Lunas escarlata

By DailyWho

137K 11.6K 1.1K

Segundo libro de la saga Cantos a la luna. Es necesario leer cualquiera de los dos anteriores libros para ent... More

Sinopsis.
Antes de la lectura:
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44.
Capítulo 45
Capítulo 46
EPÍLOGO.
EL PRINCIPIO DEL FINAL (AGRADECIMIENTOS)
ROBO DE LUNAS DE HIELO

Capítulo 42

2.1K 217 27
By DailyWho

Alan esquivó mi golpe, pero yo también logré esquivar el suyo, agachándome.

—A tu derecha —dijo, y como tonta miré hacia allí. Aprovechó mi distracción para intentar mandar un golpe hacia mí, pero logré bloquearlo a solo unos centímetros de mi hombro.

Sonrió, alejándose. Yo me dejé caer en la colchoneta, exhausta.

—¡Bien! Has progresado mucho, linda. —Me sentía bien por sus halagos, en especial porque sabía que eran ciertos.

Alcé mi puño, triunfante. Me dejé levantar por él.

—Sé que estás cansada, pero te llevaré a desayunar antes de ir al apartamento ¿Está bien? —Asentí, abrazándolo.

—América ya consiguió los pasajes para irnos —avisé, caminando a su lado. El campo de entrenamiento estaba solo ese día por ser domingo a las nueve de la mañana. Alan insistía en ir temprano. Habíamos entrenado casi todos los días durante toda esa semana, solo dejando mi cuerpo descansar por un día antes de seguir. Mis músculos dolían por no haber descansado por tres días seguidos, pero eso me llenaba aun más de satisfacción porque, aun adolorida, Alan no me había tirado al suelo tantas veces y mis reflejos sí que estaban mejorando.

—Está bien. Ya hablé con mi padre, así que tengo todo asegurado para poder irme por unos días sin descuidar el trabajo.

Le sonreí con los labios apretados mientras me sentaba. Lancé un suspiro de alivio en cuanto lo hice. Alan me sorprendió con un beso en mi cabeza.

—Me siento orgulloso de ti y tu progreso en los últimos días.

—No he podido golpearte ni una sola vez —recalqué. Él me volvió a besar, pero en esta ocasión yo lo miré, buscando un beso en mis labios y no en mi cabeza.

Puse mi mano en su mejilla cuando juntó sus labios con los míos, sin embargo, se separó muy rápido para mi gusto.

—Me basta con que sepas evitar que te golpeen a ti. Cuando volvamos prepararé un ejercicio para que no seas capas solo de defenderte de una persona, en un enfrentamiento en la realidad suelen ser más de dos quienes te atacan.

Estuve de acuerdo.

Estaba sudorosa, cansada y adolorida, pero en cuanto Alan se distrajo miré mi teléfono por si tenía alguna notificación en el grupo de la preparación de su cumpleaños. Todos se habían levantado temprano porque querían hacerle algo a mi novio, yo incluida en el plan, pero Alan le había revelado a Kiona que me llevaría al hotel al que no habíamos podido ir al cumplir ocho meses, así que debíamos apurarnos porque Alan y yo partiríamos al atardecer, aunque él no me había dicho nada.

Alan llegó poco después de haber guardado todo en su lugar y, como era costumbre, me llevó en su espalda hasta el auto. Iríamos a desayunar, tal como él había dicho, y luego a su apartamento. Kiona llamaría para ir al bar en el que se reunían siempre, con alguna excusa para hacerlo salir.

Todos hubieran deseado celebrar su cumpleaños a la noche, con alcohol y mucha comida, pero era todo lo que podía hacer.

El café era el mismo al que me llevaba cuando apenas se daba la tarea de conquistarme. Sonreí por los recuerdos que tenía de ahí, pero no pedí una magdalena como hubiera hecho antes. Pedí un sándwich y mi amado café, aunque Alan no se fue sin haberme comprado tres magdalenas solo para mí y para el resto del día.

Sí, el me consentía mucho más de lo que pedía que lo hiciera, pero eso me encantaba.

—A la ducha —dijo, sacando su camiseta en cuanto entró al apartamento.

—Ve tú, iré en un momento —dije, haciéndome la loca para poder tener tiempo y terminar de ultimar los detalles por el grupo.

Mientras Alan se duchaba y yo hablaba con los demás, me comí una de las magdalenas. Me di cuenta de que había salido del baño cuando tomó mi cabeza para besarla.

—Pensaba que estas muy llena para comer algo más —dijo, abriendo el refrigerador para sacar agua. Me giré en la butaca para observarlo mejor. Solo llevaba puesto un vaquero, dejando en descubierto su torso.

Alejé mi mirada de él porque no era momento de ser lujuriosa.

—No pude aguantar la tentación, amor —contesté. Me puse en puntillas para alcanzar sus labios—. Dormiré un poco ¿Sí? Estás invitado a hacerme compañía al otro lado de la cama.

Su mano libre se deslizó hasta mis nalgas, en donde dio un pequeño apretón.

—¿Solo a dormir? —Sonreí, coqueta.

—Tú eres el cumpleañero, hoy tienes la palabra. —Se rio, pero sus ojos brillaron cuando me miró.

—Hace un año estaba con tus mis ánimos por el suelo por tu decisión de no asistir a mi cumpleaños y por tu nula respuesta... Hoy te tengo conmigo y a punto unir tu vida por completo a la mía, no sé a quién debo agradecerle, pero lo hago.

Sonreí, dejando que me abrazara.

—Lo siento por...

—No te disculpes, hermosa. El año pasado lo hiciste, y también me diste una sorpresa demasiado gratificante. —Me sonrojé, sabiendo a qué se refería. Lo alejé de mí para irme a duchar y dormir un ratito antes de que Kiona llamara.

Alan no me acompañó mientras dormía, se quedó en su estudio, adelantando trabajos que su padre le había pedido para la constructora.

No demoré mucho en quedarme dormida, pero lo que no esperé fue que los sueños regresaran, pero, esta vez, no se trataba de Alan.

Todo lo que veía era oscuridad y la sombra de árboles, sin embargo, escuchaba pasos. Tuve que darme la vuelta para ver a una chica, pero sus ropas eran... viejas, antiguas y casi no podía caminar.

Su vestido estaba lleno de barro o sangre, las calles eran de roca, así que tuve que ubicarme en un tiempo que no era el mío.

Un hombre salió a su encuentro, alguien que se me hacía muy conocido, aunque estaba segura de no haberlo visto nunca. Cuando el hombre ayudó a la mujer, vi que ella estaba embarazada, y él, comprendí que la razón por la cual no la había ayudado antes era porque llevaba consigo varias cosas.

—¡Madre! —gritó él con desespero, mirando cada cierto tiempo hacia atrás. Gritaba a la nada aparentemente—. ¡Madre! —volvió a gritar, ayudando a la mujer—. ¡Por favor ayuda a tu nieto, no permitas que muera!

Me acerqué a ellos, queriendo ayudar, pero sabiendo que no podría hacerlo. Era un sueño, nada más.

—Todo estará bien, te lo prometo —le dijo él a ella, acariciándole el rostro.

Entendí que el hombre no le estaba hablando a la nada cuando un hombre salió de un campo de magia: la protección.

—¿Osas a pedirle ayuda a tu madre cuando dejaste a tu hermana en la hoguera? —reclamó el hombre. Mi cabeza conectó de inmediato la situación con un sueño pasado. El hombre, ese que estaba ahí viéndose desesperado, era mi pariente lejano. La oscuridad no me permitía verlo bien, pero no podría ser de otra manera.

—Por favor, ayudadnos —rogó, casi al borde del llanto.

El hombre, enderezándose, los miró y extendió su mano sobre ellos. En su palma relució el símbolo de los hechiceros cuando la magia salió de ella, haciendo notar, a su vez, las venas de su brazo.

—Entrad, debéis resguardaros por un tiempo.

—¿Qué habéis hecho? —preguntó la mujer. El hombre se detuvo.

—Un nuevo rostro impedirá que os reconozcan cuando volváis a salir.

Cuando abrí los ojos Alan estaba sobre mí, intentando despertarme.

—¿Qué pasa? —Lo miré sin mirarlo, aturdida, aunque la información que había obtenido no era mucha, no me gustaba que los sueños hubieran vuelto.

Negué, tragando.

—Nada, solo me asusté por verte sobre mí.

—Kiona me llamó, debo ir a su casa... ¿Te paso a dejar a tu casa? —Negué, acariciando su mejilla.

—Tengo mi auto aquí, me iré más tarde. —Suspiró, besando el dorso de mi mano.

—Te pasaré a buscar más tarde entonces ¿Bien? Te tengo una sorpresa. —Reí, sabiendo de qué se trataba, pero pretendiendo que me reía por la situación.

—Se supone que eres quien está cumpliendo años, pero eres el que me da sorpresas a mí. —Me besó castamente en los labios.

—Es una sorpresa para ti, pero un regalo para mí. Te amo, te veo más tarde.

En cuanto escuché que la puerta se cerraba me levanté. Mi cabello era un desastre, así que lo volví a mojar. Me eché un poco de maquillaje luego de haberme aplicado un poco de crema para peinar. Me vestí y salí de inmediato al bar, en donde suponía que ya debería estar Alan, aunque no fue así.

Cuando llegué la mesa en la que se solían sentar estaba llena de regalos. Ese año Alan y Kiona habían celebrado su cumpleaños aparte, por lo que aseguraba que todo lo que había en la mesa era para Alan. Yo le había dado mi regalo en cuanto despertamos, así que no, ahí no estaba el mío.

Saludé a sus amigos, a los cuales yo también apreciaba, con un abrazo a cada uno. Alan llegó justo en el momento en el que terminaba de abrazar a Paloma, con quien me llevaba mucho mejor que con cualquier otro presente, incluso Kiona.

Como estaba distraída, la explosión de las bombas de confeti me asustó; reaccioné haciéndome a un lado.

Alan se rio, yendo directo hacia mí.

—Debí sospechar que planearían algo entre todos —dijo, luego de haberme abrazado y besado para seguir agradeciéndole a sus amigos.

No pude evitar hacer una comparación entre Alan y Braham. Copito había cumplido años el día anterior y solo lo había celebrado conmigo, en la mañana, aunque se vio feliz y hasta agradecido por tenerme a mí ahí con él. No tenía amigos, ni sus padres para estar con él y festejar el día de su nacimiento, pero ese año me había tenido a mí, aunque hubiera sido por poco tiempo. Alan, por el contrario, tenía a su familia, muchos amigos y también me tenía a mí. Sus vidas eran muy diferentes, al igual que ellos dos.

Como no era una fiesta sino solo una pequeña reunión, el paso de la tarde se basó en juegos y bromas. Yo reía, pegada al lado de Alan mientras me tomaba una Coca-Cola, pero mi sonrisa se perdió cuando giré mi cabeza para mirar a Alan y mis ojos se toparon con alguien, parado en una esquina.

Mi mano de inmediato buscó la de Alan y apretó cuando los vellos de mi nuca se erizaron de temor.

—¿Qué pasa? —Miré a Alan de prisa.

—Ahí... —dije, mi voz apagándose cuando al volver a mirar y ya no había nadie. Tragué, volviendo mis ojos a mi novio. Solo tuve que hacer eso para que su ceño se frunciera y entendiera qué había visto.

El mundo, mientras había estado mirado a la figura encapuchada, pareció detenerse. Al concentrarme de nuevo en la charla la música volví a notar la música, el calor de Alan, las voces de sus amigos, pero no se iba la mala sensación.

—¿Volviste a ver a alguien? —Sin mirarlo asentí. Su brazo me rodeó y me apretó más contra él—. No te harán daño, Abril estoy seguro de que son ellos —susurró en mi oído, pero yo no podía estar segura de que fueran los hechiceros, y aunque lo fueran y me estuvieran cuidando, su presencia no podría augurar nada bueno.

Me quedé más tranquila cuando partimos al hotel a varias horas del pueblo y la ciudad. Amaba pasar tiempo con Alan, y no tengo palabras para describir la bonita escapada que él me regaló, aunque, al llegar, las cosas volvieran a dar un giro que no esperaba y tampoco deseaba.

*

Capítulo cortito y rápido porque es un capítulo de escapada.

En cuanto tenga un poco más de tiempo responderé los comentarios del capítulo anterior. No he podido revisar, pero no crean que ando ignorándolas, porque no es así.

Capítulo dedicado a Fer_sole. No sé tu nombre, me imagino que será Fer, pero aun así, mejor pongo tu usuario para evitar equivocarme. Muchas gracias por todos los votos que le has regalado a la historia y el apoyo que le has dado. Es súpermega importante y especial eso para mí.

¡Nos vemos! 

Continue Reading

You'll Also Like

11.2M 808K 189
Oliver es el joven heredero del trono, desesperado por no encontrar a su pareja eterna, decide casarse con otra mujer loba, todo cambia cuando su pad...
3.9M 220K 46
Cuando encuentras a tu hermana y al que creías era el amor de tu vida teniendo sexo, solo hay una cosa que te viene a la cabeza: Venganza. -Deberías...
241K 23.9K 48
Un cachorro adorable. Un lobo gruñón, pero con buenas intenciones. Y, una humana egocéntrica dispuesta a aprender de sus acciones. En pocas palabras...
102K 56 1
Annaiza Cooper, es una chica que como muchas personas tiene que trabajar para poder vivir, graduada de arquitectura y diseño de interiores y con una...