pianist ♨ j.jungkook

By ohmylotr

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Tocaba el piano como los ángeles; con una delicadeza etérea que hacía llorar al más insensible de los humanos... More

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 7.
.º. book tráiler .º.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19, parte 1.
Capítulo 19, parte 2.
°preguntilla°
seguiremos...
violinist ♨ j.jungkook ※ j.hoseok

Capítulo 6.

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By ohmylotr

El suelo de la cocina estaba frío en comparación con mis pies descalzos.

Estiré el brazo tratando de alcanzar el paquete de cereales del estante de arriba, y al darme cuenta de que en absolutamente ninguna de las posturas que probé alcanzaba los cereales, me conformé con el paquete de Doritos que había debajo.

Con toda la fuerza que fui capaz de reunir, abrí la bolsa tras varios intentos fallidos y me dispuse a comerme el primero de los Doritos.

El ruido de la puerta principal interrumpió mi asalto a la cocina, dándome por hecho que mis padres ya habrían llegado de alguna de sus cenas con sus amigos.

Con mi pijama de seda y encaje me dispuse a cruzar el pasillo que llevaba desde la cocina hasta las escaleras principales, pasando por la puerta por la que mis padres habían entrado.

Me metí los tres primeros Doritos en la boca, disfrutando del sabor a comida chatarra.

—¡Aiko! ¿Qué son esas pintas?

—¿Qwe pintdas?

—Oh Dios mío, qué vergüenza.

Volví a meter la mano dentro de la bolsa de Doritos, llevándome otros dos a la boca y disponiéndome a subir las escaleras.

—Hola, Nakamoto Aiko.

Uy.

Qué fallo.

La familia Jeon estaba al completo en el hall de entrada de mi casa.

Y yo estaba en un corto y fino camisón de seda rosa y encaje.

Frente a Jeon Jungkook.

—¡Pero por qué no estás vestida!

—¿Qué?

Mi cara de confusión probablemente solo hizo que mi madre se cabreara más.

Las orejas de mi madre estaban empezando a enrojecerse, y aquel tic nervioso que tenía en el ojo derecho cuando se enfadaba, había hecho acto de presencia.

—Hermanita, ¿qué haces que no estás vestida adecuadamente? ¿O es que piensas recibir a los Jeon con esa ropa?—me giré de golpe, observando a mi hermano enfundado en un traje azul marino, asomando el rostro sobre el pasamanos de las escaleras—. Te dije que hoy los Jeon venían a cenar, y te dije que mamá te quería bien vestida.

No me dijiste nada, Nakamoto Puto Kai.

Fruncí el ceño, a sabiendas de que discutir con mi hermano sobre si me había notificado o no sobre la cena con los Jeon era inservible.

—No pasa nada, no hay problema con esa ropa...

Mi hermano se rió ante el comentario de Jungkook, y no pude evitar disfrutar con el sonido de —probablemente— la mano de la madre de Jungkook estampándose contra la nuca de su hijo.

Me giré con una sonrisa inocente atravesando mi rostro y agarrando más fuerte la bolsa de Doritos.

—Si me permitís, me gustaría ir a cambiarme de ropa.

Me di media vuelta y subí las escaleras corriendo, tratando de ignorar a mi hermano y a su sonrisa burlona.

—Y si me permitís, yo acompañaré a la señorita.

De espaldas a todos los presentes, conseguí ocultar cómo mi rostro se teñían de rojo por la vergüenza.

Sentí los zapatos caros de Jungkook tintinear sobre la alfombra de las escaleras, y sin mirarle al rostro, caminé por todo el pasillo hasta llegar a la puerta de mi vestidor.

Si quería venir conmigo que viniera, pero le otorgaría el regalo del silencio.

Encendí las luces de la enorme habitación amueblada con armarios y estanterías de color blanco y escuché a Jungkook cerrando la puerta detrás de si.

—Bonito vestidor.

Me senté en la banqueta del tocador mirando hacia el armario de los vestidos y suspiré, desenrredándome el pelo con las manos.

—¿Necesitas ayuda con eso?

Me giré hacia él, encontrándomelo señalando mi fino camisón.

Entrecerré los ojos.

El pelo de Jungkook estaba peinado hacia un lado, sedoso y brillante como siempre.

Llevaba un traje negro, poco llamativo y bastante ajustado a su cuerpo.

Los codos apoyados sobre las rodillas y los brazos flexionados, estirando la tela del traje sobre su piel.

Se había sentado en el butacón que estaba pegado a la entrada.

—Si necesitas ayuda con algo, aquí estoy. Y gustoso te ayudaré.

Me parece que este chaval no recuerda que hace un par de noches le pateé las bolas.

Me giré hacia el espejo del tocador, decidiendo que hacer con mi cara.

Escuché a Jungkook levantarse de su sitio y avanzar por el tocador, paseando su mirada por todos los estantes.

—Me pregunto dónde guardarás la ropa interior...—soltó un suspiro, con sus pasos lentos y arrogantes resonando en mi vestidor. Jadeé, observando su reflejo abriendo cajones de mis armarios en el espejo. Sus ojos conectaron con los míos a través del cristal de mi tocador, y sonrió pícaro—. Quizás...¿aquí?

¿Qué cojones?

Bajó la vista al cajón, resoplando cuando se encontró una pila de camisetas de manga corta.

Volvió a conectar nuestras miradas en el reflejo del espejo.

—La próxima vez será—susurró. Caminó con lentitud hasta mí y se sentó sobre el tablón del tocador.

Estiró un brazo sobre los pintalabios, abriendo y cerrando todos los que elegía hasta que dio con uno de color rojo.

Lo abrió con total parsimonia y soltó un jadeo.

—Me encanta este color, ¿sabías?—ronroneó con suavidad.

Madre mía.

Mis hormonas estaban empezando a gritar.

¿Es resistente al roce?

—¿Qué?—susurré.

Mi corazón estaba empezando a volverse loco.

Mis manos estaban empezando a sudar.

Con su mano alzó mi barbilla y deslizó la barra del pintalabios sobre mis labios, haciéndome temblar.

Con ganas de más.

Como cada vez que me tocaba.

—¿Resiste al roce, Aiko?

Jadeé, tratando asimilar lo que pasaba a mi alrededor.

—No lo sé...—murmuré.

—Pues lo pondremos a prueba.

Sin previo aviso, se agachó hasta llegar a mi altura y rodeó mi cintura con un solo brazo. Me levantó sin problemas del taburete mientras que con la otra mano sujetaba el pintalabios.

Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza cuando terminó de pintarme los labios, cerró el pintalabios y lo lanzó sin cuidado hacia la derecha.

Y me besó.

Con sus hombros anchos inclinados sobre mi.

Con su brazo rodeando mi cintura y su mano acariciando mi rostro.

Con sus piernas musculadas entre las mías, levantando mi camisón.

Sus labios se movieron rápidos sobre los míos, más desesperados y deseosos que cualquier otra cosa.

Se separó de mi sin previo aviso, dejando un vacío inmensurable entre los dos.

—Al parecer es resistente al roce.

—¿Qué?

Volvió a acercarse a mí, esta vez atrapando mi labio inferior entre los dientes.

Jadeó con superioridad y lo soltó, pegándome con más fuerza a su anatomía.

Y ahí estaba yo, sentada en el tocador de mi vestidor, en camisón y lencería, con Jungkook besando tortuosamente mi cuello y mis labios pintados de un color rojo resistente al roce.

—※—

chacho la van a pasar mal con lo que sigue

no más spoilers

me aman y lo saben

todas querríamos ser Aiko

y todas le habríamos dicho que sí a jungkook con la ayuda con el pijama

ya saben ustedes

Patri.

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