Crónicas del aprendiz de Mago...

By MarcheLockheart

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Balwind es un joven y astuto aprendiz de mago que deberá enfrentar junto a sus amigos a extraños y misterios... More

Crónicas del aprendiz de Mago: El temor del hechicero oscuro
Prologo: La leyenda de Garïn
Capítulo 1: El gran mundo
Capítulo 2: Tormenta inminente
Capítulo 3: Rojo amanecer
Capítulo 4: Responsabilidades
Capítulo 5: Sombras en la noche
Capítulo 6: Primavera, mujeres y otros placeres
Capítulo 7: El corazón del hombre puro
Capítulo 8: Ciudad fronteriza
Capítulo 9: Las montañas del Norte
Capítulo 10: Reencuentros
Capítulo 11: Un camino
Capítulo 12: Luces en el cielo
Capítulo 13: Escaramuza en las sombras
Capítulo 14: La Academia
Capítulo 15: El precio del conocimiento
Capítulo 16: Knox
Capítulo 17: Nuevas caras
Capítulo 18: Paso a paso
Capítulo 19: Sangre y acero
Capítulo 20: Selkis y Monardos
Capítulo 21: La musa del desierto
Capítulo 22: La sombra de un enemigo
Capítulo 23: Un nuevo maestro
Capítulo 24: Calma tras las tormenta
Capítulo 25: Cambio de Capa
Capítulo 26: Magia
Capítulo 27: Pasado, presente y futuro
Capítulo 28: La Generación Dorada
Capítulo 29: Círculos
Capítulo 30: Tres extraños magos
Capítulo 32:La decisión del mago
Capítulo 33:La guardia invisible
Capítulo 34:El cazador de hombres
Capítulo 35:El valor por demostrar
Capítulo 36: El alma de las montañas
Capítulo 37: El terror de los inmortales
Capítulo 38: La reina del pantano
Capítulo 39: El demonio renegado
Capítulo 40: Revelaciones
Capítulo 41: Legado
Capítulo 42: Rutger
Capítulo 43: Sangre azul
Capítulo 44: El retorno
Capítulo 45: Rivalidad
Capítulo 46: Deseos de venganza
Capítulo 47: La auténtica venganza
Capítulo 48:Discípulos
Capítulo 49:El despertar
Capítulo 50:Hombres y deidades
Capítulo 51:El comienzo de la aventura
Miscelánea (¡Léeme!)

Capítulo 31: El Festival de la Unión

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By MarcheLockheart

El día del torneo el Coliseo estaba abarrotado.
Algunos alumnos habían madrugado y tenían preparados vistosos tenderetes para vender comida y bebida de todo tipo. Para animar el ambiente los alumnos del maestro superior Capaverde Lunt habían preparado un amplio recital de canciones, pasando desde la inocente y alegre La fuente del gato y el soldado hasta la atronadora y épica Los cantos de Lorelas el Gladyr. El Festival de la Unión era algo que se celebraba en todos los reinos aliados desde el día mismo día en que los sabios consiguieron que por primera vez en la historia de Gea no hubiera ni una sola batalla en sus tierras. Desde la más pequeña de las villas hasta la más grande de las capitales celebraron aquel hito casi utópico. En los suburbios también se notaba un mejor humor en la gente, y eso era todo, dado que la escasez siempre iba por encima de las trivialidades. Por suerte para nosotros, por la noche podíamos contemplar sin problema alguno varios de los trucos que los magos del norte de la ciudad realizaban para el rey y sus gentes. Si los magos de la corte hubieran querido podrían haber ocultado cualquier rastro del espectáculo, pero incluso aquello demostraba lo mucho que el torneo significaba. Con todo, era irónico que en la Academia la celebración consistiera en un torneo en el cual estudiantes de todos lados combatían entre sí.

A diferencia del primero torneo esta vez no solo participaban los alumnos de primero, sino que todos los cursos participaban, y cualquier alumno de cualquier rama podía combatir, por lo que absolutamente nadie quería perderse aquel espectáculo. Además, muchos alumnos iban motivados con la idea de alcanzar la gloria al imaginarse a sí mismos ganando a sus propios compañeros, algunos tan fuertes como el propio Gilchrist, o hasta hacía unos meses, Vincent.
Tal y como había prometido lord Korver, mis entrenamientos pasaron a ser diarios y con mucha más dureza. Gilchrist solía entrenar conmigo, pero otras veces se iba a entrenar con Tyler, su mejor amigo y antagonista a la vez, y que curiosamente se trataba de uno de los Lanson que lord Korver había mencionado la noche anterior. Las sesiones sin Gilchrist eran especialmente crueles, puesto que lord Korver no tenía ningún problema en atizarme hasta dejarme medio inconsciente en el suelo. Por ese motivo acabó llamando a Dyson, aprovechando así también para tener al Lanson bajo control. El problema era que el pequeño Caparoja llevaba años practicando la magia, por lo que su dominio era muy superior al mío. Y lo peor era que pese a su apariencia infantil nunca se dejaba nada en el tintero, siendo igual o más cruel que el maestro.

Por eso estaba convencido que yo iba a ganar.

Un entrenamiento tan duro tenía que tener su recompensa. Y yo ya lo empezaba a notar. En los entrenamientos con Darrin había dejado atrás a todos los alumnos, y sólo Nolan era capaz de seguirme el paso. Wallace y Roy Laedor eran nuestros más inmediatos perseguidores, pero ambos parecían haber aceptado que en cuestiones mágicas no eran rivales para nosotros. Así pues, cuando entré en el Coliseo mi rostro rezumaba la confianza de la que antes carecía. La arena había quedado dividida en siete carriles rectos, similar a los utilizados en las justas de caballeros. Una línea en mitad del carril divida el campo en dos zonas, una para cada luchador. Observando el resto del recinto vi que muchos Capaverde que no participaban en el torneo habían tomado posiciones en el perímetro de la arena, dispuestos a prestar sus servicios a los heridos.También había unos cuantos Capamalva con pequeños sacos y varios tónicos en sus manos, charlando tranquilamente entre ellos y los sanadores. La mayoría de Capaverda sabían hacer las pociones de elaboración más simple, pero otras eran inaccesibles para ellos.

Por supuesto los Capaazul también contabamos con nuestra representación fuera de la batalla. Saal'Mekel, una alumna de último año perteneciente al Círculo de Mia había forjado cinco pequeñas magníficos broches de calija, un diamante de color azul celeste muy difícil de moldear. Pero su mayor obra era el impactante trofeo de cuarzo blanco con unos originales grabados de colores. El trofeo iba destino para el ganador de último año, y contaba en la base con el grabado del árbol de los Capaverde, el sol de los Caparoja, la medialuna de los Capaazul y la estrella de los Capamalva. Todos los maestros le echaban una mirada a cada pocos minutos; si desde donde yo me encontraba ya era un trofeo impresionante no podía imaginar cómo debía ser visto de cerca. Detrás suyo se encontraban sentados Knox y los tres maestros superiores. Tanto el trofeo como los broches estaban colocados en una mesa en el palco principal, justo al lado del director Izuka. Detrás de él estaban sentados los cuatro maestros superiores; Datzo'Len y Daeros con gesto serio y formal, mientras que Mina y Lunt no dejaban de hablar y reír amistosamente, siempre con la alegría característica de ambos. En el palco inferior se encontraban el resto de los maestros, donde había una mezcla notable de rostros; desde el gesto de aburrimiento supremo de Holen hasta la mirada crítica de Darrin, que sentado junto al maestro Gerald le iba contando los puntos fuertes y débiles de cada uno de sus alumnos. Gerald nos había enseñado a levantar las protecciones en las clases de comunes, por lo que para él era un tema bastante interesante. De pronto sonaron varias trompetas y el director se puso en pie

-Bienvenidos al torneo del Festival de la Unión-dijo con un entusiasmo fingido el director Izuka. Pálido y demacrado, Izuka parecía estar apunto de desfallacer. -Me enorgullece ver a tantos jóvenes magos luchar por la gloria y el honor. Por el poder. Por demostrar su valía a sí mismos y a los demás.

>>Vosotros pronto llevareís adelante el futuro y responsabilidades de vuestros reinos y naciones. Hoy tenéis la oportunidad de vencer a vuestros amigos y enemigos, y de ganar su honor y respeto. Hoy pelearán futuros grandes señores, hijos de valientes caballeros y jóvenes nobles con mucho que demostrar. Pero también tenemos luchando por la gloria a hijos de caballeros caídos en desgracia, simples pueblerinos que han gastado todos sus ahorrar para poder estar entre nosotros e hijos bastardos de poderosos señores que no quieren dejar a la sangre de su sangre trabajando en las cuadras o campos de cualquier campesino. Hoy todos son un igual. La sangre por la sangre. ¿No es maravilloso?
Los alumnos más belicosos aclamaron estas palabras con aplausos y cánticos, pero la mayoría se mantuvieron impertérritos. El objetivo del Festival de la Unión distaba mucho de aquellas palabras que el director había pronunciado.

-¡Que de comienzo el torneo!-finalizó volviendo a su asiento. Esta vez el aplauso fue mucho mayor, y el público pareció animarse de nuevo. Hasta ese momento no me había dado cuenta, pero el asiento al lado del director estaba vacío. Knox no había vuelto aún.
En cuanto Izuka estuvo sentado el maestro superior Caparoja Daeros cogió el amplificador y dictó varias normas:
-¡Atención! Estas son las reglas del torneo para los alumnos de primer y segundo año. Los participantes lucharán por orden de curso, empezando por los de primer año y acabando por los de sexto. Los combates se decidirán por sorteo, según un número que os será asignado junto con vuestra respectiva joya de seguridad. En la primera ronda se peleará contra tres oponentes distintos, y solo avanzaran en la siguiente ronda los que cuenten con un balance positivo. En la segunda ronda se seguirá el mismo procedimiento, y en la tercera los luchadores se repartirán en cuatro grupos y lucharan entre los integrantes del mismo. Los cuatro mejores serán los cuatro finalistas, donde se hará un último sorteo y se celebrarán las semifinales y finales. El ganador del combate será el primero que consiga activar un mínimo de una vez y una máximo de cinco la joya protectora del rival.

Un luchador perderá el combates automáticamente si cruza la línea divisoria, si sale de su carril por más de diez segundos o si se comprueba que uno de participantes ha tomado tónicos potenciadores.

Cómo los alumnos mayores empezaban mucho más tarde todos fueron a ocupar las ya de por sí abarrotadas gradas. Con todo, aún quedamos más de un centenar de luchadores en la arena, la mayoría Caparoja. De hecho, a parte de mis compañeros de Técnicas de lucha alternativa como Willbur y Thomas solo había un par de Capaverde que no conocía. En representación de los Capaazul soloestábamoss Tariq'Karodan, Wallace y yo. Por contra no había un solo Capalmalva entre los alumnos de primero, lo cual era de esperar. Los jueces que se encontraban en la arena empezaron a repartir los colgantes, cada uno con un número grabado en él.
-Estoy va a estar tirado-dijo Nime con seguridad mientras esperábamos nuestro número.
Nolan asintió con la cabeza, mirando a los demás luchadores con los brazos cruzados.

-Solo unos pocos han conseguido aprender a levantar barreras, así que no deberían representar ningún problema.
Ambos eran Caparoja, así que conocían el potencial de la mayoría de nuestros rivales.
-Vais a comeros vuestros palabras, idiotas-dijo una voz detrás nuestro.
Fe'Nam se encontraba de brazos cruzados, similar a la posición de Nolan. Se había pintado la cara, brazos y piernas con intensos tonos de rojo y blanco, tal como hacían varias tribus de los magos de fuego Lanson.
-¿Qué haces con esas pintas?¿Acaso te averguenzas de ser un Monardo?-se burló Nolan.
-No hay mayor virtud en un luchador que reconocer el poder de un gran rival-respondió el Monardo con calma-. Y olvidáis que las tribus Lanson más poderosa son las formadas por Monardos. Ellos son el terror de las praderas.

-He visto viejas prostitutas mal pintadas dar más miedo que tu-dijo Nime con desprecio. Los chicos de nuestro alrededor rieron a carcajadas. Fe'Nam dio media vuelta con gesto sereno y volvió con el resto de sus amigos. Aquella muestra de autoconfianza no me gustó nada en absoluto.
-Espero poder callar la boca a ese imbécil-dije con resquemor. Desde que Je'Lad había decidido darme una segunda oportunidad yo no dejaba de buscar el momento para ir a por ella de una vez por todas. Lamentablemente la ocasión no había surgido, y es que entre los entrenamientos y las clases apenas tenía tiempo para otras cosas. Tal era así que ya había pasado un mes entero y yo seguía sin hacer ningún movimiento.
Nolan sonrió ante mis palabras.
-Si quieres derrotarlo entonces suplica para que no me toque antes pelear a mi contra él.
Un par de jueces se acercaron hasta nosotros y nos hicieron entrega de nuestro colgante, advirtiendonos para que lo utilizáramos sólo una vez listos para combatir.

-No entiendo porque estas cosas no se utilizan más. De hecho, esta es la primera vez que he escuchado hablar de estas barreras automaticas-dijo Dyson dándole vueltas al colgante en sus manos. Como Caparoja se había visto obligado a participar en el torneo para así no levantar sospechas, aunque él estaba frustrado porque lord Korver le había prohibido expresamente ganar el torneo.

-La pregunta de siempre-dije entornando los ojos. Había escuchado esa misma cuestión cientos de veces en las últimas clases con Travis. Yo mismo me había hecho esa misma pregunta-. Estos colgantes se activan en cuanto notan una fuente de energía diferente a la del propietario. Como se activan con la energía vital de cada uno, el colgante poco a poco te va debilitando. Si te fueras a dormir con la joya protectora colgada del cuello probablemente no despertarías nunca jamás.

-¿Y no se puede remediar?¿No hay ninguna forma de poner un filtro o algo similar?-preguntó Nime.

-No mientras desconozcamos la runa que simbolice nuestra propia energía. Una runa que dudo muchísimo que pueda existir, por cierto. Ya sabéis que ninguno de nosotros tiene el mismo tipo de corriente vital...

Las trompetas resonaron de nuevo, cortando mi explicación. Un maestro Caparoja empezó a cantar los resultados del sorteo con un amplificador y los luchadores nombrados fueron rápidamente a ocupar su carril mientras que el resto iba a tomar asiento junto a los Capaverdes.
-Me toca-dije sorprendido, al oír mi número. Me había tocado en el séptimo carril, justo cuando ya pensaba que tenía que ir a esperar junto a los demás.
-¡Buena suerte!-me deseó Nime, dándome una fuerte palmada en la espalda. Nolan me apretó el hombro en un gesto de confianza y ambos se fueron a esperar su turno.
Fui hasta mi carril y esperé con los nervios a flor de piel. Mi rival era un Caparoja que no conocía de nada, un Selki que parecía estar tan o más nervioso que yo.
-¡Adelante!-ordenó Daeros por su amplificador.
Los jueces bajaron su banderas y los combates empezaron. Sin perder ni un segundo disparé un azote de energía contra mi rival y me preparé de inmediato para levantar mi defensa. Pero mi sorpresa el Monardo no respondió al ataque ni levantó una protección, sino que se giró sobre sí mismo y se cubrió la cabeza con ambos brazos. El azote acertó de lleno en su espalda.

-Bando derecho, ganar-señaló el juez.
-¿Ya?-dije sorprendido.
El Selki y yo fuimos a buscarnos a mitad del carril, nos dimos la mano y cada uno fue a sentarse junto a sus amigos. De inmediato un maestro anunció dos números más y los luchadores ocuparon emocionados el carril de combate.
-¡A sido increíble!-dijo Lillian con emoción. Tanto ella como Marion se encontraban entre los Capaverde voluntarios del torneo, pero como siempre no había ni rastro de Kachess. Él y Dyson habían hecho muy buenas migas, pero el pequeño Lanson no soltaba prenda sobre que iba la misteriosa relación entre el Capaverde y Alvian.
-¿Tanto te he sorprendido?-dije con tono irónico.

-Bueno bueno, que a nuestro gran Balwind el Invencible se le ha ha subido la victoria un poco por las nubes-dijo Nime con una sonrisa torcida. Lillian rió con ganas y noté mis mejillas enrojecer.
-Finley no es precisamente uno de los mejores representantes de los Caparoja-dijo Nolan-. El pobre esta en uno de los últimos grupos, e incluso allí es uno de los peores luchadores.

-El maestro Florence incluso le ha aconsejado más de una vez que se cambie de rama-añadió Nime.

-Como sigáis así acabaréis haciéndome sentir culpable-me quejé mientras me sentaba en el suelo. Fuera buen luchador o no, yo ya había ganado mi primer combate, lo que sirivio para asentar un poco los nervios que sentía.

Mientras esperábamos nuestros turnos varios de mis compañeros salieron a combatir. Willbur estaba tan asustado que juraría que se dejó ganar para no tener que continuar con todo aquello. Wallace venció de forma bastante cómoda, y Roy Laedor venció a su rival con muchas dificultades, pero el resto eran simple carnaza incapaces de aguantar más de diez segundos sobre la arena.
-Mi turno-anunció Nolan al escuchar su número. Se levantó con calma, desentumeciéndose con la tranquilidad que solo la confianza y la experiencia pueden otorgar.

-Mucha suerte-le deseó Marion armándose de valor.

-Gracias-respondió de forma escueta el chico.

Miré de forma cómplice a Nime. Ambos habíamos intentado hacer entrar en razón a Nolan para aceptar la disculpa sincera de Marion, y aunque él seguía en sus trece lo cierto era que él también parecía cansado del tema. Intuía que todo aquello estaba a punto de acabar, pero con Nolan nunca se sabía.

El público empezó a gritar de alegría en cuanto le vieron dirigirse al carril central. Nolan saludo con garbo hacía las gradas y vi como a algunas chicas se les escapaba la risa tonta. Hecho ya un hombre y gracias a su buena capacidad cómo luchar Nolan había conseguido una fama más que notable.
Su rival era un Irin de pelo y ojos claros que parecía aterrado ante la visión de su rival. En cuanto ambos estuvieron preparados el juez bajó la bandera, iniciando el combate. Nolan creó una esfera enorme delante suyo, la disparó con él sonido de un cañonazo, pulverizó el ataque de su contrincante y literalmente mandó por los aires al pobre chico, que salió despedido contra el suelo pese a la joya de protección. El juez le dio la victoria, el público enloqueció y él volvió con gesto de satisfacción.
-¿Pero es que os van a tocar los rivales más fáciles?-renegó Nime-. Mika esta a la misma altura que Finley. No sabría decir cuál de los dos es peor. No hacía falta ese espectaculo-le dijo a Nolan cuando éste llegó a nuestro lado.

-Tienes razón, pero este torneo esta siendo más aburrido de lo que esperaba-se disculpó.

Un par de minutos después volvieron a llamar por mi número.

-Vaya Bill, que casualidad-dije al ver al delgaducho Capaverde ante mí-. Mucha suerte-le deseé mientras le tendía la mano.

-Intenta no romper ninguno de mis huesos-pidió él. Vaya luchador estaba hecho.

-Intentaré no pasarme-prometí.

En cuanto el combate dio comienzo disparé un azote sin demasiada potencia. Bill levantó una pierna y se cubrió con ambos brazos, intentando encogerse lo máximo posible. El ataque le acertó de lleno, haciéndole caer de culo al suelo. Me sentí mal al escuchar las risas del público, pero es que aquello era absurdo.

-Continuad-ordenó el juez.

-¿Cómo? Pero si ya he ganado-dije confuso.

-Un ataque demasiado flojo. En un duelo real esto no habría sido nada-explicó con voz firme.

Suspiré. Bill entornó los ojos, desesperado por salir de allí. Volví a disparar, un poco más fuerte, y esta vez el chico cerró los ojos y esperó el impacto. Esta vez el golpe dio de lleno en su delgado cuerpo, y el juez me declaró ganador.

-Ponle un poco de esfuerzo, chico-le dijo a Bill. Sin saber donde meterse corrió de vuelta al lado de su eterno amigo Jeremy.

Volvía a mi sitio cuando de pronto un enorme estruendo de gritos de ánimo, declaraciones de amor y cánticos inundaron el Coliseo.

Nime caminaba con calma, saludando con una sonrisa al público y guiñando el ojo a un lado y otro mientras se dirigía a su carril. El ser la única Caparoja le había valido una fama aún mayor que la de Nolan, y aunque yo nunca la había visto especialmente atractiva era indudable que su intenso pelo de color naranja, junto con sus ojos de miel y su esbelto cuerpo -pese aser más bien bajita- deslumbraba a la mayoría de los hombres de la Academia. Las chicas sonreían con picardía, sabedoras de su pequeño secreto, mientras otras miraban a los chicos poniendo los ojos en blanco.

-Sigo sin comprender el porqué te gusta tanto toda esta atención-dije al cruzarnos.

-Y yo sigo sin comprender cómo a tí no-replicó con una sonrisa.
Su sonrisa se borró en cuanto el juez ordenó empezar el combate, arrugando el ceño en señal de concentración. No tuvo ningún problema con su rival, pero ella se dejó un poco para darle algo de emoción y para lucirse con algunas maniobras bastante sorprendentes.

En cuanto quiso liquidó el combate e hizo una reverencia al público. Unos chicos algo borrachos, pese a las horas que eran, empezaron a entonar una canción de la cual los versos prefiero no repetir.Pero la chica en vez de parecer avergonzada saludó con énfasis al pequeño grupo.
-Vaya panda de idiotas-suspiró al sentarse a mi lado-Pero gracias a capullos como esos un día las mujeres seremos quienes gobiernen, como Lune'Gal de los Monardos.

-Seguro que a Johan le hubiera encantado esa canción-bromee. De hecho, aunque no quería decirle nada a Nime, me había decido a preguntarle luego a esos chicos por la letra de la canción y escribirla en una carta para Johan. Aún no había recibido ninguna respuesta suya, pero Rokko y Kev me aseguraron que era demasiado pronto entre las pocas indicaciones que yo había podido dar y lo peligroso que era el valle.

-Ahí va Dyson-anunció Nime, sacándome de mi trance.

El menudo Caparoja parecía fuera de lugar con aquellos pantaloncitos y ese jersey blanco tan largo, y pronto se escucharon varias risas y comentarios de burla sobre él. Pero a él aquello no le importaba en absoluto. Combatió de forma idéntica a Nolan, sólo que aún con mucha más potencia. Yo quedé sorprendido, ya que teóricamente no debería llamar la atención, pero Nolan chasqueó la lengua claramente algo decepcionado.
-Se está controlando. Le he visto pelear y él es capaz de muchísimo más. Entiendo que tiene que seguir las órdenes de lord Korver, pero esto es demasiado.
-¿De veras? Pues no parece la gran cosa-opinó Lillian-. Nolan se sobresaltó un poco al darse cuenta de que había hablado más de la cuenta y solo consiguió balbucear al intentar arreglarlo.

-Mi turno-dije al escuchar mi número. Tenía muy claro que no iba a ser yo quién iba a mentirle.
Mi rival fue el tal Mika contra el que Nolan había peleado antes. Ciartamente él no era mucho mejor que Finley, y pronto cayó derrotado. Así pues pasé a tercera ronda, tal y como hicieron también Nime, Nolan y Dyson. Fe'Nam también había solventado todos sus combates sin ningún tipo de problema, pero casualmente ninguno de nosotros coincidio con él.

-Esto esta siendo aburridísimo-se quejó Nime al ganar con facilidad su tercer combate.

-Esperemos que esta ronda sea mejor-corroboró Nolan. Y lo cierto es que ambos tenían razón.
Los jueces otorgaron un corto descanso para atender a los pocos heridos y volvimos a la carga.
-¡Números veintitrés y ochenta-y-seis!, ¡Treinta-y-tres y veintidós¡, ¡Noventa-y-cuatro y cuarenta-y-siete!...
-Me toca-dije incorporandome.

Simultáneamente Dyson se levantó un poco más lejos.

Nos miramos sorprendidos, nos fijamos en nuestros números, sonreímos, y nos deseamos suerte. Dyson era el número veintidós y yo el noventa-y-cuatro, por lo que no nos tocaba pelear aún.
Mi rival era un Selki sin ningún rasgo especial, pero no tenía ninguna duda que sería uncombate más complicado que los anteriores. Pero me equivoqué. Más o menos.
El Selki imitó el estilo de Nolan y Dyson, pero su potencia era irrisoria comparada con la de ellos dos. Ni siquiera vi necesidad de parar el golpe. Me limité a esquivar el ataque y realizar un contragolpe le pilló por sorpres, dándome la victoria. Cuando volvía a mi sitio me crucé de nuevo con Dyson, que también había terminado.
-Veo que mis palizas te están sirviendo de algo-dijo en tono de burla.
-Lo cierto es que me esperaba rivales más fuertes-confesé. Aunque no tenía claro si realmente eran todos tan malos o si los entrenamientos había dado mejores frutos de lo esperado-. Oye, ¿por qué no te sientas con nosotros?-pregunté.

-Lord Korver así lo ha querido-respondió encogiéndose de hombros-. Pero me encantaría estar con vosotros.

-Todo este misterio acabará conmigo-negué con la cabeza-. En fin, ¡buena suerte para el resto del torneo!

-Guárdate esa suerte para tí-replicó. Nunca me acostumbraba a esos comentarios viniendo de él.
Antes de que pudiera sentarme Nime se levantó para ir a combatir. De nuevo los gritos y cánticos estallaron al verla caminar. Esta vez incluso una lluvia de pétalos cayó encima suyo, lanzadas por un orondo noble con mostacho que se pelaba por un mejor puesto para verla con los magos que habían estado cantando aquellas estúpidas canciones. Ella como siempre se limitó a sonreír y saludar con naturalidad, hasta que vio quién era su rival.

-Esto va a estar interesante-dije al verle. Nolan asintió, y Marion y Lillian se mordieron las uñas con nerviosismo.

Fe'Nam esperaba con los brazos cruzados al otro lado del carril, con una sonrisa repulsiva resaltada por las pinturas de su cara. No hubo saludo ni palabras entre ellos. En cuanto ambos estuvieron en su línea el juez bajó la bandera y el combate empezó.

Nime se preparó para atacar, pero de pronto perdió el equilibrio y la concentración. Fe'Nam estaba removiendo la arena de debajo de los pies de Nime, sin llegar a zarandearla pero suficiente como para no dejarla tranquila. Me sorprendió, ya que aquél era uno de los trucos que Darrin nos había enseñado en Técnicas alternativas de combate. El Monardo aprovechó la confusión de la chica y atacó con un azote de calor que Nime esquivó con un grácil salto hacías atrás que hizo las delicias del público. Él no desistió e intentó asustarla con una llamarada que se quedó demasiada corta. Fe'Nam atacaba y movía la arena al mismo tiempo, algo realmente sorprendente, pero Nime no se quedaba atrás y conseguía esquivar y bloquear cada uno de los golpes con agilidad felina.
-Maldita sea, ¿ahora?-exclamó Nolan. Uno de los combates había terminado y cantaron su número. Sin perder ni un segundo se fue corriendo a su batalla y yo seguí con la atención puesta en Nime, más nervioso de lo que yo me había sentido en mis propios combates.

Al final Nime consiguió concentrarse detrás de uno de sus bloqueos y logró impulsar la arena del suelo a los ojos del Monardo. El feroz luchador cerró los ojos y Nime aprovechó el instante para contraatacar con un azote de energía. Fe'Nam ni siquiera intentó levantar una barrera o esquivar el golpe; simplemente bloqueó el golpe con el guantelete de Uril que la maestra superiora Capaazul Mina había construido a partir de mi diseño.
-¿Me he perdido algo?-preguntó Nolan, que se había dado una prisa sorprendente para acabar con su combate y poder seguir viendo el duelo.
-¡Solo observa!-dije con la voz entrecortada por la emoción.
Nime imitó a Fe'Nam y empezó a mover la arena del suelo, tratando de desconcentrarlo. Pero el truco salió mal, ya que la corpulencia del Monardo era muy superior a la de Nime.
Aprovechando ese mal movimiento Fe'Nam lanzó una veloz ráfaga de esferas de energía que Nime esquivó con esfuerzo. Siguiendo con la ofensiva, Fe'Nam levantó la arena del suelo en una columna y Nime recibió algunos golpes, aunque al hacer toda aquella combinación los azotes fueron muy débiles y el juez ordenó con claros espavamentos a que el combate debía continuar. Fe'Nam creyó haber dado con la clave, por lo que continuó con la misma estrategia mientras Nime no dejaba de moverse de un lado para otro, intentando por todo los medios no recibir ni un solo golpe más.
-¡Diez segundos!¡Combatiente de la derecha eliminada!-anunció el juez, señalando con la bandera a Nime y otorgándole la victoria al Monardo.
Nime bajó la mirada, boquiabierta. Fe'Nam la había hecho salir de los límites del área de combate y la había mantenido a raya, esperando que ella no se diera cuenta para ganar por el tiempo de descuento. El público, que por fin había disfrutado de uno duelo como tal, abucheó e insulto a Fe'Nam, que sonrió con más petulancia aún. Nime volvió abatida con nosotros, visiblemente molesta por la derrota.

-Has de estar más atenta-le reprochó Nolan, aunque lo dijo con más frustración que con rabia.
-A sido mala suerte, eso es todo. Ya sabemos aquée juega Fe'Nam-añadí intentando intentando animarla.
Nime se recuperó y levantó la mirada con decisión.
-Voy a ganar a ese capullo. Lo prometo.

-En el siguiente combate apunta a sus partes nobles y lo tendrás ganado-le animó Lillian, que de forma similar a Dyson yo nunca lograba acostumbrarme a esa clase de comentarios.
Trás aquello una serie más de combates continuaron. Gané sin demasiada dificultad mis dos combates que quedaban, primero contra Eorian Caparoja que cayó tras dos ataques seguidos, y luego combatiendo contra otro Eorian que presentó mejor batalla, pero el chico parecía exhausto por sus esfuerzos anteriores y pronto se dejó vencer.
Nolan se enfrentó a Wallace en un duelo muy llamativo, pero el Caparoja acabó siendo muy superior, y poco después ganó a uno de sus compañeros de primer grupo, que curiosamente no pudo dar la misma batalla que mi amigo Capaazul.
Nime esperaba nerviosa a que los jueces la llamaran a combatir, moviendo la pierna mientras miraba concentrada los combates.

¡Cincuenta-y-nueve y veintidós!-anunció el portavoz.
-Mi turno-anunció Nime poniéndose de pie con decisión. La miré con preocupación, sabiendo a quién tenía que enfrentar.
Dyson esperaba al otro lado del carril de combate, alegre por tener que pelear contra uno de nosotros. Esta vez Nime no regaló saludos ni reverencias, haciendo caso omiso de los gritos de ánimo del público y concentrada por completo en el combate.

-¿Crees que se dejará?-pregunté a Nolan.

-No lo creo. No hay que olvidar de donde viene su sangre-contestó-. Nime puede perder.
El Lason dio una clara muestra de intenciones y empezó con un cañonazo que Nime esquivó con excesiva facilidad. Nime contraatacó empujandole con el uso de la magia. Contra cualquier otro rival aquello habría sido inútil, o requeriría un exceso muy alto de concentración de energía, pero la constitución del chico era tan delgada que cayó con facilidad, momento que Nime aprovechó para lanzar dos azotes seguidos contra él. El pequeño mago intentó cubrirse de forma inútil, y ambos golpes acabaron golpeando en la cabeza y el torso del chico, haciendo activar la joya protectora.

-¡Ganadora!-declaró el juez.

Dyson sonrió con timidez y se frotó la cabeza con gesto avergonzado. Nime se giró con rabia y sin despedirse y volvió con nosotros entre cánticos y flores.
-Se ha dejado. ¡Se ha dejado! Quería medirme con él-dijo con frustración.
-Era de esperar. Piensa que ahora todos pasáis de ronda-se fijó Marion.

-Solo si gano mi siguiente combate-puntualizó.

Y vaya si lo ganó. De forma casi milagrosa Willbur había logrado pasar de ronda, pero para su desgracia su último combate era contra una Nime llena de rabia y frustración. A decir verdad el pequeñajo tuvo suerte de no acabar con varias costillas rollas por los temibles impactos mágicos que recibió.

Y así fue como los cuatro conseguimos pasar a la siguiente ronda. Los jueces empezaron a organizar los grupos mientras los luchadores tomaban un respiro o sanaban sus heridas.

-¡Eh, Balwind!

Levanté la mirada hacía las gradas y allí vi a Gilchrist haciendo aspamientos con los brazos para llamar mi atención. El chico miró a un lado a otro y saltó a la arena para poder hablar conmigo.

-Lo estás haciendo de coña-me felicitó apartandome a un lado. Nunca le había visto tan contento, pero había que tener en cuenta que él también había formado una parte importante de mi entrenamiento. Y a fin de cuentas, él era un auténtico luchador, y por tanto disfrutaba del torneo como el que más-. Hasta ahora no has necesitado hacer ningún movimiento fuera de lo común, pero ahora las cosas se van a poner un poco más difíciles. ¿Tienes pensado cómo parar a Nime y ha Nolan?

-¿A Nime y Nolan? No, la verdad es que no había pensado en ello-confesé. Era un grave error por mi parte; sabía de sobras que ellos iban a llegar lejos en el torneo.

-A Nime la tienes que avasallar. No le des tiempo, no le des respiro-dijo de forma apremiante. Quedaban apenas segundos para continuar con los combates-. Tiene una agilidad sorprendente pero eso le impide poder contraatacar con seguridad. Haz como Fe'Nam-añadió-. Intenta sacarla de lalíneaa. Ella esta vez estará mucho más atenta, pero a la vez dejará de prestar atención a tus movimientos. Si puedes acabar con un golpe potente en una de esas distracciones no deberías perder.

-¿Y Nolan?

-Juega al despiste. Ciegalé con luminarias, e intenta que no esté cómodo. La arena puede llegar a ser muy molesta, utilízala a tu favor. Y no dudes en tirar de potencia si hace falta. No tienes nada que envidiarle-aseguró.
Los jueces empezaron a llamar a los luchadores, así que Gilchrist me deseó suerte y volvió a su sitio. Este era el último paso llegar a semifinales, por lo que se organizaron cuatro grupos distintos, del cuál solo pasaría el líder de cada uno. Afortunadamente Nime y Nolan formaron parte del grupo uno y dos respectivamente, mientras que Fe'Nam formaba parte del tres. A mi me había tocado en el cuarto grupo, junto a Dyson. Tal y como era previsible, Nime, Nolan y Fe'Nam vencieron con claridad en sus grupos, arrollando a sus rivales sin piedad. Aunque Nolan estuvo apunto de ser vencido por un Monardo al confiarse demasiado, pero aquél pequeño aviso sólo sirvió para ponerle más en alerta.
Yo también derroté sin demasiados problemas a mis rivales, tal y como hizo Dyson poco después. Así ambos llegamos empatados a victorias, y sin ninguna derrota a nuestras espaldas excepto aquella de la anterior ronda del Lanson contra Nime.

-¡Último combate de la última ronda, número veintidós y número noventa-y-cuatro!
Me coloqué en un extremo del carril frente a Dyson. La mayoría del público estaba de mi parte, aunque también se escucharon ánimos hacía el pequeño Caparoja. Aunque al fin y al cabo era muy poco habitual que un Capaazul llegara tan lejos, y eso jugaba a mi favor.
En cuanto el juez bajó la bandera me olvidé de todo aquello.
Dyson disparó sin pestañear un potentísimo cañonazo que bloquee con mi barrera, creando un característico "gong" que resonó por todo el Coliseo. Dyson insistió, una tras otra, sin un segundo para dejarme actuar. De pronto el chico dejó de atacar, y aproveché el momento para un truco que Darrin nos había enseñado.

En cuanto lo conseguí el público soltó un sonoro "oh" entre risas y gestos de sorpresa.
La larga capa roja del chico se enrolló en su cara de imprevisto, tapándole la visión de forma momentánea. Aproveché para lanzar un azote de energía con bastante potencia que acertó de lleno en el muchacho, que fue incapaz de poder levantar una barrera.
-¡Ya tenemos al último semifinalista!-anunció el portavoz.
Decepcionado, fui hasta Dyson y le ofrecí la mano.
-Hoy te has dejado dos veces.
-Que remedio-se quejó con una sonrisa-. La verdad es que podría haber bloqueado tu ataque sin ningún tipo de problema, aunque creo que mi interpretación ha sido creíble-dijo, encogiéndose de hombros-. Pero no lo olvides, incluso con los ojos cerrados podría haber ganado el combate sin hacer el menor esfuerzo-añadió orgulloso. Pese a su estatura y aire infantil, Dyson no dejaba de ser uno de los famosos magos de fuego Lanson.
Así pues me uní a Fe'Nam, Nolan y Nime para luchar en la semifinal. El portavoz preguntó nuestros nombres y uno de los magos removió unas cuantas bolas con números, sacando dos de ellas.
-¡La primera semifinal será entre el número setenta, Nime, y el número ciento-veinticuatro, Fe'Nam!-dictaminó-. ¡Por tanto, la segunda semifinal será entre el número noventa-y-dos, Nolan, y el número noventa-y-cuatro, Balwind!
Me esperaba una mirada de suficiencia de Nolan, que sin embargo me miró muy serio. Estaba claro que me consideraba un rival digno, y más a sabiendas de mis entrenamientos con lord Korver.
Por su parte, Nime y Fe'Nam se miraron con un odio casi tangible. El combate anterior entre ellos dos lo había ganado el Monardo con un poco de juego sucio, pero ahora nada de aquello servía; ahora que los duelos eran de uno en uno el terreno de lucha no estaba limitado.

-Nime esta cansada-dije a Nolan. La chica ya había tenido un par de combates díficiles, y por su estilo de lucha ella había sufrido más que ninguno de nosotros.

-Y Fe'Nam lo sabe-corroboró Nolan-. Veamos que ocurre.

Rugidos de ánimo a Nime y obscenos insultos a Fe'Nam brotaron del Coliseo, pero ambos luchadores estaban ajenos a todo aquello.

El juez bajó la bandera y el combate empezó.
Nime salió corriendo a un lado mientras Fe'Nam disparó varios azotes contra ella. Era evidente que ahora que Nime podía moverse por toda la arena iba a intentar aprovechar al máximo toda su agilidad y rapidez. Fe'Nam la intentaba desequilibrar levantando torres de arena a su paso, lanzando ráfagas de pequeñas esferas de energía y removiendo la arena del suelo, pero nada de eso funcionaba. Nime ni siquiera intentó contraatacar. Ella solo estaba esperando su momento.
Finalmente Fe'Nam también empezó a correr para intentar ganar algo de terreno. Nime se vio sorprendida ante la acometida, pero cortó el avance rápidamente con una simple ráfaga que hizo caer al Monardo al suelo. Luego, y para sorpresa de todos, Nime empezó a correr contra Fe'Nam. El Monardo se levantó, desconcertado, y dejándose llevar por el instinto cargó contra ella. Fe'Nam creó una esfera de energía en su mano sana, esperando golpear a la chica en el encuentro. Cuando ambos estaban apenas a unos centímetros de distancia Nime hizo aparecer dos azotes de energía que quedaron suspendidas en el aire, se lanzó sobre Fe'Nam, que intentó a la desesperada golpear con su puño a la chica, pero con un movimiento ágil y arriesgado se lanzó rodando al suelo, esquivando el torpe puñetazo. Desde la espalda del Monardo hizo avanzar los dos azotes, que golpearon de forma violenta a Fe'nam.
-¡Nime es la ganadora de la primera semifinal!-anunció el portavoz.
Un rugido ensordecedor salió de las gradas. Lillian y Marion daban saltos de alegría, mientras que Nolan y yo corrimos a felicitarla.
-¡Has estado increíble!¡Que combate!
Nime nos abrazó cubierta de arena y sudorosa por el esfuerzo, gritando de rabia y alegría. Fe'Nam se levantó con la pintura de su cuerpo corrida por el sudor y se largó sin decir ni una sola palabra.
-¡Siguiente semifinal, Nolan contra Balwind!-dijo el portavoz sin más tiempo para celebraciones.
-¡Suerte a ambos!-nos deseó Nime.
Ambos nos separamos y nos colocamos enfrente el uno del otro. El juez bajó la bandera y el combate comenzó.
Sin dilaciones cree que una llamarada delante de Nolan, haciéndole retroceder ante la fuerza de las llamas. Sin moverme disparé un potente cañonazo que desafortunadamente pasó rozando la cabeza del chico. Controlar uno de aquellos disparos era muy complicado, pero de haber acertado la victoria hubiera sido mía. Él no tardó en reaccionar y respondió con dos azotes de calor dirigidos directamente hacia mi. Bloquee el primer sin demasiados problemas, pero Nolan demostró porque los maestros le tenían en tan alta estima y dividió el segundo ataque en dos esferas más pequeñas que bordearon la barrera por cada flanco. Me agaché justo a tiempo para esquivar el golpe, pero Nolan ya había disparado un potente cañonazo que tuve que bloquear en el último segundo. Entre mi extraña posición y la potencia del ataque caí de culo al suelo. Nolan alzó la arena contra mis ojos, cegandome por unos instantes. A la desesperada levanté una nueva barrera ante mí, y escuché claramente como varios azotes se estrellaban contra ella. Me levanté rápidamente e intenté pensar algo. Mi mente estaba completamente bloqueada, y mis enrojecidos ojos no dejaban de quemarme a causa de la arena. Intentando ganar algo de tiempo lancé una rápida luminaria a sus ojos, consiguiendo un efecto parecido al que él había ganado anteriormente con la arena.

Decidí no perder más tiempo. Todo o nada.

Me concentré todo lo que pude y a mi alrededor aparecieron una media docena de azotes blanquecinos, algunos creados con mi propia energía vital. Los lancé contra él a toda velocidad, intentando controlarlos y mantenerlos en línea. Nolan logró bloquear los cuatro primeros, pero el quinto le golpeó de lleno en el estómago. Intente estabilizar el último azote, pero éste salió demasiado desviado y no conseguí acertar el golpe.

Miré al juez, que se mantuvo impertérrito.

-Potencia insuficiente. Un golpe más-ordenó.

Volví la vista al combate. Antes ni siquiera de verlo sentí como algo me golpeaba con fuerza en la cara. La joya de protección se activo, sin impedir que la potencia del golpe rompiera mi nariz. Caí al suelo sintiendo un gran calor en la zona del golpe, algo mareado por el dolor.

-¡Nolan es el ganador!-anunció el juez.

-¡No es justo!-exclamé desde el suelo. Mi nariz no dejaba de sangrar, pero no me importaba-. Estaba distraído esperando tu decisión anterior.

-El ganador es Nolan-repitió-. Y ahora ve a que uno de los Capaverde te vea esa nariz. Estás dejando sangre por todos lados.
Me levanté a regañadientes y el público aplaudió a rabiar, sorprendidos por mi actuación.
Nolan se me acercó, me pasó un brazo por encima y suspiró.
-¿Que diablos a sido eso?-preguntó entre sorprendido y enfadado.
-Absolutamente nada-dije enfadado conmigo mismo. Me había dejado un montón de ases bajo la manga, y ahora no había forma de solucionar eso. Pero Nolan me había abrumado con sus distintos ataques y yo había reaccionado a la desesperada.

-Nunca te distraigas. Lord Korver no deja de insistir en ello. Y hoy has visto porque-me regañó sin mucho énfasis. Sabía lo cerca que había estado de perder. Más de lo que creía, seguramente.

-No te imaginas la de vueltas que voy a darle a este combate-confesé.

Finalmente me dirigí hacia un grupo de Capaverdes que repararon mi nariz en cuestión de segundos. El combate me había dejado con un sabor agridulce en mi boca. Había conseguido llegar a semifinales y pelear con Nolan hasta el final, sí, pero podría haber ganado el torneo sin ningún tipo de problemas.

-Lástima lo de el juez-dijo Lillian viniendo hasta donde yo me encontraba. Sus palabras parecían sentirlo de verdad.

-Un golpe de mala suerte-dije. En aquél momento no tenía muchas ganas de hablar.
-¡Buena suerte Nolan!¡Se que puedes!
Marion animó a Nolan desde la distancia, aunque algo en mi me decía que si ganaba Nime ella seguiría igual de contenta. Me senté junto a ellas y me dispuse a ver el duelo entre mis dos amigos. Ambos finalistas se encontraban ya a punta y punta de la arena, esperando la señal. Esta vez los gritos de ánimo se mezclaron en un griterío indescifrable; ambos levantaban odios y pasiones entre el resto de estudiantes.
En cuanto el juez bajó la bandera, Nime imitó la estrategia anterior que tan bien le había funcionado contra Fe'Nam. Nolan, que ya se imaginaba algo así, sorprendió a todos los espectadores.
En un alarde de concentración increíble el chico creó a su alrededor más de una veintena de azotes de energía y las lanzó haciendo eses, imposibilitando la predicción de sus movimientos. Nime se aturó boquiabierta ante tal exhibición, aunque logró reaccionar a tiempo para bloquear la primera embestida. Sin embargo la ráfaga de Nolan no desistió
y pulverizó la barrera de su rival. Nime cayó al suelo y varios azotes golpearon con rabia su cuerpo cubierto por la protección de la joya.

-¡Nolan es nuestro ganador!

El público parecía decepcionado con el corto combate, pero Nime se levantó con una sonrisa, saludó con una mano y el público respondió con un fuerte aplauso. Sin ningún tipo de disimulo se giró hacía mí con un amplia sonrisa y alzó las cejas en tono de burla. Por mucho que me pesara, el cabeza hueca de Nolan era un luchador impresionante. Y aún así había estado a nada y menos de lograr sorprenderle.
El portavoz anunció como ganador del torneo de primer año a Nolan, que saludó hacía las gradas ante un fuerte aplauso y gritos de ánimo y puso camino hacia la tribuna por orden del juez, para esperar hasta el final del resto del torneo y hacer la entrega de trofeos.

-Hay que reconocer que hoy por hoy ese capullo es insuperable-dijo resignada Nime, resollando por los golpes recibidos. Varios Capaverde la examinaron de arriba a abajo, pero ella no parecía haber recibido ningún daño.

-Has estado muy bien-la felicité. ¿Le habría ganado yo si nos hubiéramos encontrado en la final? No lo sabría decir-. Hay que contar que él es un par de años mayor que nosotros. Seguro que nosotros también tendremos ese control.

Ella suspiró y se dejó caer con gestos de dolor en el suelo polvoriento. Esta totalmente agotada.
Yo aproveché el momento en que los alumnos de segundo año entraban en la arena y nosotros ocupabamos las gradas para ir a cambiarme mi camisa manchada de sangre seca. Los combates fueron muy parejos, ya que al parecer el favorito había quedado eliminado en la tercera ronda. Finalmente consiguió ganar un tal Yizzack, un Leridian que parecía más un bibliotecario que no un luchador pese a llevar la capa de color rojo a su espalda. El público parecía realmente sorprendido, dado que nadie parecía saber nada de él. Incluso él mismo parecía sorprendido de verse allí.
El torneo de los alumnos de tercero estuvo algo mejor, pero en ningún momento logré dsfrutarlo. El ganador fue un chico que por desgracia yo conocía muy bien; Ragelis, el atractivo chico Irin de ojos azules y pelo rubio que perdía el trasero por Lillian. Sin apenas esfuerzo había dominado el torneo de inicio a fin, y aunque los gritos de ánimo de la chica no me molestaban demasiado sí lo hacía el hecho de que estuviera animando a un auténtico capullo. Pero me callé, claro. Lillian nunca sería capaz de verlo con mis ojos.

A partir de los de cuarto curso la espectacularidad de los combates aumentó, ya que los participantes eran menos y por tanto ya no había ninguna restricción de campo. Trucos e ilusiones increíbles, explosiones, llamaradas y rayos, tormentas de arena y cualquier fenómeno mágico imaginable. El animismo estaba además permitido, por lo que algunos luchadores luchaban transformados en bestias. Los combates entre dos magos transformados eran simplemente un espectáculo inigualable; una mezcla sorprendente de potencia, ferocidad y agilidad difícil de igualar. Otra norma distinta era que la joya de protección ya no se utilizaba; los jueces declaraban el vencedor solo cuando consideraban que uno de los dos luchadores estaba en peligro real.

Me desgañité animando a Gilchrist, que para mi asombro demostró ser un auténtico maestro del engaño y la ilusión. Por algún motivo le imaginaba luchando a base de fuerza y potencia, pero pronto dejó claro que estaba completamente equivocado. Hubo varios duelos interesantes, pero lo mejor fue la final entre el propio Gilchrist y Tyler, el Lanson amigo y rival eterno del Selki. Ambos pelearon como si nunca hubieran reído o llorado juntos. Gilchrist consiguió asombrar al público con sus multiplicaciones y ágiles movimientos, mientras que Tyler aguantaba gracias a su teletransportación y increíbles y sorpresivas trampas, además de una potencia física envidiable. Finalmente se impuso Gilchrist gracias a una acción casi suicida en la que logró acercarse hasta el Lanson haciendo uso de pequeñas barreras en sus manos, lo que le permitía moverse a gran velocidad a la vez que conseguía bloquear los ataques del rival. Pese al feroz combate ambos se dieron un fuerte abrazo bajo la ovación del público al finalizar la batalla.

-¡Increíble!¡Increíble!-repetí una y otra vez. ¿Cómo diablos me creía tan bueno como para ni siquiera hacerle sudar en los entrenamientos? Gilchrist era una locura.
Y aún así el Selki se me quedó corto en cuanto vi los duelos de quinto y sexto curso.
Al de quinto año apenas se habían apuntado ocho personas, dado que los demás sabían de sobra sus bajas posibilidades de ni siquiera poder dar guerra. Los ocho eran Caparoja Monardos, que combinaron de una forma espectacular el animismo con una potencia mágica abrumadora. El ganador final fue un Monardo llamado Jeran'Karodan, un familiar de mi compañero Tariq'Karodan y de la maestra Dulia'Karodan. El chico literalmente levantó a su rival a base de potencia mágica y lo había dejado fuera de combate estrellándole contra el muro del Coliseo. Nada desdeñable teniendo en cuenta que el otro Monardo se había decidido por transformare en un enorme bégimo negro que se movía con una ferocidad y rabia increíbles, levantado el suelo, destrozando todo a su paso y persiguiendo por todos lados a su rival de los desiertos. Si por mi fuera podría haber ganado cualquiera de ellos.
El torneo final tenía poco más de veinte participantes, aunque eran más que los que tenían en los años anteriores, al parecer motivados ante la ausencia de Vincent, campeón de todas las ediciones anteriores de su generación.

Ni siquiera puedo definir lo que pasó allí. El asombro del público, incluido el mío, era constante. Desde el principio me gustó un tal Irvin, un mago que luchaba con una ferocidad y elegancia increíbles, destrozando por momentos a sus rivales para luego hacerles caer casi con dulzura en trampas mortales ingeniosamente preparadas. Me quedé completamente afónico animándole en cada combate, aunque al final perdió en semifinales contra un mago llamado Cartier, que a la postre perdería en la final contra un extraño pero poderosísimo mago llamado Sorin, un delgado, alto y demacrado mago de ojos rojizos y pelo largo y negro de aspecto endemoniado. En cierta manera me recordaba a Vincent, aunque éste parecía mucho menos amigable, lo cuál ya era decir.
Al finalizar los combates el director Izuka entregó los distintos trofeos a sus ganadores. Nolan se mostró orgulloso de recibir el bonito broche, y Gilchrist recibió el suyo con esa tranquilidad del hombre que está acostumbrado al honor. Sorin apenas hizo un gesto al recibir la grande y bonita copa de cristal, pero finalmente pareció animarse un poco y levantó la copa de cuarzo un poco; suficiente para verla brillar con toda su esplendor bajo los últimos rayos del sol.



-¡Ya sabía que no podrías conmigo!

Nolan saltó encima nuestro, enseñando orgullosisimo el nuevo broche de su capa.

-Tendría que haberte pateado el trasero solo para evitar tenerte así todo el año-dijo Nime entornando los ojos.

Al acabar la entrega de premios los alumnos salimos del recinto para continuar con el festival. Unas largas mesas alumbradas con candiles de fuego de fénix habían sido llevadas hasta los jardines de la Academia. Cómo éramos tantos alumnos la idea de cena formal quedó reducido a ese alegre festín de variedades de comida; desde el típico estofado Selki hasta la exótica carne de Yetai de los Lanson. Entre charlas y risas comimos junto al resto de alumnos de la Academia, todos de lugares y edades de todo tipo; aquella era la real escencia del Festival.

-¡Por la Unión!-exclamó alguien.

-¡Por la Unión!-repitieron cientos de voces-. ¡Por la Unión, por la Unión!

Varias luminarias de distintos colores empezaron a alzarse por encima de nuestras cabezas, cubriendo el estrellado cielo nocturno. El color de la luminaria iba en honor al sabio del respectivo país de su creador; yo alcé una luminaria de color azul oscuro, que era el color representativo de Tarold el Santo. Pronto el cielo quedó cubierta por cientos de brillantes esferas mágicas, la mayoría de color azul oscuro de Someland y el amarillo de los Eorian. Las esferas rojas de los Leridian y Monardo en honor a Shova también cubrían gran parte del cielo. Sin embargo las esferas moradas de Irin eran más difíciles de apreciar, y las Lanson simplemente eran anecdóticas.

-No puedo creer que Kachess se esté perdiendo todo esto-dije mirando a mi alrededor. Lo peor de todo era que Dyson también había desaparecido tras su participación en el torneo.

-Y no vamos a permitirlo- ¿Dijisteis que tiene algo que ver con Alvian, verdad? Entonces seguro que están en el laboratorio-dijo Nime.

Búscamos a Nolan para que viniera con nosotros, pero sin darnos cuenta él y Marion habían empezado a hablar de nuevo. Lillian estaba un poco más lejos charlando con Ragelis, por lo que al final nos pusimos en marcha nosotros dos solos.

Para nuestra sorpresa el propio Kachess apareció corriendo entre la gente, mirando de un lado para otro.

-Estáis aquí. ¡Vamos, venid! Tenéis que verlo-nos dijo de forma apremiante.

-Ay madre, ¿cuanto hace que no te duchas?-se quejó Nime.

-¿Y cuánto hace que no comes? ¡Te estas consumiendo!-añadí. Los brazos y piernas que asomaban por debajo de su túnica eran más propios de un niño pequeño que de alguien casi en la edad adulta.

-¡Callad y venid de una vez!-repitió, tirando de nosotros.

-Esta bien, esta bien-dije soltandome-. Vamos.

Kachess salió corriendo hacía Aulas y nosotros fuimos tras él. Una vez allí bajamos al laboratorio. El pequeño mago no cabía dentro de sí al abrir la puerta y enseñarnos lo que había en el interior.

-¡Oh...!
Varios rayos de electricidad estaban conectados entre sí mediante unos pequeños artilugios con forma ovalada. Un pequeño grupo de Capaazules y Capamalvas llevaban unas cuantas en sus manos, dando vueltas por la sala y guiando aquellos poderosos rayos de un lado para otro.

-Por fin lo hemos logrado, por fin lo hemos logrado...
El maestro Alvian, se encontraba arrodillado en el suelo, llorando a moco tendido sin ningún tipo de reparo. Grandes lagrimones caían por sus mejillas hasta el suelo pese a las palmadas de ánimo de varios estudiantes.

-¿Qué es esto?-pregunté sin dejar de mirar aquel espectáculo. Me di cuenta de que el único Caparoja era Dyson, que tenía uno de aquellos artilugios en sus manos y no dejaba de saltar con una enorme sonrisa en sus labios.

-Protoelectricidad-dijo con orgullo Kachess. Una enormes ojeras cubrían sus ojos, medio cerrados por el cansacio acomulado en su cuerpo-. El maestro Alvian lleva décadas trabajando en ella. Y ahora por fin lo hemos logrado.

De pronto una chica se abalanzó sobre el chico y le besó apasionadamente.

-Estoy tan contenta de que por fin lo hayamos conseguido. ¡El mundo es hoy mucho mejor de lo que ha sido nunca!-dijo ella. Reconocí a la chica cómo Claudia, y entonces me acordé de algo.

-Tu eras una de las Selki que nos ayudó en el lago. Y fuiste quién invitó a Kachess ayudar en un proyecto Capamalva.

-Así es. Este era el proyecto, claro. ¡Estoy tan feliz!-exclamó de nuevo. Claudia plantó otro beso a Kachess y luego se fue a continuar la celebración con el resto de compañeros.

-¿Pero exactamente esto para qué sirve?

-Creeme Balwind, las opciones que nos brinda la protoelectricidad son infinitas. Pronto no podremos concebir una vida sin ella.

-¿Ah sí? Pues yo no le veo mucha utilidad-dije observando aquellos relámpagos que destellaban con fuerza en el aire.

-En este estado no-aceptó sin reparos-. Pero si el maestro Alvian logra hacer funcionar alguno de los inventos que tiene en su cabeza hoy nos encontramos ante el inicio de una nueva era.

-Creo que os estáis dando demasiado bombo-rió Nime.

Kachess le ignoró por completo, cuando Alvian se levantó del suelo y soltó un aullido de alegría.

-Salgamos de este maldito tugurio de una vez. Hoy toca celebración. ¡Es una orden!
Sin perder ni un instante y encabezados por el maestro, los inventores salieron entre gritos de alegría y éxtasis hacía las mesas repletas de comida del Festival de la Unión. Con su llegada la relajada reunión de pronto se convirtió en una gran fiesta repleta de juerga, baile y alegre música de los estudiantes de la Academia.

Poco podía imaginar cómo cambiarían las cosas de una forma tan drástica en apenas cuestión de horas.

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