Para Superarte

By Mak_KuroKaze

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Ya han pasado varios años, pero en el mundo del basket aun hay una leyenda que sigue vigente: La Generación d... More

Capitulo 1: "Leyenda"
Capitulo 2: "Inicia el camino"
Capitulo 3: "Primer rival"
Capitulo 4: "Lo que prometí"
Capitulo 5: "Comienza la batalla"
Capitulo 6: " Talento vs Orgullo"
Capítulo 7: "Demonio"
Capitulo 9: "Solo quiero tiempo a solas"
Capitulo 8: "Un largo camino"
Capitulo 10: "Siguiente encuentro"
Capitulo 11: "Termina la primera ronda"
Capitulo 12: "La entrevista"
Capitulo 13: "Viejos Amigos"
Capitulo 14: "Como era antes"
Capitulo 15: "Un paso más hacia delante"
Capitulo 17: "Dolor"
Capitulo 18: "Se termino"
Capitulo 19: "No me derrumbare"
Capitulo 20: "Basket"
Capitulo 21: "Familia"
Capitulo 22: "Declaración de guerra"
Capitulo 23: "Los tres monstruos"
Capitulo 24: "Invierno"
Capitulo 25: "Gracias"
Capitulo 26: "Hermanos"
Capitulo 27: "Padres complicados"
Capitulo 28: "Winter Camp"
Capitulo 29: "Fraternizando con el enemigo"
Capitulo 30: "Celos"
Capitulo 31: "Rivales"
Capitulo 32: "Reuniones"
Capitulo 33: "Problemas"
Capitulo 34: "Triple encuentro"
Capitulo 35: "Ultimo día"
Capitulo 36: "Dulce"
ESPECIAL de - HALLOWEEN -
Capitulo 37: "¿De regreso a la normalidad?"
Capitulo 38: "¡Peligro, exámenes!"
ESPECIAL de - AÑO NUEVO -
Capitulo 39: "Esto recién empieza"
ESPECIAL de - SAN VALENTIN -
Capitulo 40: "El más fuerte"
Capitulo 41: "Encuentros"
Capitulo 42: "Something new"
Capitulo 43: "Fuera del camino"
Capitulo 44: "Disolver"
Capitulo 45: "Un pequeño respiro"
Capitulo 46: "Desde cero"
Capitulo 47: " Broken and lost"
Capitulo 48: "Preludio Final"
Capitulo 49: "Tengo que vencerte"
Capitulo 50: "Encuentro definitivo"
Capitulo 51: "Al estilo Americano"
Capitulo 52: "GUERRA"
Capitulo 53: "Futuro"
Capitulo 54: "Ciclos"
Capitulo 55: "Mon Coeur S'ouvre A Toi (I Belong To You)"
Capitulo 56: "Friday I'm in Love"
Capitulo 57: "Lemas y espíritu de lucha"
Capitulo 58: "Desde las cenizas"
Capítulo 59: "Renacer"
Capitulo 60: "Día previo - Todos juntos"
Capitulo 61: "Primer día - Los más fuertes"
Capitulo 62: "Segundo día - Cosas Nuevas"
Capitulo 63: "Ultimo día - Completos avanzamos"
Capitulo 64: "Para superarte"
ESPECIAL de - HALLOWEEN 2 -
ANUNCIOS Y PUBLICIDAD
Capitulo 65: "Epílogo"

Capitulo 16: "El festival escolar"

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By Mak_KuroKaze



Ya había pasado una semana desde el partido contra Ryokudo, los chicos habían ganado su siguiente partido y solo uno más los separaba de la semifinal. Aun faltaba unos días para ese tan ansiado partido así que todo procedía de forma normal, la escuela y las practicas de siempre, hasta que cierto evento llegó. Mientras tomaban un descanso de la práctica fue Ritsu el que trajó el tema a la conversación.

– Y bien ¿Sus salones ya saben que harán para el festival escolar? – Soltó Ritsu revisando unas notas mientras los chicos se secaban el sudor o bebían algo.

Tsubasa bebió la mitad de su botella de un solo trago y se tiró el resto en la cabeza para luego dirigirle una mirada fastidiada a su amigo. – ¿Eh? ¿Esa estupidez? No gracias, es solo una aburrida competencia para reunir fondos donde los maestros se lavan las manos y obtienen dinero a costo del trabajo de los alumnos. – Objetó el rubio de mal humor.

– A mí sí me gustan los festivales, son divertidos y ayudan mucho a la escuela con cosas que en verdad necesita. – Comentó Leon pasándole una toalla al rubio.

– Además siempre sirven comida y dulces deliciosos. – Aporto Nai levantando su cabello en un rodete para soportar un poco más el calor, estaba cansado y sudado por lo que quería terminar ya con todo e ir a la ducha.

Seiji sonrió satisfecho al pensar en el festival, ya tenía una meta y estaba pensando en una buena forma de conseguirla de una manera más interesante. – Efectivamente la comida y la ayuda es buena, pero lo mejor del festival es sin duda el momento de premiar al salón que reunió más fondos, aunque como es sabido mi salón será el ganador. – Soltó con cierto aire de superioridad.

– ¿Se puede saber que te hace pensar eso? Al parecer quieres iniciar otra competencia. – Contestó Kazuo actuando tal y como el pelinegro había supuesto.

– No puedes llamarlo competencia si jamás has ganado, es solo un constante recordatorio de la realidad: soy mejor que tú en todo. – Le remarcó con un tono de superioridad fría, pero en realidad estaba esforzándose por no reír ante lo fácil de provocar y manipular que era el peliverde.

Kazuo lo miró molesto, odiaba esa actitud de superioridad de parte del otro, le hacía hervir la sangre. – ¡¡Claro que no!! Escucha bien Akashi, mi salón reunirá más dinero y votos que el tuyo, te aplastaré por completo.

– ¿En serio? Lo lamento pero es difícil creer eso si viene del señor " eterno segundo lugar". – Siguió burlándose Seiji terminando sus deberes restándole importancia a las palabras de Kazuo.

Adako los observaba pelear con mala cara, algo le decía que terminarían metidos en aquel embrollo y no sería lindo. – Esto no me gusta, las cosas no terminan nada bien si esos dos compiten, mucho menos si eso nos involucra a todos.

Seiji ignoró el comentario de la castaña y se giró centrando su atención en Kazuo. – Bien entonces será una apuesta. Como da la casualidad que somos tres por cada aula la cosa será así: el salón que gane tendrá una semana con entrenamiento regular mientras los demás realizaran entrenamiento triple ¿Te parece? – Propuso con un brillo de competitividad en sus ojos.

– Por supuesto, que humillante será para ti tener que perder y pasar por todo eso. – Afirmó el peliverde bastante confiado apretando la mano del otro.

El pelinegro correspondió aquel apretón con más fuerza. – Si es que ganas. – Le recordó divertido y lo soltó girándose hacia sus compañeros. – ¡Adako, Nai, ustedes dos están en mi equipo así que vengan! – Les ordenó arrastrando a la castaña y al pelivioleta fuera de ahí haciendo caso omiso a sus protestas.

– ¡¡Wuju!! Esto será emocionante, nosotros también competiremos. – Gritó animada Tsubaki invitándose sola a aquella alocada competencia y arrastrando a sus compañeros de aula con ella. Abrazó enérgicamente a Ritsu y Aoi dejándoles en claro que no escaparían de esa. – Eso significa que Ritsucchin y Aoicchi estarán conmigo ¡¡Tengo muchas ideas, vengan será divertido!!

– ¿No tengo opción verdad? Creo que lamentaré esto. – Decidió el pelirosado dejando salir un gran y pesado suspiro resignado.

– Yo ya lo estoy lamentando. – Admitió en voz baja Aoi temiendo lo que ocurriría pero sabiendo que nada de lo que hiciera o dijera calmaría a su amiga ni la libraría de aquel lío.

Kazuo observó como la peliazulada secuestraba a sus dos amigos hablando animadamente sobre sus planes para la competencia. Antes de que pudiera darse cuenta se encontraba completamente solo en el gimnasio con Leon y Tsubasa. Dado a que estaban en el mismo salón no le quedaban muchas alternativas, debía utilizar a esos dos idiotas de la mejor forma posible para poder ganar. – Bien par de idiotas van a ayudarme en esto. – Les ordenó con un tono firme y autoritario cruzando los brazos sobre su pecho.

– ¿Eh? ¿Por qué? – Se quejó el rubio, ayudar a Kazuo no era ni de lejos su pasatiempo predilecto. – Tú te metiste en esto así que sal solo, además acabo de decirte que odio estas cosas. – Le reprochó exasperado, odiaba trabajar de gratis y más si era por aquel idiota.

– Vamos Tsubasa no seas así, será divertido. – Le aseguró Leon poniendo su mano en el hombro de su amigo buscando persuadirlo con una sonrisa. – Yo si te ayudo Kazuo. – Le aseguró.

– Bueno uno menos. – Se dijo a sí mismo y con un movimiento brusco tomó al rubio por el brazo y lo aparto un poco. – Mira ya tengo planeado todo pero necesito tu ayuda... ¿Qué te parece si a cambio de ayudarme podrías pasar todo el día comiendo lo que Leon cocine mientras lo vez con un traje de mayordomo y un delantal? – Propuso con suma seriedad como si estuviera negociando con un vándalo u algo por el estilo.

Tsubasa había comenzado a soltar maldiciones ni bien el otro lo había agarrado pero al escuchar aquella propuesta se detuvo a pensarlo bien. Su mente divago imaginando a su amado pelirrojo en trajes como esos. – Eh... nunca se arregla pero si se vistiera así sin duda le quedaría bien y además cocinara para mí con eso puesto... ¡¡Trato hecho!! – Gritó de repente estrechando con fuerza la mano del peliverde.

– Los tipos como tú son tan fáciles de comprar, como sea ahora harás lo que te diga. – Se jacto orgullosos de sí mismo. – Lo que planeo es algo sencillo y de seguro será aceptado por toda la clase: un café. La gente pagará por comer algo y más si ustedes ayudan: la comida de Leon es deliciosa así que eso ya nos garantiza clientes y para garantizarnos los votos estás tú, todas las chicas harán fila si pueden ser atendidas por un modelo vestido de mayordomo. – Aclaró mostrando el punto de su brillante plan.

– Por lo general odio que se me peguen esas fanáticas locas, no importa cuánto las ahuyente o les grite solo gritan más fuerte y me acosan mas. – Recordó fastidiado sintiendo como sus oídos dolían solo de pensar en las cientos de chicas locas gritando su nombre a tal punto de romperse la garganta.

– Supongo que les gusta esa imagen tuya de "chico rudo y rebelde", aunque en realidad solo eres un poco irritable y ya. – Agregó Leon feliz de poder volver unirse a la conversación.

Tsubasa suspiró decidido, el premio lo valía. – Ok, conste que lo hago por Leon no más. – Aclaró abrazando al otro. – Pero tendrás que darme algo a cambio si no quieres que mande a la mierda a una de esas chicas gritonas. – Protestó haciendo un mohín un tanto infantil.

– Ok, aunque sinceramente no creo que sea tan malo ¿Qué quieres? – Preguntó divertido Leon, la verdad le gustaba consentir a su amigo y le parecía sumamente adorable cuando se comportaba así.

– Más "muestras de afecto" por parte tuya. – Respondió con una amplia sonrisa algo traviesa.

– De acuerdo, pero deberás portarte bien mañana y hacerle caso a Kazuo. –Decidió algo confundido por aquel extraño pedido.

Kazuo aclaró su garganta aprovechado el haber sido nombrado para que pudieran recordar que seguía ahí. – ¿Por qué será que siento la atmósfera de "pareja recién casada"? – Soltó buscando molestar a los otros dos pero todo lo que recibió fue el rubio le sacara la lengua y le enseñara de forma grosera el dedo de en medio.


Por su parte Tsubaki platicaba con todo el salón argumentando porque deberían hacerle caso y porque era tan importante apuntar a ganar. Obviamente metiendo alguna excusa como "por el espíritu escolar" o algo así sin mencionar la apuesta que había realizado con su capitán. Y finalmente logró que su idea fuera aceptada por todos. Felizmente le anunció a Ritsu y Aoi que su salón realizaría una casa embrujada.

– ¿Segura que es buena idea? Debemos pensar en muchas cosas, como la manera de atraer clientes y que todo en verdad asuste, o de lo contrario no recibiéremos ningún voto. – Protestó Ritsu. No quería ser pesimista ni nada pero ya había indagado y revisado datos desde su celular mientras la peliazulada hablaba con la clase, y claramente si las casas embrujadas no eran lo suficientemente buenas podían costarles muchos puntos.

– Déjamelo a mí, yo soy la perfecta imagen publicitaria y además soy un genio en cuanto a maquillaje y ropa. – Aseguró llena de confianza y con un brillo especial que denotaba su gran entusiasmo, abrazó repentinamente a la peliceleste y sonrió incluso más. – Con mi talento y esta linda e inexpresiva cara tendrás la mejor casa embrujada del mundo. – Aseguró estirándole una mejilla a Aoi.

– Siento que no me gustara donde terminara esto y más si debo maquillarme. – Dijo la peliceleste resignada a lo inevitable pero muy disconforme con ello.

– Además esto es una ocasión perfecta. – Siguió la peliazulada ignorando las quejas de su amiga con una sonrisa. – El festival es de puertas abiertas ósea que puede venir cualquiera, le pediré a Yusucchi que venga y si quiere con sus amigos, de ese modo tendremos al menos tres votos garantizados. – Comentó feliz, tanto por los votos gratis como por la idea de tener a Yusuke allí.

– Bueno mirando todo esto tenemos buenas oportunidades de ganar, ya que... intentémoslo. – Decidió finalmente el pelirosado uniéndose a sus animadas amigas.


Finalmente en el otro salón, Seiji les explicaba a los demás su idea: hacer un host. La idea era buena, no solo deberían pagar para comer platos deliciosos sino que además pagando una cuota extra podrían hacerlo junto a un miembro del salón a elección que este disfrazado de algo en particular.

– Seiji-kun tu idea fue excelente, todos parecen muy emocionados con eso ¿Cómo lo pensaste? – Preguntó Adako emocionada al ver a todos sus compañeros empezando a planificar la planimetría del salón.

– Tengo buena mente empresarial así que deducí en que gastaría más dinero la gente, las respuestas obvias son comida y un lugar con personas atractivas, si a eso le agregas algo extra como el hecho de los disfraces es obvio el resultado. No es que este orgulloso de ello pero si observas bien el 83% de los chicos y chicas en edad de preparatoria tiene fetiche por el cosplay. Por ende solo hay que explotar sus expectativas. – Explicó con la misma frialdad que utilizaría para hablar de finanzas o estrategias de juego.

– Vaya mente administrativa que tienes, pero te tomas tantas molestias solo para fastidiar a Kazuo-kun ¿Verdad? – Cuestionó la castaña con una sonrisa divertida. La relación del pelinegro con Kazuo era demasiado evidente para todos, bueno todos salvo para el mismo Kazuo.

Seiji sonrió comprendiendo la mirada de la chica. – Simplemente me gusta divertirme y hacerle enfadar. Además es como ponerle a prueba, me ha soportado así diez años si me tiene tanta paciencia y si a pesar de todo no se ha ido entonces vale la pena. – Decidió con una sonrisa suave.


Nai, que se había visto acorralado entre un grupo de chicas escandalosas hablando de disfraces, logró salir y fue directo a calzarse sobre el pelinegro. – No me gusta cuando Sei-chin habla así de Zuo-chin, nosotros también estamos contigo pero siempre le das más importancia a él. – Le reprochó molesto.

Seiji le acaricio la cabeza dedicándole una sonrisa. – No te sientas mal, todos son importantes para mí, simplemente es una forma distinta de querer la que siento por él que la que siento por ustedes. – Explicó buscando tranquilizarlo. – Ahora volviendo al tema del festival necesito que hagas algo Nai, llámale a Horai y a sus dos compañeros, si ellos vienen de seguro nos darán sus votos. – Le pidió con una sonrisa más picara.

– ¿Quieres que invite a Byaku-chin a venir? – Preguntó el menor entre confundido y emocionado.

– Si, ellos nos dan su voto y tú puedes tener una cita con él, todo el mundo gana. – Le aseguró con naturalidad logrando que el más alto enrojeciera repentinamente al oír aquello.


Adako contuvo una carcajada. – Deja a Nai-kun en paz, el va a su ritmo, ahora habrá que concentrarnos en los disfraces. Si queremos aprovechar al máximo esto tú y Nai-kun deberán estar en venta. – Señalo ganándose la atención de ambos chicos. – Ambos tienen club de fans y además de ese modo podremos conseguirlos votos de Tsubaki-chan y Kazuo-kun. – Aseguró con cierto fulgor en su mirada.

– Los votos son representados con pines y se les entrega uno tanto a los alumnos como a los visitantes para que se lo den al lugar que voten ¿Cómo planeas hacer que esos te los den? – Inquirió el pelinegro sin entender los planes de la chica.

– Sencillo, una vez que Tsubaki vea disfrazado a Nai-kun no se resistirá arreglarlo ella, entonces le cobraremos su pin a cambio de permitírselo. – Explicó orgullosa de habérsele ocurrido. – Luego si te pongo a ti en venta donde quien quiera pueda pagar para estar tiempo contigo... Créeme él nos dará su pin a cambio de que todo eso se detenga, te sorprendería cuan grandes pueden ser los celos de alguien. – Continúo guiñándole un ojo y daño por zanjado el asunto.


Tras decidir qué hacer cada salón comenzó a trabajar, debían arreglar la escenografía, comprar los disfraces o confeccionarlos, preparar comida y muchas cosas más. Finalmente el día del festival había llegado, hora de que la competencia iniciara. Al poco de comenzar todo se empezó a llenar de gente, todos los puestos estaban rebosando de gente tanto en los salones como en el patio, y en eso llegaron los tres chicos de Ryokudo.

– Oh, así que esta es la escuela a la que asiste tu novia eh Yusuke, nada mal. – Comentó Chiaki dándole una vista general al lugar.

Yusuke se sonrojo un poco por el comentario, sabía que su amigo se lo hacía a propósito pero no podía evitarlo. – Te eh dicho mil veces que Tsubaki es solo mi amiga, no mi novia.

– ¿Eh? Que desperdicio, tener a una modelo tan guapa solo de amiga tiene que ser un crimen, Senpai es realmente un hombre idiota. – Le recriminó Sakuma que iba caminando junto a ellos con sus brazos tras su cabeza.

Yusuke lo golpeo pero sin fuerza, era más como el típico golpe que le dedicaba tras cada entrenamiento cuando le pedía que dejara de hacer el idiota. – Cállate, en todo caso yo invite a Chiaki no más ¿Qué demonios haces aquí?

– Eso fue cruel Yusuke-senpai ¿Acaso insinúa que no le agrada mi compañía? – Protestó haciendo un mohín. – De todas formas por supuesto que iba a venir, no me perdería la oportunidad de pasar tiempo con mi querido Chiaki-senpai fuera de clases. – Aclaró aferrándose al brazo del castaño.

– ¡¡Suéltame maldito parásito acosador!! Ya en serio deja de seguirme a todos lados. – Protestó Chiaki sacudiendo el brazo con fuerza intentando quitárselo de encima.

– Se nota que son muy cercanos, tal vez debería dejarlos solos. – Sugirió con malicia Yusuke burlándose del castaño.

– ¡Ni se ocurra hacerme eso Yusuke! Sabes que no me agrada este mocoso, pero se me ha pegado como un parásito desde secundaria. – Gruñó Chiaki resignándose a arrastrar al menor que se negaba a soltarlo.

– Simplemente marco propiedad, no me agrada que tantas chicas te miren. – Se defendió Sakuma inflando las mejillas y abrazando con más fuerza el brazo del mayor.

Chiaki intentó zafarse con más fuerza pero sin resultados, si esto seguía así consideraría quitarse el brazo, por su parte Yusuke no podía parar de reír. Quizá se hubiera apiadado de su amigo pero su atención fue completamente robada por la melodiosa voz de Tsubaki llamándolo, la peliazulada traía puesto un hermoso vestido negro con encajes y redes azules y un sombrero de bruja enorme y arrugado. La chica corrió con todas sus fuerzas tumbando al chico de la emoción.

– ¡¡Yusucchi llegaste!! Te estaba esperando, deberías ver todo lo que hay, está todo muy hermoso y creo que nos lucimos con la casa embrujada, debes verla. – Gritó emocionada diciendo todo casi sin respirar ni mucho menos bajarse de sobre el chico.

Yusuke suspiró, le gustaba el entusiasmo pero la situación era demasiado vergonzosa. – Si pero... ¡Pesas demasiado, levántate! – Le pidió quitándosela con cuidado de encima. – Tienes que tener más cuidado y además ¿Qué con esa ropa? Si te avientas así seguro se te ve todo, no me agrada nada. – Le reprochó molesto.

– Pero es para hacer publicidad, ya son muchos los que aceptan mis volantes y se dirigen a nuestro salón. – Protestó la peliazulada inflando las mejillas. – Además me veo guapa.

– Aun así no me gusta nada, usa un short o algo pero soluciona eso. – Le exigió el pelinegro, podía casi sentir a la mitad de la escuela mirando desvergonzadamente la falda de su amiga.

– Que molesto, ni mi hermano hace escándalo por esto. – Se quejó cruzándose de brazos, pero aun así tomó en cuenta la sugerencia de Yusuke.

– Y deberías verlo cuando alguien en clase hace un comentario de más sobre las revistas en las que sales. – Agregó Chiaki entre risas buscando venganza contra el pelinegro.

Yusuke apretó los puños deseando callar a golpes a su amigo pero se le ocurrió algo mejor. – Sakuma hazme un favor, llévate ahora mismo a Chiaki antes de que lo mate. – Le ordenó al menor seguro de que pasar tiempo a solas con este sería el peor castigo para Chiaki.

– Si mi capitán. – Respondió con entusiasmo el menor haciendo un gesto de saludo militar. – Andando Chiaki-senpai. – Emocionado volvió a aferrarse del brazo de este y lo arrastro lejos.


Una vez solos Tsubaki guío a Yusuke por la escuela rumbo a su casa de terror, se detenía para señalar algunos puestos que podrían ser de interés para este y a recibir cumplidos de admiradores descarados únicamente para ver a Yusuke ahuyentarlos malhumorado. La casa de terror la habían construido utilizando el salón de música, el más espacioso, y la entrada estaba adornada con una cortina violeta, telarañas y un letrero algo cutre. En la entrada Ritsu cobraba el ingreso y recibía los pins de la gente, llevaba puesto su uniforme solo que todo desaliñado y un gran maquillaje de zombi, cortesía de Tsubaki. Las personas salían aterradas y algo pálidas cosa que preocupo un poco a Yusuke. No era un gran fan de las cosas de miedo pero tampoco era fácil de asustar por lo que aquella atracción le provocaba más que nada curiosidad.

Ritsu dejó su puesto y se acerco a la pareja recién llegada. – Tsubaki-chan mira, somos un éxito, todos comentan sobre nuestra aterradora casa embrujada. – Anuncio orgulloso.

– ¿Se puede saber que tienen adentro? – Inquirió Yusuke observando los arreglos del pelirosado.

– Algunos muñecos movidos con efectos especiales pero la joya de todo es el "fantasma" que aparece de la nada y te toma la mano. – Comentó Tsubaki con una risa a casi escalofriante. – Mi orgullo, mi mejor trabajo. – Anunció dándose aires de grandeza.

Justo en ese momento las cortinas se movieron sutilmente, como si el viento las hubiera empujado, Aoi salió vestida de blanco y su cara aun mas pálida por el maquillaje, cubierta de supuesta sangre lo cual relazaba mas sus ojos rojos. – Yo no les hago nada, simplemente les jalo las ropas para hablarles como hago siempre. – Objeto la menor con su natural tono pausado y carente de emoción, lo cual combinado con su apariencia la hacía ver aun mas espectral.

La chica había aparecido tan silenciosamente que Yusuke no la había visto hasta que habló, eso sumado a su nuevo atuendo casi hizo a su corazón entrar en paro. – Mierda... ya entiendo todo... eres malvada, usarla así a tu compañera ¿Sabes cuantos infartos podrías producir? – Le reprendió a la peliazulada aun sosteniéndose el pecho.

– Pero lo hace genial, además nos está rindiendo bastante bien, a todos les encanta y ya estamos en boca de todos. – Se defendió Tsubaki y luego se giro hacia la más baja. – Aoicchi vuelve dentro que ya vendrá más gente.

– De acuerdo pero luego quiero un descanso. – Accedió a sabiendas de que si se negaba su amiga se pondría más insoportable.


Otro salón que estaba teniendo mucho éxito era el que dirigía Kazuo. Habían ambientado todo como una pequeña cafetería y utilizaban el salón de economía domestica para prepararlo todo. Las chicas de toda la escuela e incluso de afuera hacían filas interminables solo para poder ver a Tsubasa en traje de mozo y que este les sirviera algún postre. Tsubasa las atendía con una sonrisa forzada pero lo bastante convincente como para hacer que a más de una se le escaparan varios chillidos. Aprovechando esto Kazuo decidió empezar a cobrar aparte para que las chicas se sacaran una foto con el rubio, sin duda una mina de oro instantánea. Tsubasa llevaba unos simples pantalones negros y una camisa blanca bien arraigada al cuerpo con las mangas subidas y algunos botones sin abrochar, de ese modo sus musculosos bíceps y su bien trabajado pecho quedaban descubiertos, su desordenada cabellera rubia daba el último punto a su "look salvaje" por el cual todas las chicas desfallecían.

Tsubasa ignoró los chillidos y se dirigió a la parte de la cocina con una nueva orden. – Leon pidieron otro flan con crema y caramelo... – El resto de la orden murió en sus labios, se quedo mirando al pelirrojo cocinar, definitivamente disfrutaba la vista: Leon con el mismo traje que él y con un pañuelo rojo atado en el cuello y su cabello en una pequeña coleta baja. Definitivamente se veía jodidamente sexy, gracias al cielo no tenía que salir de la cocina, odiaría ver a alguien más fijándose en él. – -Y de paso yo también quiero algo. – Agregó intentando no babear.

– Eh, si espérame que termine esto y te preparo algo, después de todo es parte del trato ¿Qué quieres? – Preguntó con una gran sonrisa el pelirrojo mientras daba vueltas unos panqueques.

Sin poder contenerse más Tsubasa fue hasta él abrazándolo por detrás desde la cintura. – A ti con crema para llevar. – Le susurró juguetonamente en el oído y le dio un travieso beso en el cuello.

Leon se río tomándolo como otra de las "bromas" de su amigo e intento apartarlo. – Muy gracioso, ya en serio y basta. Te dije que me hace cosquillas que hagas eso. – Le reprendió con cariño.

– No me importa, ya no quiero soportar a esas chicas locas, quiero quedarme aquí contigo y comerte. – Protestó el rubio aferrándose más al oji celeste.

Desgraciadamente los descarados intentos de coqueteo por parte del rubio se vieron interrumpidos cuando Kazuo lo golpeó en la cabeza con la libreta que usaba para calcular los ingresos. – Ya compórtate, estas en horas de trabajo así que deja de holgazanear.

Leon logró apartarse de Tsubasa algo apenado y retomo su trabajo. – Perdón Kazuo, ya seguimos trabajando.

– Disfrutas de arruinarme todo y verme miserable ¿No? Ya ya, volveré al estúpido trabajo. – Se quejó el rubio visiblemente molesto y fulminando al peliverde al salir.


Los últimos en llegar fueron el trió de Naraame. Byakuya observaba divertido la escuela intentando localizar el salón que le pertenecía a Nai mientras que detrás de él Mori y Kaoru observaban los puestos con interés, bueno al menos el pelinegro.

– Esto es muy aburrido ¿Por qué tenemos que acompañarte? Estaba más cómoda mirando televisión en tu departamento ¿No podías dejarnos allí? – Se quejó Kaoru con impaciencia, odiaba esa clase de eventos y odiaba más ser arrastrada a los de otras escuelas. Si ella no estudiaba allí ¿Qué mierda tenía que hacer curioseando como si fuera el centro comercial?

Byakuya le decido una mirada irritada. – Claro que no, ya me parece de por sí muy abusivo por parte de ambos que se hayan instalado en mi departamento haciéndose sus propias habitaciones y todo ni loco los dejare solos ahí. – Afirmó instalando su autoridad.

Mori contuvo la risa e intento actuar ofendido con el comentario del albino. – Ahora estas molesto Byakyu pero bien que te gusta que me quede a dormir allí cuando tienes ropa que lavar, cosas por limpiar y quieres que cocine. – Le remarcó caminando delante.

– Por ti no lo decía, tu eres bienvenido cuando quieras Mori sabes que te agradezco mucho que me hagas de ama de casa, pero ella solo come y desordena mis cosas, es molesta. – Se explicó Byakuya señalando a la pelinegra de forma acusadora.

– Es tu culpa por tener un departamento tan grande y por acaparar a Mori, yo también necesito de los cuidados de "mamá", en mi casa casino existe la comida casera. – Se defendió la pelinegra abrazando uno de los brazos de Mori.

El pelinegro dejo salir un largo suspiro y le acaricio la cabeza a su amiga. – En verdad me siento más como su madre que su amigo. Como sea al menos ¿Podrían no discutir y disfrutar el día de hoy? Aunque sea háganlo por mí. – Les suplicó a ambos.

– Esta bien pero a cambio nos haces una cena deliciosa. – Le hizo prometer Kaoru con una sonrisa ladina. – Bueno, ya que estoy aquí sacare provecho e iré a molestar al rubio oxigenado, nos vemos. – Se despidió emocionada corriendo con una sonrisa felina en el rostro.

– Esa niña no cambia más. – Soltó Byakuya tras un suspiro. – Bueno Mori ¿Me acompañas? Quiero hablar con Nai. – Dijo con una mirada más relajada, incluso dulce.

– Claro, si tengo que hacer el papel de tus padres es mi deber conocer a tu novio ¿No? – Bromeo dándole un pequeño golpe con el codo en el pecho observando como un ligero rubor cubría la cara de su amigo. – Oye es una broma, vamos.


Por su parte Yusuke había decidió acompañar a Tsubaki a repartir volantes, no le llamaba entrar solo a la casa del terror y aunque no deseaba admitirlo estaba preocupado por su amiga. Yusuke conocía muy bien las intenciones de la gente con solo verla a los ojos y no le estaba gustando ni en lo más mínimo como todos los chicos miraban a Tsubaki. Ella seguía repartiendo los panfletos tranquilamente mientras, a una distancia segura, Yusuke y su inconfundible aura asesina ahuyentaba a cualquiera que se acercara a ella con segundas intenciones.

Yusuke se acercó una vez vio que la peliazulada había dado el ultimo volante. – Si ya terminaste vamos, quiero probar en persona su casa embrujada ¿O es que aun les tienes miedo? – Inquirió en burla. En realidad no quería reírse de ella, simplemente quería entrar con Tsubaki a aquella casa embrujada pero su orgullo le impedía preguntar de frente.

– ¡¡Por supuesto que no!! – Se apresuró a negar la peliazulada, si tenía miedo pero su orgullo era mucho mayor que su temor. –Yo no soy ninguna niña, no tengo miedo.

– En ese caso acompáñame, entremos juntos. – Propusó fingiendo desinterés.

– ¿Juntos? – Repitió sintiendo el rostro arder. – Esta bien, hagámoslo. – Decidió tomando al chico del brazo y arrastrándolo hasta la casa embrujada. El pasillo por el que ambos entraron estaba oscuro, estrecho y lleno de telarañas y maderas crujientes. Tsubaki había aportado ideas para el diseño del lugar pero jamás se había animado a entrar siquiera cuando lo estaban montando. A pesar de todo intento permanecer centrada, no quería quedar como una tonta delante de Yusuke por lo que debía aguantar. Sin embargo ni bien unas calavericas y putrefactas manos afloraron de las paredes la chica dio un grito y se abrazo con todas sus fuerzas al pelinegro.

Yusuke abrazó a Tsubaki y agradeció la escasa iluminación del lugar o de lo contrario su cara asemejaría el rojo de la señal del semáforo. – Tsubaki... no respiro... estas apretando demasiado tu pecho contra el mío. – Le indico sumamente avergonzado.

Tsubaki tardó unos minutos en entender a lo que el otro se refería y al hacerlo se aparto inmediatamente maldiciéndose en voz baja. – Lo lamento mucho Yusucchi pero... – Agregó avergonzada al borde del llanto. – ¿Puedo tomar tu mano? En verdad odio esto.

Una dulce sonrisa se apoderó de Yusuke, Tsubaki no había cambiado casi nada y eso le gustaba. Por alguna razón le tranquilizaba volver a sentirse necesario para ella. – No has cambiado nada niña miedosa. – Agregó sin maldad tomándola de la mano. – Luego de esto te invito un helado, así que cálmate y salgamos de aquí ¿Vale? – Le propuso con una sonrisa entrelazando sus manos y siguiendo adelante.


Por su parte Byakuya y Mori lograron identificar finalmente el salón en el que estaba Nai. Una ridículamente larga fila salía de la puerta del salón pero eso no detuvo al albino de salteársela e ir directo a adentro, después de todo ¿Quién sería tan estúpido como para quejarse? Una sola mirada por sobre sus lentes bastaba para acallar a cualquiera. Junto a la entrada Adako sonreía con una jarra llena de pines, aparentemente su salón tenía el negocio ganador. Al verlos Adako les hizo señas y con un guiño les dijo "esta vez el tema es la realeza" y sin más los empujo dentro.

Ninguno de los dos entendió nada hasta que se fijaron en el salón, un club de host con cosplay, la realeza debía ser el tema de la ronda actual ya que varios de los alumnos estaban vestidos con elegante y bien elaborados trajes de príncipes o princesas. A un lado entre un grupo de chicas se encontraba Seiji con un traje de príncipe rojo y blanco y las condecoraciones en dorado. La vista de Byakuya voló por la habitación hasta por fin hallar una familiar cabellera violeta, Nai estaba usando un vestido largo de color lila claro con detalles en celeste, traía el cabello suelto usando su cinta como un moño en la cabeza, lucia claramente avergonzado pero eso solo le hacía parecer más lindo.

Byakuya estudio la situación y contó el dinero que le quedaba en la billetera. – Dudo que acepten tarjeta de crédito... Mori préstame dinero, ya vengo. – Antes de que el pelinegro pudiera siquiera responder el albino tomó su billetera y se regreso con la castaña.

Mori sonrió y dejó salir un suspiro, le hacía algo de gracia ver a su amigo así de alterado, pero justamente por ello debía aclara algo primero. – Te vez bien Nakyu, seguro a Byakyu le encanto verte así vestido, sobre todo el hecho de que sigas usando la cinta que te dio. – Comentó con una sonrisa al acercarse al pelivioleta.

– ¡¿Byaku-chin ya llego?! Quiero que la tierra me trague. – Exclamó avergonzado cubriéndose el rostro con ambas manos.

– No es para tanto. – Intentó consolarle pero inmediatamente incorporo un semblante más serio. – Escucha Nakyu quería hablar contigo antes de que venga Byakyu ¿Tú en verdad que sientes por él? – Preguntó sin rodeos haciendo al menor enrojecer aun más. – Veras, si no estás seguro por favor déjalo ya, no quiero ser malo pero Byakyu no tiene una vida fácil y como su amigo no quiero que la pase peor. – Se excusó adoptando una expresión severa realmente rara en él.

– ¿A qué te refieres con eso? Por favor expliques mejor ¿Por qué debería dejar a Byaku-chin? – Inquirió el menor entre confundido y ansioso. No le gustaba como sonaba aquello y no podía evitar sentir hasta cierto pánico.

– Yo no dije eso, solo si no es en serio. – Se explicó el pelinegro. – Veras Byakyu no tiene a nadie, ni siquiera una familia, tiene a ambos padres vivos pero no puede llamare propiamente una familia. Sus padres eran amigos simplemente y lo tuvieron a él por un descuido, cada quien tiene su pareja e hijos propios ahora con los que viven, para no incomodarlos Byakyu vive solo en un departamento y los ve de vez en cuando. Desde que lo conozco ah sido una persona muy seria y fría con quienes no le interesan por eso, si no vas en serio con el por favor no le molestes y déjalo. – Finalizó apoyando su mano sobre la del menor. Mori no quería sonar duro o autoritario pero realmente le preocupaba su amigo, no quería que alguien jugara con su corazón y le hiciese sufrir. Sus compañeros podrían burlarse de él tanto como quisieran pero si, Mori tenía un gran instinto maternal para con Byakuya y Kaoru.

Nai se mantuvo en silencio asimilando la información por unos minutos. – No lo sabía. – Dijo con amargura. – Pensándolo bien casi no sé nada de Byaku-chin mientras que él ya ah ido a mi casa y conocido a mis padres. – Se reprendió mentalmente apretando los puños. – Ya veo... gracias por contármelo. – Se levantó sin mirar a los ojos al pelinegro y ni bien vio al albino acercándose lo tomo del brazo y sin decir nada lo arrastro a toda prisa hasta la azotea del edificio.

Byakuya quiso protestar pero en cuanto puso un pie en la azotea el pelivioleta lo envolvió con sus brazos abrazándolo fuertemente contra su pecho. – Nai ¿Sucede algo? ¿Te sientes bien? – Preguntó preocupado separándose lo suficiente para acariciarle el rostro.

– Es solo que... estuve hablando con Mori-chin y...

– ¿Qué te dijo Mori? –Le corto el mayor. – Seguro lo malinterpretaste ¿Qué te dijo?

– Bueno me explicó un poco sobre ti Byaku-chin... sobre tus padres. – Agregó en voz baja temiendo tocar un tema sensible. – Bueno solo me dijo que no vives con ellos y que cada quien tiene una familia aparte. – Se apresuró a explicarse cuando vio la expresión perpleja del mayor.

– Ya veo... – Dijo el mayor exhalando con fuerza para cambiar el tono. – No es tan malo en realidad, no tienes que preocuparte por mí. – Le aseguró con una sonrisa y le revolvió el cabello con dulzura. – ¿Solo era eso? Me asustaste tonto. – Comentó restándole importancia al asunto.

– ¡Es importante! Byaku-chin sabe todo de mi, siempre se preocupa por mí y me compra cosas, me siento muy egoísta y más cuando yo no sé nada sobre ti... no quiero eso... ¡A mí me gusta mucho Byaku-chin así que quiero que seas más honesto conmigo! – Gritó sintiendo como sus ojos se llenaban de a poco con lágrimas.

Byakuya se quedó congelado observándolo atónito. – ¿Tú... lo dices en serio? Nai ¿Te gusto?

– Claro que me gustas idiota, por eso no me agrada que otra persona sepa más sobre ti que yo. – Confesó elevando el tono de voz. Intentó calmarse y acaricio el rostro del mayor que lo contemplaba con una sonrisa, lentamente se inclino y le dio un tierno beso en los labios.

Byakuya dejó escapar una sonrisa cuando el menor se aparto avergonzado. – Creo que debería dejar que te pusieras celoso de Mori más seguido. – Bromeo con una corta carcajada. – Escúchame bien Nai, soy una persona muy celosa y posesiva, soy completamente inútil para las tareas del hogar y en especial en cocinar, me saco de quicio fácilmente y soy algo violento ¿Aun así estarías dispuesto a salir con alguien como yo? – Le preguntó fijando sus ojos azul grisáceo en los violetas del menor.

Nai amaba sus ojos, para los demás podrían resultar intimidantes pero para él eran lo más hermoso que pudiera existir. – Por supuesto que sí, a mi me gusta Byaku-chin tal y como es, quiero conocerte mejor y además... – Siguió volviendo a abrazarlo contra su pecho. – Si Byaku-chin se siente solo quiero ser yo la persona con la que pueda contar.

– Me parece bien, entonces a partir de ahora eres mío. – Declaró tomándolo del mentón y besándolo apasionadamente, pidiendo permiso y adentrando de a poco su lengua en la boca del menor hasta que la falta de aire les obligo a distanciarse. – Si quieres saber sobre mí no tengo problema, te diré todo lo que quieras, es más, el jueves te iré a ver en el partido y el sábado te invito a mi departamento ¿Te parece? – Propuso con un tono seductor.

– Claro que sí. – Aceptó el más alto emocionado. – Por cierto escuche que será contra una escuela fuerte, si no me equivoco era Arkeyo.

– ¿Arkeryo? – La sola mención de aquel nombre transformo el rostro del albino en una máscara de preocupación. – Entonces te enfrentaras a Hanamiya. – Dijo en voz baja de forma lastimera pero inmediatamente volvió a sonreír al notar la mirada del menor sobre él. – No dije nada, será mejor volver al salón ¿No? – Se apresuró a cambiar de tema.

– Tienes razón, ahora será mejor volver o Ada-chin se enojara, en mi descanso paseare contigo ¿Si? – Propuso tomándolo de la mano para regresar juntos.

– Por mí encantado, que mejor que verte con eso lindo vestido ir de un sitio a otro. – Comentó con una sonrisa picara.

– ¡¡Byaku-chin!! – Se quejó el menor sintiendo su rostro arder.



Mientras tanto en el que café que administraba Kazuo para su salón Kaoru se hizo presente con una sonrisa felina dispuesta a acusar uno o dos problemas. Se sentó en una de las mesas y empezó a llamar a los gritos a los mozos despreciando a cada uno que se le acercaba hasta que finalmente Tsubasa se acerco a ella. – Ya era hora, el servicio aquí es demasiado lento ¿Qué paso, esperabas a que se te secara la tintura? – Inquirió con cierta malicia.

Tsubasa recurrió a todo su autocontrol para evitar tomar la jarra de café y ponérsela de sombrero a la molesta chica. – Te he dicho mil veces que soy rubio natural. – Le aclaró y sonrió hablando entre dientes. – Disculpa la tardanza es solo que se supone que sirvo a clientes no a víboras.

– Oh, no sabía que aquí trataban tan mal a la clientela ¿Qué no se supone que el cliente siempre tiene la razón? – Preguntó fingiendo inocencia.

– Como quieras ¿Qué le puedo traer? – Preguntó lo más falsamente que pudo arrastrando los dientes.

– Quiero una tarta de fresa y un flan con dulce de leche ¡Ah! y un café. – Pidió disfrutando cada segundo de la forzosa caballerosidad del rubio.

– Ojala te atragantes con ello. – Dijo por lo bajo y regreso a la cocina para volver luego de un rato con las cosas poniendo la sonrisa mas falsa que pudo. – Aquí está todo señorita.

– Déjame ver... – Dijo con cierto tono soberbio y le dio una pequeña probada a cada cosa. – Esto sabe horrible, el flan esta aguado. – Se quejo tirándolo al suelo. – Ups, tendrás que limpiar eso, y el café esta frío ¿Tan inútil eres? Con razón tenias que ser modelo y rubio, aunque sea teñido. – Se bufó con malicia.

– Mira bruja esa comida es la mejor de todas y tú no mereces ni lamerla del suelo y el café esta perfecto. – Respondió Tsubasa intentando no lazar del todo la voz aunque sinceramente en ese momento moría por echarse sobre ella y estrangularla.

– No lo creo, prueba lo tú. – Le retó tirándole el café encima.

– ¡Ya me harte! – Gritó harto tomando el pastel y embarrándoselo bruscamente en la cara de la pelinegra. – Ah mira, tu cara mejora bastante así. – Se burló con una sonrisa aldina.

Entonces comenzó una batalla campal entre ambos, tomando lo que estuviera al alcance de sus manos, arrojándoselo, maldiciendo. Todo se hubiera convertido en un verdadero desastre si Leon no hubiera intervenido, atraído por lo gritos, y se hubiera llevado a Tsubasa y a Kaoru a la cocina.

– ¿Se puede saber que está pasando? ¿Por que armaron semejante escándalo? – Le preguntó molesto por la actitud que había tomado su amigo.

– ¡¡Él/Ella comenzó!! – Fue la respuesta que dieron ambos simultáneamente.

– No me importa quien empezó ambos son responsables, no cocine todo eso para que jugaran a una guerra de comida y además ahuyentarán a los clientes si hacen eso. – Les reprochó intentando no ceder ante los ruegos y disculpas de Tsubasa, debía ser firme.

– Perdón, no fue mi intención... iré a calmar a los clientes. – Decidió el rubio suspirando y calmándose. – Pero si esta bruja serpiente sigue aquí cuando vuelvo no me haré responsable de lo que pase. – Advirtió encaminándose hacia la puerta.

– Te lo agradecería. – Dijo Leon dejando ir un suspiro y buscando un trapo. – Mira el desastre que hiciste. – Le reprendió mientras le limpiaba el rostro. – Ya ve a arreglar todo o Kazuo nos mata.

– Esta bien, pero solo por ti. – Dijo con una sonrisa picara besándole la mano antes de irse.

Leon volvió a suspirar y se puso a buscar los productos de limpieza, mientras levantaba los platos observaba disimuladamente al rubio y como este era rodeado por chicas cuando les explicaba lo ocurrido, no lo entendía pero le molestaba, esa escena realmente le molestaba. – Sera mejor no pensar en estupideces.

– ¿A qué te refieres? – Preguntó Kaoru aburrida observándolos a ambos. – Oh ya entiendo, esto sí que es interesante. – Comentó entre risas.

– ¡¿Qué demonios paso aquí?! – Preguntó Kazuo al ver aquel desastre. Se había ausentado apenas unos minutos para entregar unos formularios y al regresar se había encontrado con semejante lio.

– Ya lo arreglaremos todo pero... – Se interrumpió Leon señalando a Kaoru. – Si ella se queda tal vez esto se repita. – Advirtió un poco incomodo.

– Entiendo. Arreglen todo, yo mismo me encargare de ella. – Les ordenó y tomo a la pelinegra llevándola a rastras hasta el salón donde se encontraba el host, dirigiéndose al albino que estaba sentado hablando con Nai. – Creo que "esto" es suyo, ya ah causado demasiados problemas. – Informó molesto dejando a la chica frente al albino.

Byakuya se golpeo la frente maldiciendo por lo bajo. – ¿Qué hizo ahora? Juro que tomare responsabilidad.

– Solo vine a devolverla antes de que se mataran. – Explicó cruzándose de brazos y ordenándole a la chica que hablara con la mirada.

– No hice nada, solo se me hizo divertido joder al rubio oxigenado pidiéndole muchas cosas y criticándole, y de repente se enojo sin razón. – Se defendió la chica imitando al peliverde y cruzándose de brazos.

Byakuya rodeo su cuello con su brazo mientras le torcía un brazo. – ¡¿Cómo quieres que no se enoje?! Maldición no podes comportarte nunca. – Le reprendió bruscamente.

Kazuo rodo los ojos y decidió marcharse. Quién sabe qué demonios estarían haciendo aquellos dos en el tiempo que les había dejado solos. – Bueno no importa yo ya me reti... – Cualquier palabra o acción se perdió inmediatamente cuando sus ojos divisaron a Seiji. – Adako ¿Qué se supone que está pasando aquí?

– Es un host, y Seiji-kun es uno de los más rentados, creo que se ve muy bien ¿No? – Respondió con simpleza la castaña divertida mientras observaba como el orgullo de Kazuo lentamente se desquebrajaba.

– Si... ¿Cuánto tiempo estará ahí con esas chicas? – Preguntó con dificultad para esconder su desagrado ante la escena.

– Bueno le rentaron por una hora. – Comenzó a decir Adako acercando el jarrón con los pines. – Ah no ser que quieras que eso termine ahora. – Le propuso agitando el jarrón.

– No caeré en eso. – Afirmó decidió a ganar. Sin embargo la paciencia del peliverde llego rápidamente a su límite al ver a una de las chicas tratando de apartarle los cabellos de la cara al pelinegro haciendo sentir incomodo a este. – Se va a la mierda todo, Adako aquí tienes. – Dijo dándole su pin y su dinero, entonces tomo al pelinegro del brazo obligándolo a ponerse de pie.- Me lo llevo al menos que tenga alguna objeción. – Desafío a los presentes con una mirada fría y arrastro al más bajo hasta el pasillo.

– ¿Sucede algo Kazuo? Te ves muy molesto. – Comentó intentando permanecer serio. Le causaba ternura ver a Kazuo celoso y una gran satisfacción.

– Me rindo, ganas de nuevo. – Declaró soltándolo molesto. – No hacía falta todo esto, en verdad fue irritante. – Comentó desviando la mirada aun enojado.

– No espere que renunciaras tan pronto, supongo que vuelvo a ganar. – Afirmó con una sonrisa ladina. – Como sea, gracias por ayudarme, me molesta cuando no entienden un no. Odio que me toquen la cara o el cabello. – Se quejó acomodándose el flequillo que cubría su ojo izquierdo.

Kazuo le sujetó la mano mirando seriamente, clavando sus ojos azul verdoso en el ojo dorado del mayor. – No me agradó la situación tampoco, no dejes que te toquen tan fácilmente... solo eso. – Dijo corriéndole el cabello y dejando ver ambos ojos del de menor altura. – Solo yo puedo verlos, nadie mas ¿Oíste? – Le dejó en claro solo eso, y luego simplemente lo soltó y se marcho.

– ¿Cuando admitirás lo que sientes? Supongo que tendré que seguir esperando. – Se dijo así mismo volviendo a acomodarse el cabello apenas sonrojado. – Kazuo espera... – Dijo corriendo por donde él se había ido, intentando detenerlo. – No perdiste, todos lo hicieron de maravilla así que declaro empate. No me gusta verte enojado. – Dijo Seiji sonriéndole.

– No quiero tu lastima, soy un buen perdedor. – Protestó Kazuo herido en su orgullo.

– Y un cabeza dura también, te digo que es empate. A no ser que quieras seguir así, en cuyo caso seguiré en lo que estaba. – Le advirtió a modo de amenaza.

– Lo lamento pero te comprare por el resto del día. Declara empate si quieres, de todas formas no perdí. – Afirmó con tozudez tomándolo del brazo.

– De acuerdo... yo tampoco perdí para que quede claro. – Contestó con una sonrisa acercándose al peliverde.

El día siguió sin mayores sorpresas ni contratiempos, cada quien tuvo su rato libre para pasear por los diversos y coloridos puestos a gusto y al finalizar la jornada ya era de noche. Seiji declaró todo el asunto de la apuesta como un triple empate, pero así mismo dijo que como no había un ganador todos debían cumplir con el menú de entrenamiento triplicado tomándolo como un refuerzo para los partidos venideros. Estaban a punto de enfrentar una batalla difícil por lo que debían prepararse. Arkeryo sería su próximo oponente y no se darían el lujo de perder.



CONTINUARA...

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