Quiero estar contigo

By FreyaAsgard

114K 8.2K 844

Sebastián lleva dos años enamorada de Monserrat, una mujer fría e independiente que, por alguna extraña razón... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Epílogo

Capítulo 11

4.2K 352 49
By FreyaAsgard

Ella respondió llorando con más fuerza.

―Te amo ―volvió a decir él, apretándola más contra sí mismo, no sabía qué hacer o decir.

―Ahora me siento tonta, hace más de cinco años que no lloraba ―replicó apartándose de él.

―Demasiado tiempo.

―No, ¿cómo ustedes no lloran?

―¿Yo? Yo lloré un mes completo después que terminamos con Elena, sufrí, grité, renegué de todo.

―La amabas mucho.

―Sí, pero no fue eso lo que más me dolió.

―¿Qué fue?

―Ella era mala, perversa y le hizo mucho daño a mi familia. Mi papá estuvo al borde de la muerte y mi mamá...

Ahora Monserrat se alejó un poco más para poder mirarlo a la cara.

―¿Cómo? ¿Qué les hizo?

―Drogó a mi papá y le envió unas fotos a mi mamá haciéndole creer que él y ella estaban juntos. Yo ya no quería nada con ella, me había desilusionado de todas las formas posibles. Mi mamá, al ver las fotos, casi se volvió loca, la mujer con la que supuestamente estaba mi papá, era su nuera y no me quiso decir nada. Yo hubiera sabido que era mentira, mi papá la odiaba, siempre la odió. Unas horas más tarde nos llamaron del hospital, "alguien" lo dejó a la entrada, inconsciente y grave. La droga que le dio, le produjo un ataque cardíaco. Fue muy duro para todos y te juro que lloré como nunca en la vida y todavía hay ocasiones en las que lloro.

―¿Por ella?

―No, no, a veces siento que es demasiado el peso que cargo sobre mis hombros. A veces lloraba pensando que jamás me amarías, que no era digno de ti y que no podría ser feliz contigo como mi mujer a mi lado, formando una familia.

―Perdóname ―suplicó ella.

―No, mi amor, no tengo nada qué perdonarte, tú tenías que cumplir tus tiempos, sanar heridas, aprender a confiar de nuevo... No sé bien qué te hizo ese tipo, pero te dejó con un dolor muy grande y era un proceso de sanación.

―En cuarto medio, varios compañeros apostaron ―comenzó a decir con voz queda―, y él que perdía tenía que conquistarme y pololear conmigo durante todo el año, hasta la graduación. Brayan perdió y le tocó andar conmigo. Debo ser sincera en que me sentía tan halagada que él se hubiera fijado en mí que no me importaban sus malos tratos, sus burlas, sus desplantes, incluso le perdoné una que otra infidelidad... Las que me enteraba ―explicó―. Llegó fin de año y en la fiesta de graduación me emborrachó y sus cuatro amigos se acostaron conmigo.

―Te violaron ―corrigió el con calma aparente, como un volcán a punto de explotar.

―Sí, pero yo casi no me di cuenta en el momento, no era capaz de reaccionar, y no fue tanto el dolor de eso, como la humillación de después.

―¿Qué pasó?

―Al otro día, íbamos de paseo a la playa por el fin de semana. El día sábado en la noche se hizo una fogata y jugamos "verdad y mentira". Y ahí él contó todo... Su apuesta, tenía fotos y vídeos de lo que hicieron, de cómo se burlaban de mí a mis espaldas, no solo ellos, todo el curso sabía lo que estaba pasando, menos yo. Y al final, mostró las fotos de sus amigos conmigo.

―Monserrat...

―Todos se burlaron de mí. Se reían de las "gracias" de él. Se burlaban de qué cómo había imaginado siquiera que alguien como el Brayan se iba a fijar en una "guatona" como yo.

―Amor. ―La volvió a abrazar muy pegada a su cuerpo.

―Esa noche él me dio la despedida. Abusó de mí. Sentí asco de estar con él, ya no lo amaba, pero la rabia, la vergüenza, el dolor, me acompañaron mucho tiempo.

Él la separó, colocó ambas manos en las mejillas de su mujer.

―Él no se merecía a una mujer como tú.

―Es que no me conociste en ese tiempo.

―¿Quieres que te confiese algo que estoy seguro que tú no sabes y ni siquiera lo imaginas?

―Ya ―respondió ella confundida.

―Yo hubiera estado feliz de estar contigo en ese tiempo.

―No sabes lo que dices.

―Sí, lo sé muy bien.

―No puedes decir eso, no me conociste en ese tiempo.

―Pues debes saber que sí te conocí.

―¡¿Qué?! ―Ella se espantó y sus ojos cambiaron a uno muy extraño.

―Sí, yo te conocí desde ese tiempo.

―Eso no es verdad ―respondió nerviosa.

―Sí. Aunque no creo que tú lo recuerdes.

Ella no contestó. Se la notaba demasiado sorprendida.

―Nosotros ya nos vimos.

Inexpresión de parte de ella.

―Eres tú la que no me recuerdas.

―Sebastián...

―Yo te vi en el Parque Forestal. Yo había ido a la oficina de unos amigos cerca de allí y me fui a caminar, las cosas no andaban bien con Elena y yo estaba bajoneado, y te vi... Estabas peleado, andabas con uniforme de colegio.

―¿Estás seguro que era yo?

―Completamente.

―No lo creo, no te acordarías de mí.

―Me acuerdo perfectamente, por eso cuando te volví a ver, supe que estaba enamorado de ti.

―¿Cómo dices eso?

Monserrat se apartó de él y le dio la espalda. Sebastián la tomó de la cintura y la volvió a acercar a él.

―No te escapes.

―Es que Sebastián, lo que estás diciendo...

―¿Qué?

―Es que tú dices que me viste antes y... ―se interrumpió sin saber qué decir.

―¿Y qué?

―Es que no te creo que me hayas visto antes ―afirmó.

―Pues créeme, porque sí te vi. Tus ojos no me engañan. Tus ojos cambiaban a una tonalidad cada vez más oscuro. Él te trataba muy mal, yo iba a intervenir, pero de pronto, él te besó, cuando se apartaron, tus ojos se aclararon al amarillo, que ahora es solo mío.

―Yo ya no lo amaba.

―Pero tus ojos cambiaron, lo sé porque nuestras miradas se cruzaron por unos segundos.

―Sebastián Beltrán... Mis ojos amarillos siempre han sido solo tuyos ―aceptó ella finalmente con una sonrisa.

Ninguno de los dos podía creer que el otro recordara ese incidente, había sido hacia tanto tiempo y fueron solo segundos, pero que, al parecer, los había marcado para toda la vida. A los dos les había ocurrido lo mismo. Sus miradas se habían cruzado por breves segundos y la conexión fue instantánea. Desde ese mismo día, Sebastián llevaría siempre en su mente el recuerdo de aquellos ojos amarillo gata que tanto le fascinaban. Y ella, el recuerdo de aquel hombre cuya mirada la hizo sentir especial y diferente, por mucho tiempo lo consideró una estupidez de su parte, pero, al volver a verlo, su miedo se acrecentó con la posibilidad de que él recordara ese instante y la reconociera, y la conociera tal como era y todo su "amor" se le fuera a la basura y la humillara, tal como había hecho su ex patán.

―Creo que estábamos destinados a estar juntos ―susurró Sebastián casi inaudiblemente.

―Ahora creo que sí.

―Sí, es así, y quiero estar contigo hasta el último de nuestros días.

―Te amo, te amo, te amo, te amo.

Se fundieron en un abrazo lleno de sentimientos que iban más allá del deseo físico, se necesitaban, como amigos, como compañeros, como socios, como pareja.

El teléfono de la habitación sonó, sacándolos de su momento. El hombre contestó y luego miró a su prometida.

―Los periodistas nos esperan.

―Será ―respondió ella encogiéndose de hombros.

Sebastián la tomó de la mano para salir del cuarto y apenas habían dado dos pasos cuando ella lo detuvo. Él la miró sorprendida.

―¿Qué vamos a decir?

―Vamos a decir que tú y yo estamos vivos, que no hemos tenido ningún accidente, que algún ocioso se divierte esparciendo este tipo de rumores, pero que nosotros estamos tan bien que estamos comprometidos para casarnos ―contestó regalándole una dulce sonrisa―. Porque ahora sí tengo todo el derecho del mundo a gritarlo a los cuatro vientos, ¿o no?

―Sí, pero ¿tu familia no se molestará por decirlo por la prensa antes que a ellos en persona?

―Yo ya soy adulto y no tengo que pedirles permiso, aun así, se los dije por teléfono, además, ya la prensa se encargó de regarlo.

―Sí, es verdad ―admitió ella.

―¿Vamos? Quiero salir pronto de esto.

―Vamos ―aceptó con un profundo suspiro.

―¿Qué pasa?

―No estoy acostumbrada a las cámaras.

―Si quieres no vayas, voy yo.

―¿Y dejarte solo en esto? No, los dos estamos metidos en esto y los dos saldremos juntos.

―¿Ves? Eres todoterreno, no te achicas ante nada.

―Estoy nerviosa ―confesó.

―Yo también, no todos los días te dan por muerto.

Ella sonrió más aliviada.

―Vamos a enfrentarnos a los peridiotas ―dijo ella con decisión.

―Vamos ―respondió él y la llevó de la mano hasta el salón donde los esperaban varios reporteros.

―No tenemos mucho tiempo, si los citamos aquí es para desmentir un supuesto accidente que tuvimos ―comenzó a hablar Sebastián―, lo cual , como ustedes pueden ver, no es cierto, algún ocioso se encargó de esparcir el rumor y, aunque en esta oportunidad no haré nada, la siguiente vez buscaré y denunciaré a quien esté detrás de un tipo de noticia de este tipo, mía o de mi novia, todos saben el delicado estado de salud de mi padre y una cosa así lo podría matar si cree que es cierta, por lo que no tendré piedad con quien se atreva de nuevo a inventar un rumor así.

En seguida, Sebastián dio el pase para las preguntas.

―Buenas tardes, Hilda Herrera, TvEspaña, ¿aquello de que son novios no es mentira, entonces?

―No, en realidad, no somos novios, somos prometidos, como les dicen ustedes, nos vamos a casar.

―Romina Méndez de Canal 5, ¿sus empresas ya se fusionaron?

―Así es, desde hace algunos días el contrato ya fue firmado.

―¿Es por eso que están aquí juntos? ―consultó la misma periodista.

―No, este viaje estaba planeado desde antes, ambos venimos por separado en sentido empresarial y juntos en ámbito personal.

―¿Y no le molesta que ella haya sido de otro antes que suya?

Sebastián lo miró sin comprender.

―No creo que esa sea una pregunta seria, pero de todos modos la responderé. Estamos en pleno siglo XXI, yo no soy célibe y no espero que mi mujer lo sea, mucho menos a nuestra edad que ya somos lo bastante grandes para haber tenido pareja antes, recuerden que yo hasta estuve casado.

―¿No sienten celos de sus ex?

Sebastián sonrió algo frustrado, ese periodista, o era enviado por Elena o era enviado por Brayan, no podía ser de otra forma.

―¿Celos? Sería tonto sentir celos de un tipo tan patético como él. No tengo celos ni miedo de ese hombre, mucho menos con la seguridad que tengo del amor de mi prometida.

Monserrat se acercó a los micrófonos.

―Yo tampoco tengo celos de su ex, confío plenamente en él, después de tanto tiempo de querer estar juntos, seria idiota querer volver con nuestros ex, ella no es competencia para mí.

El periodista se sonrió y antes que le quitaran la palabra, interrogó con maldad:

―¿Y qué haría si su hija saliera obesa como ella y se entregara a cualquiera como una...?


Continue Reading

You'll Also Like

5.8K 2.5K 28
Blair es una chica de 17 años, quien termina con su novio, persona con quien mantuvo una relación de 4 años, lo extraña. Pero en el transcurso de los...
1.9K 189 32
El eterno ilusionado. Ese que nunca dijo que estaba enamorado. Ese que se derrite cuando ve a su platónico caminar. Ese que no sabe en que momento de...
425K 31.5K 24
Para Amber Rigss todo en la vida era control, mientras que para Dax era tratar de vivir al maximo, pero como en un instante todo cambio para ambos.
Revenge By Ale

Fanfiction

33.7K 2.4K 60
Vengar a tu única hermana nunca había sido tan fácil y lleno de aventura. Con Steve McGarret como mi compañero y el equipo de la fuerza de Hawaii, nu...