KyungSoo tenía la vista perdida hacia un punto en la pared de esa casa de modas, no había querido acompañar a Joy pero esta le había insistido un montón de veces para que lo acompañase.
—¿Mamá? —escucho de repente y vio a la niña alzándose la falta blanca de su vestido de bodas.
—¿Qué pasa? —siseo mientras se reincorpora.
—Te he estado preguntado si las enaguas se ven bien.
KyungSoo miró hacia abajo y no le veía nada de peculiar, en no usaba vestidos y todos se le hacían iguales; al ser un doncel todo su estilo de ropa se diseñaba en camisas con pedrería que se ciñeran a su cintura y pantalones que resaltarán sus piernas. Este vestido solo era como los demás.
—Si, esta bien —respondió mientras se paraba de su asiento y comenzaba a ver los demás trajes y vestidos.
Joy solo rodó los ojos y siguió mirando su silueta en esos enormes espejos frente a ella.
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—¿Hasta cuándo seguirás pareciendo como muerto? —siseo Joy mientras se colgaba del brazo de KyungSoo.
—No sé de qué hablas —respondió mientras seguía mirando aquel anuncio de una escuela de ballet.
—Ya han pasado siete meses, no te tortures más... Sé que la muerte de JongIn te dolió mucho, pero me preocupas mucho mamá.
—Yo estoy bien, ya lo supere —aseguró mientas tomaba una de sus manos y le daba golpecitos—. Mejor dime, ¿aún está en pie esa boda con SungJae? Pensé que estabas enamorada de MinHo.
La expresión de Joy decayó un montón después de aquella pregunta. No quería responderle así que solo se mordió el labio y agacho la cabeza. El auto comenzó a dar marcha y KyungSoo se giró notando la tristeza que en manaba la futura novia.
Pensó en los siete meses sin JongIn, había dejado de doler pero aún sentía aquella sensación de verlo entrar y correr hacia él para que lo tomara de su cintura mientras se lanzaba a comerle la boca.
Nada era igual.
Había decidido dormir en otra habitación que no fuera la de SeHun, era vergonzoso que su esposo lo consolara después de tener esas horribles pesadillas a mitad de noche. Trató de ser el mimo pero fallaba en todo lo que se proponía, incluso ya ni había protestado cuando un día Joy le dijo que dejaría a MinHo para casarse con SungJae. El amor y la pasión en su vida se habían acabado, solo le quedaba el amor hacia sus hijos, pero ya jamás podía sentir del otro amor que quemara su piel que lo hiciera sentir extasiado.
SeHun le complacía en todo, trataba de corresponderle cada vez que lo tocaba y cuando aquel lo embestía ya no sentía nada.
Cuando el auto se estacionó en frente de la residencia Oh bajo notando que Joy echaba a correr hacia la casa.
—Baja todas las cajas y llévalas a mi habitación —le ordenó al sirviente que estaba en la puerta.
Oyó la puerta de la niña cerrarse y camino escalera arriba, echo un suspiro antes de meditarse a tocar y así lo hizo segundo después.
—¿Puedo pasar? —preguntó.
—Pasa —se escuchó del otro lado y así lo hizo.
Joy estaba sentada en un sofá que daba vista aún gran ventanal, KyungSoo sonrió cuando recordó que aquel ventanal era donde MinHo se brincaba con la ayuda de un árbol para llegar a Joy, SeHun había mandado a cortar ese árbol cuando se enteró, al otro día Joy había decidió casarse con SungJae.
—¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué mi pregunta te descompuso de esa manera?
—Tengo miedo de casarme —confesó la niña.
—¿Y por qué lo haces? Escápate con MinHo yo te cubro, vete lo más lejos que puedas y se feliz.
—No puedo hacer eso —siseo la niña mientras lo volteaba a ver—. No voy a hacer eso, he tomado la deshicimos correcta.
—Estas totalmente fuera de cabales, será mejor que hagas lo que tú corazón te dicta y no hagas que SeHun haga un negocio de tu vida.
—¿Acaso no lo entiendes? —Joy se levantó de golpe, miro a KyungSoo de frente y tenía los ojos bañados en lágrimas, se veía tan rota—. Lo va a matar si me voy con él.
—SeHun... SeHun, él no sería capaz.
—Tengo miedo, lo va a matar como lo hizo con tu JongIn.
—Él no lo mato y lo sabes, SeHun no fue.
—No me importa, pero yo quiero que MinHo viva aún que nunca jamás lo vea.
La niña se echó a llorar y KyungSoo solo se sentó a su lado para poder consolarla.
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Tardó en llegar a aquel templo aún más de lo que había tardado cuando fue con JongIn. Desde arriba aquel campo se veía más besado por las flores que como lo recordaba, el aire soplaba haciéndolas mover de aquí allá. Se quedo un rato ahí, iba a visitar a JongIn pero antes de eso pensó que era una buena idea ir a cortar las flores que tanto le habían gustado. Una vez ahí decidió aventurarse a la pequeña colina, quizás porque eso lo distraía de mirar el lugar donde JongIn le había hecho el amor por última vez.
—¿Así que has vuelto? —una voz lo saco de su ensoñacion, era la anciana que le había prevenido de lo mucho que iba a sufrir.
KyungSoo la miró con hostilidad y se giró a mirar de nuevo hacia en frente, el viento besaba sus mejillas deseando que mejor fueran los besos de JongIn.
—Yo no tengo la culpa de lo que te pasó, solo fue el destino —la anciana dijo mientras se sentaban al lado suyo. —Siempre he tenido ese don, nadie me quiere cerca por eso.
—Es tan doloroso, ¿alguna vez podré amar otra vez? Ya no siento nada —dijo de repente el niño mientras miraba hacia la anciana.
Estaba vestida con un traje tradicional color esmeralda, tenía toques dorados y azules, su cabello estaba perfectamente peinado y recogido. Ella le sonrió con ternura mientras sacaba de una bolsa que llevaba una cajetilla de cigarros.
—¿Tú fumas? —le preguntó mientras le extendía dicha cajetilla. KyungSoo negó, la anciana se encogió de hombros mientras tomaba uno para llevarlo a sus labios y perderlo. —Es una lástima.
—¿Por qué debería de serlo? Fumar no es bueno para salud.
—Cuando tenía diecinueve años comencé a fumar, la nicotina y mi sistema me hacía sentir relajada e incluso me quitaba el frío —la anciana platicó después de darle una calada al cigarrillo y expulsar el humo—. En mi época las cosas no eran fáciles así que me fui a vivir a Seúl, allí probé un montón de cosas, después de todo eran los sesentas —se rió mientras se encogía de hombros, después miro el cigarrillo entre sus dedos haciendo que KyungSoo también dirigiera su vista hacia lo mismo—. Pero terminé regresando al tabaco.
—No entiendo —preguntó confuso KyungSoo.
—Que tú amor es como yo con la nicotina, probaras muchas cosas pero siempre lo compararas con el sabor de esos besos que te hacían sentir un calor cómodo en tu cuerpo. Aquel que no te hacía tanto daño como los demás, aún que de cierta manera la nicotina es mala y el cigarrillo te puede causar Cancer de garganta; pero eso no importa, tú siempre compararas aquel amor intenso con todo lo demás que se venga y cuando tengas mi edad sabrás de lo que digo.
—Pero ya no siento nada, tengo frío y por más que me cobije siento que mi calor se fue con él.
—Eso es lo que me pasaba los días de invierno que no fumaba.
—Pero qué cosas estupideces dice, comprar a JongIn con un cigarro. De esos hay muchos pero JongIn ya está muerto, usted tiene la culpa, maldita la hora en que nos encontramos en ese arroyo —KyungSoo comenzó a sollozar mientras se ponía de pie.
—Niño tonto, eso es el destino y yo solo te lo advertí. Deja de torturarte y piensa en los demás que te rodean, siempre supiste que él no era tuyo.
KyungSoo paro en seco y se giró a verla con odio. —Siempre fue mío, todo su amor siempre fue para mí.
—A un corazón dolido jamás lo vas a hacer entender. Será mejor que le llores y saques todo lo que tienes en tu corazón, puedes hacerlo desde aquí. Desahógate para que puedas seguir con tu vida —la anciana no dijo más y dio marcha hacia el pueblo a sus espaldas, pero antes de eso paro para mirar a KyungSoo que ahora mismo le estaba dando la espalda—. Ven antes de que muera, necesito verte antes de dejar ere mundo.
KyungSoo no dijo más y se quedó allí, mirando hacia el Prado lleno de flores.
Recordó cuando lo vio muerto y lloro, pero después de eso no le había llorado más, ni en su entierro lloro, se reprimió las lágrimas. ¿Quizás la anciana si tenía razón?
Entonces lo recordó de la manera en cómo había tratado de evitarlo en todo se año que había pasado desde su muerte. Recordó sus manos, su sonrisa, sus besos, sus labios y el calor que le desprendía su cuerpo cada vez que se enredaban en las sabanas. Después de recordar aquello lloro como nunca lo había hecho, las lágrimas salían a cántaros de sus ojos. Pensó en todas aquellas cosas que ya no podría hacer, en ese viaje lejos de todos al fin de el mundo donde solo fueran esos y sus hijos.
Tenía a mucha gente a su al rededor pero se sentía tan solo, y para el colmo comenzó a lloviznar, maldijo al cielo que al principio parecía despejado. Después de todas las lágrimas y gritos de repente comenzó a carcajearse, no sabía porque pero así lo sintió en ese momento, incluso se resbaló y callo de senton sin siquiera importarle el lodo donde había caído.
Esa soledad jamás se iría pero aún tenía muchas cosas que hacer. La boda de Joy estaba por casarse y quería apoyarla en todo, así como haría lo posible para que SeHun no se interpusiera entre el amor SungYeol y MyungSoo, también quería ver crecer a Hansol e Irene.
Después de visitar la tumba de JongIn y hablar un rato con él comenzó a pensar en otras cosas que no lo hicieran sentir triste. Llegando a casa le iba a decir a SeHun que quizás tener otro bebé lo tendría despejado y ocupado, ya hasta había pensado en los nombres; si era niña se iba a llamar Kiera, y si era niño quería que su nombre fuera JongIn.
Aún tenía un gran camino por recorrer y JongIn donde quiera que estuviera siempre iba a estar a su lado.
Fin
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Woooow, dos años y medio para acabar con este fic, rayos.
Hola por cierto, de que me odian por matar a JongIn, pero así siempre lo idee, él iba a morir muajajajajaja.
No me odien mucho. Gracias por leer y esperar fiel mente por cada actualización. Parece ser que llegó a los 16K, un montón de gracias.
Solo para avisar, también acabó con werewolf boy y rotten. Después de ellos sigo con los que aún tengo y tengo un three shot del chansoo y otro que aún no sé si será kaisoo o sesoo como principal. Aún lo ando meditando.
Bueno, bye ahora si. Los quiero bebés 🦄