Insoportable [Sin editar]

By Erikadcgm

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¿Cómo podría describir a Zack Cleveland? Fácil: Idiota. Popular. Fastidioso. Egocéntrico. Orgulloso. El mayo... More

Insoportable.
1. Primer día.
2. Dos palabras: mala suerte.
3. ¡NO FUE UN SUEÑO!
4. Tutoría.
5. Y esto me pasa por ser amable.
6. Sed de venganza.
7. Fiesta de pijamas.
8. ¿Fantasmas?
9. Daniel, la reina del drama.
10. El final de la lista negra.
11. Visita a la enfermería.
12. Sustos casi mortales.
13. ¡Debo tener algo mal!
14. Traicinada de la peor manera.
15. Malas ideas.
16. ¿Qué demonios?
17. Algunos contratiempos.
18. Salida con James
19. Bipolaridad nivel Cleveland.
20. Misterios, dudas y reencuentros.
21. Y más sorpresas a la vida de Isabel.
22. "20 de abril": día del baile de primavera.
23. ¿Qué demonios me está pasando?
24. Tiempo.
25. Veamos qué resulta.
26. Cena, los Cleveland y películas de terror.
27. Nuevos descubrimientos y sorpresas.
29. Mucha acción.
30. Graduación.
Epílogo.
Capítulo extra: toda historia tiene su propio comienzo.
Capítulo extra: ver My Little Pony hace a las personas especiales.
Capítulo extra: el aire londinense no cambia mucho a las personas.
Capítulo extra final: el reencuentro.

28. Día de playa.

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By Erikadcgm

Apenas bajamos del auto, un calor abrasador me envolvió entre sus brazos.

Desde el punto donde nos encontrábamos, podía ver al mar siendo víctima de un leve oleaje, la arena lucía tan jodidamente caliente, como de seguro se encontraba en estos momentos.

—Bien. –comenzó a hablar James, que se había autonombrado el portavoz del grupo. –Creo que lo mejor sería que primero buscásemos un lugar donde poner nuestras cosas, y luego hacer lo que queramos.

Todos hicimos gestos afirmativos, y nos encaminamos hacia unas sillas bajas con el espaldar inclinado hacia atrás, que estaban ligeramente cubiertas por una sombrilla.

Afortunadamente, el lugar no estaba atestado de personas, sí, habían varios grupos de adolescentes, familias, niños bañándose en la orilla, entre otras cosas, pero no estaba como si fuese víspera de verano, y este fuese la única playa disponible.

Una vez llegamos a las sillas, colocamos nuestras cosas en unas, y nos quedamos únicamente con los bañadores en el cuerpo. Todos a excepción de Stephanie y Matt, –que extendieron unas toallas en el piso, y se acostaron de espaldas en ellas–, ocupamos las restantes.

Yo tomé una revista por mi parte, mientras los chicos hablaban entre ellos. Habíamos venido: Zack, James, Matt, Lucas, Daniel, Stephanie y yo.

Estaba entretenida viendo las estupideces que contenía la revista, cuando de repente, un silbido me sacó de mi trabajo.

—Mira ese par de piernas. –escuché decir a Daniel. Rodé los ojos, con la vista en la revista, pero los oídos atentos a lo que el grupo de idiotas decía.

—Joder, son perfectas. –esta vez, James era el que había hablado.

—Tienes razón. –mis manos se hicieron puños alrededor de la revista al escuchar la voz de Zack.

Respira, respira, respira. Me repetía mentalmente, sin despegar la vista de la revista, y con las manos, y dientes apretados.

—Completamente de acuerdo. –finalizó Lucas.

Percibí un movimiento a mi costado, y bajé la revista unos segundos, sólo para ver cómo Stephanie se ponía en pie.

Ésta se posicionó justo en frente de Lucas, tapando su campo de visión, y con los brazos cruzados. Una mueca de enojo en su rostro.

—Esa chica, de seguro, es una completa zorra, ¿y tú te pones a verle las piernas frente a tu novia? ¿Es que acaso no tienes un poco de respeto hacia mí? –le preguntó, dejando sus celos salir a flote, y en tono tan afilado como una daga.

Lucas pareció un poco alarmado.

—¡Stephanie! –exclamó, como si se acabase de acordar de la presencia de la chica. –No fue nada, amor, sabes que sólo tengo ojos para ti.

Dirigí una pequeña mirada hacia la dichosa "chica-piernas-perfectas". Cabello rubio teñido con extensiones, y un cuerpo que sólo lo podría describir una palabra: silicona.

Chicos: no pueden ver un par de tetas y un buen culo de silicona porque se vuelven locos.

Vi un poco más allá de la chica, y una idea llegó a mí como un relámpago.  Sonreí con malicia.

—¡No intentes cambiar las cosas! –exclamó Stephanie, haciéndome volver su atención hacia ella. –Escúchame bien, Lucas, yo no...

—Los chicos tienen razón. –dije, haciendo que todos mirasen consternados en mi dirección. –Tiene un gran par de piernas.

Stephanie me miraba indignada, pero al ver por unos segundos mis ojos, su rostro pareció ir entendiendo que sólo era parte de uno de mis locos planes. Me miró con interrogación en sus ojos, y yo hice una ligera seña para que mirase en dirección a donde había encontrado mi plan. Ella lo hizo, y su rostro se contorsionó en entendimiento, con una sonrisa traviesa en sus labios.

Los chicos no fueron conscientes de ello, ya que su atención seguía puesta en mí. Bueno, ninguno se había dado cuenta, a excepción de Matt que seguía recostado en la toalla, con la cabeza levantada y había visto lo que Stephanie y yo habíamos hecho. Siguiendo los pasos de Stephanie, mi amigo vio en dirección a donde había indicado, y una vez vislumbró lo que habíamos visto negó divertido con la cabeza, y volvió a acostarse en su toalla.

Stephanie hizo un gesto para que se acercara al chico con un cuerpo jodidamente formado que habíamos estado acechando, y éste se acercó hasta nosotros.

—Oh, pero qué par de brazos tienes. –comentó en voz alta, haciendo que los chicos desviaran su atención a ella, nuevamente. Comenzó a acariciar los brazos del chico que sonreía con diversión y complacencia, y giró su rostro hacia mí con una sonrisa maliciosa. –Oye, Isabel, deberías venir aquí y ver los grandiosos brazos de este chico.

Me levanté complacida al ver el rostro de Zack tornándose rojo, y me acerqué al chico que estaba con mi amiga.

Comencé a tocar el brazo libre del chico.

—Vaya, los brazos más formados y perfectos que he tocado, ¿vas seguido al gimnasio? –pregunté, dirigiéndome al chico.

El chico tenía el cabello castaño oscuro, ojos café claro, y la piel de un color un poco tostado.

—De hecho, sólo voy una vez al mes, no soy un adicto al ejercicio ni nada por el estilo. –contestó el joven.

Le miré un poco sorprendida, la verdad el chico tenía un cuerpo que hacía parecer al resto de los chicos insignificantes espaguetis, no podía creer que sólo fuese al gimnasio una vez al mes. ¡Debía estar jodiendo conmigo!

—Es en serio. –dijo, al percatarse de mi mirada.

Me crucé de brazos.

—Claro. –comenté con sarcasmo. –Y yo soy Christina Aguilera.

El chico rió y me miró con simpatía.

—¿Qué dirías si te invito a salir hoy por la noche a divertirnos un poco? –me preguntó en tono insinuador.

Reí libremente, en su cara. Desconcertándolo un poco.

—Pues, yo te diría que...

—Creo que es mejor que te vayas. –me interrumpió una voz a mis espaldas, y un brazo protector se dejó caer sobre mi hombro.

Zack.

Giré mi cabeza brevemente en su dirección, para ver un notable semblante de enojo, y una vena palpitante cerca de su cuello.

Vaya, vaya, así que se había enojado.

Reí para mis adentros.

El chico levantó ambas manos demostrando que no quería levantar ningún alboroto.

—Oye, tranquilo, viejo. No he venido a buscar problemas.

—Pues más te vale mantenerte alejado de mi novia, si no quieres meterte en un gran lio. –amenazó Zack, enfatizando la palabra "mi".

El chico se encogió de hombros, y retrocedió unos pasos, yéndose por donde había venido.

Zack retiró el brazo de mis hombros, y se posiciono ante mí, con éstos cruzados sobre su pecho.

Lo miré inexpresiva con una ceja elevada.

—¿Se te ofrece algo?

Vi cómo sus labios formaban una línea recta, e hice todo mi esfuerzo para no soltar una sonora carcajada.

—¿Qué se supone que planeabas hacer? –preguntó intentando mantener un tono de voz neutro, aunque sus ojos dejaban muy al descubierto su enojo.

Miré hacia ambos lados haciéndome la desentendida.

—¿Yo? –pregunté señalándome a mí misma, y luego me encogí de hombros sin darle tiempo a responder. –No planeaba hacer nada, simplemente estaba halagando los atributos del chico, ¿por qué? ¿Tienes algún problema con eso?

Pude ver que su respiración se volvía dificultosa, por el modo en que los orificios de su nariz se anchaban y desanchaban más notoriamente.

—¿Que si tengo algún problema? –repitió. –Oh no lo sé, ¿me debería gustar que mi novia ande toqueteándole el brazo a otro chico? Es una pregunta realmente difícil. –no se esforzó por ocultar el sarcasmo en su voz.

Sonreí mostrando mis dientes.

—Irónico, ¿no? Ustedes los hombres pueden andar halagando el cuerpo de otras chicas con sus amigos, frente a sus novias, y eso está bien. Pero cuando una chica hace lo mismo es como si estuviesen haciendo stripper en un bar lleno de hombres.

—¡No es lo mismo! –puntualizó.

—Dime la diferencia. –pedí, tomándolo por sorpresa. Él pareció desconcertado por mi pregunta, y comenzó a abrir y cerrar la boca repetidas veces, con balbuceos de por medio.

—Pues, es..., no...., nosotros...–dijo, haciéndome fruncir el ceño. –¡Tocaste sus brazos! –finalizó al fin.

—¡Halagaste sus piernas! –le recordé.

Con esas palabras, su rostro pareció suavizarse, y la desconcertada fui yo.

Hombres, me dije, nunca podremos entender su bipolaridad.

—¿Tenías celos? –preguntó divertido.

Abrí la boca ligeramente con indignación, pero luego la cerré y sonreí con orgullo.

—¿Los tenías tú? –contraataqué.

Entonces sonrió radiantemente.

—Por supuesto que los tenía.

Me quedé allí callada por unos instantes, sin saber qué decir. ¿Había admitido que estaba celoso? ¿Zack Cleveland? ¿Así de fácil? ¡No me jodan! Esto tenía que ser un milagro.

Cuando estaba a punto de abrir la boca para replicar algo, él, en un movimiento rápido, tomó mi rostro entre sus manos, y me acalló con un beso.

Fue muy dulce, y un poco apasionado a la vez.

Cuando nos separamos, lo miré aturdida.

—¿Y eso?

Amplió su sonrisa.

—Dicen que la mejor parte de una discusión, es la reconciliación que le sigue a ésta. –respondió.

Le sonreí de vuelta, y me volteé para encontrarme con Stephanie y Lucas aun discutiendo. Matt aún en la toalla de espaldas, leyendo la revista que minutos antes yo había tenido, y dos sillas vacías.

Fruncí el ceño.

—¿Dónde se supone que...? –mis palabras quedaron en el aire, al momento en que divisaba a Daniel y James coqueteando con un par de chicas.

Rodé los ojos.

Estos chicos eran más rápidos que yo cuando decían la palabra "comida".

—No pierden el tiempo. –murmuré, haciendo que Zack riera.

Tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, y comenzó a caminar. Me jaló hacia sí cuando yo permanecí inmóvil, esperando a una explicación.

—Vamos. –me animó. –Te gustará.

Aún con mis dudas de por medio, le seguí.

Pasamos por entre algunas personas, y a medida que caminábamos el camino se iba tornando más solitario. Unas piedras comenzaron a aparecer de improvisto, haciendo que tuviese que maniobrar un par de veces para no caer de culo contra el suelo.

—¡Maldita sea! –bramé, cuando tropecé con una piedra que no había visto. –Estúpida piedra de mierda.

Zack giró un poco su cuerpo hacía mí, con una expresión burlesca en el rostro.

—Vamos, Issy, no dejes que una insignificante piedrita te detenga. Mueve ese lindo culo que tienes, ya estamos por llegar. –dijo, y antes de que pudiese decirle un par de cosas, se giró, y volvió a tirar de mi mano.

—Estúpido Cleveland. –murmuré.

—¡Te escuché! –exclamó éste.

—Pues me alegro de que lo hayas hecho. –contesté.

—Mi linda, linda Issy, ¿qué voy a hacer contigo?

—En primer lugar podrías hacer que no moramos subiendo estas malditas piedras. Después puedes improvisar en qué vas a hacer conmigo. –repliqué.

Él rió libremente, y no pude evitar dejar salir una pequeña sonrisa.

—Ya hemos llegado, mi hermosa doncella. –avisó, usando voz de caballero medieval. Nos soltamos las manos.

Tenía razón, no reparé en qué momento el camino volvió a hacerse de arena. El sitio estaba completamente vacío, y quedamos metidos en algo así como una media caverna. Media, porque era abierta con la playa frente a nosotros, pero a la vez tenía una parte oculta por una pared de rocas.

Giré mi cuerpo en dirección a Zack.

—Esto es hermoso. –confesé, y me miró con reproché en sus ojos. No entendí qué ocurría, hasta que hice un poco de memoria, y reí entre dientes. –Mi fuerte y humilde caballero.

Sonrió complacido y luego esa sonrisa se torció en una traviesa. Se acercó un poco a mí, haciendo que nuestros cuerpos quedaran a pocos centímetros de distancia.

—Estamos solos. –comentó.

Yo también sonreí.

—Tienes razón. –concordé, y me acerqué un poco más a él. Hice que nuestros labios quedasen a pocos centímetros de distancia. –Cien por ciento solos. –continué, usando mi tono de voz más sensual. Zack parecía estar en medio de un encantamiento. –Tan solos como para hacer... ¡esto!

Y sin previo aviso, puse mis manos en su pecho y lo empujé hacia atrás, haciendo que cayera de culo al suelo ante mi última exclamación.

Comencé a reírme a carcajadas al ver la expresión aturdida en su rostro, y antes de que me diera cuenta se puso de pie y comenzamos a correr en círculos alrededor del pequeño lugar.

—¡Te voy a atrapar, Isabel! –aseguró, mientras yo seguía corriendo y riendo a la vez.

Estaba cien por ciento segura de que lo haría, sin embargo exclamé:

—¡Quiero verte intentarlo, Cleveland!

Seguimos corriendo por otros minutos, hasta que mis piernas comenzaron a cansarse y entonces, él me tomó por la espalda y me cargó. Caminando en dirección a la playa.

—¡No, no, no! –pedí entre risas, aunque a juzgar por su sonrisa maliciosa, sabría que no se detendría.

Se puso de pie en medio de la playa, sin bajarme de sus brazos.

—Tus últimas palabras.

—Te despisté y te tiré al suelo de la forma más estúpida, idiota. –me burlé.

Y sin esperar más, me soltó, haciendo que el agua salada me empapara. Afortunadamente, había tenido el tiempo necesario para cerrar los ojos y contener la respiración.

Salí a la superficie, y me eché el cabello hacia atrás para apartarlo de mi rostro.

Zack estaba frente a mí riendo.

Reí con él, y luego nos abrazamos entre risas.

—Eres un idiota. –dije, sin separarme de él cuando dejamos de reír como desquiciados.

—Y tú eres toda ilusionista. Mira que engañarme de esa forma...

Dejó la frase en el aire y apoyé la barbilla en su pecho para poder mirarlo a los ojos.

Éstos me sonreían con diversión.

—¿Cómo supiste de este lugar? –le pregunté.

—Lo he descubierto hace un par de años cuando vine con mis padres, mientras jugaba con Claire y ambos comenzamos a correr. Había planeado traerte aquí.

Elevé una ceja.

—¿Sabías que vendríamos aquí hoy?

—Sí, le he dicho a James que nos trajera a esta playa. –soltó.

Abrí los ojos con asombro.

—¿Has hablado con James, y ambos siguen vivos? –pregunté aún incrédula. Él asintió. Abrí los ojos con asombro. –Dios, ahora sí creo en los milagros. –alcé la vista hacia el cielo. –Dios, si me estás viendo en este momento, te quiero pedir que me cumplas el milagro de poder conocer a los de One Direction, y poder vio...

Me detuve abruptamente al recordar que Zack seguía conmigo, y me estaba rodeando la cintura.

—... y poder sacarme fotos con sus integrante. –me corregí, cambiando las palabras "violar a sus integrantes ", por "sacarme fotos con sus integrantes".

Bajé la vista del cielo, nuevamente hacia Zack, que tenía el ceño fruncido con confusión.

—¿One Direction? –preguntó, sin entender a lo que me refería. –¿Qué se supone que es eso?

Rodé los ojos.

—Un grupo de cinco chicos que cambiaron mi vida, y me hicieron entender muchas cosas de ésta. –me limité a contestar, sabiendo que darle la versión extendida lo confundiría y terminaría sin entender.

—No entiendo mucho de qué va, pero me conformo con saber que te hacen feliz. –dijo al fin. Sonreí, por lo menos no había hecho críticas, ni ningún comentario que me enojase, de hecho, había contestado de la forma que siempre había querido: aceptándolo. Y si llegaba a decir algo inapropiado sobre mis cinco idiotas... bueno, creo que mis puños sentirían ganas de hablar por mi boca.

Tiré mis brazos alrededor de su cuello y lo besé.

Él correspondió el beso casi de inmediato, y nuestras lenguas comenzaron una pequeña danza. Sentía como si me corazón fuese a explotar en cualquier instante. Me acercó más a él profundizando el beso y mis manos comenzaron a juguetear con su cabello.

Nos separamos unos segundos para tomar aire, su cabello estaba alborotado, sus labios un poco hinchados y sus ojos más brillantes de lo usual.

Demonios, lucía condenadamente sexy.

—Creo que deberíamos volver, deben estarnos buscando. –dije, dándome ligeramente la vuelta, y recordando que habíamos venido con mis amigos, y mi sobreprotector hermano.

—Tienes razón. –concordó. –Volvamos.

Comencé a hacer el camino de vuelta a la arena, para luego comenzar a escalar malditas rocas, cuando Zack me tomó de la mano deteniéndome.

Me giré, y lo miré con curiosidad.

—¿Issy? –me llamó.

—¿Sí?

Parecía nervioso, hasta un poco incómodo e inquieto, lo miré aún con más curiosidad, y me acerqué, parándome nuevamente frente a él.

—¿Qué ocurre, Zack? –pregunté, comenzando a preocuparme un poco.

Me miró directamente a los ojos.

—Te quiero, Isabel. –soltó al fin.

Mi corazón comenzó a retorcerse de alegría y emoción al escuchar esas palabras. Lo abracé, como nunca antes lo había hecho.

—Yo también te quiero, Zack. –contesté, con la cabeza aún enterrada en su pecho.

Nota de la autora:

¡Sorpresa, sorpresa!

Sé que dije que no subiría hasta el 20 abril, aproximadamente, pero simplemente no pude evitar escribirles este capítulo.

Quería notificarles que posiblemente, no publicaré en estas próximas dos semanas, como dije en el capítulo anterior, necesito un poco de tiempo para despejarme, y todo eso.

Así que este es un capítulo especial antes de mis mini-vacaciones.

Espero que les guste, y quería agradecerles por todos sus votos y comentarios que me motivan a escribir.

¿Cuántas se derritieron ante los gestos y palabras de Zack?

*-*/ yo fui una.

#2caps.

A tan solo dos capítulos del final, mis queridos lectores. ¿Quién diría que llegaríamos tan lejos? Ya se nos acerca el trágico final.

Voten y comenten si les gustó el capítulo.

¡¡¡¡Un besote a todos!!!!

¡Los quiero!

Hasta el próximo capítulo.

Xoxoxoxoxoxoxoxo. 

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