Justin le dio un último beso a Clodine antes de levantarse de la cama. Era momento de comenzar el día.
—¿Irás con esa perra? —preguntó Clodine frunciendo el ceño.
—En un rato. Debemos comenzar a entrenarla —respondió Justin.
—No puedo creer que ella haya sido la elegida. ¿Por qué no he sido yo? —preguntó Clodine sentándose en la cama mientras se tapaba con la sábana.
—¿Será porque tú no tienes lo que la profecía decía? —preguntó Justin elevando sus cejas—. Todos sabemos que es Joanne.
—Pero si ella fue la elegida para cumplir con la profecía fue porque tú es... —Justin la interrumpió colocando un dedo sobre sus labios.
—Eso no importa Clodine, lo importante es que la he encontrado y la profecía podrá ser cumplida. Nos vemos luego —dijo Justin cuando terminó de vestirse y salió del cuarto.
Caminó hacia el cuarto de Joanne y paró cuanto estaba por entrar al escuchar voces que provenían del interior. Apoyó su oído en la puerta y puso los ojos en blanco al oír la voz de Patricia.
—Joanne, antes de empezar a entrenarte debemos traerte ropa nueva. No puedes arruinar ese vestido ni llevar puesto el mismo todo el tiempo.
—No hace falta —respondió Joanne levantándose de la cama.
—Puedo pedirle a Justin que haga aparecer muchos vestidos y ropa más cómoda así eliges algo. Sería como ir de compras pero sin gastar dinero —ofreció y Justin rió mientras ingresaba a la habitación.
—¿Quién dijo que no te cobraría? O mejor dicho, ¿quién dijo que haría aparecer ropa para ustedes? —preguntó. Joanne bajó su cabeza avergonzada.
—Yo lo digo —respondió Patricia—. Ella necesita más vestidos, ropa cómoda para entrenar, ropa de dormir y ropa interior para los días que se quede aquí.
Justin asintió sabiendo que Patricia tenía razón.
—Bien, tienen una hora.
—¡No podemos elegir ropa en una hora! ¡Dile Joanne! —exclamó y Joanne quiso reír.
—Intenten hacerlo, no pasará de una hora, suerte —respondió Justin.
—Por favor espectro, no quiero quedarme desnuda todo el tiempo que esté aquí —dijo Joanne y Justin lamió sus labios.
—Esto tendrá un precio —dijo Justin—. Tienen dos horas, mientras yo prepararé las cosas para entrenar.
—¿¡Un precio!? —exclamó Patricia—. Vamos Justin, prácticamente soy tu madre. Es sólo un favor.
—No será para ti, Joanne tendrá que pagarlo —respondió Justin y Joanne tembló con miedo.
Por culpa de Patricia tendría que cumplir con algún castigo que el espectro le daría.
—No es su culpa porque la ropa es para ti, luego sabrás lo que es —respondió Justin mirándola mal—. Disfruten —dijo y movió sus manos.
Frente a ellos apareció una puerta color rojo. Joanne abrió sus ojos sorprendida mientras Patricia chillaba emocionada.
—Vendré a buscarlas apenas se cumplan las dos horas —avisó Justin y salió de la habitación.
—¡Vamos! —chilló Patricia y tiró de Joanne para entrar por esa puerta.
—¡Dios! —exclamó Joanne cuando vio todo lo que había allí dentro. Ese lugar era un sueño.
Justin sonrió desde la planta baja al lograr escuchar el grito de Joanne, sabía que le gustaría.
Pasaron las dos horas probándose todo tipo de ropa de todos los colores. Joanne se encontraba alucinada por todo lo que habían elegido. Patricia también había elegido ropa para ella, no podía perder la oportunidad. No todos los días Justin venía y les habilitaba un clóset con cientos de prendas preciosas.
Patricia notaba que Justin sentía algo por Joanne, sino no hubiese aceptado, por más que dijo que tenía un precio, sabía que no sería nada grave. Aparte si Justin no sintiera nada por ella, no podrían cumplir con la profecía.
—¿Qué has dicho? —preguntó Joanne sacando a Patricia de sus pensamientos.
—¿Qué he dicho? —preguntó Patricia preocupada.
—Algo sobre que si Justin no sintiera nada por mí, no sería la indicada para cumplir con la profecía —respondió Joanne.
Patricia sonrió nerviosa mientras tocaba su cabello repetidas veces.
—Oh, suelo pensar cosas en voz alta. No te preocupes, Justin seguramente te contará luego, yo no puedo meterme en eso —respondió y siguió viendo ropa.
—Bien —respondió Joanne no muy convencida y entró al probador para ver como le quedaba un conjunto de ropa.
—¡Se han cumplido las dos horas! —exclamó Justin entrando a la habitación. Él pudo sentir los nervios de Patricia desde abajo y supo que había dicho algo que no debía.
—Ya estamos listas —dijo Patricia saliendo con un montón de bolsas.
—¿Qué has dicho? —preguntó Justin.
—Que ya estamos lis... —Justin la interrumpió.
—No hablo de eso, hablo de qué le has dicho a Joanne.
—Oh —se rascó la cabeza nerviosa—. Estaba pensando y se me escapó en voz alta que tenías que sentir algo por ella para que pudiera cumplir con la profecía.
—Demonios —Justin apretó su mandíbula—. ¿Dónde está ella? —preguntó.
—Terminando de probarse algo —respondió y entró nuevamente por la puerta roja—. ¿Puedes sacar las bolsas que faltan? Son muchísimas —dijo mientras salía con otra tanda de bolsas.
—Bien —respondió Justin y entró.
Cuando terminó de tomar todas las bolsas, se levantó y en ese mismo instante la cortina del probador se abrió dejando ver a Joanne con un pantalón ajustado negro, unas botas de montar largas del mismo color, una camisa blanca y una capa roja que le quedaba hermosa por su color de piel. Justin abrió su boca embobado, estaba impresionante. Negó con su cabeza alejando los pensamientos y carraspeó.
—¿Estas lista? —preguntó apartando su vista de Joanne.
—Debo cambiarme —respondió incómoda por la penetrante mirada de Justin.
—No, quédate así. Te será más cómodo para entrenar —dijo.
Por parte era verdad, pero en realidad quería que se quedara con esa ropa porque le encantaba como le quedaba.
—Bien —respondió Joanne—. ¿Quieres que te ayude? —preguntó al ver tantas bolsas.
—No hace falta, sal —ordenó Justin y Joanne asintió.
—¿Quieres que vaya con ustedes al entrenamiento? —preguntó Patricia juntando sus manos delante de ella.
—No, quédate aquí —respondió Justin duro—. Vamos Joanne.
Cuando llegaron al bosque, Justin se sentó en una roca mientras Joanne miraba todo sin dejar de temblar.
—Cálmate Joanne, hoy será fácil —dijo.
—¿Qué haremos? —preguntó Joanne.
—Yo nada. Tú hoy aprenderás a lanzar flechas y usar tus sentidos. Por hoy no aprenderás a usar tu magia.
—¿Mi magia? —preguntó Joanne riendo—. Parece que no me conoces. Yo no tengo magia, quizá te has equivocado de chica y yo no tengo que cumplir la profecía.
—Te conozco mejor de lo que tú crees. Tu no sabes sobre tu magia, pero poco a poco te irás enterando. Una pista, tus padres sabían que tenías magia pero no quisieron contarte hasta que tú te enteres de tus poderes —respondió Justin mientras se levantaba.
—Vamos Justin, por favor cuéntame. Quiero saber de mi magia sobre la que no estaba enterada. —rogó Joanne.
—¿Me has llamado Justin? —preguntó éste mientras se acercaba a Joanne a paso lento.
—L-Lo siento, se me ha escapado —se disculpó. Comenzó a retroceder al ver que Justin se acercaba.
—Esos son errores que no puedes cometer. Mientras yo sea tu maestro, seré señor o espectro para ti —dijo— ¿Entendido? —preguntó.
—Si, he entendido —respondió Joanne justo cuando su espalda chocó con un gran árbol, cosa que la hizo sobresaltar.
—¿Si qué? —preguntó Justin acercando su rostro al de Joanne.
—Si, he entendido señor —se corrigió Joanne.
Justin tragó grueso. En ningún momento dejó de mirar los labios de Joanne, quería morderlos o besarlos. Joanne sintió que el aire se le quedó atascado en la garganta cuando sintió que los labios de Justin rozaban con los de ella.
—¡No! —exclamó Justin apartándose de repente.
—Y-yo —tartamudeó Joanne.
—No digas nada, olvida eso. Agarra el arco y las flechas y ponte en la marca roja —ordenó Justin.
—Si señor —respondió Joanne e hizo lo que el espectro ordenó.
Justin tenía la respiración agitada y estaba nervioso. Casi la besaba cuando sabía perfectamente que no podía, no podía perder su poder y seriedad de esa forma.
—¿Alguna vez has usado esto? —preguntó Justin.
—No —Joanne negó con su cabeza—. ¿Para qué tengo que aprender? —preguntó.
—Tienes que saber defenderte en el momento de cumplir con la profecía —dijo Justin.
—¿Iré sola a cumplirla? —preguntó Joanne asustada.
—No, iremos contigo y tendremos carteles que digan "Vamos Joanne, tú puedes hacerlo"—dijo Justin con sarcasmo—. Claro que irás sola, tienes que ir y cumplir con la profecía como está escrito.
—¿Pero cómo sabré si lo haré bien? —preguntó Joanne desesperada.
Le aterraba no saber nada de lo que tenía que hacer y por qué razón era ella la elegida. Justin aún no quería contárselo, y eso estaba matando a Joanne. Ella no sabía nada sobre que tenía magia. Tampoco sabía que sus padres estaban enterados de sus poderes pero no quisieron contárselo hasta que estos se manifestaran, cosa que aún no pasó. Pero Justin se encargaría de que pase.
—Para eso te entrenaremos Joanne —respondió Justin con fastidio—. Ahora toma el arco y ponte en posición —ordenó.
—¡No! —exclamó Joanne explotando en lágrimas.
Justin se puso serio al instante volviendo a parecer el maligno espectro. No permitiría que nadie le gritara.
—¡Primero que nada baja la voz niña! —exclamó empujándola contra un árbol—. Y segundo, has lo que te digo.
—Yo no haré nada hasta que me cuentes todo —respondió Joanne.
—Tú estás loca.
—Claro que no. Tú eres el espectro, cumples deseos a cambio de algo —Justin apretó su mandíbula—. Yo deseo que me cuentes porque tengo que llevar a cabo la profecía, en que consiste ésta y como es que tengo magia pero no me enteré.
—Rayos —murmuró Justin entre dientes—. ¿Qué tienes para darme a cambio? —preguntó.
—Mi presencia. Si tú no me cuentas lo que yo quiero saber, me mataré y nadie podrá cumplir la profecía —dijo Joanne con indiferencia.
Joanne no haría eso, era muy cobarde y creía que la vida era muy linda como para quitársela, quitando que era prisionera de un espectro.
El aire de Justin quedó atascado en su garganta, sabía que Joanne no se mataría. Él era el espectro y sabía absolutamente todo, pero lo ponía histérico la idea de Joanne matándose.
—Sé que no lo harás Joanne —dijo Justin cuando volvió a la seriedad—. Te contaré todo solo porque quiero que dejes de molestarme.
—Que amable —respondió Joanne y sonrió satisfecha—. Te escucho —se cruzó de brazos mientras Justin fruncía el ceño.
—Siéntate allí —señaló un tronco caído.
Joanne se sentó donde Justin le indicó mientras éste caminaba de lado a lado. No podía creer que Justin le había ganado y podría sacarle información.
—Te escucho —volvió a repetir Joanne mientras se quitaba la capa roja.
—¡Espera! —exclamó Justin histérico dejando de caminar.
Ambos tomaron una profunda respiración al mismo tiempo.
—Bien, hace mucho tiempo mi familia y yo encontramos una profecía que decía que la persona que podría cumplirla sería... —Justin hizo una pausa y se rascó la nuca.
—¿Quién sería? —preguntó Joanne.
—La mujer con magia que llamara la atención del espectro —respondió Justin corriendo su vista de Joanne.
—¿Qué? —preguntó Joanne soltando una carcajada—. Pensé que sería algo serio, no que fuese cualquier mujer.
—No es cualquier mujer. Tú tienes una poderosa magia que solo tienes que poner en práctica. Claro que no eres más poderosa que yo, pero algo es algo.
—Sigue siendo muy estúpida. ¿La mujer que llame la atención del espectro? —preguntó riendo. Pero segundos después su sonrisa se borró—. Yo soy mujer y debo cumplir la profecía —dijo.
—Hasta que te has dado cuenta —Justin puso sus ojos en blanco.
—¿Yo he llamado tu atención? —preguntó Joanne.
—Por algo estás aquí —respondió Justin y se transportó hasta donde estaba Joanne quedando pegado a ella—. Acabo de perder mi dignidad pero sí, tú has llamado mi atención —dijo y tomó las mejillas de Joanne con ambas manos.
Sin esperar un segundo más, estampó sus labios contra los de ella al fin.
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Al fin capítulooo, espero que les guste amores. Mis disculpas están en el apartado anterior, no pondré excusas falsas 🌝
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Las amo mucho, nos leemos la próxima, nat❤