"Sebastian, mediante esta carta quiero hacerte saber el porqué de mi partida. Decidí renunciar al amor de mi vida, para que luchara por el amor de su vida, pero no creo ser capaz de soportar ver cómo lo hace.
Espero que sepa apreciar lo que estás haciendo por él, ¿recuerdas cuándo llegue tarde a casa? estuve hablando con él, pero hablando realmente, expliqué ciertas cosas y creo que al menos, logré ayudar un poco a que bajara la guardia; Y...a pesar de no ser a mi lado–aunque me gustaría que lo fuera– realmente quiero verte feliz.
No quiero que te preocupes demasiado por mí, estaré bien. Realmente quiero estar bien.
Cuando vuelva espero verlos juntos, como se supone deberían estarlo. No desistas, no dejes de luchar por alguien a quien amas, pero sobretodo y pase lo que pase, no agaches la cabeza. No fuiste hecho para mirar al piso, si no al cielo, donde tu mirada se mezcle con las estrellas.
Por si tienes algún remordimiento, Sebastian... déjame decirte que no fue tu culpa, desde el comienzo, quien se equivocó fui yo. Tú no fuiste hecho para la venganza, el odio ni el rencor, quien envenenó tu corazón fui yo. Por eso, me voy.
Quiero verte feliz, pero realmente feliz. Sea o no al lado de ese niño, quiero volver a verte sonreír de manera sincera y que ilumines mi oscuridad con esa sonrisa. No creo olvidarte–no quiero hacerlo– pero, puedo renunciar a mi amor por ti, prometo esconderlo dentro de mí y atesorar cada momento que pasamos juntos, no voy a olvidarte por que no se trata de eso.
Suerte con el mocoso, Sebastian.
Con amor, Luke."
Sebastian leía la misma carta cada vez que sentía que no podía seguir, cada vez que ciel lo rechazaba sin piedad alguna. Esto era lo único que lo mantenía dentro del ring, dispuesto a pelear por el pequeño.
Habían pasado tres semanas desde que Luke se marchó, tres semanas en las que su mejor amigo no estaba ahí para ayudarlo a sobre llevar todo esto, pero no podía fallarle. No debía rendirse.
Si bien, el niño ya había salido varias veces con él, aún se mostraba reacio a formar una relación. Había hecho de todo por el menor, sentía que nada daba frutos al ver su negativa cada que le pedía una oportunidad, pero se daba cuenta de lo contrario cada vez que "accidentalmente" acariciaba el dorso de la mano al entregarle un presente y el sonrojo en el menor, se hacía cada más intenso.
Tarde o temprano terminarían juntos, eso estaba más que seguro.
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Hola!!!! lamento mucho tardar, en serio. Pero esta semana fue todo un caos en el instituto, y mi cabeza explotaría.
Por esto mismo, es algo corto, pero si logro inspirarme, y termino el siguiente borrador, habrá capitulo mañana.
Aprovecho para agradecer su apoyo a pesar de ser un poco lenta en las actualizaciones.
Hasta luego.