Llevaba ya un rato largo en el coche de Eric. Desde que nos habíamos besado él me había arrastrado hasta su auto y había conducido hacia un rumbo que desconocía.
- ¿A dónde vamos?
- Eres muy impaciente, ¿lo sabías? - dijo él, riendo.
- Es que si no me dices a dónde vamos...¿Acaso me estás intentando secuestrar?
Empezó a sonreír y a reírse de una manera muy dulce, sin embargo no contestó y yo decidí callar durante el resto del camino.
Durante el camino comencé a quedarme dormida y, mientras tanto, escuché "Lost Stars", pero una versión de Jungkook, e irremediablemente sonreí y él sonreía también.
**
Cuando desperté debían de ser cerca de las tres de la mañana y lo primero que vi fue el mar.
El coche estaba parado y Eric no se encontraba por ningún lado, así que decidí salir del auto y buscarlo.
Me acerqué al agua y me saqué los zapatos para poder mojar mis pies. De un momento a otro, alguien me cogió por la cintura, me levantó y empezó a darme vueltas. Como acto reflejo grité, pero él no me soltaba.
- ¡Hey! Eric, ¡bájame!
- La Bella Durmiente se ha despertado. - dijo todavía dándome vueltas mientras se reía.
- Oye, que me voy a marear.
En ese momento me bajó. - Me habías asustado; No te vi en el coche y pensé que te había pasado algo.
- Pues, ¿cómo pensabas que estaba yo al encontrarme sola en el coche y tú no te encontrabas por ningún lado?
- Está bien, tienes razón. Lo siento. - acto seguido me cogió y, rápidamente, fue hacia el mar.
- ¡Oye! ¿¡Qué haces!? - pregunté alarmada por sus intenciones.
- ¿No te apetece refrescarte un poquito? - dijo pícaro.
- Em... la verdad es que creo que no,gracias.
. Uy... pues lo siento, de verdad.- dijo él, actuando con falsa lástima, por lo que, sin dudar, me dejó caer al mar.
El agua estaba fría pero no en exceso. En un principio me sumergí completamente, mas salí hacia la superficie con facilidad.
- ¡Estás loco! - dije abriendo los ojos cerrados por el agua. - Te dije que no quería. - dije sin poder evitar la risa.
- Pues no te veo muy enfadada. - dijo burlón.
- No ha estado mal..., anda, ayúdame a salir. - me tendió su mano y yo aproveché para tirarlo y empaparlo.
Al salir ambos a la superficie nos reímos hasta que nuestras miradas se conectaron y entonces un silencio llenó el espacio.
Eric acercó su mano a mi mejilla y la fue acariciando suavemente en sentido circular. Yo, por instinto, cerré mis ojos y acerqué todavía más su mano a mi cara.
Entonces comencé a reírme pues su tacto producía en mí cierto cosquilleo y, seguidamente, le tiré agua a la cara estropeando el momento.
Así fue como surgió una pelea de agua en la que acabamos mojados hasta los huesos. Y entre risas él me levantaba, me daba vueltas y me cogía para tirarme al mar. Del mismo modo yo lo empujaba y me subía a su espalda para intentar mojarle, aunque en ocasiones me atrapaba y yo era la que acaba empapada.
Después de un rato largo haciendo eso, nos cansamos y nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos mientras recuperábamos nuestra respiración entrecortada.
De un momento a otro él juntó sus labios con los míos y la sensación que recorrió mi cuerpo era difícil de describir. Parecía que sus labios encajaban perfectamente con los míos como si fuéramos dos personajes en una sola escultura que por la rotura de esta fueron separados y, ahora, por fin se reencontraban.
Al separarnos Eric me llevó hasta una toalla que él había colocado sobre la fina arena para que nos tumbáramos allí. También había una manta dentro de una bolsa por si hubiera habido mucho frío, pero a pesar de estar empapados no había ningún viento gélido que nos resfriara.
Me acurruqué en el pecho de Eric y pude escuchar los latidos de su corazón: Boom, boom... parecía un poco nervioso pero al mismo tiempo calmado, como si estuviera en na dicha extrema.
- Zafiro, deseé muchas veces estar así, y, también anhelé amar a alguien como te amo yo a ti, y que esta me correspondiera.
- Seguro que muchas personas de han amado más y mejor que yo. - dije girándome para mirar sus facciones.
- La verdad es que no.
- No te creo. Además, yo ni siquiera te puedo amar como es debido. Estoy segura que mucha gente te ha amado mejor que yo.
- ¿Por qué dices eso?
- Eric, ni siquiera puedo cogerte la mano en público, no podré demostrarte el amor que te tengo porque estoy encadenada a Cristian. Es tan surrealista como terminaron las cosas. - dije con una risa débil. - Éramos muy buenos amigos, me caía muy bien. De hecho, una vez, Diamante dijo que nos quería ver como novios. Él parecía tan inocente, tan frágil... Merece ser amado y no merece lo que estoy haciendo. Pero no entiendo qué pasó.
- Zafiro, el amor puede cambiar a las personas y puede provocar acciones horribles, pero también emociones muy bonitas. La vida no es un jardín perfecto de flores, y el amor es una rosa que no siempre está roja, a veces está marchita, otras, es arrastrada por las tempestades, en ocasiones, se ahoga con tanta agua, y...de vez en cuando se enfada y deja que sus espinas hieran. Yo creo que Cristian un día se dará cuenta de que el camino que está tomando no es bueno y entonces se volverá más fuerte y verás como es en realidad. Ahora está cegado, hay muchas inquietudes que lo impulsan a tomar caminos incorrectos, pero somos sus amigos, estaremos con él, pero no puedes obligarte a ti misma a hacerlo feliz si tú no lo eres.
- A lo mejor él tiene razón, no lo he intentado. He evitado la situación porque me parecía horrible. Él lo ha estado dando y todo por esta relación que es un poco extraña, pero yo... yo he dejado que todo pasara, la he evitado, no he puesto de mi parte... Me siento tan...mala. - estaba a punto de llorar, era una estúpida.
- Zafiro, por fin te has dado cuenta de tus sentimientos, no los tires por la borda por intentar que alguien sea feliz por una mentira.
- Me pidió tres meses...se los concederé, no hagáis nada, ¿está bien?
- Zafiro... - lo corté.
- No Eric, esta es mi decisión. Tengo que intentarlo, tengo que concederla una oportunidad. Después de todo lo que ha hecho...sí, ha sido una locura, pero lo ha hecho porque él creía que estaba bien...puede que él necesite despertar cuando haya terminado el plazo.
- No le des alas, puede ser peor.
- Eric, ¿tienes miedo de que mis sentimientos por ti cambien? - se quedó callado. Yo me incorporé y él conmigo, por lo que le acaricié la mejilla y proseguí.- Eric, te amo, y por fin lo he aceptado. Este sentimiento ha estado creciendo en mi clandestinamente, en silencio sin percatarme, y, ahora por fin lo he descubierto. Y estoy feliz por ello. Este sentimiento no va a cambiar, pero, también me siento muy falsa ahora mismo. Estoy muy feliz por estar contigo, por besarte, por mojarnos...- no pude evitar reír mientras unas diminutas lágrimas bajaban por mi rostro. - Por simplemente compartir esta noche contigo, pero también tengo sentimientos que se clavan en mi corazón con incisión y duele, duelo mucho. Siento que soy alguien deleznable y no quiere que sufra nadie. Debo hacer esto, no solo por mi, sino por Cristian y...por ti. Tú tampoco te mereces esto. No mereces que te ame mientras permanezco con otro, y, aunque intentáis que Cristian se olvide de mí, no era parte del trato acordado, seguro que me odiaría y tampoco quiero eso. Ante todo sigue siendo mi amigo. Yo ahora no te puedo amar como mereces, ¿estás seguro que podrías soportarlo? Puede que merecieras a alguien mejor, y me entristece decir esto, pero puede que sea mejor que busques otra persona a la que amar, porque yo no podré. Yo no soy digna para ti. Lo mejor será que nos vayamos ahora y olvidemos lo sucedido. - dicho eso lo abracé mientras sollozaba y seguidamente me levanté para alejarme pero él, que no había dicho nada desde ese momento, me agarró y me obligó a sentarme delante de él, pudiendo así admirar sus hermosos ojos.
- Zafiro...- se le rompió la voz al decir mi nombre y por primera vez vi de sus ojos caer lágrimas llenas de dolor.- Nunca vuelvas a decir que no eres digna de mi, lo eres y mucho, en todo caso debería ser yo quien dijera eso. Jamás nadie me había amado como tú lo has hecho, al contrario de lo que pueda parecer no he sido afortunado en el amor, era el popular del instituto, todas querían conocerme por fama o por mi fama de bueno en la cama, a pesar de que en aquella época todavía era virgen- se rió un poco.- Las chicas al conocerme no me veían nada de interesante y perdían el interés. A veces salían conmigo y al rato las encontraba con mi mejor amiga disfrutando de una noche de placer. Solo hubo una chica que me amó de la mejor manera posible. Era menuda y vivía enterrada en los libros, algo así como tú,- él no pudo evitar reírse. - tenía gafas y tenía la sonrisa más bonita que jamás he visto, bueno, no tanto como la tuya. -dijo mirando mis labios.- Ella era pura alegría, siempre estaba feliz, por muchas tormentas que la rodearan siempre era feliz. Salimos durante unos tres meses y todo marchaba bien, pero...- sabía que lo que seguiría ahora no sería tan agradable de contar le cogí la mano y la agarré con fuerza, dándole mi apoyo para que siguiera, yo estaba allí. - Un día la encontré en el suelo del patio del recreo, en una esquina, le habían golpeado brutalmente. En cuento me vio me abrazó y me pidió que por favor no me fuera de su lado. Le pregunté quien había sido mas solo negó entre lágrimas. Verla así me rompió el corazón. Días después me enteré que habían sido las chicas del instituto a través de mi mejor amigo. Me enfadé mucho y me cambié de instituto junto a ella. Fuimos felices hasta que un día me llamó mi mejor amigo, me dijo que él no había tenido nada que ver con lo que le había pasado a mi novia, que había sido las chicas únicamente. De hecho dijo que si él hubiera hecho algo no se lo hubiera perdonado en toda su vida y que estaba en pleno conocimiento que si él hubiera golpeado a alguien estaría en el hospital o, incluso, muerto ya que tiene una fuerza extrema. Le creí, así que decidí investigar que había pasado. Interrogué a mi novia y me lo confesó todo. Mi mejor amigo no tenía nada que ver, habían sido las chicas,pero era porque ella había incumplido una norma. Habían hecho una apuesta, le habían propuesto que saliera conmigo durante tres meses para que les contara la verdad sobre mi, si los rumores que me daban fama eran ciertos, si mi familia... bueno, querían que ella fuera como un paparazzi. A los tres meses ella debía informar y cortar conmigo,pero no lo vio correcto, me había cogido cariño y dijo que no. Fue cuando le pegaron una paliza. Entonces me di cuenta que había vivido una mentira. Le pregunté si me quería y dijo que me quería pero no me amaba. Fue como un balde de agua fría, pero le agradecía que al final no contara nada. Me pidió perdón mil veces y la perdoné, aunque por un lado quería no podía estarlo. Después ella se marchó y no la volvía a ver. Permanecí en el instituto al que me había cambiado y a las pocas semanas mi mejor amigo también se cambió y se quedó en ese instituto conmigo, hasta que vine a este, pero no te preocupes, seguramente un día de estos lo conozcas. No es capaz de vivir sin mi.- dijo riéndose.
No había sentido celos mientras me contaba la historia sino pena por él , por la chica, y rabia por la actitud de las chicas. Los dos habíamos llorado, así que en cuanto terminó su relato lo abracé y no lo solté. - Lo siento, lo siento mucho de verdad.
- No lo sientas, gracias a eso te conocí.
- Me conociste porque me tropecé contigo- dije riéndome.
- Bueno, ya te lo explicaré. - dijo mientras me despeinaba juguetón, pero, en el momento de hablar se puso serio. - Zafiro, entiendo lo que quieres hacer, pero no te sientas mal, esto también es culpa mía. Además, no debes sentirte culpable por amar. Mas, no quiero perderte ni estropear este momento, lo entiendo, así que simplemente te pido que me des este noche. Solos tú y yo. Nadie más. Ni Cristian, ni el pasado... solo el presente, este momento tú y yo, nada más.
En ese momento asentí. Ojalá esta noche fuera eterna.
Ambos fuimos hacia su coche rumbo a mi casa.