Para Superarte

By Mak_KuroKaze

19.8K 1.2K 856

Ya han pasado varios años, pero en el mundo del basket aun hay una leyenda que sigue vigente: La Generación d... More

Capitulo 1: "Leyenda"
Capitulo 2: "Inicia el camino"
Capitulo 3: "Primer rival"
Capitulo 4: "Lo que prometí"
Capitulo 5: "Comienza la batalla"
Capitulo 6: " Talento vs Orgullo"
Capítulo 7: "Demonio"
Capitulo 9: "Solo quiero tiempo a solas"
Capitulo 8: "Un largo camino"
Capitulo 10: "Siguiente encuentro"
Capitulo 11: "Termina la primera ronda"
Capitulo 12: "La entrevista"
Capitulo 13: "Viejos Amigos"
Capitulo 14: "Como era antes"
Capitulo 15: "Un paso más hacia delante"
Capitulo 16: "El festival escolar"
Capitulo 17: "Dolor"
Capitulo 18: "Se termino"
Capitulo 19: "No me derrumbare"
Capitulo 20: "Basket"
Capitulo 21: "Familia"
Capitulo 22: "Declaración de guerra"
Capitulo 23: "Los tres monstruos"
Capitulo 24: "Invierno"
Capitulo 25: "Gracias"
Capitulo 26: "Hermanos"
Capitulo 27: "Padres complicados"
Capitulo 28: "Winter Camp"
Capitulo 29: "Fraternizando con el enemigo"
Capitulo 30: "Celos"
Capitulo 31: "Rivales"
Capitulo 32: "Reuniones"
Capitulo 33: "Problemas"
Capitulo 34: "Triple encuentro"
Capitulo 35: "Ultimo día"
Capitulo 36: "Dulce"
ESPECIAL de - HALLOWEEN -
Capitulo 37: "¿De regreso a la normalidad?"
Capitulo 38: "¡Peligro, exámenes!"
ESPECIAL de - AÑO NUEVO -
Capitulo 39: "Esto recién empieza"
ESPECIAL de - SAN VALENTIN -
Capitulo 40: "El más fuerte"
Capitulo 41: "Encuentros"
Capitulo 42: "Something new"
Capitulo 43: "Fuera del camino"
Capitulo 44: "Disolver"
Capitulo 45: "Un pequeño respiro"
Capitulo 46: "Desde cero"
Capitulo 47: " Broken and lost"
Capitulo 48: "Preludio Final"
Capitulo 49: "Tengo que vencerte"
Capitulo 50: "Encuentro definitivo"
Capitulo 51: "Al estilo Americano"
Capitulo 52: "GUERRA"
Capitulo 54: "Ciclos"
Capitulo 55: "Mon Coeur S'ouvre A Toi (I Belong To You)"
Capitulo 56: "Friday I'm in Love"
Capitulo 57: "Lemas y espíritu de lucha"
Capitulo 58: "Desde las cenizas"
Capítulo 59: "Renacer"
Capitulo 60: "Día previo - Todos juntos"
Capitulo 61: "Primer día - Los más fuertes"
Capitulo 62: "Segundo día - Cosas Nuevas"
Capitulo 63: "Ultimo día - Completos avanzamos"
Capitulo 64: "Para superarte"
ESPECIAL de - HALLOWEEN 2 -
ANUNCIOS Y PUBLICIDAD
Capitulo 65: "Epílogo"

Capitulo 53: "Futuro"

394 16 10
By Mak_KuroKaze



Tras haber perdido con Otaru los chicos se Shotsuko se cambiaron y esperaron un momento en el vestidor. No tenían muchas ganas de salir, era en verdad frustrante haber perdido por tan poco, haber estado tan cerca.

– ¡Perdón! Fue mi culpa, si hubiera hecho mejor ese lanzamiento podríamos haber ganado. – Dijo lleno de frustración y enojo Tsubasa mientras se inclinaba pidiéndole perdón a sus compañeros.

– No seas tan duro contigo mismo. Somos un equipo después de todo, tú no eres el único que debe cargar con los resultados. – Le consoló Leon. – Vamos, levanta la cabeza, fuiste el que más se lucio de nosotros. – Le elogio con una sonrisa.

– ¿El que más se lucio? – Cuestiono Tsubaki con una carcajada. – Para nada, lo lamento Leoncchi sé que te encanta mi hermano pero te equivocaste. Quien se llevo todas las miradas esta vez fue Ritsucchi. – Señalo abrazando al pelirosado.

– ¡¿Eh?! Pero no hice nada importante. – Se apresuro a negar el susodicho. – Solo cubrí a Kazu-kun cuando llego a su límite, ni siquiera estuve cerca de su porcentaje de aciertos.

– Cierto, tu porcentaje de aciertos aun es muy bajo. – Confirmo Kazuo pero en lugar de reprenderlo o algo se acerco y le acaricio la cabeza. – Pero compensas tu falta de práctica con inteligencia y estrategia, de no ser por ti Akashi hubiera estado perdido.

– ¡Bien, arriba el ánimo! – Dijo Adako elevando el tono de voz para llamar la atención de todos. – No quiero seguir escuchando excusas. Si, perdimos, pero no por eso es el fin del mundo. Somos un equipo nuevo, nos formamos apenas este año y aun así mírenos, ¡Llegamos a las semifinales de Winter Cup! Es nuestro primer intento, aun no estamos ni cerca del final de nuestro potencial, no tenemos experiencia y así y todo llegamos hasta aquí.

– Adako tiene razón. – Le siguió Seiji. – Aun nos falta mucho por crecer y enfrentarnos a rivales poderosos es la mejor forma de aprender. No tomen esto como una derrota sino como una lección, un escalón que nos colocara más alto la próxima vez. Recién estamos empezando, es nuestro primer año, aun nos aguardan dos más así que no se desesperen. Nada sale perfecto al primer intento.

Tras las reconfortantes palabras de su capitán y entrenadora tomaron sus cosas y salieron con la frente en alto, había sido un gran partido y lo habían dado todo, eso ya bastaba para estar orgullosos. Aun faltaba una hora para el siguiente partido así que decidieron reunirse con sus padres para poder verlo juntos y saber quién sería su oponente mañana. Sus padres los esperaban cerca de la entrada del estadio, la primera en correr a su encuentro fue Alex, abrazando con fuerza a Leon y Aoi.

There are my Little kids. The game was amazing, I am so proud of you two. – Dijo emocionada regalandole una sonrisa a ambos.

– Gracias tía Alex, hicimos lo que pudimos, lo dimos todo hasta el final. – Le aseguro Leon devolviéndole la sonrisa.

– Al menos tú puedes decir eso como si nada. ¿Tienes idea de lo molesto que es haber sido reducida en un cuarto? Mayuzumi es realmente molesta. – Comentó Aoi algo irritada aun por su encuentro con la pelirroja.

– Lo hiciste muy bien a pesar de eso. – Comentó Kuroko acercándose a su pequeña. – Diste todo de ti a pesar de tus limitaciones, además ayudaste a tu equipo en todo lo que eras capaz, solo con eso ya debes estar orgullosa. – Le dijo acariciándole la cabeza.

– Ambos lo hicieron bien, pero aun así creo que no estaré tranquilo hasta que te revisen las piernas Leon, ¿Kyouya podrías hacerle un chequeo rápido? – Pregunto Taiga preocupado por el estado de la vieja lesión de su hijo.

– No creo que haya empeorado, esta sanando bien pero si te deja más tranquilo papá le echare un ojo. – Prometió el pelirrojo guiñándole un ojo a su hermano menor.



El pequeño Luka había logrado zafar del agarre de su padre y a máxima velocidad corrió hacia su hermano mayor lazándose sobre este para abrazarlo. – ¡Fue increíble! Kazuo-nii estuvo increíble en la cancha.

– Efectivamente, todo tu trabajo y entrenamiento ha rendido frutos, felicidad Kazuo-nii. – Dijo Leica acercándose a abrazarlo pero un poco más tímida que su gemelo.

– ¡¡Waaa, yo también quiero abrazar a Kazuo!! – Protestó divertido Takao abrazando a su hijo mayor. – Debo admitir que valió la pena, no solo me reí como nunca sino que fue muy emocionante.

– Kazunari no le molestes. – Le reprendió Midorima. – Lo hiciste bien, hijo. Estoy orgulloso. – Le reconoció el peliverde acomodándose los lentes.

– ¡¡Ri-chan!! – Grito Momoi corriendo a abrazar a su amado hijo. – ¡Estuviste increíble! ¡Fue lo más asombroso que jamás he visto!

– Así que además de ser el manager sabes jugar. Debo admitir que me sorprendiste por completo, fue un partido digno de ser recordado. – Admitió Imayoshi acariciándole la cabeza a su hijo lleno de orgullo.

– El bastardo de lentes tiene razones para estar orgulloso. ¿Qué hay de ti mocoso? ¿Te divertiste calentado la banca casi todo el partido? – Se burlo Aomine molestando a su hijo e iniciando una pelea con este.

– Papá no cambia más ¿Verdad? – Pregunto Tsubaki suspirando al ver a su padre y hermano pelear como niños.

– No le prestes atención, en realidad está muy orgulloso, debiste verle la cara durante el último cuarto. Es solo que Daikicchi pone su orgullo por sobre todo. – Explico Kise restándole importancia. – Tsubakicchi estuviste fabulosa también. Jamás se me hubiera ocurrido que se podía usar la habilidad para copar de esa forma.

– Eso es porque soy más inteligente que tu, papi. – Bromeo con cariño escuchando las infantiles protestas de su padre.

– Pensé que ibas a estar decepcionado ¿Por qué sonríes? – Pregunto Seiji cuando vio a sus padres acercarse.

– Para empezar por que el partido fue muy bueno, tuviste tus problemas pero supiste como reponerte y mejorar lo cual demuestra lo maduro que eres. Pero sobre todo... – La expresión de Seijuuro se relajo al sonreír, con cariño se acerco y le revolvió el cabello a su hijo. – Eres orgulloso pero sabes admitir cuando te equivocas y estas dispuesto a recibir ayuda, muy diferente a como era yo a tu edad.

– ¿Diferente cómo? – Inquirió el menor sintiendo arder las mejillas.

– Diferente, mejor. – Confirmo el mayor.



Reo los observaba con una sonrisa en el rostro, el partido había estado bien pero sin duda lo que más disfrutaba era poder verlos así de unidos. – Bueno, ya que estamos aquí podemos hacer un poco de tiempo, ¿No? Si no me equivoco dentro de poco jugara el equipo de Asamu-chan.

– ¡Cierto! Naraame vs Ginsei. – Recordó Nai emocionado. – ¿Podemos quedarnos también, Mom? Quiero ver jugar a Byku-chin. – Le suplico emocionado. – Debido a las prácticas para los partidos no lo he visto desde hace como una semana.

– Quedarnos todo el día solo para verle jugar, no lo sé. – Protesto Himuro mientras intentaba que su hija no mordiera el anillo que colgaba en su cuello.

– Vamos Muro-chin, a ti te gusta el basket además no hará daño alentar a Byaku-chin. – Intento convencerle su esposo.

Al escuchar sobre el partido del albino una sonrisa maliciosa se formo en el rostro de Kyouya. – ¡Uncle Atsushi is right! Vamos uncle Tatsuya, quedémonos. Sera muy divertido.

– ¿Por qué será que no me gusta nada como estas sonriendo? – Replico Subaru dejando escapar un largo y profundo suspiro para luego dirigirse a Tsubasa. – Lo hiciste bien, a pesar de que tuvimos poco tiempo para trabajar superaste mis expectativas. – Le felicito relajando la expresión de su rostro en una sonrisa sutil.

– Bueno supongo que debo darte las gracias, no eres tan malo después de todo como doctor o lo que sea. – Admitió el rubio con una sonrisa burlona cruzándose de brazos.

– Solo hice un pequeño trabajo de manteniendo. – Contestó Subaru con el mismo tono burlón dándole un pequeño golpe en la cabeza.

Celoso de aquello Kyouya abrazo a Subaru y le lanzo una mirada amenazante a Tsubasa. – Mira sé que mi hermano te dejo y todo el drama pero no te desquites tocando lo que le pertenece a otro. Manos fuera y guárdate esa sonrisa para tus tontas fans.

– ¡¿Cómo si quisiera algo con él?! ¡Vete a la mierda! – Le grito sintiendo como su cara se ruborizaba.



Faltaba poco para que el segundo partido de la semifinal diera comienzo. Tras lo que debió ser una hora Ritsu y Nai recibieron mensajes de sus respectivos novios diciendo que ya habían llegado así que acordaron encontrarse en la entrada. Allí afuera se encontraban reunidos ya Byakuya y Daizen discutiendo con sus padres, Mori y los hermanos Nijimura y Kaoru con sus padres y hermano.

– ¡Byaku-chin! – Le llamo emocionado Nai corriendo a los brazos de su novio. – ¡I miss you so much!

– No tengo idea de que dijiste pero no me cuesta adivinarlo. Yo también. – Le dijo el albino acariciándole el rostro y dedicándole una sonrisa.

– ¡Daizen! – Ritsu no perdió tiempo en besar, y casi tirar al suelo, a su novio. Normalmente no gustaba de dar demostraciones de afecto como esas como si nada en público, pero desde que habían vuelto no quería separarse de él y una semana entera debido a los partidos lo tenía al límite.

– No hagas eso, podríamos habernos caído, debes ser más cuidadoso. – Intento regañarle pero sin mucho éxito, era difícil reprender a alguien si le estabas sonriendo como un idiota enamorado.

Teppei soltó una corta carcajada divertido a ver a sus dos hijos. – Se les ve bastante cómodos ¿Deberíamos dejarlos solos?

– Siempre y cuando no llegue tarde al partido. – Comentó Makoto fingiendo desinterés. – Por cierto veo a un grupo de idiotas con quienes seguro querrás hablar. – Agrego al ver llegar entre los otros a algunos ex miembros de Seirin.

– ¡¡Teppei!! – Riko no tardo nada en correr a abrazar al castaño emocionado. – Pensé que tenias trabajo ¿No me digas que simplemente no querías contestar mis mensajes e inventaste que tenias trabajo? – Le cuestiono molesta.

– Jajaja para nada, sabes que jamás te mentiría. – Le aseguro acariciándole la cabeza. – Tengo aun mucho trabajo pero decidí hacerme una pausa, después de todo jamás me perdonaría perderme los dos partidos más importantes de Byaku.

– Por mí no se preocupen, podrían haberse quedado en casa. – Respondió el albino.

– No seas así Byakuya, yo también me quedare a verte. – Agrego Imayoshi con una sonrisa ladina.

– Mejor dicho viniste por Ritsu y ya que estamos para no quedar mal te quedas a verme. – Le contestó con un tono divertido y de burla. Quería a su padre pero en cierta medida sus personalidades eran bastante parecidas así que no podía evitar querer molestarlo.

– ¡¡Byakyu!! – Le regaño Mori pero antes de poder hacer algo fue detenido por Taoru.

– Ahí mejor no te metas, créeme, los dramas familiares déjaselos a ellos. Además no puedes andar detrás de ellos siempre, los malcriaras, deja que maduren un poco por su cuenta. – Le aconsejo con un tono firme y serio.

– Tarou-kun... Si, tienes razón, supongo que debo dejar que los niños vayan un poco por su cuenta.

– ¡¡Ewwwwww!! – Se quejo Kaoru. – Una cosa es Mori, pero que ambos se pongan tan serios con sus "roles paternos" asusta.

– ¿Tú te quejas? Yo tengo que decir que soy la melliza de ese, créeme nadie esta más espantada aquí que yo. – Le replico Shaina cruzándose de brazos y agradeciendo nuevamente haber heredado el cabello oscuro de su padre para no parecerse tanto a su hermano.

– No sabes cuánto lo lamento por ti. – Dijo Kaoru expresado sus condolencias hasta que sus ojos se posaron en cierto adulto que le sonreía. – ¡¡Tío Reo!! – Gritó emocionada empujando a quien se cruzara en su camino hasta llegar con el mayor. – Tío Reo hace mucho que no te veía.

Reo correspondió el cariñoso abrazo de la chica. – Perdón, he estado ocupado en el trabajo. Pero mira nada más que hermosa estas. Cada día te pareces más a tu madre, por suerte. – Agrego por lo bajo desviando la mirada su ex compañero de Rakuzan y padre de la chica.

– ¡Yoh, Reo, Seijuuro! Ha pasado tiempo. – Les saludo Nebuya acercándose a ambos. – Me entere que su pequeño se enfrentará a mi campeona ahora. Será un partido digno de ver. – Comentó empezando a emocionarse. – Ah por cierto, acabo de hablar con Kotarou, ya está llegando, su hijo también está en esto ¿No?

– Si, Kita-kun pertenece a Ginsei igual que Asamu-chan, así que sin duda tendremos un partido interesante. – Continuó Reo.

– De Ginsei están mi hijo Asamu y le hijo de Kotarou, mientras que en Naraame están tu hija, Eikichi y el hijo de Makoto. Cuatro hijos de reyes sin corona enfrentándose... sin duda será un partido por demás entretenido. – Confirmo Akashi con una sonrisa.

Mientras los demás conversaban Otsubo aprovecho para acercarse a Midorima y Takao saludándoles con una cálida sonrisa. – No esperaba encontrarme con ambos aquí, no quiero imaginarme la cara que pondrá Miyaji cuando llegue y los vea también.

– ¡Otsubo-san, buenas! – Saludó con alegría Takao. – ¡Ah! sí tiene el numero de Miyaji-san pregúntele por unas piñas, cierto Ace-sama se las está ganando hoy. – Comentó divertido el pelinegro al saludar a su ex capitán.

– ¿Hasta cuando seguirás con eso? Te he perdido perdón tantas veces que ya hasta olvide que era lo que te había molestado en primer lugar, y estoy seguro que tú también lo has hecho. – Replico Midorima apretando su lucky ítem y saludando con la mano respetuosamente a su ex superior.

– Tal parece que están en un momento delicado. – Comentó con una sonrisa Otsubo.

– ¡No tienen un momento delicado, tienen un bebé! – Le corrigió Luka abrazándose al brazo de su madre. – ¡Vamos a tener muchos hermanitos!

– Tres para ser exactos. – Aclaro Leica acomodándose los lentes desde detrás de su madre.

Otsubo sonrió inclinándose un poco y devolviéndoles una cálida sonrisa a ambos menores. – Vaya ¿Y estos pequeños quiénes son?

Takao acaricio la cabeza de su hiperactivo hijo menor y la de su hija que se escondía tras él. – Son dos de mis hijos, Luka y Leica, tengo otro llamado Kazuo que acaba de jugar. – Le explico señalándole con la mirada a su otro hijo que se había quedando hablando con Seiji.

– ¡¿Tienes tres hijos y vas a tener otros tres más?! – Pregunto lanzándole una mirada sorprendida a Midorima.

– ¡¡No ponga esa cara!! – Se quejo Midorima enrojeciendo rápidamente.

– Shin-chan ya empezó a quejarse de nuevo, cada vez te pones más irritable ¿Seguro que el embarazado soy yo? – Bromeo Takao soltando una corta y traviesa carcajada antes de volver a referirse al mayor. – Entonces Otsubo-san ¿Vino a apoyar a esa chica? – Pregunto señalando a Kaoru que había empezado a discutir con Tsubasa como siempre.

– Si, soy el padrastro de Kaoru así que vine junto con Eikichi a animarla. – Aclaro dedicándole una mirada llena de cariño a la pelinegra hasta que sintió a alguien jalándole de la ropa. – Y este pequeño de aquí es mi hijo Totsuka. – Agrego con una corta risa presentando al pequeño moreno que estaba a su lado.

– ¿Toutsuka? ¡Mucho gusto, soy Midorima Luka! – Se presento enérgico el pequeño peliverde. – Y esta de aquí es mi gemela, Leica ¿Quieres jugar con nosotros?

– ¡Sí! ¿Papá puedo ir? – Suplico el menor emocionado y gritando de alegría cuando consiguió el permiso.

– ¡Oye, Luka! Yo no dije que quería jugar con ustedes así que no me arrastres. – Protestó Leica cruzándose de brazos y haciendo un mohín.

– ¿Eh? ¿No quieres venir? – Pregunto decepcionado su hermano. Estaba acostumbrado a ir con su hermana a donde sea así que solía asumir que ella iría donde el fuera así que el que se negara lo desanimo bastante.

Leica desvió la vista avergonzada, no soportaba que su hermano lo mirara con esos ojos de cachorro, y siendo sincera no tenia en nada en contra de ir a jugar con ellos, solo no quería parecer una niña pequeña e inmadura. – Bueno... supongo que si no te estoy vigilando te meterás en problemas. Así que solo para que mamá y papá estén tranquilos los acompañare.

Takao hizo un esfuerzo sobrehumano para contener una carcajada, no quería ofender a su hija pero era igualita a su padre. – Bien Lei-chan cuento contigo. Vigila a los chicos ¿Si? – Le dijo antes de que esta saliera corriendo detrás de los otros dos chicos gritándoles que tuvieran cuidado y que se fijaran por donde iban.



Por su parte Byakuya tenía unas ganas impresionantes de que el juego empezara pronto, no porque se enfrentarían a Ginsei ni nada, bueno eso también, pero en ese instante simplemente quería sacarse a Kyouya de encima y dejar de sentir escalofríos al ver a sus futuros suegros hablando con sus padres. Entonces como si sus plegarias hubieran sido escuchadas sintió como alguien lo jalaba bruscamente del cuello de su campera.

– ¡¿Se puede saber por qué demonios no estás en el vestidor o calentado aun, idiota?! – Le reprendió Mamoru.

– ¡Mamoru, ya llegaste! La verdad me aburría de esperarte. – Comentó con una amplia sonrisa zafándose del agarre del otro.

– ¿Me esperabas? – Pregunto incrédulo sin poder evitar sonrojarse.

– ¡¡Alerta roja, alerta roja!! ¡Estamos perdiendo a nuestro capitán! – Se burlo Kita por detrás del peliverde junto a los demás miembros de Ginsei.

– Mamoru-senpai, no quiero decir nada pero no sería bueno engañar al chico de Fubuken con el capitán de Naraame. – Le aconsejo con un tono monótono Asamu con una sutil sonrisa.

– ¡¡Cállense!! – Le respondió haciéndoles entender con la mirada que si volvían a abrir la boca el entrenamiento luego del partido sería peor que el mismísimo infierno. – Por favor ignóralos Byakuya, – Pidió ligeramente sonrrojado y avergonazado antes de aclararse la garganta y continuar hablando, – regresando a lo anterior ¿Por qué aun están aquí? No falta mucho para que el partido de inicio, deberían estar reunidos con su entrenadora y preparándose para el calentamiento.

– Si vamos a ello lo mismo aplica con ustedes. No quiero sermones de alguien que acaba de llegar. – Replico divertido.

Mamoru intento respirar para tranquilizarse pero ese comentario lo había puesto realmente molesto. – No es mi culpa, el idiota de nuestro entrenador confundió los horarios así que tuve que pedirle a último minuto a mi padre que nos trajera.

– ¡¿Eh?! ¿Jin-san esta aquí? ¿Dónde? – Pregunto intentando ver por sobre el hombro del peliverde.

– Si tengo suerte lejos distraído con el lugar. – Dijo el peliverde tomando al albino de los hombros y dándole la vuelta. – Vamos, el tiempo es preciado y lo estamos desperdiciando ¡Rápido, tenemos un partido que jugar! – Dijo empujando al albino.

– Parece que debemos irnos, ¡Mori deja de empalagar a la gente con tu esposo y vamos a jugar! – Le grito Kaoru al pelinegro siguiendo a su capitán y a los otros miembros de Ginsei.

Tarou observo divertido como el rostro de Mori se sonrojaba mientras intentaba contestarle algo a su "hija". – Bueno mírale el lado bueno, los niños ya admiten que soy tu esposo. – Agregó con una sonrisa el peliplateado robándole un beso a su novio que no paraba de ruborizarse por los comentarios hechos. – Vamos, tienes un partido que jugar, yo estaré alentándote. – Le despidió con cariño.



Con la llegada de los de Ginsei los tres miembros de Naraame se encaminaron a los vestidores también para reunirse con su entrenadora. Pero antes de que todos se fueran Seiji se apresuro a detener a su hermano menor.

– Asamu... yo, bueno... suerte en el partido. – Era otra la pregunta y lo que quería decir pero no quería agobiar a su hermano con ello.

Asamu dejo salir un suspiro adivinando lo que pasaba, su hermano era muy fácil de leer. – El abuelo vino, dijo que quería verme jugar, y como ya sabe que perdiste debo ganar. – Confirmo con cierta amargura. – Esto es estúpido, no me gusta el basket y aun así debo darlo todo para ganar.

– ¡Si en verdad lo odias no lo hagas! – Protestó Seiji sintiendo crecer su enojo para con su abuelo. – Deja de hacer todo lo que el abuelo quiere, tampoco te fijes en lo que yo hago. Asamu, tú eres tú y puedes tomar tus propias decisiones.

El pelirrojo apretó los dientes y desvió la mirada a donde sus padres hablaban con Nebuya. – No entiendes nada, como siempre. Yo debo ganar. Ahora si me disculpas, se me hará tarde y Mamoru-senpai va a regañarme. – Se excuso antes de marcharse.

Reo había desviado la mirada preocupado al ver a sus dos hijos hablando y aprovechando que Nebuya había comenzado a hablar del pasado se escabullo deteniendo a su hijo menor antes de que este entrara. – Asamu ¿No ibas a entrar sin dejarme desearte buena suerte, cierto? – Cuestiono con una dulce sonrisa.

A diferencia de con su hermano las facciones del menor se relajaron e incluso se permitió una sonrisa, cosa que solo su madre lograba. – No, gracias mamá.

– Sabes que te estaré apoyando, buena suerte. – Le deseo besándole la frente. – Pero si es posible quiero que me hagas un favor. – Se apresuro a agregar algo angustiado. – Simplemente diviértete, olvida tu trato con Kishou-san solo por hoy. Estoy muy agradecido por lo que haces por mi Asamu-chan pero lo último que deseo es poner una carga tan grande en tus hombros.

– Aprecio tu preocupación mamá pero está bien. Ya di mi palabra y no voy a retractarme, te quiero así que ganare este juego y todo seguirá como siempre. – Le prometió dándole un corto abrazo y apresurándose para alcanzar al resto de su equipo.

– ¡Ah, qué mala suerte! Y yo que quería desearle suerte a Moru-chan antes de que se nos adelantara. – Se oyó protestar a alguien casi en la entrada, un adulto.

Hyuuga sintió un repentino escalofrió con aquello. Había escuchado suficientes bromas horribles como para reconocer aquella voz donde sea. – No puede ser... – Dijo girándose y confirmando sus sospechas, allí frente a él estaba su ex compañero de Seirin, Iduki Shun.

Shun había reconocido también la voz de Hyuuga, pero no solo la de él, Kiyoshi, Riko, Kuroko y Kagami también se encontraban allí. Una amplia sonrisa se dibujo en el rostro del pelinegro quien corrió a abrazar primero a ambos castaños y luego a sus ex kouhais para finalmente dirigirse al de lentes. – ¿Es seguro seguir? Digo, ¿Puedo abrazarte o vas a intentar golpearme? – Bromeo hasta detenerse en seco. – ¿Abrazo? "Luego de tantos años en vez de un abrazo mi amigo me torció el brazo".

– ¡¡Iduki, cállate!! – Le grito Hyuuga tomándolo del cuello como si fuera una llave de lucha libre. – Ya deberías dejar esas estúpidas bromas, nadie podría disfrutarlas salvo tú.

– ¿Eso crees? Personalmente encuentro las bromas de Shun muy graciosas y adorables. Sobre todo porque estás haciendo justo lo que dijo, – Rió Jin divertido con una gentil sonrisa al llegar a lado de todos, – ahora ¿Te importaría no romperle el cuello a mi esposo? – Pidió con amabilidad. Ni bien Hyuuga había soltado al pelinegro Jin se acerco a él acariciándole el rostro y repartiendo tiernos besos en todo este. – Mi querido Shun, tu príncipe ha venido a salvarte.

Shun podía sentir las miradas de sus amigos sobre ellos pero no le importo, después de tantos años con el francés se había acostumbrado a ser el centro de atención, ya luego hablaría bien con ellos. – Jajaja ya basta Jin. Por cosas como esta es que Moru-chan dice avergonzarse de nosotros. Ponte serio. – Le pidió entre risas sin hacer nada por parar aquellos cortos y dulces besos.

– Bien, bien. Vinimos solo para alentar a Ginsei y ver jugar a nuestro hijo, entiendo. – Cedió haciendo un pequeño mohín y robándole un último beso en los labios.

Al escuchar nombrar la academia a la que asistía su hijo, Akashi se dedico a estudiar con cuidado al peliverde recién llegado. Una vez hubo reconocido de donde sentía haberlo visto se acerco con una sonrisa tranquila. – Entonces usted es el actual jefe de la compañía Ichijouse, es un honor conocerle. Soy Akashi Seijuuro, dueño y director ejecutivo de todas las ramas del grupo corporativo Akashi. – Se presento cordialmente el pelirrojo extendiéndole la mano.

Jin lo observo divertido, cuando había escuchado el nombre de los compañeros de equipo de su hijo el apellido Akashi había quedado dando vueltas en su cabeza y en verdad se sentía curioso al respecto. – Un gusto soy el dueño, presidente, llamale como quieras, de todo lo que diga provenir de los Ichijouse. Mi nombre es Jin. – Se presento a su manera el peliverde estrechándole la mano. – Perdón pero odio las formalidades y tener que presentarme como si la empresa fuera parte de mi, solo es un trabajo y ya.

Seijuuro no pudo evitar esbozar una sonrisa ladina. – Tiene una forma única de pensar, Jin-san. Eso me gusta.

– Pues de ser así entonces no me molestaría hablar contigo mas tarde. – Convino con una sonrisa el peliverde intercambiando un par de frases más con el pelirrojo mientras se dirigían al interior del gimnasio.



Ambos equipos habían iniciado con el calentamiento, la emoción ya se sentía entre todos los del público, los demás miembros del club de basket de ambas escuelas ya habían empezado a gritar fuerte y a alentarlos extendiendo pancartas con los lemas de ambas escuelas, sin duda un gran partido se aproximaba. Ketsura acababa de llegar y algo aliviado de que el calentamiento ya hubiese comenzado o seguramente Mamoru le gritaría por haber confundido los horarios, así y todo no se salvó de la reprimenda ya que Miyako no tardo en acercarse.

– ¿Se puede saber dónde te habías metido? – Demando saber la pelirroja con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su voluminoso pecho.

Ketsura dejo escapar una corta carcajada y se rasco la cabeza. – Perdón, es que tomando notas confundí los horarios del partido con una reunión que tenia y tuve que hacer todo deprisa y pedirles a mis chicos que se adelantaran. – Se excuso el rubio deseando que eso aplacara un poco el enojo de la otra.

Miyako decidió calmarse y soltó un profundo suspiro, la organización jamás había sido el fuerte del entrenador de Ginsei y menos con todos los compromisos y reuniones que solía tener por sus empresas. – Creí que tu secretaria manejaba tus horarios con suma exactitud y por orden de importancia ¿Acaso la muy inútil creyó que el partido no era relevante? – Comentó con un tono más agrio del que había querido.

Miyako no se consideraba una mujer celosa pero cuando salía con Ketsura la secretaria de este era su enemiga número 1. Y el hecho de que Ketsura la hubiera dejada plantada en el altar porque su secretaria había llenado su agenda de reuniones sumamente importantes ese día no hizo más que aumentar su odio.

– ¿Hablas de Hazame? – Pregunto arrepintiéndose al acto al sentir el ferviente odio de la pelirroja. – ¡Lo siento mucho! De todas formas hace ya mucho la despedí, no tengo secretaria, yo mismo manejo mis horarios así que comprenderás porque estoy hecho un desastre. No estoy hecho para llevar una agenda. – Admitió con una carcajada recordando cómo se rompía la cabeza intentando acomodar reuniones y demás en el calendario y cuantas libretas había perdido ya.

– Vaya ¿Y se puede saber a qué debemos este gran cambio?

– ¿A qué? – Replico divertido. – A que no quiero desperdiciar mi tiempo en el trabajo, quiero disfrutar de lo que amo. Fue una lástima que tuviera que perder a la mujer de mi vida para saberlo.

Los ojos azules de Ketsura se posaron en los castaños de Miyako y por unos segundos nada más les importo, Miyako podía sentir su corazón acelerándose y eso le molesto. No era una tonta adolescente, no iba a caer en eso, no se lo permitiría. O eso pensaba. A pesar de todo Ketsura había hecho mucho por recuperarla, y ella sabía que no se sentiría tan cómoda y amada con nadie más. Pero antes de que pudiera seguirse perdiendo en las posibilidades el silbato sonó y cada uno tuvo que reunirse con su equipo.

– ¿Tendremos campanas de boda para fin de año? Digo, para saber si debo comprarme un traje o no. – Bromeo Byakuya al ver acercarse a su entrenadora con un ligero sonrojo.

– ¡¡Como si fuera a invitar a un chico tan maleducado!! – Contestó de manera impulsiva deseando golpear al albino cuando este empezó a molestarla sobre que no había negado lo de casarse. – Ahora termina de alistarte y entra en la cancha, quiero que vayas con todo desde el inicio. Quiero aplastar a Ginsei hoy. Y eso va para todos los iniciales, no voy a aceptar menos del 200 %.

– Ya empezó otra vez con esas irracionalidades, todo por tu culpa estúpido cabello de anciano, si nos mata con el entrenamiento personalmente reviviré para volverte a matar. – Le amenazo Kaoru mientras se ataba el cabello.

– Ya ya, Kaokyu y Byakyu compórtense, este es un partido importante. – Les regaño Mori mientras terminaba de alistarse. – Aunque por alguna razón Miyako-san se ve más temible que de costumbre. – Agrego al ver la intensidad en la mirada de su entrenadora.

– Por supuesto que lo está, jugamos contra Ginsei y el entrenador Ketsura. Ninguna mujer quiere lucir débil frente a la persona que ama, queremos aplastarlos para que entiendan cual es su lugar. – Afirmo Kaoru divertida.

– Y luego por que uno le da sus condolencias a Kaname cuando viene a buscarte para una cita. – Agrego Byakuya por lo bajo quitándose sus lentes y acomodándose la banda.

– ¡¿Qué mierda diji...?! Espera ¿Vas a jugar sin los lentes desde el inicio? – Pregunto Kaoru calmándose de repente, pero no era la única.

Al ver su capitán quitarse los lentes la mayoría de los miembros del equipo contuvieron el aliento. Ver jugar al Demonio Blanco los cuatro cuartos ya era increíble, verlo encima sin los lentes era aterrador. Kaoru y Mori por su parte simplemente dejaron escapar un suspiro agobiado, eso solo significaba que el ritmo del partido seria intenso desde el inicio y no podrían disminuir ni un segundo.

– A ver esto va para todos, ya que parece que se saltearon la primaria, vamos desde el inicio ¿Pueden leer eso? – Cuestiono Byakuya a todos señalando la pancarta que sostenían los miembros del club de basket de su escuela. – "Fuerza destructiva", somos famosos por nuestro poder no por nuestras quejas. Así que dejen de temblar cual gelatina y andando, debemos mostrarles a todos porque nos reconocen como una de las dos elites de Japón. ¡Vamos, Naraame!

Ambos equipos se alinearon para poder dar inicio al partido más esperado de toda la Winter Cup. Byakuya y Mamoru se acercaron para saludarse y una sonrisa ansiosa y un tanto salvaje se dibujó en el rostro de ambos, esto era lo que habían estado esperando desde el interhigh. Justo ene se momento, cuando el tip off dio inicio al partido, Kaname y Saito llegaron corriendo.

– ¡¡Justo a tiempo!! – Exclamo Saito intentando recuperar el aliento.

– Por poco y no lo logramos. – Le regaño Kaname igual de cansado. – En serio deberías ser más responsable.

– Oye no me culpes. Se supone que saldría del trabajo y podría venir directo, no es mi culpa que la sucesora de Hitler se le ocurriera que necesitaba que le imprimiera un trabajo justo ahora. – Se excuso recuperándose. – Bueno al menos llegamos justo a tiempo, busquemos a tus suegros para sentarnos cerca.

– Es increíble cómo te tomas más confianzas que yo. – Le reprendió siguiéndolo puesto que ya había visto a Nebuya y a Otsubo haciéndole señas para que fueran con ellos.

Ambos equipos comenzaron con todo pero ya habían pasado cinco minutos y nadie había conseguido aun anotar, el balón recorría toda la cancha a una gran velocidad y era bloqueado y robado repetidas veces, todas las jugadas desbordaban de energía, si el tablero seguía cero a cero se debía justamente al talento de los jugadores y a la fuerza de sus jugadas.

Mamoru había conseguido el balón, sin duda se lo estaba pasando genial. Ese era exactamente el motivo por el que amaba tanto jugar con el albino, no solo lo igualaba en habilidades sino que además era extremadamente inteligente. Antes los ojos de cualquiera Ginsei debería tener una clara ventaja ya que sus cinco iniciales eran estrellas destacadas, mientras que Naraame solo contaba con tres de ellas y dos jugadores muy buenos pero nada destacable comparado con los otros. Así y todo se mantenían a la par con Ginsei y eso se debía pura y exclusivamente al ingenio de Byakuya.

– No importa cuántas veces juguemos siempre sabes ponerlo interesante. – Sonrió botando el balón entre ambas manos.

– Al contrario, es porque sé que no caerás en lo mismo dos veces que debo ingeniármelas para sacar algo nuevo siempre. – Contesto el albino divertido. – Ya de por si me molesta bastante que seas la única persona en la que no sirve mi Demon Eyes.

– Un demonio no se asusta de otro, solo se emociona por ver cuál es el más fuerte, y ese seré yo. – El peliverde realizo un quiebre rápido seguido de un cambio de ritmo con una finta para pasar al albino, pero sabía que así y todo no sería suficiente. Gracias a su Eagle Eyes podía observar toda la cancha con lujo de detalle, y claro, podía ver claramente como el albino lo alcanzaba rápidamente. Si seguía avanzando o bien Byakuya realizaría un robo o Morima lo frenaría al entrar dentro de su rango defensivo.

Entonces Mamoru se deslizo hacia un costado y rápidamente boto el balón entre sus piernas enviándolo atrás hacia Kita. El castaño estaba muy emocionado, había escuchado que los duelos entre Naraame y Ginsei eran muy famosos y esta vez estaría participando en uno, la presión que sentía no era ni de lejos comparable con aquella, era casi aterrador. Antes de que pudiera avanzar demasiado Byakuya llego junto a él y lo bloqueo cerrándole el paso con una presión aplastante.

– Increíble... es casi como jugar contra Moru-Moru. – Comentó con una corta carcajada que incluso para él sonó débil. Los atemorizantes ojos azul grisáceo del albino se sentían como puñales clavándose por todo su cuerpo, analizándolo, esperando que cometiera un error, empujándolo al borde de un abismo para devorarlo. Kita trago saliva nervioso. – Así que esto son los famosos Demon Eyes, Moru-moru debe ser un verdadero monstruo, hace que se vea tan fácil medirse en un 1 a 1 contigo.

– ¿Tú crees? – Inquirió Byakuya con una sonrisa ladina. – Es verdad, Mamoru es especial pero que eso no te desanime. Vamos, quiero que intentes venir con todo.

Los reflejos de Kita eran rápidos y los dribbles eran su especialidad pero aun así ese era por mucho el enfrentamiento más difícil que había tenido. Podía sentir esos atemorizantes ojos sobre si, analizándolo, observando con cuidado cada mínimo movimiento muscular. Aun así intento calmarse, había practicado muchas veces contra Mamoru, todo lo que debía hacer era olvidarse de su oponente y avanzar con todo como siempre. Comenzó a pasar el balón de una mano a otra utilizando tres dedos y probó un quiebre a máxima velocidad. Sin embargo, por solo un segundo, sus músculos no le respondieron. Como si su cuerpo entero se hubiera petrificado.

Byakuya sonrió y sin esfuerzo le robo el balón. – Gracias por tomártelo en serio, yo también iré con todo.

El albino supero a la defensa como si nada pero prestando atención a cada movimiento. Mamoru había quedado demasiado atrás, incluso a él le costaría alcanzarlo ahora y debía aprovechar el shock causado al pasar a Miyaji. Había estudiado bien a los jugadores de Ginsei, y con Atsuka y Zhen ya tenía experiencia debido a partidos del año pasado así que no le tomo mucho encontrar la mejor vía de escape para sobrepasarlos a ambos. Con un tiro de gancho burlando la defensa Naraame se llevo los primeros puntos del partido.

Mamoru observo preocupado a los miembros de su equipo, el albino sabía como, donde y cuando golpear para causar el mayor impacto. Con unas jugadas había logrado tener bajo su control el ritmo de Kita y logro desequilibrar y desesperar a Atsuka y Zhen. Los únicos que no habían caído en su telaraña aun eran él, que ya estaba perfectamente acostumbrado a sus juegos, y Asamu que jugaba con él por primera vez y aun no se habían enfrentado en un 1 a 1.



Desde las gradas Imayoshi y Hanamiya intercambiaron una sonrisa maliciosa mientras observaban jugar a su hijo. Su hijo era un genio no solo en los estudios sino en la estrategia, sabía cómo dirigir el partido a su favor y como balancear las cosas para no quedar en desventaja, desde ese punto de vista su telaraña era mucho más fuerte y precisa que la de Makoto.

– De tal palo tal astilla supongo. – Bromeo Shoichi mirando de soslayo al pelinegro.

– La manzana no cae muy lejos del árbol, aunque desafortunadamente también heredo varias manías tuyas. Casi siento pena por el mocoso de Hayama, su cerebro debe estar en shock.

– Tch ¡Oigan, la pareja de ex maleantes! Para el resto aquí que no tiene telepatía ¿Les mataría explicarse? – Protestó Aomine llamándoles la atención.

Shoichi se giro con una sonrisa que no disimulaba para nada su irritación. – Daiki, estas buscando que me enfade ¿Verdad?

– Ya ya Shoichi, Dai-chan seguramente no se refería a eso. – Intento apaciguarle Momoi. – A lo que Shoichi y Mako-chan se referían es al efecto del Demon Eyes. Inicialmente el Demon Eyes de Byakkun funciona de igual forma que el Emperador Eye de Seikun, puede observar y predecir los movimientos musculares, de ese modo los utiliza con su imponente aura para moverse justo cuando el músculo se contrae produciendo un efecto de parálisis. – Explico la pelirosada siguiendo con la mirada a su amado sobrino.

– Pero eso no es todo. – Siguió Makoto. – Byakuya tiene la mala costumbre de utilizar esa habilidad para acorralar y atacar mentalmente a su oponente. – Comentó clavándole la mirada a Shoichi antes de seguir. – El temor de no poder reaccionar, de sentirte indefenso frente a tremenda presión, de pensar que en el momento más importante no podrás mover tu cuerpo. Lo creas o no eso afecta de sobremanera el flujo del juego.

Al escuchar aquello Subaru rápidamente centro toda su atención en Kita, estudiando cada una de sus reacciones y comprobando así lo que Makoto había dicho. – Y pensé que no encontraría algo realmente interesante en este partido.

– ¿Sabes? Si sigues hablando así la gente comenzara a pensar que eres un enfermo que ama los trastornos mentales. – Bromeo Kyouya pero sin ganas, a decir verdad estaba preocupado por aquello.

– ¿Kyouya? ¿Te pasa algo? – Inquirió extrañado de que el pelirrojo no siguiera molestando.

– Esta lesionado. – Contestó secamente sin mirarlo a los ojos. – Su ojo derecho esta gravemente lesionado, y no sé cómo este partido podría afectarle.

Subaru lo observo y una sonrisa se formo en su rostro, no estaba feliz por lo que le contaba sino por lo serio que se le veía al hacerlo. Kyouya siempre se tomaba todo a la ligera y jamás daba todo de si en algo. Por eso verlo así, tan serio, enfocado realmente a lo que estudiaba y preocupado le gustaba. – Tranquilo, si algo llega a pasar podrás ayudar. – Dijo entrelazando su mano con la del pelirrojo.



Mamoru no iba a dejar las cosas así, si quería reducir los daños debía mover a Kita, darle una victoria rápida. Tomó el balón y aseguro las posiciones, arrastro a Byakuya a un 1 a 1 con él y tras realizar un rápido dribble y un quiebre movió el balón por detrás de si pasándoselo a Kita cortándole el paso al albino.

Kita se abrió paso entre dos jugadores casi sin mucho esfuerzo, algo dentro de todo relajante comparado con la experiencia que había tenido hace poco. Cuando se enfrento a Kaoru ya se encontraba más relajado, sus músculos habían abandonado aquella tensión y una sonrisa se dibujo en su rostro al ver que enfrentaba a su vieja amiga. Kaoru y él se habían enfrentado varias veces cuando iban a jugar ambos a la casa de Seiji y ya estaba familiarizado con su brusco estilo de juego.

– ¿Tres dedos serán suficientes o crees poder soportar cuatro? – Inquirió divertido tratando ver la mejor forma de pasarla. Kaoru era muy temperamental, si lograba sacarla de quicio tendría una buena oportunidad. – Lamento mucho que tu novio haya tenido que verte perder.

– ¿Perder? Creo que te estás confundiendo, el único que va a perder aquí vas a ser tú. – Afirmo sin sacar la vista del balón, a diferencia de ella el punto fuerte del castaño era la velocidad, si le dejaba el mínimo margen para adelantarse no podría alcanzarlo.

Kita sabía que acercarse demasiado seria peligroso, Kaoru era fuerte y las probabilidades de un robo eran altas. No podía fallarles a sus compañeros, Mamoru se estaba esforzando en encasillar a Byakuya lejos y Asamu había logrado colarse en la defensa rival, solo debía conectar y hacerle llegar el balón. La fiereza se vio reflejada en su mirada, empezó a botar el balón usando cuatro dedos y el estruendo ensordeció a más de uno. Ese sonido lograba relajarle, le recordaba a cuando él y su madre jugaban juntos, lo revitalizaba y lo regresaba a cero, a su instinto animal.

Observo a Kaoru sin fijarse realmente en su posición o en que podría hacer a continuación, simplemente tomo el balón en sus manos como siempre y avanzo. La velocidad y la presión salvaje con la que avanzo dejo desconcertada a la misma Kaoru, no solo era rápido, se movía como un animal salvaje al asecho. Tras pasar a la defensa salió disparado sin dudar hacia el interior, debajo del aro. Mori intentó bloquearlo pero incluso a él le fue difícil seguir aquel dribbleo, pero aunque no pudiera seguir eso no le impedía pararlo. Kita se preparo para lanzar pero con una sonrisa ladina giro la muñeca y regreso el balón hacia atrás despistando al pelinegro y entregándole un pase a Asamu.

Al comprender su error Mori intento frenar el tiro, el primer tiempo estaba a punto de acabarse y si el pelirrojo lograba ese tiro Ginsei saldría con la ventaja. Asamu ni siquiera se inmuto, simplemente tomo el balón y preparo el tiro como si estuviera practicando lanzamientos solo en el gimnasio. El fuerte del pelirrojo no eran ni la velocidad ni la fuerza, lo eran sus quiebres, podía hacer un movimiento y rápidamente cambiar a uno opuesto sin riesgo a lastimarse y con una velocidad que dejaba nulas las oportunidades de reacción de su oponente. No importaba que hiciera Mori, simplemente no podría pararle. Se preparo para lanzar un triple en fade away por lo que Mori se acerco llegando a la altura justa para un bloqueo, pero como era de esperarse aquello no servía contra Asamu, el pelirrojo no lanzo en ese salto sino que espero a adelantarse nuevamente para lanzar. Aquel era uno de los tres tiros que había aprendido de su madre, "Tierra". El silbato sonó cuando Mori choco con Asamu y una sonrisa llena de satisfacción se dibujó en el rostro del menor cuando el tiro, no solo entro, sino que además el árbitro concedió un tiro extra por la falta.

Con aquel último tiro el primer tiempo acabo 2 a 4 a favor de Ginsei. Mamoru no pudo evitar sonreír pero aquello era apenas el inicio, un pre calentamiento comparado con todo lo que tendría lugar a partir de ahí.



– ¡Concéntrense! Hemos logrado liderar el primer tiempo por suerte, la cual no se volverá a presentar así que estén atentos. Su capitán es muy inteligente, aprovechará cada fisura que muestren. Además de eso su pivot es muy fuerte y su área es ridículamente amplia, y como si eso no fuera suficiente problema la fuerza bruta de la chica que juega como ala pivot es incluso mayor a la de Atsuka, ir de frente no servirá a no ser que quieran terminar de rodillas en el suelo. Tenemos que usar la cabeza y ser más cuidadosos que nunca.

– ¡Pero Asamu-chan lo hizo genial! ¡Nos salvó completamente! – Dijo Kita divertido abrazando al pelirrojo.

– Tch, solo tuvo suerte. – Protestó Atsuka mirando con desprecio al par. – De todas formas deberías preocuparte por ti mismo, Miyaji. Horai te detuvo por completo hace rato ¿Dónde mierda estaba toda esa energía que demostraste cuando te enfrentaste a él? – Cuestionó irritado.

Mamoru vio como Kita agachaba la cabeza avergonzado y dejo salir un suspiro antes de dirigirse a Atsuka. – Vaya, si estas en condiciones de sacarle en cara sus errores a los novatos eso quiere decir que mejoraste mucho, ¿Verdad? Porque que yo recuerde la primera vez que jugaste contra Byakuya prácticamente te la pasaste petrificado todo el partido. Si le estas riñendo a Kita significa que no volverá a pasarte, ¿Verdad, Atsuka?

– Y cabo su propia tumba. Ciertamente burlarse de los errores ajenos para encubrir los propios es algo muy común y lamentable. – Agregó Asamu con su habitual tono apático.

– ¡No quiero escuchar eso de ti, mocoso! Solo tuviste suerte, quisiera verte en un 1 a 1 con ese monstruo, nadie puede hacer nada frente a esos condenados ojos. – Protesto Atsuka.

– A Mamoru-senpai no le hacen efecto. – Refuto el pelirrojo.

– ¡Ichijouse no cuenta, es otra bestia más!

– Atsuka... ¿A quién estas llamando "bestia"? – Pregunto el peliverde con una sonrisa por demás aterradora mientras hacía sonar sus manos.

– Pero capitán. – Le interrumpió Zhen curioso. – ¿Qué no dijo usted "Un demonio no se asusta de otro" cuando hablaba con Horai-san? ¿Qué una bestia y un demonio no es lo mismo? ¿Acaso lo sintió como discriminación?

Mamoru intento calmarse y contar hasta cien mientras abría y cerraba los puños. – Dios, ten piedad, llévatelos o te los mando.

– Jajajaja, definitivamente jamás me aburro cuando estoy con ustedes. – Comentó Ketsura desviando la mirada cuando sintió los feroces ojos del peliverde sobre él. – Como sea el segundo cuarto está por comenzar y como ya hemos roto la barrera que impedía los puntos a partir de ahora todo será mucho peor. Conozco lo suficiente a Miyako como para saber cómo piensa, nos atacara sin piedad, estense preparados porque en cuanto bajen la guardia entraran al peor matadero que puedan imaginar. – Les advirtió con una seriedad atípica en él pero que rápidamente fue reemplazada con su sonrisa relajada. – Dicho esto adelante, Capitán cuento contigo para que no nos maten, sin presiones.



El segundo tiempo comenzó con el aire tenso del primero pero multiplicado por cinco como mínimo, ahora que ambos equipos habían empezado a anotar la verdadera batalla empezaba. Jin intentaba seguirle el paso al partido, pero a diferencia de su esposo el no entendía mucho de basket, aun así incluso él podía saber que tan increíble era lo que estaba pasando. Amaba aquello, ver aquella sonrisa en el rostro de su hijo cuando hacia lo que amaba. Cada vez que Mamoru lograba un tiro o superaba un bloqueo la emoción brotaba de su pecho junto con el orgullo y no podía evitar gritar.

Jin se giro para ver a su esposo que hablaba con Teppei y le dedico una sonrisa a este último. – Moru-chan en verdad se divierte mucho, había estado hablando toda la semana de enfrentarse a Byakuya pero recién ahora entiendo el porqué de esa emoción. Tu hijo es excelente Teppei, debes estar orgulloso.

El castaño sonrió orgulloso por aquel comentario. Él y Jin se conocían desde hace años debido a la amistad de sus hijos, y al hecho de que como Makoto no gustaba de hacer cosas como charlar con otros padres el castaño era quien se encargaba de todo. – Digo lo mismo, solo veo a Byaku así de emocionado cuando juega con Mamoru-kun. Además su control como base es increíble, de los mejores que he visto de hecho.

El peliverde asintió pero rápidamente sus ojos azules se posaron en su esposo rogándole una explicación. Shun dejo salir una corta carcajada debido a ello. – Base es la posición en la que juega Mamoru, tiene el deber de dirigir a los demás y conectar los pases. Es la misma posición que jugaba yo aunque Teppei no lo hacía nada mal tampoco.

– Jajajaja ¿En verdad lo crees? Quizá pudiera dar un buen cambio de ritmo pero tú siempre fuiste preciso y muy inteligente, Mamoru parece haberlo heredado de ti, además del Eagle Eye. Aunque por supuesto Byaku no perderá.

– Byakuya es bueno pero no posee un orden fijo, pasa de base a ala pivot o incluso a escolta como le convenga según él. No digo que este mal pero centrarse en una sola cosa te da más maestría. – Comentó Shun intentando aconsejar al otro. – Bueno aunque sus Demon Eyes le dan bastante ventaja, pero toda la presión de tener que compensar su escases de miembros debe estarlo cansando. Quizá necesite una bebida de Lemon ice. – Bromeo.

Teppei no reacciono, siempre que su amigo hacia esos malos chistes Hyuuga se encargaba de callarlo pero él no sabía qué decir. Afortunadamente no tuvo que decir nada, Jin comenzó a reírse a carcajadas. – Demon Eyes, Lemon ice. Ya entendí. – Repitió divertido repasando la pronunciación de ambas palabras. Los que estaban junto a ellos, sobre todo los ex miembros de Seirin observaron al peliverde sin poder creer que aquello le causara tanta risa pero al ver la sonrisa de Shun a su lado decidieron no hacer comentarios.



Asamu podía sentir la presión sobre si mismo cada vez que tocaba el balón, casi deseaba que sus compañeros le ignorasen y no recibiera ningún pase. Pero con la defensa de Naraame los triples eran su mejor salida. Aun así eso no lo estresaba, sabía que tenía las expectativas de sus compañeros acuesta pero también sabía que estos no le exigirían nada que le fuera imposible ni le reclamarían si un tiro no entraba o resultaba bloqueado. La verdadera presión venia de otra persona, unos ojos fríos que podía sentir como lo asfixiaban desde las gradas, su abuelo.

Kishou era muy exigente, un movimiento en falso, un robo o una canasta errada y su trato desaparecía. No podía permitirse aquello, tenía que ser fuerte y seguir adelante ahora más que nunca. Asamu se las arreglaba para burlar a los miembros de Naraame sin problemas alternando entre los tiros Tierra y Cielo según sus conveniencia, Kaoru ya estaba empezando a impacientarse por ello, si se acercaba demasiado utilizaba Tierra para lograr una jugada de cuatro puntos, si se alejaba demasiado utilizaba Cielo y era imposible frenarlo.

– ¡¡Waaaaa!! ¡Ya no lo aguanto más! Ese mocoso me esta desesperando, de seguir así terminare con canas como el idiota cabello de anciano que tenemos por capitán. – Empezó a protestar la pelinegra dando fuertes pisotones para desquitarse.

– ¡Ya cálmate Bakaoru! ¡¿Y a quien llamas cabello de anciano?! – Le reprendió Byakuya golpeándole la cabeza. – Deja de protestar por todo, ninguna técnica es perfecta, concéntrate y busca como romperla.

– ¡¡Ese es el jodido problema, maldito canoso!! Conozco los tres tiros, Tierra, Cielo e incluso Vacio. El tío Reo los usaba cuando jugaba con él de niña, conozco su defecto ¡¡Pero el maldito de Asamu arreglo ese defecto!!

Los ojos del albino cobraron un brillo salvaje. – ¿A qué te refieres? Explícamelo por favor.

– La falla que tenían los tres tiros eran el centro de gravedad, a partir de este se podía adivinar que tiro se iba a utilizar a continuación, incluso si se intentaba una finta el centro de gravedad te delataría. – Explico Kaoru fulminando con la mirada al pelirrojo. – Pero ese maldito mini genio ya averiguo como superar aquello. Los quiebres de Asamu son demasiado buenos, no solo es rápido sino preciso, avanza sin dudar porque de alguna forma logra hacerlo sin lastimarse. Así que no importa como este su centro de gravedad, él puede cambiar de un tiro a otro en segundos.

Byakuya dejo escapar una corta, y desde el punto de vista de otros, siniestra risa. – Igual a ellos... Teppei y Daizen pueden hacer algo similar, el "Derecho de aplazamiento". Sus quiebres son una forma completa de ello, muy interesante. Kaoru cambiaras de marca conmigo, quiero probar de qué esta echo ese niño.

Asamu se sorprendió bastante cuando al conseguir el balón quien vino a cerrarle el paso fue el mismísimo capitán de Naraame, maldijo por lo bajo seguro de que aunque enfrentara a un jugador de la NBA su abuelo no le permitirá perder. No podía ser descuidado, tenía que haber un modo. Byakuya no perdió el tiempo, se acerco buscando una oportunidad para un robo, analizo cada movimiento del otro y utilizo sus Demon Eyes sobre este. Sin embargo a diferencia de cómo ocurría siempre Asamu se movió, el pelirrojo forzó su movimiento dejando sin efecto los Demon Eyes del mayor y escapando para poder lanzar un tiro Vacio.

A pesar de la sorpresa inicial del albino al ver que alguien aparte de Mamoru podía escapar del efecto de sus ojos no se detuvo. Cerró la distancia entre ambos y ni bien el pelirrojo lanzo Byakuya golpeo el balón alterando su trayectoria. – ¡¡Mori, rebote!! – Grito alertando al pelinegro para que se preparara.

Atsuka estaba bajo el aro junto a Mori intentando presionarlo para ganar el rebote, el balón aun no golpeaba pero no podía bajar la guardia. – No voy a permitir que ganes el rebote, de lo contrario Ichijouse no dejara de molestar.

– Cierto, Makyu se enojo mucho contigo el año pasado cuando logre ganarte todos los rebotes. Lo lamento mucho, parece que Makyu es muy agresivo cuando se enoja, espero no me guardes rencor por ello. – Se disculpo Mori con una sonrisa. – Pero lamentablemente Miyako-san estaba muy enojada hoy, si te regalo el rebote por lastima será a mí a quien regañen, espero puedas entenderlo.

El balón reboto en el aro y la pelea comenzó, Atsuka era fuerte pero bajo el aro Mori no tenía rivales. Normalmente su personalidad tranquila hacia que no resaltase tanto comparado con sus dos compañeros pero no había duda de que Mori formaba parte de "los tres monstruos". Empujarlo o hacerlo caer por la presión era casi imposible, frenarlo mucho menos, debajo del aro podía moverse con rapidez y fuerza, su paso era firme por lo que resultaba imposible moverlo cuando se lo proponía. Salto más alto que Atsuka y tomo el balón con ambas manos con una fuerza que haría parecer que comprimiría el balón con las manos. Antes de terminar de caer vio la cancha y decidió en un segundo a quien debía pasársela preparando la mano derecha. Ni bien toco el suelo lanzo el balón con todas sus fuerzas por encima de su hombro con un pase de baseball. "La Torre", su apodo hacía referencia a las torres de vigilancia, inamovibles y con una visión de todo a su alrededor.

Con Kaoru siendo marcada por Kita y Asamu la única opción, y la más lógica, para el pase era Byakuya. Inmediatamente Mamoru se interpuso entre él y la canasta. – ¿Tú otra vez? Con lo ocurrido recién me esperaba al enano pelirrojo. – Se rió el albino.

– No habría sido mala idea. Se te ve muy poco afectado por que Asamu no haya caído en tu trampa, estoy decepcionado. Quería ver tu cara de frustración al ver tu telaraña rota. – Contesto Mamoru con el mismo tono de burla.

– ¿Dijiste que mi telaraña estaba rota? ¿En verdad crees que soy tan simple? Cuando creces entre un abogado y un empresario su carácter retorcido aprendes algo muy importante: planea algo para cada posibilidad que puedas imaginar, y para las que no también. – Afirmo con una sonrisa ladina. – Admito que me sorprendió que los Demon Eyes fallaran con alguien que no fueras tú, pero no es el fin de las cosas.

Byakuya salto repentinamente hacia atrás en un fade away lanzando el balón con una sola mano, Mamoru no iba a permitirse caer en algo tan básico así que salto logrando tocar el balón con los dedos. Pero luego de hacerlo, al observar como la sonrisa del albino se ensanchaba en lo que muchos tomarían como una mueca diabólica, se dio cuenta de que el albino contaba con aquello. El balón reboto contra el tablero y sirvió como alley opp para Kaoru que ya había saltado antes de que este llegara logrando así una fuerte clavada.

Mamoru se giro molesto por haber caído en la trampa del otro, Byakuya se rió por lo bajo enseñándole la lengua burlándose, cosa que enojo bastante al peliverde. Cuando quería el albino podía sacarlo de quicio como nadie. O bueno eso pensó hasta que alguien le supero.



– ¡¡Ichi!! ¡Vamos, tú puedes! – Le grito Saito emocionado. Se había acercado al barandal con una pancarta que ponía "Ichi" llena de corazones.

El rostro de Mamoru experimento todos los tonos de rojo posibles, deseo que la tierra lo tragase en ese mismo instante, a él o al pelinaranja. Al ver la nueva paleta de colores de su hijo Jin puso atención en el chico que parecía compartir su hobby de hacerle la vida de a cuadros a su hijo. Divertido, Jin se excuso y se acerco a donde estaba Saito.

– ¡Vamos, Moru-chan! – Grito con una gran sonrisa al ver la mirada avergonzada y molesta de su hijo. – Jajaja en verdad se ha enojado, no hay duda de que ambos vamos a recibir una gran reprimenda luego ¿No? – Dijo con una sonrisa dirigiéndose a Saito.

El menor quedo congelado durante unos minutos observando al mayor, sus ojos simplemente se negaban a dejar de observarlo, parecía una versión adulta, más relajada y sonriente, de su amado Mamoru, aunque estaba claro que debía ser el padre. – Emm si... Ichi es demasiado serio, seguro nos sermoneará como nunca ni bien termine el cuarto.

– ¿Ichi? Cierto, esa palabra también esta bridada en la pancarta, por cierto me encanta tu espíritu y la pancarta te ha quedado genial. – Le alago Jin.

– Gracias, y en cuanto a lo de "Ichi", el apellido de Mamoru es Ichijouse y él siempre será el número 1 en todo para mí. – Admitió con una amplia sonrisa.

– Así que el número uno ¿Eh? Interesante, por cierto me llamo Jin. Aunque creo que nos conoceremos mejor pronto.



El segundo cuarto acabo con el marcador 16 a 19 a favor de Ginsei y ni bien pudo librarse Mamoru hizo señas a su padre y al pelinaranja para que lo vieran en los pasillos. A sabiendas de lo que vendría ambos lo esperaron en el pasillo cerca de los vestidores, Mamoru por su parte no hizo nada por disimular su enojo al verlos.

– ¡¡Ustedes!! ¡¿Tienen una maldita idea de la vergüenza que me han hecho pasar?! – Les grito enfurecido por la humillación que había sentido.

– No fue para tanto Ichi, solo queríamos alentarte, tu fallaste solito. – Se defendió Saito haciendo un mohín.

– Yomara... maldito mocoso debería... – Dijo irritado Mamoru tomando al menor del cuello de la ropa recurriendo a todo su autocontrol para no estrangularlo.

– Ya basta Moru-chan. – Le interrumpió su padre poniendo una mano en el hombro de Saito. – Este chico solo quería mostrarte sus sentimientos, no seas malagradecido, no te eduque para que fueras así de descortés. – Le riño con una sonrisa.

– ¡¡Ese no es el punto!! Este es un partido muy importante para mí, no puedo estar distrayéndome con cada ocurrencia suya. – Intento calmarse y respirar, entre su padre y los miembros de su equipo si no aprendía a calmarse hubiera muerto de un ataque de estrés hace ya años. – Miren en verdad les agradezco pero estaría mucho más agradecido si cerraran la boca y no hicieran nada más durante el resto del partido.

– Solo quería animarte, pero supongo que hare lo que pides. – Accedió Saito haciendo un mohín mientras apretaba contra su pecho la pancarta doblada.

Mamoru sintió una punzada en el pecho, no quería desanimarlo ni ser malo con él. La pancarta estaba hecha a mano y se notaba el esfuerzo que había puesto en ella, eso lo había conmovido. – Perdón, Yomara. Me gusto mucho la pancarta, gracias. – Dijo algo avergonzado pero olvidándose de ello al ver el brillo volver a los ojos del menor. – Y ya que te tomaste tantas molestias, y también para asegurarme de que no la uses, me la quedare. – Afirmo quitándosela de las manos.

– ¡¡Ah!! Ichi no es justo, eso es trampa. – Protestó divertido, no estaba molesto ni nada, por el contrario su ánimo había subido a las nubes solo por esas palabras.

– No, tiene mi nombre así que es de mi propiedad. – Argumento con una fina sonrisa.

Jin observaba a ambos chicos con una amplia sonrisa, le gustaba lo que veía, sobre todo la cálida sonrisa de su hijo. – ¿Entonces ahora te llamas "Ichi"? – Inquirió divertido abrazando al pelinaranja pero evitando decir mas al ver un ligero brillo de enojo volver a la mirada de su hijo. – Ok, ok, ya entendimos. Nos comportaremos bien así que ya no te preocupes. Regresa con tu equipo y enfócate en ganar, yo sé que puedes hacerlo.

Mamoru sonrió y se despidió de ambos, se sentía ligero, no por haberlos reprendido, bueno en parte, sino porque su pecho se sentía cálido. Ver a su padre y a Saito le había dejado una sensación cálida y relajante en el pecho, sin duda no iba a perder.



Por otra parte, otro que se había hecho tiempo para una pequeña "reunión" familiar fue Asamu, había quedado en hablar con su hermano fuera del estadio. Asamu no le dirigía siquiera la mirada a su hermano mientras cambiaba su peso de una pierna a la otra en silencio. – Si me quedo demasiado tiempo mi cuerpo se enfriará ¿Qué querías decirme?

– ¿Yo? Nada. – Contesto Seiji cruzándose de brazos, pero antes de que su hermano se exasperara agrego. – ¿Qué paso con el abuelo? – Aquella corta frase había dejado helado al menor y antes de que siquiera pensara en mentirle prosiguió. – Vi a mamá hablando contigo y no creas que no lo vi a él sentado en las gradas. Además cuando te enfrentaste a Horai, burlaste el Demon Eyes no por fuerza o estrategia, si no por miedo ¿Verdad? Y por favor no intentes mentirme o cambiar de tema, no hoy. – Le pidió harto ya de todo aquello. – Pude ver bien tus ojos, tenias miedo, le tenias miedo al abuelo ¿Me equivoco? Como le tenias miedo forzaste a tu cuerpo a moverse, y ni te molestes en negarlo porque tengo a un amigo que es especialista en esto. Así que déjame preguntarte de nuevo ¿Qué te hizo esa basura para que le tengas tanto miedo?

Seiji no quería sonar demasiado duro pero Asamu era su hermano menor y era una persona orgullosa y algo altanera, ver semejante terror en sus ojos había conmocionado a Seiji. Enseguida había sentido una furia asesina hacia su abuelo, sabía que era exigente con Asamu debido a su desobediencia pero eso no le daba derecho a molestar a su hermanito. Si en verdad estaba haciendo algo tan grave como para afectar así a Asamu no se lo perdonaría nunca.

Asamu clavo la mirada distrayéndose en el suelo con las baldosas, sabía que su hermano no lo dejaría ir sin una respuesta pero tampoco quería hablar. Aquel era su problema, si se lo contaba a su hermano solo empeoraría todo, pero por otra parte la presión ya lo estaba matando, el estrés era demasiado. – No entiendes nada... cuando dijiste que irías a Shotsuko en lugar de a Ginsei el abuelo se puso furioso. Tú no viste nada porque te fuiste a la casa de ese musgo y como papá no estaba en casa mamá y yo tuvimos que lidiar con él. Estaba completamente fuera de sí... empezó a gritar mucho y luego... luego... – Los ojos bicolor del menor comenzaron a humedecerse pero no iba a llorar, ya de por si era demasiado patético tener que recurrir a su hermano por ayuda. – Luego le pego a mamá.

Seiji se quedo en silencio, no podía creer aquello, las palabras habían entrado en su cabeza pero simplemente no tenían sentido para él, no podía haber pasado por alto algo como eso. Pero antes de que pudiera pronunciar nada su hermano siguió. – No iba a permitirlo, tú te habías ido y papá no estaba así que tenía que hacer algo, llegue a un trato con el abuelo. Yo iba a ir a Ginsei en tu lugar, mi inteligencia me permitía saltar dos grados así que todo estaba bien, yo haría todo lo que el abuelo quería, seria todo lo que él quisiera. A cambio el vendría lo menos posible a casa y no se acercaría a mamá... Sabes que mamá no se defiende del abuelo porque podría causarle problemas a nuestro padre, de lo contrario la situación seria otra, pero como siempre no te enteras de nada.

– ¡¿Por qué no dijiste nada?! Esa clase de cosas no deberías callártelas, si nos hubieras dicho algo... – Seiji apretó los puños con impotencia sintiendo como la rabia aumentaba cada vez más en su interior.

– No, no entiendes, esa no era la primera vez. – Le interrumpió el pelirrojo. – El abuelo ya lo había hecho otras veces, pero mamá no dijo nada para no molestar a papá. Él y el abuelo se llevan mal, mamá no quería empeorar la situación y darle más problemas a papá por eso jamás dijo nada. Pero no podía quedarme de brazos cruzados, no quería que las cosas siguieran así, además ahora... ahora vamos a tener una hermanita... – La voz del menor comenzó a quebrarse pero aun así no iba a ceder ante las lágrimas. – Si me equivoco, si hago enojar al abuelo el trato se termina... si eso pasa y todo vuelve a ser como antes entonces... un mal golpe y nuestra hermanita...

Seiji acorto de la distancia entre ambos de un paso y abrazo con todas sus fuerzas a su hermano contra su pecho buscando calmarle. – Nuestra hermanita tiene mucha suerte, tiene un hermano mayor como tú que la quiere mucho. – Dijo con un tono más suave y dulce depositando un pequeño beso en la frente del menor. – Todo está bien Asamu, ahora todo está bien. Escúchame, voy a hablar con papá y antes de que protestes quiero que entiendas que hay que ponerle un alto a esto. El abuelo no puede seguir haciendo lo que quiere, así que vamos a tener una pequeña charla con él. Tú ya no te preocupes, deja de cargar con algo tan pesado sobre tus hombros, ya no hay nada a que tener miedo ¿Si? – Dijo acariciándole el rostro y dedicándole una sonrisa.

La respiración del menor se había normalizado, ahora estaba más calmado pero la presión no había desparecido del todo. – Papá se enojara conmigo ¿Verdad?

– Claro que no, él estará orgulloso de lo valiente que fuiste al defender a mamá, así como lo estoy yo. – Declaro con la mirada decaída. – Perdón Asamu, he sido bastante egoísta en retrospectiva. Se supone que soy el mayor pero te traje muchos problemas y ni siquiera note lo mal que la estabas pasando.

– No empieces. – Le corto separándose un poco de él. – Tenias derecho a querer hacer tu vida, y si no te diste cuenta tampoco fue tu culpa, fue la culpa del musgo. Él y sus podridas raíces te infectaron y te atrofiaron el cerebro, pero no te preocupes me ocupare de echarle pesticida o algo para que no moleste.

Seiji se permitió dejar salir una corta carcajada. – Si ya estas insultando a Kazuo deberé suponer que estas mejor. – Dejo salir un largo suspiro y su rostro tomo una expresión más seria. – Iré a hablar con papá, con suerte solucionaremos esto antes de que el partido termine así que simplemente juega, si presiones ni nada, solo juega.

– ¿Sin presiones? ¿Acaso se puede jugar así? – Bromeo con una débil sonrisa. – A diferencia tuya odio el basket, pero más aun odio hacer un trabajo mediocre así que no me queda otra que esforzarme aunque sea molesto. – Dijo fingiendo fastidio. – Regresare con mi equipo así que, nos vemos luego. – Se despidió escuetamente con una seña pero se detuvo y antes de que Seiji se alejara lo suficiente. – Y hermano... gracias.

Asamu empezó a avanzar por el pasillo sin voltearse a ver a su hermano, su pecho y su cabeza estaban hechos un lio, por un lado se sentía aliviado pero por otro el miedo no era sencillo de disipar. Lo único bueno que podía sacar de esa horrible mezcla es que podía enfrentar al capitán de Naraame sin caer en sus trucos, pero tampoco era algo que lo enorgulleciera especialmente. Mientras pensaba en aquello se topo con Kita esperándolo, pero había algo distinto en él. A diferencia de siempre el castaño estaba serio, sus ojos eran una rara mezcla que iba desde la tristeza al enojo.

– ¿Miyaji? ¿Sucede algo malo? – Inquirió preocupado.

– Lo escuche todo. – Soltó con un tono serio y llano. – Sé que esto no es de mi importancia pero... ¿En verdad pensabas guardártelo? ¿No ibas a contármelo? Sabes que pase lo que pase siempre estaré de tu lado ¿Es que eso no es suficiente? – Cuestiono apretando los puños, se esforzaba porque su voz siguiera con aquel tono neutro pero no pudo evitar dejar entre ver lo dolido que se sentía por aquello.

Asamu desvió la vista hacia el suelo, se sentía realmente incomodo pero no comprendía porque, no, si lo comprendía pero no quería reconocerlo. No había querido incomodar a nadie con aquello, ese era su problema y odiaba recibir la lastima de los demás, su orgullo se lo impedía. Pero con Miyaji no era así, parte de él quería aferrarse desesperadamente a él pero otra se negaba a depender de alguien, y gracias a eso había hecho algo aun peor, había lastimado a una de las pocas personas que honestamente le quería y se preocupaba por él.

Kita suspiro y se revolvió el cabello fastidiado, no quería enojarse con Asamu pero aun así le dolía que no confiara en él. De todos modos sabía que discutir no ayudaría en nada, si no había querido contarle tendría sus razones y él no era quien para forzar a nadie a hablar. – Perdón, no debería abordarte con estas cosas, tomate tu tiempo. Iré al vestidor a repasar estrategias o algo, ve cuando te sientas mejor. – Dijo con la voz apagada mientras se dirigía al vestidor sin mirar al pelirrojo.

Ver a Kita darle la espalda sin más provocó que Asamu sintiera como el corazón se le caía a los pies, un vacio doloroso se había instalado en su pecho, definitivamente se había pasado. Sin pensarlo mucho corrió tras él y sujeto con fuerza su mano, todo con la mirada aun fija en el suelo. – No te vayas... perdón, no quise lastimarte es solo que...

– ¿Tienes miedo? – Pregunto el castaño apretando la mano del menor. – Si es así, yo estoy aquí. – Dijo girándose y jalándolo contra su pecho para abrazarlo. – Todo estará bien, yo estoy aquí, como siempre. Así que no tengas vergüenza de apoyarte en mí.

– Miyaji. – Fue lo único que broto de la garganta del pelirrojo, se limito a dejarse abrazar por el más alto, a sentir su calor y su cariño. Ahí se sentía protegido.



Cuando el intermedio termino ambos equipos regresaron a la cancha con las energías renovadas y más peligrosos que nunca, sobre todo sus capitanes. Nadie dijo nada pero todos sabían perfectamente lo que seguía a continuación, el momento del climax había llegado. Ni bien asumieron posiciones Byakuya y Mamoru se enfrentaron directamente y el publico estallo en vítores. Si había algo por lo que los encuentros de Ginsei y Naraame destacaban era sin duda por los inigualables enfrentamientos entre sus estrellas, sus capitanes, el Demonio Blanco contra la Bestia.

Byakuya sabía que sus compañeros de equipo debían descansar, si seguía exigiéndoles a Mori y a Kaoru jugar a su ritmo terminaría por agotarlos por completo, por lo mismo había pospuesto su duelo contra Mamoru hasta el tercer cuarto. De ese modo podrían abrir la brecha de puntos y los demás estarían descansados para el final. Sin embargo era una apuesta peligrosa, si la brecha se abría demasiado a favor de Ginsei el último cuarto seria irrecuperable. Además había algo más molestando al albino, solo le quedaba esperar que resistiera hasta el final.

El primero en obtener el balón había sido Mamoru, el peliverde había estado esperando aquello durante mucho tiempo, la ansiedad y la emoción le carcomían y eso se veía reflejado en los fuertes botes del balón. Con la misma rapidez y ferocidad con la que un ave de rapiña se lanza sobre su presa Mamoru realizo un increíble dribble mezclando fintas y quiebres hasta que pudo superar al albino. Byakuya sonrió divertido, el peliverde había decidió empezar con todo y debía responderle del mismo modo.

A una velocidad impresionante Byakuya logro alcanzarlo pero antes de que pudiera quitarle el balón Mamoru sonrió y lo arrojo hacia arriba para luego saltar y volverlo a tomar en lo que debía ser el Alley opp más rápido de la historia. Ni siquiera Mori pudo reaccionar a tiempo para evitar que el peliverde clavara el balón llevándose los primeros puntos. Todo había pasado tan rápido que incluso el público duro unos segundos en silencio intentando asimilar aquello. Sin embargo no tuvieron tiempo para aclamarlo, ni bien el balón había caído al suelo Byakuya lo había tomado para remontar el juego.

A cada paso ambos se volvían más rápidos, los demás miembros de ambos equipos no podían sino ver, aquella batalla estaba completamente fuera de su nivel, y lo peor, recién estaban comenzando.

Desde las gradas los ex miembros de la Generación de los Milagros observaban con el mismo estupor inicial. A más de uno a la sangre comenzó a hervirle de la emoción, ellos reconocían perfectamente lo que estaba sucediendo, lentamente para irlo disfrutando hasta llegar al límite, ambos capitanes habían entrado a la zona.

– Ja, así que había más jugadores capaces de ello. Bueno, aunque pensándolo en frio si el idiota de Tsubasa pudo era evidente que habría más que también. – Comento Aomine sin poder reprimir una amplia sonrisa cargada de emoción. Aunque aun así no se contuvo de maldecir un poco. Cuando era joven habría dado lo que fuera por algo como eso, rivales poderosos con los cuales medirse. Le parecía una mala broma encontrar a varios chicos que le emocionaban de aquella forma ya a esta edad.

– A quien demonios le importa la edad. – Soltó Kagami con una sonrisa adivinando el pensamiento del moreno, después de todo él también sentía lo mismo. – Es increíble, la edad no interesa, definitivamente jugare con alguno de ellos luego. ¡Cierto! Shun uno ellos es tu hijo ¿No? Podría jugar con el uno de estos días. – Decidió emocionado.

– Sabes no creo que Mamoru tenga problema con eso pero ¿Podrías sonar menos sorprendido de que sea mi hijo? – Dijo el pelinegro sintiéndose un poco molesto, sabía que el pelirrojo no lo había dicho con mala intención pero aun así.

– Mmm... ¿Y ahora que piensas Muro-chin? – Pregunto Atsushi divertido observando cómo, un poco más disimulado, su esposo observaba al albino igual que su hermano pelirrojo.

Al escuchar al más alto Himuro desvió la mirada apenado. – Admito que nunca pensé que fuera tan bueno... supongo que me gustaría jugar con él alguna vez. ¡No pongas esa cara! – Regaño a su esposo al ver la sonrisa algo burlona con la que este le miraba. – Bien lo admito, se me hace difícil encontrarle defectos, me agrada mucho ¡Pero sigo siendo el padre de Nai! Como tal no pienso dar el brazo a torcer.

– Supongo que eso está bien por ahora ¡Buena suerte Byaku-chin! Ah y en el partido también. – Grito el titán animado mientras abría otra bolsa de papas fritas.

Byakuya había burlado la defensa con mucha facilidad, junto con el ritmo continuamente aumentando el tercer cuarto se había convertido en un enfrentamiento 1 a 1 entre Mamoru y él, una guerra de puntos. Estaba claro que no podían seguir así por siempre, cada vez que uno hacia un punto el otro se la devolvía, necesitaban algo para ampliar el margen. El efecto de sus Demon Eyes no servía con Mamoru mientras que los Eagle Eyes de él si, por lo que debería buscar la forma de ganar o de al menos superar aquella diferencia. Con el balón en mano sobrepaso a Mamoru buscando clavar el balón y recuperarlo ni bien cayera para evitar un repentino contraataque, sin embargo no fue tan sencillo.

– Si en verdad creías que te dejaría escapar tan fácilmente te estás pasando de creído. – Le reprendió Mamoru con una sonrisa. – ¿Acaso olvidaste que mis ojos no son lo único que tengo de águila? – Cuestiono divertido.

La reacción del albino fue lenta y tomo nota de golpearse luego por haberlo olvidado. Con una precisión y rapidez sorprendentes Mamoru recupero el balón utilizando su Eagle Spear. El peliverde no tenia puntos muertos como base, era veloz, preciso, inteligente y poseía un campo de visión ridículamente amplio. Sin embargo eso era lo que lo hacia divertido. Byakuya amaba el basket pero desde niño jamás había encontrado a alguien con quien medirse de igual a igual, siempre jugaba reprimiéndose y si bien lo disfrutaba deseaba jugar con todo, dar su 100%, pero sabía que si lo hacía ni siquiera sus compañeros de equipo volverían a hablarle. Por eso sus juegos con Mamoru eran tan preciados, eran su única oportunidad de darlo todo, de sentir que sin importar que sería divertido y al terminar podría seguir riendo con Mamoru como siempre.

Por lo mismo no sería piadoso, derrotaría a Mamoru costara lo que costara, por el partido del Interhigh que no habían podido jugar, por los futuros partidos que no se veían bien para él, por todo lo que aquello significaba para ellos, debía jugarse el todo por el todo sin reprimir nada.

– ¡Perdón por bajar la guardia! No volverá a ocurrir. – Le aseguro con seriedad cerrándole el paso.

– Eso espero, la palabra "piedad" debe desaparecer de tu diccionario cuando juegas conmigo, señor "Demonio Blanco". – Agregó con una sonrisa altanera.

– Sin piedad, es más tu actitud, y después te quejas de cómo te llama la gente, señor "Bestia". Como sea démosle al público lo que quiere ver, un enfrentamiento entre dos monstruos.

Mamoru intento adelantarse por una abertura pero fue nuevamente bloqueado, pudo notar otras aberturas y vías de escape pero sería más que estúpido utilizarlas. Byakuya era endemoniadamente listo, no dejaría aberturas a no ser que fueran trampas. El peliverde lo rodeo con un quiebre y utilizando una finta logro superarlo, o eso pensó. Al segundo paso que dio el albino realizo un robo desde atrás y se alejo hacia la canasta, Mamoru lo siguió pero cada vez que intentaba acorralarlo Byakuya lo superaba, como si supiera exactamente que iba a hacer, cuando y como.

Gracias a su ingenio y a sus Eagle Eyes Mamoru pudo seguir el ritmo, pero lentamente Byakuya abría la brecha entre ambos a su favor. Nunca antes había caído en los Demon Eyes de este, no sabía cuál era exactamente el supuesto temor que experimentaban sus oponentes, pero en ese instante estaba sintiendo algo parecido. No entendía como podía adelantarse de esa forma, como hacía para saber que iba a hacer a continuación.

Byakuya dejo escapar una pequeña carcajada. – Es la primera vez que te veo algo desesperado. Debo admitir que el esfuerzo vale la pena.

– Muy gracioso ¿Acaso adquiriste alguna nueva habilidad de la que no sé nada?

– Voy a terminar por ofenderme si de verdad piensas eso. Solo estoy usando mi cerebro, como siempre me dices que haga. Pero si quieres una pista, solo hago lo que aprendí de mi madre.

Mamoru tenía que resolver aquello rápido, si no sabía que estaba pasando no podría contrarrestarlo y eso significaría seguir perdiendo puntos, algo que no podía permitirse. Byakuya había hecho alusión a su madre, ya que al igual que Hanamiya Makoto el albino trazaba "telarañas" cada vez que jugaba. Utilizaba su inteligencia para memorizar jugadas y trazar trampas para derrotarlos.

– Memorizar... ¡No me digas que...! – La respuesta era tan simple como absurda. – Maldito demente ¿Acaso memorizaste todos mis movimientos?

Byakuya dejo escapar una pequeña carcajada. – Te tardaste. ¿Algún problema si lo hice? – Inquirió divertido. – Todos tenemos ciertas costumbres que repetimos inconscientemente, reduciendo tus posibilidades de acción puedo leerlas y ver cual tomaras a continuación. Aunque no pueda paralizarte mis Demon Eyes aun me permiten ver bien tu movimiento muscular, te conozco tan bien que incluso puedo predecir y manejar lo que harás.

– Jajajaja eres increíble, pero no ganas solo con eso.

Si de por si verlos competir a ambos estando en la zona era increíble, ver como peleaban por el dominio del juego era algo alucinante. Byakuya encasillaba a Mamoru y manejaba sus jugadas con suma habilidad, sin embargo el peliverde no iba a perder por ello, por muy difícil que fuera se las ingeniaba para evitar ciertas costumbres o cambiar la trayectoria de la jugada a medio camino, de ese modo pudo mantenerse con un margen menor a diez puntos.

– Se está acostumbrando bien. Intenta evitar mis trampas y usa la cabeza para confundirme, tal y como esperaba de él. – Dijo el albino para sí mismo. Si podía mantener aquel ritmo todo iría bien. Sin embargo las cosas no eran tan sencillas.

La visión del albino había empezado a tornarse borrosa por su ojo derecho, sentía un agudo dolor, sabía que le quedaba poco tiempo, debía resistir. Sin embargo todo fue empeorando, poco a poco su visión del ojo derecho se iba poniendo más borrosa y eso entorpecía sus movimientos debido a que se le hacía casi imposible calcular la profundidad y así su puntería decayó rápidamente. Pudo notar las miradas de sus compañeros preocupados y la mirada curiosa de Mamoru sobre si, pero no podía fallar, quedaba menos de un minuto de partido y si lograba una canasta más el tercer cuarto terminaría con una diferencia de dos dígitos a su favor.

Siguió jugando y por primera vez podía sentir el dolor profundo en su ojo como si la herida fuera reciente, con un poco de imaginación y podría sentir el codo de Hatari golpeando su ojo y rompiendo su cornea. El paisaje borroso poco a poco se iba oscureciendo hasta quedar completamente a oscuras. Salió de la zona inmediatamente y su control sobre el balón se volvió bastante pobre. Mamoru no solo pudo robárselo con facilidad sino que al intentar frenarlo Byakuya término empujándolo y ganándose una falta. Lo único bueno que pudo sacar el albino de ello fue que el tercer tiempo había acabado y tendría unos minutos para intentar reponerse antes del final. Aunque siendo sincero dudaba poder recuperarse de ello. El tercer tiempo término con el marcador 77 a 85 a favor de Naraame.

Byakuya se dejo caer en la banca de su equipo y coloco una toalla húmeda sobre su cabeza mientras dejaba que su mirada se perdiera en la cancha, o bueno lo poco que aun podía ver. Tanto Mori como Miyako se acercaron a él preocupados pero no les contestó. Kaoru por su parte sospechaba de la razón del repentino decaimiento de su capitán, así que para hacerle confesar hizo lo que le pareció más efectivo.

– ¡Oye canoso! Piensa rápido. – Gritó a la vez que le lanzaba una botella de agua.

Ocurrió lo que la pelinegra esperaba, el albino reacciono al grito pero como Kaoru estaba situada a su derecha no pudo ver la botella y no la atrapo. Si eso no había sido suficiente para darles a entender a Mori y Miyako lo que pasaba la mirada frustrada de Byakuya sí.

– ¿Cómo no lo vi antes? Era obvio y no lo vi. – Se regaño a si misma Miyako dándose golpes en la frente.

Mori se inclino y observó preocupado el ojo de su amigo. – ¿Necesitas algo? Para cosas así el hielo no sirve... un medico, necesitamos llevarte a un hospital.

– ¡Cierto! Mori-kun quedarás a cargo en lo que yo acompaño a Byakuya al hospital. – Le ordenó la pelirroja buscando su bolso para retirase.

– ¡¡NO!! – Grito el albino poniéndose de pie. – No pienso abandonar, voy a jugar hasta el final.

– ¡Por supuesto que no! ¿Acaso tienes idea de lo que puede pasarte? De haber sabido que estabas tan mal no te hubiera dejado jugar ¿Por qué no me lo dijiste? No, es culpa mía, debí poner más atención, estaba tan centrada en ganar... no volverá a pasar.

– ¡Miyako! Mírame y presta atención a lo que digo, no me voy a ningún sitio. – Dijo lentamente poniendo énfasis en cada palabra, y espero para seguir hablando para que sus palabras calaran hondo en la mujer. – Prefiero perder el ojo a dejar de jugar.

La mayor se revolvió el cabello nerviosa, no quería discutir con el albino pero sabía que le costaría hacerlo desistir. – Byakuya aprecio mucho tu espíritu y compromiso. Pero tu salud es lo más importante para mí, entiéndelo, no puedo mandarte a la cancha si eso significa arriesgar tu bienestar. – Intento explicarle poniendo sus manos en sus hombros.

Byakuya quito las manos de la entrenadora con un golpe seco. – ¡¿Y entonces que quiere que haga?! Si me retiro ahora entonces ¿Cuándo podre jugar? – Cuestiono frustrado apretando los puños. – No se va a poner mejor, seguiré perdiendo visión lentamente hasta que no pueda ver nada por este ojo. No hay marcha atrás, entonces sí de todas maneras terminara así ¿Por qué no puedo jugar ahora? Si tarde o temprano terminaré de igual forma ¿Qué tiene de malo que sea ahora? – Inquirió subiendo el tono de voz, no quería gritar pero toda aquella situación realmente le molestaba. – Solo quiero jugar, estamos en la Winter Cup, enfrentándonos a Naraame, quiero jugar contra Mamoru ahora mientras aun puedo ir al 100%.

– Entiendo cómo te sientes, sé que esto es lo que más deseas pero... ¿Cómo podría seguir adelante si sé que le costará la vista a uno de mis mejores chicos? ¿Qué diferencia habría entonces entre yo y los monstruos como Kin que utilizan a sus chicos como meras fichas?

Byakuya suspiro y decidió serenarse, gritar no le serviría de nada pero tampoco pensaba desistir. – La diferencia es que tú estás pensado en mi. Eres como una madre molesta así que tranquila, hay muchas diferencias. – Le aseguro tomándola de la mano y dedicándole una sonrisa dulce. – Sin embargo quiero que confíes en mi ¿Qué no fue eso lo que me pediste cuando quisiste que me convirtiera en capitán de Naraame? Dijiste que podía confiar en ti y que me apoyarías en todo. Ahora te pido un poco de ese apoyo, déjame seguir adelante.

Miyako apretó con fuerza las manos del albino, sabía que no ganaría aquella discusión pero no le importo, le había prometido eso hace tiempo e iba a mantenerlo. – Ni bien acabe el partido me acompañaras a un hospital, me mantendrás al tanto de todo lo que ocurra a partir de ahora y seguirás al pie de la letra lo que el doctor diga, ¿Entendiste?

– Si, gracias Miyako. – Byakuya sostuvo sus manos un poco más y luego se acomodo su banda de modo que tapara su ojo derecho. – Mira, si hago esto no lo estaré esforzando. Solo debo aprender a jugar con un ojo sobre la marcha, nada difícil ¿Verdad? – Comentó divertido logrando una pequeña sonrisa en su entrenadora.



Desde las gradas el decaimiento en el juego del albino no paso desapercibido. Kyouya había lanzado una maldición a la vez que golpeaba la barra con las manos, Subaru tuvo que tranquilizarlo para evitar que se hiciese daño pero el pelirrojo no parecía muy tranquilo.

– ¡Idiota! ¡Testarudo, orgulloso, cabeza hueca! Fucking shit!! – Maldijo fulminando con la mirada al capitán de Naraame. – Me tomo la molestia de hacerle un seguimiento, un diagnostico, de advertirle sobre lo que podría pasar y sus consecuencias ¡¿Y para qué?! Me ha ignorado por completo. ¡¡Ahhh!! Juro que ni bien termine este partido lo mato.

– Tranquilízate un poco Kyouya. Maldecir y amenazar no cambiará nada. – Intento calmarlo Subaru mientras le examinaba las manos intentando ver que tan grandes serian los moratones que obviamente se había provocado el pelirrojo al golpear la barra de metal con los puños.

– ¡No puedo evitarlo! ¿Tienes idea de lo frustrante que es dedicarle tanto de tu tiempo y preocupación a alguien y luego ver que tira todo por la borda? – Exclamo exasperado.

Algo irritado Subaru soltó las manos de Kyouya dejando que se golpearan de nuevo con la barra. – Créeme que entiendo el sentimiento.

Makoto había estado escuchando la conversación entre los dos jóvenes, estaba al tanto de cómo era la situación de la vista de su hijo y no necesitaba escuchar nada para saber sobre que discutía su hijo con su entrenadora. – Tch, son iguales. Ambos unos cabeza hueca sin sentido de auto preservación. – Soltó molesto lanzándole una mirada significativa a su esposo.

– ¿Yo? – Inquirió desconcertado Teppei señalándose así mismo.

– ¡Si, tú! Siempre que se trata de basket Byakuya y tú son como dos gotas de agua, heredo mucho de ti en ese sentido. ¿O es que acaso no recuerdas al idiota que dijo "No me importa si pierdo la pierna, quiero seguir jugando"? ¡Son iguales! – Le reprocho pero no estaba molesto, solo intentaba disimular una sonrisa. El ser tan apasionado e inquebrantable eran cualidades que amaba de su esposo, y no podía estar más feliz de que su hijo las hubiera aprendido de él.



El cuarto comenzó con un cambio en la formación de Naraame. Debido a que el albino debía acostumbrase a su nuevo estado no podía seguir jugando de igual a igual con Mamoru en la zona, por lo que reorganizo a sus compañeros que, ya habiendo descansado durante el tercer cuarto, estaban renovados. Mamoru por su parte decidió no seguir en la zona, en su estado actual no la necesitaría para vencer a Byakuya y lo mejor era mantenerse a un ritmo estable que desgastarse en los primero minutos y quedarse sin energías el resto del partido. Si había algo que sabía bien era que sin importar que obstáculos tuviera en frente el albino siempre encontraría como salir adelante, cualquier abertura que se le dejase seria peligrosa.

– Así que por eso bajaste el ritmo. – Comentó Mamoru molesto cuando al recibir el balón quedo en un 1 a 1 con el albino.

– Suenas molesto... mira ya recibí un sermón por parte de Miyako y algo me dice que no dejare este lugar sin recibir al menos tres más, pero no pensaba dejar esto así. Tú y yo tenemos que terminar este partido.

– ¿Incluso si eso te cuesta la vista? – Por toda respuesta recibió una sonrisa así que decidió no seguir con aquel tema. – Sabes que no seré indulgente contigo solo por eso. Seremos amigos pero si pierdes un ojo será pura y exclusivamente culpa de tu idiotez. – Le advirtió sabiendo de antemano que ni el albino ni él mismo se perdonaría si bajaba el ritmo solo por algo como eso.

A Byakuya le costaba mucho adaptarse a jugar de ese modo, las profundidades, distancias y posiciones eran poco exactas y muy difíciles de medir. Tampoco ayudaba que estuviera con alguien con una vista como la de Ichijouse pero tampoco podía dejárselo a Mori o Kaoru, seria pedirles demasiado, tenía que encontrar la forma de sobrepasarlo.

El tiempo avanzaba y poco a poco Ginsei comenzaba a retomar los puntos perdidos en el cuarto anterior, si Naraame podía mantenerse aun a la cabeza era gracias a las estrategias del albino pero eso no podía durar para siempre. Mori estaba cansado de defender solo, los movimientos de Atsuka eran cada vez más bruscos y cargados de una fuerza increíble, si Mori estuviera en sus mejores condiciones podría lidiar con él sin problemas pero en ese momento se encontraba exhausto. Seguirle el paso a Byakuya para poder reducir la ofensiva de Ginsei era demasiado agotador, de seguir así dudaba incluso poder aguantar hasta el final del partido.

Por el contrario Kaoru se sentía con más energía que nunca, sí, su cuerpo estaba cansado y seguramente mañana no podría moverse sin que cada músculo gritara de dolor pero en ese momento la adrenalina la ayudaba a sobreponerse a todo. Ese sentimiento de bienestar, de emoción explotando por todo su cuerpo, dándole más fuerzas, defendería la ofensiva y anotaría puntos como si su vida dependiera de ello.

– ¡¡Vamos Kaoru!! ¡Sigue así! – Gritaba a todo pulmón Kaname desde las gradas, ver a la pelinegra le contagiaba aun más energía, sin duda aquel partido era uno de los mejores que había presenciado y estaba más que orgulloso de ver a su novia jugar.

– Wow, que gritos, creo que me estas dejando sordo. – Se burlo Saito a su lado. – Sabes creo que te equivocaste de club, pero tranquilo aun estas a tiempo, oí que las porristas aun hacen audiciones. – Agrego divertido el pelinaranja.

– Jajaja muy gracioso ¿Y tú qué? Por lo general eres el primero en gritar y armar un escándalo.

– ¿Yo? ¿Armar escándalo? Por favor, como se te ocurre. – Contestó con gesto teatral y una exagerada voz sorprendida y dolida.

Kaname soltó una corta carcajada y le dio un golpe en el brazo. – Ya, en serio. Si que eres molesto, a veces maldigo el día que cruzaste por primera vez la puerta de mi casa.

– Curioso, Taeko dice lo mismo desde el día que nací. Pero en serio, si fuera por mí gritaría con un megáfono y pondría otra vez la pancarta, tiraría fuegos artificiales si pudiera, pero Ichi se enojaría.

– ¿Tú + pirotecnia? Créeme, no solo Ichijouse, se te tendría que estar prohibido acercarte a eso.

– Nos levantamos chistosos hoy, ¿Por qué no mejor sigues echando porras a tu novia? Hay que animar al hombre de esta relación. – Comentó ganándose otro golpe en el brazo. – Bien, me callo, pero solo porque quiero conservar este brazo. Además por lo que puedo ver hay quien grita más fuerte que tú. – Agregó señalando a Nebuya.

– ¡¡Eso es, esa es mi hija!! ¡Aplástalos a todos, Kaoru! – Gritaba lleno de orgullo el ex jugador de Rakuzan estallando en vítores cada vez que su pequeña anotaba.

– Jajaja parece que Nebuya está muy animado hoy. – Comentó Teppei con una sonrisa.

– ¿Animado? Si yo fuera su hija fingiría no conocerle. A mí me avergüenza el solo estar sentado cerca de él. – Agrego Hyuuga rogando que nadie lo relacionara con aquel ruidoso hombre.

– Vamos, no seas así Hyuuga, no tiene nada de malo estar orgulloso de tus hijos. Además hay que admitir que no lo está haciendo nada mal, no pensé que una mujer podría tener semejante fuerza bruta. – Comento Kagami con admiración observando a la pelinegra.

– Siendo la hija de aquel bruto no es de sorprenderse. – Agregó tras un suspiro Hyuuga. – Bueno parte del problema también se debe a su pivot. Ese chico emm... ¿Wei, verdad? Es alto y tiene el talento pero parece estar demasiado abrumado. En el anterior cuarto fue completamente ignorado por el capitán de Naraame y ahora esa chica lo esta destrozando. Su moral y concentración deben estar por los suelos, si tan solo lograra recuperar algo de esa confianza seguro Ginsei podría reponerse incluso más rápido.

Aoi había escuchado la observación de Hyuuga-san y sus ojos se posaron con cierta preocupación sobre Zhen, de verdad parecía estarlo pasando mal pero si era como el padre de Adako decía solo necesitaba despejarse. Seguramente se hubiera quedado ahí, deseando en voz baja que pudiera sobreponerse, pero cierto comentario negativo sobre la pobre defensa de Ginsei hecho por algún idiota de las gradas la enfado. Sin prestar atención a mas nada se puso de pie y con paso decidido y algo molesto dejo su asiento y se dirigió lo más cerca que pudo junto a las barras donde estaban su hermano Kyouya y Subaru.

Sin meditarlo mucho se sujeto fuerte de las barras, juntó aire y como nunca antes grito con todas sus fuerzas. – ¡¡ZHEN!! ¡¡Vamos, tú puedes!!

El aludido levanto la cabeza buscando el origen de aquel grito y cuando vio a la peliceleste el rostro se le ilumino. – Aoi-chan... entiendo, no puede dejar que me pongan en ridículo delante de ti. – Afirmo para sí mismo con las energías renovadas, no se iba a dejar pasar esta vez, tenía que corresponder aquellos ánimos.

Si el repentino grito de ánimo que su hija acababa de darle a un chico no era suficiente para quebrar a Kagami el hecho de que ella sonriera al verle lograr el bloqueo sí. Un tanto divertido Kuroko tomo la mano de su esposo e intento consolarlo aludiendo que Aoi ya era una chica grande, pero nada de lo que su esposo digiera le llegaba al tigre. Para el su niña siempre seria su niña y tendría una seria charla con quien fuera ese chico de Ginsei luego.

Kaoru había comenzado a perder la paciencia, Zhen había espabilado y la defensa era cada vez más dura, quedaban menos de tres minutos aun y Ginsei ya había cerrado la brecha, ambos equipos estaban empatados 89 a 89. – ¡¡Mierda, mierda, mierda!! Estamos tan cerca, casi lo lográbamos. – Se lamento apretando los puños con impotencia.

– ¿Ya estas tirando la toalla? Vaya imbécil que eres. – Le regaño el albino golpeándole en la cabeza.

– ¡¡Waaa!! ¡Eso duele, estúpido cabello de anciano!! Siempre me pegas en el mismo lugar ¿Qué no sabes que puedes apuntar a otro lado?

– Esa es la idea. – Replico Byakuya con una sonrisa. – Estaba probando, logre pegarte justo donde quería así que creo que es suficiente. No estaré al 100% pero ya puedo jugar a un nivel aceptable.

– ¡Espera, Byakyu! ¿Estás seguro? Kaokyu y yo aun podemos resistir, no hace falta que te sobre exijas. – Dijo Mori preocupado por la salud del albino.

– Y ya estás en modo Mamá Mori. Tranquilo, no estaría sugiriéndolo si no estuviera seguro de que puedo. Cambiaremos la estrategia y ganaremos. Solo tres minutos, hemos revertido marcadores peores que este. – Aseguro con una sonrisa estirando los puños. Mori y Kaoru intercambiaron una mirada y ambos chocaron los puños con su capitán listos para escuchar la estrategia a seguir.

Mamoru sintió la sangre hervirle de emoción cuando al tomar el balón el albino lo intercepto en lo que sería su ultimo 1 a 1 de ese partido, esa jugada definiría todo y dependía de ellos. Eso era justamente lo que esperaba. – ¿Listo para desempatar?

– Lamento decepcionarte pero el ganador ya ha sido decidido, así que la pregunta correcta seria que si estoy listo para ganar, y la respuesta es sí. – Comentó con una sonrisa un tanto altanera.

– Nunca cambias, veremos que expresión pondrás cuando entiendas quién de nosotros es mejor. – Respondió el peliverde con una sonrisa.

Ambos capitanes comenzaron a seguirse cerrándose el paso entre si y limitando sus movimientos. Su velocidad no era tal como cuando estaban en la zona pero aun así cualquier otro jugador tendría problemas para seguirles el ritmo. Byakuya se había acostumbrado bastante bien a jugar con un ojo pero eso no alcanzaría para frenar a Mamoru por lo que tuvo que contar con los mínimos datos que podía leer con sus Demon Eyes para predecir sus movimientos y costumbres. Si bien el peliverde se las había arreglado para cambiar y evitar definir tanto sus costumbres en el tercer cuarto para entorpecer la lectura del albino ahora no podría hacerlo, estaba cansado y el tiempo era una presión constante que no le dejaba detenerse a pensar cada uno de sus movimientos musculares.

Byakuya logro quitarle el balón y espero a que el peliverde utilizara su Eagle Spear para driblear y salir fuera de su alcance. El reloj corría y el partido estaba a segundos de terminar, si esa jugada salía como la había planeado todo terminaría. Pero como era de esperarse Mamoru no tardo en alcanzarlo.

– Todo se termino. Ya no tienes tiempo así que iremos a tiempo extra para desempatar, tu equipo sobrepaso su límite hace tiempo, no podrán con ello. Son buenos, pero son pocos.

– Quizá seamos pocos. – Concedió el albino con una sonrisa. – Pero si sabemos mucho sobre trabajo en equipo.

El albino tomo el balón con ambas manos y bajo su centro de gravedad al momento de saltar soltando el balón con todas sus fuerzas. Mamoru quedo completamente desconcertado ante aquello, incluso aunque se tratase de un tiro sin forma eso jamás entraría, ni siquiera estaría cerca del aro, pero la sonrisa del capitán de Naraame no se inmuto en ningún momento.

Según lo dicho por su capitán, Kaoru había estado guardando energía y le dejo a Mori el trabajo de abrirle camino bloqueando a sus despistados oponentes. Mientras todas las miradas se dirigían al encuentro de ambos capitanes la pelinegra corrió por la cancha y llegado el momento dado saltó con todas sus fuerzas para obtener el balón. Mamoru observo a la chica hacerse con el balón con cierto pánico y no tardo en seguirla, no podía permitirle anotar, no podía permitir que acabara así.

– ¡Como si fuera a permitirlo! – El peliverde saltó bloqueando a la chica e imposibilitándole cualquier oportunidad de realizar una clavada.

– Caíste, idiota. – Se burló la pelinegra lanzando el balón que trazo un amplio arco sobre la cabeza del peliverde.

Detrás de Mamoru, Byakuya había saltado también y ahora había conseguido sin problemas el pase de Kaoru. – Te lo dije, esto se acabo, Naraame gana.

El albino clavo el balón con tanta fuerza que el aro se tambaleo amenazando con desprenderse justo cuando el silbato sonó anunciando el final del partido. Mamoru cayó al suelo debido a que sus agotadas piernas ya no podían soportar su peso y escucho con estupor como el árbitro anunciaba que 89 a 91 la preparatoria Naraame era la ganadora.

– Perdí... así que volví a perder contigo. No hay duda de que eres el mejor. – Dijo con la voz quebrada mientras unas lágrimas escapan sin su permiso.

– Si sigues poniendo esa cara voy a pegarte. – Le advirtió el albino acercándose. – Déjame adivinar, "No soy lo suficientemente bueno como para seguir siendo su rival. Seguramente ya empezó a aburrirse de mí y buscará a alguien más con quien jugar. Ya no tengo forma de asegurarme que esté a mi lado" ¿Pensabas en algo así? – Cuestiono con un tono de reproche.

– N...n-no sé de qué me hablas. – Mintió desviando la mirada sonrojado.

– Tantos años de conocerte y ¿En verdad piensas que no conozco como funciona esa cabeza tuya? Me ofendes. Somos mejores amigos desde hace años, sé cuando algo te altera o te preocupa, y ahora te preocupaba que ya no siguiera jugando contigo, ¿Verdad? – Inquirió y confirmo al ver como el peliverde rehuía su mirada. – Desde el otro verano cuando te gane cinco veces seguidas has estado raro, pensaste que si ya no podías ser mi rival no podríamos seguir siendo amigos y entonces...

– Entonces quise que fueras mi pareja. – Admitió un tanto avergonzado, pero al ver la sonrisa en el rostro del albino esa vergüenza desapareció. – ¿Hace cuanto lo sabías?

– ¿El que estabas confundido? Desde siempre, pero quise que te dieras cuenta solo. Mamoru, no me amas solo me quieres, y como me quieres no deseas que te deje. Pero no voy a dejarte, somos amigos y lo seguiremos siendo incluso cuando envejezca.

– ¿En serio crees soportarme tanto tiempo? – Cuestiono con una sonrisa. Siempre había sentido terror de aquello, de ver qué pensaría el albino si se lo decía. Pero ahora, ahora se sentía ligero, como si se hubiera quitado un gran peso de encima, como si ya pudiera ver con claridad.

– Oye, te he soportado hasta aquí ¿No? Además yo digo lo mismo, me has soportado como nadie ¿Cómo podría abandonar a la única persona que ha estado conmigo contra viento y marea? Pero si eso no te convence déjame decirte algo, seguirás siendo mi rival por mucho tiempo más. Es decir, estamos en segundo año, aun nos queda un año más para jugar el uno contra el otro. Además la victoria de hoy no cuenta.

– ¡¿Qué no cuenta?! – Cuestiono escandalizado Mamoru. – Me ganaste, contra toda probabilidad me ganaste, por el amor a dios prácticamente estas tuerto y me ganaste de todos modos ¡¿Y dices que no cuenta?!

Byakuya dejo salir una pequeña carcajada. – Oye, oye, tranquilo. No te pongas histérico. Me refiero a que yo no te gane a ti, Naraame le gano a Ginsei, que es muy distinto. Eso era lo que iba a decirte, tenemos un año más, empecemos a competir como capitanes, desde cero, por nuestras escuelas. Ya lo que refiere a las competencia entre tú y yo dejémoslas para la universidad.

– ¿Universidad? ¿En verdad dijiste esa palabra? Creí que no sabias pronunciarla o que preferirías dormir en un parque a tener que seguir estudiando. – Se burlo soltando una risa fresca y renovada mientras se limpiaba las lágrimas que habían dejado surcos húmedos en su rostro.

– Jajaja, muy gracioso, espero que no se te contagie el sentido del humor de tu madre porque ahí si mal vamos... En cuanto a la universidad, bueno yo quiero ser entrenador y tú jugador profesional. No nos iría mal asistir a la misma universidad y de ahí trabajar juntos.

– ¿Tú siendo el entrenador del equipo donde yo juegue? No lo sé, ya he tenido a un Ketsura, no quiero otro. Voy a tener que disciplinarte para que funcione.

– Ya me preparé mentalmente para tus escándalos e insistencias desde que decidí proponértelo, ahora ¿Planeas ponerte de pie o te quedaras ahí hasta que todos se vayan? Te informo que nos esperan para saludar. – Le indico extendiéndole la mano.

– No quiero oír burlas de alguien a quien le tiemblan las piernas y apenas puede ponerse en pie. – Replico divertido tomando su mano y ayudándose a ponerse en pie. – Ya no puedes retractarte, te estaré molestando todo el año siguiente para que tus calificaciones sean impecables para la universidad que elija.

– Seguro, aunque eso debería decirlo yo. A partir de ahora seré yo el que no te deje tranquilo, es más, ni mis hijos dejaran en paz a los tuyos ¿Te parece bien?

– Eres un idiota con todas las letras. – Se burlo Mamoru recargándose en él para poder caminar. – Vayamonos a formar y dejémonos de esta estupidez.

– Ya ya, pero antes tengo algo que quiero hacer. – Comentó girándose hacia las gradas intentando localizar a los miembros de Shotsuko antes de gritar. – ¡¡Oigan mocosos!! ¡Espero hayan puesto atención, este es el nivel que necesitan para considerarse buenos jugadores, mientras no me lleguen ni a los tobillos no se molesten en participar!

Ante tan audaz proclamación hubo distintas reacciones por parte de los chicos de Shotsuko, Seiji no pudo más que reírse emocionado esperando ansioso la próxima vez que jugarían contra Naraame, por su parte Leon tuvo que sostener a Tsubasa o de lo contrario el rubio seguro hubiera bajado a moler a golpes al albino y Kazuo estuvo tentado a decirle al pelirrojo que dejara al rubio salirse con la suya. Nai en cambio esperó a que los miembros de ambos equipos terminaran de saludar para dirigirse a los vestidores de Naraame acompañado por Ritsu y Daizen para ver al albino.

En cuanto a los miembros de Ginsei, Ketsura se excusó ya que había sido él quien había llamado a un médico para Horai y se fue para acompañar a Miyako, por lo tanto ni bien terminaran de cambiarse cada quien era libre de hacer lo que quisiera. Como siempre Atsuka estaba molesto por haber perdido y se desquitaba con los muebles lo cual le aseguro unos buenos golpes y un sermón por parte de Mamoru. Falto o no de energías nada le impedía disciplinar a sus compañeros de equipo. Zhen decidió dejarlos tranquilos, quizá había perdido pero de todas formas estaba contento, Aoi lo había estado apoyando y además al perder significaba que en dos días jugaría con ella por el tercer puesto, no podía esperar. El único miembro de Ginsei que no parecía tomarse bien todo el asunto era Asamu, el pequeño pelirrojo se había dejado caer en el banco sujetándose la cabeza con ambas manos intentando tranquilizarse.

– ¿Asamu-chan? Todo está bien, cálmate. – Dijo Kita sentándose a su lado y acariciándole la espalda. – Jugaste como nadie, estuviste increíble así que no hay nada de lo debas avergonzarte al contrario, debes estar orgullosos de tu desempeño. Y en cuanto a tu abuelo, tranquilo. Seiji ya se debe estar ocupando de todo.

El pelirrojo se quedo en silencio mientras el castaño seguía susurrándole cosas intentando calmarlo. Sin embargo conforme pasaban los segundos sus palabras sonaban cada vez más huecas, suponiendo que todo estuviera bien eso significaría que Asamu no volvería al club de basket. El menor había entrado por puro capricho de su abuelo, si las cosas se resolvían entonces dejaría el club de inmediato. Kita sintió un profundo vacio al percatarse de ello pero no podía deprimirse, sabía que era lo mejor para Asamu, además no era como si no le fuera a ver, seguirían yendo a la misma escuela.

– Pero una de las cosas que más amo es verte jugar... – Susurro en voz baja para si antes de ponerse de pie. – Seiji y tu padres deben estarte esperando Asamu-chan. Nos veremos mañana en la escuela.

El castaño tomó su bolso y empezó a caminar hacia la salida pero antes de llegar sintió una presión en su espalda. – ¿Asamu-chan? – Pregunto incrédulo, el menor lo estaba abrazando.

– Solo unos minutos más, por favor quédate así unos minutos más. – Pidió el menor sujetándose a la espalda del más alto.

Por otra parte todos los miembros de Naraame ya habían emprendido el camino a casa estallando en vítores de alegría. Mori y Kaoru habían querido quedarse junto a su entrenadora a esperar que su capitán terminara de ver al doctor pero Miyako había insistido en que se fueran. La pelirroja se había quedado esperando junto al entrenador de Ginsei a que Byakuya terminara, el doctor que había venido se había encerrado con él en el vestidor.

– ¿Esta delicioso ese esmalte? – Inquirió divertido Ketsura para romper el hielo al ver como la mujer se mordía las uñas.

– Es eso o masticar mis dedos, estoy muy nerviosa ¿Qué le diré a sus padres?... – Se preguntó angustiada. – Gracias Ketsura. Me sorprendió un poco que ya hubieras traído un doctor, pensé que tendría que conducir con él hasta el hospital más cercano.

– No tienes nada que agradecer, ni bien termino el tercer cuarto y entendí que sucedía hice unas llamadas a mis contactos y pude traer a un doctor de las clínicas privadas de mi compañía. La salud de nuestros niños es lo primero, eso me lo enseñaste tú.

– Aun así no sé como agradecerte, nadie más habría hecho esto. Te prometo que te lo pagare. – Le juro dejando de morderse las uñas y mirándolo a los ojos, sintiendo de paso como el peso de sus hombros se aligeraba.

– Ni hablar, no voy a aceptar nada que me des por esto. Mejor piensa que fui egoísta, a la preparatoria Ginsei no le conviene que el Demonio Blanco este herido, después de todo lo que más disfrutan mis chicos y creo que el público en general son los partidos entre Ginsei y Naraame. No sería ni de lejos lo mismo sin Horai.

– Lo sé, pero también sé que si hubiera sido Mori, Kaoru o cualquier otro de mis chicos igual hubieras hecho todo esto. – Comentó acorando la distancia entre ellos.

Ketsura dejo que sus ojos se perdieran en el rostro de la pelirroja y alargo una mano para removerle los mechones que tapaban sus ojos mientras le acariciaba. – Movería los continentes para evitar verte triste... Miyako yo...

– Muy bonito, pero si les importa ya estoy bien. Digo porque recuerdan que casi pierdo el ojo ¿No? – Comentó Byakuya divertido apoyado contra el marco de la puerta.

Miyako empujo al rubio lejos de ella y su rostro adquirió el mismo tono que su cabello. – ¡El doctor! ¿Qué dice el doctor?

– Próximamente, que me quebré algo. – Comentó Ketsura levantándose. – Hirasawa-sensei ¿Podrías decirnos como esta? – Preguntó dirigiéndose al doctor.

– Hice algunas revisiones pero es más de lo mismo. Lo que este chico hizo al sobre esforzarse fue acelerar el deterioramiento de su ojo. Mucho me temo que no volverá a ver por ese ojo, sin embargo con las gotas que le di debería evitar hacerse más daño. Va a tener que usar ese parche por unos días y las gotas durante unas semanas, si bien no volverá a ver podemos evitar que pase a mayores.

– En palabras sencillas: esta cosa más las gotas igual a no tienen que sacarme el ojo. – Simplifico Byakuya señalando molesto al parche blanco que llevaba en la cara. – Odio estas cosas, molestan.

– Pues te la dejaras una semana o de lo contrario personalmente te saco el ojo. – Le amenazó Miyako. – Muchas gracias por su ayuda y por haberse tomado el tiempo de venir Hirasawa-sensei. – Le agradeció la pelirroja agarrando al albino del cabello y obligándolo a inclinarse también.

Tras la charla con el doctor Miyako se despidió de Ketsura y acompaño a Byakuya donde sus familiares y amigos le esperaban para poder retirase al fin. Por otra parte ni bien había terminado de cambiarse Mamoru había salido a buscar a Saito, pudo acordar en verse en el área de descanso del estadio mediante mensajes pero al llegar allí algo no andaba bien. Para empezar el pelinaranja no dijo nada, no grito, ni siquiera se abalanzo sobre él para comentarle sobre el partido o burlarse como Mamoru había esperado.

– Yomara, te estaba buscando. Había algo que necesitaba decirte. – Anuncio el peliverde un tanto nervioso, su charla con Byakuya le había permitido poner sus sentimientos en orden y se sentía preparado para ser honesto con él. – Estuve hablando con Byakuya y pude resolver muchas cosas, incluso vamos a ir a la misma universidad así que hay algo que debo decirte.

– No hace falta. – Le interrumpió el pelinaranja, su rostro lucia su usual sonrisa pero sus ojos eran distintos, aquellos hermosos ojos rojos destilaban dolor. – Pude escucharlo, felicidades parce que Horai y tú ya tienen el futuro planeado perfectamente.

– No diría perfectamente pero... espera. – Una sonrisa se escapo al entender la situación. – ¿Puede ser que estés celoso? Por eso te comportas así ¿Otra vez tienes celos de Byakuya?

– ¡¿Y cómo quieres que no los tenga?! Siempre hablas de él, de lo genial que es y de cuanto le admiras, comparado con él ¿Qué puedo ofrecerte yo? – Respondió cuidando de subir demasiado el tono de voz, pero no podía evitarlo, se sentía realmente frustrado.

– Ya habíamos tenido esta conversación antes. No tienes que bajar los brazos y rendirte solo por eso. – Le replico el peliverde.

– ¡¿Y qué debo hacer entonces?! Seguir muriendo de celos mientras espero una mínima oportunidad... eso duele, duele pero sé que incluso así estaría dispuesto a hacerlo. – Confeso sintiendo como sus ojos comenzaban a humedecerse.

Mamoru dejo salir un largo suspiro y se acerco a él. – Eres como un niño, si me escucharas hasta el final quizá aprenderías algo. – Le regaño y antes de que el menor pudiera decir algo más lo tomo del rostro acercándolo y uniendo sus labios en un tierno beso. – Si no te quisiera no te pediría que no te rindieras. Antes de que me interrumpieras iba a decirte que el hablar con Byakuya me ayudo a ordenar mis sentimientos.

– ¿Y cuáles son tus sentimientos? – Preguntó el pelinaranja rodeando la cadera del mayor con sus manos.

– ¿Crees que te dejaría hacer esto si no me gustaras? – Respondió Mamoru sintiendo su rostro arder mientras lentamente pasaba sus brazos por el cuello del otro. – Pero que no se te suba a la cabeza, no puedes hacer lo que quieras donde quieras.

Saito dejo salir una corta risa y apoyo su frente contra la de Mamoru sonriéndole. – Bien, entonces ¿Me permitirías besarte, Ichi?

– ¿Te cuesta leer el ambiente o adoras fastidiarme?

– Un poco de ambas. – Acepto el pelinaranja besando nuevamente al mayor. Esta vez el beso duro más y fue haciéndose más intenso. La lengua de Saito se abría paso en la boca de Mamoru prolongando aquel excitante contacto. Saito amaba aquello, sentir al mayor temblando, indefenso, tan inocente a su merced, adoraba ese lado que solo él podía hacerle experimentar.

Los besos duraron unos minutos más hasta que el teléfono del mayor comenzó a sonar, había salido del vestidor directamente a encontrarse con Saito así que sus padres ya debían estar preocupados por él. Un poco a su pesar tuvo que despedirse del pelinaranja, el cual prometió llamarlo ni bien llegara a casa y corrió al encuentro con sus padres.

Al otro día las clases volvían a la normalidad, o al menos parcialmente. Tras haber perdido contra Naraame, Ginsei debería enfrentarse mañana a Shotsuko para decidir el tercer y cuarto puesto por lo que la practica fue ligera, pero en realidad la mayoría de los titulares tenían la cabeza en algo más. Asamu no se había presentado al entrenamiento y tanto Kita como Mamoru estaban algo intranquilos por ello. Hasta donde el castaño sabia Seiji había hablado con su padre y este había discutido seriamente con Kishou, además esa mañana había visto que quien había traído a la escuela a Asamu había sido el mismísimo Akashi Seijuuro y el pelirrojo se veía bien, incluso mucho más tranquilo que antes. Kita se sentía feliz por él, pero no podía negar que extrañaría practicar con él, verlo jugar o salir con el equipo y escuchar sus comentarios sarcásticos.

– ¿Y esta pobre practica? Aun tenemos que jugar para el tercer puesto, si vamos a jugar así mañana Shotsuko nos aplastara. – Les regaño Asamu al entrar al gimnasio ganándose de inmediato la atención de todos allí.

– ¡¡Asamu-chan!! ¿Qué estás haciendo aquí? – Preguntó sorprendió Kita pero sin poder esconder la enorme sonrisa que ahora surcaba su rostro.

– ¿Tienes mal el cerebro o qué, Miyaji? Soy parte del equipo de basket ¿De verdad creerías que faltaría a la práctica y más aun cuando tenemos un partido importante mañana? No soy Atsuka.

– No atraigas la mala suerte, lo último que necesito es otro Atsuka. – Dijo Mamoru acercándose al pelirrojo. – Creo que a lo que Kita se refería era que pensábamos que abandonarías el club de basket por... problemas familiares.

– Mis "problemas familiares" están bien, o al menos mejor que sus "problemas amorosos" capitán, no lo veía capaz de besarse tan descaradamente ayer en pleno pasillo. – Comentó con su típico tono de burla y superioridad viendo con satisfacción como el rostro del peliverde enrojecía. – Mis problemas ya están solucionados pero decidí quedarme en el club, si me voy ahora empezarán a decir que deserte por la derrota y que no tengo el coraje suficiente. Ya que empecé voy a ir hasta el final, no soy quienes dejan las cosas a medias así que seguiré siendo el escolta de Ginsei por los próximos dos años.

– Justo como se esperaba de Akashi-kun, estas muy seguro de tu posición. – Le elogio Zhen. – Eso significa que ya no tenemos de qué preocuparnos ¿Verdad, capitán? – Inquirió girándose a ver a Mamoru. – Ichijouse-senpai ¿Te ocurre algo? Estas muy rojo.

– Mi querido Zhe-zhen, lo que estás viendo es el resultado de ser atrapado infraganti. Ahora el rostro de Moru-moru enrojecerá hasta el límite y luego ¡¡Boom!! Hará explosión. – Se burlo Kita colgándose del más alto.

– ¡¿Eh?! ¿Ichijouse-senpai va a explotar? ¿Qué hacemos? ¿Deberíamos echarle agua?

– Jajajaja ¡¡Hazlo!! ¡Hazlo por favor! – Le pidió Kita mientras le daba un ataque de risa.

Asamu rodo los ojos y dejo escapar un gran suspiro. – Ya di mi palabra, serán otros dos años en este manicomio. – Dijo con una pequeña sonrisa.

Mamoru no tardo en recuperarse antes de que decidieran echarle agua y en gritarle a Kita y a Zhen por tremenda estupidez. El capitán de Ginsei había vuelto a ser el de siempre y pronto la práctica volvió a tomar su ritmo espartano. Kita debía quedarse junto con Zhen a limpiar todo al terminar como castigo por las bromas pero había valido completamente la pena. Además, desde que se había enterado que Asamu seguiría en el club nada podía ponerle de mal humor.

– ¿Te falta mucho para poder ir a casa, Miyaji? –Pregunto Asamu acercándose a él.

– ¿Eh? ¿Asamu-chan, quieres volver a casa conmigo? – Preguntó divertido apoyándose sobre el trapeador.

– Mi padre vendrá a buscarme y no nos costaría nada alcanzarte hasta tu casa. – Se justificó cruzándose de brazos.

– Jajajaja, ok déjame terminar esta parte y cambiarme. En cinco minutos estaré listo.

Asamu asintió y se dio media vuelta para esperarle afuera pero se arrepintió y volvió con el castaño. – Miyaji... no, Kita muchas gracias. – Dijo desviando la mirada completamente avergonzado.

Kita estuvo a punto de tirar el trapeador y caer de cabeza también. – ¿Asamu-chan? ¿Por qué usaste mi primer nombre?

– ¿Cuál es el problema con que lo haga? Es decir, nos conocemos desde que somos niños además... siempre que te necesito estas ahí para mí... gracias por lo del otro día. A decir verdad, yo también me divierto un poco en este club y, si a ti te gusta verme jugar supongo que no pierdo nada siguiendo aquí.

– ¿Te quedaste por mi? ¡Asamu-chan! – Kita soltó el trapeador y aprisionó al menor en sus brazos. – Te amo, en verdad te amo... ¿Crees que podrías dejarme, solo esta vez? – Preguntó delineando con la yema de los dedos los labios del pelirrojo. Sabía que estaba pidiendo mucho pero no podía evitarlo. Se sentía demasiado feliz y necesitaba expresarlo de algún modo, quería trasmitirle todo ese amor que sentía.

Si el rostro de Asamu podía ponerse aun más rojo con eso último lo había logrado. La primera y única vez que había sido besado había sido justamente con Kita durante la fiesta de halloween y si bien le había prohibido volver a hacer eso en ese momento se sentía diferente. Kita era realmente importante para él, quería agradecerle todo lo que hacía por él, retribuirle el cariño que le daba, quería verlo feliz. – Solo uno y que sea corto. – Cedió finalmente.

El castaño no podía creer lo que escuchaba, entre sus brazos el pelirrojo temblaba ligeramente mientras se aferraba a su pecho y cerraba los ojos. El mayor lo miro con ternura y acaricio su rostro rozando dulcemente sus labios con los del menor en un tierno y casto beso. No quería asustar al pelirrojo, además ya estaba más que satisfecho con todo lo que había pasado, para él eso había sido perfecto.



CONTINUARA... 

Continue Reading

You'll Also Like

73.2K 6.2K 32
Qué pasaría si estos 7 chicos fueran mexicanos? Harían mucho desmadre... •Humor Méxicano •Mencion de ships •Comedia •BTS •Mencion de otros idols
48.8K 4.1K 25
Holop aquí de nuevo aayumu con un nuevo fanfic. Esta vez de naruto!! * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * xxx: somos gemelos pero no somos igua...
12.9K 684 9
se relata despues de que jin le dijiera a ranka que la odiaba haciendo que esta se obsecione del chico y haciendo cualquier cosa para que este con el...
270K 42.8K 36
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!