CAPITULO 41

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Leticia y Fernando quedaron petrificados, con sus miradas clavadas y sus bocas entreabiertas. Casarse no era un juego de niños. Las cosas se podían complicar y mucho.

F: ¿Y ahora que opina Doña Lety? ¿Sigue queriendo seguir hacia delante?

L: Pero... Pero no todos los casos son así, ¿no Licenciado? De hecho yo no conozco a nadie que haya sido cuestionado, y mucho menos  perseguido por los asuntos sociales. Me imagino que esas medidas son sobretodo para las personas que se casan para conseguir la nacionalidad en el país, pero nosotros somos mexicanos los dos ¿o me equivoco Licenciado? 

L.S: No se equivoca querídisima Licienciada. Lleva toda la razón. Los juzgados de México no van a dedicar su tiempo ni dinero en perseguir a matrimonios corrientes, sino el ciudadano no alcanzaría a pagar impuestos.  Los matrimonios convenidos en su mayor medida son para conseguir la nacionalidad en el país. Lo único que me preocupa, es que vuestros nombres hasta hace un mes figuraban en los juzgados como demandante y demandado. Aunque son expedientes completamente diferentes, un embargo a una boda. Esperemos que no cree sospechas. Mi deber es avisaros.  

Leticia quedó aterrada. Irse a vivir con él no entraba en sus planes. No podía hacerlo.  Sus padres no lo permitirían. No podía decirles que estaba casada con Fernando para salvar a la empresa. A Erasmo lo mataría del susto y lo decepcionaría de nuevo. Y ella no estaba preparada para compartir el mismo techo con la persona que amaba. Nunca se permitiría ilusionarse. El miedo que la pillasen en un matrimonio al margen de la ley, era menor que el miedo a ilusionarse. 

Sopesando los riesgos y autoconvenciendose que no iba a pasar nada,  decidieron seguir hacia delante y acordar una cita con el notario. Leticia sabía que ella no iba aceptar irse a vivir con él, pero aun así, estaba dispuesta a jugársela por la empresa. Necesitaban ese préstamo, y seguramente tuviese razón , era muy improbable que los persiguieran, al fin al cabo ellos pasaban mucho tiempo juntos, les seria muy fácil ponerse de acuerdo si acontecía algún problema. Finalmente, en la notaria le concedieron una cita para el lunes a las 9:00 de la mañana para celebrar el matrimonio de Leticia Padilla y Fernando Mendiola. Todo presumía ser rápido y sencillo.

Fernando se sentía desconcertado , iba a conseguir pagar a Aldo y por fin la empresa volvería a sus manos y a la de su familia, lo cual debía hacerle feliz, pero por sorpresa ya  no lo estaba. CONCEPTOS hace mucho que pasó hacer secundario en su vida, ahora solo pensaba en el amor, pero lo que hace unos minutos parecía una oportunidad única para reconquistar a Leticia, ahora volvía a ser una fantasía. El casarse con ella, no iba a significar mas que un papel y a lo sumo un apretón de manos. Ella no iba a permitir ningún acercamiento. Estuviese con Aldo o sin él, parecían que las cosas no iban a cambiar.

En CONCEPTOS,

La tarde del viernes pasó muy rápida, y ya era la hora de salida.  Les esperaba un largo fin de semana, en el cual los dos iban a sufrir un torbellino de emociones, mezclando el miedo, con la ilusión oculta de estar juntos, y con la agonía de no poderse desahogar con nadie.

Leticia cogió su diario.

''Tengo mucho miedo, no se donde me estoy metiendo, ni de los problemas que puedo llegar a tener. Lo hago por Fernando, por su familia, por mis amigas, y también por Aldo, quiero que recupere todo aquello que perdió por mi culpa. Pero en mi interior no sé si me estoy engañando y lo estoy haciendo  mas que nada por sentirme cerca y   cómplice de  él, quizás estoy siendo una inconsciente sin medir el alcance de mis actos ya que puedo quedar atrapada y traicionarme a mi misma acercándome mas de lo convenido. A día de hoy no me perdonaría rendirme a su amor, porque sé que voy a sufrir mas de lo que voy a ser feliz. Y por otro lado echo de menos a Aldo, él es mi gran amigo, me entiende, me respeta y me da las fuerzas que necesito para mantenerme al margen de Fernando, pero no puedo llamarlo, debo de distanciarme de él para no hacerle daño, ni traicionarle con mis actos.'

Fernando quiso despedirse de Leticia, desde el desayuno a penas habían hablado. El trabajo y sus  pensamientos los habían absorbido de tal forma que el tiempo había volado sin apenas darse cuenta.

F: ¿Se puede?

L: Pasa don Fernando. ¿Ya se va?

F: Sí , quiero despedirme de usted , pero antes necesito que me diga algo y quiero que sea muy sincera, ¿de acuerdo?

Fernando se sentó frente a ella, y clavó su mirada en su rostro. Leticia se sentía intimidada y con la cabeza agachada fingía ordenar su mesa, cambiando de lugar el lapicero, las carpetas, la calculadora, etc..Evitando mirarle esos ojos que tanto le decían.

L: Claro dígame, ¿en que puedo ayudarlo?

F: Lety, primero necesito que me mire a los ojos.

Leticia levantó su rostro y con sus ojos temerosos hizo un esfuerzo descomunal para aguantar la mirada. No quería que se diese cuenta de todo lo débil y nerviosa que le hacia sentir.

Fernando extendió sus brazos hacia ella por encima de la mesa y mostrando las palmas de sus manos le invitó a que posara las suyas. Leticia respondió y colocó sus manos sobre ellas que con inmediatez él apretó por sus dedos.

F: ¿Está segura de lo que vamos hacer? ¿De verdad quiere hacerlo?

Los dos se quedaron mirándose, fundidos en el mismo océano, en ese momento sus corazones cabalgaban de la mano, pero sus miradas reflejaban más dolor que ilusión. Interpretar en la ficción lo que mas deseaban en su realidad, dolía mas que asumir la derrota.

L: Tengo miedo. Pero, sí quiero hacerlo.

Leticia retiró sus manos y se levantó del sillón, y se puso de espaldas a él. Sabia que su mirada le estaba diciendo mas cosas de las permitidas. Fernando se acercó hacia ella y deteniéndose a un paso de su cuerpo, posó con delicadeza sus manos en sus hombros.

F: No sufra lo haremos a su manera. Quiero que esté tranquila. No va a pasar nada. Y lo vamos a lograr. Lety gracias. Gracias por ayudarme una vez más.

Leticia giró su rostro y lo miró a los ojos. Sintió el consuelo que le hacia falta en esas palabras y agradecida por ellas,  lo abrazó fuerte , muy fuerte, apretando a su vez su cara contra su pecho. Fernando con sus manos temblorosas las posó casi imperceptibles en su espalda, no se lo creía. Por fin pudo posar su mejilla en su cabello. Por fin pudo olerlo y sentirlo. Se necesitaban mutuamente de eso no había duda.  Ese abrazo era la carga de sus baterías para seguir hacia delante.

F: Me hace mucha falta Lety. Siempre me ha hecho mucha falta.

L: Y usted a mi don Fernando.

Los dos con los ojos cerrados seguían abrazados. 

 El miedo a perderse en las profundidades de su sentir asustó a Leticia,  y se apartó con urgencia. Tensa  y mirando hacia abajo se sentó en su sillón,  para continuar 'ordenando su mesa'. Cambiando de nuevo las cosas de sitio.

L: Don Fernando, entonces , nos vemos el lunes en la notaria. ¿De acuerdo? A las nueve allá. No lo olvide.

F: Si Doña, pero, ¿quienes van a ser nuestros testigos?

L: Los licenciados Sánchez y Rosales. ¿Quien más? Don Fernando nadie. Nadie puede enterarse. Mi papa me destierra. Si llega a enterarse que soy capaz de casarme de forma ilícita por la empresa, me echa de mi casa, me quita el apellido, quema mis títulos, y no se que mas seria capaz.... Prométame que no se lo va a decir a nadie, por favor ¿si?



F: No se preocupe puede confiar en mí. Nunca le fallaría.Ahora sí me despido.  Hasta  el lunes futura señora de Mendiola. Con permiso.

FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora