—¡Lily!, ¡Lily!
Laura acariciaba suavemente la espalda de su hija para despertarla, a Lily se le estaba haciendo tarde para tomar el autobús escolar.
—¡Lily!
La chica se despertó alterada, asustada. Cualquier caricia, por amable que fuera le recordaba invariablemente a las que le dio Joshua esa noche.
—Uhm... mami perdona, yo pensé que...
—No te preocupes hija, no pasa nada —Laura en realidad le creía a Joshua que la actitud de Lily era sólo para llamar la atención—. Vale, levántate, se te hace tarde.
Lily observó la hora en el reloj despertador, restaban doce minutos antes de que el «transporte del infierno», como le llamaban ella y su amiga Amy al transporte escolar, pasará por la parada donde la recogía, así que Lily, literalmente, saltó de la cama y se metió en el baño, se dio una ducha rápida, cepilló sus dientes, se recogió el cabello en un moño desordenado, se colocó el pantalón de la pijama, la primera camisa limpia que consiguió en el suelo de la habitación y sus zapatillas de deporte, tomó sus útiles y su laptop y salió corriendo de su casa. Dos minutos después, ya estaba subiendo al autobús.
El autobús escolar había ganado su peculiar alias gracias a sus pasajeros, para Lily, éstos chicos habían sido enviados directamente del infierno para hacerle la vida miserable, especialmente después de la llegada de Joshua a su vida.
Los peores eran los del equipo de baloncesto, ellos, con su capitán Peter Wallace a la cabeza, eran quienes se llevaban los honores en la asignatura «molestar a Lily Albright», ese grupo de chicos, que cualquier persona pensaría que debían tener cosas más interesantes que hacer que fastidiar a aquella chica, fueron los primeros en colocarle el apodo *punching bag cuando le vieron la primera marca de maltrato en su piel, así de enfermos eran, pensaba Lily.
Lily tragó con fuerza, suspiró y puso los ojos en blanco mientras caminaba a través del pasillo del autobús rumbo a su asiento.
—¡Lindos pantalones, punching bag!
Peter Wallace le había dado una palmada en el trasero a Lily mientras sus amigos y casi todos quienes usaban el autobús se burlaban.
Lily se dio vuelta para mirarlo y enfrentarle, sin imaginar que el chico tenía su teléfono celular en la mano y captó en una fotografía su rostro enrojecido por la vergüenza y el enojo.
Lily se limitó a dedicarle una mirada tan llena de furia que, si las miradas mataran, Peter y el resto de los chicos del equipo de baloncesto seguramente hubiesen estado siendo sepultados en ese instante, mordió su lengua y siguió su camino hasta el asiento que compartía con Amy Nesbitt, su mejor amiga y la única que se enfrentó a Peter.
—¿Estás bien? —preguntó la rubia.
—Sí, estoy bien, es solo que... —la castaña cerró un puño y golpeó su asiento, llena de frustración.
—No te preocupes, Lily —dijo Amy—, el problema con Peter es que cierta parte de su cuerpo es demasiado pequeña —dijo levantando un meñique—, y él cree que tus pantalones le quedarían mejores a él, ¿no es cierto, Peter?
El resto de los chicos comenzó a burlarse de Peter, incluso Lily quien mentalmente se repetía «*Touché, Peter, touché».
Al llegar al instituto, Lily y Amy se separaron y se fueron cada una a su aula. Amy era una sénior al igual que Peter y se había hecho amiga de Lily desde un día que la vio en el hospital luego de una de las tantas golpizas que Joshua le había propinado hacía casi un año, en realidad era una de las primeras, así que el padre de Amy quien fue el doctor que le curó las heridas a Lily le pidió a su hija que se hiciera amiga de su paciente, le preocupaba enormemente que la chica estuviera siendo víctima de violencia doméstica y ningún familiar ni ella misma querían denunciar al agresor.
Las horas de clase transcurrieron de forma rutinaria, lo único diferente fue que Lily por vez primera estaba tan emocionada por revisar su Facebook para ver si su nuevo «amigo» Brandon le había escrito algo que utilizó la última media hora de su clase de informática para conectarse a la red social.
Para su horror y disgusto, lo primero que vio posteado la chica en su muro fue la fotografía que le había tomado Peter más temprano. Mientras estaba buscando quien la había etiquetado para luego borrar la imagen, el chico que había estado ocupando desde hacía ocho horas sus pensamientos, pulso el botón de me gusta en la imagen y dejó un comentario: Wow.
Aterrada de que Brandon la hubiera tenido que ver en uno de sus peores momentos, eliminó la foto de su muro. En ese momento, una ventana del chat se abrió, era Brandon.
—¿Estás?
—Sí, aquí estoy.
—¿Por qué borraste la foto?
—Porque salgo horrorosa, ¿por qué más?
—Tú nunca podrías salir horrorosa.
—Brandon...
—Es en serio, Lily. Aún si te tomarás una fotografía usando latas de refresco para hacerte unos rulos como hizo Lady Gaga en su video *Telephone, cuando estaba hablando con Beyoncé por teléfono desde la cárcel, aún con eso, te verías hermosa.
—Eres muy dulce, Brandon. Tan dulce como mentiroso.
—No soy dulce ni mucho menos mentiroso, Lily. Sólo digo lo que pienso basado en lo que he visto de ti, eres hermosa, por fuera y por dentro.
—Ni siquiera me conoces, no sabes toda la porquería que llevó dentro de mí, además, ¿quién te dice que no soy una asesina serial, por ejemplo?
—Claro que te conozco,Lily, todos tus relatos que has posteado en tu blog me hacen conocerte, y es en ellos en los que me baso para saber lo hermosa que eres.
Lily no pudo evitar sonreír, estaba embobada, por vez primera un chico la miraba como realmente era, no la veían como la chiquilla huérfana de padre que había tenido que vivir de la seguridad social un par de años hasta que su mamá encontró empleo en la clínica de rehabilitación o como la chica que sufría abusos dentro de su hogar, Brandon la veía por lo que era ella en realidad.
Miró a su alrededor y se percató de que su profesor y el resto de sus compañeros se estaban retirando, ya la hora de clase estaba terminando, así que no le quedó de otra más que despedirse de Brandon con un escueto «hablamos luego», cerrar la sesión, apagar la computadora, tomar sus cosas y salir corriendo del salón antes de que la dejarán encerrada.
Se sintió tentada a irse a la biblioteca para conectarse un rato más con su laptop para poder despedirse de Brandon de una mejor manera al menos, pero, al ver a Peter Wallace caminando hacia ella, prefirió alejarse y caminar rumbo a la salida de la escuela.
—¡Lily!, ¡Lily!, ¡Espera...!
Peter venía corriendo detrás de ella. Él era un chico atractivo, no tanto como Brandon pensaba Lily, pero lo era. Tenía el cabello castaño claro, ojos marrones llenos de picardía, labios llenos y rosados, una sonrisa muy grande para su rostro y un peculiar lunar debajo de sus labios que hacía que todas las chicas de la escuela se babearan por él, todas excepto Lily que, desde que lo conoció cuando él era el chico nuevo que se había mudado de Nueva York con sus padres a los diez años, lo consideró un dolor en el trasero.
—¿Qué quieres, Wallace? —dijo Lily dándose vuelta para quedar frente a él.
—Quiero pedirte disculpas por lo de esta mañana...
—¿Qué?, ¿escuché bien?, ¿tú pidiendo disculpas? —Esto es raro, pensó ella—. ¿Qué te traes entre manos, ah?
La chica tenía que levantar al máximo el rostro para mirarlo, con su metro cincuenta y cinco de estatura comparado con el metro noventa de él, parecía uno de los enanitos de la historia de Gulliver.
—Lily, te lo juro, no me traigo ninguna agenda oculta, sólo quiero pedir perdón.
—Okey, okey —dijo ella con ironía—, salgan todos, sé que es una broma y están grabándola con cámaras escondidas.
Se dio vuelta y siguió caminando, no estaba de humor para tolerar una broma.
—¡Lily!
—¡¿Qué?! —respondió la aludida alterada.
—¿Quieres que me arrodille, ah? ¿Quieres que me arrodille para que sepas que voy en serio?
El chico estaba realmente arrepentido, pero Lily era tan orgullosa que no podía captarlo; se limitó a mirarlo con el ceño fruncido.
—Nunca lo harías, Wallace.
El chico le dio una mirada significativa y, para sorpresa de ambos, terminó arrodillándose ante ella.
—Perdóname Lily, ¡te juro que no quería hacer lo de esta mañana!
—¡Levántate, Wallace! —dijo rodando los ojos.
—¡No!, ¡No hasta que no me perdones!
—Vale, vale, te perdono, ahora levántate, es humillante.
El chico se levantó con el rostro enrojecido, lleno de vergüenza.
—No es tan humillante para ti como para mí, créeme.
—Si no querías hacer lo del autobús, ¿por qué lo hiciste entonces?
La rabia de Lily había comenzado a disminuir.
—Lo hice —dijo el castaño—, lo hice porque mis amigos me lo pidieron.
—Uhm... ya veo... Peter, ¿quieres saber cuál es tu problema?
—Dime.
—Tú problema —dijo la chica reduciendo al máximo el espacio entre ambos—, tú problema es que quieres aparentar ser un líder, y no eres nada más que un seguidor, eres un seguidor que trata de que la gente te vea como algo que no eres y, como yo sé lo que eres en realidad, no haces otra cosa más que humillarme.
—¿Eso crees? —dijo Peter con voz queda.
—Así es —respondió ella, desafiante.
—Pues te voy a demostrar todo lo contrario, voy a hacer que dejen de humillarte y me verás como lo que quiero ser, tú héroe ─dijo acariciando la mejilla de Lily, susurrando las últimas dos palabras.
—¿Tú?, ¿mi héroe? ─dijo Lily riéndose y apartándose de él—, ese chiste estuvo bueno.
—Ya veremos, Lily Albright, ya veremos.
En ese momento el resto del equipo de baloncesto se acercó al chico y se lo llevaron consigo. Mientras, Lily gesticuló para que él la viera la palabra «seguidor», él gesticuló en respuesta: «tú héroe». Luego, hizo su camino rumbo a la salida, la verdad, le había gustado ver a Peter de rodillas ante ella, por cruel que pudiese parecer, y se moría de curiosidad por saber lo que se traía el chico entre manos para convertirse en un héroe para ella.
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*Punching bag: Pera de bóxeo.
*Touché: La palabra "touché" procede de la lengua francesa, y es el participio del verbo toucher, que quiere decir tocar. O sea, que touché significa "tocado". En el lenguaje coloquial, se emplea cuando en una discusión una persona pone en evidencia a la otra, o cuando alguien nos dice algo que nos toca en nuestra fibra más sensible.
*Telephone: Es una canción interpretada por la cantante estadounidense Lady Gaga con la colaboración de Beyoncé, coescrita por ambas cantantes y coproducida por Gaga y Darkchild, e incluida en el tercer EP de la cantante, The Fame Monster, de 2009.