Narra ______:
- Más rápido.- pido entre jadeos, aquel inusual cosquilleo creciendo en mi estómago.
- Estoy a punto.- Justin gime aumentando la velocidad de sus embestidas.
Mis ojos tratan de abrirse pero la intensidad del climax lo vuelven una tarea bastante difícil, cuando logro hacerlo mis ojos se enfocan en su rostro, el calor aumentando en mi sistema. Tal imagen, ver a Justin con el rostro sonrojado, el sudor en su nariz y su frente, su labio inferior siendo apretado por sus dientes, sus manos blancas de la fuerza que usa para sostenerse del escritorio, sus ojos cerrados, su cabello despeinado y los sonidos roncos que salen de su garganta, solo logran que me sienta la mujer mas afortunada del mundo.
- ¡Muñeca!- los golpes en la puerta se hacen presentes tensando nuestros cuerpos.
- No, tu sigue.- pido cuando siento que Justin esta a punto de parar sus movimiento-. Muévete, mi amor.- pido-. No falta mucho.
- Respóndele.- pide entre jadeos mientras sus manos se aferran a mis piernas levantándolas y enrollándolas en su cintura.
- ¿Qué pasa?- a penas logro decir, mi voz sonando más ronca de lo normal.
- Tu hermano esta aquí.- gruño en enojo por lo impertinente que muchas veces suele llegar a ser-. ¿Lo dejo pasar?
- ¡No!- grito exageradamente en un gemido, cada vez más cerca.
- ¿Estas bien?- su voz notablemente preocupada-. ¿Hay algún problema?
- ¡No, estoy bien!- aviso, bastante bien-. Es que no puedo.- las palabras comienzan a salir con más dificultad-. La puerta...- no logro decir lo que tenía en mente por el momento-. Oh, Justin.- esta vez muerdo su hombro.
- ¿La puerta? ¿Se volvió a atorar?- no respondo, no puedo-. ¡Iré por la llave!
- ¡No!- grito, el susto invadiendo mi cuerpo.
- ¡Espera, tu tranquila!- no vuelvo a escucharlo.
Estamos en problemas.
- Mas rápido.- pido-. O nos encontrarán así.
- Ya mismo.- jadea Justin.
Puedo sentir como el nivel máximo de placer esta llegando al borde, los gemidos son más consecutivos y mis manos se aprietan con más fuerza a su cuerpo. En menos de 10 segundos los gruñidos de satisfacción, al sobrepasar la barrera del climax, salen de nuestro labios. Nuestras respiraciones tratando de calmarse.
- ¡Demonios! ¿Siempre que llego a visitarlos debo ver como fornican?- el grito de Drake vuelve a poner mis pies sobre la Tierra.
- ¡Mierda, Drake!- gruñe Justin con enojo sin moverse para evitar que vea que aún seguimos unidos.
- ¡Sal ahora mismo!- grito yo también mirándolo sobre el hombro de Justin.
- Esta bien.- asiente levantando las manos en rendición-. Solo muévanse, asquerosos.- hace una mueca de asco antes de salir y cerrar la puerta con fuerza.
- Eso fue intenso.- ríe al mismo tiempo que toma mis mejillas entre sus manos para acercarme y besarme.
- Voy a matar a Drake.- bufo.
En pocos minutos nos vestimos antes de que a mi hermano se le ocurra entrar nuevamente, Justin toma asiento en la silla de mi escritorio para arreglar los papeles sobre él, yo me doy una rápida mirada en el espejo que tenía en unos de mis cajones antes de caminar a la puerta y sin antes soltar varios suspiros, abrir la puerta.
- Al fin.- dice Drake, ruedo los ojos-. Oye.- lo miro-. Tienes algo blanco y líquido bajando de tu pierna.- mis mejillas se sonrojan y mis ojos se abren dirigiendo rápidamente a la parte que apunta-. Era broma.- suelta una carcajada.
Esta vez no logro aguantarlo y a penas cierro la puerta para que nadie vea la escena, me acerco hacia él y doy un rodillazo en sus partes bajas hasta dejarlo tendido en el suelo quejándose. Esta vez Justin es el que ríe.
- Eres la mejor, cariño.- halaga mi castaño, me limito a sonreírle con inocencia.
- Cállate.- gruñe Drake hacia Justin mientras trata de ponerse de pie-. Yo de ti no hablaría little mermaid.
Los ojos de Justin se abren al instante mientras por mi cuerpo pasa una corriente helada sacándome de balance.
¡Diablos! Sabía que no era buena idea mandarle la foto a Drake.
- ¿Cómo lo sabes?- Justin sigue con su ceño fruncido en confusión.
- ¡No importa!- niego-. ¿A que venias?- pregunto a Drake esperando a que lo olvide.
- Mi hermana me envió una foto.- avisa, estoy muerta-. Por cierto, lindo brazier.- sonríe burlón.
- Cariño, te amo.- sonrió en su dirección, este momento me hace sentir como Livy cuando la regaño.
- Debía suponerlo.- rueda los ojos.
- ¿Dirás a que has venido?- esta vez fulmino a mi hermano.
- A verlos fornicar, obviamente que no.- me acerco a golpearlo pero sus manos rápidamente se levantan en protección-. Esta bien. Venía a invitarles a una cena, hoy es el cumpleaños de Danielle.- avisa.
- ¿No podías mandar un texto?- pregunto.
- ¿No podían esperar a llegar a casa para fornicar en una cama como gente normal?
- Drake...- alargo, su estúpido rostro irritando mis ojos.
- Lo siento, es que es imposible no decirlo.- ríe-. Cuando Danielle se entere.
- Más te vale a que no se lo digas a nadie.- apunto-. O te olvidas de la idea de algún día tener hijos porque te juro que te dejo sin ellos.
- Esta bien.- sus ojos me miran asustados, él sabe de lo que soy capaz-. La cena es a las 7 y formal.- avisa-. En casa.- suelto un bufido-. Adiós.
Antes de siquiera responderle o preguntarle que le podría gustar a su novia sale corriendo del lugar, mendigo cobarde.
- ¿Sabes?- hago una mueca mirando la pila de papeles-. ¿Mejor me ayudas mañana?- con una sonrisa asiente-. Debemos comprarle algo a Danielle.
- Vamos a comprar algo y después pasamos por Livy para ir almorzar.
- Perfecto.- asiento.
- Perfecto.- repite mis palabras mientras camina hacia mi para tomar mi mano y salir de la oficina.
(...)
- Mamá, no me gusta este.- Livy se queja por quinta vez.
- ¿Tampoco este vestido?- niega-. Bien.- bufo caminando hacia el armario para buscar otro-. ¿Este?- apunto a un azul con brillos en él y un lazo negro en la cintura.
- Ese.- sonríe.
Camino hacia ella para vestirla rápidamente, cuando termino de poner el precioso vestido en ella, le coloco unos flats negros con un lazo en la punta.
- Eres toda una hermosa princesita.- beso su mejilla.
- ¿Más que papá?- una sonrisa brota de mis labios mientras asiento-. ¿Me peinas?
- Claro que si, pero primero hay que desenredar ese cabello.- aviso-. Vamos, que papá lo haga hasta yo cambiarme.
Sin rechistar asiente y camina tomando mi mano hacia la habitación principal, Justin se encuentra ajustando su corbata.
- ¿Me ayudas?- pregunta al ver que no lo logra,
- Claro que si.- me acerco a colocarle bien la prenda y acomodar su camisa-. Listo.
- Vaya preciosa princesa.- halaga mirando a Livy.
- ¿La peinarías?- pregunto-. Solo suelta su cabello hasta yo vestirme.
- Ok.- asiente tomando a Livy para sentarla sobre la cama.
Mientras tanto yo me encamino hacia el armario donde comienzo un recorrido visual de todos los vestidos hasta encontrar el adecuado. Mis ojos paran sobre un vestido azul, unos tonos más claros que el de Livy, no dudo en ponérmelo. A este lo acompaño con unos tacones de tira y un par de accesorios, cuando termino de ponerme todo lo necesario me maquillo levemente y peino mi cabello en pequeñas ondas.
- Yo quiero como el tuyo.- apunta Livy a mi cabello.
- Esta bien.- la peino del mismo modo solo que esta vez aumentando un lazo negro.
- Se ven preciosas.- Justin sonríe viéndonos a través del espejo.
- Gracias.- le devuelvo la sonrisa-. ¿Trairías nuestros abrigos?
Asiente y en menos de un minuto aparece con los dos abrigos negros que escogí para Livy y para mi. Sin esperar un segundo más salimos para subir al auto y manejar en dirección a la casa de mis padres. Mis manos sudan un poco cuando veo que estamos a punto de llegar, no he hablado con ellos después de todo lo sucedido. Cuando llegamos, Justin aparca detrás de un auto, uno que no había visto antes. Seguramente familia de Danielle.
- Ven aquí.- Justin toma a Livy en su brazo mientras con el otro sujeta mi cintura.
Mis dedos temblorosos se dirigen hacia la puerta en donde la golpeo esperando que alguien la habrá.
- ¡Llegaron!- un Drake bastante entusiasmado habla-. Justin, tenemos una sorpresa.
Ambos lo miramos con confusión mientras caminamos hacia dentro. El cuerpo de Justin se tensa a mi lado sin quitar su mirada del frente, mis ojos también miran con asombro a la misma dirección y es que claramente no esperábamos encontrar a los padres de Justin aquí. Regresó mi vista hacia él encontrándolo totalmente pálido, entonces cientos de preguntas formándose en mi cabeza:
¿Qué hacen sus padres aquí? ¿Porqué Justin esta pálido? ¿Saben de nosotros? ¿Saben de Livy?
- ¡Justin!
Las varias preguntas que se encontraban formulándose en mi cabeza son desechadas al instante en el que escucho esa chillona voz. Todas siendo olvidadas para ser reemplazadas por una sola:
¿Quién demonios es la muchacha que pronunció su nombre y mira a mi hombre como si de un bocadillo se tratara?