❝Proyecto G❞

By SabrinaMiicaela

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¿Qué pensarías si conocieras a una chica llamada Carolina, que es la nueva chica del instituto y que es obesa... More

『Capítulo 1』
『Capítulo 2』
『Capítulo 3』
『Capítulo 4』
『Capítulo 5』
『Capítulo 6』
『Capítulo 7』
『Capítulo 8』
『Capítulo 9』
『Capítulo 10』
『Capítulo 11』
『Capítulo 12』
『Capítulo 13』
『Capítulo 14』
『Capítulo 15』
『Capítulo 17』
『Capítulo 18』
『Capítulo 19』
『Capítulo 20』
『Capítulo 21』
『Capítulo 22』
『Capítulo 23』
『Capítulo 24』
『Capítulo 25』
『Capítulo 26』
『Capítulo 27』
『Capítulo 28』
『Capítulo 29』
『Capítulo 30』
『Capítulo 31』
『Capítulo 32』
『Capítulo 33』
『Capítulo 34』
『Capítulo 34-1』
『Capítulo 35』
『Capítulo 36』
『Capítulo 37』
『Capítulo 38-1』
『Capítulo 38』
『Capítulo 39』
『Capítulo 40』
『Capítulo 41』
『Capítulo 42』
『Capítulo 42-1』
『Capítulo 42-2』
『Capítulo 43』
『Capítulo 44』
『Capítulo 45』
『Capítulo 46』
『Capítulo 47』
『Capítulo 48』
『Capítulo 49』
『Capítulo 50』
Epílogo
Agradecimientos

『Capítulo 16』

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By SabrinaMiicaela

Al otro día me despierto temprano y me alisto para ir a clases, ya con mi traje puesto en su lugar y con los ojos medios pegados bajo a desayunar. Recuerdo que no le dí el desayuno a Towi así que vuelvo a entrar.

─ ¿Dónde vas? ─Pregunta mi hermano una vez que nos encontramos en la cocina.

─ A la escuela, ¿Tú por que no estás allí? Le voy a decir a mamá.─ Acuso metiendome una cucharada de cereal con leche a la boca y masticando con ella abierta solo para molestarlo. Mi hermanito vestido de pijama cierra la puerta de la heladera y me ve. Saco la lengua y le enseño el cereal triturado y un par de gotas de leche se deslizan de mi boca.

─ ¡Qué asco! ─Exclama mirando a otro lado y haciendo muecas con la cara. Rio por su reacción. Dejo de jugar con el cereal y sigo comiendo como quien no quiere la cosa. Sebastián vuelve a mirarme y se arrima para dejar la leche en la mesa e ir a por un cuenco, cuchara y la caja de cereales.

─ ¿Vas a decirme por qué no estas en la escuela? ─Vuelvo a insistir.─ ¿A caso te hiciste el rata para ir a ver a alguna chica?

─ ¿Qué? No, ¿Por qué dices eso? ─Se apresura a responder.─ Llamaron a la casa temprano para decir que no tenía clases, por consecuencia tu tampoco. ─Desvía el tema a la velocidad de la luz.

─ Bah. ─Exclamo con resignación. Dejo caer la cuchara en el cuenco dejando salpicar un poco la leche. ─¿Porqué no me avisaste? ─Cuestiono ceñuna.

─ Para reírme de ti cuando te prepares y te des cuenta que tampoco hay clases. ─Rie y se sienta frente a mi. Se lleva una cucharada de cereal y leche a la boca.

─ Ahora por vivo le voy a decir a Lori que te gusta. ─Acuso sonriente.

¡Toma ya!

Veo que deja de masticar y hace amago de hablar y al tener la boca llena empieza a tocer medio atragantado. Se pone rojo y traga difícultosamenente. Posterior a deglutir empieza a volver a su color normal en medio de una tos.

─ ¿Tú cómo sabes eso? ─Pregunta nervioso con las mejillas sonrosadas y dejando la cuchara a un lado. Oh, es tan tierno mi hermanito. Todavía recuerdo cuando yo pintaba la pared y cuando mamá me cachaba le echaba la culpa al bebé, o cuando intenté sacarlo de su cuna tirando de su pie por entre medio de los barrotes, o cuando se comía los mocos. Me extremezco del asco al recordar esa última imagen.

¡Te tengo en mis garras! Es lo que pienso al descubrir semejante secreto. ¡A Seb le gusta Lori! ¡A Seb le gusta Lori! ¡La La La La La!

─ No lo sabía, pero ahora lo confirmé. ─Rio sintiéndome la genia más genia y salgo de la habitación a paso rápido para subir a mi cuarto a volver a ser Leyla.

═══════ ●●● ═══════  

Salgo ya vestida de la habitación y para aprovechar el tiempo decido hacer algo que tendría que hacer hace mucho tiempo, por mucho tiempo me refiero a días.

Tomo el celular de Jordi y lo guardo el el bolsillo de mi buzo gris y cierro la puerta blanca de mi cuarto.
Camino por el pasillo hasta la habitación de Sebastián para avisarle que me voy. Golpeo la puerta y no me responde. Abro despacito e ingreso la cabeza. Nada, no está aquí. Cierro la puerta y me giro para ir hacia el pasillo e irme. Cuando paso por el baño escucho musica venir de allí dentro.

Dejo de caminar y despacio me arrimo a la puerta. Apoyo mi oreja en esta y me concentro para escuchar, se oye el agua correr y además de eso...

─ ¡I'm a barbie girl, in a barbie world Life in plastic, it's fantastic! ─se escucha la voz de mi hermanito distorsionada por el ruido de la ducha. Me separo de la puerta y echo a reír. Es todo un divo. Niego y bajo dejando a Barbie con su canción. Antes de irme le envio un mensaje diciendo que me voy. Giro la llave y pongo rumbo a la casa de mi amigo.

═══════ ●●● ═══════  

Camino por el camino de piedras elaborado en el jardín de entrada de la casa de Jordi para no dañar el césped. Hago de mi mano un puño y golpeo tres veces la puerta. Luego de unos segundos escucho pasos aproximarse a esta. La puerta se abre dejándome ver a... Jordi en pijama azul con pequeños ositos, con el cabello alborotado, sin lentes y descalzo. Se para frente a mi con una mano frotando su ojo derecho. Abre el izquierdo e intenta enfocar, me mira confuso y luego se pone rojo hasta las orejas.

─ Ho... hola. ─Tartamudea y baja la mano. Tiene los ojos ligeramente hinchados, por el sueño. Y además de eso en su mejilla izquierda tiene unas marcas que especulo son ocasionadas por las sabanas o la almohada. Se ve tan diferente sin lentes, sus ojos celestes son mucho más grandes de lo que parecían.

─ Hola Jordi. ─Le sonrío. Él baja el brazo y se apoya contra el marco de la puerta, solo que calcula medio mal ya que se tambalea hacia atrás. Rio de su cara al ponerse más rojo y acomodarse recto frente a mi con los brazos sobre su pecho.

─ ¿Qué haces aquí? ─Pregunta.

─ Supe que no tienen clases y vine a verte. ─Me encojo de hombros como si nada.─Pero si quieres puedo irme.

─ Oh no no. ─Se apresura a responder hablando atropelladamente.─Pasa, pasa. Estoy solo. ─Se hace a un lado sonriente y me abre la puerta así invitarme a ingresar. Lo miro dudosa, tal vez es mal momento.

─ ¿Estás seguro? ─Pregunto dudosa.─ Puedo venir luego, tal vez tienes que hacer algo y no quiero incomodarte.─ Le resto importancia.

─ No Leyla, insisto. Quédate. ─Se lleva una mano al puente de la naríz y sigue hacia arriba como si fuera a acomodar sus lentes. Luego parece darse cuenta que no los tiene por que baja la mano.

─ Está bien. ─Asiento y subo el último escalón para poner un pie dentro de la casa. Mi primera impresión de esta es que, una o más mujeres viven aquí. Las paredes de lo que aparenta ser el living están pintadas de color violeta oscuro, hay cuadros en estas. Una chimenea hacia una esquina y un par de sillones color crema que encierran una mesa ratona en el centro. También hay televisor,  un mueble de madera oscura con adornos y fotografías y un ventilador de techo. El suelo es de cerámica de color ambar y tiene detalles en color crema. Hacia la irquierda hay una puerta. Desde aquí se ve una cocina y utensillos de cocina. Y al lado de la puerta esta se encuentra una escalera que lleva al segundo piso.

─ ¿Quieres subir? ─Pregunta nervioso rascando su nuca y pasando por mi lado.

─ Bueno. ─Respondo alargando la letra "u". Él asiente y me pide que lo siga antes de echar a andar hacia las escaleras. Subo los escalones viendo su espalda, que no es ni ancha ni delgada, sus brazos tienen unos pequeños bíceps un poco marcados. Estudio sus pies para no estudiar su espalda baja, donde la espalda pierde ese nombre y deja de llamarse así.

Llegamos al último escalón y lo dejamos atrás para luego seguir por un pasillo amplio de paredes color madera y algunos detalles en esta que lo hacen parecer la corteza de un arbol. Hay también algunos cuadros pero mientras lo sigo no puedo distinguir de que se tratan. Jordi se para y yo igual. Gira su cabeza para verme por encima de su hombro.

─ Esta es mi habitación. ─Explica para luego abrir una puerta roja y hacerse a un lado así dejarme el paso. Sin cohibirme por entrar por primera vez a la habitación de un chico además del de mis hermanos ingreso esperándome un desorden descomunal. Pero me sorprendo al encontar un desorden ordenado por así decirlo.

A mi derecha se ve un escritorio con una computadora negra, a el lado de esta un gran placard de color claro y más allá sobre el mismo sentido derecho se encuentra una puerta de madera color marfil. Frente a donde me encuentro se encuentra una ventana con una cortina naranja. A mi izquierda veo su cama desordenada, a su lado una mesa de luz de madera blanca donde descansa una pequeña pila de libros y lo que me deja sin habla es el resto de la pared izquierda donde se encuentran cinco ileras una sobre la otra de soportes que sostienen su centenar de libros. No puedo contarlos, son muchísimos. Asombrada y maravillada cual niño en dulceria dejo atrás a Jordi y me arrimo a la biblioteca. Tomo el primer libro que me llama la atención siendo este uno ya leído por mí y bastante bueno. Abro el ejemplar y empiezo a ojear las páginas. Leo un par de palabras cuando siento un aliento en mi nuca. Giro la cabeza para ver a Jordi con los anteojos y un pantalón Jean y remera blanca parado a unos centimetros de mi cuerpo. No se cuanto tardé leyendo las páginas para que él tenga tiempo de cambiarse. Me pone nerviosa su acercamiento.

─ Veo que te gusta mi pequeña colección. ─Murmura.

¡Que va!

Pequeña dice.

Yo tengo veinte libros en físico nada más. Y él tiene el tupé de llamar a su colección pequeña. Aquí mismo hay más de cien libros.

─ Pues, yo no le veo nada de pequeña. ─Respondo irónica y calmada mirando el libro en mis manos y sin hacer notar el nerviosismo que me carcome.

Él ríe y se acaerca más a mi cuerpo, tanto así que coloca su barbilla en mi hombro y pone la mano izquierda en mi hombro izquierdo. Me tenso ante el contacto, exhalando lentamente me relajo. Nuestras mejillas se rosan acariciandome débilmente con su cortisima barba, que es casi una pelusa imperceptible.

─ Eso de que el todo es la suma de las partes está pensado por nosotros... ─Me lee la frase que pone el libro a medio susurro ronco con sus labios rozando mi oreja.─ tú eres mi todo, y sumas mis partes. ─Termina de leerme la frase y me estremezco. Giro un poco la cabeza para ver sus ojos, celestes como el cielo que no me observan. A mi no, sinó a las páginas. Me nota observarlo y posa sus ojos en los mios. Sonrío y él me imita esbozado lentamente una amplia sonrisa sin dejar de observarme. Así estamos unos segundos bastante largos, sin ruidos de fondo, ni siquiera oigo mi corazón desbocado que patea mi pecho, nada nos interrumpe, solo nos observamos como si quisiéramos retratar el momento. De momento al otro veo que enarca una ceja para luego murmurar.

─ No me mires que te enamoras. ─Ríe y yo frunzo el ceño y me aparto de él volviendo a la realidad y a la intención original del porqué visitarlo.

─ Te diría lo mismo pero no creo que sea posible. ─Hablo duramente sin poder evitarlo. Cierro el libro y lo devuelvo a su estante, luego respiro hondo hasta sentir el aire girar en mis pulmones. Me giro para encararlo. Mi amigo me observa confundido como si no entendiese nada de lo que le hablo.

─ ¿Qué? ─Pregunta poniendo sus manos en sus caderas.

Dejo escapar un suspiro y saco el teléfono del bolsillo. Al verlo su rostro muestra asombro.

─ Creí que lo había perdido. ─Exclama y extiende la mano para que se lo entregue, y eso hago. Cruzo los brazos por sobre mi pecho.

─ Lo dejaste caer el fin de semana. ─Respondo restándole importancia y recordando lo nervioso y molesto que estaba ese día al dejarme sola para irse como perro malo.─ ¿Por qué no me dijiste que eras homosexual? ─ Listo, lo solté sin filtros. Mi tono de voz es dolido, si, pero no puedo evitarlo. Me siento dolida por que me halla ocultado algo tan intimo. O tal vez sea por que te empezaba a gustar tu amigo, me recrimina mi subconciente. Sacudo la cabeza descartando esa idea ridícula, o no tanto...

─ ¿Qué? ─Pregunta mirandome sin gestos. Como esperando que le repita lo dicho ya. No quiero repetirlo, mas su cara de confusión no cambia así que vuelvo a soltar la lengua.

─ Jordi... Creí que estabamos en confianza. Eres mi amigo, el único. No se porqué no me contaste que eres homosexual, se que tal vez tenías miedo pero yo jamás te juzgaría. Te quiero como a un hermano, nunca te lo dije pero te aprecio mucho. Eres importanticim...

─ ¡Para! ─Me corta a media explicación. Guarda en su bolsillo trasero el celular que tenía en la mano y vuelve a hablar.─ ¿Cómo es  que llegaste a la conclusión de que soy homosexual? ─Pregunta despacio yendo a sentarse a la cama ya ordenada y haciendo unas palmadas para que me siente a su lado. Obedezco y tomo aire antes de seguir con el relato.

─ Ese día en la biblioteca estabas nerviso, recuerdo que temías perder mi amistad. Luego recibí la llamada de mi hermano. ─Me mira asombrado ante esta confesión.─ Te enojaste y te fuiste. ─Sigo relatando.─ Se ve que tu teléfono se calló del bolsillo. Luego de eso me tuve que ir, a la misma noche recibiste una llamada de Max. ─Al nombrar a este último su gesto asombrado desaparece.─ Até cabos y llegué a la conclusión de que eras homosexual y la terminé de confirmar con Sebastián.

─ ¿Sebastián te dijo que yo era gay? ─Pregunta tranquilo. Asiento lentamente con la cabeza y él, me mira serio para luego echarse a reír.

Lo miro molesta cruzada de brazos. A él se le empiezan a saltar algunas lágrimas y lleva sus manos al abdomen. Lanzo un gruñido y me encamino hacia la puerta roja con mi cara seguro que de mismo color. Antes de tomar el pomo una mano sobre mi brazo me retiene. Giro la cabeza molesta para encarar a Jordi, este me obseva risueño.

─ ¿Quieres soltarme? ─Pregunto con sorna. Mi amigo obedece pero se pone de espaldas a la puerta evitando que me vaya.

─ ¿Estás molesta? ─Pregunta.

¡Pues claro!

─ ¡NO! ─Miento y me acerco a él para intentar empujarlo. Pero no cede. Bufo. Jordi me mira serio y procede a cruzar los brazos sobre su pecho cubierto por la camiseta.

─ Mientes. ─Afirma como si pudiese leerme. Como si yo fuese transparente.

─ No. ─Doble mentira. Ahora gracias a "mi amigo" tengo un conflicto interno. ¿Por qué mentirle? Es obvio que estoy molesta. Molestisima. Si fuese una caricatura a mi rostro rojo se le sumaría humo saliendo por mis orejas.─¡SI! Estoy molesta. ─Exploto.─Molestisima y tú lo unico que haces es pararte ahí siendo que por tu culp...

─ No soy gay Leyla. ─Me corta el super mega discurso con esas cuatro palabras que me dejan con la mandíbula por el suelo.

─ ¿Qué? ─Pregunto-exclamo a medio grito sin creir que dijo lo que le escuché decir.

─ Lo que oíste. ─Dejo que el calor se vaya de mi cuerpo cual hierro hirviendo que echan al agua.

─ Pe...pero el celular y... Y tú querías decirme algo y... Y luego Sebastián... ─Tartamudeo avergonzada. Jordi me observa y se acerca a mi para poner una mano en mi mejilla y acariciarme lentamente.

─ No se como tu cabecita retorcida llegó a maquinar semejante disparate, pero te aclaro ahora mismo Leyla que me gustan las chicas... Mucho. ─Habla bajo. Yo me pierdo en sus ojos celestes que me observan.─El celular es de mi hermana, Max era mi amigo pero lo descubrí con mi hermana y días después con otra chica y aunque le pedí que se confesara con ella se negó por lo que tuve que hacerlo yo. Ella no me creyó y peleamos, como castigo le quité su celular.

─ Mmh ─Es lo unico que puedo murmurar.─ Pero... ─Recuerdo la biblioteca.─ ¿Qué es lo que querías decirme el día de la biblioteca?

Él deja de tocarme y se rasca la nuca mirando al techo. Cuando creo que va a decir cualquier cosa o simplemente ignorar la pregunta vuelve a clavar sus ojos en mi.

─ Quiero un cambio de imagen. ─Finalmente habla.

─ ¿Y eso por qué? ─Le pregunto confusa. Es perfecto así como está.

─ Me gusta una chica de la escuela, pero a ella le gusta Owen, el típico chico malo. ─Se pone rojo hasta las orejas y luego frunce el ceño. No se quién sea la chica, pero no sabe lo que se pierde.

Si señores, eso que se oye es mi corazón congelandose y cayéndose de mi cuerpo para estallar en mil pedazos contra el suelo que terminan esparcidos para que luego mi cerebro lo pisotee.

Me gusta un chico, y él quiere que lo ayude a conquistar a otra chica.

Es como si mi corazón y mi cerebro tuviesen una discusión. Una rara discusión.

— ¿Por qué no te vas? —Le pregunta el cerebro al corazón que se está estrujando de pena.

— No puedo, él me necesita. —Se justifica el corazón observando el suelo y atrayendo los pequeños pedazos que se le han roto para intentar rearmarse. Le duele, le duele mucho.

— Te destruirá. —Le notifica el sabio cerebro intentando cambiar de parecer a ese tonto corazón. Se compadece de su tan diferente compañero y sus penas, el tonto siempre se lastíma.

El corazón en su pena busca la fuerza para observar al cerebro, sabe que tiene la razón pero ya es tarde. Ya nada puede hacer. Y llorando lágrimas de sangre se arma de valor como un buen corazón que acepta cada batalla como si fuera un último latido dice:

— Correré el riesgo. —El corazón roto a pedazos y resquebrajado en su interior echa a andar ante la atenta mirada del cerebro. Que molesto refunfuña.

— Claro, ¿Para qué me molesto? —Se cuestiona—Siempre es igual, nadie le hace caso al cerebro, siempre escuchan al tonto corazón.

─ ¿Leyla? ─Escucho a lo lejos. Mi nombre vuelve a repetise y esta vez es acompañada por una mano moviéndose frente a mis ojos obligandome a centrarme y salir del trase en el que estaba para volver a la realidad. Auque el dolor en mi pecho está allí, haciendome saber que todo es verdad.

─ Perdón, me quedé pensando. ─Me escuso. Jordi ríe.

─ Yo creo que más que eso te fuiste al espacio. ─Sonríe y yo intento imitarlo, pero a cambio consigo esconderme detrás de una sonrisa mecánica.─ Bueno... ─Mi amigo me mira nerviso y acomoda sus anteojos.─ ¿Me ayudarás? ─Pregunta. Y no puedo hacer nada, el cerebro ya perdió y le ganó el corazón. Asiento triste en el interior, feliz en el exterior.

─ Si Jordi, te ayudaré.

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