-¿Qué tal la cena?- preguntó Lilly- mientras tomaba un sorbo de jugo.
-Está realmente delicioso, Lilly- respondí.
-Sí, mamá- concordó Jack.
-Gracias, chicos- nos dijo con una sonrisa.
Al terminar de cenar, todos pasamos a la sala de estar, la cual estaba con una temperatura muy agradable, porque Richard había encendido la chimenea. Nos sentamos y comenzamos a platicar acerca de trivialidades y en parte del futuro de Jack y del mío, con el fin de conocer mejor a cada parte.
-¿Y qué planeas hacer al terminar de estudiar, Emma?- preguntó el Señor Foster.
-En realidad solo he pensado en ejercer mi carrera- respondí sin darle mucha importancia.
-Bueno, psicología aborda muchos campos, ¿tienes idea de en cuál especializarte?
-Sí, me gusta la idea de la psicología criminal.
-Emma siempre ha querido ser parte del FBI, pero desde su profesión- comentó mi madre.
-¿Sí, Emma?- inquirió el padre de Jack.
-Sí, me llama mucho la atención.
-¿Has pensado en lo arriesgado que puede ser, cariño?- intervino Lilly.
-Claro, pero son los costos de hacer lo que nos gusta- afirmé y mis padres me miraron orgullosos de mis palabras.
-Eres una joven determinada- comentó Richard-, me alegro que puedas estar con alguien así, hijo- miró a Jack.
-Sí, papá, lo sé- concordó para luego tomar mi mano y dedicarme una sonrisa.
-A nosotros nos alegra que nuestra hija pueda ser feliz con una persona con tales ideales- ésta vez habló papá-. Al principio, cuando me enteré de la relación, planeaba ser un padre sobre protector- reímos-, pero al conocer a Jack y ver como hace sonreír a Emma de una manera de la que no la veíamos desde hace tiempo, me di cuenta que sólo debía dejarlos disfrutar de los momentos que estén juntos.
-Gracias, papá- me levanté de mi asiento y le abracé.
-No hay de qué, Emmy- otra vez ese apodo. Nos separamos de nuestros abrazo y Jack se acercó.
-Te agradezco por tu apoyo, David- le dijo estrechando su mano.
-Claro, Jack, solo cuídala.
-De lo contrario, te matamos- interrumpió Neal, los Foster y mi padre rieron, pero mi madre le dio un pequeño golpe en el brazo.
-Lo tendré en cuenta, Neal- respondió mi novio a la vez que volvíamos a nuestros asientos.
-Y tú, Neal, ¿Qué planeas estudiar?- interrogó Lilly.
-Aún no estoy seguro, pero tengo una inclinación hacia la medicina- respondió tranquilo.
-Es una excelente idea, los enfermos nunca se acaban- dijo Richard. Mi hermanos asintió.
Luego de un rato más charlar acerca de temas por el estilo, mi familia y yo dijimos adiós a los padres de Jack, donde todos comentamos estar agradecidos de la invitación a la cena y de la oportunidad de poder conocer a ambas familias. Luego de un rato de viajar en el auto de Foster, llegamos al hotel Cedar Creek, nos despedimos y continuamos con el recorrido hasta Yale.
-¿Qué te pareció mi padre?- cuestionó mi novio en el camino.
-Definitivamente eres su hijo- comenté y una pequeña risa salió de sus labios.
-Sí, eso me han dicho siempre- bromeó.
-Creo que es muy agradable- respondí fuera de chiste.
-Le agradas- soltó-, no dejará que lo nuestro se acabe por alguna estupidez mía.
-No es el único- le sonreí.
-Me alegra oír eso.
-¿Y qué dices de mi familia?- pregunté.
-Sobreviví- respondió.
-Te dije que no sería tan terrible, agradece que le agradaste a mi padre- dije divertida.
-Sí, tienes razón.
-Obvio- acepté.
-Son muy divertidos y te cuidan mucho- concluyó.
-Sí, no quieren que vuelva a sufrir después de lo que ocurrió.
-¿Con tu antiguo novio?- preguntó con escogiendo cada palabra con delicadeza.
-Sí, su nombre es Graham- expliqué.
-¿Cómo fue que...?- no sabía como terminar.
-¿Lo afrontamos?- él asintió-, no lo sé, simplemente lo tuve que hacer.
-¿Y cuándo te enteraste?
-Recuerdo que él no quería decírmelo, y trató de apartarme para evitar que no sufriera.
-¿Qué hiciste entonces?
-Le dije lo que sentía y que no podía dejarlo- una sonrisa torcida se formó involuntariamente en mi rostro al recordarle-... Y así fue, estuve con él hasta su último respiro, durante los dos meses y medio.
-¿Estabas ahí cuando murió?- su voz dejó a la luz un poco de sorpresa y preocupación.
-Sí, fui la última persona con quien habló... Él dijo que buscara mi felicidad, rehiciera mi vida y tuviera mi propia familia- sonreí al recordar cómo hasta en último instante de su vida, seguía preocupado por mí-. Yo me rehusaba a dejarlo ir, pero él dijo que siempre estaría ahí...- cerré los ojos al pensar en sus palabras "No me iré, siempre estaré contigo, solo tienes que cerrar los ojos y recordarlo".
-Emma -comenzó Jack y sentí como acariciaba mi rostro, secando mis lágrimas (de las que no me había percatado), entonces abrí los ojos y me di cuenta de que había aparcado su vehículo al costado de la calle.
-Jack... Cuando Graham se fue, yo no sabía como seguir, cómo dejar de pensar en el "¿Por qué?", pero con el tiempo aprendí a sobrellevarlo, luego me aceptaron en Yale y entonces apareciste en mi vida- le sonreí con los ojos llenos de lágrimas.
-Y no planeo irme de ella- me dedicó una sonrisa y acarició mi rostro.
-¿Cómo lo sabes?- cuestioné.
-Porque en este momento eres todo lo que quiero, sin importar el mañana- se acercó a mi y me besó.
Le correspondí y al mismo tiempo en que nos besábamos, él limpiaba mis lágrimas que aún caían por mi mejilla con su pulgar. Puse una de mis manos al rededor de su cuello y le acaricié el cabello. Al cabo de unos segundos, nos separamos, pero mantuvimos nuestras frentes juntas.
-Te quiero, Emma- soltó mirándome directamente a los ojos. Era la primera vez que lo decía.
"Yo también te quiero, Jack" pensé, pero no sabía como decirlo, nunca antes había sentido sentimientos iguales por nadie, ni siquiera por Killian y mucho menos en tan poco tiempo. Con Jack todo cambió, y ese era el punto, porque se trata de que te haga sentir diferente, de que te pueda hacer feliz a su manera.
-Lo sé- respondí sonriendo.
Él imitó mi gesto y dejo un tierno beso en mi frente. Se apartó un poco de mi para volver a conducir. En menos de un minuto ya estábamos de vuelta en la carretera camino al campus, una vez que hubo pasado los cambios, entrelazó su mano derecha con la mía. El recorrido continuó sin ningún problema hasta que llegamos a la universidad. Al estacionarse, descendió rápidamente del vehículo y abrió mi puerta, me ofreció su mano y la acepté.
Caminamos por el lugar en dirección a mi cuarto y me comentó que mañana planeaba estar con sus padres e ir a la casa de sus tíos y que si gustaba podía ir con ellos, pero le conté que ya tenía planeado viajar con mi familia a Nueva York durante el día, ya que es sólo una hora y media de viaje.
-Entiendo, no te preocupes- comprendió una vez que hube terminado de explicarle, pero aún así noté un deje de tristeza en su mirada.
-¿Qué ocurre?- pregunté.
-Nada- observé su rostro tratando de identificar alguna micro-expresión, y entonces noté como su labio hacia una muy pequeña mueca que duro la menos de la quinta parte de un segundo.
-Mientes- confesé.
-¿Cómo...lo notaste?- inquirió dudando.
-Sé cuando alguien lo hace- me alcé de hombros mostrando desinterés.
-¿Te enseñan eso en la universidad?- bromeó.
-No, solo en la vida- dije divertida-. Es solo que no confío mucho en las palabras.
-¿Por qué? ¿muchas desilusiones?- alzó una ceja.
-En parte, sí, aunque también es porque estadísticamente hablando, el ser humano promedio dice tres mentiras por cada diez minutos de conversación, pero el cuerpo contradice las palabras.
-¿Quieres decir que la verdad está escrita en los rostros?- preguntó.
-Exacto- reconocí-. ¡Oye! me estás cambiando de tema- reproché y él dejó escapar una risa-, ¿por qué cuando dijiste que no ocurría nada mentiste?
-Porque te extrañaré- soltó-, quisiera pasar la todo el tiempo del mundo contigo.
-Yo igual desearía estar más tiempo contigo, pero también debes estar con tu familia.
-Lo sé, Swan- reconoció con tono de niño pequeño-. Bueno, hemos llegado- dijo una vez que llegamos a la puerta de mi cuarto.
-Sí- respondí decepcionada.
-Entonces, ¿nos vemos el lunes?- preguntó acomodando uno de mis mechones atrás de mi oreja.
-Claro, nos vemos el lunes- acepté y abrí mi bolso para sacar las llaves del cuarto, cuando las encontré las tomé y abrí la puerta-. Fue un día maravilloso- le comenté desde el marco de la entrada.
-Lo mismo digo, linda.
-Hasta el lunes- dije cerrando la puerta lenta mente.
-Hasta el lunes- guiñó un ojo-. Ya te extraño- dijo dando media vuelta para irse. Me quedé en silencio y posteriormente comenzó a caminar.
-¡Jack!- grité cuando ya se encontraba a unos metros, se volteó a verme y corrí hasta acortar toda la distancia que nos separaba y lo abracé envolviendo mis brazos en su cuello-. Ya te extraño- confesé.
-Pensé que no lo dirías- dijo correspondiendo mi abrazo.
-No pude evitarlo- me aparté lo suficiente para ver su rostro sonriente, pero sin soltarle y lo besé.
-Eres la mejor- habló al finalizar nuestro beso y esbocé una gran sonrisa- ¿Habrá algo más lindo que verte sonreír?
-Te veo pronto- le dije y poniendo fin al abrazo, aunque sosteniendo sus manos.
-No me lo perdería- concluyó soltando mis manos comenzó a caminar rumbo al ascensor, pero cuando hubo avanzado a penas dos pasos, se devolvió a darme un corto beso y luego salió corriendo.
Me devolví a mi cuarto con una sonrisa en el rostro por todo lo bueno que esta pasando en mi vida. Fui directamente a la ducha y luego de ponerme mi pijama, sequé mi cabello me recosté con a revisar mi celular, el cuál había dejado de lado todo el día, ya que ni me percaté de su presencia. Tenía un mensaje de Dana (quien aún no llegaba), de hace un minuto atrás: "Emma, llego dentro de una hora, descansa", en otras palabras, no la tenía que esperar despierta. En ese instante comenzó a sonar mi celular, pero decía ser un número desconocido.
-¿Hola?- pregunté al contestar.
-¿Emma?- quedé sin palabras- ¿me escuchas?
-¿Killian?- pregunté al reaccionar.
-Sí, ¿estás ocupada?
-No- respondí-. ¿Ocurre algo?
-No...- dijo- es solo que quería hablar contigo.
-¿Luego de más de un mes?
-Sí, escucha... De verdad, lo lamento mucho- comenzó-, no quería dejarte ir así.
-Pero eso hiciste- contesté sin pensar.
-Y estoy muy arrepentido de eso.
-No tienes que arrepentirte de nada, la decisión fue mutua.
-Yo no tomé ninguna decisión, Emma.
-Te equivocas, la tomaste en el momento en el que me dejaste ir de Storybrook sin hacer nada.
-Emma, yo...-dudó- yo aún te quiero.
No sabía responder a eso. ¿Por qué rayos reaparece así en mi vida justo ahora?
-Killian, lo lamento, pero yo rehice mi vida y...
-Lo sé, estás conociendo a alguien- interrumpió.
-Te equivocas.
-¿Qué?- inquirió sin entender.
-Ya no solo nos estamos conociendo, somos novios, Killian.
Un largo silencio se mantuvo en la línea.
-¿Eres feliz?- preguntó al cabo de un rato que sentí eterno.
-Sí, soy muy feliz- miles de imágenes de los mejores momentos del día junto a Jack abordaron en mi mente.
-¿Eso lo dices por él?
-Lo digo por él y por mi, me ha ayudado a volver a eso tiempos en los que disfrutaba mi vida y además he conseguido mi sueño: estudiar lo que deseo y en el mejor lugar- no tenía idea de cómo sonaba mi voz, pero trataba de que no notara mis nervios por su repentina llamada.
-Emma, ¿aún tengo alguna oportunidad?- pregunto un minuto después.
-Lo lamento, Killian- dije como respuesta.
-No lo lamentes, lucharé por ti- sentenció.
-No te hagas esto, no quiero que sufras.
-Sólo sufriré si no lo intento- no sabía que responder.
-Adiós, Killian.
-Adiós, Emma.
Finalicé la llamada y me quedé estupefacta en mi cama, con el celular en mi mano, pensando en qué acababa de ocurrir y qué debía hacer. "Emma, no hay nada que pensar, estás con Jack y son felices" me recordaba a mi misma una y otra vez, pensando en si decirle o no a Foster.
Dejé mi celular encima del velador continuo a mi cama y me dispuse a dormir. El cansancio hizo su parte y me ayudó a caer en los brazos de Morfeo con mayo facilidad, dejando atrás todas las dudas y preocupaciones que habían aparecido como consecuencia de la llamada de Killian.
Al otro día, Dana me despertó temprano para desayunar y para que le ayudara a preparar su maleta, ya que viajaría a Dinamarca durante estos días sin clases, con el fin de ver a su familia y amigos.
-¿Esto también lo llevarás?- pregunté tomando una blusa para saber si dejarla o no en la maleta.
-Sí- confirmó y la doblé-¿Y qué tal la cena con los Foster?
-Todo salió excelente, nuestros padres se relacionaron muy bien.
-¿Cómo es el padre?- inquirió.
-Es igual a Jack y nos comunicó de su acenso en la Naval- comenté-, me pidió que les acompañara a la ceremonia.
-¿Dónde es?- cuestionó mientras guardaba unos pantalones negros.
-La Casa Blanca-respondí restándole importancia.
-¡¿Qué?!- gritó emocionada.
-Lo que escuchaste- reí.
-¿Cuándo será?
-En una semana- cuando entre a clases.
-¡¿Una semana?!- gritó- ¡Quizás no alcance a llegar para ayudarte con tu vestido! ¿Y si cancelo el viaje? ¿o vuelvo antes?
-Dana, tranquila, sobreviviré-bromeé-. Le puedo pedir ayuda a alguien más.
-¡Me pierdes, Emma!- dijo indignada, no pude contener la risa.
-Sólo quiero que disfrutes de tu viaje, Dana- dije tranquilizándola-. No es como qué fuera a escoger mi vestido de novia- reí.
-Así como vas... No estás muy lejos de ser la próxima Señora Foster- dijo con voz cantarina.
-¡Dana! No digas esas cosas- la reprendí.
-¡Pero si no es mentira!- rió y mi teléfono comenzó a sonar.
-Hola, Jack- contesté la llamada.
-Hola, Swan.
-¡Y conste que debo ayudarte con el vestido de novia!- gritó Dana para que Jack escuchara.
-¿Qué vestido de novia?- preguntó riendo.
-No es nada, sólo que Dana quiere que me case a los 18 años- respondí divertida.
-Por mi no hay problema, cuando tu quieras, Swan.
-¡Jack! ¿tu también?- le reprendí.
-¡¿Ves?!- intervino Dana.
-Son unos ridículos- les respondí y Dana me sacó la lengua.
-Lo sé, Swan- respondió él y solté una risa.
-¿Y qué tal estás?- pregunté.
-Diría que bien, pero la mujer que quiero acaba de rechazar mi propuesta de matrimonio.
-Deberías intentar pedírselo en unos años- le aconsejé siguiendo la broma.
-Sí, lo tendré en mente- reímos-, ¿cómo amaneciste?
-Bien, Jack.
-Qué bueno, ¿Ya te vas con tus padres a Nueva York?
-No, en un rato iré a buscarles, pero primero ayudo a Dana con su maleta. ¿Ya vas a dónde tus tíos?
-Sí, vamos en camino con mis padres, te envían saludos.
-Dales las gracias de mi parte y también les envío saludos.
-De acuerdo, yo les diré.
-Okay, Foster.
-Emma, debo irme, hemos llegado- me informó.
-Bueno, hablamos luego, ¿sí?
-SÍ- afirmó.
-Ya te extraño- le dije.
-Ya te extraño- juraría que puso su clásica sonrisa.
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Sé que fue un capítulo corto, pero era la única forma de actualizar ahora. Espero sus comentarios😊👌
Besos,
-K.