Aliados del Amor 01 *Libertin...

By VannyFerrufino

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A sus veintitrés años de edad y en su quinta temporada, lo más atractivo que Lisa Stanton, hija de los marqu... More

Capítulos de muestra.
Nota.
Sinopsis.
Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Disponible En Amazon
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16.
Capítulo 17
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Ya en Bolivia

Capítulo 8

45.1K 5.2K 1.4K
By VannyFerrufino

—Dime qué sucedió —exigió su madre, aprovechando que solamente las dos se dirigían a ese baile.

—Es horrible, mamá —expresó con la voz en un hilo y Noelle temió lo peor—. Windsor quiere obligarme a casarme con él.

Un largo silencio se pronunció en el carruaje, solo era el sonido de las ruedas del carruaje sobre los húmedos adoquines. Sabía lo que Noelle estaba pensando, cualquiera de los dos era una excelente alternativa para futuro esposo, pero aun así, Lisa no quería que Windsor tomara el control de su vida.

—Respetaré tus decisiones, cariño, por lo que te recomiendo que hables con el conde. Windsor es un hombre terco y caprichoso, no renunciará hasta conseguir lo que desea.

¡Eso lo sabía! No necesitaba que la asustase más. Ella fue amiga de Jaden, conocía su terquedad y todo lo que era capaz de hacer con tal de conseguir lo que quería.

—Le escribí, pero él no vino, le dije que era urgente.

—¿Cuándo le escribiste?

—El mismo día del teatro.

—Ross dijo que Windsor se retiró a los segundos que nosotros nos fuimos.

—Eso no interesa, mamá, Hamilton no vino.

—Hija, Windsor interceptó esa carta, lord Hamilton acudiría a tu llamado, él no te ignoraría.

Un atisbo de esperanza se instaló en su pecho. Era posible, Windsor sería capaz de eso y más para salirse con la suya.

—¿Qué haré? Tengo miedo, él... creo que no hablaba en vano, mamá.

—Eso está claro, Windsor jamás haría algo así, él te hará su esposa si no pensamos en algo. Creo que tu padre apoya al duque después de todo, por lo que sugiero que te acuestes con Hamilton.

Jadeó espantada. Si bien Lisa lo había pensado, jamás habría esperado que su madre le dijera eso con tanta espontaneidad.

—No pongas esa cara, es lo mejor, así nadie podrá romper su compromiso y Windsor no te querrá una vez mancillada.

—Pero como...

—Háblalo con él. Queden en un lugar y una hora, luego buscaremos una licencia especial y estarán casados para este fin de semana.

—Pero... no sé cómo hacerlo, ¿y si no soy buena? No estoy lista para...

—Tienes veinticuatro años, ya no eres una niña, debes pensar en tu futuro.

Tragó con fuerza. Si bien su cuerpo ahora era delgado, su vientre tenía rastros del sobrepeso que tuvo años atrás, a él podría desagradarle esa parte de su cuerpo.

¿Qué pasaba si una vez que los viera se echara para atrás?

Tenía miedo. Era en esos momentos de presión cuando sus mayores temores salían a flote.

—¿Dónde sería un buen lugar? —preguntó con un hilo de voz, ya no había marcha atrás.

—Podrían reunirse en la casa que está en las afueras de la ciudad. Ahora no hay nadie allí y yo me encargaría que estuviera lista para mañana.

—¿Mañana?

¡Era muy pronto!

—Mientras más antes mejor.

La garganta se le secó. Era eso o perder su oportunidad.

—Hablaré con él.

Llegaron al salón de baile y Lisa recorrió el lugar con la mirada, al no verlo por ninguna parte caminó por la estancia, ansiosa y asustada. La frustración era cada vez mayor al darse cuenta que Hamilton no estaba en la fiesta, quizá no deseaba verla porque el escándalo estaba nuevamente en su vida, era normal que cualquier hombre huyera ante tal amenaza.

Huyó hacia uno de los pasillos y se adentró a la sala que estaba al final del pasillo, necesitaba un lugar donde esconderse de la maldad que se expandía allá afuera, todos se burlaban de ella y muy poco podía hacer ella para evitarlo. Cerró la puerta tras de sí y apoyó su espalda en el gran pedazo de roble, el olor a libro le informó que estaba en la biblioteca de la mansión.

El calor de la chimenea le invitó a acercarse y se frotó la sien con impotencia.

Lo estaba haciendo de nuevo, Windsor estaba arruinado su vida.

—¿Es verdad que lo elegiste a él?

Su mundo tembló cuando la pregunta brotó de la oscuridad y lo buscó con la mirada.

—Hamilton —musitó débilmente e intentó acercarse.

—Espere —le pidió antes de que llegara a él—. Responda a mi pregunta, ¿usted eligió a lord Windsor?

—No, por supuesto que no —soltó con impotencia y antes de poder asimilar la situación, ya estaba entre los brazos del conde—. Quiere obligarme, el día que tomamos el té fui al teatro con mi familia y lo vi, me dijo que debo casarme con él, quiere mi dote.

—Pero él tiene dinero —Acunó sus mejillas y ella negó con desesperación.

—No lo tiene, está en la quiebra y necesita más de veinte mil libras. Quiso... intentó...

—¿Le hizo algo?

Negó.

—No llegó a hacerme nada, logré defenderme, pero tengo miedo. Él es un hombre peligroso, siempre consigue lo que quiere.

—Es un duque.

—¿Te das por vencido? —le preguntó devastada y el conde la empujó contra el escritorio de la estancia arrebatándole un jadeo.

—No, no me doy por vencido. —La abrazó por la cintura y la sentó en la superficie.

—Cásate conmigo lo más antes posible. —Suspiró mientras él besaba su cuello y descendía por su escote, ¿por qué no la besaba en la boca?

—No te preocupes, cariño, él no hará nada.

Lisa sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando las manos masculinas subieron su falda con lentitud. Abrió los ojos entre asustada y preocupada, la situación la estaba poniendo nerviosa. Había mucha luz, no quería que viera las imperfecciones de su piel, líneas deformes provocadas por la rápida pérdida de peso.

—¿Qué haces? —susurró con un hilo de voz.

—Voy a tomarte.

—No, espera, no aquí —le imploró y él detuvo la tarea de abrirse los pantalones—. Mañana, mi familia tiene una casa en las afueras de la ciudad. Veámonos allí, me entregaré a ti.

Él alzó la mirada, sorprendido.

—¿Estás segura?

Asintió con una cálida sonrisa en el rostro.

—Sí, quiero que me tomes, pero... me gustaría que fuera en la oscuridad de la alcoba. Algo más íntimo.

—Pero yo quiero verte desnuda, en mi cama y con las piernas abiertas.

Nuevamente su intimidad se humedeció y se relamió los labios con ansiedad. Hubo un tiempo en el que se imaginó así para alguien, alguien con quien debió haberse casado pero al final él la rechazó a última hora.

—Y me tendrás, pero no ahora. Alguien podría vernos.

Él pareció reaccionar porque ganó algo de distancia y le recompuso las prendas de vestir.

—Él no va a alejarte de mí, cariño —le prometió besándole sus manos y Lisa saltó hacia él para abrazarlo por el cuello.

—Gracias Hamilton, gracias por llegar a mi vida justo ahora.

Sí, él era el único que podía alejarla del peligro que representaba Windsor para su felicidad.

—Siempre estuvo aquí, solo que tú no supiste mirarme.

Lo abrazó con mayor fuerza, algún día llegaría a amarlo.

—Mañana a las once. Te enviaré la dirección con uno de mis lacayos una vez que tenga todo confirmado, debes contestarme y así sabré que allí estarás. No vengas por mí, iré en uno de mis carruajes.

—Ya quiero que sea mañana —confesó él y ella abrió los ojos, sorprendida cuando aplastó sus labios contra los suyos.

No estaba preparada, y tal vez por eso le parecía extraño que moviera sus labios sobre los suyos. Trató de seguir su ritmo, pero jadeó cuando él introdujo la lengua en su boca. Se aferró a sus hombros para no irse de bruces hacia atrás.

¿Qué era eso?

Dios santo, no se compraba en nada a los besos que recibió en sus pechos.

Era... horrible.

Sentía que le mojaba los labios y quería que se detuviera. Él gimió sobre sus labios y Lisa observó ojiplática como ganaba algo de distancia para juntar sus frentes.

¿Eso era un beso? ¿Por ese acto muchos morían de amor?

—Yo también. Quiero ser solo tuya, Hamilton.

No, seguro hizo algo mal.

Ya mañana él le enseñaría como besarlo mejor. Harían el amor hasta la mañana siguiente y luego la envolvería en sus brazos para amanecer así, juntos y calientes bajo los ropajes de la cama. 

LA LA LA LA LA (cuando tarareas malévolamente) 

Ya ven, el primer beso no fue tan perfecto.

No olviden dejar su votos y comentarios. ¡Esto está... 🔥🔥! 

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