1. Capítulo 8: Desesperación (1ª Parte)

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Si me preguntaran a qué le temo, muchos apostarían porqué las hadas serían mi respuesta, tal vez lo fuera si no hubiera conocido lo que puede causar la desesperación; esa sensación desenfrenada e impulsiva de hacer algo, de cambiar una situación, en la que es probable no puedes hacer nada, porque estás atado de manos y todo lo que sucede solo pasa y no tienes opción de cambiarlo. Es ver como frente a ti todo se destruye y entender, no de buena manera, que quizá no hay nada que hacer... Y que si pudieras hacer algo, todo dependería de una decisión, de tomar un camino a ciegas que tal vez no sea el correcto.

Había pasado una semana desde que desperté, luego de nuestro fallido intento de escape, y por extraño que pareciera no se había sentido tan largo. Luego de asimilar que nuestra estancia en aquél reducido lugar no sería corta y que quizá la intención de la corte no era asesinarnos, al menos no a corto plazo, nos dimos a la tarea de sobrevivir; lo que en palabras de Alhaster era no perder las esperanzas, usar la situación a nuestro favor y entrenar, encontrar una forma de aprender de todo aquello y esperar, esperar con paciencia por una oportunidad que llegaría en el momento adecuado y que tomaríamos sin pensar dos veces.

Si eliminábamos el hecho de que dos de nosotros parecían morir por segundos y que desde que intentamos huir Kira había sido llevada lejos de nuestro lado la estancia en aquella prisión no era tan horrible.

Aprendimos a asimilar los ensordecedores gritos de mazmorras cercanas, en lo que parecían salas de tortura, pues desde que habíamos sido trasladados, no estábamos solos. La rutina diario no solo incluía un poco de caldo en la mañana —con un poco de carne si había suerte o Eliden la escabullía— y tal vez pan y agua en la tarde, si no también extraños personajes que eran trasladados y movidos de prisión continuamente. Fanáticas y enloquecidas criaturas de especies diversas, criminales encerrados para próximas ejecuciones o destierros, hadas que serían interrogadas, lobos con laceraciones en su piel, hechiceros sin cabello y otros con la mirada tan perdida que podrían causar pesadillas, pero que no hicieron más que motivarnos; no acabaríamos como ellos, lucharíamos lo suficiente, comeríamos lo que nos dieran, nos cuidaríamos los unos a los otros y encontraríamos formas de ocupar nuestro tiempo sin que la locura nos consumiera.

Descubrí que contar era bueno, lo hacía cada que podía y llegaba hasta donde me consumiera el cansancio. Incluso anotaba los cumpleaños de todos en una pared, con tizas que me llevaba Eliden, y que luego borraba para instarme a recordarlo diariamente. Prometí contar cada día en ese lugar, no podía perder la noción del tiempo, porque entonces perdería todo. Incluso, las cuatro últimas noches, cuando todos cerraban los ojos, jugué con un par de antorchas que se nos habían colocado en la habitación contigua. Controlar el fuego había sido una tarea aprobada, pero olvidarlo no estaba en mis planes, así que crear formas y moverlas a mi antojo se me hizo divertido.

El octavo día desde que nos reubicaron, el lobo no pudo más. Esa fue la primera vez que la desesperación amenazó con acabarnos...

—Maldita hadas —Se quejó Brennan, quién había hablado poco los últimos días. Era difícil hablar con alguien que no quería hacerlo, pero mucho más complicado si esa persona se empeñaba en culparse por todo lo que sucedía.

Estaba segura de como seguiría su intervención, sin embargo, me negué a ignorarlo—: No es una afirmación que te discutiría —dije, tratando de no perder el conteo que llevaba en mi cabeza... 891, 892, 893, 894, 895...

—Ya estoy harto, no puedo seguir fingiendo que estoy bien —Se quejó, sacudiendo con sus manos su ya desordenado cabello—. Maldita sea el momento en el que viajamos con esa traidora.

La voz de apoyo de Castiel e incluso mi dragón le hizo eco.

—No hacemos nada maldiciéndola, ella sigue igual de bien en su trono de cristal —escupió Haliee, cambiando los paños húmedos del rostro de Piwi, quién para mi sorpresa había aguantado más de lo esperado.

CDU 3 - La elección de Cassiodora [BORRADOR COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora