CAPITULO 61

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Fernando pensó que Leticia estaba en CONCEPTOS y luego recogería su maleta. Se dirigió a su dormitorio, quería dejar sus cosas y ducharse. Fue cuando intento abrir la puerta, y se dio cuenta que estaba cerrada con pestillo.

F: ¡¿Lety?¡, ¿estas ahí?...- dijo asombrado.

Ella no contestaba.

F: ¡Contésteme! ¡Sé que esta ahí!  ¡Abra la puerta por favor! -- dijo exaltado.

Leticia nada mas escuchar su voz empezó a llorar , ¿como podía amarlo tanto?, ¿como a una persona que le hacía tanto de sufrir podía seguir amándolo?. No podía verlo, le temblaban las piernas, el corazón amenazaba por salirse del pecho. Lo amaba y lo odiaba demasiado para afrontar esa mirada, esa divina mirada, que había iluminado tantas veces su vida.

L: ¡Váyase Don Fernando¡ no quiero verlo. Salga de su casa por favor, y espere fuera hasta que yo me vaya. No tardaré.

Fernando se sentía traicionado, burlado, estafado pero lo que más le dominaba era un inmenso enfado, ya que Leticia nuevamente quería coger su maleta y marcharse sin dar explicaciones, y dejarlo como siempre hundido en la agonía.

F: ¿Acaso cree que yo quiero verla? Miré Doña Leticia por mí puede coger su maleta e irse al cuerno. Pero usted no me va a decir lo que tengo que hacer, y mucho menos se va a ir sin dar explicaciones. Ya esta bien de cobardías, afronte sus decisiones y a la vida maldita sea.

Leticia no entendía porque le hablaba de esa manera, ¿que estaba pasando?, ¿tan poco le importaba que se fuera? Ella apoyo la espalda en la puerta.

L: Pues dígame. ¿Qué es lo que quiere que afronte? ¿Qué quiere que le diga? Me voy Don Fernando. Me voy a cualquier sitio donde no esté usted.

El enfado de Fernando se incrementaba por momentos.

F: ¿Sabe qué? Usted se merece un aplauso –- Y con sus manos aplaudió lo suficientemente fuerte para que lo escuchara -- ¡enhorabuena¡, lo ha conseguido. Todo lo ha hecho por Domenzalin ¿verdad? No ha descansado hasta que no le ha devuelto hasta el último peso. Y ahora ya se puede ir con él.... Pues quiero que sepa que ¡me alegro Doña Leticia! -- y con cinismo le dijo -- le dará una vida mucho mejor que la que yo le he dado... Le deseo que sea feliz.., que se amen..., que se entregue a él..., que tengan hijos..., y que envejezcan juntos –- Fernando no podía evitar el desfile de lágrimas que recorrían sus mejillas al pronunciar esas palabras -- y le deseo que me odie con todas sus fuerzas para que me olvide rápido, que no se acuerde nunca más de mí, y que olvide que un día en el pasado me amó.

Leticia no alcanzaba a entender nada, su tono, su cinismo ...¿Por qué le decía esas cosas?

L: ¿Por Dios de que está hablando? ¿Por qué me dice todo eso? Usted delira.

F: ¿Es que acaso no se va a Acapulco?, ¿o es que me va a decir que no se va con él?

L: Yo..., yo no me voy con nadie ¿como cree?, pero ni modo, ¡crea lo que quiera!

F: ¡Abra la puerta¡, ¡Leticia Padilla Solis le ordeno que me abra la puerta ahorita mismo¡, y me lo diga mirándome a los ojos, no me engañe más, sus actos dicen lo contrario.

L: ¿Que fue lo que no entendió?, ¡no quiero verlo¡, me da igual que me crea o no, ya es tarde, ya no me importa.

F: Entonces, ¿dígame que ha estado haciendo con él en Acapulco?. Necesito que me lo explique. Necesito saberlo para empezar a olvidarla y quitarme todo este sentir que me esta matando.

Leticia ya empezaba a entender, Paula María debió habérselo dicho, ya entendía el porque Fernando la trataba esa manera tan despectiva. Pero le era inadmisible ninguna misericordia cuando había sido él quien no la había llamado en todo el fin de semana; cuando era él quien seguramente había disfrutado de todos los encantos de Carla aquella noche, a esas horas; y fue él quien no se dignó a llegar en toda la noche del día de ayer.

FANFIC: BÉSAME EN LA BOCA CON TU LÁGRIMA DE RISA.Where stories live. Discover now