JUNTO A TI SIEMPRE

By aliciaweasley47

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"El amor verdadero no espera a ser invitado, antes el se invita, y se ofrece primero a entrar en tu corazón" ... More

1: Intruso
2: Friends
3: siempre te extraño intruso
4:Esa "pelinegra"
5 : Una nueva amiga
6: Una noche larga
7: Te quiero...
8: ¡Feliz Año!
9: Estoy enamorado de ti...
10: Adiós...
11: Lucharé...
12: Dejando atrás todo y a todos
13: "Corre, corre,corre..."
14 : Ya no lo conozco
15: Dagna
16: Vivir...
17: De su lado
18: Ella se queda con nosotros
19: Es malo mentir, cariño
20: Ya no...
22: Eres un cobarde
23: Baila conmigo
24: La cima de mi cielo esta contigo...
25: Ya no queda nada para mí

21: Solo uno amo de verdad

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By aliciaweasley47


El frío que recorrió mis piernas hizo que me dieran al fin las ganas de levantarme. La luz del sol aún no se filtraba por las ventanas de mi habitación por lo que me traía la esperanza de que no fuera tarde para ir a la universidad. Tome el celular de la mesita de noche revisando la hora, y como afirme recién eran las cinco y algo más; suerte que la entra a la universidad era hasta las siete. Me había levantado con un buen tiempo de sobra.

Sin perder más tiempo me propuse arreglarme para un nuevo día.

.

.

.

¿Cómo me quedará mejor el moño? ¿Suelto o recogido?

Me coloque la última bincha invisible para domar esos risos rebeldes que sobresalían de mi recogido, que no fue para nada fácil hacerlo, especialmente con lo domado que es mi cabello.

Escuche unos golpes en la puerta, así que tome rápido mi bolso y Sali. Mis padres se encontraban tomando el desayuno.

Los salude con un beso y tome un poco de cereal con leche antes de salir corriendo de la casa, ya se hacía tarde y por suerte llegue justo 10 minutos antes de mi clase de filosofía. Hoy tenía que dar el examen de recuperación por mi inconveniente de "ayudar" a mi compañero que según averigüe se llama Raúl, y tal parece que no es nuevo que no estudie.

Guarde rápidamente mis libros y cerré mi casillero, pero al hacerlo unos ojos café intenso me miraron. Retrocedí inmediatamente y haciéndome la desentendida intente pasar a su lado para seguir con mi camino, y, tal vez conserva un poco de dignidad pero su agarre me lo impidió.

- ¿Ya no tienes modales? – pregunto Peter

Me solté lo más rápido de su tacto y lo mire

- ¿A qué has venido? - pregunte con la mirada baja.

No quería verlo a los ojos, aun no podía superar lo que me hizo en el partido, cada vez que lo recuerdo algo dentro de mí se destruye.

- Parece que has sacado las garras campesina

Resople y me gire en dirección opuesta.

No tenía por qué aguantar sus cosas, hoy no.

Por suerte llegue antes de que cierren la puerta y al fin pude hacer mi examen en paz, ya que solo éramos 6 los que estábamos realizándolo en ese momento.

.

.

.

Ya había terminado todas mis clases del día y pues ya no tenía nada que hacer, así que me dirigí al baño para arreglarme un poco antes de irme, tenía unas ojeras horribles y solo quería lavarme la cara un poco para despertarme, no quería que mi madre se entere de mis desvelos.

Al entrar al baño lo primero que escuche fue unos gemidos, pero no cualquier gemidos, sino unos de dolor, era alguien que estaba desolada en un mar de llanto.

Lentamente me acerque a la tercera puerta y la empuje ligeramente encontrándome una cabellera chocolate y unos ojos cafés llenos de lágrimas, lo cuales son inconfundibles para mí.

- ¿Dagna?

Me arrodille frente a ella, que al verme salto encima mío y se aferró a mis brazos.

- Sabrina... ¿Por qué tenemos que sufrir de amor? – preguntó llorando

Esa pregunta estaba hecha a mi medida, pues yo era la principal en esos temas, era a quien siempre le tocaba sufrir, a quien le rompían el corazón.

Suavemente levante su mentón obligándola a mirarme.

- ¿Por qué estas así Dagna? ¿Sucedió algo malo?

Sus ojos estaban rojos del llanto, tal parece que lleva un buen tiempo aquí. Se me partió el alma ver a mi amiga llorar, y por lo que me pregunto estoy más que seguro que el tema principal es un corazón roto.

- Yo yo yo.... Aún lo amo – al pronunciar esas últimas palabras su llanto se duplicó, la acurruque más hacia mi calmándola un poco – yo aún lo quiero, soy tan estúpida.

- No eres estúpida Dagna, solo eres un persona que está enamorada, eso no es estupidez - levanto su vista hacia mí y le regalé un ligera sonrisa.

Lo menos que quiero es que vaya a pensar que me burlaba de ella.

- Pero, si dos personas supuestamente se quieren, no deberían sufrir- sus ojos se clavaron en el espejo detrás mío- o tal vez solo una persona de los dos amo de verdad.

De un solo golpe se levantó empujándome un poco, la vi acercarse al lavamanos para enjuagar sus ojos y limpiar el maquillaje. Me levante yo también y me acerqué por detrás de ella, sus ojos estaban clavados fijamente en su reflejo mientras una última lágrima le recorría la mejilla.

- El amor es tan bello, pero difícil, aquel que ama pasará por dolor, un dolor que para algunos nunca terminará. Y yo pertenezco a ese grupo, porque dejar de amarlo nunca podré.

Se arrancó la última lágrima de un solo movimiento cuando sus ojos se conectaron con los míos, aquellos ojos tenían una historia tan larga y dolorosa que parecía nunca acabar. No esperó más y se fue, dejándome con una gran duda en mi mente.

¿Quién será él?

.

.

.

De repente, la melodía de mi móvil comenzó a sonar en el bolsillo de mi pantalón. Me detuve en un parque cerca de casa, la verdad que ahora si me pareció una buena idea venir caminando, así conocía más mi nueva ciudad. Aunque no niego que mis pies me estaban matando.

Tomé asiento en una banca que se encontraba cerca, y acepte la llamada.

- ¿Bueno? – comencé

- ¡Mi preciosa! ¿acaso no me reconoces? – contestaron

¿Cómo no había reconocido esa voz? Tal vez estoy más despistada de lo que pensaba.

- ¡Jorgui¡ tío, claro que me acuerdo de usted.

Mi sonrisa no podía estar más grande. Hace más de tres meses que no sabía nada de mí querido tío.

- Perdóname mi vida por mi ausencia, pero había asuntitos que requerían mi atención- explicó

Una pequeña sonrisa se me escapó.

- Porque no la llama por su nombre, por algo se lo pusieron.

Lo escuche reír en la línea. Había dado en el clavo.

- ¿Cómo es que me conoces tan bien? ¡Ni tu padre lo hace!- protestó

- Dejémoslo en intuición femenina- respondí acompañada de una sonora carcajada.

Observe como frente mío paseaba una joven mujer, tal vez unos 4 años mayor que yo, con un pequeño niño de no más de 2 años. Era de gorditos cachetes y un frágil cuerpito, y lo más tierno era su cabello cortado en forma de un honguito. Era hermoso como su piel contrastaba perfectamente con su cabello negro azabache. Pero lo que me impacto sucedió cuando me miro; sus ojos eran de un café tan claro como intenso, no eran iguales pero si parecidos a los de él, y con eso no pude evitar imaginarme como sería un hijo suyo y mío... tendría los ojos más hermosos que se podrían ver.

- ¡SABRINA! – al escuchar ese grito proveniente de mi celular regrese a la realidad.

- Disculpe tío, ¿En que estábamos?

Lo escuche bufar como un adolescente fastidiado, algo que me saco una sonrisa. Adoraba su actitud fresca y adolescente, aunque ya no sea uno.

- ¡Al fin! Ya me tenías con dolor de garganta por tantos gritos que pegue, si no fuera porque estoy en mi apartamento y nadie escucha, pensarían que me están violando dos negros de dos metros cada uno –bromeo

Mis mejillas enserio se encendieron pero eso no me contuvo de reírme un buen rato.

- ¡Tío! – replique

- Hay cariño, ya tienes diecinueve años, a esa edad eso que te dije para mí no era nada, era como un cuento para infantes – alardeo de sus años juveniles. Como siempre.

La verdad que no hubiera gustado ser su novia o "compañera" en esa época, quien sabe que nomás les hizo pasar a esas muchachas, aunque tengo que reconocer que a veces los hombres como mi tío si tienen su atractivo, osino mírenme a mí, enamorada del idiota de la universidad. Si, a las mujeres nos encanta el peligro, o tal vez le hacen mucha alabanza a la frase de "La vida es un riesgo".

- Bueno dejemos esos temas pecaminosos de lado – su risa era como una caricia para mi destrozado corazón. Sí que lo extrañaba.- ¿A que debo su importante e imprescindible llamada? – cuestioné

Pues para que no haya esperado a llamarme a casa o enviarme un mensaje, sino que localizarme directamente por mi celular, era porque paso algo importantísimo.

- Sigo pendiente de la hipótesis de que vigilas a tu hermoso y sensual tío. Conste que la rubia de la otra noche solo era un desliz, tú sabes que mi única rubia eres tú.- alagó

- Ya sé porque caen todas, eres hermoso en ese sentido jorgui – alagué pues solo decía la verdad, aunque eso signifique elevar su ego.

- Y tú eres una hermosa persona, siempre alagando. Pero bueno, eso no es a lo que llamaba. Mi interrupción en tus actividades diarias tiene de asunto la mejoría de tu madre y su cumpleaños – reveló confundiéndome totalmente.

- ¿Qué tiene que ver el cumpleaños de mi mamá y su enfermedad? Eso ni con una ecuación concuerdan – respondí

El sol estaba demasiado fuerte así que mejor me fui a tomar sombra debajo de un árbol que se encontraba cerca.

- ¿Ecuaciones? Eso sí que era un suplicio... cariño tienen que ver juntas mucho más de lo que piensas. Como sabes hace 3 meses me traslade a Miami, y no por pura casualidad, ya que al ser gerente de mi empresa puedo hacerlo – bufé. Casi olvido que el ego se le subió.- sino que eso estaba planeado para lo que hoy obtuve.

- Tío, obvio que estaba planeado – reí.- las mudanzas no se hacen de la noche a la mañana. Las mudanzas se planean.

- Como que tu sentido del humor ha subido. Me gusta – contestó seguramente con una sonrisa tremenda adornando su rostro, incluso podía imaginármela.

- Ya jorgui, concreta, que me tienes expectante – exigí

- Verdad, como siempre le estoy dando muchas vuelta al asunto... bueno resumido queda en que después de un mes se vendrán a Miami a tomar un tratamiento experimental que ha tenido grandes resultados favorables en otros pacientes, y como siempre digo, todo hay que intentarlo, ¿Qué te parece?

- ¿Miami?

Está bien, esto sí que no me lo esperaba.


.

.

.

Bueno al parecer no es tan mala idea.

Mis padres reaccionaron mucho mejor a la noticia de Miami de lo que esperaba, pues hace como unas dos semanas recién nos mudamos y pensaba que mudarnos en un mes nuevamente no iba a ser una idea factible, pero me equivoque.


 ¿Y qué pasará con mi universidad? Pues obviamente seguiré yendo aunque ya en un tiempo la deje no significa que no pueda retornar donde lo dejaré.

¡La universidad! Que mezclas de sentimientos me produce ese lugar, tantas cosas que han pasado en tan poco días, debería ser un record vivir todo eso en tan poco tiempo.

Y como no sentirme más oprimida sabiendo que mañana es el baile, estoy más que nerviosa y nose porque, talvez sea porque lo veré o será que la sensación de que mañana veinte dos de septiembre será un día que no querré recordar y mucho menos vivir...

¡Vamos Sabrina! Deja de ser tan negativa. Estas dañando tu esencia.


La luz de la luna captó mi atención y me hizo reaccionar. La verdad que no me acuerdo en que momento mis manos abrieron la puerta de mi casa y mis pies tomaron rumbo al lugar que menos esperaba llegar pero que lo presentía. Al parque.

Y se porque estoy aquí. Mi mente lo que busca es a esa joven madre con su pequeño, con una sola mirada logro atraparme.

El parque es casi tan grande como un estadio de béisbol pero si las gradas sucias y la gente gritando, acá hay paz y las luciérnagas le dan un toque más que mágico, pequeños faroles que nos dan la oportunidad de nunca estar a oscuras.

Unas risillas llamaron mi atención, trataban de ser sumamente suaves pero no podían. Busque hasta que di con quien las producía. Eran un pequeño niño de máximo unos dos años. Eran tan chiquito que verlo sentando en esa fuente lo hacía ver incluso más pequeño. Tenía unos vaqueritos azules que le llegaban hasta las rodillas, una camisa de líneas rojas y verdes junto con unos botines amarillos esos que se usan para la lluvia y para combinar un sombrerito de vaquero rojo. Se veía tan chistoso, tal vez el mismo eligió su ropita y eso me enternecía más.

Observe como ahí sentadito se balanceaba de atrás para delante mientras miraba a todos lados como buscando o escondiéndose de algo, pero no me asuste porque su sonrisa delataba que estaba jugando.

Le di una última mirada antes de voltearme y dirigirme de nuevo a mi casa. Esa imagen fue suficiente para soñar hoy con mi familia propia, un deseo que anhelo cumplir.

Pero me detuve al escuchar el sonido del agua chapotear. El niño se había caído al agua, y solo tenía dos años.

No esperé más para regresar corriendo.


Mi corazón se desboco al ver que el niño ya no estaba sentado en la fuente, si se había caído, así que apresure mi paso y llegue con él.

Pude ver como el niño alzaba su cabecita mientras movía sus manitos y lloraba tragando agua. No dude al meterme en la fuente, donde el agua me llegaba hasta la cintura, para poder sacarlo.

Mientras lloraba lo tome de la cintura y lo alce a mis brazos, enseguida respondió el pequeño abrazando brazos y piernas a mi cuerpo mientras lo escuchaba llorar en mi cuello asustado y temblando.

Con mucho cuidado Salí de allí.

Apenas Salí lo abrace lo más fuerte que debía, pues yo me había asustado y el corazón pronto se me iba a salir, así que me exigía ser calmado.

- Ya pequeño, tranquilo. Ya se acabó, estas bien – le acaricie suavemente la cabecita.

Su cabello rubio estaba totalmente mojado al igual que su ropita, parecía que iba a desaparecer de mis brazos de lo mucho que temblaba.

Antes de que mi suéter se mojara más me senté en el suelo sin importarme la gente alrededor o mi falda completamente mojada. Pude lograr sentarlo entre mis piernas para poder sacarme mi suéter; el cual gracias al cielo no estaba mojado, sólo los bordes lo estaban.

Al instante que me lo quite se lo coloque calmando así su llanto como el temblor de su pequeño cuerpo.

Pude ver al fin sus hermosos ojos; azules, para nada iguales a los míos intensos, estos eran casi celestes. Preciosos.

Me miro un poco dudoso y con una pequeña curva en su boquita dando a entender un poco de miedo. Así que no dude en sonreírle para mostrarle mi cariño y fui más que dichosa al ver cómo me devolvía el gesto con gran confianza.

Es tan hermoso ver su sonrisa mientras sus ojos brillan, esos es lo puro de los niños, ellos aman con un brillo tan resplandeciente como hermoso.

No pude evitar acariciar su mejilla como mi madre hacia conmigo, sentí más que piel suave, sentí un corriente tan especial, y esas mariposas en mi estómago eran la sensación que tanto anhelaba y extrañaba. Eran sentirme querida, ya que esos pequeños ojitos me lo demostraban viéndome fijamente.

Sonreí. 

- ¡Adriano!

El grito aquel me alertó e inconscientemente acerqué al pequeño a mi pecho para protegerlo.

Un hombre lo suficientemente alto y fuerte para atacarme se acercaba corriendo. Con todas mis fuerzas me paré asustada con el pequeño en brazos, pues ese señor parecía querer tirarse encima de nosotros.

Iba a gritar y rápidamente comencé a retroceder preparándome para correr si era necesario, no permitiría que le pasara algo al pequeño.

- ¡ADRIANO! ¡DETENGASE!– gritó el desconocido.

Nose porque no pude moverme de ahí, pues ya era tarde, estaba justo frente a mí.

Pero lo que no me esperaba era que el pequeño se lanzara a sus brazos llorando.

- Pa..pi ... - lo escuche tartamudear.

Bueno ahora ya sabía porque actuó así, por lo menos mis nervios se calmaron.

- ¡Adriano! ¡Hijo!, gracias a Dios que estas bien- su rostro rojo y su voz demostraban que estaba a punto de llorar.

Lo abrazo y beso hasta que no pudo, mientras el pequeño envuelto en mi inmenso suéter lloraba.

Con una sonrisa me abrace a mi cuerpo y me di vuelta para irme antes de muera de frio, pero la voz del chico me detuvo.

- ¡Espera! – habló

Me gire al momento que lo tenía frente a mí.

La verdad que no parecía el maniático que vi corriendo hacia mí. Tenía el cabello un poco largo pero sin exagerar, sus ojos eran de un color plomo oscuro; ya sé de dónde lo saco el pequeño, me ganaba por dos cabezas más y tenía un cuerpo bien esbelto, como si fuera atleta.

Creo que se merecía que mi corazón se acelerara y mis piernas se debilitaran. Su presencia exigía respeto pero tenía una pisca de frescura junto con timidez.

- ¿Por qué mi hijo esta mojado de pies a cabeza? ¿Qué le hiciste? – pregunto tratando de contener la voz, tal vez por respeto, pero aun así, su postura delataba agresión.

Me aleje un poco por miedo.

- Yo...yo... yo lo encontré ahogándose en la fuente, yo solo lo saque de ahí, por eso hasta yo estoy mojada... - contesté temblando.

El frio ya me está pasando factura.

Acerco sus ojos a los míos en gesto amenazante logrando que hasta mis manos comenzaran a temblar.

- ¿Cómo sé que es cierto?- esa pregunta me puso en un estado que no sabía explicar.

Las lágrimas comenzaron a salir.

- Discúlpame por querer salvarlo, pero como tú no estabas, estaba yo...

Me aleje de él y me di vuelta comenzando a caminar.

Me sentía más que estúpida por llorar ¿acaso estoy en un colapso de sentimientos? Porque por cada cosa comienzo a llorar y eso no hace más que destruirme.

El frío me destruía los huesos y mis labios partidos no eran sorpresa.

La falda me pesaba más de lo normal pues los puntitos de agua que dejaba atrás mío eran señal de que aún seguía mojada, y sospechaba que no se secaría en un buen rato.

No veo la hora de llegar a mi casa.

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Como prometí, de que lo termino lo termino.

Un gusto juntarnos de nuevo

Aliswe:)

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