FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON...

By Rivas_Marina

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Quedé enamorada de ''La fea más bella'' , mi fanfic empieza a partir del beso de la portada. Cuando Marcia le... More

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CAPITULO 06
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CAPITULO 8
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CAPITULO 11
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CAPITULO 57
CAPITULO 58
CAPITULO 59
CAPITULO 60
CAPITULO 61
CAPITULO 62
CAPITULO 63
CAPITULO 64
CAPITULO 65
CAPITULO 66 (PENÚLTIMO)
CAPÍTULO 67 (FIN)

CAPITULO 45

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By Rivas_Marina

Llego el medio día, y Leticia llamo a Carolina. Le pidió que por favor la acompañase que quería renovar su armario. Carolina se ofreció encantada, llevaba luchando con ella para cambiar su vestimenta desde Acapulco, y no podía creer ese cambio de aptitud.

L: Carolina, le dejaré escoger por mí. No le pondré ninguna pega. Siempre que no enseñe mucho jijijijiji.

Carolina se volvió loca escogiendo vestidos, chaquetas, blusas, camisetas, pantalones, e incluso vaqueros. También eligieron zapatos, y botas altas. Y, para terminar,  Leticia le pidió que le aconsejara sobre cosméticos y perfumes.

Leticia sin quererlo admitir lucia feliz. Nunca antes había comprado ropa tan ilusionada, y es que en esta ocasión solo lo hacía para él. Le encantaba ver esa mirada curiosa de Fernando posada en ella. La avergonzaba pero mas le gustaba.

Mientras tanto Fernando se fue a una boutique de lencería fina. En realidad, era un experto en la materia. Siempre se la regalaba a Marcia y a sus amigas que 'no eran tan amigas' . Pero en esta ocasión era distinto.  Aun sabiendo que Lety no se la aceptaría, siempre existía una remota posibilidad, y con solo imaginársela vestida por la fina tela de seda y encajes revelando de su piel mas de lo que escondía, lo hacia enloquecer de placer. No obstante le compraría los camisones mas decentes que hubiese en la sección sexy , junto a sus batas compañeras.

Los dos llegaron después del almuerzo a CONCEPTOS, y Fernando se dirigió a presidencia con mucho entusiasmo.  

Para él todo era un sueño, un cuento de princesas y príncipes. Peligroso, arriesgado, ilícito, pero maravilloso. Tan solo Le importaba por ella, no quería provocarle problemas con su familia y mucho menos conflictos morales.  Pero para Fernando, el resultado de toda esta locura le fascinaba. Llegada las seis de la tarde Leticia iba ser solo para  él, sus ojos iban a ser los últimos en mirar en la noche y su mirada la primera al despertar.    

F: ¿Que tal le ha ido el almuerzo Lety? ¿Ha podido comprarse algo?

L: Bien , gracias. Si, he comprado varias cosas, servirán para llenar un poco el armario, y tranquilo que las ha elegido Carolina.

F: Ah, que bueno, estoy deseando vérselas. Yo también le he comprado varios camisones. No se preocupe, mas que otra cosa son elegantes. Se los puede poner con tranquilidad  que no voy a saltar encima de usted como una fiera en celo. Y, también,  varios conjuntos de ropa interior que esos debe aceptarlos. A no ser que usted quiera, no se los voy a ver puestos. Es una tontería que me los rechace. Y  tengo un gusto exquisito para eso, créame.

Leticia estaba horrorizada.  Se moría de la vergüenza al pensar que Fernando había estado en una boutique comparando tallas y  eligiendo bragas y sujetadores para ella. ¿Pero que podía hacer con él?, si seguía siendo un niño impulsivo y caprichoso.

L: Le creo.  Usted a visto los cuerpos mas hermosos de todo México luciendo las mas bellas lencerías. Debe de ser todo un profesional. Conocerá millones de ejemplares de ropa interior, y aun más es un experto en despojarlas.

F: ¡No exagere Leticia! ─dijo a la vez que pensaba que tenía toda la razón. En tiempo pasado fue todo un maestro en desvestir a la modelos─. Eso no es así.

L: Si, claro. Recuerde que he sido testigo durante mucho tiempo. Pero cambiando de tema. Don Fernando hoy me espera un largo día, tengo que ir a mi casa para hablar con mis papas, ya sé lo que les voy a decir para poder irme con usted por lo menos durante 15 días, y rogaré que en ese tiempo podamos solucionar el expediente. Y después deberíamos quedar con los abogados para que nos digan en que consiste el cuestionario que nos pueden hacer.

F: Lety yo la llevo a su casa, y me quedo en la calle esperándola. Luego hablamos con los abogados y después nos vamos a nuestra casita a dormir juntitos, ¿le parece?

L: Me parece todo perfecto, menos lo de dormir juntitos. Dormiremos en su casita pero separaditos. Porque en una casa tan grandotota deben de haber un chorro de recamaras, ¿o me equivoco?

Llegó la hora de salida. Leticia estaba encantada de que Fernando quisiera acompañarla. Estaba muy asustada, odiaba mentir a sus papas. Ella dejó su auto en CONCEPTOS y mañana volverían juntos al trabajo.

Una vez en la puerta de la casa de Leticia.

F: Mucha suerte con sus papas. Todo va a salir bien. ─Y le apretó la mano.

L: Gracias Don Fernando. Eso espero. – Apretándole aun más la mano.

Leticia entró a su casa inhalando una bocanada de aire para que le diera el empuje necesario.

L: Buenas tardes mamita. Irmita esta tarde se ha puesto pachucha y esta vez me toca a mi quedarme con ella para cuidarla. Voy a recoger mi cepillo de dientes y me voy a su casa. Pero, ¿dónde esta mi papito?, os tengo una gran sorpresa preparada.

J: Su papa está en el baño. Pero yo le aviso ahorita mismo, ¡¡Erasmo, Erasmo!!, ¡¡baje, baje, la niña tiene que decirnos algo!!

E: ¿Que pasa, que pasa con la escandalera?, ¡ya bajo por Dios!

Erasmo llegó y una vez los tres en la sala, Leticia les pidió que se sentaran.

L: Papito, mamita, les tengo una gran sorpresa. Debería de habérosla dado antes, pero entre unas cosas y otras no me he decidido hasta ahora. Yo, yo...

E: Venga mi hijita, apresúrese. ¿Qué nos tiene que decir?

L: Yo, yo, ...-- Estaba muy nerviosa, no sabía como se lo iban a tomar, y su presentación era de vital importancia.

J: Si Lety díganos mi amor.

L: ¡¡Yo les voy a regalar un viaje a Puebla, para mañana mismo, alojamiento en un gran hotel con la comida incluida durante 15 días!! Papito a ¡Puebla! ¡Donde vive el tío Lázaro! ¿No es maravilloso?

Leticia se sentía una estafadora. Sus padres merecían eso y mucho más. Pero no se lo había regalado por gusto, que seguro lo hubiese hecho si se lo hubiesen pedido. Pero la verdad era otra , y es que los necesitaba fuera de la ciudad de México, rápido y fuese como fuese.

E: ¿De verdad mi hijita? ¿De verdad mi hijita? ¡Con el tío Lázaro, Julieta! Vamos a poder platicar con él todos los días y a todas horas. Nos va a poder contar otra vez como consiguió hacer esa gran fortuna el solo.

Julieta no lucia muy feliz.  El tío Lázaro era igual o más pesado que Erasmo. Aunque el hecho de salir de la ciudad de México y ver otra ciudad le ilusionaba. Sin embargo no podía evitar sentir que Leticia escondía algo. La conocía a la perfección. Y sabía que ella no era de esas personas que son capaz de organizar un viaje de un día para otro, a no ser que estuviera desesperada como cuando se fue a Acapulco. Su hijita ocultaba algo, algo bien turbio.

E: ¡¡Muchas gracias mi hijita!!

Leticia les explico todo. Debían de salir mañana por la tarde para coger el autobus.  Tenían reservados un hotel lo mas cerca que encontró de la casa del tío Lázaro, y también tenían los billetes de vuelta para quince días mas tarde.

J: Mi vida , ¿y hoy te vas con Irmita ?, si mañana ya nos vamos nosotros. ¿Nos vas a dejar solos esta noche?, no mi hijita.

A Leticia se le partía el corazón mentir a su mama, pero o era eso, o podían tener problemas mucho mayores.

L: Mamita yo mañana vengo con tiempo para despedirme de vosotros. Yo les llevo a la estación de autobuses ¿de acuerdo? Es que nadie podía quedarse con Irmita y yo nunca me he quedado antes. Compréndalo, ¿si?

Al final,  salió de la casa de sus papas y a la vuelta de la esquina, en la otra cuadra,  la esperaba Fernando. Leticia apareció con los ojos rojos, con un semblante de preocupación y remordimiento. Fernando acelerado bajó del auto y le abrió su puerta.

Se sentaron los dos en el coche.  

F: ¿Cómo está? ¿Le ha ido bien? ─Le preguntó preocupado.

L: Sí. Demasiado bien. He quedado como la hija perfecta y,  en realidad,  soy la mas mentirosa y manipuladora que existe en estos momentos. ─Se le saltaron las lágrimas y hundió sus ojos  en la tapicería del coche. 

Fernando giró todo su cuerpo hacia ella, y le cogió las dos manos obligando a que su cuerpo se girara hacia él, a continuación,  le tomó la cara y deslizando sus dedos sobre sus mejillas, le borró sus lágrimas.

F: Por favor no quiero verla sufrir. 

En ese momento con sus dos manos le alzó su rostro y acercándose  con lentitud besó sus párpados humedeciendo sus labios con sus lágrimas.

Leticia permaneció inmóvil. Imploraba en su interior que después de sus parpados se deslizase hacia sus labios. En ese momento, solo en ese momento,  todo le daba igual. No le importaba el miedo a sufrir. El miedo a la traición. Lo necesitaba. Necesitaba de sus labios.  De su sabor como consuelo. De su calidez como alivio. 

 Abrió sus ojos y lo miró con fijeza. Ante el juicio de la  mirada de Fernando, Leticia deslizó su vista hacia su boca, para después regresar de nuevo a sus ojos y decirle con el corazón:  <<béseme don Fernando, béseme>>, le suplicaba en su mente. 

Volvió otra vez a sus labios, y se instaló allí, anhelando  su textura, su calidez, su dulzura. Sus súplicas fueron sordas, no llegaron a él. Fernando  tenía demasiado miedo. No quería asustarla y mucho menos ahora que iban a vivir juntos. Quería que se sintiera segura y ella por mas que lo desease no se veía capaz de besarlo. No podía exigirle en voz alta que la respetase, y al mismo tiempo contradecirse abriéndole la puerta a sus sentimientos y a sus mas profundas pasiones con un beso.

Resignada por no haber sentido sus labios, Leticia se incorporó mirando hacia el cristal delantero.

L: Ya se me pasó don Fernando ─dijo y suspiró con profundidad─.  Muchas gracias por haberme acompañado. No sabe lo importante que es tenerlo ahorita conmigo. 

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