Cartas a Benjamín

By allyouneedishope

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La vida de Effie parecía perfecta, la gran mayoría la envidiaba; pero nadie sabía lo que ocultaba dentro. Nad... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1: Regreso a casa
Capítulo 2: Noticias desgarradoras
Capítulo 3: Secretos revelados
Primera carta
Capitulo 4: Familia
Capítulo 5: Reencuentro
Nota
Capítulo 6: Amor de hermanos
Capítulo 7: Mala suerte
Capítulo 8: Rumores
Capítulo 9: Amigas
Segunda carta
Capítulo 10: Mariposas
Capítulo 11: Desconocidos
Capítulo 12: Trabajo
Capítulo 13: Primer día de trabajo
Capítulo 14: Rabia
Capítulo 15: Explicaciones
Capítulo 16: Trato
Tercera carta
Capítulo 17: Gritos
Capítulo 18: un viernes cualquiera
Capítulo 19: Sorpresa
Capítulo 20: Cementerio
Capítulo 21: Estado de shock
Capítulo 22: Recuerdos
Capítulo 23: Charla de hermanas
Cuarta carta
Capítulo 24: Verdades
Capítulo 25: Navidad
Capítulo 26: Año nuevo
Capítulo 27: Escápate conmigo
Capítulo 28: Decepción
Capítulo 29: Ignorando al idiota
Capítulo 30: Sinceridad
Quinta carta
Capítulo 31: Problemas
Capítulo 32: Discusiones
Capítulo 33: El error más grande
Capítulo 34: Bonita pareja
Capítulo 35: Insomnio
Capítulo 36: Vuelta a la realidad
Capítulo 37: Distracciones
Capítulo 38: Perfección
Capítulo 39: Que valga la pena
Capítulo 40: Recaída
Capítulo 41: Enfrentamiento
Sexta carta
Capítulo 42: Deprimida
Capítulo 43: ¿Por qué a mí?
Capítulo 44: Día de locos
Capítulo 45: Orgullo
Séptima carta
Capítulo 46: Final inevitable
Capítulo 47: Corazón roto
Capítulo 48: Día de los enamorados
Capítulo especial
Capítulo 49: Familia
Capítulo 50: Los mejores días
Capítulo 51: Enamorados
Capítulo 52: Desastre
Capítulo 53: Ya no soy una niña
Capítulo 54: Familia Gassmann
Capítulo especial
Capítulo 56: Todo por mi hija
Capítulo 57: Denuncia
Capítulo 58: Secretos
Capítulo 59: Todos me dejan
Capítulo 60: Familia feliz
Capítulo 61: Pequeño colapso
Capítulo 62: Miedo
Capítulo 63: Pilar fundamental
Capítulo 64: Dinero y educación
Capítulo 65: La favorita
Capítulo 66: La importancia de la familia
Capítulo especial
Capítulo 67: Dolor y lágrimas
Octava carta
Capítulo 68: Sobrevivir
Capítulo 69: Sorpresas
Novena carta
Capítulo 70: Perdonar
Capítulo 71: El viaje más esperado
Capítulo 72: Alucinaciones
Capítulo 73: Nuevos peligros
Capítulo 74: Medidas desesperadas
Capítulo 75: Nervios a flor de piel
Capítulo especial
Capítulo 76: ¿Después de la tormenta?
Capítulo 77: Urgencias
Capítulo 78: Colibrí
Capítulo 79: Vuelve a mí
Capítulo 80: Amistades extrañas
Capítulo 81: Los brazos de mamá
Capítulo 82: Primeros latidos
Capítulo 83: Razón para vivir
Capítulo 84: No puedes ayudarme
Capítulo 85: Promesas cumplidas
Capítulo 86: Cuentos de Hadas
Epílogo

Capítulo 55: Ultimatum

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By allyouneedishope

Vierto un poco de leche en el biberón de Cassia y saco un pan de la tostadora mientras me paseo por la cocina vestida con una camiseta de Diego que me queda enorme. Son las diez de la mañana y él se fue a trabajar hace más de una hora dejándome durmiendo, aunque se despidió con un beso que lo único que logró fue hacer que quisiera más y que se quedara conmigo todo el día pero este hombre tiene una fuerza de voluntad gigante y logró salir de ahí.

Estoy lavando unas tazas y platos que habían sucios cuando escucho que la puerta se abre, solo espero que no sea Adam porque no quiero ni imaginarme el escandalo que haría al verme aquí y como voy vestida. Salgo al pasillo para ver y me encuentro a Diego llegando con una caja enorme entre sus brazos, la deja encima de la mesa y se lanza al sillón sin ninguna sutileza.

Lo quedo mirando extrañada y luego me acerco a él mientras le pregunto qué hace aquí tan temprano. Me acomodo a su lado.

—Supongo que tendré que empezar a buscar avisos de trabajo en el diario —dice sin moverse ni un centímetro, está mirando fijamente el techo.

—¿Qué? —no puede ser.

—Me despidieron.

—¿Cuáles fueron las razones que te dio? —estoy intentando mantener la calma porque estoy furiosa.

—Eso ya no importa, hay miles de empresas en las que necesitan abogados y además, deben pagarme bastante por el tiempo que trabajé ahí —se encoje de hombros como si le fuera indiferente pero por sus ojos sé que está triste. Si hay alguien que amara su trabaja ese era Diego—, así que no todo es tan malo.

—¿Cómo que no? ¡No te pueden despedir por estar conmigo! Somos adultos y nos queremos, no pueden hacer nada contra eso. No puedo creer lo idiota que pueden llegar a ser, pero me van a escuchar y se tragaran todas sus malditas palabras.

—No hagas nada, Effie. Ya veré cómo arreglaré la situación pero a ese lugar no volveré, me dio dos opciones y elegí la mejor para mí. Ya está.

—¿Dos opciones?

—O terminaba mi relación contigo o me despedía.

—¿Me elegiste a mí? ¿Qué le dijiste?

—Le dije que se fuera a la mierda, que dejarte no era una posibilidad y que no necesitaba de él para hacer crecer mi carrera, luego me fui —baja la mirada hacia mí por primera vez y me toma la mano, comienza a trazar círculos en ella con su pulgar—. Lo siento, sé que es tu padre pero estaba demasiado furioso como para controlar mis palabras.

—¿Bromeas? —lo abrazo con fuerza—. Si hubiese estado en tu lugar lo lleno de insultos.

—Sigue siendo tu padre, Eff.

—Sí, siempre lo será pero eso no le quita lo idiota y cerrado de mente que está siendo ahora.

—Prométeme que no harás nada, ya estás lo suficientemente alejada de tu familia por elegirme a mí, no quiero que todo empeore.

—Te lo prometo —digo aunque no sueno muy convencida y él lo nota.

—Irás igual, ¿verdad?

—Sip, y si no quieres que lo haga por ti entonces deja que lo haga por mí, porque indirectamente esto también me afecta y a él debería importarle eso porque soy su hija.

Me estrecha aún más en sus brazos y nos quedamos un largo rato así, sin movernos, pegados el uno al otro. Otra vez las cosas no se nos dan para nada fácil, pero al parecer a diferencia de hace seis años decidimos seguir a nuestros corazones y seguir juntos, porque creo que un amor como el nuestro es único y si la vida nos unió por segunda vez es por algo. No estoy segura de si creo en todo eso del destino, del amor de la vida pero si existen creo que él podría serlo; a este hombre lo conozco prácticamente desde que nací, fue mi primer amor y ahora se ha convertido en uno de mis mayores pilares en mi inestable vida. No podemos desperdiciar esta oportunidad que tenemos en frente porque la vida puede unirte dos veces, pero ya una tercera lo veo bastante difícil.

Hay veces en mis largas noches de insomnio, en que lo observo dormir y me pregunto qué es lo que vio en mí. Sí, soy una persona insegura, siempre lo he sido y por lo visto lo seguiré siendo por eso no entiendo, soy muy complicada, cualquiera se aburriría de estar conmigo y me sorprende que Diego siga aquí después de cómo lo traté en un principio. Cualquier hombre en su lugar, me hubiese mandado a la mierda hace bastante tiempo pero él no y no entiendo por qué después de saber todo eso, sigo estando insegura y esperando cada día que no me deje de querer.

Tal vez sea por lo que pasé cuando me dejó la primera vez o simplemente soy estúpida, pero no puedo evitar sentir miedo de que eso vuelva a pasar. No dudo de que me ame, pero a golpes he aprendido que no hay nada que dure para siempre; todo en esta vida, en algún momento llega a su final y estoy aterrada ante eso.

***

Pasamos la tarde viendo una película animada, los tres como si fuéramos una verdadera familia. Cassia se quedó dormida hace unos momentos en el pecho de Diego y este último también comienza a dormirse.

Aprovecho este momento para levantarme y hacerle una visita a mi padre que por la hora debe seguir en la oficina. Si Diego está despierto, hará todo lo posible para que no vaya y yo necesito hacerlo, necesito ver si el orgullo de mi padre es más grande que su amor por mí; cuando tenga esa respuesta todo debería quedarme más claro.

Conduzco y me demoro casi el doble en llegar, los turistas parecen haberse multiplicado y ya que es una de las ciudades más visitadas en verano, las calles están colapsadas. Gente que se detiene en medio de la calle para tomar fotos y a las que me gustaría gritarles algo debido a lo molesta que estoy pero ellos no tienen la culpa, están de vacaciones y las disfrutan.

Gretta me saluda con una sonrisa triste apenas llega y me pregunta si sé algo sobre el despido de Diego, como anoche habíamos quedado en no ocultarlo más le conté que estamos iniciando algo pero que vamos más o menos despacio —aunque prácticamente esté viviendo con él pero ese no es un detalle que quiera contar— y que a mi padre no le parece por lo que lo despidió. Sé que la noticia la deja sorprendida, por más que nos haya encontrado casi a los besos en mi oficina, creo que nunca pensó que llegaríamos a tener nada serio.

—Necesito hablar con mi papá —digo luego de toda la explicación inicial y ella luce nerviosa.

—El señor está en una reunión y pidió explícitamente que nadie lo moleste. ¿Por qué no vuelve más tarde, mi niña?

—No, soy su hija y estoy molesta, pasaré de todos modos y si no me quiere recibir tendrá que decírmelo a la cara.

Me va a decir algo más pero solo con una mirada le pido que no intervenga, me alejo del mesón y me dirijo al piso en el que está la oficina de papá. No sé por qué pero me siento muy nerviosa y todavía no sé bien lo que voy a decir o cómo lo diré, lo que es pésimo porque lo más probables es que ambos nos digamos cosas sin pensarlas bien y nos dañaremos mucho.

Ni siquiera me molesto en tocar la puerta porque no estoy para formalidades, así que entro y lo encuentro con una mujer bastante más joven que él a una distancia bastante personal pero que no llega a ser comprometedora. Ambos me miran extrañados, sobre todo la rubia que no debe saber quién soy.

—¿No te han enseñado a toca la puerta, Elizabeth? —pregunta papá molesto.

—Dímelo tú, eres mi padre, ¿no?

—Estoy en medio de una reunión, no puedes entrar así.

—Ya veo, pero no me iré de aquí hasta hablar contigo y si no quieres que haga un escándalo aquí mismo le dirás a tu amiga o quien quiera que sea ella que vuelva otro día o más tarde.

Sí, sueno como una niña malcriada a la que tienen que complacer en todo y no me importa, quiero desahogarme luego y luego bailar con mis dos amores.

—Lo siento mucho, Judith —papá está colorado, una mezcla entre vergüenza y enojo—. Pasa por el mesón y pídele a Gretta que te explique todo, nos vemos mañana y bienvenida a Grayson's Company.

Me siento frente a su escritorio mientras él acompaña a la rubia a la puerta y espero pacientemente a que él vuelva a su lugar. Me sorprende, tomándome con fuerza de un brazo y levantándome.

—¡Esta es la primera y última vez que me hablas así en frente de mis trabajadores! —grita pero no me asusto, nunca me había hablado así pero eso ya ni siquiera me importa—. ¿Entendido?

—¿Cómo pudiste hacerle elegir a Diego entre su trabajo o yo? ¿Valgo tan poco para ti que creíste que no me elegiría?

—En esta empresa se necesitan personas honestas y además que estén comprometidas con su trabajo. Con eso solo pude darme cuenta de que sus prioridades son otras y no me sirven esas personas.

—¿Me estás diciendo que alguien que tiene como una de sus prioridades a tu hija no vale la pena? —escuchar eso fue un golpe bajo y mi vista se está nublando—. ¿No merezco alguien que me ame después de todo lo que he pasado, papá?

—No seas ridícula, Elizabeth, por favor. Todos nos dimos cuenta de que Diego es un gran mentiroso, ¿qué te hace creer que tú eres especial para él?

—Yo confío en él, me quiere a mí y a mi hija y se preocupa de nosotras incluso más que tú. No hay necesidad de que seas cruel.

—No le devolveré el trabajo si es a lo que vienes, ya contraté a Judith y no hay vuelta atrás.

—¿Sabes que esa mujer no hará ni la mitad de bien el trabajo de lo que lo hacía él, verdad?

—Estás siendo prejuiciosa.

—¿Y tú no? Si no le vas a devolver el trabajo, por lo menos escríbele una carta de recomendación para que pueda encontrar otro trabajo. Después de todo lo que ha hecho por la empresa se lo merece y sabes que será mucho más fácil que lo contraten si tiene una carta tuya.

—No voy a recomendar a un mentiroso.

—Claro, porque tú eres el más honesto igual que todos los que trabajan aquí —ironizo porque sé muy bien que se han cometido algunas irregularidades, aunque me lo niegue.

—No sé de qué me estás hablando.

—Escríbele la carta a Diego o me iré de la casa y no me verás nunca más, papá —me cruzo de brazos para mostrarme fría pero siento que me tiembla la voz—. Te prometo que lo haré, no volveré a entrar esa casa. Tú decides si es más grande tu orgullo o tu amor de padre, si prefieres perder a tu hija por una estupidez.

—Puedes salir por donde llegaste, conoces la salida.

Apunta hacia la puerta y mientras camino se me forma un nudo en la garganta. Es la tercera vez que me rompen el corazón pero me atrevería a decir que esta es la más dolorosa, porque lo hizo un hombre que creí que jamás me haría daño y que daría la vida por mí, un hombre que me protegería ante todo por el hecho de que fuera mi padre pero una vez más, me equivoqué.  

Siento la demora, estaba de vacaciones fuera del país como estuve avisando en el grupo de facebook, pero aquí tienen un capítulo más larguito y bastante intenso. Espero les haya gustado y me tengan paciencia ya que estoy por entrar a clases y mis tiempos serán muy límitados.

PD: Los invito a unirse a mi grupo de lectores en facebook, donde se dan la mayoría de los avisos. "Lectores de Hopi (allyouneedishope)" o ir al link que está en mi perfil :3

Besos.

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