Desde ese día Claire andaba espirituada. Pocas veces me hablaba y lo entendía; la llevé a la mansión y no pude probar nada de lo que había dicho.
Habían pasado tres días y no había ido a ver a Joshua.
Estaba muy confundida, ¿Por qué no pude pasar a travez del espejo?
Estaba asustada tambien, ¿Y si ya no podía ver a Joshua nunca más? Quedaría destrozada.
Debía salir de toda duda. No podía quedar con esa incognita de saber si podía volver o no.
Cuando mi alarma hubo sonado, me levanté como de costumbre y bajé a desayunar. Mi abuela estaba feliz, riendo junto con León quien hacía una de sus tantas gracias.
Salí de la casa pero me desvié del camino; no iría al colegio.
Iba metida en mi mundo y no me di cuenta cuando ya me encontraba en la habitación de Joshua.
Ahí estaba yo, de pie frente al espejo. Mi cuerpo temblaba como si estuviera en una enorme tempestad de invierno a millones de grados bajo cero.
¿Y sí ya no podía pasar?
Con mi mano temblando y con todas las sensaciones desesperadas y asustadas dentro de mi cuerpo, cerré mis ojos y caminé.
La palabra "sorpresa" quedó chica al encontrarme en la habitación de Joshua Holland. Y mi alegría paso por todo mi sistema llegando a mi cara y formando una enorme sonrisa.
Allí un bultito dormía acompasadamente en la cama. Era de noche y la luz de la luna se adentraba por la ventana dándole directamente en esa carita de angel.
Brillaba, ¡Lo juro!
Era imposible que alguien pudiera ser tan perfecto como él.
Me acerqué lentamente sin poder creerlo.
Ojala no sea un sueño.
Dirigí mi mano tocando lentamente con la yema de los dedos su rostro. Joshua hizo una pequeña mueca.
¡Era real! ¡Joshua estaba ahí!
Acaricié su cabello lentamente con mis manos. Él suspiró profundamente y luego hizo una mueca; sus ojos se abrieron lentamente y brillaron por la luz de la luna. Sus ojos parecían dos gemas que costarían millones en nuestro mundo.
Me miró y en menos de tres segundos se acercó abrazandome. Su respiración quedo justo en mi cuello erizandome la piel.
Mi cuerpo cosquilleó como nunca antes; se sentía muy bien.
-Pensé que me abandonarías-Sus palabras me dieron como mis flechas que atravesaron mi corazón con una potencía enorme.
-Nunca te dejaría, Joshua.-Mis palabras fueron las más sinceras. Sentí como suspiró aun en mi cuello.
Se separó de mí y acarició mi mejilla. Cerré mis ojos sintiendo su tacto. Mi estomago estaba revuelto de la emoción. Sonreí y abrí mis ojos encontrandome con sus esmeraldas. Esa noche tenían un brillo especial.
Me hizo un espacio a su lado y yo me recosté.
-¿Ahora no te molesta que duerma contigo?-Pregunté risuena.
-Bueno, no hay nadie en esta mansión que pueda decirme algo-Yo reí ante su ocurrencia.
Me apoyé en su pecho sintiendo los latidos de su corazón. Su aroma pentraba por mis fosas nasales como una droga que quería solo para mí.
-¿Por qué tardaste tanto?-Me preguntó. Dudé si contarle lo que había pasado pero al final me di cuenta que debía decirle las cosas; no tenía nada que perder.
-Hace tres días traje a mi amiga Claire para que te conociera...-Esperé un segundo para ver su reacción. Al ver que estaba tranquilo proseguí.-...pero cuando toqué el espejo era sólido, no pudimos pasar, ¿Tú sabes por qué?
-Ni idea-Añadió.
-Bueno, el punto es que me dió miedo volver y no poder entrar. Estaba asustada de no verte nunca más-Expliqué. Me aferré más fuerte a su pecho como temiendo que todo fuera una ilusión.
-No me perderas nunca-Las mariposas revoloteaban en mi estomago y yo no quería que se detuvieran.
-¿Sabes?-Pregunté.
-No, no sé.-Lo golpeé amigablemente en el pecho.
-Me siento muy especial.
-¿Por qué?-Preguntó.
-Creo que no pude pasar por el espejo ya que venía acompañada. Eso significa que solo yo puedo visitarte. Me encanta tener ese privilegio a pesar de que nadie me crea.-Enamorarse de este chico era hundirme en el abismo. Claro que a mí no me importaba. Si por mi fuera yo sola me hundiría allí sin rechistar.
-Tú eres especial, Ali-Sonreí mucho, era la primera vez que me llamaba así.-Me alegro de que seas tú la que me haya encontrado.
-¡Te estas poniendo meloso, Josh!-Bromeé. Él se hizo el
ofendido.
-¿ah, si?-La maldad se notaba en su rostro. Acercó sus manos a ni panza rapidamente haciendome cosquillas.
-¡No, Josh! ¡Para!-Grité mientras reía como endemoniada.
-¡Nunca!-Gritó él aumentando las cosquillas. Las lagrimas salían de mis ojos a causa de las risas.
-¡Por favor, Joshua! ¡Me muero!-Reía como condenada, mientras él carcajeaba con fuerza.
Al rato él se detuvo cortando mi sufrimiento.
Me quede observando su rostro con suficiencia. Joshua sonreía de medio lado mirandome con sus bellas orbes.
-¿Quieres escuchar música?-Le pregunté. Él asintió.
-Veremos cuales son tus gustos musicales-Me levanté y de mi mochila saqué mi mp4. Le puse un auricular a Joshua, el cual sujeto y luego me puse el mio.
Nos acomodamos en la cama, yo acostada en su pecho casi encima de él. Frente a frente.
Le dí play y la melodiosa voz de Adam Levine comenzó a sonar.
Joshua movía su cabeza sintiendo el ritmo de la música.
-Que bella canción, ¿Cómo se llama?
-Sugar de Maroon 5.-Él asintió y siguió escuchando.
Pasamos por muchas canciones de Charlie Puth, otras de Miley Cirus, La Quinta Estación, inclusive Eminem.
De repente una melodía comenzo a sonar, armoniosa y dandose a reconocer en ese instante; No te apartes de mí.
-Yo pensé que podía quedarme sin tí y no puedo...-Comencé a cantar mientras Joshua sonreía de medio lado y me miraba directamente a los ojos.-Es dificil mi amor, más dificil de lo que pensé. He dejado mi puerta entre abierta y entraste tú sin avisar. No te apartes de mí, oh no, oh no.
Su mirada abrillantada por la luna era hipnotizante.
-Todo amor que yo esperé de la vida, lo he encontrado solo en tí, y resulta que tú no estas aquí...-Seguía cantando y dedicandole esa hermosa letra mentalmente. Dentro de mí intuía que Joshua sabía que le estaba cantando a él debido a su apacible sonrisa.-...Esos aires de quién no sabe nada, me han sabido hacer feliz. No te apartes de mí, oh no, oh no...
Dentro de uno mismo surgen deseos incontrolables que deben ser saciados en el momento justo. Estos brotan y atraviesan tus terminaciones nerviosas haciendo que la verguenza desaparezca.
Esa necesidad de querer hacer algo y sentir que si no lo haces te arrepentiras el resto de tu vida, era lo que sucedía conmigo ahora.
Tenía mi mirada fija en sus ojos esmeralda y luego en sus labios.
Mi deseo fue mucho más grande. Joshua se quedó completamente quieto en cuanto yo me acerqué rozando suavemente mis labios con los suyos.
Él no dijo nada, solo me observó como tratando de descifrar algo en mi rostro.
Ahí recien caí en la cuenta de lo que había hecho. Mi mandibula tembló.
¡Seguramente ahora si me mandaría a la mierda!
Eso me destruiría. ¿Por qué lo había hecho?
Quería disculparme pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.
Los ojos expectantes de Joshua no dejaban de analizarme y con eso, mis miedos se hacían más grandes.
Mi corazón saltó de alegría ante los sentimientos que aparecieron al momento de que Joshua acercó lentamente su mano derecha a mi mejilla.
La acarició suavemente como si se tratase de un cristal ultramente delicado.
Se acercó a mi rostro, cerró sus ojos y me besó.
Solo basto con un pequeño roce para que me llevara al cielo.
Nuestros labios se movian como una hermosa danza en la mitad de la primavera. Se acoplaban perfectamente como si estuvieran hechos el uno para el otro.
Pasé mis manos rodeando su cuello, sentí como sonrió sin dejar de besarme y rodeo mi cintura con sus brazos atrayendome más a él.
Sus besos sabían a gloría, y él era tan delicado que de verdad me hacía sentir unica.
En la tan especial habitación de Joshua Holland, mientras la luna nos alumbraba con sus suaves destellos; escuchando una hermosa canción de Vicentico, la cual magicamente se había transformado en mi favorita, me di cuenta de que sí uno no arriesga no gana. Y lo mejor de todo es que al parecer el chico de ojos esmeralda, tenía los mismos sentimientos por mí.