(Por: Abi)
—¿Esto es una especie de broma?
Axel y yo comparamos nuestros celulares con la misma solicitud de amistad pendiente.
Fátima Solier.
A mí no me parecía amenazadora en absoluto, recordaba sus columnas sobre las cosas pequeñas de la vida y era increíblemente divertida. Sin embargo, la mirada asustada de Franco me hacía dudar.
—Podríamos ignorarla —sugerí.
—Va a ser difícil con nuestros amigos actuando así —dijo Axel, señalando a Franco, quien había dejado de jugar con su cubo de rubik.
—¿Y si le decimos que no queremos saber nada de ella?
—Franco, a ti ya te agregó al Facebook, ¿le puedes decir?
—¿Yo? Olvídate, no me voy a meter con Delossi.
—¿Por qué no? Es solo una chica.
—¿Solo una chica? Es el maldito Delossi. ¿Recuerdas a Briggite Lee? ¡Esa chica vivía en una mansión y conducía un Porsche! Ella no era rica, era jodidamente multimillonaria...¡y sigue apareciendo en los partidos con las animadoras! Es como su madrina o algo así. Y su novio tiene todavía más dinero. No me voy a meter con gente así.
Axel y yo cruzamos una mirada para comprobar que el otro tampoco entendía la mitad de lo que Franco había dicho.
—Creo que intentó decir que no quiere hacer molestar a gente rica y poderosa —aporté—. No sé qué tiene Fátima que ver con eso, pero parece importante para él, mejor no lo molestes.
Axel rodó los ojos y abrió Facebook en su laptop para contemplar la solicitud de amistad una vez más.
—Yo creo que deberíamos aceptarla. ¿Qué es lo que peor que puede hacer? Seguramente va a preguntar si pasa algo entre nosotros, le decimos que no y problema solucionado.
Pensándolo bien, no era una mala idea. ¿Por qué la obsesión de todo el mundo con ponerse dramático?
—Acéptala tú y me cuentas.
—No, mejor acéptala tú. Después de todo, eres la chica inteligente.
—¿Le tienes miedo? —Lo pinché.
—No le tengo miedo.
Pero su negativa era tan contundente que lo hacía obvio. Franco empezó a reírse.
—¿Por qué le tienes miedo?
—No le tengo miedo, ya te dije, solo tenemos que decirle que no...
—Entonces acéptala —insistí, señalando la pantalla— y dile que no pasa nada entre nosotros. No es nada más que la verdad.
Axel hizo rodar el cursor un rato más, como si tuviera todo el tiempo del mundo para hacer clic, mientras Franco sonaba como un delfín atragantado.
—Está bien, vale, le tengo miedo —admitió, alzando las manos en el aire en su típica señal de inocencia—. Dirige el periódico, no quiero que arruine mi vida si la hago molestar.
—Como lo que pasó con Suárez —aportó Franco.
Gustavo Suárez, capitán del equipo del fútbol el año pasado, había tenido que cambiarse de colegio luego de que alguien publicara anónimamente en internet que engañaba a su novia con dos porristas que no sabían nada del tema. Nadie supo quién fue realmente, pero todos estaban seguros de que el diario de Delossi tuvo algo que ver. Después de todo, su capitán salía con la directora.
Intenté convencerme de que Fátima no podía estar al nivel de Megara, pero fue fácil comprobar que no era nadie a quien pudieras burlar. Cuando volví a casa, me pasé el resto de la tarde leyendo los artículos que me había perdido durante el año y...
—Estamos jodidos —exclamé esa tarde, mientras cada uno armaba su exposición para literatura—. Esta mujer ha hecho un pacto con el diablo o algo así, es brillante para encontrar las cosas más escandalosas. No es que tengamos algo que ocultar, pero si se lo inventa, va a hacerlo creíble.
—Gracias por el optimismo —murmuró Axel.
—Lo más optimista que puedo decir es que quizás es una buena persona y cuando le digamos que no pasa nada...
Me quedé a la mitad de la frase, volviendo a leer los mensajes que me había enviado. Estaban en la carpeta de Otros y los había leído desde las notificaciones, pero cuando sus preguntas siguieron acumulándose, no hubo más remedio que abrirlos para enterarme. No tenía nada que ocultar...¿cierto?
Fátima me recordó que sí: "No me estoy creyendo que sea una coincidencia que él salga contigo y de repente renuncie a conquistar a nadie más. Inédito en su historial, ¿no crees?".
—¿Y si ella se entera del video donde sales robando el libro? ¿Y si se mete a las cámaras de la biblioteca y lo averigua?
Axel tragó saliva, hasta que Franco soltó un bufido.
—Te das cuenta que para eso tendría que...no sé, ¿hackear la seguridad o algo así? Es peligrosa, pero con lo del video están exagerando. No es como si fuera una espía profesional o una agente del FBI. Sus vidas no son tan interesantes.
Axel me dio un codazo.
—¿Te parece si aceptamos y le decimos a Fátima que él le puede dar toda la información que necesite? —Sugirió, con una sonrisa maliciosa.
—Suena como un plan.
Franco pasó diez minutos intentando secuestrar nuestros celulares creyendo que lo decíamos en serio.
—No es gracioso —nos gritó, mientras nos partíamos de risa—. Incluso este raro autor es más divertido que ustedes.
Le rodé los ojos. Sí, claro.
—¿Leíste a Kafka alguna vez en tu vida?
—¿Crees que no tengo cosas mejores que hacer que leer sobre cucarachas? Aunque la profesora diga lo contrario, Rincón del vago tiene un resumen bastante completo.
Iba a replicar, pero una rápida búsqueda en la laptop de Axel le dio la razón.
—Espero que te levantes convertido en cucaracha y te arrepientas de no haber leído el manual de supervivencia que incluye ese libro.
—¿Qué manual de...? Espera, te estás burlando de mí, ¿no?
—Nunca lo sabrás. Quizás te pregunte sobre eso en la exposición.
Le guiñé un ojo juguetonamente y él se lanzó contra la computadora para buscarlo. Un pedazo de pastel apareció repentinamente frente a mis ojos.
—¿Qué diablos?
Axel estaba haciendo un trabajo terrible intentando contener la risa.
—Eres malvada —explicó—, te lo has ganado.
—No me voy a comer nada que me ofrezcas después de que atormento a tu mejor amigo.
—¿Tienes miedo? —Me devolvió él en el mismo tono que había empleado antes para preguntarle sobre Fátima.
Por alguna razón, su sonrisa hizo que me sintiera temeraria. Saqué mi celular, acepté la solicitud de amistad y le quité el plato de las manos.
Valió un poco la pena por la cara de shock de Axel, pero muchísimo más por lo bueno que estaba el pastel. ¿Dónde diablos podía conseguir una suscripción de por vida a esto?
El globo de felicidad duró poco, ya que Fátima Solier no me decepcionó. Veinticuatro segundos después ya tenía un mensaje:
"Te has tardado. ¿Te puedo entrevistar en dos horas en Candy's?"
—¿Te sigues sintiendo valiente? —Preguntó Axel—. ¿Puedo acompañarte? Seguro que van a llevar cámaras y no me lo perdería por nada del mundo. Te ves linda cuando no sabes si matarlos a todos o salir huyendo.
Le di un golpe en la cabeza.
—Deja de decir cosas así, o nadie se va a creer que no estamos saliendo en secreto o alguna tontería parecida.
—Esa misma cara —dijo él, pinchándome un cachete.
Intenté volver a golpearlo, pero fue rápido para evitarme.
—Sabía que no había ningún manual de supervivencia —exclamó Franco, triunfante.
—¿Y qué me dices de esa subcrítica al presidente de la época, oculta en la escena final?
Franco dudó por varios segundos, y le sostuve la mirada con firmeza, aunque por dentro quisiera morir de risa.
—¡No es justo! —Exclamó, volviendo a tipea furiosamente en la computadora.
—Te traeré más pastel —me susurró al oído Axel, sorprendiéndome por su repentina cercanía—. Eres un genio.
Traté de no sentirme halagada, pero no pude evitar conmoverme un poquito. Me crucé de brazos para demostrar que no estaba funcionando, y él me guiñó un ojo.
No podía tener una entrevista cuando mi regular y bien cimentado odio por Axel estaba empezando a tambalearse, así que cuando se dio la vuelta para ir por el pastel, mandé el mensaje más temerario del día:
"No, gracias".
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Hola a todos!
Sí, sé que me he tardado una eternidad, pero han sido unas semanas terribles. Me enfermé justo antes de la boda y tuve que sobrevivir durante una semana a base de suero y galletitas de soda porque vomitaba cualquier otra cosa.
Luego me mandaron durante otra semana a un viaje de trabajo, para un evento que duró dos días, desde las 7am hasta la medianoche.
En fin, sin más excusas, y por fin recuperada, les dejo el capítulo y me voy a seguir atrapando Pokemon. La próxima semana sin falta hay nuevo capítulo. Mil disculpas nuevamente, gracias por seguir aquí!
¡Besos y calma!
Vale