Te necesito, ¿Y tú?

By Kateoncer29

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Entonces entendí que, sin importar lo que hiciera, si me rompieras lentamente, si me enterraras una daga en e... More

El Baile
Cumpleaños. 1ªParte
Cumpleaños. 2ªParte
La cita
Te buscaré, te encontraré y te mataré.
En shock
Cuídala
Amor verdadero
No diré adiós
Decisiones determinan destinos
Rutas de escape
Ya dije todo lo que tenía que decir.
Nieve y más nieve.
Ya te extraño
Conociendo a los Nolan
Celos y diversión.
¿Por qué ahora?
Storybrook
No necesito que luchen por mí.
Ceremonia
Preocupación
Angustia
Más noticias
Despedidas
Ella
Ataque
Guerra
Contra el tiempo
El día
Llegó el momento
Thomas
Llamada
Rescate
Homenaje
Los muertos no van a resucitar
Siempre volveré
Volver a las vidas pasadas
No quiero que lo aparten
Ascenso
Agentes, periodistas y más.
Accidente
¿Venganza o justicia?
Mi parte favorita
Cirugía
Por esta vida y la eternidad
Epílogo
Agradecimientos
FAR AWAY

Intentar seguir adelante

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By Kateoncer29


NARRA DAVID

Luego de que Mary Margaret y Emma volvieran al cuarto, después de una aparente acalorada conversación, decidí no inmiscuir más en el tema y las insté a pedir sushi como cena, con la idea de distraerlas y relajar los ánimos, sabiendo que es uno de sus platos favoritos. Emma llamó a un restaurante que aparte de atender en el local, hace envíos a domicilio. Más rápido de lo esperado ya habíamos terminado de comer, Emma había hecho dormir a Thomas y Neal estaba en el cuarto que le había designado su hermana hablando con Ana por video llamada.

-¿Qué ocurrió entre nuestra hija y tú?- le pregunté a Mary mientras estábamos en la sala de estar a solas.

-Nada de lo que preocuparse, sólo hubo un malentendido, pero ya lo solucionamos.

-¿Estás segura?- dudé alzando una ceja.

-Sí, David, no te preocupes por cosas que ya se arreglaron.

-Si tú lo dices...- alargué.

Estuve a punto de besarla, pero el sonido del timbre interrumpió el momento. Mary Margaret soltó su clásica y melodiosa risa y me apartó un poco de su lado, me hizo una señal queriendo decir que fuera a ver de qué se trataba. Terminé aceptando a regañadientes y me levanté del sofá, no sin antes dejar un corto beso en sus labios. Caminé hasta la entrada de la espaciosa casa (quién diría que mi hija viviera con más lujos que nosotros), abrí la puerta, pero no había nadie, chequé hacia los lados de la entrada, pero tampoco encontré algo o a alguien, eso hasta que miré el piso y me encontré con un sobre un poco arrugado en el suelo, me doblé de rodillas y o recogí, sólo tenía una inscripción.

PARA LA SEÑORA EMMA N. FOSTER.

Sin saber exactamente por qué, miré nuevamente hacia mis alrededores y al comprobar que no había nadie más, rompí una de las orillas del sobre y saqué la hoja que se encontraba en su interior. La extendí y estiré para poder leerla mejor, su contenido me sorprendió aún más que su hallazgo.

YA TE EXTRAÑO, EMMA.

Esas cuatro palabras sólo me llevaban a pensar en una única persona: Jack. Incontables veces escuché cuando se despedían de esa forma tan original que hacía que mi hija tuviera una amplia sonrisa. Mi hija. ¿Qué iba a hacer con esa nota? No podía entregársela y crearle falsas expectativas, recién estaba logrando levantarse y si la ilusionaba con algo que tal vez no era real sólo lograría desmoronarla nuevamente. No podía hacer eso. No hasta estar completamente seguro de la veracidad de la breve nota.

Rompí la carta en muchos trozos, tantos que sería casi imposible juntarlos todos a la perfección, entré a la casa y fui directamente hasta la cocina, donde boté los papeles en el basurero de metal que estaba a un costado del lavaplatos. Salí del lugar y fui hasta el salón de estar, para no preocupar a Mary Margaret.

-¿Quién era?- cuestionó.

-No había nadie, quizás eran niños jugando- me alcé de hombros.

-Probablemente. Iré a preparar nuestro cuarto- se levantó.

-Claro, ve.

Asintió y de retiró del lugar, era el momento oportuno para realizar la llamada que me ayudaría a saber qué es todo lo que ocurría, ¿sería posible que Jack estuviera con vida? ¿Quién más podría ser si no era él? ¿Algún otro demente empedernido en estropearle la vida a mi hija? Sinceramente no quería ni imaginarme más teorías, todas terminaban siendo angustiantes en un punto. Marqué el número que estaba en mi lista de contactos y esperé hasta que respondieron la llamada.

-¿David?- preguntó al responder.

-Killian, debo decirte algo... Necesito tu ayuda- expliqué.

NARRA EMMA

Estaba de compras con Matthew y Thomas en el centro comercial cuando sentí que alguien nos vigilaba, pero con el paso de los minutos dejé de lado tal sensación y me dediqué a buscar ropa nueva para mi hijo, ya que últimamente ha crecido mucho más rápido de lo esperado, y ahora que Matthew volvió de su investigación, se ofreció a acompañarme y así mamá, papá y Neal tendrían más tiempo para recorrer la ciudad.

-¿Qué piensas de este?- le mostré un pequeño saco manga larga con bordes que tenían puntos rosas.

-Es de niña, Emma- respondió mientras mecía a Thomas de un lado a otro.

-Eso es una heteronormatividad- argumenté-. El color no tiene sexo.

-Lo sé, pero cuando las personas lo vean dirán que es niña. ¿Qué piensas de éste?- sacó un traje con diseño de león.

-¡Oh es muy bello!- dije con tono de niña, Matt rio- Llevémoslo.

-Claro- sonrió, pero un segundo después su sonrisa se esfumó.

-¿Matt?- dudé.

-Ten a Thomas y quédate aquí- me entregó a mi hijo tan rápido que a penas pude reaccionar.

-¡Matt!- grité, pero él ya había salido corriendo.

Vi cómo desaparecía entre las personas, esquivándolas una por una, mi instinto me decía que algo andaba mal, una parte de mí, como si fuera una voz, decía que le siguiera, pero otra a su vez decía que podía ser peligroso y que debía de cuidar de Thomas. Escuché a la primera voz. Imité el accionar de Matthew y me escabullí en medio de la multitud y comencé a buscarle por todos lados, aferrando a mi hijo a mi regazo. Pero Matthew ya venía a nuestro encuentro, con el rostro pálido se acercó a mí.

-¿Matthew?- le hablé.

-Eso sí que fue raro- soltó.

-¿Qué cosa?

-Yo...- dudó si continuar o no.

-Puedes decírmelo, Matt- lo insté, suspiró y asintió.

-Creí haber visto a Jack- sentí cómo mis ojos se abrían de golpe.

-¿Qué?

-Pensé que él estaba allá- señaló hacia donde había corrido un minuto atrás-, pero cuando llegué sólo vi a alguien que se parecía a él- no supe qué responderle y me limité a asentir-. Lamento si te incomodé, Emma- se disculpó.

-No, está bien, fue sólo un erro- lo tranquilicé-. Vamos, debemos buscar más ropa- sonreí y lo jalé de su mano hasta los mostradores.

Terminamos de escoger unas cuantas prendas más y fuimos hasta la fila de la caja para pagar todo. Luego de un rato fue nuestro turno y le entregamos las cosas al joven que nos atendió amablemente y entonces Matthew se ofreció a pagar la ropa, reprochando ser el "tío" de Thomas y que merecía regalonearlo de vez en cuando.

-Sí, pero el problema es que no lo haces de vez en cuando, lo haces siempre.

-Eso no tiene nada de malo mientras él no lo note.

-Disculpen- nos habló el joven-, pero hay más personas esperando en la fila.

-Oh claro, lo sentimos- le dijo Matt-. Tome- le entregó su tarjeta y luego me sonrió con suficiencia.

-Gracias, Señor

El joven deslizó la tarjeta por la máquina y luego se la devolvió a Matthew, quien la guardó en su billetera. Nos entregaron los paquetes y Matt los recibió mientras yo llevaba al pequeño Tommy en su coche, porque se había dormido.

-¿Mamá?- llamé al llegar a casa.

-¡En la cocina!- gritó.

-Llevaré a Thomas al cuarto- dijo Matt mientras lo sacaba del coche.

-Claro, iré a ver qué hace mi madre. Dime si despierta- él asintió y tomamos direcciones opuestas.

Al entrar a la cocina vi a mamá y a Neal cenando juntos. Mamá me indicó que me sentara y me sirvió un poco de comida, la cual consistía en ensaladas de diferentes tipos y un trozo de carne. Matthew se unió a nosotros cuando llegó de acostar a Thomas.

-¿Y papá?- cuestioné.

-Tuvo que asistir a una reunión con el gobernador- respondió Neal con comida en la boca, mamá lo golpeó en la cabeza.

-¿El gobernador de Utah?- pregunté- ¿De qué tendrían que hablar?

-No lo sé, hija, tal vez de las elecciones.

-Sí, puede ser.

Luego de cenar, fui a mi cuarto y decidí tomar una ducha, busqué mi pijama y lo dejé sobre mi cama, entré a mi baño y comencé a ducharme. Estaba por terminar cuando escuché el llanto de Thomas, entonces me apresuré aún más y al terminar envolví mi cabello en una toalla blanca y mi cuerpo con otra del mismo color. Salí del baño, pero el llanto ahora no se escuchaba.

-¡Ah!- solté un alarido al ver a Matthew en mi habitación, cargando a Tommy.

-Oh, Emma, lo siento mucho- se volteó al instante-. Yo sólo iba a mi dormitorio cuando escuché el llanto de Thomas y decidí entrar.

-Sí, entiendo- dije con torpeza-... ¿Podrías cuidar de él en lo que me visto?

-Claro, lo llevaré a mi cuarto- se giró en dirección a Thomas, quien seguía llorando, y lo cargó evitando mirarme. Como acto seguido, Tommy dejó de llorar.

Sin observarme salió del cuarto cerrando la puerta con cierto desacierto, solté una risa y procedí a vestirme. Cuando estuve lista, peiné mi cabello, lo sequé y me puse mi bata. Salí de mi habitación y en silencio, para no despertar a mi madre que dormía en el dormitorio continuo, fui hasta donde Matthew y golpeé su puerta, pero no salía, volví a insistir, pero tampoco tuve resultados. Tomé la determinación de abrir la puerta y entrar, al hacerlo me encontré con Matthew durmiendo junto a Thomas, quien estaba rodeado por almohadas para no caer. De verdad me había tardado mucho en estar lista.

-¿Matt?- susurré acercándome a su lado, pero él no se movía- Matt- alcé un poco más la voz y despertó de golpe.

-¡Por Dios, Emma! Casi me matas- reí.

-Lo siento, no pude evitarlo- sonreí-. Venía a buscar a Thomas para que durmiera, pero veo que ya lo has logrado.

-Sí, comienzo a creer que tengo un don- Thomas siempre se quedaba dormido en sus brazos.

-Probablemente- respondí con tono de broma-. Bueno, te dejaré descansa- me acerqué a ellos para cargar a mi hijo, pero tropecé y caí sobre Matthew, quedando frente a frente.

Por unos segundos que parecieron eternos no supe cómo reaccionar y lo mismo pasó con él, nos quedamos en silencio sin hacer nada, limitados a observarnos atentamente el uno al otro. Tanta era nuestra cercanía que podía sentir su respiración y oler su clásico aroma a fragancia masculina. Fue ahí cuando miles de recuerdos atravesaron mi memoria como una lluvia de meteoritos, todos se trataban de lo mismo, todos se centraban en él: en Jack; desde que lo conocí hasta que lo vi por última vez por medio de la televisión días u horas antes de su muerte. Eso me hizo reaccionar.

-Lo siento- me levanté-, creo que tropecé con algo- me acerqué a Thomas y lo cargué en brazos.

-Sí, no hay problemas- dijo nervioso levantándose de la cama.

-Mmm... Buenas noches- me despedí apartándome en dirección a la puerta.

-Ah sí, buenas noches- contestó.

-Oh, Matthew, gracias- sonreí.

-¿Por dormir a Thomas? Sabes que me encanta hacerlo.

-Sí, lo sé, pero no es lo que quiero decir- me miró sin entender-... Gracias por ayudarme a intentar seguir adelante.

-Es un placer, Emma- esbozó una sonrisa-. Que descanses.

Asentí y me retiré del cuarto a sacadas, pero con cuidado de no despertar a Thomas. Llegamos a mi cuarto y lo recosté en su cuna continua a mi cama y, como lo hacía todas las noches antes de dormir, saqué el álbum de fotos de Jack. Habían noches en las que no alcanzaba a verlas todas, ya sea porque me dormía o el llanto aparecía y me vencía, una y otra vez.

En el preciso instante en el que veía la fotografía de cuando estábamos en el parque de Storybrook, mi celular comenzó a sonar. Lo busqué en mi velador y luego sobre la cama, pero no aparecía. Guardé silencio por un instante para concentrarme en el sonido vibrante de mi teléfono móvil y me percaté de que estaba en la parte superior de mi guardaropa. Lo saqué de ahí y vi la pantalla para saber de quién podría tratarse, pero lamentablemente era un número desconocido.

-¿Hola?- hablé. Pero nada- ¿Aló?- insistí- agudicé mi audición y logré escuchar la respiración de la otra persona en la línea.

-¿Emma?- ésa voz.

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