—Mami, ¿JongIn oppa nos acompañará hoy? —, Irene preguntó mientras el mencionado la peinaba, la niña se había removido mirándolo a través del espejo.
—Si no dejas de moverte puede ser que no nos acompañe —respondió KyungSoo mientras le estiraba un trozo de cabello para acomodarle un moño.
—JongIn oppa es taaan guapo —suspiro la pequeña mientras juntaba sus dos manitas para acercárselas a su mejilla derecha.
KyungSoo sonrió mientras terminaba de rociarle un poco de Spray al peinado de su niña, sonrió al recordar cuando las trencillas de su hija no le salían.
—Mamiiiii ya me quiero ir —Hansol irrumpió en la habitación gritando.
KyungSoo se puso de cuchillas y lleno de besos la cara de su primogénito. —Solo un momento, aún no termino de arreglarme, dejen que me cambie y podremos irnos ya. —alegó después de besar las mejillas rosadas de Hansol.
—Hyung ya está listo, solo faltas tú... ¿Papá no va a ir? —el niño mustio entre dientes.
—No, tú papá no irá, —respondió mientras se ponía de pie— esperen a donde JongIn, no tardó —les indicó antes de salir.
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JongIn y KyungSoo caminaban rozándose de las manos mientras miraban a Irene y Hansol correr de aquí allá mientras pedían subirse a los juegos mecánicos de la feria.
—Hyung... ¡Quiero subir a ese! —pidió Hansol mientras tomaba de la mano a JongIn y lo jalaba hacia el juego de las tazas.
—No, primero comemos y después te subes a los que quieras —intervino KyungSoo mientras caminaba hacia un puesto de comida que no estaba a más de diez metros de donde estaban.
—Pero Ma' —se quejó el pequeño antes de hacer un puchero.
—Tu hermana tiene hambre desde hace rato —dijo el mayor mientras se paraba en seco y se giraba a ver al niño.
—Súbelos que iré a comprar brochetas de pescado para cuando bajen —JongIn comenzó a caminar al lado opuesto donde había pescado frito.
—No lo hagas Kim JongIn, a los niños no se les da lo que quieren, eso jamás.
—Pero son vacaciones y solo es por hoy —suplico el mayor.
—¡Si Mami! —comenzó a alegar Irene provocando que KyungSoo rodará los ojos.
—Esta bien, pero no pidan nada más y espero que coman lo que JongIn les traiga.
—No me tardo —dijo JongIn antes de echar carrera hacia el puesto de pescado.
KyungSoo dirigió a sus hijos hacia el juego, pago las entradas y los encaminó a subirse al mismo. Una vez comenzando el juego KyungSoo se paró al frente de la entrada como los demás padres que encaminaron a sus hijos, veía a ambos saludarlo desde arriba mientras giraban; se giró a ver hacia JongIn y no lo vio, volteo en todas las direcciones y siguió sin verlo, un mal presentimiento se apoderó en su corazón al pasar los minutos.
—¿Y JongIn oppa? —preguntó Irene mientras era recibida por KyungSoo.
—No se ha donde fue, quizás por un refresco, no nos movamos de aquí hasta aparezca —indicó el mayor mientras tomaba en cada mano a sus pequeños.
Así fue como pasaron cinco minutos, después quince más se comenzó a sentir desesperado y hasta con ganas de llorar. Conocía muy bien a JongIn y sabía que no era capaz de dejarlo ahí solo y con sus hijos.
—Tengo mucha hambre —comenzó a gemir Irene mientras sacudía del brazo a KyungSoo.
—Yo tengo sed —secundó Hansol.
—Un rato más, JongIn no debe tardar.
A la media hora que el moreno había desaparecido, KyungSoo decidió acercarse al puesto de pescado frito, preguntó por él y el par de ancianas que lo atendía hicieron que la angustia en su corazón aumentará.
—Si, una persona con esas características se acercó a comprar, pero se fue acompañado de dos hombres —respondió la anciana mientras volteaba en el aceite un poco de pescado.
—¿No vio para donde se fue? —siseo con temor KyungSoo, tenía la boca seca por el miedo de lo que le acababan de decir.
—Se fueron en esa dirección —dijo señalando a la opuesta donde él y sus hijos lo habían estado esperando por más de media hora.
—Muchas gracias —susurró con desconcierto.
Camino sin rumbo con sus dos hijos en casa lado, les había comprado algo de comer y mientras caminaban de aquí allá no dejaban de quejarse de lo cansados que estaban y de que querían regresar a casa. KyungSoo estuvo seguro que recorrió toda la manzana y no había rastro de JongIn, cuando el locauzto estaba en todo su esplendor pensó que ya había sido suficiente de buscarlo y lo mejor sería regresar a casa.
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SeHun estaba fumando un cigarro en lo que miraba unos papeles, estaba algo preocupado porque el negocio con los Yakuza de Osaka no iba tan bien como lo esperaba, aquellos querían ser los únicos pero el rubio no podía permitirse aquello, ya que su negocio también se es grande gracias al clan chino.
Le había dicho a su familia que fueran a Jeju tratando de calmar las cosas. Se reclinó en el asiento de cuero mientras apagaba su cigarrillo en el cenicero, KyungSoo y JongIn ya se habían tardado y eso lo hacía sentir celoso, no era estupido.
—SeHun —KyungSoo siseo mientras entraba a su despacho, traía el cabello revuelto y los ojos perdidos.
Pensó lo peor.
—¡Qué demonios! —exclamó mientras se ponía de pie y recibía a KyungSoo en sus brazos. —¿Por qué vienes así? ¿Y JongIn?
—Se lo llevaron —soltó en un murmullo KyungSoo apenas y lo logró percibir— No lo sé, se lo llevaron lo buscamos por todos lados y dijeron que se lo había llevado. —comenzó a decir entre gimoteos y SeHun no hizo más que dirigirlo a el sofá más cercano para sentarlo ahí.
—¿A quién? ¿Dónde están mis hijos? No te estoy entendiendo nada.
—Estábamos en la feria y... JongIn fue por algo de comer, pasó un rato y preguntó, me dijeron que dos hombres se lo habían llevado... Lo busque pero no lo encontré... No sé dónde está —comenzó a sollozar.
—Cálmate KyungSoo, ya volverá.
—No lo hará, lo siento... ¿Tú tienes que ver con esto?
—De qué demonios hablas KyungSoo, ¿por qué crees que yo hice eso? ¿Acaso te he dado motivo para que pienses que yo le hice algo? —preguntó el rubio con sorna.
—Nunca haz confiado en él. Devuélvemelo, hazlo, tú sabes dónde está devuélvemelo —gimoteo el menor mientras lo empezaba a golpear en el pecho.
SeHun lo vio llorar y se sintió impotente, la persona que amaba sufriendo por otro. —Cálmate —lo tomo de los brazos para detenerlo, el bello rostro de su marido estaba bañado en lágrimas— acaso me crees un estupido, JongIn es parte de mis negocios pero eso no significa que lo dañe, debes de ser consiente en el mundo que vivimos, él tiene por ahí un montón de enemigos pero te prometo que lo voy a encontrar.
—¿Me lo prometes?
—KyungSoo tú sólo quédate aquí, no hagas ninguna estupidez de salir de casa, quédate con los niños —dijo mientras se ponía de pie y después salía del estudio para comenzar a llamar a su gente.
Los escucho irse mientras caminaba hacia la habitación de Irene. Se limpió las lágrimas y vio a su hija brincotear en la cama.
—¿Qué haces que no te duermes? —la reprendió con dulzura mientras se acercaba la niña.
—No tengo sueño —dijo mientras se enredaba en su cuello —Estoy cansada pero no tengo sueño.
—Será mejor que te acuestes ya, ¿o será que tienes hambre?
—No mami no tengo hambre, la mucama nos dio a Hansol y a mí un montón de chocolate caliente —le aseguro mientras con un senton se dejaba caer a la cama. KyungSoo comenzó a deshacer la cama para que se acostara. —¿Y JongIn oppa? —preguntó de repente haciendo que las manos de KyungSoo dejarán de hacer lo que hacían
—Él ya vendrá.
—Eso espero mami, ojalá y mañana nos lleve a cortar flores a donde nos prometió —siseo la niña antes de bostezar— dijo que esas flores eran tan bellas como tú y yo. Me gustaría que oppa fuera mi papá, pero mi papá es más guapo que él, ¿verdad que es más guapo mi papá?
—Si, SeHun es más guapo que JongIn —respondió KyungSoo mientras acariciaba la frente de su hija quien estaba apunto de caer rendida en los brazos de morfeo.
—Pero pensándolo oppa es más Atento, quiero casarme con él cuando sea más grande. Ojalá y llegue rápido para que nos lleve a ver las flores —la niña mustio antes de dormir.
KyungSoo se quedo mirándola por un rato, el dolor en su pecho aún no se iba ya que no saber de JongIn es como si una parte de él no estuviera cerca. Medito las palabras de SeHun y dirigió la mano hacia su pecho.
—Con que no esté sufriendo —se dijo mientras trataba de quitarse las peores imágenes de tortura, la mafia era horrible y solían asesinar no sin antes hacer sufrir a sus víctimas— y que si lo matan no sea a poco a poco, que no le duela y no me lo torturen. Que alguien se apiade de él y me lo regrese.
Estaba tan sumido en sus plegarias que dio un brinco cuando un golpe del otro lado de la puerta sonó.
—adelante —le indicó a la persona del otro lado de la puerta.
—Señora —parecía que la mucama había dudado si llamarlo de forma femenina estaba bien, pero continuó al notar que no era reprimida— el señor ha llegado y me ha mandado a buscarle —aquello hizo que KyungSoo se pusiera de pie.
—Sirve la cena, yo creo que el señor ya debe de tener hambre —le dijo antes de salir y pasar a su lado.
Bajo como rayo las escaleras ya que el camino en el transcurso se le hizo eterno. La puerta principal estaba abierta y SeHun lo esperaba, no sabía que había ocurrido ya que su marido no tenía expresión alguna en el rostro.
—¿Dónde está? —fue lo primero que soltó.
—Ahí está —respondió el rubio mientras señalaba un auto donde al rededor estaban varios de sus hombres, las luces del mismo aún estaban encendidas con las puertas delanteras abiertas.
KyungSoo se acercó poco a poco pero SeHun le tomó un brazo. —Será mejor que no te acerques.
El niño lo miró con los ojos acuosos y apartó su mano. —Esta bien —respondió antes de darle unas palmaditas a su mano.
Si el camino hacia abajo se le había henchí eterno, los cinco metros al carro eran lo doble, aparte de que los pies le pesaban. Uno de los hombres de SeHun lo vio con lastima y se hizo aún lado para dejarlo pasar.
JongIn estaba en el asiento de atrás.
Muerto.
Un escalofrío y dolor en el pecho inundó a KyungSoo haciéndolo abrir con desesperación la puerta del carro, se acercó a él acariciando sus mejillas con sus pulgares, noto que estaba frío y pálido. Entró en el carro y colocó la cabeza de JongIn en sus piernas mientras lloraba a mares, noto la herida de bala en el pecho de su amante y gimió con desesperación. Nadie dijo nada por lo que SeHun se quedó ahí mirando con los demás.
KyungSoo lloraba como nunca lo hizo en toda su vida. El dolor y desesperación eran inmensos. Acariciaba los cabellos de JongIn mientras sus lagrimas escurrían por su rostro, parecía dormido, de no ser por la sangre en su pecho y la piel pálida y fría se diría que estaba dormido.
—Yo sé lo dije —de pronto escucho a SeHun decir, KyungSoo ni siquiera lo miró, seguía acariciando el rostro y cabello de JongIn— le dije que fuera precavido.
—Ya no importa —moqueo KyungSoo mientras se limpiaba las lágrimas— Mañana lo enterraremos, creo que será mejor que lo saquemos de aquí y pidas una caja.
—¿Aquí? ¿En Jeju? —preguntó SeHun
—Será lo mejor, no tiene caso a que llevemos su cuerpo a Seúl. Que se quede aquí, a la orilla del mar y las flores silvestres.