The Prince

Bởi allydenvers

39.2K 2.2K 3.3K

Jaylos benlos carlos/oc Argumento: Carlos Valentine De Vil es el príncipe de Versalles que nacio con el único... Xem Thêm

Capitulo 1. El principe de las pecas
Capitulo 2. Destino
Capitulo 3. Era demasiado bueno para ser verdad
Capitulo 4. Aveces hay que romper los esquemas
Capitulo 5. Cita triple
Capitulo 6. ¿Perdidos?
Capitulo 7. La educación es importante
Capitulo 8. Clases para nerds
Capitulo 9. Desayuno desastrozo
Capitulo 10. Algo llamado Tourney... alguien llamado Leo
Capitulo 11. Según un tarado, los que se odian se aman
Capitulo 12. Un mundo ideal
Capitulo 13. El joven de corazón noble
Capitulo 14. "Arturito"
Capitulo 15. ¿Poliamor?
Capítulo 16. La maravilla de las mentiras
Capitulo 17. Primer adiós
Capitulo 18. Es ridiculo
Capítulo 19. Príncipe ladrón y mentiroso
Capítulo 20. Solo un perdón.
Capitulo 22. Pequeña Rosa
Capitulo 23. La bomba estalla
Capítulo 24. Pâtisserie*
Capítulo 25. El nerd más nerd
Capítulo 26. El principe de los ladrones
Capítulo 27. "Proud of your boy"
Capítulo 28. ¿Qué es lo que sientes?
Capítulo 29. Y vivieron felices por siempre...
Capítulo 30. El más grande tesoro
Epílogo

Capitulo 21. Cuento de un principe y su caballero.

765 35 15
Bởi allydenvers

"Now you call me -amoral,-
A -dangerous disgrace,-
If you've got something to say
Name a time and place
Face to face
I have the honor to be Your Obedient Servant..."

Las yemas de sus dedos seguían desplazándose sin cuidado por las hojas amarillentas del libro frente suyo. Llevaba horas, horas leyendo esas palabras que simplemente no se grababan en su mente; por más que intentara retenerlas, estas no se quedaban.

Algo que resultaba realmente frustrante si se consideraba que necesitaba retener esas palabras para la competencia que ya se aproximaba; era seguro y un tanto obvio que el seria quien iría a la competencia académica de ese año. Lo inquietante era saber quien seria su compañero después de que Doug se negara a ir (Claro que el hijo de Tontín se ofreció a ayudarles a estudiar, pero no a participar) Se haría un enorme examen a todos los alumnos, y quien lo aprobara con la mayor calificación... competiría al lado del heredero de Arturo.

Pero claro que eso solo pasaría si retuviera las malditas palabras impresas en el libro; Archie golpeo el escritorio con sus puños respingando por lo bajo. No podía concentrarse. Por más que lo deseara el estaba ahí, en su cuarto; pero su corazón y mente estaban con Leo.

Oh Leo, ese dulce chico que le ignoraba con maestría.

Por más que intentara acercarse al albino, por más que tratara encontrárselo siempre lograba zafarse de la oportunidad. El hijo de Lancelot siempre huía y quizás si tenia una buena razón; pues ciertamente parecía un zombie cada vez que le veía y trataba ir por el. Hasta el se asustaría si lograra verse.

También entendía que sus sentimientos erráticos los tomaron de sorpresa a ambos; pero Leo no era gay, o eso gritaba antes cuando el buscaba alguna excusa para molestarle. Fueron buenos tiempos los pasados, cuando ambos podían estar juntos sin sentirse extraños y con un bochorno en el rostro. Cuando Leo no huía y el no era tan estúpido como para tratar besarle en cada mínima oportunidad.

Archie giro la silla hasta mirar el resto de su habitación, observando con detenimiento sobretodo ese oleo de su familia. Aquel en el que todos parecían una mezcla entre lo intimidante y la clase; resoplo mientras mordía el final de una de sus plumas. Estaba seguro de que debia preocuparse por algo, que su padre estaba desesperado por que hiciera algo pero no podía recordarlo por más que tratara.

Volvio a pensar en Leo, y en cuestionarse si moriría solo en caso de que el albino jamás le correspondiera. Archie podía parecer ser serio y sumamente maduro, pero en esos momentos solo quería lanzarse a los pies del albino y hacer un enorme berrinche para que accediera a sus sentimientos.

¿Como convencer a alguien tan testarudo como Leo? Lo más lógico seria ya dejarle en paz, pero en esos momentos Archie mando a la mierda la lógica y tomo sin pensar la primera idea que surgió en su mente.

Archie sonrió y se levanto de golpe, no se concentraría de cualquier manera; no hasta que lograra calmar a su alma. Tomo su celular y ese saco gris oscuro y salió de la habitación tecleando un numero en especifico.


Otra idea, otro desastre.

------------------------------------

Leo por tercera vez en el día fallaba al empuñar su espada; Merlín volvio a mover la cabeza de un lado a otro pero no dijo nada. Leo lanzo su espada al suelo con frustración y el mismo se dejo caer al lado de esta; limpiando con el dorso de su mano el sudor en su frente dejándola ahí en un gesto completamente dramático.

-No es normal en ti fallar al ejecutar- el viejo mago comento limpiando sus lentes con la enorme manga de su túnica.

Leo alzo la mirada expectante; deseando con todas sus fuerzas que no preguntara la razón de su distracción, sin embargo Merlín era listo y sabia como persuadir al menor para que soltara la verdad.

-¿Como esta Archie?- el albino abrió los ojos cómicamente mientras sus mejillas se teñían levemente de carmesí -¿Ya logro enamorar a Carlos Valentine De Vil?- Leo maldijo en su interior mientras parpadeaba varias veces buscando el pretexto perfecto para evitar la conversación. Atino a levantarse y volver a tomar la espada


-Quizás debamos seguir practicando- el mayor frunció el ceño al ver el fracaso de su intento

Merlín no se daría por vencido -Bien- vocifero tomando de mala gana una espada, si no lo podía hacer de una manera racional; lo haría a la manera de Leo

-¿Que haces?- el menor alzo una ceja mientras reía

-¿Así que crees que solo por que estoy viejo no puedo patearte el trasero? Ya veras Leonard- el joven gruño y fulmino con la mirada al mago cuando escucho su nombre completo, lo detestaba -Hagámoslo más interesante, si yo gano tu perderás ese secreto de tus entrañas y si tu ganas...-

-Y si yo gano me dejaras en paz al respecto- interrumpió con superioridad

Merlín sonrió -Que gane el mejor-


Para el mago; Leo era bastante predecible cuando se enfadaba, ya lo había estudiado por muchos años pues en teoría hasta le había criado. Arturo y Lancelot por lo regular no se encontraban en casa, esto gracias a que siempre estaban en reuniones o asechando a los ladrones de Camelot para posteriormente mandarlos a la Isla. Y de igual manera cuando estaban, decidían mandarlos con Merlín (muy a pesar del viejo) para que aprendieran cosas que los demás niños en Camelot quizás no hacían.

Leo y Archie desde muy pequeños habían pasado mucho tiempo con el mago; ahí Archie aprendió a leer a corta edad mientras que Leo demostraba talento en artes como pintura y danza. Claro que Leo dejo el arte a un lado cuando esa estúpida necesidad de ser como su padre llegó, y Archie dejo los grandes clásicos de literatura inglesa para leer esos gruesos libros sobre como un rey debia comportarse y como gobernar.

Por eso fue sencillo esquivar los ataques del menor, Leo olvidaba fácilmente la estrategia cuando el ego y la desesperación le invadían.


El ruido ensordecedor del metal chocando entre si era lo único que se lograba distinguir además de la respiración agitada del albino. Leo inflaba sus mejillas tratando de recuperar aire mientras soltaba golpes al azar y Merlín los bloqueaba con facilidad.

En algún punto Leo no cuido sus pies y Merlín se aprovecho de eso para desequilibrarlo y lograr que cayera, el viejo mago poso el filo de la espada en el mentón del chico que resoplo.

-¿Ves? Este viejo decrepito aun puede proteger a Camelot- sonrió con autosuficiencia acomodándose el puntiagudo sombrero en su cabeza. El albino atino a resoplar y tenderse sobre el césped. Merlín carraspeo un par de veces hasta tomar una postura seria -¿Entonces?- Leo ya sabia a lo que se refería.

-No te lo puedo decir- y aquello era más por una cuestión de orgullo que por la razón que le daría al mago -Si te lo digo... tu se lo dirás a Arturo; y Archie no podría con eso-

-Leo- el mencionado puso los ojos en blanco encarándole -Hasta yo se el punto en que debo detenerme cuando se trata de Arturo; los tiempos de ahora son un cambio muy brusco a lo que estaba acostumbrado, Arturo no puede dejar sus ideas medievales- Y es que aunque el intentara explicarle y ayudarle a comprender ese mundo... simplemente era imposible, ese hombre ya no era el inocente niño al que alguna vez ayudo para que no fuese una superficial cabeza hueca; No. Ese hombre ahora era un rey terco que creía firmemente solo en lo que el veía -Ni siquiera yo entiendo como progresamos de esta manera; ¿De estar en la edad media ahora estamos en el siglo XXI?-

Leo sonrió disimuladamente, a veces realmente no entendía lo que decía el mayor; pero era agradable de escuchar. Le gustaba presenciar en primera fila las discusiones nerds entre Archie y Merlín; su sonrisa se esfumo de inmediato.

-Así que se trata sobre Archie...- El viejo hombre jalaba de su barba pensativo -¿Que cosa podría hacer tal chico como para enfadar a su padre?- A decir verdad la respuesta era todo; Arturo nunca estaba satisfecho. Maldito Arturo.

Leo no menciono palabra, pero los nervios parecían ser más evidentes con cada segundo que pasaba.

-¿Leo?- insistió pero era de esperarse que la terquedad del más pequeño le impidiera abrir la boca -Leonard Du Lac ten palabra y respóndeme- <<Demonios>> pensó en su interior el mencionado, el uso de su nombre completo la mayoría de las veces se debia a que había hecho enfadar realmente a alguien. Pero aun así no pudo evitar soltar una carcajada ante esto y volver a su antigua seriedad en cuestión de segundos. Y ese era uno de los más grandes trucos del chico; pasar de la despreocupación a la seriedad total era como un don con el que ya había nacido.

El albino resoplo -El cumplimiento de la palabra es equivalente al honor- repitió aquel mantra antes de tomar la fuerte bocanada de aire con simbolismo de valentía -Archie... Júrame con tu vida y la del mismo Rey que no dirás nada- su mirada afilada era una clara amenaza de que el no se andaba con rodeos, o al menos no en ese momento. Merlín lo juro, de las maneras más absurdas pero lo hizo, y Leo sabia que podía creer en el -Archie, ya no esta tratando de conquistar a Carlos aparentemente tiene... "interés" en alguien más- Merlín bebió café para luego escupirlo como el típico cliché humorístico que no resulto, Leo fruncía el ceño mientras quitaba las vendas de sus manos.

-Y supongo que ese alguien eres tu ¿Cierto?- el Mago sonrió ampliamente, dejando ver su dentadura perfecta; aquella que obviamente estaba ahí por la magia y no por otra cosa.

Leo casi muere ahogado cuando tomaba agua -¿De que hablas?- pregunto en completo pánico; quizás ya todos lo sabían y el seguía ahí desgastando todo su tiempo en esconderse de Archie y disfrazar la verdad para evitar la ira del monarca de Camelot -¿Por que lo dices como si fuese así de obvio?- Necesitaba respuestas y evidentemente un calmante -¡Merlín!- El mago estallo en una risa incontrolable que termino por colmar el vaso del menor; de seguro ya todos lo sabían y todo era un juego psicológico para probarle como caballero; por que en teoría un caballero siempre dice la verdad... y el al contrario, la había maquillado muy bien.

Realmente un fracaso en todo sentido.

-Es una br... demonios- Leo no se reía y fue en ese momento que supo que su pequeño "chiste" no era del todo un disparate -¿Hablas en serio?- Leo tosió con fuerza buscando una excusa para no responder -Arturo enloquecerá- se lamento el Mago, en ningún momento se lo hubiese esperado.


¿Leo y Archie?

Para sus viejos oídos sonaba como una locura, eran tan distintos... Uno se dejaba guiar por la razón así como la cabeza y otro por el impulso y la pasión. Y aún así se llevaban bien, maldita sea.

Si bien era cierto que se conocían desde siempre y se llevaban de maravilla; no podría imaginárselos ni en pintura como pareja. Leo era tosco en ese aspecto, y Archie todo un romántico.

¿Como pudo haber sucedido algo así? Era la duda de oro.

Leo le miro un par de minutos antes de resoplar -No lo hará por que no se lo dirás- El ató sus zapatos mientras tanto, Merlín seguía sin salir del shock -Ni a el, ni a mi padre- dejo clara la advertencia.

-Leo, este tipo de cosas se saben al final; los coqueteos entre Archie y Carlos no son solo asuntos de adolescentes, son cuestiones políticas también- y comenzó su caminata nerviosa mientras Leo le seguía con la mirada -Tarde o temprano se descubrirá la verdad- Merlín gruño jalando la piel de su propia cara -¿Ahora entienden por que este tipo de cosas tan importantes no deben dejarse en manos de mantequilla?-

-¿A que refieres?- pregunto con desdén

-A que ninguno de esos cuatro cuenta con la madurez como para tomar este tipo de decisiones; El más chico tiene dieciséis... ¡Es evidentemente que no pueden con eso!- Toda la boca llena de razón; les estaban dejando mucha responsabilidad a un par de niños y todo eso era por la misma inmadurez de los gobernantes para llegar a un acuerdo no tan estúpido.

-Siempre ha sido así, Arturo fue un rey muy joven también- murmuro distraído arrancando césped

-Arturo tuvo mi ayuda- menciono con autosuficiencia, Leo puso los ojos en blanco, cada que Merlín alardeaba no podía evitar hacer tal gesto -Aparentemente ahora me quieren jubilar y por eso no puedo traer algo de razón a esas cabezas- refunfuño moviendo su bigote cómicamente, Leo volvio a reír con ganas -¿Y que hay de ti?-

El albino alzo una ceja -¿Sobre...?- no entendía a que quería llegar; bueno, más bien no quería responder a ello

-Archie- Dio como respuesta aquel nombre que ya empezaba a ser como un taladro en su cabeza -Leo yo solo quiero que las personas que lo merecen, sean felices... no me importa quien lo aprueba, quienes son o el titulo que tienen- Era momento de ser honestos... les apoyaría de ser necesario. Ellos no tenían por que sufrir las consecuencias de las idiotas soluciones de sus padres y si esos jóvenes encontraban la felicidad, no era justo arrancársela solo por un tratado -Si tu sientes algo deberías ir por el y darle una oportunidad-

Merlín le regalo una de sus mejores sonrisas pero Leo no correspondió, cambio el semblante a uno serio de nuevo -No lo hago- respondió secamente -No soy Gay- murmuro más para si, como todos aquellos estúpidos mantras que se grababa.

El viejo suspiro -A tu edad es muy complicado que sepas eso- Realmente este hombre era un sabio -El corazón es la bestia más difícil de dominar- Leo se atrevió a mirar esas gafas empañadas -Pero tu como el gran caballero que eres, lo logras ¿Verdad?-

-...- Leo quedo sin habla

-Solo procura hacer lo que te haga feliz y no a lo que a la copia de Lancelot le gustaría ¿De acuerdo?- toco su hombro con cariño y volvio a su choza para guardar el equipo de caballería -¡Terminamos por hoy! ¡Piérdete Du Lac!- Leo rodo los ojos sin moverse de su lugar, quedando estático sin nada más que el viento moviendo su cabello y ropa.

El era feliz siendo la copia de su padre... ¿Correcto?


-----------------------------------

Camelot era un lugar precioso a su manera; pequeños estanques atravesaban a los pueblos que le componían, la naturaleza estaba presente día a día con todos los habitantes, aquellos con sueños y aspiraciones más grandes que su propio ser.

Aquellos que ponían toda su fe en su monarca y sus caballeros; por que en esos momentos la fe era lo único que no moría.

Las epidemias estaban acabando con ellos, los demás reinos no abastecían lo suficiente a su socio comercial. Los ladrones, asesinos y caza recompensas no eran de ayuda, cada día había un robo nuevo a personas completamente inocentes y honradas que luchaban por salir adelante en un lugar así. Cada día había siete o nueve muertos nuevos a causa de asesinatos o enfermedades. Y aún así con cada día que pasaba la fe nunca bajaba, la esperanza de que el único príncipe heredero lograra casarse con el de Versalles y así hacerse una potencia ambos reinos junto a los demás, nunca se iba abajo; pues ellos creían en su rey y las sabias decisiones que tomaba, ellos creían que los de Versalles serian de enorme ayuda y que al unificarse como un enorme reino entonces Auradon y Agrabah les aportarían más cosas de las que daban en esos momentos; aquella ayuda que les era prohibida debido a la enemistad que tenían.

Ponían toda su fe en que algún caza recompensas fallara en los ataques hacia su rey; por que claro que aquellos hombres maliciosos que buscaban terminar con sus gobernantes existían y se escondían como ratas en alcantarillas.

Que al ser descubiertas eran mandadas directamente a la Isla; ponían todos sus problemas en manos de los monarcas aquellos que a diferencia de los otros reinos prefería vivir sin tanto lujo con tal de mantener a flote su reino.

Los caballeros también eran una parte importante, ellos se encargaban de proteger y mantener con vida a unos cuantos habitantes. Aunque eran muchos era imposible ganarle a aquellos que sabían escabullirse tan bien.

Camelot era hermoso, y fue el lugar donde le toco vivir; y si Leo debia sacrificar toda su vida en ayudar a su pueblo... sin dudar lo haría.


Ser aquel caballero de deslumbrante armadura que salvara y fuese esperanza para su reino... Eso era lo que Leo debia ser, tal y como lo era su padre, Lancelot. No solo por su padre, si no por que Camelot necesitaba no perder esa llama viviente de fe.

Mientras Leo pasaba por aquel reino, no pudo evitar volverse a enamorar del lugar; las esculturas, la cultura, la gente... a sus ojos todo eso era maravilloso. Y tal y como cada día que iba hacia... prometió entrenar más duro y esforzarse aún más para sacar adelante al reino que le acogió desde el principio a pesar de que sus padres no eran de ahí.

El nombre de Lancelot era como un himno para ellos, le veneraban tanto como a su rey; todos sabían que si Lancelot estaba en una batalla significaba que esta estaba ganada. Así de enorme era la reputación de su padre, aquel hombre frio y despiadado en batalla; y enormemente cariñoso en casa.

Leo tenia un legado gigante, su padre era una viva leyenda y el no podía sentirse mas inútil al respecto; No podían comparar el musculoso cuerpo de su padre con los brazos de pasta que el tenia, no podían comparar su resistente piel con la suya que era como papel, no podía comparar las estrategias de su padre para ganar con su cabeza de chorlito, no podía comparar el talento de Lancelot con la espada con su inútil intento de empuñarla.

Leo sacudió su cabeza, esos pensamientos le volvían a invadir; y le hundían como en arena movediza. Se suponía que iba a despejar su mente... a dejar de pensar en Archie y lo que Merlín le había dicho, volvería a esconderse del heredero de Camelot pero esta vez en la comodidad de su hogar.

Una pequeña sonrisa surco sus labios cuando vio la edificación que era su casa; aquella con un enorme y vasto jardín, pequeña pero confortable, con todo lo necesario para que a sus ojos no hubiese lugar más perfecto que se le acercara. Ni siquiera el enorme castillo de los monarcas.

Arturo le había propuesto a Lancelot que vivieran en el castillo como mucho tiempo habían hecho, pero Melibea no pudo con eso... aquella dulce mujer detestaba tanto espacio y el tiempo de sobra que había por que no hacia nada por ella misma, fue por eso que pidió a su esposo que le llevara a otro lugar, ella quería su propio hogar y fue así como Lancelot mando construir su linda morada. Claro que a pesar de vivir separados, la pareja seguía sin despegarse de los reyes, Ginebra adoraba a Melibea y su actitud para ver las cosas; y Arturo sentiría su alma irse si no tenia a su mano derecha consigo.

El menor contemplo el cuidado jardín, aquel que era precioso y parecía irradiar alegría por la vida tal y como la persona encargada de que se viera así, su madre.

A quien vio a través de la ventana entreabierta colocando tomando uno de sus deliciosos y característicos pay. Enseguida le reconoció y sonrió radiantemente; feliz de ver a su amado hijo de visita. Leo enseguida entro, siendo recibido por un eufórico abrazo de parte de su progenitora; el menor en su mente refunfuñaba incomodo pero no podía rechazar el afecto de su madre.

De un segundo a otro ya se encontraba en el comedor con una enorme rebanada de pay enfrente de si; mientras aquella bella mujer mantenía su enorme sonrisa. Ella empezó a contar un buen tramo de su vida con aquella energía y alegría que le caracterizaba, Leo solo sonreía y hacia comentarios graciosos de vez en cuando... pero con esa seriedad en su rostro que le daban un indicio a su madre de que las cosas no estaban bien.

-¿Que le sucede a mi lindo bebé?- pregunto frunciendo los labios aquella mujer, Leo rodo los ojos al escuchar ese "apodo"

-No me vuelvas a llamar así- refunfuño mientras lanzaba una mirada de molestia -Estoy bien, gracias por preguntar supongo- La mente de Leo no estaba ahí, estaba pensando en la conversación de Merlín y claro, en la mirada de desesperación y tristeza de Archie cuando se escapaba de él hábilmente.

-Leonard te llamare como quiera por que soy tu madre- contesto.

-No, no lo harás... tampoco digas mi nombre; solo Leo ¿Ok?- su madre refunfuño e imito lo que dijo con una voz chillona; Leo no pudo evitar soltar un escandalosa risa ante la mirada molesta de su madre.

-Bien Leo- chasqueo la lengua -Responde mi pregunta muchacho- entrecerró sus ojos, dándole un aura aterradora a esos bellos orbes celestes.

Leo resoplo levando unos cuantos cabellos albinos del flequillo tan característico de el -Dije que estaba bien- incluso trato de sonreír y mostrarse sereno para más credibilidad; credibilidad que se fue al caño en segundos

-Dile ese cuento a alguien que se lo crea- Leo sonrió burlón para si mismo -Se trata de...- ella alargo en la ultima letra tratando de descifrar la mirada de angustia y el rostro cansado de su obstinado hijo, que se seguía sintiendo indescifrable y un enigma andante -Archie- Leo no dijo palabra, pero el susto era palpable en su rostro y fue obvio entonces, Melibea sonrió.

Antes de que su madre pudiese decir otra cosa con ese ridículo tono burlón el intervino -No- Su madre rio escandalosamente (Ahora sabia de quien había heredado esas "discretas risas") El menor atino a esconder su rojo rostro entre sus manos a causa de la vergüenza; aparentemente el era el único al que no le cabía en la cabeza como alguien como Archie le podía querer; se preparo mentalmente para escuchar el sermón de su madre -Adelante, empieza a decirme que le de una oportunidad y quizás yo incluso me enamore; No soy gay madre... Un caballero del porte que quiero no lo es-

Su madre soltó una tremenda carcajada; golpeando todo a su paso a causa de la intensa risa -¿Te das cuenta de que yo no sabia de que hablabas y que tu solito lo confesaste?- Leo hizo una mueca mientras su rostro se encendía de nuevo de un fuerte carmín, Melibea volvio a reír -Así que de eso se trata-

-¿Que no te molesta que el idiota de Archie no este obedeciendo las reglas del tratado y vaya a perder?- gruño sin dejar de comer claro.

-Oh bebé, el tratado nunca me a importado en lo más mínimo- Leo parpadeo repetidas veces sin entender de que hablaba su progenitora -Yo no creo en los matrimonios arreglados que solo fuerzan al amor- Ok, eso si había tomado por sorpresa a Leo, aunque era obvio que una mujer como su madre protegía a capa y espada el amor verdadero.

-Como sea... el amor no es lo importante, la unificación de los reinos si- Su madre ya debia de dejar los cuentos de hadas de lado; ¿Es que acaso no veía la situación a la que se enfrentaba Camelot?

-Leo, ningún tratado tendrá la fuerza que el amor tiene- Y su madre seguía pensando en esa tontería -Ponte en el lugar de Carlos; imagínate que te obligaran a casar con tres jóvenes ajenos a ti... Conociendo tu terquedad no dejarías que te casaran a la fuerza- Eso también casi le hace atragantar; Si el fuese Carlos ya hubiese huido, no le gustaría que le obligaran a hacer algo que no es -Todos merecen amor Leo; importa un bledo su posición- Y eso era cierto de nuevo, las madres eran tan sabias.

Hasta su padre, un hombre callado y sanguinario había encontrado la felicidad que solo el amor puede ofrecer de una doncella tan bella como lo era su madre. Leo solo quedo sin habla observando a la mujer que bebía tranquilamente su café.

-Así que Archie esta asechando a mi lindo bebé- Eso definitivamente no fue una interrogativa, cada palabra sonaba más ridícula para el -¿Como sucedió?-

Leo rodo los ojos mientras gruñía por quien sabe cuanta vez consecutiva -Leo, madre... solo Leo- Melibea sonrió con autosuficiencia -No lo se; el solo de un momento a otro se comporto raro y le estado evitando durante mucho tiempo así que no lo se en realidad-

Melibea contuvo una de sus sutiles risas -¿Le has estado evitando todo este tiempo?- Leo asintió algo avergonzado, ahora que lo escuchaba en voz alta sonaba ridículo -Leo, ¿Por que?-

-Por que no soy gay y el es mi amigo, es el hijo del rey, esta comprometido y enserio no soy gay- Leo declaro incluso golpeando un par de veces la mesa debajo de el

Melibea sonrió negando un par de veces -Tu aún eres joven para saber eso; ni siquiera has tenido pareja- Leo abrió la boca para protestar pero fue callado de inmediato -Y no, coquetear no es lo mismo que tener pareja- Leo solito cerro la boca mientras se dedicaba a comer de nuevo -Ya te dije que forzar al amor no es correcto, quizás podrías intentar corresponderle un poco y si no te agrada pues simplemente decírselo y no huir- ¿Salir con Archie por un tiempo para saber si le gustaba o no? ¡Que cosa más ridícula! Y aún así su madre iba a enserio -No puedes tomar una decisión sin antes saber a lo que te enfrentas-

-No- <<Testarudo muchacho>> pensó su propia madre -Un caballero no...-

-Y ahí esta la verdadera razón- interrumpió ella llevando su taza hasta el fregadero -Leo, tu no eres tu padre- algo en el pecho del menor se contrajo quitándole el aliento -No eres Lancelot, eres Leo... un muchacho que apenas se esta abriendo camino a quien es en la vida- Leo rodo los ojos, no escucharía esa estupidez de nuevo y por eso mismo se levanto -Deja de tratar de ser como tu padre, y comienza a descubrir quien eres- le paro su madre de la muñeca con un rostro sereno y una pequeña sonrisa en sus finos labios.

-Yo seré un caballero...- y aquí venia un sermón de nuevo, esa maldita frase que traía como sacerdote una biblia.

-¿Que protegerá a Camelot y se casara con una campesina como yo?- Melibea interrumpió antes de escuchar esa tontería, con una tontería mucho mayor

-Ehm no- Leo frunció las cejas, quizás no seria tan igual como su padre -Seria extraño- Melibea rio suavemente

-Leonard- le llamo con una voz suave y tranquilizante, tal y como cuando lo tenia creciendo en su vientre -Yo solo quiero lo mejor para ti, una madre quiere ver a su hijo feliz- sonrió mientras estrujaba fuertemente al menor que quedo estático escuchando atentamente a su progenitora -No quiero que una mala decisión destruya tu vida y te impida ser feliz; haz lo que tu quieras y no lo que los demás esperan de ti- Sabio consejo, mal escuchante -Prométeme que serás feliz y seguirás a tu corazón- Sonrió mientras aquellos orbes celestes resplandecían

Leo hizo un mohín con los labios antes de suspirar y asentir -Te lo prometo madre- mintió con sonrisa y todo; el no podía dejar de vivir detrás de la sombra de Lancelot...


Aunque su corazón le gritara dejar de entrenar, le pidiera seguir con sus sueños de pintar, le rogara no seguir con esa tontería de ser como su padre y le dijese darle una oportunidad a Archie... no podía darse el lujo de seguir a la locura de su corazón y dejar de lado la acida realidad que le golpeaba.

-----------------------------------

Lancelot corría despavorido después de perder a su corcel en medio de todo el desastre que estaba ocurriendo; un puñado de ladrones y hombres para nada de bien que estaban atacando a la aldea. El estaba herido, cansado... pero no podía darse por vencido.

Así que empezó a evacuar a las personas que estaban cerca del peligro mientras sus compañeros combatían, el siempre estaba dispuesto a ayudar; las cenizas comenzaban a ser un problema para su vista, el dolor en su pecho y su hombro calaban cada vez mas; pero sin embargo el seguía guiando hasta una salida segura a los inocentes pueblerinos. Parecía que ya estaban todos, parecía que no...

-¿Alguien ha visto a la joven Melibea?- grito un panadero asustado mientras el resto de la gente comenzaba a alarmarse, sea quien fuese aquella joven parecía importarles mucho.

Sin pensarlo dos veces se dirigió al lugar que el panadero había indicado para ser el valiente caballero que rescataría a la indefensa doncella.

Se encontró con la sorpresa de una casa vieja pero bien parecida, las paredes parecían estar adornadas por unas plantas colgantes, el hermoso y vasto jardín parecía más una parcela donde se cosechaba todo tipo de frutas y verduras; abrió la pequeña puerta que apenas si dividía aquel campo con la calle principal del pueblo. Camino a paso firme hasta el pórtico color crema y sin pensarlo dos veces toco la puerta donde una joven sin pasar dos segundos abrió.

La vista era preciosa para el caballero de deslumbrante armadura, frente a el estaba la doncella más bella que hubiese visto en toda su vida; de piel tersa y blanca, labios finos rosados, ojos grandes color celeste, cabello rubio rizado que apenas se sostenía en una media cola y su sonrisa, la más esplendida sonrisa que había visto en toda su vida.

La joven le sonrió y le invito a pasar por una rebanada de pay recién hecho, eso le desconcertó y volteo para verificar lo que sucedía. Efectivamente seguían los gritos de agonía y la destrucción detrás de él, pero frente a él se encontraba una pueblerina tranquila bebiendo té. Sacudió su cabeza.

-¿Es que no te das cuenta de lo que esta sucediendo? ¡Nos invadieron y están destruyendo al pueblo! Debemos salir de aquí pronto y...- comenzó a hiperventilar y gritar.

-Si no quieres pay solo debías decirlo, grosero- comento ella con un puchero sacando el pay de moras del horno

-No lo entiendes... debemos irnos, estamos en peligro- trato de tomarle del antebrazo y obligarla a irse pero ella dio un sutil manotazo mientras le sonreía

-Disculpa, yo no me moveré de aquí- declaro partiendo una rebanada de pay y dejándola en la mesa -Tengo que terminar la cena y arreglar esta cortina que fue rasgada por una cabra, esos animales están locos- descoloco dicha cortina con un bufido, mirando la realidad de afuera y suspiro -¿Para que huir si no he hecho nada malo?- Lancelot solo le miraba consternado -¿Vas a querer tu pay o no?- frunció los labios empujando el plato en el pecho del hombre.

Lancelot lo acepto por cortesía más que nada, ¿Pero de que hablaba? ¡Tenia que sacarla de ahí! -No lo diré de nuevo... vámonos-

La rubia sonrió... -Ya te dije que no, déjame ayudarte con esa herida en tu hombro mientras comes- y tal y como dijo, hizo. Sano a aquel caballero que no pudo hacer nada más que resignarse y sentarse a comer la deliciosa rebanada en sus manos. Si, el gran Lancelot; caballero formidable de la mesa de Arturo había cedido ante una campesina de ojos celestes que hacia de vez en cuando comentarios graciosos que aligeraban el ambiente que solo el sentía.

El se sentía muy valiente en batalla, pero se dio cuenta que esa joven le superaba por mucho; por un momento, se olvido del dolor y sufrimiento que había afuera y se dedico a perderse en el sabor del postre y a mirar los orbes de la chica que le sanaba y sonreía.


De un momento a otro se escucharon los galopees de caballos y el grito "¡Retirada!" La realidad le invadió entonces y se levanto apresurado hasta abrir la puerta, y se dio cuenta que habían ganado, los invasores y ladrones se habían ido. La rubia sonrió mientras salía a reencontrarse con el panadero que resulto ser su primo.

Lancelot se retiro sin decir nada, así de callado era aquel hombre.


La próxima vez que le vio el solo cabalgaba para rectificar que todo estaba en orden en el pueblo; Entonces la miro recolectando bayas en un cesto, se bajo hasta esa casa y ni siquiera supo por que razón lo hacia. Ella desconcertada le miro entonces y le saludo alegremente, llamándole caballero silencioso; fue cuando se dio cuenta que ni su nombre sabia.

Hizo una ridícula reverencia entonces -Permítame presentarme madame... Soy Lancelot Du Lac; caballero de la mesa de vuestro Rey Arturo y fiel protector de Camelot...- la doncella se carcajeo cortando cualquier tipo de inspiración en su sistema

Entonces poso una mano en su mentón -Melibea- comento casual y con una bella sonrisa, que contagio a Lancelot.

En ese momento que la vio marcharse hasta su casa y saludar con euforia a su madre, se percato de algo... No seria la ultima vez que le vería.

Por que ese día Lancelot Du Lac perdió una importante batalla... perdió contra los encantos de Melibea.


-----------------------------

Jane de nuevo se encontraba sola arreglando los detalles de la coronación de Ben. Esta vez tenia que probar distintas texturas de alfombras, rodo los ojos ante tal tontería... Pero igual lo hacia, por que bien sabia que debia ayudar a su madre.

Así que ahí estaba... en su habitación; rodeada de alfombras para probar cual tenia mejor color y era más suave.

Era un día tranquilo, incluso se había tomado la libertad de poner algo de música y beber algo mientras hacia su tarea, la cual se vio interrumpida por toquidos en la puerta. Abrió sin mucho interés; y de repente vio que se trataba de Leo. Saludo con la mano y le indico que pasara.

-Leo... ¿Que haces aquí?- realmente no comprendía a que se debia la visita del albino. Mientras el joven se debatía si en contarle o no ella aprovecho el tiempo para atar su cabellera en una coleta.

-Jane necesito un favor- la ojiazul asintió e hizo un además para que prosiguiera -Necesito que me beses- Jane abrió los ojos como platos mientras sacudía su cabeza en confusión.

-¿De que hablas? Leo no estoy para bromas así que será mejor que te vayas- rodo los ojos empujándole para que saliera

-No, no, no; espera- pidió tomando las manos de la chica.

Si se preguntan que estupidez planeaba, era fácil; quería que Jane le besara para comprobar su punto de no soy gay y generar rumores para que Archie le dejara en paz.

-Solo un beso pequeño- murmuro avergonzado, solo a el se le podría ocurrir semejante cosa.

-¿Por que?- casi grita de la impresión y el enfado; eso debia ser una broma definitivamente.

-Por que...- ni siquiera el sabia por que lo hacia; oh claro el tema de Archie -Necesito comprobarme a mi mismo que soy heterosexual- eso no sonó tan bien pues la chica comenzó a reír sin remedio. Leo frunció el entrecejo y fue hasta ese momento que Jane dejo de reír.

Esto seria divertido en definitiva -Bien, de acuerdo Leo; cierra los ojos- Leo se sorprendió demasiado del cambio de actitud de la chica pero asintió e hizo lo que dijo.

Nadie debia enterarse pero, ese era su primer beso... Su madre tenia razón, el a menudo coqueteaba con chicas y esa vez que lo hizo con Carlos; pero hasta ahí. Nunca había tenido una relación que fuese más allá de halagos y frases coquetas absurdas.

Así que aunque se moría de miedo, su ego era más grande; su orgullo de macho le obligaba a ir y besar a una chica para demostrarle al maldito mundo que no era gay. Por supuesto que no.

Cerro los ojos esperando lo peor, no sentía nada más que la angustia acumularse en su garganta; Jane sonrió y se acerco...

Hasta quedar a pocos centímetros de él, y empujarle fuera de su habitación por idiota. Leo cayó de espaldas sorprendido mirando a la chica completamente confundido.

-Madura Leonard- comento ella estrechando los ojos y cerrando la puerta. Leo parpadeo un par de veces antes de tirarse por completo en el suelo. Esto estaba mal, muy mal.


----------------------------

El día había sido de la patada.


Merlín solo le dijo que le diera una oportunidad, su madre igual... y Jane le había recalcado lo infantil que era aún.

El día había sido espantoso... solo quería lanzarse a su cama y gritar groserías en su almohada. Era hasta ahora el plan más sensato que tenia. Abrió la puerta de su habitación pero antes de adentrarse, escucho su nombre y se detuvo, quizás era algún compañero de Tourney o algo... carajo. Ahí estaba Archie; en todo su esplendor corriendo hacia el.


Pensó en huir, pero sus piernas no respondieron; Merlín tenia razón... era un valiente caballero ¿No? Enfrentaría esto como el hombre que era. Sus piernas vacilaron al punto de flaquear y caer directo al suelo.

Archie se detuvo cuando le vio caer y le ayudo a levantar con una tierna sonrisa que derretiría a cualquier chica pero no a él, no a Leonard Du Lac; el era todo un maldito hombre.


Se quedaron ahí, simplemente tratando de evitar la mirada del otro: era por eso que dos hombres como ellos no podían estar en una relación. Ese tipo de comentarios idiotas se asomaban en la cabeza de Leo; tratando de ocultar los nervios que sentía.

- I miss the words we used to say


I miss the sounds of yesterday

I miss the games we used to play like oh/ Extraño las palabras que solíamos decir, extraño los sonidos del ayer, extraño los juegos que solíamos jugar oh- Y carajo había comenzado a cantar, se sabia todas las malditas historias de amor de príncipes y princesas para saber que esto no iba para algo bueno; esto no estaba bien, debia huir.

Leo quería huir y sin embargo ahí se quedaba estático escuchando las palabras del mayor; aquellas que eran melodiosas a veces y salían torpemente de sus labios.

-Something happens when I hold him, He keeps my heart from getting broken; When the days get short and the nights get a little bit frozen/Algo sucede cuando lo sujeto, el cuida de que mi corazón se rompa; Cuando los días se hacen cortos y las noches más frías- Leo estaba estático y sentía en cualquier momento desfallecer; Archie había tomado sus manos besando el dorso de estas, no pudo evitar ponerse rojo y maldecir a los vientos el hecho de que sintiera raro su estomago y el aire le faltara - We hold each other, We hold each other, We hold each other/ Nos sostenemos juntos, nos sostenemos juntos, nos sostenemos juntos- Esas simples palabras terminaron por matarle. Leo moriria ahí, su respiración estaba agitada, estaba temblando y no pudo evitar abrazar al mayor.

-Eres un maldito idiota Archie- claro que al despegarse le tendió una cachetada bien y bonita que dejo por un largo tiempo desconcertado al mayor. También inconscientemente las lagrimas empezaron a acumularse en esos bellos ojos celestes -He desperdiciado todo mi día en decir eso; y repetirme que no soy gay... y entonces llegas tu con tu bonito traje y ese maldito ramillete cantando una canción que eriza cada vello en mi piel- comenzó a hipar y no pudo detener las lagrimas esta vez, solo atino a tapar su rostro.

Pocas personas eran dignas de ver ese lado tan sensible de Leo.

-Leo...- trato de acercarse pero no tenia idea de como. A decir verdad estaba tan asustado como el menor, jamás creyó sentir algo así por su amigo de la infancia. Pero no podía callar sus sentimientos por el sin sentir que mataba algo importante de si mismo.

-No soy gay- dijo casi en un grito desesperado -Yo soy un caballero... s-soy un...- los hipidos le impidieron seguir hablando, pronto se detuvo a simplemente llorar de frustración y quizás por que había extrañado al mayor.

-Leo, por favor- murmuro quedito el príncipe; solo para el y Leo -Solo una oportunidad tanto para ti como para mi- volvio a besar las manos del menor que quería volver a llamarle idiota por tal gesto.

-No sabes lo que dices ni lo que sientes tu debes estar con...- Archie no pudo evitarlo más; aquellas mejillas empapadas en lagrimas junto a esos finos y rojizos labios... simplemente perdió todo control en si mismo y estaba listo para abalanzarse a esos labios y besarle pero Leo interpuso su mano entre ambos labios y se lo impidió. Suspiro rendido << No puedes tomar una decisión sin antes saber a lo que te enfrentas>> esas sabias palabras de su madre hicieron eco en su cabeza -Una oportunidad Archie- hizo énfasis en la primera palabra -Prométeme que si no me gusta me dejaras en paz-

Archie asintió múltiples veces estrujándole, Ni siquiera Leo sabia por que había accedido, había sido una decisión tan idiota y maravillosa al mismo tiempo.

Archie le dio el ramillete, aunque Leo se quejara y negara múltiples veces, al punto de empujarle y llamarle imbécil, al final ya lo tenia en sus manos y era precioso a decir verdad; ya se podía ver pintándolo en el taller de arte. El mayor le empujo hasta la sorpresa que había planeado durante toda la tarde, ahí en un quiosco lejano y apartado de la escuela, el mayor había mandado decorar con flores y poner una pequeña mesa para dos.

Archie tomo asiento no sin antes ayudar a sentar a Leo como todo un caballero quien le volvio a insultar y murmurar algo de que no era ningún discapacitado y podía hacerlo solo. Bebieron y comieron delicias por toda la noche al punto en que la tensión se fue y parecían los mismos viejos amigos que siempre habían sido.

Leo no mentiría, aun estaba espantado y esto era nuevo para el; pero ciertamente confiaba en el mayor y su buen juicio. O algo así.


Archie no podía estar más feliz de tener al albino finalmente con el, nada más importaba... todo era perfecto. El hechizo seguía en su sistema.

Leo había abierto su corazón al mayor con mucho miedo y cuidado; confiaba en el ciegamente sin saber o considerar siquiera la llegada de cierto pecoso de nuevo a la cabeza del castaño.

Esto dolería como nunca.

Notas: No he muerto gracias😘

Leo y Archie baby😚💚 No me maten, nada se define aún, recuerden que Archie esta hechizado.

Decidi poner un poco de la historia de amors entre Melibea y Lancelot💚 Les recuerdo que aqui no sucede lo de que Lancelot se enamora de Ginebra... nop; seria muy raro (De por si😂)

OMG Aqui no salio Carlos😱

Se que me tardo un buen en actualizar y eso pero me alegra que no dejen de seguir la historia... alcanzamos más de las ocho mil visitas!!!💚👌 Mil gracias, merecen corazoncitos verdes

Los amo mucho y cualquier duda, comentario, amenaza... son recibidas✌

LOS AMO!!!💚😛 Bye!!!

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

2.1K 189 7
La familia Uzumaki es una de las pocas que aún tiene Alfas y Omegas y Lupus puros, siendo de un linaje fuerte y siempre teniendo hermosos Omegas y Al...
216K 14.8K 86
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
441K 61.3K 58
El amor puede llegar de manera impredecible... Para aquel Omega que por mucho tiempo creyó que lo había encontrado, vendrá en su demandante e impone...
237K 9.7K 37
Naruto uzukami, el ultimo ser con los poderes de un hollow, el ultimo monstruo en vida, el ultimo, el ultimo