Insoportable [Sin editar]

By Erikadcgm

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¿Cómo podría describir a Zack Cleveland? Fácil: Idiota. Popular. Fastidioso. Egocéntrico. Orgulloso. El mayo... More

Insoportable.
2. Dos palabras: mala suerte.
3. ¡NO FUE UN SUEÑO!
4. Tutoría.
5. Y esto me pasa por ser amable.
6. Sed de venganza.
7. Fiesta de pijamas.
8. ¿Fantasmas?
9. Daniel, la reina del drama.
10. El final de la lista negra.
11. Visita a la enfermería.
12. Sustos casi mortales.
13. ¡Debo tener algo mal!
14. Traicinada de la peor manera.
15. Malas ideas.
16. ¿Qué demonios?
17. Algunos contratiempos.
18. Salida con James
19. Bipolaridad nivel Cleveland.
20. Misterios, dudas y reencuentros.
21. Y más sorpresas a la vida de Isabel.
22. "20 de abril": día del baile de primavera.
23. ¿Qué demonios me está pasando?
24. Tiempo.
25. Veamos qué resulta.
26. Cena, los Cleveland y películas de terror.
27. Nuevos descubrimientos y sorpresas.
28. Día de playa.
29. Mucha acción.
30. Graduación.
Epílogo.
Capítulo extra: toda historia tiene su propio comienzo.
Capítulo extra: ver My Little Pony hace a las personas especiales.
Capítulo extra: el aire londinense no cambia mucho a las personas.
Capítulo extra final: el reencuentro.

1. Primer día.

242K 8K 1.8K
By Erikadcgm

Primer día de instituto y pocos motivos para querer asistir, es que, ¿qué hacían el primer día? Presentarse, reencontrarse con compañeros, conocer a los profesores...

Bla, bla, bla. Nada interesante.

No es que no me entusiasmara la idea de estar con mis amigos pero, demonios, ¿por qué era tan difícil levantarse temprano?

Además, ¿por qué siempre mi despertador me despertaba en la parte más interesante del sueño?

Es como que estás con un chico guapísimo y cuando estás a punto de besarlo, suena esa máquina escandalosa que te hace sobresaltar.

La mayoría de las personas, generalmente, se levantaban, apagaban el despertador y se alistaban pero, a diferencia del resto, yo tomaba el despertador sin levantarme de la cama y lo aventaba al suelo, produciendo que éste se rompiera.

No tenía muy buen despertar que digamos.

Hoy había aventado mi despertador al suelo. El muy maldito no se rompió como esperaba, así que me levanté enojada y aturdida y lo pisoteé hasta que dejó de sonar, haciendo que tuviese una muerte dolorosa.

Esas estúpidas máquinas eran unas totales arruina-momentos.

Después de eso recibí un regaño de mi mamá, burlas de mi hermano mayor y un poco de mal humor.

Y ahora, me encontraba en el instituto guardando mis libros en el casillero y escuchando las locas pláticas de Stephanie, mi mejor amiga.

A veces me pregunto cómo demonios somos mejores amigas, la verdad, diría que somos muy distintas en casi todos los sentidos.

Ella era muy sociable, yo... no soportaba a mucha gente.

Ella había tenido un centenar de novios y yo ni siquiera había besado a un chico.

Ella era como un libro abierto y yo era más cerrada que una ostra.

Y hay muchas cosas más en las que no coincidimos, pero digamos que así nos entendemos.

-Isabel, ¿siquiera estás escuchándome? -me volví hacía mi amiga que lucía algo molesta y me miraba con el entrecejo fruncido.

-Emmm -balbuceé un poco y sonreí de manera inocente-. ¿De qué hablábamos?

Suspiró exasperada.

-A veces me pregunto si realmente me escuchas o haces como si prestaras atención.

-Lo siento, sabes que no llevo muy bien las mañanas y menos la primera semana de clases -me excusé. Cerré mi casillero y ambas comenzamos a caminar.

-Como sea -dijo recomponiéndose-. Te estaba diciendo que creo que me he enamorado -explicó muy emocionada.

Solté una escandalosa carcajada, haciendo que algunas personas voltearan a mirarnos.

Mi amiga me miró mal.

-Hablo en serio -se quejó haciendo una mueca y trayendo como resultado que riera aún más.

No saben cuántas veces había escuchado eso antes.

-Claro... claro -bromeé con algo de dificultad por la risa-. Igual que de Kevin, Robin, Peter, Marcus, Wester, Hunter, Alex,...

-Esta vez es distinto -dijo interrumpiendo mi larga lista y rodando los ojos.

-Bueno, ¿y cómo se llama la víctima..., digo, el chico? -me burlé, corrigiéndome y sonriendo divertida.

-Se llama William -contestó suspirando y pasando desapercibido mi broma.

Nos sentamos en el patio bajo un gran árbol al que me gustaba ir.

Iba a decir algo más, cuando una sonrisa de malicia cruzó por su rostro. La miré frunciendo el ceño sin entender.

-¿Y ahora qué te ocurre? -pregunté mirándola con suspicacia.

-Vaya, vaya, Isabel Clarkson viniendo arreglada al instituto. Esto debe ser un milagro -Y eso fue suficiente para entenderlo todo.

Mi cara se descompuso automáticamente con el simple hecho de escuchar su maldita voz.

Me volví en su dirección enviándole mi mejor mirada asesina.

Se encontraba de pie y yo me encontraba sentada por lo que tuve que levantar la vista.

-¿Qué quieres, Cleveland? -interrogué, sin ocultar la notoria irritación de mi voz.

Él miró hacía ambos lados y luego se señaló a sí mismo.

-¿Yo? -preguntó haciéndose el sorprendido-. ¿Es que acaso está prohibido saludar a una gran amiga?

Y ahora se hacía el inocente. Vaya, creo que cada día él rompía un record nuevo en jodan-las-mañanas-de-Isabel.

Me puse de pie, pero aun así tuve que levantar la mirada para poder verlo a los ojos.

-Tú y yo no somos amigos, imbécil -respondí derramando gotas de desprecio.

-Acabas de romper mi corazón. -dramatizó, llevando una mano a su pecho-. ¿Por qué no vienes y lo besas para que se sienta mejor?

Y ahora se hacía el seductor conmigo. Qué gran comienzo de mañana.

Definitivamente Zack Cleveland era el mayor idiota que he conocido en todos mis años de vida.

Hice una mueca de desagrado.

-Preferiría comer mierda de elefante antes de besar cualquier parte de ti -respondí y me fui de allí con mi orgullo por lo alto. A los pocos segundos, mi amiga me alcanzó.

-Vaya, cuánta agresividad -expresó.

-Es un completo imbécil -siseé un poco molesta. El simple hecho de verlo y escuchar su voz me ponía de muy mal humor.

Sin contar que es de mañana.

-Por Dios, ¿no notaste cómo está este año?

-¿Te refieres a que está más insoportable? Sí, claro que lo noté.

-No me refería a eso -dijo rodando los ojos. La miré sin entender, ¿a qué otra cosa podría referirse?-. Por Dios, Isabel, está mega ardiente.

Abrí los ojos desmesuradamente y la miré como si hubiese dicho la peor blasfemia del mundo.

-Creo que hay que llevarte a la enfermería urgente o mejor a un oftalmólogo. ¿Estás segura de que no necesitas lentes o consumiste alguna droga antes de venir? Porque con lo que acabas de decir, sinceramente, creo que te hacen falta unos con mucho aumento o una buena desintoxicación.

-Oh vamos, Isabel, no lo niegues. La verdad se nota que hizo mucho ejercicio estas vacaciones -explicó mordiéndose el labio inferior.

Ugh.

-Si un chico es lindo por fuera, pero por dentro es un completo idiota, automáticamente se vuelve feo -expliqué con lógica y efectividad.

Y justo en ese instante sonó el timbre de inicio de clases.

Lamentablemente, este año no compartiría clases con Stephanie.

Entré a mi respectivo salón y me senté en uno de los puestos delanteros, como era de costumbre.

Las personas iban entrando conforme iba pasando el tiempo y afortunadamente no veía rastros de Zack por ningún lado.

Parece que Dios al fin había escuchado mis suplicas de auxilio.

Con suerte, este año a diferencia de los otros, Zack no compartiría clases conmigo y no tendría que soportarlo.

Esa era una esperanza que he mantenido durante el comienzo de cada año.

Comenzó la primera hora y yo estaba desbordando de alegría porque Zack no había aparecido.

Lamentablemente, no había tenido tanta suerte en mi segunda hora, ya que Zack había aparecido rompiendo mi esperanza de no verlo en todo el año. Bueno, por lo menos llegó tarde y se tuvo que sentar en uno de los puestos traseros.

Luego de que finalizaran las clases, Daniel, mi hermano mayor, fue por mí para llevarme a casa. Mi hermano... es muy guapo a decir verdad, a diferencia de mí, tenía el cabello castaño y era alto, también tiene un cuerpo atlético y unos ojos azules que nos caracteriza a ambos. Creo que lo único que compartimos son los ojos.

Apenas llegué a mi casa, fui directamente a la cocina para buscar algo de comer. Si había algo que amaba era la comida, de hecho, me casaría con ella si fuese posible. Creo que mi actividad favorita es comer.

Me dirigí al microondas, que es donde mi mamá guarda mi comida antes de irse a trabajar.

Tomé el plato con unos deliciosos espaguetis y me senté en la mesa para devorar mi comida sin ninguna delicadeza o elegancia.

-Vaya, pareces un cavernícola al que acaban de descongelar después de millones de años -se burló mi hermano que me miraba divertido desde el marco de la cocina. ¿Cómo había llegado allí y ni siquiera me había dado cuenta?

Lo señalé con el tenedor.

-Cállate, que tuve que soportar horas y horas de clases -me excusé.

-Claro, debe ser tantas horas y horas de clases -ironizó-. Por eso en vacaciones acabaste con todo lo que encontraste a tu paso, ¿no?

-Cállate -repetí sin saber cómo defenderme-. Tú no tienes derecho a opinar en este asunto, así que si vas a estar arruinando mi almuerzo es mejor que te largues de aquí.

-Vaya, qué humorcito traes hoy, enana -se burló. Tomé una manzana que se encontraba el uno de los platos decorativos que había puesto mamá en la mesa y se lo lancé. Él la esquivó-. Bien, bien, ya me voy.

-Idiota -murmuré una vez se hubo marchado.

Después de comer y lavar mi plato, hice los deberes y, una vez los hube terminado, fui por mi segunda actividad favorita:

Dormir.

---------------------

No sé cuánto tiempo estuve dormida, pero cuando me levanté noté que ya estaba oscuro. Me asomé por la ventana de mi habitación, como hacía habitualmente y vi un camión de mudanzas en la casa de al lado.

Sonreí emocionada. Por fin llegarían los nuevos vecinos que tanto tiempo he esperado conocer, la verdad, esperaba que nos llevásemos bien porque nuestros patios traseros estaban conectados, aunque se encontraban separados por una cerca. Además sería genial tener unos vecinos agradables.

Sin embargo tenía un mal presentimiento, pero decidí ignorarlo y continuar optimista. Le eché otro vistazo a la ventana y volví a tirarme en mi cama para continuar durmiendo. Lo sé, parezco un oso hibernando pero bueno, ya es algo inevitable.

Afortunadamente, no tardé mucho en dormirme y caer por fin en los brazos de Morfeo que parecían jalarme con insistencia.

Mañana seguro sería un gran día.

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