16: Vivir...

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Coloque los últimos vasos sobre la mesa y deje los cubiertos a un lado del plato. Sonreí al ver la mesa.

La verdad que me quedo muy bien.

Salgo en busca de mis padres que descansan en la sala viendo una comedia, escucho sus risas y eso me roba una sonrisa a mí también, hace tanto que no oigo reír así a mi madre.

Mi padre está sentado en el gran sofá rodeando a mi madre con un brazo mientras le deposita un beso en la mejilla, algo que sonroja a mi madre. Me da tanta pena dañar el momento.

- Ya está lista la cena ¿Vienen? 

Mi padre me regala una sonrisa que hasta me parece extraña después de todo el tiempo que ha pasado desde que lo vi sonreír así.

Se pone de pie de un salto, algo que causa una risilla en mi madre.

- Que esperamos, nuestros manjares esperan.

Él es el primero en salir en dirección a la pequeña cocina seguido muy de cerca de mi madre y yo. Tomamos asiento en la pequeña mesa situada en la mitad de la estrecha cocina, justo y preciso es el espacio que tenemos. La mesa de madera redonda siembra al sentarnos algo que nos indica que no durara mucho tiempo.

El primero en probar la comida es mi padre que hace una mueca de satisfacción al llevarse una porción a su boca

- Esta delicioso Sabrina. Este guiso es de los dioses – dice haciendo una especie de reverencia con su mano, un gesto que me obliga a reírme.

Tan ocurrido, como siempre.

- Es verdad. Cariño, tienes un don. Ni yo lo hago así de jugoso – elogia mi madre sonriéndome.

- Bueno no es para tanto, es solo un guisado común y corriente – me llevo una cucharada a la boca saboreando el dulce sabor del pollo – ahora mejor vamos al tema que si me interesa ¿Por qué te mandan a tener un tanque de oxígeno cerca? ¿estás bien? - miro fijamente a mi madre esperando su respuesta.

Mi madre me desvía la mirada. Sé que no le gusta el tema pero no pueden hacer las cosas sin que yo me entere, eso no es muy justo.

Mi padre termina de masticar para luego hablar

- ¿Por qué tendría que ser algo malo? Solo fue una recomendación del doctor por si algún momento lo llega a necesitar – explico mi padre llevándose un poco de limonada a la boca.

Mi madre no dice nada, y eso no es buena señal.

- ¿Están seguros? Por favor no quiero que me oculten nada. Si pasa algo díganme, no me excluyan. – suplique

Busque los ojos azules de mi madre.

Necesitaba que ella misma me lo diga y así por fin podre estar tranquila.

Los encontré mirándome.

- Tranquila princesa, no pasa nada. Estoy perfectamente.

Y eso era lo que necesitaba para que mi corazón vuelva latir tranquilamente. Sonreí

- Gracias por ser honestos conmigo – agradecí

- Siempre cariño – dijo mi padre

Le di un sorbo a mi limonada

- La próxima cita los acompañare yo, ya que la otra vez no me esperaron – comente

Vine corriendo para luego no encontrarlos, fue bastante desalentador. Me quede con las ganas de conocer al doctor que anima tanto a mi madre, gracias a él ella parece más animada, le debo mucho.

JUNTO A TI SIEMPREWhere stories live. Discover now