Advertencia: este capítulo contiene escenas con alto contenido sexual y texto explícito.
Estaba almorzando con Lucía en el restaurant de la escuela, cuando todo el mundo empezó a carcajearse a mis espaldas.
---Oh, la pobre emo se cayó...
Aquella voz tan chillona y arrogante le pertenecía a la estúpida de Gina, mi cara era un signo de interrogación.
---Es Amanda Simons, una emo, a la que a Gina le encanta humillar.
Habló Lucía al observar mi rostro intrigado.
---¡No eres más que una basura..mirate eres una gorda horrosa!
Las risas de algunos alumnos empezaron a resonar en todo el lugar, la pobre chica estaba en el piso al borde de las lágrimas, no dejaría que esa estúpida la siguiera humillando de esa forma, así que me puse de pie y camine en dirección a donde se encontraban ellas.
---¿A dónde vas?
Cuestionó Lucía mientras me alejaba de ella.
---Ya lo verás..
Decida, me acerqué y me pare frente a Gina y sus sombras.
---!Déjala en paz, maldita infeliz!
Espete furiosa mientras ayudaba a aquella chica a levantarse del piso, bajo la mirada incrédula de Gina y la de todos, incluso la de la chica a la cual había levantado del suelo.
---¡Es que lo veo y no lo creo! ¿Es enserio Sofía?
Fulmine con la mirada a aquella estúpida, la odiaba con todo mi ser.
---No te atrevas a volver a hacerle daño o te las veras conmigo.
Todo el mundo guardo absoluto silencio, tanto que parecía que en ese momento solo nos encontrábamos ella y yo.
---¿La estas protegiendo? ¿Tu, quién ha humillado a medio instituto?
Miré a todos a mi alrededor y note que algunos evitaban hacer contacto visual conmigo.
---Eso...eso no es cierto.
Respondí tratando de defenderme.
La alarma sonó y todo el alumnado se dirigió a sus respectivas aulas incluyendo a Gina.
---Creo que estas perdiendo la memoria, querida.
Me dijo una de las amiguis de Gina al pasar por alado mio.
Las clases transcurrieron sin ninguna novedad, salvo por el hecho de que Ethan no había asistido el día de hoy.
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---¿Qué tal la escuela hoy, cariño?
Cuestionó mi madre mientras almorzabamos.
---Bien mamá, ya sabes aburrido como siempre.
Respondí mientras miraba fijamente a Dorian, había cierta complicidad entre nosotros desde que confesamos nuestra mutua atracción.
---He estado pensando en que me gustaría llevarlas a ambas a la granja en Giorgia.
Sonreí emocionada.
---¿Es enserio?
Exclamé incrédula.
Dorian asintió con su cabeza.
---Gracias hijo, eso sería maravilloso.
Expresó mi madre por su parte.
---Es un placer para mi llevarlas.
Respondió mi castaño.
---¿Pero irás con nosotras no es así?
Sin él no habría caso el que fuera yo.
---Por supuesto.
¿Hacía esto por mi?
---Pues ¿ Y cuando iríamos?
Pregunté de inmediato.
---Hija, déjalo terminar de comer primero.
Y si, el castaño aún seguía comiendo.
---Disculpen la emoción, es que casi nunca viajamos a ninguna parte.
Hace tanto tiempo que no salía de esta ciudad que ya hasta creo que me estaban creciendo raíces.
---Si es verdad, hace mucho que Sofia y yo no viajamos fuera de la ciudad.
Dorian apartaba su plato casi vacío mientras escuchaba a mi madre.
---En tal caso, iremos este fin de semana, entonces.
Yujuu.
---¡Qué bien!
Grité entusiasmada.
Mi madre y el castaño rieron.
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La noche había llegado y yo me encontraba dando vueltas en mi cama, no tenía suelo, solo podía pensar en aquél viaje. Me levanté y observé que eran las 10 pm en mi móvil, siempre lo dejaba en modo avión para que nadie me interrumpiera mientras duermo.
Decidida, salí de mi habitación sin rumbo alguno hasta que pensé en ir a visitar al castaño. Me escabulli por los pasillos hasta llegar a su habitación, giré la manilla de la puerta muy sutilmente hasta que esta quedó abierta, entré y la cerré, con cuidado me dirigi hasta su cama, a pesar de estar a oscuras pude observar a Dorian dormir muy tranquilamente por lo que no dude ni un segundo en acurrucarme junto a él.
---No deberías estar aquí.
Me sobresalte al escucharlo hablar, ya que pensé que dormía.
---Déjame quedarme, prometo no sobrepasarme contigo.
Lo abrace por detrás, sintiendo los músculos de su pecho contraerse ante mi tacto.
---Tal vez yo si quiera que lo hicieras..
El castaño se giró y quedamos frente a frente, su mirada era demasiado intimidante.
---¿En que piensas?
Cuestione un tanto nerviosa porque aun seguía mirándome fijamente.
---En que eres muy hermosa.
Sus manos se colaron en mi cintura, haciendo que me excite de inmediato.
---Y tu eres perfecto.
Una sonrisa chueca apareció en su rostro.
---Eres muy pequeña para aguantarme.
Susurró cerca de mi oído y empezó a besar mi cuello.
---¿En..en que sentido?
Cerré los ojos y empecé a respirar agitadamente.
---Tu sabes a que me refiero.
Sus manos estaban dentro de mi blusa de pijama, él tocaba mi abdomen.
---No empieces algo que no terminarás.
Amenace muy a mi pesar.
---Me encantas.
Sentí una de sus manos tocarme ahí abajo, yo estaba estilando, que vergüenza.
---Si te aguanto..
Respondí jadeante.
El castaño se separó de mi y me miró otra vez con esa mirada profunda, que me intimidaba demasiado.
---Ponte de espaldas, apoya tus manos y tus rodillas en la cama.
Demandó.
Lentamente hice lo que me dijo, esperando ansiosa su próxima acción.
---Ya..
Dije casi susurrando.
De inmediato sentí que bajo el short de mi pijama junto con mis bragas, dejándolas casi hasta mis rodillas.
---Te lo advertí..
Dijo con voz ronca.
No sabía a que atenerme con sus amenazas.
Sentí que acariciaba mi trasero y de reojo vi que lo observaba detenidamente, note que tomó algo del mueble junto a la cama, escuché que rompió un empaque y enseguida supe de lo que se trataba.
No pasó mucho tiempo cuando lo sentí entrar en mi, no puede evitar quejarme ya que lo hizo con un poco de rudeza.
---Ah..
Lo sentía muy adentro.
Empezó a embestirme duramente, y yo me sentía en la gloria.
Con sus manos en mi cintura me atraía más a él, se escuchaba el golpeteo de nuestros cuerpos al compás de mis quejidos.
---No hagas mucho ruido, linda.
Metió uno de sus dedos en mi boca,tal vez queriendo así que me callará.
---¿Esto era lo que querías, no?
Dijo cerca de mi oído moviéndose sobre mi.
Si yo fuera una chica normal, esto no sería nada agradable, lo odiara, pero muy al contrario, a mi el ser sometida me gustaba mucho.
---Si..
Respondí a duras penas.
Dorian me seguía embistiendo cada vez más duro.
---¿Qué te folle así?
Preguntó.
---Aja..
Era tan fuerte lo que sentía, que solo podía responder monosílabos.
---Esto solo es el comienzo..
Empezó a darme pero sin piedad, tuve que morder la almohada.
Dorian era una bestia...era demasiado brutal, pero eso me gustaba y mucho.
Soy una enferma.
Disculpen la demora.
Saludos
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