CDU 3 - La elección de Cassio...

Par litmuss

842K 72.2K 9.3K

Cuando todo lo que amas amenaza con destruirse, ninguna elección debería ser juzgada. Con la partida de dos m... Plus

La elección de Cassiodora ©
Eternos
Parte I
1. Capítulo 1: Everard (1ª Parte)
1. Capítulo 1: Everard (2ª Parte)
1. Capítulo 2: Manjar de dioses (1ª parte)
1. Capítulo 2: Manjar de dioses (2ª parte)
1. Capítulo 3: El corazón de Cassie (1ª parte)
1. Capítulo 3: El corazón de Cassie (2ª parte)
1. Capítulo 4: Destino (1ª parte)
1. Capítulo 4: Destino (2ª parte)
1. Capítulo 5: Kelium & Nenúfar (1ª Parte)
1. Capítulo 5: Kelium & Nenúfar (2ª Parte)
1. Capítulo 6: Feliz cumpleaños, princesa (1ª Parte)
1. Capítulo 6: Feliz cumpleaños, princesa (2ª Parte)
1. Capítulo 7: Eliden (1ª Parte)
1. Capítulo 7: Eliden (2ª Parte)
1. Capítulo 8: Desesperación (1ª Parte)
1. Capítulo 8: Desesperación (2ª Parte)
1. Capítulo 9: No perder la esperanza (1ª Parte)
1. Capítulo 9: No perder la esperanza (2ª Parte)
1. Capítulo 9: No perder la esperanza (3ª Parte)
Parte II
Fragmento especial de Lía
2. Capítulo 10: Corte de las flores (1ª Parte)
2. Capítulo 10: Corte de las flores (2ª Parte)
2. Capítulo 11: De prioridades y abrumadoras verdades (1ª Parte)
2. Capítulo 11: De prioridades y abrumadoras verdades (2ª Parte)
2. Capítulo 12: Una confesión apresurada (1ª Parte)
2. Capítulo 12: Una confesión apresurada (2ª Parte)
2. Capítulo 13: Poderosa e inestable (1ª Parte)
2. Capítulo 13: Poderosa e inestable (2ª Parte)
2. Capítulo 14: Suficientemente fuerte (1ª Parte)
2. Capítulo 14: Suficientemente fuerte (2ª Parte)
2. Capítulo 15: Movens (1ª Parte)
2. Capítulo 15: Movens (2ª Parte)
2. Capítulo 16: Legado de horror (1ª Parte)
2. Capítulo 16: Legado de horror (2ª Parte)
2. Capítulo 17: Un desafortunado lugar (1ª Parte)
2. Capítulo 18: Monstruos interiores (1ª Parte)
2. Capítulo 18: Monstruos interiores (2ª Parte)
2. Capítulo 18: Monstruos interiores (3ª Parte)
2. Capítulo 19: Toska (1ª Parte)
2. Capítulo 19: Toska (2ª Parte)
2. Capítulo 20: Una mala, dos buenas (1ª Parte)
2. Capítulo 20: Una mala, dos buenas (2ª Parte)
Epílogo
Extras #CDU

2. Capítulo 17: Un desafortunado lugar (2ª Parte)

15.1K 1.3K 219
Par litmuss

Sin saber muy bien como digerir todo, ingresé por completo en la barraca.

No me sorprendió confirmar que la puerta se aseguraba por dentro y que, salvo por eso, no teníamos muchas garantías. Me recosté en la madera, escuchando los ruidos de las personas en el exterior y llamé a la poca cordura que me quedaba para no entrar en crisis. No podía comprender cómo funcionaba Esselka y sus reglas, y a duras penas podía ocultar la sensación de vértigo que me provocaba empezar de nuevo en lugar como ese.

Respiré profundo, ignorando el olor a suciedad que despedía y cerré los ojos, antes de palpar el anillo que aún permanecía en mi destruida ropa. Castiel lo notaría pronto y no se me ocurría ninguna excusa que explicara porqué prefería obedecer a una hechicera con un grave desorden psicológico, en lugar de acatar las tradiciones élficas.

Los quejidos de Haliee en la única habitación de la barraca me regresaron a la realidad, así que sacudí mis manos y me insté a olvidar mi naciente ataque de ansiedad. Caminé por el pequeño recibidor, esquivando un par de muebles de madera, adornados con cojines de tela, a simple vista frágil, y lo que parecía una mesa que pudo haber tenido buena forma en el pasado. Ahora no era más que comida de polillas.

—Supongo que es mejor de lo que esperábamos —dije, entrando a la habitación en que descansaba la pálida hechicera, sin culminar mi revisión de la barraca.

—No puedo quejarme, el lugar se hace más decente una vez te acostumbras —confirmó Castiel, quién permanecía sentado en una silla al otro lado de la cama de Haliee.

Me asombró su actitud, pero no lo expresé, tan solo me limité a revisar el lugar en que estaba mi amiga. Había un par de cobijas, una pequeña mesita de madera y una cama de dos plazas, en medio de una modesta habitación cuadrada, adornada con un par de ventanas.

—¿Has visto si hay algún baño o una forma de obtener un poco de agua para limpiarnos? —dije a mi amigo, una vez culminé la rápida inspección del cuarto.

—Al final del pasillo hay un lugar, tiene algunas vasijas, pero todo está vacío, supongo que habría que buscar agua a alguna poza —explicó, obteniendo una sonrisa admirada de la hechicera que murmuró un "Puede ser atento" con voz queda.

Asentí en aprobación, muy a pesar de la rodada de ojos que nos dio el elfo y volví a concentrarme en el punto importante.

—Me gustaría un baño para Haliee y supongo que nosotros también lo necesitamos, pero no tengo ni idea de cómo funcionan las cosas aquí, ¿podrías encargarte de eso, Castiel?

Obtuve un asentimiento del elfo, que para mi sorpresa no se quejó ni una sola vez antes de marcharse y dejarme a solas con la hechicera.

—¿Cómo te sientes? —pregunté a la castaña, tomando su temperatura y sosteniendo su mano en la cama.

Tenía fiebre.

—Como si hubiera... agotado cada gota... de magia en mí. Me siento li-ligera y pesada a la vez... Es difícil de explicar —dijo pausadamente, mientras aplicaba un poco de fuerza en su agarre.

—No te esfuerces —pedí, dejando que su mano descansara en el colchón y me acomodé para estar más cerca de ella—. Y gracias por arriesgarte por nosotros, por liberarnos.

—Habrían hecho... lo mismo... por mí —dijo, antes de caer presa del sueño.



Algún momento después de descansar junto a Haliee, salí de la habitación. No recordaba el momento en que había caído dormida, y por lo oscura que estaba la alcoba supe que ya era bastante entrada la noche.

No parecía que hubiera alguien con nosotras y salvo por todas la iluminación que ahora había en la sala ni siquiera habría notado el paso de Castiel.

La casa se sentía cálida y pronto descubrí que en la pequeña cocina junto a la habitación estaba la prueba del arduo trabajo del elfo, allí descansaban algunos palos de madera, un poco de carbón y un par de piedras, todo ello a los pies de un hornillo que hacía muy bien su trabajo de aclimatar el hogar. Decidí que probaría un poco de suerte y encontré que el baño, también iluminado por un par de velas, tenía seis grandes vasijas con agua y tres paños, que suponía fungirían de toallas, descansaban a sus costados.

No necesité mirar dos veces al mismo lugar para saber lo que haría, así que cargué diligentemente una de las vasijas hasta la habitación en que descansaba Haliee y, robando una vela de la salita, me dispuse a bajarle la fiebre.

Al principio tuve que luchar con ella, pero luego de que amenazara con vaciarle toda el agua encima, terminó por ceder y, por lo que pareció mucho tiempo tan solo me dediqué a pasar el trapo húmedo por cada parte de piel expuesta.

El sonido de la puerta delantera me alertó y sabiendo que ya Haliee estaría mejor corrí a la sala con intención de recibir a Castiel.

—Me gustaría ver cómo reaccionaría Alhaster, luego de este recibimiento —murmuró el elfo, cuando mis brazos rodearon su cintura.

Para ser tan atento algunas veces, Castiel era excelente destruyendo momentos significativos; había algo en él que inexorablemente lo obligaba a golpearte contra la realidad.

Mis brazos cayeron lánguidos a mis costados y me sentí estúpida al permitir que una comodidad momentánea sustituyera las verdaderas preocupaciones. Y la principal era que, aunque fingiera, no podía siquiera enumerar cuántos de nosotros habían quedado en el camino sin sentir que estaba fallando en mi propósito.

—Oye, oye, solo bromeaba, princesa —explicó Castiel, tomando mi mentón con una mano y limpiando un par de lágrimas, que no sabía había permitido escapar, con la otra—. Todos estarán bien y, si está destinado, vamos a encontrarlos en algún momento, no te dejes caer ahora que has luchado tanto. Además, traje comida y tengo un par de anécdotas para contar de esta noche.

Reír no era una opción, pero Castiel creyó que hacerlo aligeraría la situación que él mismo había creado. Pasó de mí recogiendo sus cosas a un costado de la puerta y, ignorando que había acabado con mi paz, aseguró la misma con agilidad, empezando a narrar una extraña conversación mantenida con un ogro y dos licántropos lugareños en la plaza.

—Fue divertido hasta que apostamos un par de monedas... —dijo, yendo a la pequeña cocina, a la que lo seguí sin dejar de escucharle y el mismo lugar en que elegí enfrentarle.

—¿Por qué te esfuerzas en fingir que todo lo que haces es insignificante? —cuestioné, deteniendo su narración de victoria y aceptando que con ello estaba dando permiso al elfo para que también cuestionara mi actitud.

Sus manos detuvieron los gestos victoriosos y en su mirada irónica entendí una notificación de que no quería seguir ese camino. Sin embargo, lo ignoré de manera deliberada y porque no quería contenerme un segundo más, hice la pregunta que más de una vez había dado vueltas en mi cabeza.

—¿Quién era Kelium y por qué ocultaste el secreto de Cassie? —La mirada esquiva de Castiel cambió a una severa, pero no me amedrenté—. ¿Por qué siquiera apuestas a favor de alguien a quién repetidamente has llamado inútil?

Y sí, puede que esas no fueran sus palabras, pero había cierta dicotomía entre la actitud del amigable caballero que me protegía e instruía y el elfo que no dudaba en marcar mis fallas y gritar a los cuatro vientos que el tiempo invertido en mí era una perdida.

Era consciente de que aquello me pondría en situación vulnerable, pues en algún momento las preguntas serían para mí, pero me dije que quizá hablar con alguien y admitir todo lo que ocultaba me ayudaría. Ni siquiera la petición de Faedra sobre primero hablar con Kim detendría mis acciones, pues no podía más con la cantidad de secretos que guardaba. Aunque temía confiar en alguien de nuevo, tomé la decisión de al menos hacerlo bajo mis condiciones.

—Si hubiera sabido lo que nos costaría, no habría callado. Y aún si me sentí traicionado, no puedo juzgarla por intentar escapar —Suspiró y salió de la cocina, deteniéndose en la entrada de la habitación—. Toma asiento en la sala y espérame, te mostraré algo ­—dijo sin girarse.

Podía sentir la tensión en el aire, pero me obligué a mantener mi postura. De ninguna manera me retractaría de lo que hice y ni el hambre o la falta de fuerzas me harían detener lo que sea que vendría.

Llegué a la salita y tomé asiento en los desvencijados muebles. Como esperaba, Castiel no tardó demasiado en regresar, pero lo hizo con un paquete de hojas amarillentas y perfectamente dobladas, que dejó en mi regazo antes de sentarse frente a mí con los puños apretados y una postura demasiado rígida.

—Lee todo esto, quizá pueda iluminarte...

Su mirada perspicaz, retadora y hasta irónica había sido olvidada y ahora solo se podía percibir una capa de vulnerabilidad en el rostro de mi amigo. La duda y la culpa hicieron estragos conmigo y cuando intenté sostener el primer documento mis manos temblaron de expectación, haciéndolo caer.

—Lo siento —murmuré quedo y me agaché para tomar el papel que ahora yacía abierto a los pies de mi amigo, mostrando una hermosa letra cursiva, probablemente lograda luego de años de práctica.


~~~

Verano,

en algún lugar de Umbrarum.

Querido hermano,

Me gustaría mencionar que la travesía se hace ligera, pero no puedo mentirte, no a ti y no de nuevo. Sabes de buena fuente que lo que hacemos pone en riesgo nuestra vida, pero me resulta gratificante encontrar paz en la salvación de otros.

Nunca pensé que rescatar a una damisela de piratas o simplemente detener el fuego inescrupuloso sobre un bosque me llenaría tanto y, sin embargo, aquí estoy agradeciendo a la vida el ser expulsado. Los guerreros y arqueros no son tan malos y su desconocimiento me hace libre.

A veces considero creer que tuviste razón, que ser diferente me hace especial. Otras solo me miento a mí mismo, porque necesito creerlo, porque aún recuerdo la decepción en el rostro de nuestros padres.

Con amor, K.

~~~


Sigue siendo verano,

Leí tu carta y nunca había reído tanto, hermano. Me alegra que tu servicio al rey sea tan grato y aunque admito que tu recomendación me hizo pensar, no puedo servir a su majestad, porque, ¿quién me asegura que alguien como yo será bienvenido? ¿Le has siquiera mencionado ese detalle o, como acostumbras, solo has asociado mi nombre a múltiples elogios?

Para ser tan racional, Dominic, sueles cegar tu criterio cuando te refieres a mí o a Idhina. Por cierto, deberías escapar en algún momento y dejarle un saludo de mi parte, sigo sin creer que terminara siendo parte de los videntes, ¿alguna vez consideraste que su rareza se extendiera a esos niveles? Yo no.

Tendré que terminar rápido, los nuevos miembros han llegado y puede que tenga que luchar con el ego de algún novato. (Sé que bufarás, pero debes saber que ya no soy tan audaz. Comer tierra te hace redefinir tus prioridades).

No trabajes tanto,

K.

~~~

Otoño,

Sé que han pasado meses, he recibido cada una de tus cartas, incluso una de nuestra hermana, pero no puedo disculparme por mi ausencia, pues ha sido premeditada. Tengo un problema grave y puede que ocultarme no funcionara tan bien como esperaba; no puedo huir de lo que soy y toda la situación empieza a ahogarme. ¿Recuerdas cuando te dije cómo me sentía? Bueno, ahora estoy tan o más aterrorizado, porque pese a todos mis intentos, sigue allí.

Permanece y crece, no puedo escapar.

Hay alguien aquí y me es imposible ocultar lo que siento cuando estamos cerca. Nos hemos hecho amigos y temo a su mirada asqueada cuando conozca mis sentimientos. Es uno de los nuevos ingresos y es tan solo un niño, tiene la edad de Idhina y me siento enfermo por siquiera considerar las imágenes que mi mente perturbada me muestra cada noche.

Pide a nuestra diosa por mí, porque los demonios que me acosan se vayan; mis pedidos no son escuchados.

K.

~~~


Otoño,

Dominic,

Por favor, hermano, no vuelvas a considerarme tan débil, nunca me haría daño otra vez, les prometí —a ti e Idhina— que no habría una segunda ocasión, y aunque mis deseos me consuman en desasosiego, nada hará que de nuevo tome malas decisiones.

He celebrado un año más de vida, son 28 ahora, y aunque debería adquirir más sabiduría, solo he aumentado mi estupidez.

Abrigué mis miedos en licor; tomé tanto vino que perdí la consciencia, ni siquiera puedo recordar si habré dicho algo que me delatara, pero tengo la sensación de que las imágenes que ahora me acosan son reales. Hasta ayer, los besos nunca se habían sentido tan palpables y temo que nada sea imaginado.

No puedo arriesgarme a perderlo, ¿y si fue real y no se me vuelve a acercar? O peor aún, ¿y si comenta con todos lo que he hecho y me obligan a desertar o él lo hace?

Tengo miedo, tengo tanto miedo, pero a la misma vez me siento feliz porque hay una pequeña posibilidad de que mis demonios fueran exhumados, de que no tenga que permanecer a la sombra.

Ora una vez más, pero esta vez no lo hagas por mí, hazlo porque encuentre comprensión, porque mis demonios puedan coexistir con los del resto y que no se me juzgue por amar diferente.

Kelium.

~~~


Invierno,

Ninguna cantidad de nieve puede ocultar mis miedos.

Temo por cada acercamiento de Castiel —¿te dije que así se llamaba?— a la guardia, temo a sus inspecciones cuando cree que no lo noto, a sus repetidas huidas de caza y sus intentos no disimulados de hablarme, antes de arrepentirse y tomar otro camino que no lo lleve a mí.

Es extraño, porque pese a que no intentó escapar de mí los días siguientes a mi desliz, yo sí lo hice y ahora las cosas han cambiado para los dos, ni siquiera puedo definir en qué parte de nuestra amistad estamos. Él ha sido ascendido, tiene una increíble capacidad de liderazgo y es hasta el momento el mejor arquero que conozco.

Créeme, él te daría una dura batalla con la espada y aunque será traición a la sangre, apostaría contra ti. Lo siento, no puedo perder.

Él lo sabe, yo sé que él lo sabe, pero no hay una forma sencilla de cuestionarle al blanco de mis sentimientos si los rechaza o acepta. No puedo siquiera confiar en mis anteriores experiencias, porque salvo por ti e Idhina, todas las veces anteriores he recibido miradas asqueadas y no hay una maldita posibilidad de que puedo asimilar que él me juzgue.

Kelium.

Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

1.2K 104 4
En un oscuro y misterioso mundo, donde humanos y hombres lobos coexisten en una tensa relación, se encuentra He Tian, un cazador de hombres lobos alt...
1.3K 77 9
Dos amantes tendrian problemas y se alejarian........ pero el destino los hizo reencontrarse gracias a sus hermanitos historia inspirada en otra hist...
13.6K 1.5K 31
Lalisa Manoban es caracterizada por ser una jefa realmente estricta con sus empleados, así que no es conveniente meterse con ella. Quien fuera Jenni...
29.8K 1.1K 32
Les vengo a informar que si demoró en publicar más capítulos es por falta de ideas o porque estoy ocupada y si no les gusta el ship por favor no haga...