Capítulo especial

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DIEGO

Dicen que cuando las cosas malas llegan, lo hacen todas juntas y creo que esta no es la excepción. Hace tres días, Effie me mandó literalmente a la mierda, pero eso era cuestión de tiempo. Sabía que tarde o temprano se daría cuenta de que esta no era la vida que merecía y fui un maldito egoísta al no darme cuenta antes de que fuera demasiado tarde ni haberla soltado antes. Nunca debí volver a meterme en su vida si no podía quedarme y no, no podía pero nadie puede imaginar que era lo que más deseaba.

Hoy, acompañé a mamá a la clínica para su control médico, llevaba días sintiéndose mal pero nos decía que todo estaba bien y no fue hasta que la vi llorar de dolor que la llevé casi obligada a la clínica. No sé cómo explicar lo que estoy sintiendo ahora, no sé cómo seguir viviendo desde ese día, de dónde voy a sacar fuerzas para seguir viviendo en un mundo sin ella.

El médico dijo que los últimos exámenes mostraban metástasis, es decir, el cáncer de tiroides de mamá se propagó hacía sus pulmones y tal vez a otros órganos que no se pudieron apreciar bien. Su tratamiento ya no funcionó y lo único que queda por hacer, es intentar que viva sus últimos veces de la mejor manera posible. Sin dolor, rodeada de gente que la ama, intentar hacerla feliz aunque eso parezca casi imposible.

Tuve que aguantarme las lágrimas como nunca antes, no quería que viera cómo me quiebro siendo que la situación más difícil y dolorosa la está pasando ella. Sé que una parte de ella quiere irse y dejar todo el sufrimiento atrás, pero otra parte no nos quiere dejar porque sabe que no imaginamos una vida sin ella. Yo soy un egoísta de mierda así que quiero más que cualquier cosa en el mundo que se quede conmigo y me siento mal por pensar así, porque ella merece descansar después de todo este tiempo y después de luchar esta batalla ya casi perdida.

Mamá no dijo nada en todo el camino de vuelta a casa, creo que se lo esperaba y por eso no quería ir al médico; siempre prefirió vivir en la ignorancia, siempre tuvo miedo de estar enferma y por eso fue que tardó tanto en ir a la consulta en que le detectaron esa maldita enfermedad. Observo igual que siempre las bolsas bajo sus ojos. ¡Dios! Daría lo que fuera por que ella no sufriera más, o por que hubiese sido yo el enfermo en vez de mamá.

—Voy a cancelar el matrimonio —le dije cuando estacioné frente a la casa y ella me miró fijamente mientras la ayudaba a subir a su silla de ruedas y la dirigía hacia adentro.—, no puedo celebrar algo cuando tú estás pasando por esto.

—El médico dijo que intentáramos llevar una vida normal estos meses, no quiero que canceles ningún plan por mí.

—Nuestra vida nunca va a poder ser normal, mamá.

—Las cosas pasan por alguna razón, Diego —me molesta que se lo tome así, porque sé que está sufriendo por dentro—. Debemos aprender a vivir con eso.

—Me importa una mierda la razón que sea, esto no tiene que estar pasando.

Estoy a punto de dejarme ir, abrazarla y llorar en sus brazos como hacía cuando pequeño pero solo deposito un pequeño beso en su frente y salgo de la casa porque necesito estar solo. Ya lo dije antes... ¡Egoísta de mierda!

No supe en qué momento llegué a casa ni si respeté las leyes del transito, solo sé que estaba en casa de mamá y unos minutos después en el suelo de mi habitación llorando como un niño al que le acaban de quitar un juguete, solo que este dolor no se arregla como antes cuando te compraban uno nuevo y todos felices. Esto nunca se podrá solucionar, nunca podré tener otra madre por más que me esfuerce en buscarla.

No soy consciente del tiempo, no soy consciente de nada más que el agudo dolor en el pecho, por ratos siento que me falta el aire pero luego todo vuelve a la normalidad. Tuve la intención de llamar e Effie unas cinco veces en lo que va de hora pero no me atreví a pinchar la tecla verde, soy demasiado cobarde o tal vez la quiero demasiado como para seguir lastimándola. Sé que si me escuchara así vendría sin dudarlo por más que la haya hecho sufrir hace unos días, así es ella y por eso la amo tanto.

Cartas a BenjamínWhere stories live. Discover now