Te necesito, ¿Y tú?

By Kateoncer29

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Entonces entendí que, sin importar lo que hiciera, si me rompieras lentamente, si me enterraras una daga en e... More

El Baile
Cumpleaños. 1ªParte
Cumpleaños. 2ªParte
La cita
Te buscaré, te encontraré y te mataré.
En shock
Cuídala
Amor verdadero
No diré adiós
Decisiones determinan destinos
Rutas de escape
Ya dije todo lo que tenía que decir.
Nieve y más nieve.
Ya te extraño
Conociendo a los Nolan
Celos y diversión.
¿Por qué ahora?
Storybrook
No necesito que luchen por mí.
Ceremonia
Preocupación
Angustia
Más noticias
Ella
Ataque
Guerra
Contra el tiempo
El día
Llegó el momento
Thomas
Llamada
Rescate
Homenaje
Intentar seguir adelante
Los muertos no van a resucitar
Siempre volveré
Volver a las vidas pasadas
No quiero que lo aparten
Ascenso
Agentes, periodistas y más.
Accidente
¿Venganza o justicia?
Mi parte favorita
Cirugía
Por esta vida y la eternidad
Epílogo
Agradecimientos
FAR AWAY

Despedidas

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By Kateoncer29


Al llegar al punto acordado por teléfono, corrí hacia el interior del lugar para encontrarme con el equipo de Parker. Estaban todos aguardando en la sala de reuniones, discutiendo sobre el caso y mirando en dirección a la gran pantalla en un costado de la habitación.

-Buenas tardes- saludé a todos, quienes se giraron a verme.

-Jack, ya sabemos todo lo que había detrás del secuestro de Emma- habló Parker-. Se trata de una organización de contrabando que buscaban a mujeres jóvenes para contrabandear con ellas, sacándolas del país.

-Pero eso no tiene sentido- solté-, Emma siempre estuvo aquí, nunca se la llevaron a otro lado. No creo que encaje con el perfil psicópata de Madison.

-Eso es porque Madison se negaba a entregarla por lo mismo, pese a las instrucciones del Dragón.

-¿El "Dragón"?- no entendía a qué se refería exactamente.

-Con ese apodo se le conoce al líder de la organización, cuyo verdadero nombre es Jonathan Stone. Nunca antes se había tenido pruebas concretas en su contra, pero ahora tenemos la declaración de Madison. En este mismo instante un grupo de la SWAT y del FBI están arrestándolo.

-Entonces... ¿Todo terminó?- tenía esperanza de que así fuera.

-De cierta forma, sí. El FBI se encargará del resto del proceso que se viene desde ahora.

-Nosotros debemos volver a Quántico- habló Faber-, queríamos despedirnos.

El equipo se levantó de sus asientos y se alineó a los costados de Parker, mirándome atentamente. Jane se acercó primero y me abrazó.

-Cuídate mucho, Jack- me dijo conmovida.

-Claro, Jane. Tu igual.

Se apartó de mí y fue el turno de Cook.

-Me alegra que todo se haya resuelto. Cuida de Emma.

-Lo haré- prometí.

Todos los otros agentes repitieron el mismo proceso del abrazo y una que otra frase. Cuando todos se despidieron, comenzaron a retirarse de la sala, sólo quedamos Parker y yo adentro.

-Foster- dijo volteándose antes de cruzar el umbral de la puerta-, tienes un futuro dentro del FBI. Si un día quieres dejar la marina, no dudes en decirme. Hay un puesto en mi unidad esperando por ti.

-Muchas gracias, Parker. Lo tendré en mente- le sonreí y se marchó.

Me hizo feliz escuchar esas palabras de parte de un líder como Parker, quien, si bien es muy reservado a causa de su concentración en el trabajo, sabe reconocer el talento cuando lo ve. Lo demostró muchas veces cuando elogiaba o felicitaba a alguien de su equipo al tener algún nuevo logro.

Antes de salir de la estación, un mensaje nuevo me llegó a mi celular. Era David. Informaba que el Doctor Harrison autorizó el alta de Emma y que me esperaban para irse. Conduje agradecido y feliz por la noticia y porque todo había terminado. En breves minutos ya me encontraba en las escaleras subiendo hasta el cuarto de Emma saltando escalones para llegar lo antes posible.

-Hola, cariño- la saludé besando su frente.

Emma estaba en una silla de ruedas con su ropa casual, dejando de lado la clásica bata de hospital, esperándome para llevarla a mi casa, ya que ahí se quedaría un par de días, hasta que su licencia termine y pueda retomar los estudios de la Universidad.

-¿Nos vamos?- preguntó ansiosa.

-Sí, nos vamos.

Conduje la silla de ruedas hasta el ascensor después a la entrada de mi vehículo, acompañado por la familia de Emma y una enfermera, quien fue con nosotros para así poder llevarse la silla al interior del centro de salud nuevamente. Sostuve a mi pareja entre mis brazos y la acomodé en el asiento del copiloto con sumo cuidado, pese a que ella podía subir por sí sola, pero aún así quería consentirla, logrando sacar unas carcajadas de su parte.

Al llegar, mamá ya tenía preparada la cena y el cuarto para Emma. Toda mi vida había pensado que nuestra casa era más grande y con más habitaciones de las necesarias, pero con los Nolan, todo calzaba perfectamente. Además que notaba la evidente felicidad de mamá al estar tan acompañada, en especial por la amistad que había forjado con Mary.

-Buenas noches, Swan- acaricié su rostro.

La cena ya había terminado y luego de haber pasado un tiempo todos juntos en la sala de estar hablando de temas tabú, escolté a Emma hasta su cuarto, el cual se encontraba continuo al mío en el segundo nivel de la casa.

-Buenas noches, Foster-sonrió.

-Si te sientes mal o algo, no dudes en despertarme.

-No te preocupes, estaré bien.

-Okay. Hasta mañana- la acerqué a mí y besé su coronilla.

-Ya te extraño- habló cuando nos separamos.

-Ya te extraño- repetí.

Esperé a que ingresara a su cuarto y procedí a hacer lo mismo. Me cambié de ropa, quedando con el abdomen descubierto y con unas bermudas azul marino. Sí, me encanta el azul.

No tardé mucho en dormir, ya que como la mayoría de los días en los últimos casi dos meses, llegaba completamente rendido a casa y sólo me dedicaba a dormir placenteramente, eso hasta que mi alarma me despertaba a primera hora para ir a ver a Emma. Ahora por fin podría dormir sin interrupciones.


-¡No!

El alarido me hizo despertar bruscamente, pese a que aún sentía el peso del sueño sobre mis párpados. Aguardé unos segundos, con mi espalda apoyada en el respaldo de mi cama, esperando a un nuevo grito o algo así, para a cerciorarme de que no había sido producto de mi imaginación. Pero ningún grito llegó. En lugar de eso, escuché unos sollozos tratando de ser reprimidos.

Me incorporé sin vacilar y caminé descalzo hasta el pasillo, donde comprobé que los sollozos provenían desde el cuarto de mi novia. Sin siquiera preguntar, abrí la puerta y vi a Emma acostada sobre la cama, llorando desconsoladamente, mientras abrazaba sus mantas. Sin la necesidad de esperar a planteármelo, me abrí paso entre el lugar que estaba iluminado solamente por la tenue luz de la luna que ingresaba por el enorme ventanal cubierto por unas delgadas cortinas blancas, y me acerqué a ella.

-¿Qué ocurre, Emma?- hablé preocupado, pero no hubo respuesta- ¿Te sientes mal? ¿quieres que te lleve al hospital?- ella negó- ¿Quieres que te traiga algo? ¿Un vaso de agua?

-Abrázame- susurró.

Me recosté a su lado y la rodeé con uno de mis brazos, ella se acomodó dejando su cabeza apoyada en mi abdomen, pero aún sin soltar la manta, como un bebé con miedo.

-¿Me dirás qué pasó?

-Fue solo otro mal sueño- volvió a susurrar sin mirarme.

-¿Otro? ¿Desde hace cuanto tienes pesadillas?- acaricié su cabello.

Tardó unos segundos en responder.

-Desde que me encontraron.

-¿De qué tratan?

-En mis sueños, tratan de llevarme nuevamente... Pero eso no es lo peor- hizo una pausa.

-Puedes decírmelo, Emma- la alenté.

-Tú morías, Jack- un nudo se formó en mi garganta-. Te mataban por mi culpa- sentí como mi abdomen comenzaba a mojarse a causa de sus lágrimas.

-No te preocupes, estaremos bien, ¿de acuerdo?

-Tengo miedo- respondió.

-Emmy- le llamé con ternura recordando lo bochornoso pero divertido que le parecía ese apodo, se acomodó y quedamos frente a frente-, estás a salvo, te lo prometo- la abracé lo más fuerte que pude.

Narra Emma.

Era ahí, justo entre sus brazos, donde me sentía segura. Ningún otro lugar me hacía sentir así, ni siquiera cuando estábamos en la Casa Blanca rodeados por agentes del Servicio Secreto pude estar tan protegida. Era en sus brazos donde quería estar por el resto de la eternidad.

El peso de la noche se hizo presente y noté cómo la respiración de Jack se hacía cada vez más lenta y los latidos de su corazón más pausados. Se había dormido. Pensé en todo lo que él también había pasado es último tiempo y cuán agotado debería de estar. Se me ocurrió despertarle para que fuera a dormir más cómodamente a su cuarto, pero en seguida esa idea se esfumó cuando instintivamente me acercó más a él y se acomodó en la enorme cama, mucho más cómoda que la de la universidad. Mis parpados comenzaron a pesar toneladas con forme pasaban los minutos, hasta que caí rendida y me dormí, no sin antes acomodar las mantas para cubrir a Jack y así evitar que se enfermara.

La luz de la mañana entrando a través del cristal hizo que me despertara, pese a mis intentos por ignorarla y seguir durmiendo. Al abrir los ojos me encontré con Jack, quien seguía durmiendo plácidamente. Me detuve a observarlo unos minutos, fijándome en cada una de sus facciones, las cuales a mi parecer, son perfectas. Traté de moverme lo más que pude, pero su fuerte brazo que me rodeaba me lo impedía. Lo miré indignada, aún sabiendo que él no me miraba. O eso creía. Cuando me estiré para besarle, él correspondió inmediatamente y, en el momento de apartarme, una amplia sonrisa se formó en su rostro y supe que había estado despierto, probablemente desde hace rato.

-¡Eres un tramposo!- me quejé zafándome de su agarre y apartándome de él en la dirección opuesta de la cama dándole la espalda.

-Sí, pero un tramposo que te ama- sentí como la sangre subía por mis mejilla, ruborizándome.

Acortó la distancia que le había impuesto y me atrajo a su lado de tal manera que quedamos frente a frente.

-Si mi padre entrara, te mataría- le sonreí.

-No he hecho nada malo- se defendió.

-Aún así, tan solo con verte aquí te ahorcaría.

-Vale la pena correr el riesgo, tú vales la pena- sonrió.

Sin importar nada, puse fin a la tormentosa distancia entre ambos y le besé hasta que mis pulmones me detuvieron pidiendo oxigeno.

-Creo que debo irme antes de que vengan tus padres y piensen cualquier cosa.

-Sí, debes irte.

Se levantó de la cama y fui tras él.

-Déjame ver si hay alguien en el pasillo- hablé adelantándome.

Jack asintió y se detuvo a un metro de la puerta. Giré la manilla lentamente, tratando de no hacer ningún tipo de ruido. Al abrir, saque mi cabeza hacia el pasillo, mirando en ambas direcciones.

-Emma, ya despertaste- me giré bruscamente en dirección a quien habló.

Diablos.

-¡Papá!- casi grité y sentí como mi cuerpo se tensaba- Sí, yo estaba... buscando el baño- justifiqué.

-Pero si hay uno en tu cuarto- objetó.

-Sí, es solo que- dudé-... Yo lo había olvidado.

-¿Te encuentras bien?

-Sólo tengo dolor de cabeza- puse una mano en mi sien y fingí malestar- y estaba un poco mareada.

-Vamos, te ayudaré a recostarte- se acercó a mí. Me giré para ver el interior de la habitación, pero Jack ya no estaba.

-Claro, gracias, papá.

Me afirmó rodeándome con su brazo por mi cintura y me llevó hasta mi cama, donde me ayudó a acomodarme en ella.

-Lilly dijo que fuéramos a desayunar y que te despertara a ti y a Jack- informó-. Le diré que te sentías mal e iré por Jack.

-¡No!- grité nerviosa-, anoche estaba muy cansado y quizás por eso no se ha levantado.

-Tienes razón, pero fue su madre quien me lo pidió, tú descansa- ordeno.

Se retiró sin dejarme tiempo de objetarme y apenas cerró la puerta me levanté de la cama, tan rápido que ahora de verdad me había mareado. Revisé el baño y luego el armario, pero no había rastro alguno de Foster. Miré hacia el balcón y pensé en la posibilidad de que estuviera ahí, corrí el ventanal y me di cuenta de que el balcón era doble, es decir, no solo daba hacia mi habitación, sino que también a la de Jack.

Se me ocurrió la idea de entrar a su cuarto, pero entonces recordé que mi papá probablemente estaría en él. Volví a mi habitación y entré al baño a tomar una ducha para despertar cien por ciento y luego bajar a desayunar. Una vez lista, bajé las escaleras y caminé hasta el comedor de la casa, donde me esperaban todos, incluso Jack, quien, al igual que yo, llevaba el cabello mojado.

-Buenos días- salude.

-Buenos días- respondieron.

-Pensé que te quedarías arriba, cariño- habló papá.

-No, me siento mucho mejor, papá.

Me senté en el único lugar disponible: al lado de Jack, como si cada asiento estuviera reservado para alguien en especifico, como en cada familia. Me acomodé en el asiento y tomé un sorbo de jugo que me habían servido. Nuestros padres comenzaron a hablar sobre noticias de la actualidad y temas por el estilo, mientras que Jack y yo nos manteníamos ajenos a la conversación, a diferencia de Neal, quien los escuchaba atentamente.

-Es Julio 3- le susurré a Jack.

-Oh, sí, es el cumpleaños de Rafael Nadal- lo miré indignada.

-No, él es de Junio, pero hoy está Tom Cruise- fingí emoción- ¡Qué hombre más guapo! Y esos bíceps...- yo también podía fastidiarlo- Me imagino la suerte que debe tener su pareja- Jack me miraba serio-, ¿Está casado? Porque si no es así, tomo el primer avión a California, por lo que sé ahí reside ahora.

Le dediqué una sonrisa de victoria y llevé una galleta a mi boca para comerla. Noté como tensaba la mandíbula y volvía la mirada hacia la nada. Gané pensé. Se mantuvo en silencio el resto de la hora de desayuno, exceptuando cuando le preguntaban una que otra cosa.

Al terminar de comer, Rose, la nueva ama de llaves, se encargó de retirar las cosas de la mesa con ayuda de Lilly y de mi madre. Ofrecí mi ayuda y recogí el resto de las cosas junto con mi novio, quien seguía sin decir nada. Subí a mi cuarto para ordenarlo y luego, por primera vez luego de mucho tiempo, revisé mi computadora, viendo mi correo, redes sociales y cosas por el estilo. Decidí llamar a Regina por Skype, ya que habíamos hablado por chat o llamada, pero no la veía desde que me fui de Storybrook.

-¡Emma!- gritó a penas se cargó la imagen- No tienes idea de lo preocupada que estuve todo este tiempo.

-Sí, me puedo hacer una idea- ironicé.

-¿Cómo te has sentido? ¿Ya volviste a la universidad?

-Estoy bien, y no, no he vuelto. Me quedaré esta semana en casa de Jack, hasta que termine mi licencia.

-Tu novio, ¿verdad?

-Sí.

-Es muy guapo- comentó-. Los vi en la transmisión de la ceremonia de la Casa Blanca.

-Oh, claro- recordé-. Y dime, ¿Cómo va todo en Inglaterra?

-Genial, a decir verdad, no ha sido tan difícil.

-Me alegra oír eso, Regina.

-¿Y qué tal las cosas con Jack?

-Todo bien, bueno ahora está un poco molesto, pero ya se le pasará-me alcé de hombros, restándole importancia al tema.

-¿Qué hiciste, Emma?- preguntó con su clásico todo de "ya me lo esperaba".

-Sólo alardee de las cualidades de Tom Cruise. En mi defensa él olvidó que hoy cumplimos cuatro meses juntos.

-Si es así, bien hecho, amiga- me felicitó y, acto seguido, reímos.

-¿Algo que me tengas que decir de tu vida amorosa?- inquirí alzando una ceja.

-No, a decir verdad, no ha ocurrido nada nuevo.

-¿Sí? Bueno, ya encontrarás a alguien quien esté dispuesto a hacer todo por ti.

-¿Tu ya lo encontraste, Nolan?

-De hecho, sí... Jack es más de lo que creía merecer.

-Me alegra saber que a pesar de todo lo que has pasado, puedes ser feliz con la persona que te quiere.

-Gracias, Regina. No sabes cuánto te extraño.

-Yo igual, Emm. Ya nos veremos en Navidad, ¿no?

-¡Claro!

-Bueno, Emm, lo siento, pero me tengo que ir. Tengo que preparar un trabajo.

-No hay problema, hablamos pronto.

-Adiós, Emma.

-Adiós, Regina, cuídate.

Puse fin a la videollamada y apagué el ordenador, para ir a ayudar a mamá con las maletas. Hoy volvían a Maine, papá debía retomar la dirección de la ciudad, mamá sus clases como profesora y Neal sus estudios. Terminamos de ordenar el equipaje y lo subimos al vehículo de Jack. Una vez listos, almorzamos juntos y se despidieron de Lilly y de Rose, para emprender el viaje rumbo al aeropuerto de la ciudad, al cual llegamos en unos cuantos minutos.

-Hasta pronto, cariño- me abrazó mamá, con lágrimas en los ojos.

-Nos vemos, mamá.

-Ten mucho cuidado, ¿okay?- se apartó del abrazo y acarició mi rostro. Le asentí.

Luego de eso vimos como se marchaban para abordar el avión, cuando desaparecieron del alcance de nuestra vista, Jack tomó mi mano, entrelazándola con la suya y supe que era el momento de irnos. Retomé el camino de vuelta al vehículo a su lado.

-¿No dirás nada?- pregunté en el trayecto, hartada del silencio.

Nada. Ninguna respuesta en todo el viaje, hasta que volvimos a su casa. Subí al cuarto enojada, odiaba que me ignorara. Estuve a punto de tirarme a la cama, pero una caja blanca, un tanto grande, cerrada con una cinta rosa, me lo impidió; sobre ella había una nota.

"Te veo en el jardín. Espero que te guste el color".

Si bien no había remitente, no era necesario pensar mucho para saber de quién se trataba. Abrí el paquete y en el interior había un hermoso vestido blanco con detalles color turquesa. Me encantó.

Dejando de lado mi orgullo, me cambié de ropa obedientemente y busqué unos zapatos acorde al vestido y me puse el dije que me habían dado mis padres hace unos años. Retoqué mis rizos, dejándolos caer hacia atrás y comprobé si llevaba el brazalete que me regaló Jack, aún no me explico cómo sobrevivió a tanto.

Bajé las escaleras con cuidado de no caerme por los zapatos altos y noté que ni Lilly ni Rose se encontraban en la casa, la cual se encontraba en completo silencio. Corrí el enorme ventanal que daba al jardín trasero y con precaución bajé los escalones.

Luces blancas colgaban por todos lados, alumbrando el atardecer que se avecinaba y resaltando los colores verdes en el jardín. A lo lejos, una silueta se acercaba a mí, con las manos en los bolsillos delanteros del pantalón. Le sonreí cuando ya estuvo lo suficientemente cerca y pude admirar todo su atuendo, que consistía en un traje gris con una camisa blanca y corbata turquesa, a tono con mi atuendo.

-Eres tan hermosa- tomó mi mano entre la suya y me acercó a él.

Negué con la cabeza y para ocultar mi rubor miré el piso. Él obviamente lo notó y levantó mi mentón para mirarle directamente. Llevaba una sonrisa radiante.

-¿De verdad creías que lo olvidaría?- inquirió.

-En realidad, no- afirmé alzando una ceja desafiante.

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Bueno, ojalá el capítulo les haya gustado. Espero sus impresiones al respecto.

Besos,

-K.

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