LA HIJA DE GREY (ONE)

By imwritercs

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Cinthya Sarria La hija de Grey. Sinopsis: Phoebe, es la hija menor del exitoso empresario Christian Grey. L... More

ESTIMADOS LECTORES
Nota para todos
SINOPSIS
INTRODUCCIÓN
(1)
(2)
(3)
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(5)
(6)
(7)
(8)
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~NOTA DE AUTOR~
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Deben leer esto....
ESPECIAL de NAVIDAD
ESPECIAL AÑO NUEVO
▪Un Grey enamorado▪

-37-

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By imwritercs

Desde mi lugar, mentalmente le lanzo a este chico mil y una palabras, que dicen de todo menos que te vaya bonito en la vida. Ha hablado durante casi media hora sobre mi horario para los próximos tres días; en tanto, yo devoraba de mala gana la comida.
¿Por qué no luce cansado? ¿No han sido suficientes horas viajando para agotarle? Me explica que hay cambios en los planes por algo de seguridad y no sé qué más, la jornada empezará desde muy temprano, así que, a dar el madrugadón. Nos ponemos a trabajar en las breves palabras que diré ante la prensa, puesto que no puedo hablar de más. El hombre se extiende como enredadera en la pared, yo solo quiero que se calle para poder quedarme sola y dormir. ¡Dormir!

Mi móvil suena dos veces, pero no puedo atenderlo porque lo que menos quiero es interrumpir a Braulio, si hay pausas, más tiempo estará aquí. Dos chicos que trabajan para el hotel dejan dos cajas considerablemente grandes en la habitación. Al abrirlas veo mis libros apilados en su interior, mi trabajo empieza. Esto va a ocurrir en todos lados, los organizadores los quieren autografiados para luego aumentar el precio de venta, lo hago con gusto al saber que lo recaudado va a la beneficencia. Al final, he firmado unos cuarenta libros, mi mano acaba palpitando, le he dejado una bonita dedicatoria a cada uno.

—Este ha sido el último. —Dice guardándolo en la caja. —Vendrán a retirarlos por la mañana, es mejor que se queden aquí para evitar una pérdida misteriosa.

—Entiendo.

—Bueno, yo me voy a continuar con el trabajo, tú descansa.

—Descansar, ¿En dónde escuché eso antes? —Murmuro con ironía.

—En el avión, y si no mal recuerdo lo dije yo. Pero en mi defensa, también tenía ese mismo plan, descanso para todos. Mira tú, que por aquí nos tenían una hermosa sorpresa, más trabajo—. Los imprevistos siempre están a la hora del día. —Y bueno, ¿Te gustaría cenar luego? Cuando ya hayas descansado, claro.

—Claro.

Vaya mala actitud, Phoebe.

—Por cierto, la señora Grey ha salido. No como mamá, sino como dueña de la editorial. En estas cosas siempre existen las genialidades de última hora, y nadie mejor para arreglarlo.

—Oye, mi madre ha venido para acompañarme, no para hacerles el trabajo.

—En realidad, es su trabajo. Todo aquello que afecte directamente a la editorial, ella debe resolverlo, con naturalidad debería hacerlo desde Seattle, pero estando aquí, se quiso encargar de que se solucionara personalmente. Los chicos le informaron sobre el problema y se ofrecieron a resolverlo ellos, pero se ha opuesto. Ya sabes lo que dicen, donde manda capitán no gobierna marinero.

—Y así es mi mamá, ¿Estará aquí para la cena?

—Está reunida con los dueños de las librerías que debes visitar, lo más seguro es que se extienda y acabe en una comida de negocios. —Ruedo los ojos. —Ah, y antes de que se me olvide, tenemos el desayuno de bienvenida a las 7:39, así que, desde ese instante empieza tu momento de brillar, la Marca Zara ha dispuesto una línea completa para tí, que como me puedo dar cuenta, no has visto —Señala mis maletas aún hechas. —En el vestidor las puedes encontrar, no habrá estilistas ni nada de eso, todo queda en tus manos.

—Está bien, nos veremos en el restaurante del hotel. A las ocho.

—Nos vemos a esa hora.

Cierro la puerta al verlo cruzar el umbral. Me lanzo a la cama, pero mido mal rebotando en la misma y cayendo al suelo.

—Mierda. —Gruño al levantarme. Me he llevado un fuerte golpe en la rodilla, definitivamente, un vestido, no usaré mañana.

El móvil vibra por tercera vez, así que lo tomo para revisar, las notificaciones son del correo. Abro uno por uno para leerlos.

Para: Phoebe Grey S.
De: Christian Grey.
Asunto: Un punto.

Toda una niña obediente. Gracias por avisar, aunque tienes razón, la señora Grey lo ha hecho antes. Indiscutiblemente, extraño a la terca de mi hija.

Disfruta mucho del viaje y vive el momento.
Te quiero.

Christian Grey.
Padre de una bellísima escritora.

Sonrío a la pantalla, a que puede ser lindo cuando quiere. Le respondo con muchos besos y se lo envío. Paso al siguiente.

Para: Phoebe Grey S.
De: Theodore R. Grey.
Asunto: Hermana menor.

¿Por qué les escribes a todos menos a mí? Tengo que enterarme por otros que has llegado y veamos porqué otro ha sido. Un tal alemán que se hace pasar por mi amigo cuando solo quiere robarse a mi hermanita. :'(

Te informo que entraré al quirófano, si no vuelvo, te quería pequeña bruja.

Theodore R. Grey.
Gerente de administración en Grey Enterprisses Holdings.

¡Te arranco las pelotas, Theodore! La sonrisa que ha conseguido al inicio se me borra. Tecleo a la máxima velocidad la respuesta: «¡Estúpido, estúpido!». Tras enviarlo abro el siguiente.

Para: Phoebe Grey S.
De: Paul Zimmerman.
Asunto: Pequeña novia mandona.

Vale, te extraño tanto que irremediablemente me he leído muchas veces tu correo, tienes unos dotes de mandona impresionantes. Pero aún así, mi corazón te quiere.

Theodore ha salido bien, se encuentra en una habitación descansando. Sé que has dicho que dormirías, pero quería informarte. ¿Me puedo quejar contigo de algo?
Respóndeme en cuanto leas esto.

Paul Zimmerman.
El novio de la mandona.

Me echó a reír en cuanto leo que me ha llamado mandona. Lo soy, no tengo porqué negarlo. Suspiro por sus palabras, y me tranquilizo al saber que el idiota de mi hermano ha salido bien. Cierro la aplicación y la cambio por Skype, le añado a mis contactos enviándole un mensaje.

Dos minutos después aparece conectado, me emociono. Tanto, que se ha evaporado el cansancio.

Hola preciosa.

Hola, señor Zimmerman.

Señorita Grey, ¿No iba a descansar?

Tuve unas cosas que hacer, ahora estoy en algo muy importante. ¿Dónde estás?

En la clínica, dame un minuto y te llamo.

Espero sentada a que lo haga, cuento los segundos hasta que aparece su bonita foto con la videollamada. Respondo y aparece él, de fondo tiene una pared de color blanco.

— ¿Y cómo la llevas, Zimmerman?

—Bastante bien para las circunstancias actuales. ¿Y tú? Habías dicho algo sobre dormir, ¿Dónde quedaron esos planes?

—Han pasado al olvido. Braulio ha venido para aclararme unas cosas de este viaje, unos ajustes del itinerario. —Lo veo rodar los ojos. —Ha sido por trabajo.

— ¿A ese no le enseñaron que un hombre no entra al cuarto de una señorita?

—Ajá, Paul. Tú has entrado al mío y nadie dice nada. Es más, he estado en el tuyo.

—Eso es muy diferente, ha sido por razones ajenas a nosotros. Yo te he visitado cuando has enfermado y tú entraste porque yo estaba convaleciente.

—Braulio ha entrado por trabajo, ¿Qué cambia? Ha venido para que firme unos libros—. Le muestro una sonrisa socarrona mientras mantiene el ceño fruncido. — ¿Celoso, Zimmerman?

—Sí, ese quiere algo contigo y no una amistad, ¡Ojú, miarma! Mira que te lo digo yo. —Se me escapa una sonrisa. —Que no te cause gracia, porque te estoy diciendo las cosas como son. Ese Braulio —se queja.

Su expresión me hace reír, ¡Phoebe, run!

—Dirás lo que dirás y no puedo hacer nada. Paul, deja la locura. —Le digo. Cambio de tema — ¿De qué querías quejarte conmigo?

—Ya vas, que te conozco, ¡Eh! Cambias el tema para zafarte de ello. Pero créeme que lo volveremos a retomar.

—No necesariamente es por ese motivo, también lo hago porque no tiene ninguna relevancia y menos importancia—. Me recuesto en el espaldar de la cama. — ¿En serio ocuparemos la videollamada para discutir algo tan absurdo? Porque déjame que te diga una cosa, es muy tonto hacerlo.

—Ya. En realidad, puede que quisiese verte y necesito expresar algo que he querido decir, pero no tengo a nadie con quién conversar. Y en vista de que no se le puede ganar a tus argumentos guiris, voy a confesar que te comprendo. —Frunzo el entrecejo, paseando la vista por los lados confiesa—: Camille, la novia de Theodore, no es... Agradable. Es buena persona, amable y simpática. —Bufo. Por favor, no tiene que hablar bien de ella frente a mí, nota mi cara y negando con la cabeza continúa. —Tu padre estuvo aquí con la señora Grace y Gail, todo estaba bien, pero en cuanto los dos primeros se han marchado, tomó una mala actitud con ambos. Se ha cruzado de asiento para tomar distancia y ni siquiera aceptó un café.

— ¿Quién te ha dicho que le invites a uno? —Escupo de mala manera, un solo gesto me dice que pide paciencia conmigo. — ¿Qué más hizo?

—Nada, se ha limitado a estar con el móvil y caminando en los pasillos. ¿No te parece raro? Es como si fuese dos personas distintas, hipocresía pura, hay algo que no me agrada en ella. No es solo por querer estar de tu lado, es su actitud de reina del mundo, a ver, que el médico ha aparecido y siendo Gail a quién han dejado a cargo, es ella quien recibe más noticias. Pero no, le ha hecho a un lado para hablar ella, es una falta de respeto para Gail.

—Ya lo dije yo, esa tipa no me trae nada bueno. Pero mi hermano está más que feliz con ella, espero verdaderamente que no sea demasiado tarde cuando se dé cuenta, ¿Está Gail por ahí?

—No, me he alejado un momento para hablar contigo.

— ¿Qué me dices? ¿Has dejado a mi Gail sola con esa? Vamos alemán, ten esa cabeza para algo que no sea sostenerte el cabello.

Que agresiva me pongo.
Esto solo indica que mi ovulación está realizando su función. Me altero toda, cierro los ojos para dejar pasar el pequeño dolor que se ha instalado en mis ovarios, ¡La que parió a la regla!

— ¿Estás bien? —Me regresa a la tierra.

—Si, no pasa nada. ¿Puedo pedirte un favor?

—Por supuesto.

—En primer lugar, no dejes a Gail sola con la arpía bruja esa, y en segundo, si no es mucha molestia, no seas amable con esa mujer si no es absolutamente necesario. Mándala por setas, que se joda.

—Señorita Grey, que mal hablada se ha puesto. —Se mofa. —Prometido, prometido y prometido, por si las dudas. Oye, ¿Te han dicho lo preciosa que te ves luego de viajar?

Su comentario me hace sonreír.
Y por supuesto que siento el calor de los colores en mi rostro.

—Paul, ¿Has dejado algo de miel para los demás?

—Como dos tarritos. —Murmura divertido haciéndome reír.

— ¿No debes trabajar hoy?

—Preciosa, ser jefe te deja con ciertas ventajas. Pese a estar empezando, puedo darme ciertas libertades y me las doy.

—Jefes abusando de su poder—. La diversión crepita entre ambos, su ceño se hace inquisitivo. —Señor Zimmerman, usted es un abusivo, ¿No le da pena? —Lo provoco.

—Cada quien gobierna donde quiere y puede. —Murmura con indiferencia.  —Tú eres una mandona compulsiva y yo abusivo del poder, perfektes Paar.¹ —Culmina en su presuntuoso y más que dominado alemán.

— ¿Cuántos idiomas hablas?

—Respondo con una condición. —Asiento. —Respuesta por respuesta, ¿Aceptas?

—Alemanes persuasivos  —Murmuro con una sonrisa. —Bien, pero empieza por responder.

—Vale, manejo cinco idiomas: Alemán como primera lengua, español como segunda y a la perfección, inglés por compromiso; según mi padre me ayudaría para expandir horizontes y vaya que los he expandido—. Me señala con los labios. —Luego francés, y finalmente italiano, que es el que no manejo demasiado, ¿Y tú?

—Inglés, español por compromiso y en contra de mi voluntad, pero ya me ha servido. Alemán porque en la universidad debía aprenderlo, y francés, mi padre lo habla y a veces sostienen conversaciones en ese idioma, soy la traductora oficial de mi madre. —Mi auténtico lado Steele viene a la carga—. Deberías decirme algo bonito en francés, digo es el idioma universal del romance.

Enarca una ceja divertido y dice:

Je veux tout de toi. Tes bisous, tes paroles, tes câlins et ton coeur.² —Francés con acento alemán, simplemente perfecto.

Mi lengua se traba. Jodidos juegos en los que siempre acabo perdiendo, pese a que yo les doy inicio. En un par de ocasiones se mueve  de lugar, busca a Gail que al verme saluda y le devuelvo el gesto, sólo ha ido por ella para  invitarla a la cafetería, pues la mujercita  esa se ha adueñado de la habitación de mi hermano, unas patadas en el culo y le daría su estate quieta, una pena estar tan lejos. Hablo acerca de mi libro para disimular, aunque conociendo a la señora de Taylor, ya tendrá sus propias conclusiones, es así cuando se disculpa para levantarse de la mesa, su otra mitad ha llegado y con él, mi padre, al menos alguien podrá poner en su lugar a la suso novia pretenciosa de pacotilla. El tiempo pasa y seguimos conversando, bromea con que secretamente le está robando Wi-Fi a la clínica, la realidad es que su contrato con la compañía telefónica es bastante riguroso e ilimitado, el poder del dinero, empieza a caminar sin dejar de hablar, hasta llegar a un pasillo, donde le llaman por su apellido y recoge un sobre, me intriga saber que es, pero me abstengo de preguntar. Centramos la conversación en cosas que van desde los colegios hasta ex novios —menos en mi caso— sonríe al no conocer ninguno de mi parte, celebraciones en cada país.

Oktoberfest, abunda la cerveza y el clima relajante de la fiesta. Pero nada se compara con la feria de Abril a la que por ley acompañamos a mamá, sino, empieza con el drama terrible de que olvidamos sus raíces españolas. Un año no hemos podido viajar porque Hannah y Eric cogieron varicela, yo tenía unos diez años, mi padre debía atender unos negocios en Inglaterra y a Flynn se le había metido la cocaloca rebelde otra vez. Claro está que no quería viajar sola, aunque al final se ha ido con Björn y la tía Mel acompañados de Sam y Jasmina, porque Peter ha pasado a ser el fiel aliado de Luz, y Flynn se han quedado con la tía Martha, mientras el resto de Zimmerman volvíamos loca a la pobre Simona.

— ¿Cómo hacen ustedes para comunicarse cuando están juntos?

—Todo va en dependencia, por lo general es la tía Raquel la que se pierde en medio de las conversaciones, así que, tratamos de mantener el español. Su esposo Juan, es mexicano, una conjugación de léxicos increíble. De ahí en más, el alemán reina, menos con mamá cuando se le mete su alma española y no para de hablar en castellano, sobre todo si de recordar a los muertos se refiere—. Se remueve en el asiento cambiando el móvil de mano. — ¿Te gustaría saludar a alguien?

—Si es a la bru... —Gira el móvil sin dejarme responder, sonrío. —Hola, abue.

—Cariño, qué bueno verte. Por lo que veo han llegado bien, y ya que nadie osa de informarnos sobre ello, venga a ver en donde me he enterado. Y eso porque el muchacho este me ha visto. Cuídate mucho, tengo que dejarte, besos a tu madre.

Suspiro.

—Le han llamado unos médicos por allá, ¿Piensas disfrutar mucho de España?

—Lo que se pueda, voy a intentar hacerlo. Ya habrá oportunidades futuras para pasarlo bien, y... Dame un momento de relajación, simple placer, ya sabes. 

Me levanto para abrir la puerta, es mi madre. Avisa que tendrá una reunión más y que será en una cena, por lo cual no estará conmigo, entonces toca el tema que no debía. Con el móvil en mi mano, Zimmerman en línea y...  ¡Cena con Braulio! Me muestran una cara de cabreo en la pantalla al cerrar la puerta.

—Conociendo España muy bien. —Ironiza sin una pizca de humor. Uh, pero que mala leche.

—Ya te dije que podría hacerlo contigo, luego.

—Y con Rouch también, ¿No?

Pongo los lo ojos en blanco. La conversación terminando tal y como empezó. Lo miro, no quiero responder, dos celosos que no hacemos uno.

—Es mejor que te alistes para tu cena, no voy a ser un atraso. Ponte guapa y disfruta, hablamos luego —abandona la clínica, reconozco la entrada—, tengo que conducir, ya hablaremos luego.

La imagen desaparece, abro la boca totalmente indignada, ¡Que no la daaaaaa! Si, pero que le de a él. Con el demonio totalmente dentro de mí, busco la aplicación del correo para enviarle uno.

Para: Paul Zimmerman.
De: Phoebe Grey S.
Asunto: ¡Que te den... A mano abierta!

Jodido alemán maleducado.
Un adiós Phoebe, un beso, te quiero o algo así, hubiese estado bien. Pero bueno, al geniecillo le ha regresado su alter ego infantil.

Voy a cena con mi editor principal. Si, EDITOR, ¡EDITOR! Si tú estás molesto, yo lo estoy el doble.

Phoebe Grey Steele.
Total y plenamente furica.

Dejo el móvil a un lado  y me dispongo a buscar algún conjunto de mi maleta que me haga ver presentable, tengo una cena y muchísima hambre.

¡Que le den a Zimmerman!

Mi perversa Phoebe aparece tras de la cortina oscura de la maldad, me ofrece una sonrisa malévola. Vuelvo a coger el móvil y escribo.

"Busca un restaurante, quiero salir del hotel".

¡Badanplush! 😊

¹Perfektes paar: Pareja perfecta.

²Je veux tout de toi. Tes bisous, tes paroles, tes câlins et ton coeur: Quiero todo de tí. Tus besos, tus palabras, tus abrazos y tú corazón.

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