The Prince

By allydenvers

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Jaylos benlos carlos/oc Argumento: Carlos Valentine De Vil es el príncipe de Versalles que nacio con el único... More

Capitulo 1. El principe de las pecas
Capitulo 2. Destino
Capitulo 3. Era demasiado bueno para ser verdad
Capitulo 4. Aveces hay que romper los esquemas
Capitulo 5. Cita triple
Capitulo 6. ¿Perdidos?
Capitulo 7. La educación es importante
Capitulo 8. Clases para nerds
Capitulo 9. Desayuno desastrozo
Capitulo 10. Algo llamado Tourney... alguien llamado Leo
Capitulo 11. Según un tarado, los que se odian se aman
Capitulo 12. Un mundo ideal
Capitulo 13. El joven de corazón noble
Capitulo 14. "Arturito"
Capitulo 15. ¿Poliamor?
Capítulo 16. La maravilla de las mentiras
Capitulo 17. Primer adiós
Capitulo 18. Es ridiculo
Capítulo 19. Príncipe ladrón y mentiroso
Capítulo 20. Solo un perdón.
Capitulo 21. Cuento de un principe y su caballero.
Capitulo 22. Pequeña Rosa
Capitulo 23. La bomba estalla
Capítulo 25. El nerd más nerd
Capítulo 26. El principe de los ladrones
Capítulo 27. "Proud of your boy"
Capítulo 28. ¿Qué es lo que sientes?
Capítulo 29. Y vivieron felices por siempre...
Capítulo 30. El más grande tesoro
Epílogo

Capítulo 24. Pâtisserie*

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By allydenvers

"El problema de la atracción entre humanos es que nunca sabes si será correspondida" -Patch Cipriano (Hush hush)

-Veamos...- Carlos mordió el bolígrafo por quien sabe cuanta vez en el día, buscando más inspiración para terminar su ensayo.

Mientras tanto Jay gruñía a Chico, por que este le mordía la manga de la chaqueta para que jugara con él; finalmente se hartó -Carlos quítame a esta bestia peluda o le daré una patada- parecía que al can le valían un comino las quejas del mayor... el quería jugar. Jay le miro asesinamente.

Carlos rodo los ojos sin prestar atención a la situación -Cállate, me desconcentras... ¿Qué rima con reino?- divago entre sus pensamientos sin darse cuenta de que lo hacía en voz alta.

Jay alzo la ceja izquierda -¿Acaso estás haciendo una canción? Si es así, recuerda que aquí todo mundo canta espontáneamente- Recordó entonces todas esas bochornosas situaciones de pequeño en las que se ponía a achantar por cualquier cosa; la más ridícula de todas sus canciones fue la de "No hay más leche para el cereal". Así cuando atravesó por la adolescencia, opto por no volver a cantar en su vida -Es por eso que no hay muchos artistas musicales- frunció la nariz.

Carlos volvió a rodar los ojos -No tarado; Es un ensayo sobre Versalles- En teoría eso debía ser fácil para él, ¡Pero no lo era! Era más que complicado, hasta había inventado una palabra para describir su trabajo "Ridifilioso" La maldita palabra merecía estar en el diccionario.

-Dejame ver eso- Jay se levantó y le quito la laptop mientras este divagaba -"Versalles es un lugar maravilloso, con gente maravillosa y un príncipe heredero ejemplar y bien bello" Te falta agregar que es un pequeño idiota que aún no se casa- remarco con burla; Carlos resolló indignado dándole un golpe en el hombro

-¡Cierra la boca!- el pecoso inflo las mejillas

El árabe se sobo la cien antes de mirar al príncipe más joven -Carlos, hay nueve páginas de ti describiéndote y otras cuatro que hablan del jardín de tu palacio- Carlos entonces soltó un grito de frustración mientras se dejaba caer en la silla

-Esto es más difícil de lo que creía- Jay le dio esa mirada de "Eres un imbécil" que le hizo pensar que en realidad tenía razón -No es mi culpa no saber nada de eso- frunció los labios cruzándose de brazos

-¿Enserio? Hasta donde tengo entendido los herederos al trono tenemos como tarea estudiar a nuestros reinos para ver qué cambios positivos podemos hacer- Jay alzo una ceja -¿Que tu madre nunca te lo dijo?-

-No- gruño revolviéndose los rizos mientras miraba el trabajo en la laptop -Mi madre me mostro a ser un "buen marido"- hizo comillas con los dedos rodando los ojos, completamente hastiado de esa conversación -Siempre me hizo aprender cosas bobas; y creo que en ningún momento aprendí algo de Versalles- frunció la nariz

-Bueno en ese caso, prepárate para reprobar esa materia- Jay comenzó a reír sin cuidado; Carlos volvió a resoplar -Serás un desastre de rey- Jay no lo noto, pero su pequeña broma había herido a Carlos. El pecoso abrió la boca pero le fue imposible mencionar palabra alguna; fue entonces que indignado cerró la laptop y se dirigió al baño para ponerse un camisón y dormir. No volvieron a hablar acerca de eso, pero la cabeza de Carlos no dejaba de cuestionarse algo nuevo... ¿Realmente merecía la corona de Versalles?

Él era Carlos Valentine De Vil; y le iba a cerrar la maldita boca a Jay. Le mostraría que podía ser mejor de lo que creían los demás.

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Jay estaba abatido, sus músculos dolían a horrores y su respiración seguía entrecortada; Correr por la mañana era terriblemente agotador, pero valía bastante la pena si con eso lograba ver esos dos espectaculares momentos de la naturaleza.

El primero, era el hermoso amanecer que se reflejaba en las enormes ventanas de la preparatoria de Auradon.

Y el segundo era ser el único espectador de como Carlos roncaba por las mañanas y hablaba entre sueños.

Ok, quizás sonaba como un desquiciado; pero no era su culpa que Carlos fuese tan adorable y menos idiota mientras dormía, a veces solo le miraba dormir, encontrándose con su excepcional calma que le transmitía tranquilidad y una inexplicable felicidad a su corazón, la cual salía a relucir por su sonrisa.

Jay sonrió ampliamente mientras recordaba el gracioso sonido de los ronquidos de Carlos; por nada del mundo se perdería ese espectáculo.

Estaba por abrir la puerta de su habitación compartida con el pecoso; con la esperanza de encontrarse con un inconsciente Carlos... Pero se encontró con todo lo contrario; al abrir la puerta lo primero que vio fue a Mal y Evie y un montón de vestidos, trajes, zapatos y maquillaje regados por la habitación.

Trago en seco -¿Carlos?- pregunto con un hilito de voz; era extraño que su bella rutina se rompiera y sobretodo aún más si esas dos "ex-villanas" se encontraban ahí dándole una mirada que petrificaría a cualquiera -¡Carlos!- llamo otra vez más fuerte

El pecoso salió disparado del baño con el cepillo de dientes en la boca y una toalla envuelta en la cabeza, la cual se quitó para volver al baño e ignorar los llamados de Jay. Para cuando volvió ya había terminado de enjuagarse la boca y secarse el cabello.

Jay gruño desesperado por ser ignorado -¿Podrías decirme que diablos sucede aquí?- tomo del hombro a Carlos y le giro, con el fin de que le encarara. Carlos frunció el ceño y se zafo del agarre del otro con un manotazo, para después volver a su tarea de prepararse.

Carlos tomo una de las botas y comenzó a dar saltitos hacia atrás para poder colocársela, después se giró a Jay y finalmente contesto -Hoy es el Festival de Repostería Francesa en Versalles, y lo olvide ¿Ok?- siguió su labor con la otra bota.

-¿Y eso...?- Jay alzo una ceja

Carlos rodo los ojos -El festival es muy importante, y este año por ser el estúpido año del compromiso se realizara aquí en Auradon- gruño sin dejar de atar las botas -Así que también deberías prepararte y ducharte... apestas- el pecoso frunció la nariz para después lanzarle una toalla y encaminarlo al baño

Jay obedeció y se metió a bañar; tomando un traje del closet ante la atenta mirada de Mal, esa mirada esmeralda de desprecio que trataba de ignorar. Para cuando la puerta del baño se cerró, ellas dos volvieron a hablar.

-Evie... ya te dije que no usare un estúpido vestido- Mal mostro sus temibles y brillantes ojos verdes en advertencia pero Evie le ignoro

-Pelos morados, este festival es importante y formal; no puedes ir así- Carlos frunció la nariz ante su aspecto tan desalineado -Usaras un maldito vestido y punto-

Evie sonrió al ver el gruñido de derrota por parte de Mal y se levantó para mostrarle las opciones mientras Carlos se ataba la corbata -¿Qué opinas de este?- mostro un precioso vestido purpura con estampado de líneas aleatorias negras; Mal frunció la nariz y negó.

Se pasaron eternos minutos para que Mal escogiera algo hasta que finalmente lo hizo: un lindo jumper magenta con detalles negros y verdes junto a una cadena dorada adornándole, una gargantilla de rosas negras bordadas que sostenían un pequeño peridoto. Guantes negros con detalles dorados, zapatos de tacón ancho color nude, y una trenza francesa de lado. Mal por primera vez en muchos años, se veía impecable.

Evie termino de maquillarle y alabarle para ahora ayudar a Carlos; el pequeño príncipe usaba un saco vino con pantalón negro, camisa blanca y corbata negra -Solo peina mis rizos Evie, no quiero nada raro- Evie soltó una risita y asintió, cepillo los rizos hacia un lado y los acomodo para que no se salieran del peinado formal que el pecoso debía llevar. Finalmente Carlos se puso loción y celebro junto a Dude que no llegaría tarde.

La peli azul se vistió al igual que Mal, en el enorme closet de los jóvenes príncipes; al salir vestía un vestido con un pronunciado escote de gamuza azul profundo con pequeñas gemas transparentes adornándole la cintura, zapatos de plataforma plateados y una gargantilla negra del mismo material que el vestido, y su cabello suelto.

Todos ellos se arreglaban los últimos detalles cuando Jay salió de la ducha, vistiendo un traje enteramente negro, literal todo en su traje era de ese color. El árabe paso por alto el sonrojo de Carlos al verle.

-Bien, estamos listas... ¿Lo esperaras?- Mal mostro al árabe sus brillantes ojos verdes, mientras Jay atinaba a sonreír falsamente.

-Eso creo- mascullo Carlos recargando el mentón en la cabeza del cachorro en su regazo.

La princesa sin corona sonrió -Tengo que entregarle su vestido a Jane, te vemos allá- hizo un ademan con la mano y dio media vuelta, antes de girar la perilla de la puerta se detuvo y miro al árabe -Jay- dijo en forma de despedida

Jay se aclaró la garganta -Evie- correspondió dándole una reverencia y guiñándole el ojo, como típicamente lo hacía a lo que Mal gruño pero Evie sonrió con ternura para después abrir la puerta y salir.

Entre ellos las cosas estaban bien.

Carlos maldijo cuando Jay tardo más de una hora en peinarse... solo para terminar haciéndose algo tan sencillo como una coleta. Ahora el muy idiota trataba de atarse la corbata, sin éxito alguno. El pecoso desesperado gruño y se levantó para ayudarle.

Carlos aparto las manos del mayor y jalo los extremos de la corbata, ante la atenta mirada del árabe -Idiota- murmuro mientras cruzaba ambos extremos.

Por la culpa del mayor llegaría tarde, y su madre estaría reprochándole eso por horas.

Carlos un suave "Voilá" Jay sonrió cuando vio que el pecoso había terminado pero aún no se apartaba de su espacio personal, sino que permanecía ahí quitando cualquier imperfección en su aspecto.

Tal vez fue la cercanía, o esos pantalones increíblemente entallados, quizás el dulce aroma que desprendía el más chico... o Mal tal vez le había hechizado de nuevo. Pero quería perderse en la piel pecosa del otro, quería embriagarse de ese aroma y probar esos rosados labios.

Lo hizo, ni siquiera registró el segundo que pasó de contemplarle a devorar sus labios. A Carlos le tomó por sorpresa, un sonrojo de inmediato apareció por todo su rostro y recupero el aliento hasta que los labios del árabe dejaron los suyos. Parpadeo un par de veces tratando de asimilar lo que había sucedido tan de pronto; extrañamente ese beso se había sentido exquisito y lleno de un sentimiento picante que le daba miedo descubrir; muy parecido a esos besos acalorados que tuvo junto a Archie en su habitación. Su cintura estaba sostenida fuertemente por las manos del joven de cabello largo.

Jay toco esos suaves labios con sus dedos, sintiendo el temblor de estos por su tacto... Dejándose llevar de nuevo, metió uno de sus dedos a la boca del más joven que hizo una mueca de sorpresa; dejo eso y paso entonces a rodear su cintura con ambos brazos y besaba posesivamente su cuello mientras restregaba su entrepierna en los firmes muslos del pecoso.

El príncipe más joven no contuvo la sorpresa y soltó un suave jadeo que alarmo a la pequeña voz en su cabeza que le decía que detuviera al mayor; pero la extraordinaria sensación placentera del momento no le permitía pensar racionalmente.

Los besos del mayor eran posesivos y apasionados; ahora entendía por qué todas las chicas se derretían ante él, Jay era un maestro en el arte de la sensualidad, desprendía está muy fácilmente. Carlos no estaba muy seguro de si podría ver a Jay de la misma manera después.

Jay repartió algunos besos debajo de la nuca del menor, encontrándose con un fino camino de pecas de todos tamaños que siguió, mandándole al de cabello bicolor un escalofrió placentero por todo el cuerpo. Un nuevo sonido emano de su garganta, un gemido reprimido. La respiración cálida de Jay en su cuello le hizo perder los estribos y el control, se dio cuenta de que todo iba demasiado lejos cuando sintió un cosquilleo en su entrepierna y un pequeño dolor punzante. En ese momento supo que era momento de detenerse.

Carlos palidece y se zafo de alguna manera de su firme agarre y corrió directo al baño, cerrando con seguro; dejando a un Jay confundido y a su corazón a punto de salirse.

El pecoso se dejó caer con la espalda en la puerta; su respiración seguía acelerada -¿Que carajos fue eso?- gruño cuando finalmente proceso todo lo sucedido; y jalo la piel de su rostro buscando una explicación

Mientras tanto cierto árabe se dejaba caer en la cama, silbando tranquilamente y preguntándose ¿Qué tan lejos pudieron haber llegado? Y sobre todo ¿Qué tanto afectaría esto a su relación? Honestamente lo que menos quería es que Carlos se asustara y todo el avance que había hecho con el joven se fuera, y retrocedieran mil pasos. Así que carraspeo buscando el cómo explicarse -Lo lamento... no resistí- Ok eso había sonado muy estúpido hasta para ser disculpa

-¿Qué diablos significa eso?- Carlos sonaba realmente molesto, lo cual el mayor no comprendía; pues hasta donde recordaba el pecoso parecía haberlo disfrutado -Jay eso estuvo mal- murmuro quedito; sintiendo un escalofrió tremendo al recordar las advertencias de su madre

-Oh no me vengas con que eres un maldito mojigato ahora- Jay gruño estampando su rostro en la puerta mientras se dejaba caer -Es normal-

Carlos tomo una buena bocanada de aire para después responder -El protocolo real dicta que se debe llegar virgen al altar- La reina de Versalles había sido muy clara al respecto; fue por eso que no podía tener pareja alguna... resguardándose para su futuro marido.

Lo cual era estúpido en retrospectiva; pues no serían capaces de procrear.

Quizás algunas cosas del protocolo real habían cambiado dado a la situación que lo requería; pero ese aspecto parecía no hacerlo.

-En Agrabah no es así- Jay sonrió pícaro, aunque Carlos no pudiera verle -Creo que Archie tampoco lo es; y tranquilo no fue con Jane- Carlos mordió su labio, la voz gruesa de Jay no era de mucha ayuda para el problema en su pantalón -Ben es el único que mantiene esa tontería- el árabe frunció la nariz

-¿Y... ahora qué hago?- susurro Carlos realmente angustiado; si su madre llegaba a enterarse de lo que había sucedido ahora si le obligaría a casar... o algo peor

-Oye no quiero que las cosas se pongan extrañas; te prometo que esto no volverá a pasar si así no lo quieres- murmuro Jay desde el otro lado de la puerta -Esperaremos a que te recompongas ¿De acuerdo?- menciono con una sonrisa

Carlos suspiro pesadamente -Gracias- Luego frunció el ceño -No dirás nada de esto- menciono un poco más sereno pero aun así con un tono autoritario

Jay sonrió recargando su cabeza en la puerta; imaginando el sonrojo en las mejillas del más chico, ese sonrojo que resaltaba sus preciosas pecas -Claro- sonrió ampliamente.

Si Jay pudiese ver atravesó de la puerta vería una de las más preciosas sonrisas de Carlos.

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Jane termino de colocarse el labial y sonrió ampliamente al verse completamente lista.

Gracias al cielo y todos sus dioses, Evie le había ayudado con su vestido. Y es que ya estaba harta de esos vestidos aniñados que su madre solía comprarle para esas ocasiones, o de esos vestidos que se parecían tanto a los de su madre; esta vez se dijo que no, utilizaría algo que realmente quisiera y le hiciese sentir bien.

Y gracias a Evie tenía una genial opción, un vestido con escote discreto y falda en forma de círculo de un color oro rosa, junto a zapatos de tacón bajo plateados. Junto a un precioso collar de zafiros y plata.

Impecable y sexy en palabras de Evie.

Se levantó de su tocador y tomo su bolso y abrigo celeste; salió directa al festival de Repostería de Versalles que todos habían contemplado antes, a excepción de Carlos aparentemente.

Su trayecto iba tranquilo y lleno de miradas impresionadas, halagos y saludos por parte de los demás invitados, estaba a punto de llegar cuando entonces se cruzó cierta princesa en su camino.

Audrey se cruzó de brazos tapando el camino, con una cara de disgusto al verla... mueca que se diluyo de pronto para mostrar una sonrisa -Jane- saludo con voz chillona besando sus dos mejillas sin realmente tocarlas.

La joven de orbes celestes arqueo una ceja sin comprender muy bien a que se debía ese cambio de actitud, pero por modales decidió seguirle el juego y saludarla. Audrey vestía un vestido palo de rosa con un cinturón blanco con pequeñas rosas; de pronto visualizo a espaldas de esta a Ally Wonderland y a Lonnie. La rubia con un vestido de lentejuelas azul cielo y la castaña con un quimono rosa fucsia que resaltaba su mirada.

Jane se aclaró la garganta antes de levantar el mentón y hablar con claridad y fuerza -Necesito pasar- Audrey sonrió de oreja a oreja.

-Y yo necesito un favor- suspiro con un pequeño puchero -Veras Jane... Yo realmente espero que no haya resentimientos; nunca diste una disculpa apropiada así que hoy te doy una oportunidad de volver- Jane soltó una risa de incredibilidad, Audrey estaba más que mal; quien merecía una verdadera disculpa era ella y aun así no iba exigiéndola a todo momento.

-No gracias- respondió con desdén

-Pero aun ni siquiera escuchas el trato- -Lo único que quiero es que vayas allá y reveles toda la verdad de ese maldito pecoso- por un momento Jane palideció, creyendo que Audrey ya sabía lo del hechizo pero se calmó cuando le escucho terminar -Que ha perdido a sus pretendientes por dos patéticas villanas y un chiste como Leo; así sentirá lo que es en verdad... un inútil príncipe dañado, y tu podrás volver ¿Que dices?- Audrey ofreció su mano para sellar el trato junto a una amplia sonrisa; y a dos de sus fieles amigas detrás

La ojiazul gruño -No- Guardo compostura y busco la paciencia necesaria para tratar con Audrey -Escúchame bien Audrey; no quiero volver a ningún sequito y no arruinare al único verdadero amigo que tengo- Carlos le había mostrado que la vida valía la pena y era más colorida cuando no te preocupabas por encajar, sino en ser ella misma -Él ha sido maravilloso conmigo y me ha demostrado que soy hermosa por dentro y por fuera, ahora me acepto y así seguirá por mucho tiempo al igual que mi amistad con el- Sonrió satisfactoriamente ante la mueca de Audrey

-¿Enserio quieres desperdiciar la oportunidad de volver y ser alguien solo por un idiota como Carlos que no merece lo que es mío?- casi grita de lo alterada que estaba, la hija de Aurora detestaba que no le dieran la razón. Sus padres eran culpables de ello.

-No te equivoques Audrey, yo soy alguien y tu...- Jane sonrió mirándola de pies a cabeza, el narcisismo de esa chica era terrible -Tú no tienes a nadie- Audrey cambio su semblante a uno más dolido -Con permiso chicas- Jane paso sin cuidado hasta la entrada del festival encontrándose con Evie y Mal, quienes le alabaron por su estilo.

Ante la atenta mirada de Audrey, luego miro a "sus amigas" preguntándose si la gente realmente estaba a su lado porque la querían o porque se sentían obligados.

Y aún más importante... ¿Cuándo Jane se había vuelto tan genial?

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El rey Johan volvió a pedir la hora, diez minutos más tarde de lo acordado; y Carlos seguía sin llegar. Hizo un mohín con los labios buscando una cabellera bicolor entre toda la gente que estaba, sin buenos resultados.

Se giró entonces para mirar a los demás monarcas; su querida esposa le miraba asesinamente, al igual que los demás reyes... Al menos las otras reinas sonreían y saludaban a los pueblerinos.

Suspiro pesadamente sintiendo como esas miradas le apuñalaban, mandándole un escalofrió por toda la espalda. Gracias al cielo, diviso al pecoso entre toda la gente; el cual estaba gritándole a Jay para que le ayudara a pasar, sonrió cuando su pequeño subió al "escenario" en el que se encontraban.

Carlos de inmediato se lanzó a los brazos de su padre; soltando la mano de Jay abruptamente para ir con su progenitor.

La atemorizante y elegante silueta de "Cruella" fue suficiente para que se separaran -Llegas tarde- gruño dando una señal para que saludara como el príncipe que era. A regañadientes hizo una reverencia junto a Jay -Bien, todo mundo te ha estado esperando, saluda y ve planeando que vas a decir en tu discurso- la reina llamo a un sirviente para que retocara su maquillaje mientras Carlos palidecía y negaba múltiples veces

-¿Qué?- casi se cae al escuchar eso

Johan toco su hombro para llamar su atención y reconfortarle -Hoy es tu momento hijo, mostraras a Versalles y a los demás reinos que eres digno de la corona- sonrió cálidamente y le empujo a saludar cordialmente a los padres de sus prometidos

Bella le jalo hasta su lado -¡Te ves precioso Carlos! ¿Cierto Ben?- dio un ligero codazo a su hijo que estaba perdido en sus pensamientos

Ben le dio una mirada rápida y sonrió -Seguro- saludo con una reverencia y deposito un casto beso en el dorso de la mano del pecoso; que se sonrojo al instante soltando una risa falsa.

La reina Jazmín sonrió cálidamente y beso la frente de su hijo -¿Por qué llegaron tan tarde?- cuestiono viendo que por primera vez, Jay tenia atada la corbata correctamente.

Jay tosió antes de contestar -Surgió un contratiempo- rasco su nuca algo nervioso.

El gobernante de Versalles jalo a su hijo hasta el podio, cuando Archie se pasó de listo y estaba listo para besar a su pequeño; a quien engañaba sus celos de padre era enormes.

Carlos palideció al escuchar los murmullos y aplausos forzados para su persona; se apartó del micrófono y vio angustiado a su padre -¿Qué se supone que voy a decirles?- Un paso en falso y podrían declararle la guerra o algo, eso le daba pánico, no estaba listo para eso

Ella gruño -Solo comienza el festival y diles algo motivacional que no tengas la intención de cumplir- sonrió y repartió saludos a los pueblerinos para después mirar severamente a su hijo

Carlos sintió un nudo formársele en la garganta; miro a sus padres, a sus pretendientes, y diviso a sus tres amigas que le gritaban palabras de aliento. Miro de nuevo al pueblo debajo de él, y sintió su cuerpo temblar cual gelatina; miro a Jay de nuevo y este le guiño un ojo con esa sonrisa pícara. Se recordó entonces su promesa, de callarle la boca al árabe y demostrarle que era capaz de manejar un reino.

Sonrió como si los nervios no estuvieran a punto de matarle -Buen día a todos los presentes- El maldito saludo parecía de niño de quinto grado; volvió a calmarse -Estamos hoy reunidos todas las clases y todos los reinos, para celebrar la cultura de Versalles- Las miradas fijas de todos las demás personas le comenzaban a intimidar; trago grueso preguntándose mentalmente en que momento desfallecería -Versalles no es solo un extenso pedazo de tierra... Versalles son todos y cada uno de ustedes; la gente que trabaja duro y con cariño por sus familias- Era increíble como solo un par de palabras podían tocar corazones tan sinceramente -Este reino no solo es de la monarquía, el verdadero Versalles es de todos ustedes- Lo que decía era cierto y lo decía con todo su corazón; la monarquía y sus decisiones idiotas (Como las de él) no influenciaran jamás como el cariño de un pueblo podía -Y por eso hoy reunidos venimos a celebrar lo que es Versalles- Y para declarar el inicio del festejo jalo la cuerda dorada que comenzaría las campanadas; mientras los demás aplaudían y la música sonaba.

Carlos suspiro cuando finalmente termino y la gente dejo de mirarle tan fijamente.

Archie y Ben no tardaron en romper la compostura y abrazarle así como felicitarle por su discurso, y aunque agradecía eso... En esos momentos le importaba solo una opinión, y por primera vez en mucho tiempo no era la de su madre. Jay se acercó.

El árabe sonrió de medio lado -Bien hecho- revolvió sus rizos bicolores -Supongo que me equivoque, quizás seas un buen rey algún día- Eso significo mucho para el pecoso; de nuevo el poder de las palabras era enorme, Carlos le dio un abrazo... ignoro las quejas del mayor y la sorpresa de los reyes y sus otros dos prometidos; incluso le importo un bledo que su madre le mirara tan amenazante.

Para cuando se separó, pudo divisar un leve tono carmesí en las mejillas del árabe pero decidió no prestarle mucha atención a ello -¿Le gustaría dar un recorrido al festival su majestad?- Jay puso los ojos en blanco antes de jalarle hasta el inicio del dichoso evento, mientras el más joven reía a carcajadas.

Tanto los reyes como Ben y Archie; estaban pasmados, pero aun así los reyes no perdieron el tiempo para comenzar a pelear entre ellos, antes de que eso llegara a algo grave los dos herederos se miraron y asintieron. Irían detrás de esos dos y ganarían el corazón del pecoso.

Por sus reinos y por sus padres.

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Ben bajo al festival en busca del pecoso, el cual debía recalcarse que se había ido junto a Jay.

Importaba muy poco como, pero el conquistaría al pecoso para que así su reino tuviera mayores oportunidades y no surgiera la guerra de nuevo, porque al paso que iban los reyes se desesperarían y se declararían la guerra de nuevo. Era una responsabilidad increíblemente estresante, pero ¿Que podía hacer? Después de todo este era solo el principio de lo que sería el peso de una enorme corona.

Ni siquiera sabía dónde estaba ahora, se perdió; definitivamente estaba perdido. Suspiro rendido, por más estúpido que sonara se daba por vencido; aún y cuando a diferencia de otros príncipes no tenía que emprender una larga y absurda travesía para encontrar a su media naranja, Ben se daba por vencido por que ni siquiera estaba seguro de que sentía respecto al pecoso.

Quizás solo hacia todo esto por sus padre y su reino, no porque realmente sintiera algo más que cariño hacia Carlos.

Frustrado y algo confundido se sentó en un pequeño banco de madera, al lado de donde grandes reposteros se preparaban para el concurso para encontrar al mejor de ellos. Por primera vez participarían de todos lados; no solo de Versalles y fue por eso que diviso a la Señora Potts entre todos esos chefs con artefactos ostentosos.

Fue directo hacia ella y con una de sus encantadoras sonrisas le saludo. La mujer regordeta platicaba animadamente con la Reina Bella y el Hada Madrina; se quedó ahí en silencio simplemente viéndoles como un completo raro hasta que sintió un ligero apretón en el hombro que le hizo sobresaltar. Se giró y se encontró con la blanca sonrisa de cierto rubio, Chip. Que extrañamente tenía como compañía a Mal.

El rubio le abrazo efusivamente -¡Ben! ¿Qué haces aquí?- cuestiono después de soltarle

-Lo mismo pregunto- gruño y ok, tal vez estaba siendo un completo tonto; pero no podía evitar sentir ligeros celos hacia la amabilidad de Chip con Mal y viceversa.

El rubio sonrió -Bueno, mamá participara en el concurso de alta repostería y vine a ayudarle- mientras hablaba se acercó para auxiliar a su madre con los utensilios -Cuando fui por más cosas me encontré con una ladrona de chocolate- Mal rodo los ojos y Ben se preguntó internamente cuando se había vuelto tan celoso -Mal, Ben- les presento emocionado.

Ben asintió e hizo una mueca, Potts volteo y le sonrió -¿Ya se conocían?-

-Sí, es una de las chicas de la Isla- apresuro a contestar Ben ante la atenta mirada de los otros -La hija de Maléfica- ni siquiera sabía por qué había dicho tal estupidez; en realidad lo sabía pero era tonto admitir que esperaba que los otros dos se asustaran y Mal recurriera entonces a él.

Era increíblemente egoísta lo que quería... Y hablábamos del chico con moral inquebrantable; aquel que cada que alguien cometía algo fuera de la ley parecía invocar a todos los dioses y fuerzas mágicas. Y ahora trataba de celar a una chica por la que ni debería sentir algo.

Chip y su madre se miraron un par de segundos serios para después reír -Que bien, eres muy linda Mal- la pelimorada sonrió de lado -¿Te gustaría ayudarnos con esto?- la mujer entrego una charola algo pesada a la chica que sonrió juguetona

-¿A patearles el trasero a esos estirados? Por supuesto que si- sonrió sínicamente a los otros competidores y al mismo heredero de Auradon que le tomo del antebrazo -Después de todo no tengo nada mejor que hacer- Mal miro con una falsa mueca de tristeza al príncipe, para después soltarse de su agarre e ignorar su presencia.

Ben quería decirle que le amaba, que quería estar con ella pero sus deseos no podían ser los causantes del final del reino que su padre tardo tanto en forjar.

Y no podía herir a Carlos de esa manera, y por eso dio media vuelta en busca del pecoso. Aunque eso doliera como el infierno.

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-¿Por qué no pruebas esto? ¡Es delicioso!- Jay hablo con la boca llena de quien sabe que esta vez, el de rizos bicolores frunció la nariz.

Suspiro -Mi madre me está vigilando... Luego dirá alguna estupidez de que engordare o algo- mientras miraba toda la comida que les rodeaba, todas esas delicias que tanto amaba.

El árabe rodo los ojos -Tonterías- vocifero mientras tomaba un bocadillo de una chica a la que con descaro le guiño el ojo; a lo que Carlos le miro asesinamente -Hoy le harás caso a Jay- guiño un ojo ahora al pecoso mientras mordía un macaron y le acercaba el resto al rostro.

Carlos le dio un manotazo tirando el resto del postre -Jay esta idiota- acuso mostrando la lengua y cruzándose de brazos. El árabe alzo una ceja y sonrió divertido, mientras tomaba otro de esos postres que recordaba tanto amaba Carlos pero recibió otra negativa -No- Jay no se dio por vencido y al segundo siguiente ya tenía al pecoso acorralado mientras empujaba esos coloridos postres a sus labios sellados -¡Que no!- grito zafándose del agarre del árabe después de pisarle fuertemente; comenzaron a discutir y maldecir; el azabache en ningún momento se rindió hasta que finalmente logro que el más joven comiera algo.

Siguieron peleando, hasta el punto de llamar la atención de los demás.

Entre ellos un joven de bellos orbes esmeraldas miraba atentamente toda acción de los otros dos. Gruñendo y despotricando en contra del árabe, pues gracias a este el pecoso le ignoraba tanto a él como a Ben. Archie estaba molesto y ni siquiera estaba seguro del por qué.

Tampoco ayudaba la atenta mirada que le daban sus padres, inexpresiva sí; pero que daba a entender que esperaban que hiciese algo o tan siquiera le dirigiera la palabra a Carlos.

Estaba a punto de ir y gritarle a Jay que era un imbécil, mientras tomaba a Carlos por la cintura y se lo llevaba de ahí, para entonces demostrarle a sus padres y a todos los demás que no se dejaría ganar... cuando paso cierto chico albino que le ignoro magistralmente.

Leo se fue del festival y se dirigió hasta el enorme jardín del castillo de Bella y Bestia. Aquel que tenía todo tipo de rosales decorándole; y una enorme fuente de mármol con forma de rosa. Archie mordió su labio mirando a Carlos y a Jay de nuevo, los cuales seguían discutiendo; luego miro a Leo, el cual se había sentado en cuchillas sobre la fuente para admirar la belleza de las rosas. Archie lanzo por la ventana su plan para celar a Carlos para mejor ir y arreglar las cosas con Leo.

Al momento de sentarse a su lado, el albino gruño y se levantó; y si no hubiese sido por el príncipe que le detuvo por el brazo... Leo se hubiese ido.

-Espera- suplico sin soltar su agarre

Leo mascullo -No quiero hacerlo- con toda su fuerza trato de zafarse pero no lo logro -¡Suéltame!-

-Necesito que me escuches- el príncipe se levantó y acuno el rostro del contrario con sus manos -Sé que piensas que con lo de Carlos te he olvidado, pero no es así... Leo mis sentimientos hacia ti siguen intactos- el menor se liberó de su agarre gracias a una patada que dio en su estómago -¿Leo?- logro preguntar después de recuperar el aire

Leo suspiro mientras se alejaba de el -Archie tu serás rey- murmuro quedito y sonando tan lastimado al respecto -Y en tu destino esta desposar a Carlos; por el bien de Camelot, y honestamente prefiero que Camelot esté bien antes de...- ni siquiera logro terminar; su voz se fue y pronto el mayor le abrazo.

Archie suspiro y comenzó -El tratado, dice que alguno de los herederos de los más grandes reinos se casara con Carlos- Recordó aquello como un mantra -Quizás podría perder su mano- hizo comillas con los dedos, y entonces Leo le dio un golpe muy fuerte en el hombro

-¡No causaras la ruina de Camelot por mi culpa!- grito mientras le jalaba por la oreja y le seguía gritando

Archie toco su oreja quejándose por lo aturdido que se encontraba -Un reino se sostiene gracias al amor Leo; y yo estoy seguro de que te amo- sonrió mientras sostenía las manos del otro contra su pecho con completa dulzura -Solo Dejame resolver esto y te prometo que seremos felices juntos- beso entonces las manos del menor y le dedico una preciosa sonrisa.

Leo golpeo las manos del mayor y se cruzó de brazos chasqueando la lengua -No pienso ser el amor secreto de un rey, Archie- gruño totalmente amenazante mientras golpeaba el pecho del mayor con su dedo índice -¿Lo entendiste?- alzo una ceja con la mueca de fastidio que no se le borraba. Archie sonrió y beso la frente del más joven; que solo rodo los ojos tratando de restarle importancia.

Archie conocía muy bien a su "mejor amigo" para saber que hablaba en serio... Leo le mataría antes de convertirse en un secreto.

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La señora Potts espolvoreo un poco de azúcar glass en el postre, y mientras Chip y Mal acomodaban fresas en el intermedio de este, la pelimorada había tenido la idea de romper un poco con la tradicionalidad de dicho pastel poniéndole su fruta preferida.

Terminaron de decorar y fue así que llevaron dicho postre junto a los demás que concursarían.

Mal se había mantenido en calma todo ese tiempo; hornear siempre le tranquilizaba y esa vez no había sido la excepción. Se sorprendió de sí misma en realidad, pues esos dos eran muy buenos... y le agradaban.

Los gobernantes de Versalles pasarían y probarían dichos postres; y elegirían el mejor de todos esos. Al término del concurso, sonaría la campana de nuevo e iniciaría la fiesta exclusiva en el castillo de Auradon.

La competencia era reñida; su postre era el típico francés... un pastel mil hojas con fresas y chocolate.

Primero paso la reina Ella, que simplemente paso y dijo que todo era asqueroso (Como era costumbre) a excepción de su postre preferido, la crème brûlèe. Después pasó Carlos y dijo que todo era delicioso; literalmente se robó de todo lo que concursaba: como esos apetitosos éclairs de chocolate; esas magdalenas, un par de napolitanas; crepas obviamente, croissants rellenos de mantequilla, diez de los profiteroles perfectamente acomodados y algunos Paris-Brest. Y casi hace un berrinche infernal por llevarse el Coulant.

Curiosamente todo lo que había robado el pecoso no era solo para él, sino que lo estaba compartiendo con cierto príncipe árabe; la pelimorada sonrió... y pensar que ella había creído que Carlos sería más difícil de conquistar esta vez.

La señora Potts suspiro rendida; pues tenía los pies sobre la tierra y sabía que ganarles a esos grandes reposteros de Versalles sería imposible, Mal mordió su labio ante esto... sintiendo la enorme necesidad de ayudar a la mujer.

Chip le sonrió de medio lado con total nerviosismo, y entonces la chica miro que la decisión estaba en el rey de Versalles. Y bueno ella sabía más que nadie que esos otros dos reposteros eran muy buenos, era imposible ganarle al mousse de avellana de la chef Julia; o a la Charlotta del chef Antoine. El monarca pasó y comenzó a debatir junto a los demás quien sería el ganador.

Mal no pudo más y se maldijo a si misma por lo que estaba a punto de hacer; llamo a la princesita sin corona para que le llevara su libro de hechizos. La cual llego de inmediato.

-Llegue lo más rápido que estos zapatos me permitieron- Evie alzo el libro e inmediatamente le fue arrebatado -¿Acaso sucede algo?-

-Sí, aparentemente perdí la razón- gruño Mal mientras buscaba un hechizo, Evie ladeo la cabeza mientras se llevaba las manos a la cintura; llegaron entonces detrás de la peli azul Jane y Doug -De la boca del rey que se haga la voluntad que yo dictare- la pelimorada hizo un ademán hacia el rey que estaba por anunciar al ganador después de un largo discurso.

-El postre francés ganador del quincuagésimo concurso de repostería es...- El rey negó con la cabeza ante de volver a hablar -El pastel mil hojas por la amable Señora Potts- sonrió de lado para entonces entregarle el premio y condecorarla.

Mal sonrió de lado al ver la felicidad de la señora... y al ver la radiante sonrisa del príncipe Ben; no definitivamente no lo había hecho por él.

La campana resonó entonces por todo Auradon, anunciando el inicio de la fiesta real. Donde toda la realeza y la clase alta estaba invitada; al instante de eso Evie arrastro a Mal hasta el palacio junto a los otros dos que les seguían muy de cerca.

Carlos estaba a punto de irse junto a su guardia personal y con Jay cuando de pronto noto algo; el pueblo no tenía permitido pasar a la enorme celebración del castillo a menos de unos cuantos seleccionados por la misma realeza. Y entonces algo en su estómago se contrajo, si lo ignoraba y se iba mediocremente a celebrar, sería tan ruin como su madre.

Miro entonces al árabe que seguía robando bocadillos y recordó algo de su primera cita a solas. Jay era hijo de Jafar, y a pesar de que podía ser tan malvado y despiadado como su padre prefería seguir un buen camino y luchar contra la pobreza. Disfrutaba los lujos de ser un príncipe claro, pero no olvidaba la promesa que le hizo a su reino y cada que tenía la oportunidad luchaba por marcar una diferencia, incluso con cosas mínimas.

Como esa vez que protegió a dos niños indefensos y les dio alimento; Jay podría ser tan malo como su padre pero opto por seguir su propio camino aunque la propia realeza y sus protocolos idiotas se opusieran. Entonces se armó de valor y decidió algo: no repartiría falsa esperanza, sino que sus palabras serian hechos y cumpliría con lo que prometía.

No cometería el error de sus abuelos, que al final murieron por aprovecharse del pueblo y confiar en que estos estarían bien con ello, y no sería como su madre que repartía promesas vacías solamente para seguir con su vida lujosa.

El cumpliría lo que había dicho; y bueno en su discurso fue claro... Versalles era un lugar maravilloso gracias a su pueblo, no por sus monarcas. Y el haría que el corazón de Versalles entrara a esa maldita fiesta.

Le importo un bledo discutir con los guardias y con sus propios padres, al final el pecoso lo logro; y abrió la puerta del palacio a todas las personas que agradecieron enormemente su gentileza y corazón puro.

Claro que los monarcas, príncipes y princesas se enfadaron, todas las cortes reales empezaron a vociferar cosas en su contra, incluso aquella que en teoría era su familia (Por parte de su padre) le juzgaron y miraron mal, y como era aún más típico Audrey hizo un escándalo al igual que Chad. Pero todo eso importaba un carajo si podía ver las sonrisas de niños que trabajaban duro junto a sus padres y ahora podían disfrutar de comida deliciosa y juegos, si podía conocer más a sus subordinados a través de las maravillosas historias y chistes que tenían para contar.

Ese día Carlos se acercó más con su pueblo, con el de Auradon, con el de Camelot y el de Agrabah. Y se dio cuenta de que tenía mucho material para su informe, había muchas problemáticas que tendría que resolver en cuanto tuviese la oportunidad.

En ese momento le puso un alto a su inmadurez y se dio cuenta de lo mucho que los reinos le necesitaban, sería la voz de todo un reino. Finalmente se dio cuenta de algo; el tratado era importante y su imprudencia solo estaba causando daño, pero ya no más... Carlos ese día hizo una diferencia tanto en los reinos como en su persona; y ese era solo el inicio de lo que el haría para mejorar al reino que le acogió desde su nacimiento y a los demás que también les brindaría apoyo. Usaría su rebeldía para algo bueno como cambiar las estupideces que tenía la monarquía y las decisiones políticas.

Y bueno, quizás Jay tenía razón y algún día podría ser un buen rey. Y se repetía constantemente que nada de esto lo atribuiría al príncipe árabe que sonreía mientras hablaba con algunos pescadores de Auradon. No, ¿Cierto?

De lo que definitivamente no había duda era que Carlos Valentine De Vil era el príncipe rebelde de Versalles y grandes cosas estaban por venir para su reino y los demás, solo era cuestión de que esperaran.

Notas: Hi😏 Hoy Ally actualizo y les dara una lección de reposteria francesa :v Para que se den una idea pues😌

Éclairs☝

Madeleine Cakes (Magdalenas)👆

Pan Au Chocolat (Napolitana)👆

Macaron Frances👆

Profiteroles👆

Pastel Mil Hojas👆

Crème Brûlèe👆

Mousse👆

Charlota👆

Paris-Brest👆

Coulant (Volcán)👆

Pâtisserie* significa panaderia, pasteleria, reposteria en francés😉

Eso es todo hasta la proxima... los adoro😏💚

Pd. Me dio hambre ):

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