ENGLISH MAFIA |Harry Styles (...

By DenisseVL

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Inteligente, misterioso, impulsivo, peligroso... Los ingredientes perfectos para el hombre imperfecto. More

Sinopsis
New Life
Dinner
Mr. Darkness
Rebecca
Dark Night Of Partying
Black Rain
Gentleman At The Dead Of Night
Harry Styles
Unexpected Visit
"Safe"
Derek's Falling
I Need You
Heart By Heart
The New Boy In Class
The Angel Fighter
Another Arms
I See You
Little Secrets
Little Secrets (Part 2)
Little Secrets (Part 3)
Beating Hearts
Strange
Searching...
Alexander Styles
Home
In Love
Two Trip
Moscow, Russia
The Allies (Confidential)
Broken Pieces
Broken Pieces (Part 2)
I Love You
Insecurity, trust, love
He's Mine, Bitch
Date Night
So Close
Knowing The Enemy
Bad, bad idea...
How Deep Is Your Love
Try Again
Counting...
St. Paul's Cathedral
St. Paul's Cathedral (Part 2)
St. Paul's Cathedral (Part 3)
Mr. Darkness And The Angel Fighter
Total Control
Secret Uncovered
More Secrets?
Danger
Almost Revenge
Heartbeats Divided
Countdown
Testing Of Sin
No Broken Hearts
Wounded Angel
Love Calls
Into You
Darkness And Light
Fear And Insecurity
Hope...Maybe
Judgment Day
Judgment Day (Part 2)
Captive
The Charm Of The Beast
True Lies
True Lies (Part 2)
"Ángel Del Infierno" (The Truth About The Truth)
"Ángel Del Infierno" (The Truth About The Truth) (Part 2)
Hopeless
Not Again (Part 2)
Unsteady
Love Me Harder
Reality Hit
Hold On To Me
Collision
My Immortal
Epílogo
Agradecimientos

Not Again

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By DenisseVL

Ya se me hizo costumbre estar en esta posición. Es una forma de demostrar mi fatídico estado de ánimo. Se convirtió en mi favorita, pero lo único que demuestro es lo débil que soy, también demuestra que Alexander pudo conmigo.

A pesar de que cuando llegue aquí prometí que no iba a caer tal fácil. Ahora esa promesa no es nada.

Estoy hecha un ovillo en el colchón. No tengo idea cuánto tiempo ha pasado. Semanas, meses, años. Pero pasó una eternidad desde que Draco me contó su desgarradora historia.

Desde ese día, no viene tan seguido como lo hacía antes. Sé que ha pasado el tiempo porque su barba dejó de ser sólo unos cuantos bellos asomándose y ahora es un montón de bellos castaños que descansan sobre su mandíbula.

También lo sé, porque tuve tres períodos menstruales. Gracias a Dios encontré toallas sanitarias en el baño, y no tuve que pedirlas como la última vez que me llegó sin previo aviso.

He estado tanto tiempo en cama, que ya la siento parte de mí, la cama se ha convertido en mi amiga y la almohada en mi confidente.

He llorado sobre ella más veces de las que puedo contar. Y por la misma razón que las primeras veces.

Harry

Él es lo único que está en mi mente. No puedo pensar en nada más que no sea él y en todas sus mentiras.

Jamás me daño físicamente, pero haberme ocultado las cosas resultó peor. Suena retorcido, pero creo que hubiera preferido que me golpeara a que me mintiera y me ocultará cosas.

Gabriel por su parte, era un descarado y hacía las dos cosas. Pero es diferente, o creí que Harry era diferente. Por lo menos Gabriel no mató a nadie.

Draco no volvió a tocar aquel tema que me tiene inquieta o tal vez no quiere tocarlo. Le resulta difícil hablar del asqueroso negocio de Alexander. Es irónico, ya que él trabaja bajo sus órdenes y prácticamente él también es parte de eso.

Alexander no se ha aparecido por aquí desde que acabo conmigo en esa habitación de hotel. Es Draco quien habla por él.

No sé si es de día o de noche en este momento. Pero Draco no ha venido desde hace un buen rato, así que supongo que debe ser tarde.

Cambio de posición y me coloco boca arriba mirando al techo. Inhalo y exhalo en un par de ocasiones hasta que un extraño ruido me interrumpe.

Me elevo sobre los codos y agudizo el oído. Pasan un par de segundos para que pueda distinguir que tipo de ruido es. Se escuchan unos ligeros sollozos, pero no puedo identificar de donde vienen. Me incorporo por completo en el colchón tratando de encontrar el origen del sonido.

El ruido parece acercarse más ya que puedo escucharlo con más claridad. Y en definitiva son sollozos. Son muy suaves, como si provinieran de un niño pequeño que llora sin control.

Me levanto de la cama, avanzo unos cuantos pasos hacia la salida y me detengo en seco antes de llegar a la puerta. Los sollozos se escuchan fuertes y claros, parecen provenir del otro lado de la puerta.

Me quedo en mi lugar, no tengo idea de qué hacer. No había pasado nada interesante en estos meses y esto me resulta un poco terrorífico. No he tenido contacto con nadie más, sólo con Draco, Alexander y Victoria. 

Y los sollozos del otro lado no parecen provenir de ninguno de ellos. Estoy apunto de dar el primer paso, pero un golpe sordo me hace retroceder.

Pareciera que algo golpeó la puerta con mucha fuerza. Los sollozos se terminaron y ahora si estoy asustada.

Avanzo no muy segura hasta la puerta y con el corazón en la boca, coloco la mano en el pestillo y la abro.

Doy un salto hacia atrás cuando la puerta se abre y alguien cae bruscamente en el suelo. Cubro mi boca con una mano para evitar que un grito me abandone.

La persona que yace en el suelo tiembla y de nuevo comienza a sollozar.

Me acerco un poco más y la veo con claridad. Es una mujer -una niña diría yo- va enfundada en un diminuto vestido en color rosa chillón. Su pelo es una maraña de risos perfectamente formados y su piel es de tez oscura. 

Sus sollozos son cada vez más fuertes y me arrodillo junto a ella.

Gimo de la impresión cuando me percato de los multiples hematomas que hay en su rostro. Un abundante chorro de sangre cae por su nariz y en cuanto sus ojos hacen contacto con los míos no puede evitar abrirlos como platos ante la impresión.

Dios, aún por debajo de los golpes y la sangre puedo ver su rostro de niña.

—¿Hola?—. Dije lo único que se me vino a la mente. Porque en estos momentos, toda razón se ha drenado de mi cuerpo.

La niña me observa con sus enormes ojos miel, luce desorientada y con cada momento que pasa tiembla un poco más.

—Hola—. Responde en un tono muy bajo.

—¿Qué te ocurrió?—. Susurro.

La niña rompe en llanto de nuevo de la nada. Cubre su rostro con una mano y se hace un ovillo en el suelo.

—No podemos quedarnos aquí—. Digo—alguien nos verá.

La niña me mira de nuevo y asiente. Intenta levantarse pero un dolor que proviene de un lugar que no puedo identificar la asalta y le impide hacerlo. La tomo de los brazos con sumo cuidado y la ayudo. Un gemido escapa de sus labios haciéndome estremecer.

Cierro la puerta en silencio y coloco el seguro por si a alguien se le ocurre venir.

—Duele—. Solloza y me mira a los ojos con súplica. 

Me acerco a ella y paso uno de sus brazos por mis hombros ayudándola a caminar. Llegamos hasta la cama y la coloco con cuidado sobre ella.

La miro horrorizada cuando me doy cuenta que su estado es peor de lo que pensé. Su vestido esta totalmente desgarrado, tiene arañazos es sus brazos y a pesar del tono oscuro de su piel los golpes son bastante visibles.

Esta hecha un manojo de nervios, su vista está puesta en el suelo. Sus manos, al igual que sus piernas tiemblan sin control y las lágrimas caen una tras otras por sus mejillas.

Estoy a punto de pregúntale si esta bien, pero es evidente que está muy lejos de estar bien.

—¿Qué fue lo que pasó?—. Pregunto al fin provocando que dé un respingo.

La niña no alza la vista y continúa en ese extraño estado se shock. Me siento a su lado tratando se no hacerla sentir incómoda o presionada. Lo que sea que le haya pasado, fue realmente horrible.

Sus rodillas están raspadas, tiene aún más golpes en la espalada y pareciera que va a desmayarse.

—Y-yo...—. Tartamudea por lo bajo—n-no quería h-hacerlo.

Cubre su rostro con las manos y llora un poco más fuerte. Se limpia la sangre que brota de su nariz con el dorso de una de sus manos y mira horrorizada la enorme mancha que hay en ella.

Un pequeño grito se escapa de sus labios y limpia el resto de la sangre con ambas manos.

No puedo dejarla en este estado. No la conozco, pero no sería correcto echarla de la habitación sólo para evitarme algún problema.

—Ven aquí—. Me levanto de la cama y la tomo se los brazos— vamos a limpiarte.

Caminamos a pasos lentos hacia el baño. Entramos en el y la ayudo a sentarse en la tapa del inodoro. Tomo una toalla de la estantería para humedecerla un poco.

Me arrodillo en frente de ella colocando mis dedos en su barbilla para alzar su rostro y que me mire. Limpio el resto de la sangre que sale de su nariz con la toalla, hago lo mismo con el resto de su rostro y pronto paso a sus brazos.

Termino con ambos brazos y paso a sus piernas. Se tensa un poco cuando mi mano hace contacto con su piel, así que evito hacer algún tipo de movimiento brusco que pueda alterarla un poco más de lo que ya está.

—Quiero ducharme—. Dice de pronto, sorprendiéndome.

Alzo la vista a ella y asiento con una sonrisa en las labios.

—De acuerdo—. Me levanto del suelo— mientras buscare algo cómodo para que te lo pongas en cuanto termines.

Asiente ligeramente. Doy media vuelta y salgo del baño a pasos apresurados.

Suelto todo el aire que estaba conteniendo. Estoy atónita ante está situación, ver a la chica en ese estado remueve muchas cosas en mí. No estoy muy segura de querer saber qué fue lo que le pasó, porque tengo una dolorosa teoría en mi mente que hace que las ganas de salir corriendo de aquí aparezcan.

Ella podría ser una de tantas chicas que están aquí. Draco nunca lo mencionó, pero estoy segura de que no soy la única que está aquí en contra de mi voluntad. Me advirtió que el negocio de Alexander comenzaría pronto, pero jamás dio una fecha específica. Creo que ella acaba de darme esa respuesta.

Saco la maleta de ropa que está debajo de la cama, la coloco sobre el colchón y la abro. Draco me proporcionó hace un tiempo varias mudas de ropa. Ropa cómoda, que estoy acostumbrada a usar, también varias pijamas.

Saco una de esas pijamas, guardo de nuevo la maleta bajo la cama y espero.

La intriga amenaza con matarme, tengo tantas dudas ahora, que por un momento olvido todo lo que ha pasado conmigo. A ratos, es como si nada estuviera pasando. Siento como si todo estuviera bien y que todo esto es solo producto de mi imaginación. También a veces olvido todo lo que Alexander me dijo sobre Harry.

Porque a pesar de todo, lo sigo amando. Le dije que no iba a dejarlo ni aunque él me lo pidiera, le dije que no iba a irme ya sabiendo todo.

Pero dijo mentiras. Prefirió ocultarme cosas a decirme toda la verdad. Y eso, solo hace que todo lo que construimos se haga añicos.

¿Por qué no pudo confiar en mí lo suficiente?

Yo sí lo hice, le conté todo aquello que me hacía sentir miserable. Le dije todo acerca de mi vida, no le oculte nada a pesar de que todas esas cosas me avergonzaban. Le hice saber lo cobarde que era, la manera en la que me gustaba se tratada, la mierda en la que estaba hundida. 

Luche contra todo eso por él, porque quería ser una mejor persona por él. Quería sentirme alguien digno de amar.

Pero el nunca vio eso en mí. Ahora me doy cuenta de que todo esto solo se trató de él, me uso de un modo que no puedo descifrar sólo para pasar desapercibido. Se oculto detrás de mí para huir de toda la mierda que amenazaba con hundirlo un poco más.

Mis pensamientos son interrumpidos por el ruido de la puerta del baño. La pequeña chica sale enrollada con una toalla alrededor. Camina hacia aquí con la cabeza gacha.

Alza la vista una vez que está a una distancia prudente de mí. Sus enormes ojos están rojos de tanto que ha llorado, los golpes en su rostro se pueden ver más claramente. Al igual que su angelical cara de niña.

Sus risos despeinados están apagados debido al agua que chorrea de su cabello. Juguetea con sus manos de materna nerviosa y tengo que levantarme cuando no veo indicios de que va a avanzar un poco más.

—Aquí tienes—. Le entrego las dos piezas del pijama y los toma.

Musita un"gracias" antes de darse media vuelta y volver al baño.

Me siento de nuevo en la cama aún tratando de procesar todo. Su cara de niña me hace recordar a mi hermana. Dios, me pregunto si toda mi familia sabe que estoy secuestrada desde hace unos meses. No creo que Becca y el señor Mark sean capaces de ocultarle algo así a mis padres.

No puedo imaginar la preocupación que los aqueja. Sé que jamás fuimos una familia muy unida, pero no podría soportar el hecho de que algo así le sucediera a alguno de ellos. Y mucho menos a mi hermana. Que nunca hayamos sido una familia unida no significa que no nos preocupemos el uno por el otro.

Aunque mis padres y en especial mi madre, tenían una extraña forma de demostrarlo.

Soy interrumpida de nuevo por el ruido de la puerta. La pequeña se acerca de nuevo hasta aquí y se sienta con cuidado a mi lado.

No puedo encontrar las palabras para iniciar una conversación. Ella no parece muy interesada en hacerlo, ya que no me ha mirado ni un momento. Quiero preguntarle qué le ocurrió, pero a la vez temo por su respuesta.

Me aclaro la garganta y estoy a punto de hablar, pero ella lo hace primero.

—Eres la chica especial—. Al fin me mira—¿Cierto?

Me he quedado helada ante sus palabras. No sabía que era considerada la chica especial, ya que no he salido de aquí por meses y jamás he hablado con nadie.

—No lo sé—. Respondo con franqueza.

—Las demás chicas hablan de ti—. Su voz es apenas un susurro— dicen que eres la favorita de Alexander y que por eso estas en esta habitación.

—¿Qué hay con esta habitación?

—Es la más grande de todas y la única que cuenta con un baño—. Se sube por completo en la cama y con una mueca de dolor se sienta sobre el colchón doblando las piernas— nuestras habitaciones son pequeñas al igual que nuestras camas. Solo las chicas especiales usan esta habitación.

Las curiosidad despierta en mí después de un largo tiempo. Hago lo mismo que ella y me acomodo bien sobre el colchón.

—No sabía eso—. Me defiendo. No quiero que piense que estoy de acuerdo con todo esto— estoy aquí contra mi voluntad—. Baja la vista de inmediato— al igual que todas.

Sus manos comienzan a temblar de nuevo. La carne de sus rodillas esta expuesta debido a los raspones. Me gustaría poder curar sus heridas, pero en el baño hay de todo a excepción de un botiquín de primeros auxilios.

—¿Qué te pasó?—. Pregunto en un murmuro.

Un sollozo sale de sus labios y se abraza a si misma lo más que puede.  De manera rápida sus mejillas se humedecen debido a las lágrimas que han comenzado a salir sin control de sus ojos.

—Tranquila—. Coloco una mano en su brazo tratando de que mi gesto le resulte reconfortante— no tienes que responder. Lo siento mucho.

No dice nada y yo tampoco. Dejo que llore todo lo que tenga que llorar para tratar de aliviar un poco de ese dolor que la aqueja. Dios, es sólo una niña.

Luce tan frágil e inocente, su bajo peso sólo da indicios de que no se alimenta como es debido. Las ojeras debajo de sus ojos dicen que ha tenido largas noches de insomnio. También es muy notable que muerde sus uñas con frecuencia.

Se ve terrible, no es así como una niña debe lucir. A pesar de que no le he preguntado su edad, puedo apostar  a que ronda los catorce. Mi hermana tiene trece, así que me es fácil reconocer a alguien de tan poca edad.

—Qué tal si mejor me dices tu nombre
—. Hablo lo más despacio que puedo. No quisiera que entre en ese extraño estado de shock en el que se encontraba si le hablo de una forma que pueda alterarla.

Limpia las lágrimas con manos temblorosas mientras alza la vista hacia mí. Nuestros ojos hacen contacto y lo único que puedo hacer es sonreírle. Quiero ganarme su confianza de la manera más pura posible. No he salido mucho de este cuarto desde que llegué aquí y no sé que acontecimientos se dan del otro lado de la puerta.

—Maya—. Responde por lo bajo.

—Maya—. Pruebo el nombre en mis labios y suelto una risa—es un nombre hermoso.

Una ligera sonrisa se dibuja en sus gruesos labios. Nos sonreímos por un rato más hasta que Maya parta su vista de mí y la posa en la puerta.

—Será mejor que me vaya—. Su voz tiembla, señal de que no está muy segura de querer irse.—si Draco me encuentra aquí tendremos problemas.

—¿Draco?—. Me había olvidado de él por completo. Parece que no soy la única a la que Draco atiende— él no vendrá aquí. Y si lo hace, todo estará bien.

Después de que me contara su historia, confirme que es solo un hombre herido que juega a ser malo. Pero es inofensivo, conmigo al menos.

Niega repetidas veces y cubre su rostro con las manos.

—Se enfurece cuando salimos de las habitaciones—. Algo se remueve en mí al escuchar el terror que hay en su voz cuando dice eso.

Jamás lo he visto en ese estado. O tal vez ya no puede demostrarmelo ahora que sé lo blando que puede llegar a ser.

—No lo hará—. Le aseguro, confiada del dominio que puedo llegar a tener sobre él.

Asiente no muy segura. Dobla las piernas contra su pecho y se abraza a si misma.

—¿Cuántos años tienes?—. Ya no podía más con la curiosidad.

—Catorce—. Responde sin problema.

Sonrío victoriosa para mi misma.

—¿Cómo llegaste aquí?—. Su pregunta me toma por sorpresa. 

Y creo que la respuesta sería un poco más sorprenderte. Pero no voy a aburrirla con una historia tan larga, que al final, resultó ser una obra muy bien montada.

—Me enamoré y pues...—. Me callo, porque no estoy muy segura si quiero mencionarle a Harry. Además, no creo que sea capaz de entenderlo—me enamoré de la persona equivocada—
Corrijo— y nuestras...sus acciones me trajeron aquí.

Asiente ligeramente y agradezco que no pregunte nada más.

—¿Y tú?

—Mi padre era un ebrio enfermo—. Comieza—él y mi madre se separaron cuando yo tenía doce y ella se fue dejándome ahí con él. Vivíamos en el barrio más desprestigiado de Nueva York—traga duro apartando la vista—
El Bronx.

Nueva York.

Siempre he querido visitar Nueva York.

—Mi padre no se ocupaba de mí después de que mamá nos dejó. Solo se dedicaba a beber y drogarse—. Cuenta su historia como si todo lo que hubiera pasado ya no le afectara en absoluto—no podía seguir viviendo con él, así que huí de casa.

Me parte el corazón que haya pasado por algo así. Con esto solo debería estar agradecida de que mi padre sea un hombre sumamente trabajador, que lucha por tratar de darle una vida digna a su familia. Y a mi madre, a pesar de que puede llegar a ser una mujer muy fría, nunca nos descuidaba a mi y a mi hermana en varios aspectos. Aunque cuando en verdad la necesité, no pudo estar para mí.

Pero eso es pasado.

—Fue la peor decisión que tomé—. Su voz se quiebra— deambulaba sin rumbo por las calles, dormía en el baño público del metro y tenía que pedir limosna para poder comer.

Ahogo el apretado nudo que se ha instalado en mi garganta.

—Hasta que un día me tope con el diablo mismo—. Su triste mirada se transforma en una cargada de odio y coraje— Alexander en persona me extrajo de uno de los baños en una noche fría. Creo que me había estado vigilando desde hace un tiempo, porque dijo que iba a darme lo que mi padre nunca pudo.

No me sorprende que haya sido así. Parece que Alexander siempre escoge a chicas vulnerables, a chicas que nadie va extrañar. A las que provienen de hogares rotos, les promete ayudarlas, darles una mejor vida. Pero  lo único que hacen es entrar a un infierno más grande del que se encontraban.

—Soy muy cercana a una persona a la cual lastimó mucho—. Digo con voz temblorosa— y fue horrible darme cuenta en qué lo convirtió. Alexander acaba con todo y con todos a su paso.

El silencio nos invade, pero no es un silencio incómodo, sino uno que dice mucho. Parce que ambas necesitábamos descargarnos de algún modo ante tanto dolor. Ella lidia con problemas más grandes que los míos, porque sólo es una niña e incluso para alguien de mi edad sería demasiado.

Los míos, parecen ser nada alado de los de ella. Pero creo que es el sufrimiento lo que en realidad importa. No importa cuán grave sean las situaciones, si el sufrimiento es casi insoportable, te marca de formas indescriptibles.

—Hoy fue la primera vez que hice esto—. Me alivia el hecho de que ya no hable por lo bajo. Puedo escuchar un poco de seguridad en su voz— después de un año de estar aquí, hoy fue el tan temido día.

No tiene que decirme, sé a lo qué se refiere. Y pronto el pánico me invade sin razón.

—Le suplique que no me obligara. Pero mis palabras fueron nada para él.

También sé a quién se refiere, así que no hay necesidad de que lo nombre.

—Estuve en una habitación por un año después de que me trajo aquí. Tenía contacto con algunas de las chicas y ellas me contaban lo horrible que era hacer esto—. El pánico invade su mirada, y, poco a poco, esto se esta convirtiendo en una dolorosa realidad para mí. Estoy aquí para algo más que ser la carnada de Alexander y no sé si esta sucia treta sea parte de lo que sea que tenga preparado para Harry—fue realmente aterrador escucharlo. Oraba todos los días para que un milagro se hiciera presente, pero nada pasó, y el día llegó.

Nunca fui alguien que orara para que las cosas estuvieran bien. Creo en un Dios, pero también creo que son nuestras decisiones erróneas las que nos llevan a situaciones que se nos salen de las manos. No culpo a Maya por huir de su casa, pero ella misma lo dijo, fue la peor decisión que tomó.

—Hombres asquerosos, algunos más viejos que otros, manoseandote a su antojo, haciendo de ti lo que quieren—suelta un largo suspiro, y con él, muchas lágrimas más— estaba aterrorizada, en realidad no sabía que hacer y cuando el tipo se acercó a mí, lo único que se me ocurrió fue luchar.

Eso es probablemente lo que yo haría. Porque últimamente se me ha dado por luchar cuerpo a cuerpo con hombres que me doblan en peso y fuerza. Pero es el instinto mismo lo que te hace reaccionar, aún trabajo en usar el miedo como defensa y no como una debilidad.

—No debí hacerlo. Alexander se entero y me golpeó hasta quedar inconsciente en el suelo de mi habitación—. Claro que no estoy sorprendida, de hecho, esperaba a que dijera algo como eso— nunca había estado con un hombre, y aún estando golpeada y sangrando, Alexander me obligó a estar con tres en una sola noche.


Las lágrimas caen por si solas, pero no logro encontrar una razón por la cual estoy llorando. Será porque Maya me recuerda mucho a mi hermana y no sé que sería de mí si algo como esto llegara a pasarle. O por el hecho de que yo tampoco he estado con un hombre y Alexander va a obligarme a estar con uno, al cual, no conozco.

No lo sé, hay muchos sentimientos encontrados en mi interior. Tengo miedo, pero también mucho coraje y un odio que parece no tener fin. Si tuviera los medios, yo misma acabaría con este bastardo en un abrir y cerrar de ojos. Pero solo soy una chica estúpida a la cual secuestro sólo para hacer su voluntad.

—¿Cómo es que saliste de tu habitación?—. Limpio mis lágrimas.

—Hay noches en las que Draco olvida poner seguro a las puertas. O tal vez no lo olvida, pero lo hace de todos modos—. Ella también limpia sus lágrimas— hoy fue una de esas noches.

—¿Cómo sabes que es de noche?

—Porque sus clientes sólo vienen en las noches. Ya sabes, gente importante, adinerados, algunos con reputación impecable. Nadie se puede arriesgar a ser descubierto.

—¿Sabes en dónde estamos?

—No—. Se toca un hematoma que está justo en su pómulo y hace una mueca— algunas chicas creen que estamos en algún tipo de mansión subterránea, pero yo no lo creo.

Yo tampoco lo creo. Es ridículo. Además, aquella noche cuando fuimos al hotel, el que me haya cubierto los ojos al salir de aquí no impidió que me diera cuenta del frío infernal que se apoderó de mi cuerpo, y el aire limpio y fresco que inundó mis fosas nasales. Estamos en un área bastante fría, así que la opción bajo tierra esta descartada.

—¿Sabes si Alexander tiene familia?—. Un bostezo la asalta haciéndome reír.

—No—. Respondo.

Aún le queda alguien, pero él no lo considera su hijo y Harry no lo considera su padre.

—¿No sabes o no tiene?

—No tiene.

No me duele negar a Harry, porque sé que esto es exactamente lo que querría que respondiera. Y en parte, ya no siento la necesidad de mantenerlo en un nivel muy alto, porque con todo lo que que sé ahora, él solo es uno más de ellos.

Frío, crudo y  sin corazón.

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