uno

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Joanne's Point of View.

El sol recién comenzaba asomarse a los lejos y ya se podían oír los gritos de los campesinos trabajando. Me levanté de mi humilde cama y me vestí rápidamente, debía ayudar a mi madre con un vestido para la realeza que sería realmente hermoso. Claro que no cobraría tanto por su trabajo por más que costara muchísimo hacerlo.

Salí del cuarto que compartía con mi hermano y caminé hacia la pequeña sala, donde me encontré a mi madre delante de su mesa de coser. Ella tenía una tasa de humeante té a su lado y un pedazo de tela en su mano.

Mi padre ya se había ido. Él aún siendo de noche sale para comenzar a trabajar y poder llevar la harina justo a tiempo al reino.

—Buenos días madre —saludé y besé su mejilla.

—Buenos días mi vida —sonrió y volvió su mirada al pedazo de tela.

—¿En qué te ayudo? —pregunté sentándome frente a ella.

—En nada bonita, no te preocupes. Si quieres tienes agua caliente sobre el horno —dijo señalándolo con la cabeza y sonreí.

—Gracias —respondí y me levanté de la silla.

Caminé hacia la pequeña cocina y me serví agua caliente en una taza. La llevé a mis labios mientras miraba por la ventana y fruncí el ceño al ver a una carroza acercándose rápidamente. Nosotros no esperábamos a nadie.

—Alguien viene madre —dije caminando hacia ella y me miró con el ceño fruncido.

Las pisadas de los caballos se escuchaban cada vez más cerca. Yo me comencé a desesperar porque tenía miedo de que sea algo malo.

Luego de haberme cruzado con Justin, el espectro, vivía con el miedo de que apareciera aquí. Sus ojos de un extraño color me habían mostrado que no tenía buenas intenciones conmigo, pero de todos modos me dio una oportunidad de escapar.

Sacudí mi cabeza cuando oí que la puerta era golpeada fuertemente. Dejé la taza a un lado y caminé junto a mi madre para ver quién era.

—Es la señora Lucy —dijo mi madre y mordió su uña.

Yo sólo cerré mis ojos y quise llorar. La señora Lucy era la dueña de ésta casa. Seguramente venía a cobrar lo que le debíamos, ya que nos habíamos atrasado un mes. Pero nuevamente no habíamos llegado con el dinero.

—¿Qué hacemos? —susurré con la voz temblorosa.

—Tendremos que abrirle —susurró de igual manera que yo.

—Mierda —sollocé.

—¡Joanne! —me retó en un susurró.

Cuando estaba por responder, otro golpe en la puerta se oyó haciéndome sobresaltar.

—¡Abre la puerta Rose, sé que estas allí! —gritó la señora Lucy nombrando a mi madre.

Mi madre abrió lentamente la puerta y fingió una sonrisa.

—Señora Lucy —saludó y salió de la casa. Yo la seguí y me coloqué a su lado.

—Rose —dijo mirando de arriba a abajo a mi madre con asco e hizo lo mismo conmigo.

Ella era feliz haciendo sentir inferior a las demás personas. Ella estaba llena de dinero, pero estaba vacía de amor. Su corazón era de piedra, no existían sentimientos en su interior. ¿Para qué tener llena la billetera si te falta lo más importante en este mundo? El amor.

—¿En dónde está mi dinero? —preguntó y mi madre tragó grueso.

—L-lo siento mucho señorita Lucy. Ha habido un problema en el trabajo de mi marido y... —fue interrumpida por la maldita bruja.

Specter ➵ j.bWhere stories live. Discover now