24: La cima de mi cielo esta contigo...

23 1 0
                                    

El cuarto poseía una cama matrimonial, un pequeño baño y un televisor mediano en frente de la cama, debajo de este había una cajonera.

Peter apenas se podía mantener en pie, estaba sujetándose de mi cuello y yo estaba haciendo un tremendo esfuerzo por ayudarlo a caminar sin tropezarme con mi propio vestido, suerte que me quite los tacos y me los guindé en el brazo. Lo coloque sobre la cama lo más despacio que mis fuerzas me permitieron pero mis piernas no aguantaron más y me dejaron caer encima de Peter. Estábamos a un centímetro de distancia y él tenía los ojos cerrados, ni porque le caí encima se despierta, esto me estaba preocupando.

Traté de levantarme un poco para poder llamar a alguien que nos recoja pero Peter no me dejo hacerlo acercándome de nuevo hacia él. Esta vez se aseguró de envolverme entre sus brazos. Sentí a mi corazón acelerarse cuando me miro.

- No quiero que te alejes de mi ni un segundo... quédate aquí – pidió acariciando mi rostro

No sabía si mirarlo o no, me sentía tan confundida y esta situación no ayudaba en nada.

- No me iré Peter, te llevaré a casa, solo déjame llamar un taxi que nos recoja – sugerí.

Sentí como intensifico su amarre en mi cuerpo.

- No quiero regresar al maldito dolor, Sabrina, quiero quedarme en este pequeño mundo, donde no duele verte. – Tomó mi rostro entre sus manos acercándome al suyo.

- ¿Qué es esto Peter? – pregunté hipnotizada en sus ojos.

- Es amor Sabrina, uno prohibido y que duele, pero que no puedes olvidar.

Y sus labios acariciaron los míos. Se acercó tímido, algo que no pensé que se daría en él, pero eso lo hizo más especial. Sentía sus suaves labios sobre los míos en un baile de emociones, no podía procesar nada, todos mis pensamientos estaban dirigidos a él. Sus brazos rodearon mi cuerpo y me presionaron más a él, sentía que me derretía entre sus brazos, sus labios no me soltaban pero no protestaba, me encantaba ser prisionera de él. En un impulso intensifico el beso, era un beso que me estaba quitando el alma y eso me enloquecía, cuando sentí sus brazos recorrer mi cuerpo temblé y me separé de un salto.

Me acerque a la puerta, tenía que salir de ahí, pero él lo evito colocando su brazo sobre la puerta y reteniéndome.

No podía verlo a la cara, sentía que con una mirada el ganaría todo de mi...

- No te vayas... Sabrina, quédate conmigo. – pidió. Acaricio mi rostro y lentamente lo levanto fijando mi vista en él. Se veía tan sincero...

- Yo fui quien cada día solo quería hacerte feliz...No puedes pedirme que simplemente olvide todo lo que hiciste.

- ¿Y todo lo que hiciste tú? Yo también he sufrido mucho por ti.- acusó

- Yo te entregue mi corazón de frente pero tu eso lo olvidaste...Se te olvido abrazarme cuando mi alma tuvo frío, no me rescataste de este dolor, ¡Me prometiste que no te irías! – sentía a mi corazón pedir que grite más, que le diga todo lo que merecía saber, pero mis fuerzas no estaban listas para esto...

Tuve que arrimar mi cuerpo a la puerta

- Te confié mi alma ciegamente... - confesé dolida

- ¿Y que querías que haga? – me agarró de los brazos - ¡¿Qué quieres de mi Sabrina?! – gritó

- ¡Quiero que me ames, Imbécil! – grité con todo mi corazón, la desafié con la mirada al verlo flaquear ante mi confesión, se alejó un poco de mí.

JUNTO A TI SIEMPREWhere stories live. Discover now