pianist ♨ j.jungkook

By ohmylotr

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Tocaba el piano como los ángeles; con una delicadeza etérea que hacía llorar al más insensible de los humanos... More

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
.º. book tráiler .º.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19, parte 1.
Capítulo 19, parte 2.
°preguntilla°
seguiremos...
violinist ♨ j.jungkook ※ j.hoseok

Capítulo 10.

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By ohmylotr

Jeon Jungkook me dejó en el portalón de mi mansión a las once de la mañana, la hora en la que debería de estar entrando a mi clase de matemáticas avanzadas.

El portero, un chico joven llamado Minjoon, me miró extrañado justo antes de dirigirle una mirada al coche de Jungkook.

—¿Se encuentra bien, señorita?

Asentí en su dirección sin dejar se mirar la ventanilla del coche rojo que tenía delante.

Detrás de mí, el portón de hierro se abrió, y mirando una última vez el coche de Jungkook, caminé rápido hasta llegar a la entrada de mi casa. La ama de llaves hizo una reverencia y me abrió la puerta.

Con total parsimonia avancé por el hall de entrada arrastrando los pies, con los ojos entrecerrados y la cabeza dándome vueltas.

A ver, ¿qué narices acababa de pasar? ¿A caso Jeon Jungkook había insinuado que sentía algo por mí? Aunque fuese un gesto lindo, el hecho de que inmediatamente después de confesarse hubiese dicho que me quería en en su cama, me había dejado más confusa de lo que ya estaba.

Me senté en una de las sillas altas de la cocina y estiré los brazos sobre la encimera. Mi cara golpeó el mármol del mesado y no pude evitar soltar un suspiro.

—¿Aiko, cariño? ¿Eres tú?

Me aclaré la garganta sin moverme un milímetro de mi posición actual y ví a mi madre entrar en la cocina.

—Sí, má—susurré. Ella sonrió, llevándose ambas manos a las caderas—. Me encontraba mal y vine a casa.

—¿Cómo viniste?

Mierda.

—Llamé al chófer—. Que bien mientes Aiko.

—Bueno, pues tu padre y yo acabamos de llegar de una reunión. Sube a tu habitación si quieres, por la noche tenemos que ir al concierto—volvió a sonreírme abiertamente e hizo ademán de marcharse, pero en el último momento se giró hacia mí frunciendo el ceño—. ¿A que no sabes lo que vimos tu padre y yo en la carretera cuando veníamos de la reunión?

—No, má. Si no me lo cuentas no lo puedo saber.

Mi madre ignoró mi comentario y sonrió de oreja a oreja.

—Vimos una escena super romántica. Al parecer había dos chicos de tu edad discutiendo en un coche y se pararon en medio de la carretera. La chica bajó del coche, ¡y estaban en medio de una carretera! Qué loca—se rió haciendo un gesto con las manos. Volvió a mirarme y abrió los ojos ilusionada—. Y adivina. ¡El chico se bajó, corrió hasta ella y justo la salvó de que un coche se la llevase por delante!

Oh, mierda. Dime que esto no está pasando.

—¡Y para culminarlo todo, el chico la besó!

Sin poder evitarlo me empecé a reír ante lo cómico de la situación.

Mi madre y mi padre nos habían visto a mi y a Jungkook. ¡Y no sabían que había sido yo la loca que se bajó en medio de la carretera!

Mi madre se rió conmigo.

—Qué juventudes. ¿Por qué no te buscas tú un chico que haga esas cosas por ti?

Volví a reírme y miré a mi madre, negando sutilmente.

Si tú supieras, mamá.

Mi madre se despidió de mí y desapareció por los pasillos de la casa. Mientras tanto, yo decidí subir a mi habitación y tirarme en cama.


—¡Aiko!

—¡Tae!

—¿Es verdad que le has vomitado encima al hijo del juez Park?

En medio del hall del Palacio de Conciertos, le dediqué una mirada de asco a Taehyung.

—¿A ti quién te dijo eso?

—Aaah, tengo contactos.

—Taehyung...—le advertí.

Él sonrió dulcemente y me acarició los mofletes.

—¿Sabías que estás muy guapa?—sonrió como un niño pequeño, cambiando de tema radicalmente—. Me encanta ese vestido.

—Tú también estás muy guapo.

Taehyung comenzó a contarme cómo la clase había comenzado a susurrar cosas sobre mí y Jimin en cuanto salimos del aula.

—Estaban diciendo que estabais saliendo, aunque no sé en qué se basaban—murmuró sonriendo de lado—. Todo el mundo sabe que estás saliendo con Jeon Jun...

—¿Quién está saliendo conmigo?

Taehyung se calló la boca y me miró alzando las cejas de forma exagerada.

—Esto se fue a la puta—susurró mi amigo. Se giró hacia Jungkook, sonrió con cinismo y salió corriendo en dirección a un grupo de chicas.

—¿Ese era Kim Taehyung, el hijo del senador?

—Lo es.

Jungkook asintió, y mientras yo continuaba mirando cómo mi amigo coqueteaba con una chica menudita y morena, sentí la mirada de Jungkook sobre mi rostro.

—¿Qué quieres?—susurré.

—¿Estás bien?

—Perfectamente.

Sentí a Jungkook chasquear la lengua y mirar hacia otro lado mientras yo me giraba para verle la cara.

—Estoy bien, tranquilízate.

—¿Tengo que recordarte que casi te desmayas en medio de la carretera? Sólo me estoy preocupando por ti, Aiko.

—Y yo te he dicho que estoy bien.

Se cruzó de brazos y me miró, alzando una ceja.

—Te he dicho lo que siento—susurró acercándose más a mi. No me molesté en apartarme, tenía que dejar de mentirme a mí misma sobre que la cercanía de Jungkook me molestaba—. Te dije que me interesas, que quiero saber más cosas de ti. Quiero estar cerca de tí, ahora quiero saber qué sientes tú por mí—se inclinó sobre mi, dejando su mandíbula pegada a mi mejilla y su respiración sobre mi cuello—. Pero yo no te voy a obligar a decírmelo ahora, te dejaré tiempo para que te lo pienses.

Retrocedió un paso y me miró a los ojos fijamente, sonriendo sin mostrar los dientes.

—Mis padres y tus padres están en aquella mesa de allá. Como te vean besarme se va a liar de lo lindo.

Jungkook alzó la vista por encima de mi hombro, y sin previo aviso me empujó, haciéndome chocar con la pared. A mi derecha, una columna nos sacaba del alcance de nuestros padres, y con los anchos hombros de Jungkook sobre mí, alcé la vista cohibida.

—¿Es el pintalabios del otro día?—susurró.

Con rapidez, me atrajo hacia él y me rodeó la cintura con un brazo, obligándome a aferrarme a él para no caerme al suelo.

—Sí.

Las comisuras de sus labios rozaron los bordes de la máscara roja que llevaba a juego con el smoking, y sonriendo, se esfumó la distancia que había entre los dos.

Estaba preparada para recibir un beso de su parte, pero en cambio sus dientes atraparon mi labio inferior con fuerza.

Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza cuando rozó mis labios con su lengua.

Y de repente se separó. Como siempre, dejándome con ganas de más.

Para cuando abrí los ojos Jeon Jungkook ya no estaba allí.

Se había esfumado, él y las sensaciones que estaban empezando a alterarme.

Muy bien Aiko. Si antes estabas confusa, ahora lo estás aún más. ¿Qué es lo que sientes por ese tipo, eh?


Los aplausos llenaban por completo el auditorio, y cansada, me estiré en mi butaca.

A mi lado, mi padre continuaba aplaudiendo a la violinista que acababa de tocar, con una sonrisa de oreja a oreja.

Miré el escenario, y de nuevo sentí aquellas emociones.

Era raro que un artista se repitiese tanto en los conciertos, pero rompiendo la normalidad de estos eventos, él estaba allí.

El pianista estaba allí, en el escenario, con un traje de color morado y el pelo moreno peinado hacia arriba. De nuevo, llevaba una máscara que le cubría el rostro entero y yo gruñí ante la impotencia que sentía.

Necesitaba saber quién era, lo necesitaba para seguir cuerda.

Si bien cuando estaba haciendo otras cosas no se me ocurría pensar en la existencia de tal persona, cuando llegaba la hora de los conciertos sentía por él una admiración que ninguna otra persona había inculcado en mí.

Como las anteriores veces que lo había visto, se colocó frente al piano, apoyando una mano al borde del instrumento y haciendo una reverencia pronunciada.

—Ey, Aiko.

Me giré con los ojos radiantes de felicidad y con el corazón latiendo a toda velocidad.

Al ver mi cara, Kai no pudo evitar soltar una risa.

—Es él, tu pianista.

Asentí entusiasmada y giré mi vista.

Se sentó en la banqueta y se remangó las mangas de la camisa hasta los codos.

Vi su pecho subir y bajar acompasado y no pude evitar estremecerme.

Era perfecto. No podía llegar a imaginar como era su rostro, pero si veía sus piernas largas y ajustadas dentro de aquellos pantalones, sus hombros anchos y sus manos finas y preciosas.

Sin evitarlo, una imagen de un sonriente Jungkook se pasó por mi mente y no pude evitar preguntarme dónde estaba.

¿Por qué solo coincidía con él en el hall del Palacio, por qué no en el auditorio?

Decidí ignorar el tema y sentarme recta en la butaca.

El pianista cogió aire al mismo tiempo que yo, y sin poder evitarlo, jadeé.

¿Qué me estaba pasando?

Comenzó a tocar, y sobrecogida, me obligué a mantener mi respiración constante.

Lo que me estaba pasando no era normal. No era normal que sintiese aquellas cosas al ver tocar a un hombre.

Aunque también había que tener en cuenta que el cuerpo de aquel chico era precioso, digno de un modelo. Y el echo de que tuviese una figura tan misteriosa tras él, lo hacía mucho más deseable.

Estaba comenzando a sofocarme, así que con rapidez me levanté de mi sitio y salí corriendo del auditorio.

Cerré la puerta de madera detrás de mi y me apoyé en ella jadeando.

Me estaba volviendo loca.

Las cosas que sentía por Jungkook eran más bien físicas, pero lo que sentía por aquel pianista era admiración.

Estaba empezando a volverme completamente loca por un chico que ni si quiera conocía.

La música al otro lado de la puerta cesó, y dió paso a los aplausos.

Bajé las escaleras, llegando al hall de entrada y mirando hacia ambos lados, me sentí más sofocada que antes.

La música de un clarinete empezó a resonar lejanamente en el Palacio de Conciertos, y a lo lejos escuché una puerta abrirse.

Me giré, deseando que fuese Jungkook, y para mi sorpresa así fue.

Estaba abrochándose la chaqueta del traje rojo que llevaba, y cuando alzó la vista y me vió ahí, lo vi fruncir el ceño bajo la máscara.

—¿Aiko?

—Jungkook—agarré la falda de mi vestido y corrí hacia él con la suerte de no carme—. Jungkook me estoy volviendo loca.

—¿Qué? ¿Por qué?

Estaba inquieta hiperventilando y mirando desesperada en todas direcciones.

—Yo...

—Tranquilízate—me agarró de un hombro y de un tiró se quitó la máscara. Acto seguido, me quitó la mía también—. ¿Qué te pasa?

—Me gustas, me atraes y mucho—murmuré. Le miré a los ojos y una sonrisa prepotente le atravesó el rostro—. Pero estoy empezando a sentir cosas que no debería de sentir por el pianista que acaba de tocar, que por si no lo sabías, es un completo desconocido.

Y la sonrisa se esfumó de su rostro.

—¿Qué?

—※—

voilá (◕‿◕✿)

espero que os haya gustado

muchas gracias por leer y por comentar, me hacen muy feliz♥

cuando tenga un ordenador a mano empezaré a dedicar los capítulos a aquellas que me lo pedisteis

y también un agradecimiento especial a las que comentasteis en el capítulo anterior, muchas gracias °˖✧◝(⁰▿⁰)◜✧˖°

♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥

Patri.

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