Superhero [Larry Stylinson AU]

By timetofernanda

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Harry podría considerar su vida como una llena de sinsabores y muy poco convencional. Hasta que conoce al atr... More

Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
MENSAJE DE ANNELICE

Capítulo 5

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By timetofernanda

MASTER POST EN DESCRIPCION.

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Disclaimer: Los personajes de mi historia son personas de carne y hueso. No tengo contacto alguno con ellos, ni sé cómo piensan y realmente ni idea de cómo son realmente.

Summary: Harry podría considerar su vida como una llena de sinsabores y muy poco convencional. Hasta que conoce al atractivo y joven novio de su hermanastra. Cuando parece que sus sentimientos son correspondidos, diversos sucesos los harán darse cuenta que no siempre las almas gemelas están destinadas a estar juntas.

Superhero

Capítulo V

Oh! Darling

Harry miraba su reflejo, analizando su cuerpo de pies a cabeza. No se distinguían sus caderas, poseía cuatro pezones, que agradecía profundamente sus compañeros no supieran nada de ellos, y su cabello rizado que no le gustaba en lo más mínimo. Llevaba más de media hora encerrado en el baño, melancólico y con la culpabilidad en cada gota de sudor que se resbalaba de su frente.

Pasó sus dedos por sus labios, cerrando sus ojos, recordando como los de Louis se habían posado sobre ellos y lo que cálido que se había sentido. Las mejillas se tiñeron, anhelando tenerlos de nuevo. Sabía que estaba mal, y podría ser el peor error de su vida pero nunca se había sentido deseado y eso hacía que una extraña adrenalina lo recorriera por sus venas.

Quizá no era el joven más guapo dentro de la ciudad y no era la persona más confiada, aunque él debía tener algo para que el Tomlinson estuviera interesado en su persona, teniendo a una belleza como Eleanor a su lado.

Eleanor. Ella era su principal preocupación. Estaba jugando con fuego y si las cosas no resultaban bien, lo más herido sería su trato fraternal entre ellos dos. Tenía que tomar decisiones y estaba seguro que buenas o malas, todas lo llevarían a lo mismo: sufrimiento.

Debía hacerse a la idea de una vez de que su vida era un infierno, que no podía salir de ahí, que su única salida era la muerte. La tranquila salida para acabar con todos sus pesares y no ser un estorbo para nadie. ¿Una sobredosis estaría bien? ¿Abrirse las venas? ¿Colgarse con una soga? Miles de ideas se cruzaban por su cabeza y el horror lo invadía al imaginarse en semejantes situaciones.

Podía permitirse ser egoísta y quitarse la vida.

― ¿Está todo bien, Harry? ―inquirió su madre del otro lado de la puerta―. Llevas mucho tiempo en el baño. ¿Te sientes bien?

No me siento bien. Nunca me he sentido bien. Quiero llorar en tu regazo y quiero que nos vayamos lejos. Ya no quiero sufrir. Quiero ser feliz.

Esos y muchas frases más se colaron por su mente y se mordió la lengua para no dejarlas escapar en un grito de frustración. A cambio de un silencio un poco incómodo, aclaró su garganta y exclamó: ‘’sí, ya bajo’’. Hizo un esfuerzo por arreglar su encrespado cabello; soltó un suspiro al ver que no tenía arreglo y terminó por colocarse un gorro gris de lana.

Louis regresaba, ahora en una comida familiar, y vendría acompañad de sus padres. Desde ese beso prohibido que habían compartido, él se había encargado de enviarle mensajes de texto que provocaban una plácida sensación en el estómago de Harry. Salió del baño y se encaminó a su habitación para ponerse sus zapatos.

Definitivamente no esperaba ver al hombre de ojos azules ahí. Abrió los ojos, sin asimilar bien la situación. Cerró la puerta detrás de sí, y apenas lo hizo, los labios del Tomlinson estaban sobre los suyos, moviéndose con delicadeza. Exhaló antes de corresponder su beso y enredó sus brazos alrededor del cuello de él. Louis era unos centímetros un poco más alto que él, y lo hacía sentir como una adolescente.

Las manos del mayor se posaron en su cintura y pegó su cuerpo más, recargando el peso de ambos en la puerta. Harry soltó un quejido cuando él mordisqueó su labio inferior y una descarga lo recorrió por toda su espalda, haciéndolo estremecer y arquearse.

―No hagas eso ―susurró, Louis contra sus labios―. Me haces muy difícil no quitarte la ropa ahora mismo y hacerte mío.

―Nada te detiene ―respondió sin querer y al instante se arrepintió.

El hombre rió entre dientes y se separó de él, acomodándole el gorro que poco a poco se había deslizado lejos de la mata de cabellos rizados. Le sonrió con ternura y sus labios volvieron a encontrarse en otro beso más frágil.

―Me gustas tanto como para que yo quiera hacerte daño ―dijo a modo de respuesta―. Y se supone que estoy buscando un moño para mi traje.

Fue cuando notó que él venía demasiado formal a comparación de los viejos jeans que traía y la camiseta de algunos ayeres. Nadie le dijo que era de etiqueta o algo así, de haberlo sabido, hubiera desempolvado su viejo traje y lo hubiera vestido para la ocasión. Sonrió a medias y señaló su cajonera.

Inmediatamente fue a buscar el moño y rió un poco al ver que tenía una enorme variedad de ellos.

―Usualmente los adolescentes guardan condones en su cajón, pero tú, Harry, eres otro caso.

Se ruborizó por el comentario. Nunca tenía pelos en la lengua para decir lo que pensaba y eso a Harry le gustaba. Porque veía en Louis todo lo que él quería ser y que no era; porque esperaba que si seguía viéndolo tan seguido como lo hacía, se le contagiaría un poco del descaro que lo caracterizaba… Porque realmente le gustaba como era él.

Terminó por escoger uno azul y fue a donde Harry para que se lo abrochara. Teniéndolo de cerca no podía evitar que las manos le sudaran y el corazón le latiera con fuerza.

―Respira, Harry.

No lo estaba haciendo. ¿Desde cuándo estaba conteniendo la respiración y por qué lo hacía? Negó con la cabeza cuando dio por finalizado el amarre. Volvieron a sonreírse como si fueran cómplices de una travesura antes de bajar las escaleras y reunirse con todos los presentes. Ver a los padres de Louis, en especial a su bien parecida madre, le hacía saber de dónde había sacado esos hermosos rasgos que poseía

Saludó tímidamente a los señores y parecía que a ellos le causaba ternura verlo en ese estado, pues la mujer le apretó su mejilla antes de darle un beso en la frente. Como si eso ayudara a su timidez. Pasaron a la mesa donde hablaron de lo mismo de siempre, pues es que nunca se hartaban de los mismos temas aburridos y parecía que la gente sólo quería saber de cuánto ganaban y cómo les iba en el trabajo.

Harry jugueteaba con sus verduras, rehusándose a probar bocado. Su madre sabía que el detestaba cuando estaban cocidas y les parecían repulsivas por ese aroma dulzón que desprendían al estar llenas de mantequilla. Frunció su nariz en un gesto gracioso.

―Come ―ordenó, Eleanor con una sonrisita.

―Odio las verduras cocidas.

―Vamos, deja de ser infantil ―rió y cogió su cuchara, llena de verduras, camino a su boca. Él apretó sus labios con fuerza, para que esa comida no entrara. Louis también soltó una risita al ver a Harry hacer eso―. No tiene nada de malo. Están deliciosas.

―Deja eso, El.

Louis se levantó de su asiento y tomó la cuchara de la mano de Eleanor para ser él la persona que alimentara al chico. Bien, eso era un golpe bajo. Aún así, permanecía con los labios fuertemente apretados hasta el grado de que se estaban poniendo blancos de la fuerza. Sacudió sus rizos. No había manera de que comiera verduras.

―Estás siendo un niño de cinco años ―lo regañó, Eleanor.

―Así me quieres.

―No me queda de otra ―le sacó la lengua y Harry hizo lo mismo; Louis aprovechó para introducir la cuchara a su boca.

Harry casi escupe la comida pero se contuvo, masticando rápidamente y tragando para que el sabor no le quedara en su boca. Enseguida alcanzó su vaso de agua y bebió a grandes sorbos para eliminar cualquier rastro de las verduras. Fulminó con la mirada a la parejita que se reía a sus costillas.

Los adultos seguían en su mundo, hablando y sin prestarle atención a los más jóvenes. El de rizos farfulló unas cuantas palabras de desagrado y se cruzó de brazos. Sin embargo, el estómago le rugió, pidiéndole alimento. Avergonzado, cogió su tenedor y cortó la carne de res para devorarla.

Louis seguía cada movimiento de sus labios y no paraba de sonreír en su dirección haciendo que comer se le hiciera un desafío completo, porque no podía con eso; no podía con esos ojos que parecían desnudarlo. Eleanor hablaba de lo mucho que le gustaba que ellos se llevaran bien y de lo preocupada que había estado de que no se agradaran.

Si tan sólo ella supiera lo bien que se llevaban, no dudaría ni un segundo en separarlos.

La comida pasó sin ninguna complicación y los padres de Louis parecían muy a gusto con la familia de Eleanor, en especial con Harry, que los asombraba con la cantidad de libros que había leído y lo maduro que podía llegar a pensar.

Eleanor sugirió subir a la habitación de ella para ver una película en lo que los mayores platicaban. Tomaron más de veinte minutos en decidir que ver, al final, llegaron a la conclusión que Transformers era su mejor opción. Se situaron enfrente de la televisión, sobre la cama de Eleanor, siendo ésta la que se colocó en la orilla izquierda, en medio Lou y al otro extremo, Harry.

Durante toda la película, la única que parecía estar enfrascada en ella era la única mujer, pues los otros dos no paraban de lanzarse miradas y sonrisas tontas. Las manos de Harry se deslizaban bajo la playera de Louis, en su estómago mientras observaba a Eleanor.

Sí, la culpa lo invadía, pero no podía evitar sentirse querido por el hombre que tenía a un costado.

Lo siento, El.

N/A: Amo a Harryyyyyyyy. En serio. Pronto verán que otra personita se enamorará de él, por quién es y porque ya era hora que alguien de su edad se fijara en él. Gracias por leer.

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