Lunas escarlata

Od DailyWho

137K 11.6K 1.1K

Segundo libro de la saga Cantos a la luna. Es necesario leer cualquiera de los dos anteriores libros para ent... Více

Sinopsis.
Antes de la lectura:
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44.
Capítulo 45
Capítulo 46
EPÍLOGO.
EL PRINCIPIO DEL FINAL (AGRADECIMIENTOS)
ROBO DE LUNAS DE HIELO

Capítulo 34.

2.3K 229 20
Od DailyWho

Unos susurros me despertaron, pero estaba muy cómoda siendo abrazada por unos brazos fuertes que conocía muy bien, para mi fortuna. No abrí mis ojos ni me moví, no di indicio de que estaba despierta porque la conversación que estaban teniendo Alan y su madre me incumbía.

Di gracias al cielo por despertar acurrucada contra el pecho de Alan, así se me haría más fácil fingir que seguía dormida.

—... ambos lo hacen. No puedes echarle la culpa solo a ella cuando los únicos que la tienen son los vampiros. Pero si su relación se daña el único con culpa ahí serías tú. ¿Qué acaso estás loco para decir que no estarás con ella? Se pueden buscar maneras de alejarse, pero ninguno podrá vivir bien si están alejados el uno del otro. Ella es humana, Alan, cree que el primero no será el único y no puede entender nuestro mundo como nosotros mismos lo hacemos. No quisiera imaginar la tristeza que sentía al pensar que no era tu pareja, o la frustración por ver que todos tenían un lazo, menos ustedes. ¡Tenía miedo! ¿Y qué es lo que se suele hacer cuando se tiene miedo? ¡Se huye, Alan! Hace más de un año lo hiciste tú cuando sentiste miedo de que Kirian le hiciera daño. Y todos hacemos lo mismo, así que no puedes culparla si quería evitarse un daño más grande al ver como actuabas, con intención o no.

—Mamá, lo que me enoja no es lo que sucedió. Podría dar mi vida por Abril si hiciera falta. Lo que me da... ira es que no me tuvo la suficiente confianza o no me conoce tanto como decía. Lo que sucedió me da a entender que el amor que dice tenerme no es lo suficientemente grande, y no...

—Alan, tú no la viste las últimas semanas, siempre a tu lado. Solo salía de aquí para ir a sus clases y dormir, aunque en algunas ocasiones se quedaba dormida en el sofá. No puedes decir que su amor no es lo suficiente grande cuando se arriesgó a que le sucediera algo solo por asegurarse de que estabas bien y ayudó a curar tus heridas. Estoy segura que si hubiera podido, te habría quitado todas las heridas de encima para sufrirlo ella... Y sigue aquí, luego de que le dijeras cosas no tan apropiadas, si eso no significa que te quite, entonces no sé cómo esperas que te demuestre su amor.

—¿Confiando en mí, tal vez? Ella misma lo dice: la base de una relación es la confianza.

—La base de una relación es el cariño y las ganas. Y sé que hay cariño, porque de otra no la estarías abrazando como si se te fuera a ir al despertar y ella, si no te tuviera cariño, se habría ido ayer mismo y no te hubiera hablado más. Tu padre y yo criamos a un chico tierno, fuerte, sincero, amoroso y, sobre todo, criamos a un hombre, así que, como hombre, escucha a tu mujer y solucionen las cosas. No es propio de ti dejarte dominar por el orgullo, a menos de que ya no la ames, si es así...

—Yo amo a Abril, mamá —interrumpió a su madre—, la amo más que a cualquier cosa o persona, pero duele lo que sucedió. Me siento traicionado, dolido y desilusionado.

—De eso se tratan muchas cosas de la vida, Alan. Tu padre y yo hemos pasado por mucho, no nos divorciamos una vez por diversión. No dejes que eso también se meta en su relación porque si lo haces entonces perderás a lo que más has amado en tu vida, y no vas a querer eso.

Como si pensara en eso, su abrazo se hizo más fuerte. Me removí sin planearlo.

—Ayer no dije las mejores palabras, no sé si ella querrá intentarlo.

—¿Tú quieres intentarlo? —Demoró en responder, por lo que su mamá agregó—: No será fácil llegar a una estabilidad, pero se puede lograr.

—Quiero hacerlo, pero ella...

—Ella también quiere hacerlo. —Sentí su cuerpo tensionarse al escuchar mi voz. Lo abracé de regreso acariciando su espalda para que se relajara un poco.

—¿Hace cuánto estás despierta? —susurró en mi oído, su aliento haciendo cosquillas en mi oreja y nuca.

Levanté mi cabeza para ver sus ojos deshinchados como muestra de que se había despertado hacía mucho más tiempo que yo. De seguro me encontraba despeinada, con el rostro hinchado por la almohada, pero Alan me devolvía la mirada como siempre lo había hecho, quizá un poco más apagada, pero al menos no me miraba con la frialdad del día anterior.

—Lo suficiente. —Tomé aire antes de girarme hacia donde se suponía que estaba su madre, pero la habitación estaba sola, a excepción de Alan y yo—. ¿Podemos hablar? ¿Bien, como se supone que debemos hablar?

Se sentó con dificultad. Vi sus heridas y me conmoví al ver que el lado izquierdo era el más lastimado... Y él se había recostado en él para poder abrazarme.

Al igual que él, me senté en la cama, a su lado, pero con mi cuerpo mirando al suyo. Sus piernas las mantuvo estiradas porque aun tenía unas cuantas heridas que debían sanarse.

—Creo que ayer te dije mucho. Te dejaré hablar. —Mordí mi labio. Mi nariz comenzó a picar a la vez que mis ojos se volvían a llenar de lágrimas.

Bajé la mirada para que él no notara eso, pero en cuanto lo hice su pulgar e índice volvieron a levantar mi mentón para que mis ojos chocaran con los suyos.

—Lo siento mucho, Alan —susurré, tomando su mano entre la mía, sin soportar la intensidad de su mirada en la mía—. Dudé de ti, te lastimé y nos llevé a una situación incómoda y fea, pero me arrepiento mucho de eso. No sabes cuánto lo hago, a pesar de que todos dicen que no fue mi culpa, sé que en parte sí lo es, por haberte dejado solo. No pienso excusarme, aunque mi mente haya estado en manos de los vampiros en algunas ocasiones, había otras situaciones que me hicieron dudar de ti, como que el collar no estuviera cumpliendo su función...

—¿El collar? —Lo miré, confusa.

—Mi cadena. —Mi voz se rompió al recordar que había pensado que él me la había devuelto sin una función—. Me la devolviste sin protección, desactivada. Intenté mirarla muchas veces para ver si seguía brillando y derritiéndose el líquido como me enseñaste, pero nunca pasó, así que pensé que de verdad no me querías y me habías dejado por Evoleth. Sigo sin entender por qué me la diste así, aunque ese no es el caso. Siento mucho haber creído en otra persona que no fueras tú y lamentó, demasiado, que todo esto haya sucedido. Pude haberlo evitado de alguna manera, porque si hubiera estado contigo no te hubieras perdido en tu mente y no hubieras sido controlado por ellos. Tenía razón cuando dije que un poder demasiado grande de persuasión era lo único que podía separarnos, porque lo hizo sin que me diera cuenta. Dudé muchas veces de mi juicio, pero eso se me olvidaba cuando estaba con Braham —gruñó así que me apresuré a agregar—: No de una manera buena, aunque estoy agradecida con él porque no dejó que murieran. —Toqué su mejilla, sollozando al imaginarlo muerto, lejos de mí. Al verme llorar me jaló a un abrazo. Con su mano en mi cintura me instó a sentarme en su regazo y lo hice, apretando mis ojos contra la piel de su cuello—. Cuando te vi así, tan mal, me sentí morir, Alan. Ha sido el peor momento de mi vida, y si te hubiera sucedido algo más grave, yo... No sé cómo hubiera seguido sin ti, porque te amo mucho, créelo, por favor.

—Lo haré solo si tú crees que yo también lo hago. —Levanté mis ojos a los suyos.

—Sé que lo haces y esta vez lo digo de verdad. No quiero que nada nos separe, no nuevo y no por errores, de cualquiera que los haya cometido. Y no quiero que te vuelvas a enojar conmigo de esa manera. Si quieres enojarte con otros, hazlo, porque sé cómo calmarte, pero no te enojes conmigo, porque te me sales de las manos y es la peor sensación... ¿Me perdonas?

—¿Me disculpas tú a mí? —Mi rostro se contrajo, de nuevo, por el llanto que salió de mí. Me tiré a él, teniendo cuidado de no lastimarlo mucho y lo abracé, llorando en su hombro como una niña pequeña—. No puedo decirte que no sigo molesto contigo, tendrás que hacer pasar las malas emociones.

Lo miré con mis pestañas mojadas por las lágrimas. Su voz se había vuelto un susurro, pero, aunque sus palabras podrían tomarse con un doble sentido, no tenía el tono picante que siempre le ponía: estaba hablando en serio, y algo dentro de mí me decía que se refería a que tenía que ganarme su confianza de nuevo.

—Yo no tengo nada que perdonarte, Alan, solo que no me hayas contado sobre Evoleth, y lo de la cadena, y que no me hayas contado cómo te sentías antes.

Resopló.

—¿Solo eso? —comentó con ironía, aunque me alegré de que su voz tuviera un tinte de diversión. Lo miré cuando me pidió hacerlo—. No sé qué te hicieron pensar, ni qué te dijeron de ella. Evoleth fue una buena amiga cuando era niño, la conocí en la escuela, pero no teníamos nada más en común. Yo entrenaba en una zona diferente a la suya, mi grupo de amigos era diferente al suyo. Ni siquiera con ella fue mi primer beso, Abril, dejé de hablarle mucho antes de cumplir once años o por esas fechas.

—No quiero hablar de ella. —Afianzó su abrazo.

—¿Quién te entiende? Acabas de decirme que te hablara de ella.

—Antes, ahora no hay caso. —Sentí un beso en mi coronilla. Me refugié aún más en su pecho.

—En cuanto a lo otro, la cadena siempre funcionó mientras estabas conmigo, nunca te iba a dejar desprotegida, Abril, lo sabes.

—¿Crees que los vampiros pudieron desactivarla? —Suspiró y negó.

—Una protección solo puede ser desactivada por un hechicero o hechicera. Ni siquiera un brujo puede hacerlo. En el caso de tu cadena... se suponía que solo quien la hizo podía desactivarla.

Fruncí el ceño, pensativa, aunque a mi cabeza no llegaba una respuesta a la nula magia que tenía la cadena en ese momento. Había dejado de ser una protección para volverse solo un adorno.

—Aun tienes que explicar algo —dije, aunque presentía cuál sería su respuesta.

—Dudabas de mí, Abril. No te iba a decir que tenía dudas con nuestra relación porque en seguida concluirías que se debía a que no eras mi compañera, ¿o me equivoco? —Para mi pesar, tuve que darle la razón. Sus ojos se fijaron en mi brazo marcado, una mínima sonrisa apareciendo en sus labios mientras comenzaba a acariciar la fina línea que se dividía en dos antes de volverse a unir. La misma figura que tenía en su brazo izquierdo mientras yo la tenía en el derecho—. Ahora no puedes dudar que sea tu pareja. La vida quiso enlazarte a mí y por mi parte no pondré objeción.

Reí un poquito, escondiéndome de nuevo en su cuerpo. Me sentía muy a gusto Me sentía muy a gusto abrazándolo sin sentir un rechazo de su parte como los días anteriores. Dejé un besito en su cuello, dejando que mis manos se deslizaran por su piel y tocaran los contornos de las vendas que cubrían las heridas que aun debían cicatrizar.

—Es muy raro verte lastimado. Tu madre me enseñó que puedo ayudar a curarte, puedo...

—No, ni hablar —dijo, tomando mi mano ya casi cicatrizada por completo y dejando un beso en la línea resultando de la herida que Belén me había hecho para sacar mi sangre—. Mi madre me contó lo suficiente como para no dejar que lo vuelvas a hacer. No necesito que te lastimes por mí, las heridas de plata y por los vampiros quizá se demoren en sanar, pero lo harán pronto. Estando despierto es mucho más fácil concentrar mis energías en ello.

El beso que dejó en mi mano me dejó con ganas de más. No iría muy lejos, No iría muy lejos, solo quería un beso, pero de seguro cuando pudiera ir a su apartamento, dejaría que las cosas llegaran a más. Iban a ser dos meses sin tener algún contacto más... íntimo con él y lo estaba deseando.

—¿Habrá beso de reconciliación? —pregunté en un murmullo apagado. Soltó una risa que pareció más como si solo hubiera soltado aire. Fijo mi rostro frente al suyo, sin hacer un movimiento para tomar la delantera. Entendí que quería que lo besara yo, que diera ese primer paso, por lo que no demoré en hacerlo.

Noté varias cosas al besarlo, como por ejemplo que me besaba casi con ira. No era el beso cariñoso que solía darme; no era como todos. Se notaba que todavía había un poco de incomodidad, aunque me besó con ansias.

Me recostó en la cama, pero sus manos no se movieron más allá de mi cintura. No acariciaron más piel que la de mi vientre, no dejó que sus manos se aventuraran más abajo, o más arriba, como sabía que le gustaba hacer.

Dejó pequeños besos en mis labios antes de separarse.

—¿Dónde quedó el montón de mantas con las que me dormí? —Sonrió, mostrando las comillitas que tanto me gustaban.

—No las necesitabas.

*

Estoy sorprendida de que el tiempo me haya dado hoy para traer tres capítulos en un solo día.

Tal como lo prometí, ahora que las cosas comienzan a estar bien por estos lares, comenzaré con las dedicatorias.

Siempre se me hace un poco difícil esto, porque nunca sé con quién comenzar las dedicatorias, pero intentaré ser justa en este tema. Sin embargo, esta primera dedicatoria debo hacerla a una persona muy notable en cada capítulo que actualizo: Maru. No tengo palabras para mostrar lo agradecida que estoy contigo por tus comentarios y votos, ni mucho menos para expresar lo feliz que estuve por verte también apoyando el libro por Booknet. De verdad, muchas gracias por todo: tus buenos deseos, votos, comentarios y apoyo. Muchos de nosotros no escribimos por reconocimiento, pero no se puede negar que cuando se tiene un pilar como los lectores comprometidos, las vibras aumentan mucho, al igual que las ganas de seguir, así que muchas gracias desde el fondo y el tope de mi corazón.

¡Espero que les haya gustado este capítulo! Me ha rendido tanto el día que ya comencé a escribir el siguiente, por lo que espero tenerlo listo mañana en la tarde temprana.

¡Mil abrazos para todas y todos! 

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

30.2K 1.7K 34
Un día, Angelina conoce a Logan, pero no sabe que el es el chico que esta tras las notas que ve cada día. Logan, siempre ha conocido a Angelina y se...
38.2K 3.3K 52
Andrea Stilinski hermana mayor de Stiles, se ve arrastrada al mundo Sobrenatural después de estar años alejada de este.... Puede este amor consumido...
58K 4.8K 29
Phoebe es una pequeña Omega. Aislada en las montañas, acostumbrada a esconderse de sus problemas, acostumbrada al desprecio que se siente ser quien e...
1.1M 73.5K 67
Él es frío y despiadado. Ella es carismática y noble. Él ama meterse en problemas. Ella trata de huir de ellos. Él ya no cree en la gente. ...