Vago dolorosamente entre cenizas del infierno.
Simplemente no puedo soportarlo más. El dolor es tan grande, tan intenso que ni siquiera puedo respirar por la presión que está en mi pecho, por extraño nudo en mi estómago y ese ardor infernal en mis mejillas.
Acabo de perderlo.
Perdí al único chico que realmente amé en mi vida, y lo más doloroso es que he sido yo quien lo ha echado. Y no puedo hacer nada. Él estará mejor sin mí. Él necesita superar aquel horrible pasado y no lo puede hacer teniendo a su lado a alguien que lo está reviviendo, que está cavando entre sus recuerdos y saca a flote el daño que ha ocasionado. Yo me estoy pareciendo a quien era él y lo que menos necesita es un recordatorio permanente de lo que ha hecho.
Por eso lo he hecho, no simplemente porque me lastimaba a mí, eso no importa, lo que importante es él, sus sentimientos, su bienestar y no puedo estar con él sabiendo que en algún momento empezará a apoyar mis locuras o yo terminaré hundiéndolo conmigo.
No puedo parar de llorar. Lo he perdido todo. Absolutamente todo.
Me levanto a duras penas y me acerco a la cocina, aún sin poder dejar de sollozar.
Abro el cajón de los cubiertos y saco el cuchillo más grande y filoso.
Mis piernas me fallan y caigo al suelo nuevamente. Acerco el cuchillo a mi brazo izquierdo. Por un momento estoy haciendo las cosas sin siquiera pensarlas. Solo quiero acabar con el dolor. No tengo porqué seguir luchando.
Pego el cuchillo a mi piel y una fina línea roja se escabulle del lugar en donde lo posé.
-Porqué te haces daño?
Una voz sumamente chillona y confundida me hizo detenerme y levantar la mirada.
Maqui estaba parada justo frente a mí con un peluche de panda en sus manos.
Sus ojos brillaban curiosos y hasta distinguí que estaban un poco húmedos.
-Estabas llorando? -le pregunté, por fin, dejando de sollozar.
Negó con la cabeza.
-Vuelve a tu habitación, Maqui.
Sin embargo, ella seguía mirándome en la misma posición.
-Porqué te haces daño? -volvió a repetir.
Agache la mirada. Por un segundo me sentí sumamente avergonzada ante una pequeña de unos cinco años aparentemente.
-Eres un ángel? -preguntó de repente.
Rápidamente alcé la mirada hacia ella y fruncí el ceño.
-Porqué crees eso?
-Porque quieres morir -respondió -Los ángeles están en el cielo, igual que mamá y tú quieres ir con ella.
Sentí una presión mucho más fuerte en el pecho al escuchar su aguda voz hablar de la muerte.
No sabía que decir, estaba helada ante sus palabras y una ola de tristeza doblemente mayor me inundó.
-Tú mamá no quería morir -fue todo lo que pude articular.
Ella rodeó con brazos a su panda, lo apretó con fuerza contra su pecho.
-Mamá lo intentó una vez -no comprendí -lloraba y decía que ya no aguantaba, que quería morir. Yo solo la observé desde la puerta mientras ella tomaba su medicina. -agachó la cabeza solo un segundo antes de continuar -Yo pensé que la medicina la pondría bien, pero no fue así. La medicina es muy mala, porque en poco tiempo ella empezó a moverse en el suelo mientras una rara espuma salía de su boca.
Apreté con fuerza el cuchillo que tenía en la mano. No entiendo como una niña tan pequeña pudo haber pasado por todo aquello. Tenía ganas de estrecharla entre mis brazos y acurrucarla hasta que se olvidara de todo lo malo.
-Lo siento mucho -espeté.
Vi una lágrima correr por su mejilla y en ese instante sentí como mi corazón crujía y mi alma se asfixiaba.
-No quiero que tú te vayas -espetó y un sollozo salió de sus labios.
Iba a responder pero en ese momento la puerta se abrió de golpe y Georlia corrió hasta la cocina.
-Los vecinos me dijeron que alguien... -se quedó mudo al observar la escena que Maqui y yo habíamos armado.
-Papi, Yos nos quiere dejar -dijo Maqui con la voz más triste que había escuchado en mi vida.
Georlia se acercaba cautelosamente hasta mí y yo dejé que lo hiciera.
-Dame el cuchillo, Yos.
No me moví, me quedé observando el suelo mientras la bilis subía por mi garganta y ya no podía soportar las lágrimas. En un instante rompí en sollozos desesperados y Georlia aprovechó el momento para apartar el cuchillo de mis manos.
-Cariño -dijo él y alcé mis ojos llorosos hacia él. Se acercó a mí y tirándose a mi lado me enjauló en sus brazos -Todo estará bien.
Me aferré a su cuerpo como si mi vida dependiera de ello, presioné su camisa con mis puños y dejé expulsar todo el dolor y la rabia que tenía acomulada.
Sin darme cuenta, Maqui ya estaba abrazándonos también.
Levanté la mirada hacia Georlia.
-Es... Demasiado... Tierna -espeté entre sollozos.
Él sonrió y asintió mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas.
Nos quedamos un tiempo así, luego Georlia me puso una bandita en el lugar que me rozó el cuchillo y terminamos viendo películas los tres en la sala.
Mis ojos se iban cerrando contra mi voluntad, estaba bastante cansada por todo lo que había pasado.
Cerré los ojos. Los abrí lentamente.
Volví a cerrarlos. Apenas los abrí.
Y sin darme cuenta mis ojos estaban cerrados y sentí unos brazos a mi alrededor. Abrí lentamente los ojos y me encontré a Georlia cargándome en sus brazos mientras se dirigía a mi supuesta habitación.
No recuerdo lo que pasó, solo sentí unas sábanas cubrir mi piel y unos labios en mi frente.
Todo mejoraría desde ahora.
Y así fue. No tuve pesadillas.
Abrí los ojos aún muy somnolienta, bostezé y estiré mi cuerpo.
Salí de la habitación y me dirigí a la cocina.
-Buenos díaaaas! -exclamó una Maqui sonriente que estaba tomando leche con galletas.
-Buenos días -sonreí.
Georlia levantó la mirada del periódico que tenía y me sonrió.
Me senté con ellos en la mesa y me cargué cereal en un tarro.
-Te tengo una noticia -espetó Georlia.
Lo miré de forma cautelosa mientras su ceño se fruncía.
A esta altura ya nada me sorprendía.
-Atraparon a unos tales Benjamín y Mathias -me informó y yo abrí los ojos como platos -Estuvieron involucrados en tu secuestro.
Bajé la mirada a mi cereal y asentí suavemente.
Tardé como unos diez minutos en terminar mi cereal. Estaba bastante distraída.
-Yos, te llevaré al colegio -espetó Georlia.
Fruncí el ceño.
-Yo no iré a ningún colegio -espeté enfadada.
-Por favor, debes volver. Te tomarán un examen importante hoy que decidirá si pasas de año o no.
Palidecí un momento.
-Y faltando quince minutos me lo dices?! -grité.
Me he acostumbrado a gritar a mi padre y me exaspera el hecho de que Georlia decida por mí.
-Por favor, baja el tono de tu voz. No estamos acostumbrados a gritar en esta casa. Todo lo tratamos de solucionar hablando -sonrió.
Sentí un pinchazo de culpabilidad en el pecho.
-Lo siento -balbuceé.
Diez minutos después ya estaba parada en la entrada del colegio.
Por lo menos ahora sé que no me encontraré con Will.
Caminé al salón de clases decida y confiada. Esto tiene que cambiar. Ya no más Yos cabizbaja, ni triste.
Entré al salón y todos voltearon a mirarme.
-Buenos días -saludé y me senté en el fondo del salón como era de costumbre.
Todos me miraban extraño. Yo simplemente sonreía.
Empecé a escuchar mi nombre entre los murmullos y distinguí uno de los comentarios que hacían sobre mí.
-Ella lo mató. Dicen que él la violó y entonces lo mató.
Me quedé como hielo, fría y sólida. La sonrisa desapareció de mi rostro rápidamente.
Por fin entró el profesor y todos guardaron silencio. Agradecí internamente su llegada.
Las clases siguieron y algunos alumnos volteaban a mirarme de vez en cuando.
No me di cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo. Ya había rendido el examen de ubicación y lo había pasado. Ahora empieza la clase de literatura.
Me acomodé en mi silla, amaba esta clase y pensaba disfrutarla todo lo que pudiera.
Sin embargo, justo en ese momento el director Walter entra por la puerta. Su respiración estaba agitada y creo que estaba conteniendo las lágrimas.
La profesora de literatura, Giannina, se dirigió al director rápidamente.
-Se encuentra bien? -le preguntó.
Él simplemente buscó por toda la sala, sus ojos parecían desesperados buscando a alguien, hasta que finalmente cayeron en mí.
-Señorita Smith -espetó mientras yo me tensé de inmediato -Venga conmigo.
Asentí rápidamente mientras un coro de “Uh" retumbaba en el salón. Los ignoré y salí tras el director.
Me guió hasta su oficina donde me hizo tomar asiento.
-Qué ocurre? -pregunté al ver que él no decía ni una palabra.
-Esto... -estaba nervioso -Esto es muy difícil.
Me estaba empezando a preocupar.
-Solo dígalo. -insistí.
-Tú eres amiga de Maida Black? -preguntó y yo fruncí el ceño sin entender -Más conocida como Mai.
Abrí los ojos hasta ya no poder.
-Le pasó algo?! -pregunté alterada poniéndome de pie.
Si estaba en algún hospital, iría corriendo ahora mismo.
El director se puso de pie y pude ver como secaba una lágrima.
“Las cosas están graves" pensé.
-Se suicidó ayer por la noche.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
Mi cuerpo tembló en silencio. Mi mente se fundó en blanco y un dolor agudo pasó por mi corazón.
Me tapé la boca por instinto y caí nuevamente en la silla.
HOLAA! CÓMO ESTÁN?!
Creo que se me rompió un poco el corazón en este capítulo. De verdad me entraron ganas de llorar.
No me digan que no piensan que Maqui es adorable?
QUIERO ENVIAR UN SALUDO A OlgaBeatrizFunesDeAc TE AMOOOO♥
(Es mi mamá jajaja ♥)