pensé que ayer había quedado más que claro.
— Pero, Tae... No queremos que salgas lastimado.
— Haznos caso —JiMin complementa las palabras de HoSeok, mas nada hace flaquear al castaño.
Por consiguiente, cuando llega su turno, de rodillas al suelo TaeHyung apega el mentón en el hombro de YoonGi. Sin embargo, el de pálida piel gira su rostro y lo apega a su cuello. Al estar el profesor obstaculizando la vista de los demás, éstos no notan lo incómodo que se siente el más alto, sonrojado al sentir la respiración de YoonGi chocando contra su piel.
— Tendrás que actuar, TaeHyung.
— ¿De... qué estás hablando?
TaeHyung adopta la misma posición de YoonGi justo cuando el profesor indica que se levanten, por lo que quedan listos en posición para iniciar el combate.
— Si no gritas de dolor, ChanYeol ha dicho que te golpeará al salir de clases.
— Aiiich, no le tengo miedo a ChanYeol.
— Deberías tenerlo.
El silbato del profesor indica que pueden iniciar la lucha, mas TaeHyung y YoonGi continúan inmóviles, susurrándose al oído y viendo el modo de salir de esto.
— ¡Hazlo pedazos, YoonGi! —grita ChanYeol, a lo que Suho aplaude emocionado.
De pronto, en voz baja, la mitad del curso profiere vítores para TaeHyung, por lo que la otra mitad comienza a aclamar a YoonGi a gritos, todo con tal de que el apoyo al castaño pase desapercibido.
— Hey, te has vuelto famoso —bromea YoonGi, remeciendo al más alto para que inicien la lucha—. No olvides gritar.
— No voy a gritar —lo desafía mientras comienza a hacer fuerza.
A estas alturas, JiMin está de pie, grabando el combate ante la atónita mirada de HoSeok, quien se debate en si debe o no unirse a los gritos que apoyan a su amigo. Si en un principio el apoyo se hacía con temor, ahora las cosas han cambiado e, incluso, sueltan gritos de emoción cada vez que TaeHyung casi consigue llevarse el peso de YoonGi.
— ¿Por qué mierda no lo tumba de una vez? —ChanYeol se comienza a desesperar y si no fuera por el modo serio en que Suho observa todo, ya se habría entrometido en la lucha.
De pronto, un sonido sordo se escucha, donde en un enredo de piernas YoonGi consigue empujar a TaeHyung contra la colchoneta. No ha gritado, TaeHyung no ha gritado y YoonGi tan sólo se ha quedado inmóvil sobre el cuerpo del castaño. Los lamentos y gritos de victoria se confunden, mas pronto se acallan al ver que YoonGi se mueve con premura para así arrodillarse junto al más alto.
— Mierda, TaeHyung, di algo —susurra con pavor— ¿Estás actuando?
Con prisa, el profesor interviene y aparta a YoonGi para luego gritar que alguien llame al enfermero del colegio. Ahí, con el rostro contra la colchoneta, TaeHyung mantiene los ojos cerrados con fuerza, en una clara mueca de dolor. No es capaz de moverse, pues, si lo hace, teme que las costillas atraviesen su piel.
— Woaaa... lo hiciste mejor de lo que esperábamos —festeja ChanYeol al acercarse a YoonGi—. Ven, ven, te debo un almuerzo después de esto —anuncia palmeándole la espalda mientras lo obliga a apartarse de las colchonetas.
— ¡Se acabó la clase! —grita el profesor, quien es ayudado a contener a TaeHyung por HoSeok y JiMin— ¡A las duchas! ¡Vamos! ¡Todos a las duchas!
Ansioso porque SeokJin no llega, HoSeok propone mover al castaño y, en ese preciso instante, el grito ensordecedor detiene el andar de todos, grito que alcanza a escuchar SeokJin al entrar al gimnasio.
— ¡TAE! —SeokJin se abre paso entre el profesor, HoSeok y JiMin y sólo ve cómo el castaño se retuerce de dolor, entre lágrimas que inundan sus ojos— Mierda, tenemos que inmovilizarlo y llevarlo al hospital. JiMin, ve por la camilla, HoSeok, llama a una ambulancia.
YoonGi no sabe cómo continúa avanzando. Incluso, es capaz de fingir una sonrisa cuando entra en el camarín y ChanYeol anuncia que es el mejor, que nadie jamás será mejor que YoonGi.
— Hace tiempo no te veíamos en plan violento -ríe Suho.
— Ahora busquemos a otro —exclama ChanYeol—, quiero que sea otro de quien nos burlemos ahora que ese idiota recibió su merecido ¿Qué dices, YoonGi?
— Hagan la mierda que quieran.
Suho y ChanYeol tan sólo sueltan a reír y dejan que YoonGi se aparte, lo dejan tranquilo en medio de su mutismo, mutismo que prácticamente mantendrá durante el resto de las clases, malhumorado a la vista de todos, pero preocupado a la vista de su consciencia.
Lo peor de todo, es que por más que YoonGi envía mensajes para preguntar por el estado de TaeHyung, SeokJin se niega a responder, pues aquél no está pendiente del celular, sino de lo que dicen los doctores.
— Al parecer, ChanYeol sí te dio una paliza el día viernes —exclama SeokJin una vez que puede ingresar a ver al menor.
TaeHyung se abrocha la camisa del colegio, incrédulo ante el reporte del doctor. De haber sabido que tenía una costilla levemente fisurada producto de los golpes recibidos por ChanYeol, habría tenido más cuidado y no estaría así, sufriendo ante el dolor punzante que no ayuda en nada a que su respiración se vuelva cómoda y normal.
— ¿Ninguno de estos días sentiste dolor?
— Dolía a veces, pero... no pensé que era algo grave, hyung.
— Con suerte YoonGi no es enorme, o con su peso hubiese quebrado tu costilla.
El silencio de TaeHyung da a entender que algo ocurre, que está preocupado y no precisamente por su estado de salud.
— ¿Qué pasa, pequeño?
— ¿Estará... bien?
— ¿Quién? —apartando los mechones de cabello de la frente del menor, SeokJin es consciente de que son el foco de atención de un par de enfermeras y de un hombre que realiza el aseo.
— YoonGi..., ¿estará bien?
— ¿Por qué preguntas eso?
— Es que... veo los mensajes de JiMin y Hobi y... dicen que YoonGi tuvo la culpa, pero... no fue su culpa.
— Ah, estás preocupado por eso. Qué tierno eres —acaba por atrapar el rostro de TaeHyung entre sus manos.
— Aléjate —advierte un hombre mayor, por lo que SeokJin voltea con la intención de reprochar aquella orden, mas al ver de quién se trata prefiere guardar silencio y se aparta unos cuantos pasos.
El mayor, vestido con un delantal blanco, toma el mentón de TaeHyung y realiza una inspección de sus heridas visibles.
— ¿Cuándo pasó esto?
— E... el viernes —responde nervioso.
— Cuatro días, han pasado cuatro días y tu mamá no fue capaz de avisarme.
— No... no es algo grave, no lo queríamos preocupar.
No hay palabras para explicar qué está pasando por la cabeza del mayor, por lo que SeokJin tan sólo se mantiene al margen y observa cómo el interés de las demás personas crece al saber que en urgencias se encuentra el hijo de aquel admirado doctor. Por consiguiente, no es de extrañar que el padre de TaeHyung se harte de las miradas curiosas y acabe cerrando las cortinas, para así tener privacidad y conversar con su hijo de manera íntima.
De algún modo, SeokJin ha quedado con la nariz pegada a la cortina y a duras penas puede escuchar lo que ocurre ahí dentro, por lo que aprovecha el momento e intenta informar cómo se encuentra el menor. Primero responde los mensajes de NamJoon, luego los de la madre de TaeHyung y, finalmente, los de YoonGi. Todos contienen el mismo texto "Tae está bien, aunque tendrá que pasar cuatro días en reposo". Sin embargo, las respuestas que recibe son totalmente distintas. "Dale un abrazo de mi parte, pero no te sobrepases con el chico, eh", dice NamJoon. "Pobre bebé, debe estar muy adolorido. Estoy a punto de llegar al hospital, avísame cuando estén por salir", es lo que responde la madre de TaeHyung. "Fue mi culpa, lo siento", confiesa YoonGi.
SeokJin está seguro de que nunca antes ha escuchado que el de piel pálida se disculpe por algo. Incluso, es tal su asombro que se decide a llamarlo al instante.
— No es tu culpa —exclama una vez que YoonGi contesta.
— Lo es —rebate el menor mientras sale del salón de clases.
— No, no lo fue. La culpa es de ese idiota de Yeol ¡Le fisuró la costilla el muy salvaje! Además, TaeHyung se ve muy preocupado porque lee que sus amigos te están culpando... Yo creo que deberías llamarlo en unos minutos más.
Por alguna razón, YoonGi está atascado en sus pensamientos y sólo suelta el aire que contienen sus pulmones, casi al mismo tiempo en que apoya la espalda en la pared del pasillo. No se puede quitar la visión adolorida de TaeHyung, de cuando su rodilla impactó la costilla del castaño y supo al instante que algo no andaba bien.
— ¿Y? ¿Le digo que lo llamarás?
— No, no le digas nada, tampoco le digas que pregunté por él.
— Pe... —SeokJin no alcanza a replicar, pues YoonGi corta la llamada y luego apaga el celular.
De ser posible, YoonGi hubiese lanzado el teléfono contra la pared, mas se contiene y, revolviéndose los cabellos, decide emprender el camino al baño de siempre. Ahí dentro, enciende el cigarrillo que se negaba a fumar desde el día anterior. A la mierda el afán por querer superar aquel vicio, a la mierda sus promesas y el deseo irrefrenable por escuchar de la propia voz del castaño que todo está bien, que no ha sido su culpa.
Como nunca antes, YoonGi no se puede deshacer de la sensación de estar tocando fondo. No es que tema llamar a TaeHyung, simplemente no encuentra las palabras para pedir perdón, pues a pesar de que no lo quiere lastimar, cree que eso es lo que ha hecho desde un principio.