7 meses después.
-¡Doctora Kennedy!- grité apresurándome a tocar el botón azul de la pared para informar a las enfermeras que debían ir en seguida.
-¡Ah...!- gritó Emma, enterrando sus uñas en mis manos.
-¿Qué ocurre?- apareció la doctora.
-Creo que va a nacer- dice Emma, esforzándose por respirar y tranquilizarse-, me duele mucho y he roto la fuente- una mueca de dolor apareció por su rostro.
-Garcés- Blake le habló a la otra doctora que había llegado con ella-, trae acércame el monitor que está afuera- le señaló en carro con una pantalla que estaba al otro lado del cristal.
La doctora no tardó en entrarlo y encenderlo, entregándole los elementos necesarios a la doctora para que pudiera monitorear el abultado vientre de Emma. Noté la señal de alarma en su rostro cuando comenzaron a sonar los débiles latidos del corazón de nuestro bebé.
-Sus latidos son casi insostenibles y está en posición listo para salir- nos informó-. Doctora Garcés, que las enfermeras preparen a la señora Foster para que de a luz y a su esposo para que le acompañe- dijo incorporándose nuevamente-, prepararé a mi equipo y el quirófano dos, debemos sacar al bebé cuanto antes- dijo antes de retirarse corriendo.
-Estará bien-Besé la mano de Emma y acaricié su cabello mientas veía cómo llegaban las enfermeras siendo dirigidas por la doctora Garcés.
Todo pasó muy rápido. Estábamos en el quirófano, rodeado de especialistas siendo guiados por las instrucciones determinantes de Blake, quien se había convertido en una amiga de la familia luego de tanto tiempo encargada de Emma. Mi esposa seguía las instrucciones de Blake cada vez que le decía que debía volver pujar.
-Sigue así, Emma- la alentó la doctora-. Ya puedo ver su cabeza.
-Jack...- susurró Emma.
-No digas nada, amor, ya queda poco- le animé-, no te desgastes- asintió y volvió a tomar un sorbo de aire y pujó.
-Tengo su cabeza- anunció Blake feliz- sólo una vez más, lo más fuerte que puedas.
Emma inhaló todo el aire que podían retener sus pulmones y pujó tan fuerte que las venas de su frente casi se marcan y sus uñas se entierran en uno de mis brazos. Escuché el llanto del bebé y sentí una gran calma en mi interior, al igual que mi esposa, quien suspiró relajada y me miró con los ojos de lágrimas por la felicidad.
-Es una hermosa nena- anunció Blake.
Vi cómo se la entregaba a la doctora Garcés, quien fue la encargada de llevarla para que la midieran, pesaran y limpiaran, mientras tanto que Blake finalizaba con el parto y hacía todo el procedimiento de rutina que era necesario. Me acerqué a Emma y besé su frente, ella respondió acariciando mi rostro.
-Te amo- susurró.
-Te amo- le sonreí.
-Emma, Jack- nos habló Blake luego de unos instantes llamando nuestra atención-, aquí está su pequeña- se acercó a nosotros con mi hija en sus brazos. Me la entregó con cuidado.
Era realmente hermosa, y ya no lloraba, se acurrucó entre mis brazos y me observó con detenimiento, esos ojos los reconocería a la perfección, eran iguales a los de su madre, con el poco cabello que tenía igual de claro. Acaricié sus pequeñas manos y la acerqué a Emma para que pudiera verle.
-Bienvenida a la familia, querida Hanna- le dijo besando su coronilla-. Crecerás llena de amor, felicidad y hermosura, pequeñita- su voz se comenzaba a convertir en un susurro-... Papá te cuidará, Hanna, él te dirá... cuánto te amamos...
-¿Emma?- me preocupé, pero ella me sonrió- Ambos se lo diremos, ¿okay?
-Doctora Kennedy- habló una enfermera-, sus signos descienden bruscamente.
-Emma, por favor- lágrimas comenzaban a hacer mi vista cada vez más borrosa-, quédate...
-Ya te extraño, amor- susurró por última vez antes de cerrar sus ojos.
-¡Blake!- me alarmé.
-Jack, apártate- ordenó acercando el carro rojo para reanimación.
Con Hanna en mis brazos hice lo que me indicó, ella sacó las paletas para electroshock y les daba instrucciones a la doctora Garcés para que preparara la carga.
-A un lado- dijo y presionó las paletas contra el cuerpo de Emma, haciendo que este saltase, miró la pantalla, aún nada- carga a trescientos- la doctora lo hizo- ¡a un lado!- repitió el procedimiento, pero nada cambió- vuelve a cargar- todo igual.
-Doctora, no responde- dijo una enfermera con tristeza.
-¡Vuelve a cargar!- gritó ignorándola. Pero Emma no reaccionaba.
Por favor, Emma, por favor.
-Debemos dejarla ir- dijo Garcés con precaución.
-¡Yo soy quien da las ordenes aquí, Alicia!- le recordó Blake.
Entonces lo entendí, ella no volvería.
-Dile al doctor Kennedy, está arriba- Alicia, con lágrimas en sus ojos, le dijo a una de las enfermeras en un susurro para que Blake no le escuchara, señalando el ventanal por el cual el doctor junto a otros especialistas veían el procedimiento, incapaces de interceder.
-Emma, vuelve- le pidió Blake-. Carga a tres cincuenta- ordenó-. Apártense- volvió a reanimar.
El doctor Kennedy entró con una mascarilla y se acercó a su esposa al ver que la última reanimación tampoco había tenido éxito. Le quitó las paletas con cuidado.
-Debo seguir, Logan- sollozó ella.
-Blake, apártate y ve con Jack- le dijo-. Carga a tres cincuenta otra vez- le ordenó a Garcés.
-Doctor, ya pasó el tiempo- le recordó la interna.
-Doctora Garcés, no nos detendremos hasta que realmente sienta que hice lo necesario por salvarla. Ahora, cargue- respondió, ella asintió y cargó la máquina.
Blake se acercó a mi lado con los ojos llenos de lágrimas, se quitó sus guantes quirúrgicos y me abrazó a mí y a Hanna, quien ahora lloraba. Sabía que ella había hecho todo cuanto estuvo en sus manos y que debía estar agotada, jamás la culparía por nada.
Aún podía escuchar cómo Logan le seguía dando instrucciones a la doctora Garcés, sin rendirse. Él miró el monitor, aún nada.
-Lo siento, Jack- me miró atentamente con mucho dolor y luego miró a la doctora Garcés-. Hora de la muerte 10:00 am- dejó de lado las paletas y se acercó a nosotros.
-Lo sé- solté antes de que dijeran algo-, hicieron todo lo que pudieron y jamás lo olvidaré- intente esbozar una sonrisa-... Blake, ¿podrías cargarla?- le entregué a Hanna.
-Claro- sollozó y recibió a mi pequeña.
-Salgan todos de aquí- dijo Logan a los doctores que estaban observando con tristeza-, debemos darle un tiempo a la familia- ellos asintieron y comenzaron a salir.
8 años después.
-¡Tío Logan!- gritó la pequeña de ocho años corriendo a sus brazos.
-Hola, Hanna- la cargó en sus brazos el doctor.
-¿Dónde está la tía Blake?- preguntó con su suave voz.
-Ya viene, ha ido a buscar algo que ha olvidado en el vehículo- le explicó-. ¿Y tu padre?
-Thomas estaba sacando sus libros otra vez- fingió estrés y Kennedy soltó una risa al ver a la niña actuar igual que un adulto- y él ha ido a verle.
-¡Hanna!- llamó una colorina Blake a unos metros de distancia acercándose con una gran sonrisa- ¡Feliz cumpleaños, cariño!- le entregó un regalo.
La niña abrió sus ojos como platos y lo aceptó alegre por la sorpresa, ambos adultos rieron al ver cómo la pequeña con el cabello de su madre esbozaba una amplia sonrisa. Entraron a la casa que estaba llena de decoraciones por el cumpleaños de Hanna y saludaron a los presentes.
Ahí estaban Dana y Ryan, con sus gemelos de cuatro años; más allá Richard y Lilly conversando animadamente con David y Mary Margaret sobre cómo iban las cosas ahora que el señor Nolan era gobernador; en la sala de estar estaban Regina, Robin, Abie, Jeff, Killian y Alicia, hablando sobre la boda y luna de miel de los últimos. Sí, Killian y Alicia se habían casado luego de cinco años de un noviazgo que mostró sus primeros indicios durante la recuperación de Emma. Cuando él se dio cuenta que su corazón definitivamente le pertenecía sólo a ella, aunque reconociendo que Emma había sido su primer gran amor, le había propuesto si aceptaba ser su novia, luego sólo esperaron a que Alicia fuera oficialmente cirujana y él un importante capitán. Ahora esperaban a su primer hijo
-¡Theo, deja a Daniel!- le dijo Dana a su hijo, un pequeño con el cabello castaño como su padre, pero con tez blanca como la nieve, igual que su madre.
-Mamá, él se ha comido mi dulce- le reclamó y los presentes rieron ante su cara de enfado.
-Lo siento, Theo- se disculpó Daniel antes de que sus padres le retaran.
-¿Por qué no van y juegan con Ben?- les dijo Regina con el acento británico que había adquirido luego de tanto tiempo en Inglaterra- Está en el jardín con Joseph.
Benjamín era único hijo de Regina y Robin, que tenía un año menos que Hanna. Sus padres se habían reencontrado cuando Robin viajó por un intercambio a Europa y volvieron a pasar tiempo juntos, recordando los viejos tiempo, un año antes del nacimiento de la más pequeña de los Foster.
-Cariño, ve a ver a Joseph- le dijo Abie a Jeff- debe estar haciendo alguna travesura.
-Es tu hijo- le reprochó, pero ella lo miró intimidantemente, Jeff se incorporó y fue al jardín sin dudarlo.
Se escucharon los pasos de dos personas bajando rápidamente las escaleras en dirección a ellos, se voltearon y los vieron acercarse a ellos sonrientes. Jack llevaba ropa casual luego de haber estado trabajando toda la semana en la Naval, sólo que desde su nueva oficina a minutos de su gran hogar.
-¡Logan, Blake!- les saludó Jack- Hanna no dejaba de pregunta por ustedes.
-No podríamos perdernos el cumpleaños de nuestra ahijada- dijo Blake abrazándole.
-Me alegra que estén aquí- les sonrió.
-Hola, Tom- Logan chocó los cinco con el niño de nueve años que estaba junto a su padre.
-Hola, tío Logan-sonrió-, ¿cómo estás, tía Blake?- besó la mejilla de la doctora.
-Muy bien, cariño.
-Perfecto, es hora de pasar al jardín- anunció Jack-, está todo listo para cantar- le sonrió a su hija.
Hanna fue la primera en salir corriendo acompañada por sus amiguitos y seguidas por toda la familia. Jack contempló a todos y vio que estaba cumpliendo con lo prometido: sus hijos sabían cuánto les amaban sus padres, abuelos, tíos y amigos; habían crecido llenos de amor y felicidad, con la firme convicción de que serían una familia eterna, que nada les podría separar, ni siquiera la muerte.
-Lo hicimos bien- dijo Jack observando a sus hijos que estaban abrazándose en el jardín.
Flash Back
Cuando Logan les pidió que salieran, sólo quedaron en el quirófano ellos cuatro, contando a Hanna. Blake le entregó a su esposo a la pequeña y ella se acercó al cuerpo de su nueva amiga e hizo lo que era necesario para prepararlo, limpiando el lugar y cubriendo lo que debía. Luego volvió al lado de Kennedy y le dijo que debían darle un minuto a Jack para despedirse, él aceptó y salieron de la sala de cirugía.
-Emma, amor...- la llamó sollozando-. Por favor, vuelve... Te necesito, lo juro, no puedo solo... Vamos, Swan, despierta- acarició su cabellera-. Vuelve conmigo, una vez más, Emma...
Un sonido lo alarmó y se volteó: la máquina que antes anunciaba la muerte de su esposa volvía a registrar latidos. Desconfiando del aparato, puso sus dedos en el cuello de Emma, buscando su pulso, y ahí estaba, se sentía lleno de vida, como si hubiera luchado por ella y ahora al fin la tenía. Sin dudarlo abrió la puerta en busca de los doctores.
-¡Kennedy!- gritó.
-¿Jack?- se acercó Logan rápido.
-Su corazón... Está viva- informó lleno de adrenalina por su cuerpo y entraron al quirófano.
-No puede ser...- dijo el doctor cuando vio el monitor.
Sin dudarlo, se acercó a la mujer y tomó su pulso, al igual que Jack lo había hecho segundos antes, chequeó su respiración y se volvió hacia Foster con una cara llena de asombro. Jamás había visto que alguien se reanimara luego de tanto tiempo como ahora en el caso de Emma.
-Está viva- dijo más para si mismo, volviéndose hacia Jack-, está viva, Jack- le sonrió.
-Si...- susurró él con una sonrisa.
-Iré por Blake- dijo el neurocirujano antes de salir corriendo por el pasillo.
Fin flash back
-Jamás dudé de ti- dijo una voz atrás de él, Foster sonrió automáticamente.
-No puedo creer que ya sean ocho años desde que casi te pierdo- se volteó a verle de frente-... Desde que tu corazón se detuvo por los que parecieron los minutos más largos de mi existencia.
-Pero ya estoy aquí, para ti- dijo tomando su mano y poniéndola a la altura de su corazón- ¿sientes eso?- él asintió- es por ti, cada latido que da es por ti.
Él pensó que sólo había una forma de hacerle saber que sus latidos también se reducían a una sola razón: ella y todo lo que le había dado luego de tantos años juntos, así que la besó, la besó recordando aquella primera vez en el avión.
"-Por cierto, soy Foster, Jack Foster"
-Swan."
Aquel primer beso bajo el antiguo árbol de su jardín en un nevado marzo. Para qué hablar del día en el que ella le dijo que lo amaba por primera vez, siempre escogía los momentos más inoportunos para decir lo que sentía. Pensó en la boda, ella caminando hasta él, temerosa de caer, pero tenía a quienes le sostuvieran. También se le vino a la mente su reencuentro luego de la guerra. Tantos momentos vividos y tantos otros por vivir.
-¡Mamá, papá!- les gritó su hijo mayor, interrumpiendo un nuevo beso-, Hanna quiere partir el pastel antes de cantar.
-Andando- los animó Emma-, antes de que se coma todo el pastel sola.
Entrelazando su mano con la de Jack, Emma comenzó a caminar hacia su hijo, quien tomó la mano de ella para estar a su lado. Fueron hasta el jardín y cantaron con el resto de los invitados "Feliz cumpleaños".
-Gracias a todos por estar aquí- dijo Emma a luego de cantar y que los niños fueran a jugar-. Gracias a quienes nos han apoyado desde que todo comenzó, cuando tomé aquel vuelo a Yale, y a quienes se han unido a nosotros desde ese entonces- miró a los Kennedy y a Alicia-. Porque se han preocupado por nuestra familia cuando más lo necesitábamos, en especial hacia exactamente ocho años, cuando ni Blake ni Logan se rindieron conmigo... Pido un brindis por ellos- alzó su copa- y por los futuros padres, Killian, Alicia, les amamos- sonrió y brindaron.
-¿No estarán celebrando sin nosotros?- Neal y Ana habían llegado a la casa.
-¡Chicos!- Emma y Jack les abrazaron- ¿qué tal Sudamérica?- preguntó su hermana.
-Todo es muy bello- respondió Ana-, deben conocer casa país- les animó.
-Sí, aunque sin dudas mi parte favorita fueron las Torres del Paine, en Chile confesó Neal, sin apartar la vista de Ana, quien estaba sonrojada.
-¿Algo que deban decirnos?- cuestionó Jack alzando una ceja.
-Traigan más copas- pidió Neal-, debemos celebrar.
-¡Nos vamos a casar!- exclamó Ana antes de que alguien si quiera pudiera considerar opciones, mientas les mostraba el hermoso anillo de compromiso que relucía en su mano.
Luego de las respectivas felicitaciones y abrazos, los chicos se sentaron en la mesa junto al resto de los amigos y familiares para disfrutar de la comida preparada por Sussie y Dany, quienes la sirvieron a todos.
Cuando todo terminó, los invitados se dispusieron a ir a sus hogares o habitaciones, como era el caso de la mayoría, ya que se quedarían en la casa Foster para en los siguientes días viajar a sus casas en otras partes del país, o del mundo, como se trataba de Regina, Robin y Ben. Emma y Jack acostaron a sus hijos después de jugar un rato con ellos y esperaron hasta que se durmieran, para a continuación ir a descansar.
-Emma, ¿por qué no entras? Acá hace mucho frío- dijo cubriéndola con su chaqueta cuando fue a buscarle al jardín.
-Sólo quiero estar aquí unos minutos más- dijo.
-¿En qué piensas?- Jack se sentó a su lado- ¿En mí?- le miró con egocentrismo.
-No- le dijo evitando soltar una risita-... En Graham- dirigió su mirada al césped. Jack no sabía qué decir exactamente, sabía que él seguía siendo una parte importante en su vida, y por ello no quería decir nada que quizás fuera a parecer inoportuno- y cuando me pidió prometer que seguiría adelante y tendría mi propia familia...
-Y así a sido- Jack tomó la mano de Emma-, él debe estar muy feliz por ti, Emm, has logrado todo cuanto te has propuesto: Un título en Yale, un hogar acogedor, con dos pequeños corriendo por todos lados y un esposo que te ama- besó su mano.
-Eres todo cuanto he soñado- ella volteó su rostro para mirarle fijamente-. Jamás me cansaré de querer tenerte a mi lado. La idea de una eternidad junto a ti es todo lo que me ha mantenido luchando después del cada cosa por la que hemos pasado... Para qué hablar de Hanna y Thomas- ambos sonrieron-, supe que mi vida era perfecta tal cuál era desde que vi tus ojos brillar al tener a nuestra niña en tus brazos por primera vez.
-Siempre me sentí incompleto por no haber estado cuando nació Thomas- confesó Jack-, pero verle dar sus primeros pasos, decir sus primeras palabras... Fue todo cuanto necesitaba- sonrieron.
-¿Mamá?- escucharon una vocecita a sus espaldas.
En la entrada al jardín estaba Hanna, quien llevaba su manta favorita para dormir arrastrándola por el piso, con su cabello despeinado, observando a lo lejos. Sus padres se miraron entre ellos, ambos estaban cansados, pero el deber llamaba.
-Iré yo- anunció Emma-, espérame en el cuarto para dormir- lo besó castamente en los labios.
-Ya te extraño, Swan- él la afirmó de la mano.
-Ya te extraño, Foster- le sonrió.
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Lo prometido es deuda. Espero que les haya gustado. No olviden dejar sus votos y comentarios.
xoxo,
-K.