El señor Montesinos los esperaba en su oficina. Era un hombre de mediana edad sobre 40 años, moreno, delgado pero con un cuerpo atletico , y aunque no era guapo, resultaba muy atractivo. Fernando y Leticia se presentaron y fue cuando empezaron una acalorada disputa de condiciones por el contrato. Lety consiguió que fuera ventajoso para el cliente y productivo para CONCEPTOS. El señor Montesinos la miraba con fijeza, embobado por su físico sencillo y elegante y a su vez deslumbrado por su seguridad e inteligencia. Fernando afanado en defender las condiciones y resaltar las cualidades de la empresa no se daba cuenta de las miraditas del señor Montesinos a su amada.
En conclusión, todo se concretó satisfactoriamente y ambos firmaron un rentable contrato. Con el objeto de celebrarlo el señor Montesinos les invitó a cenar, con la condición que en el postre desenroscaran una botella de whiski para sellar su iniciada relación laboral. La velada resulto encantadora y cenaron riquísimo.
M: Me alegro muchísimo que les haya gustado la cena. Ahora, lo prometido es deuda, voy a traer una botella de Whisky muy, muy especial HIGHLAND PARK 50 AÑOS, es el whisky mas antiguo de la destilería escocesa. Se ha creado una edición limitada de tan solo 275 botellas. Cada una de sus botellas está hecha a mano, en plata, reflejando la influencia del mar, el clima salvaje y el paso del tiempo. Es azucarado, con notas anaranjadas y con un acabado picante. Les va a encantar, van a ver.
El señor Montesinos además de interesante era muy divertido. Trajo la honorable botella junto con una barajas de cartas y un cubo de dados. Los tres iniciaron el juego, y quien perdiese bebía un chupito del delicioso whisky, que por cierto era tan rico que entraba como el agua. Con rapidez la reunión de negocios se convirtió en una quedada de colegas, la mezcla del whisky y el juego desataron bromas y carcajadas. Fernando y Leticia desinhibidos por el alcohol, no tardaron en relucir la gran química contenida entre los dos. Jugando a los dados y camuflados en el juego, Fernando bromeaba con ella agarrándola de las manos para que no cogiera los dados cuando le tocaba tirarlos; o se los escondía en su puño, para que ella forcejease con su mano; o la distraía y le cambiaba el resultado para que enfadara y le pegara tortazos en el brazo. Todo aquello se convirtió en un verdadero flirteo de adolescentes con el único objetivo de tocarse el uno al otro, y de reírse abiertamente por la felicidad que les provocaba el simple hecho de estar juntos.
En esos momentos el señor Montesinos les invitó a cambiarse de lugar para llevarlos a la zona donde solo servían bebidas y estaba la pista de baile. Una vez allí, no tardo en pedirle a Leticia que bailara con él.
S.M: ¿Me permite sacarla a bailar?
L: Por supuesto , con mucho gusto.
Leticia recordó una de las verdades que duelen pero necesarias que le dijo su fiel amiga Carolina – Cuando bailes con alguien solo déjate llevar , párate y sigue su paso, porque el baile no es tu mejor virtud -, y así fue, ella quedó inmóvil y dejo que el señor Montesinos la guiara.
Fernando no cabía en sí, tenía que buscar una solución rápida para sacarla de esos brazos ajenos. Miró a su alrededor y la primera mujer que le devolvió la mirada le pidió que bailara con él. Una vez los cuatro en la pista, los ojos de Leticia y los ojos de Fernando no dejaron un segundo de mirarse, podían estar bailando con el o la mejor top model del universo que para ellos no existía mas nadie que Fernando y Leticia. Aprovechando que cambiaron la música , Fernando se retiró de la mujer dándole mil gracias y agarró a Leticia de la mano disculpándose con el señor Montesinos. La tomó de la cintura, y Leticia del cuello, pero sus cuerpos mantenían la distancia, no llegaban a rozarse.
En ese momento empezó la canción interpretada por Ricardo Montaner: 'Hoy tengo ganas de ti'.
''Fuiste ave de paso y no sé porqué razón
Me fui acostumbrando cada día mas a ti
Los dos inventamos la aventura del amor
Llenaste mi vida, y después te vi partir
Sin decirme adiós yo te vi partir. ''
A los breves segundos del inicio del estribillo de la canción, Fernando acercó a Leticia desde su cintura aferrándola a él, y ascendió su mano abierta a su espalda obligándola a que apretara sus brazos en su nuca y, por ende, su pecho al suyo. Con rapidez, él enterró su rostro en su cuello y comenzó a acariciar su mejilla y el lóbulo de su oreja con el roce de su nariz y empezó a susurrar la canción a la vez que la música.
''Hoy tengo ganas de ti, hoy tengo ganas de ti.
Quiero apagar en tus labios la sed de mi alma
Y descubrir el amor juntos cada mañana
Hoy tengo ganas de ti, hoy tengo ganas de ti ''
Por la presión de sus brazos en la espalda de ella, sus cuerpos se unieron, apretándose entre sí.
''No hay nada mas triste que el silencio y el dolor
Nada mas amargo que saber que te perdí
Hoy busco en la noche el sonido de tu voz
Y donde te escondes para llenarte de mí
Llenarme de ti, llenarme de ti ''
No hablaban. No hizo falta. La canción decía todo lo que sentían y deseaban. Leticia apoyó su cara en su hombro y cerró los ojos. Él no despego la suya de su cabello, y también cerró los ojos. Los dos sentían la necesidad de la infinidad del instante, pero la canción llegó a su fin y Leticia despertó de sus anhelos sobresaltada.
Abrumada por todo lo que estaba sintiendo, quiso darle fin a la noche, y separándose de Fernando volvió a la mesa donde estaba sentado el señor Montesinos.
L: Lamentándolo mucho debemos despedirnos de usted.─Y buscando con su mirada a Fernando─ ¿Verdad Don Fernando? Aun tenemos que buscar hotel , y ya se hizo muy noche.
M: No se preocupen yo les acerco al mejor hotel que hay por esta zona y no van a tener ningún problema para hospedarse.
El señor Montesinos los dejó en la puerta del mismo y con cariño se despidieron de él. Gracias a esta cita estaban pasando una de las mejores noches desde hacía mucho tiempo. Aquella imagen de los dos en la puerta del hotel, le retrajo el recuerdo de su primera vez, cuando el nerviosismo y el miedo la poseían y, a su vez, la pura y plena felicidad se materializaba en su piel.
Entraron y se dirigieron a la recepción.