Capítulo 17

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Un favor, recuerden que este es el borrador de la historia, por lo que debo aclarar que sólo son cuatro socios. Aquí pongo a todos los libertinos como socios pero no es así en su versión original. Gracias por leer. Disfruten. 

La conversación llegó a un punto que dejó de interesarle y abandonó el club sin ser visto por nadie, todos estaban pendientes de sus amantes y bebidas como para prestarle algo de atención. Triunfo o derrota era algo tétrico cuando más de cinco hombres encontraban su perdición hundiéndose en más deudas de las necesarias.

En el camino hizo una parada —que le tomó alrededor de cinco minutos—, y al llegar a su casa siguió la rutina de todos los días y a los veinte minutos estuvo clavado en la alcoba de su mujer. Para su sorpresa estaba dormida, Lisa solía esperarlo. Se deshizo de su bata y se recostó junto a ella, le besó en el hombro y luego ascendió por su cuello hasta llegar a su mejilla.

Se removió inquieta.

—Hoy no, Windsor —gruñó entresueños y sonrió.

—¿Crees que te haré caso? Vamos, princesa, ayer también te dormiste.

—¿No leíste la nota? —Se giró un poco y aprovechó para besarla en los labios—. Siete días.

Se detuvo.

Maldición. Odiaba esa maldición de los siete días de castidad para él. Pero por ella esperaría eso y más. Ahora comprendía porque el día de ayer estuvo algo indispuesta, necesitaba descansar.

—De acuerdo. —Suspiró y unió sus labios con suavidad—. Pero dormiré contigo. —La idea de no dormir con ella le resultaba algo abrumadora.

—¿Por qué no regresar con tu amante?

Era normal que Lisa pensara que tenía una, es decir, muy pocas veces se la pasaba en casa y cualquier dama se preguntaría donde estaba su marido el resto del día.

—No la tengo —le aclaró abrazándola por el vientre mientras se acomodaba correctamente.

—¿Por qué nunca te quedas? —inquirió ella con suavidad, apoyándose en su pecho—. Creí que querías llevar las cosas en paz, pero ni siquiera comes conmigo, Windsor.

—Estamos muy bien así —le respondió con seriedad. ¿No le exigiría que se quedara con ella, verdad?

—Quiero que te quedes conmigo más tiempo.

Imposible.

—No. Tengo asuntos que atender.

—Pero...

—No. Mi trabajo es mucho más importante, tengo que reconstruir mi imperio, quiero tener tres veces más de lo que alguna vez tuve; y para eso debo trabajar.

Ella no le respondió y prefirió guardar silencio y seguir durmiendo.

Se sintió fatal.

Su intención no era insinuarle que ella no le importaba, pero... ¿qué pasaría si Lisa se empeñaba con pasar más tiempo con él? Lo derribaría, haría de él su esclavo y terminaría olvidando la razón por la que deseaba tener más, ser más y aplastar a sus inferiores, dejando que fuera ella quien lo aplastara a él.

Lo sentía por ella, pero no podía ceder a su petición.

Terminó dormida en sus brazos y admiró su belleza en silencio.

Se veía preciosa, estaba mucho más delgada y, si era sincero, a él nunca le afectó aquello que ella denominaba como «sobrepeso». Ella le parecía perfecta, la mirase por donde la mirase no había nada más lindo que su determinación y sonrisa.

Aliados del Amor 01 *Libertinos Enamorados*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora