Ha pasado un año desde que Zayn no está. En algunas noches al despertarme por los quejidos del bebe no puedo evitar llorar, pues Skylar es igual a él: cabello negro, ojos color avellana, una piel bronceada, labios carnosos y rosados. Es difícil, pues yo quería compartir toda mi vida con él, teníamos tantos planes para el futuro. Por las noches solíamos hablar del como seria todo cuando tuviéramos un hijo y lo lleváramos a la escuela e hiciera un berrinche porque no se quería separar de nosotros, o cuando hiciera alguna travesura. O cuando fuera adolecente y viviera todo el tiempo amargado y encerrado en su cuarto. No planeábamos tener solo un bebe... queríamos cuatro, queríamos ser una familia grande y que todos fuéramos un solo pilar. He optado por quedarme con Irina quien cuida muy bien de su hermano Skylar, todo el tiempo está corriendo de un lado hacia otro. Antes de casarnos Zayn y yo registramos a Irina como nuestra hija, después de todo ella me dice mamá... pero lo que hizo que todo mi ser se derritiera fue que la primera palabra de Skylar fue papá, el día que la dijo alcance a grabarlo. Ahora mi tiempo se divide entre mis negocios (incluido el taller) y los niños, a quienes le hablo sobre Zayn y les cuento como lo conocí. Cada veinte días le llevo tulipanes de todos los colores, y le cuento de cómo está marchando la vida y de lo hermosos que se encuentran nuestros niños. Y que sin importar cuantos años pasen, mi amor por el seguirá igual.
El amor es todo aquello que dura el tiempo exacto para que sea inolvidable—Mahatma Gandhi.